Ydalsi Perez Martin (CV)
ydalsi@uclv.edu.cu
RESUMEN:
El presente artículo se titula: “Las etapas del proceso de intervención en la
comunidad. Su análisis, desde la epistemología”. El objetivo central de este
trabajo es realizar un análisis, desde el punto de vista epistemológico, de las
principales dificultades que puede presentar el profesional del trabajo
comunitario en el proceso de intervención para el autodesarrollo de la comunidad
y proponer, después de realizar una revisión bibliográfica para consultar lo
planteado al respecto por varios teóricos del tema, algunas variantes para
solucionarlas. El eje central de este estudio es la influencia de la
subjetividad en la objetividad, veracidad, confiabilidad de los resultados
obtenidos, una vez aplicadas cada una de estas etapas. La finalidad de esta
investigación es ayudar a perfeccionar este proceso para lograr, que desde el
autodesarrollo comunitario, aumente el nivel de satisfacción de las demandas de
la comunidad y junto con esto que se eleve la calidad de vida de sus
protagonistas, obteniendo como resultado general el bienestar comunitario. Se
concluye que aunque la neutralidad en el investigador es imposible lograrla,
pues como sujeto que es posee una subjetividad de la cual no se puede
desprender, si se puede lograr el máximo de objetividad en los resultados
investigativos, preparando un profesional, dotado de experiencia en la actividad
y que deje a un lado sus valores, prenociones, historia de vida, juicios de
valor, prejuicios, etc. cuando crea que opacan la realidad, convirtiéndose así
en un instrumento para la ciencia.
Análisis del término. Epistemología.
El término epistemología, proviene del verbo griego epistéme ἐπιστήμη (conocimiento, logos λόγος, teoría) que significa imponerse en algo porque se está seguro, el sustantivo epistéme alude el conocimiento inquebrantable y científico desde la época del Renacimiento. Cabe señalar, que los estudios epistemológicos siempre se han realizado a partir y en el contexto de la Filosofía, de la Sociología e incluso de la política.
A diferencia de la metodología, la epistemología pone en tela de juicio el conocimiento ya aceptado como válido por la comunidad científica, desde esta perspectiva, los investigadores que se fundamentan en la epistemología cuestionan el valor exclusivo de la estadística, los datos estadísticos y de las muestras utilizadas. Se presume en las reflexiones realizadas, que la epistemología no influye en el objeto de estudio en la investigación es decir, que las técnicas y procedimientos de cada uno de los métodos para obtener el conocimiento, para organizarlo y los criterios para validarlos le es indiferente.
Esta presunción se fundamenta en el planteamiento de Miguel Martínez Migueles (2004) para quien la palabra epistéme significa firmeza, estabilidad, solidez; epi quiere decir sobre y esteme viene de la raíz sáncrita stha que significa tenerse en pie fijarse sobre, se encuentra en innumerables palabras latinas, como estar, estado, estatua, estatuto, estabilidad, constatar, contribuir, instruir, estructura, entre otras (p.227).
No obstante, se debe significar que la epistemología, ha padecido innumerables cambios a través de la historia de la humanidad, se puede asegurar, que existe una fuerza que anima la epistemología desde siempre; es el recurso de la búsqueda de la verdad como idea reguladora. La epistemología se relaciona con la manera
¿Cómo se aprenden el conocimiento?,
¿Cómo se organiza el conocimiento? y
¿Cuáles son las bases para la organización del conocimiento?
Para el mejor entendimiento de este precepto, a continuación se exponen críticamente las diferentes teorías que han prevalecido en distintas épocas, entre ellos: el enfoque hipotético deductivo (de arriba abajo), el inductivo (de abajo a arriba) y el enfoque de proyectos.
“Análisis epistemológico de las etapas del proceso de intervención en la comunidad, para el autodesarrollo comunitario”
La objetividad de los conocimientos científicos es más difícil de garantizar en las Ciencias Sociales porque la peculiaridad de los objetos de estas ciencias y los métodos que su estudio demanda hacen más difícil, en contraste con las Ciencias Naturales, la eliminación del factor subjetivo.
El trabajo social comunitario, como profesión dentro de las Ciencias Sociales, ha sido fuertemente criticado por la carga de valores, prejuicios etc., que encierra en la acción profesional en la comunidad, puesto que en esta esfera del saber social, el hombre es visto como sujeto y objeto dentro de una misma investigación.
Por ello, se pudo establecer como objetivo general: analizar, desde el punto de vista epistemológico, las etapas del proceso de intervención para el autodesarrollo comunitario, para contribuir al perfeccionamiento de éstas, en el momento de ponerlas en práctica, por el profesional del trabajo social comunitario, desde la arista del autodesarrollo.
El reflejo de la realidad en la conciencia social contiene siempre aspectos ideológicos, prejuicios, experiencias, estereotipos, valores, factores de tipo sociocultural, etc. que contaminan la verdad. Las actividades de los científicos están realmente llenas de juicios de valor subjetivos del investigador y también de las organizaciones sociales. A pesar de este elemento subjetivo, si la ciencia es honesta, quien la practica debe tratar de hacer su contenido, tan objetivo como humanamente sea posible. Puede ser que en esto no tenga un éxito total, pero por lo menos no debe inyectar deliberadamente sesgos ideológicos o de otro tipo.
En las etapas del proceso de intervención para el autodesarrollo comunitario, se evidencian problemáticas de corte epistemológico que pueden entorpecer el éxito de los objetivos que se proponen en cada uno de estos modos de intervenir en la comunidad.
La primera de ellas se denomina intercambio inicial con el sujeto necesitado de la acción profesional. Los objetivos de la misma son : conocer la percepción del sujeto demandante sobre sus características generales, los problemas que requieren solución priorizada y los escenarios particulares más afectados en el caso de las comunidades; formulación hipotética del sistema de contradicciones subyacentes a la problemática planteada por el demandante y en tercer lugar, acordar el plan inicial para la acción profesional.
En el momento de la hipotetización de las demandas están presentes estereotipos, valores, tradiciones del demandante que luego son reelaboradas para una previa presentación por el investigador que también es un hombre, con una historia vivida, un proceso de socialización que lo dotó de un conjunto de nociones que son impregnadas a su trabajo, pues es muy difícil dejar de ser un hombre para convertirse en investigador, ambas cosas estas interpenetradas. Lo importante es que el profesional sea capaz de dejar a un lado esa carga de subjetividad que posee y tratar de ser lo más neutral posible cuando deba tomar información del sujeto demandante, sin incluir juicios que entorpezcan la veracidad, confiabilidad de la información original. Todo esto también se aprecia en la segunda etapa de este proceso que ha sido designada como formulación del prediagnóstico. El objetivo central de esta etapa de trabajo es captar datos empíricos relacionados con la problemática del demandante y confrontarlos con la demanda formulada, para de esta forma contar con elementos que permitan organizar y planificar los pasos o etapas posteriores de la intervención. Uno de los métodos utilizados es la observación participante, la cual debe ir más allá de una descripción de la experiencia del mundo social. Sobre esta técnica, de manera general, Auguste Comte, desde el positivismo, planteó que la ciencia verdadera se caracteriza por el hecho de que rechaza los problemas que no se pueden confirmar ni refutar, apoyándose en la observación. Decía que para una observación exitosa se debía liberar al investigador de las interferencias de carácter no científico como las supersticiones.
Cualquier observador, en el caso de realizar la descripción de un fenómeno, traduce un conjunto de experiencias mentales relativas a las sensaciones o percepciones que se expresan a través del lenguaje observacional. Estas constituyen las interpretaciones naturales del sujeto, obtenidas en el proceso de aprendizaje de su lenguaje natural, las cuales una vez incorporadas a la cultura a la que pertenece cada individuo comienzan a formar parte del proceso correspondiente a cada generación. Tanto A. Chalmers como I. Hacking piensan que el investigador, en la realización de su tarea es un sujeto entrenado en el uso de los sentidos y en la manipulación de instrumentos de modo tal que es capaz de
Ser conciente de que asume un compromiso activo con el mundo que implica posibilidades de intervención
Jerarquizar el entrenamiento que garantice el desarrollo de su destreza
Seleccionar en base a la capacitación lograda, las percepciones que posean significatividad para cada caso
Es válido exponer aquí la reflexión de Mario Bunge. Según él, el investigador, si está ya introducido en una experiencia político-social se debe plantear el problema de cómo tratar científicamente su experiencia. Este no debe proceder por impresiones, es un sujeto concreto, determinado por su cultura, por su civilización, formación académica, debe ir a investigar libre de valores, neutro y sin prenociones de la realidad que va a observar, pero nunca hay una posición neutra porque siempre está permeada por la subjetividad del investigador.
Al respecto existen dos posiciones complementarias. Herbert Spencer plantea que la ciencia de la sociedad entraña auto observación y estudio de colectividades de las cuales el espectador es parte, esto, por supuesto, no es enteramente un impedimento para la comprensión de la realidad. Weber defiende la faceta subjetiva de la conducta social pues, según él, le permite al investigador comprender a los protagonistas de cada investigación, poniéndose el profesional en el lugar de estos, de forma tal que teniendo en cuenta que todos poseen la condición de hombres, sin importar la distancia temporal o cultural que los separe, posibilita la interpretación satisfactoria de las motivaciones, anhelos e ideas de el hombre- objeto.
Una solución a esta problemática epistemológica podría ser confrontar los datos empíricos obtenidos con los referentes teóricos de partida y publicar, consultar, debatir la información recopilada ante un grupo de investigadores e investigados, según sea prudente, dado el caso a tratar, para que pase por la crítica grupal, utilizada aquí como un filtro por el que brote el extracto de los resultados investigativos, de la manera más objetiva posible.
Además, Émile Durhkeim afirmó que la primera regla que debe asegurar el enfoque objetivo de la realidad social es hay que considerar los hechos sociales como cosas, cuya naturaleza es imposible modificar a voluntad. Exigía expulsar de las ciencias las ideas confusas, prejuicios y emociones para evitar las prenociones que desfiguran el aspecto de las cosas.
Como los hechos sociales son colectivos, objetivos, generales y externos a la conciencia del hombre, sin obviar especificidades que se destaquen en determinadas comunidades pero vinculadas a lo universal, desde el punto de vista teórico, éstos se pueden clasificar, analizar estadísticamente, presentar gráficamente, coleccionar en inventarios o almacenarlos. Esto le posibilita medir la confiabilidad de la información recopilada y procesada, demostrar o justificar determinados datos o procedimientos en la investigación.
Algunos de los retos epistémicos que posee la intervención comunitaria, que pueden ser vistos como otras vías de solución a este problema que se viene tratando, son:
Asunción de una concepción dialéctico-materialista, resaltando la utilización del condicionamiento histórico de cualquier fenómeno comunitario, para que este sea analizado desde cualquier postura, logrando la cientificidad posible.
Superación crítica del positivismo.
Transposición de las barreras epistemofílicas.
Trascender identitario: el investigador debe ir más allá de las ideas que posean los actores comunitarios del problema que posean, a partir de la experiencia acumulada y del análisis científico de la información recopilada para desechar lo que no sea válido para el éxito del trabajo.
Comprensión de la universalidad del especio comunitario, algo que fue tratado anteriormente.
La tercera etapa es el proceso en sí de diagnóstico y búsqueda de soluciones. Como su nombre lo indica, los objetivos fundamentales de la misma son realizar el diagnóstico de la problemática a resolver por parte del demandante y facilitar el proceso que de lugar a soluciones. Es necesario que el investigador sea capaz de detectar las verdaderas demandas de la comunidad en cuestión a través de la conciencia crítica, que es una parte integrante de la conciencia científica, que evita las distorsiones e interpretaciones falsas de la realidad y de provocar la reflexión con los protagonistas comunitarios de las problemáticas que le están afectando pero que no han definido, pues no poseen visión interpretativa de los fenómenos en los que se encuentran envueltos, los cuales les afectan, pues por esto es que solicitan ayuda especializada.
Pero el profesional debe lograr, como uno de sus objetivos, desarrollar la capacidad de autocrítica entre los actores comunitarios, ya que ese es unos de los postulados del trabajo comunitario, lograr que sean los mismos pobladores los protagonistas de las soluciones a sus problemáticas y el primer paso es tener conciencia de que poseen un problema, conocer de que tipo es, hasta que punto les afectan y proponer vías de soluciones desde el mismo espacio de la comunidad, en la medida que sea posible, pues en algunos casos, varias de estas interrogantes demandan las indicaciones profesionales, técnicas y materiales de algunas instituciones.
La cuarta etapa del proceso de intervención es la evaluación. Evaluar es contrastar en un proceso sistemáticamente lo que va ocurriendo a partir del punto de partida y los objetivos. La evaluación es un hecho educativo pues debe permitir a todos los participantes del proceso apropiarse colectivamente de los resultados. Ella puede tener carácter cuantitativo o cualitativo. Es una manera de comprobar el efecto transformador de la estrategia empleada, para entonces, mejorar los métodos y técnicas empleadas, para modificarlas con vistas a lograr óptimos resultados profesionales y la satisfacción de las demandas de la comunidad tratada, para contribuir al bienestar y a la salud comunitaria.
La evaluación tiene que ser tanto individual como colectiva, debe ser y permitir tanto la crítica como la autocrítica, debe ser participativa, permanente, sencilla, debe aportar pistas para el trabajo futuro, tomar en cuenta que no es un hecho neutro sino que está en función del principio del autodesarrollo y emancipación humana , su objetividad la otorga el referencial teórico de partida, debe partir de un adecuado criterio de selección y formulación de indicadores así como de los instrumentos para su medición (indicadores de autodesarrollo), evaluar precisa de un registro, tener en cuenta el balance entre los resultados de autodesarrollo como práctica y el desarrollo de la ciencia.
La quinta y última etapa del proceso de intervención en trabajo social es la sistematización. Sistematizar es una mirada crítica sobre las experiencias y procesos vinculados a la acción profesional de intervención. Es una primera teorización sobre las experiencias, en las que se les cuestiona, se les ubica, se les relaciona entre sí permitiendo un análisis más profundo en términos de continuidad.
Se sistematiza el diseño y ejecución de los programas de intervención, la eficacia y utilización de las técnicas, el papel de la coordinación, los resultados prácticos obtenidos con la aplicación de las metodologías, el proceso vivido por los grupos de coordinadores y demandantes, la experiencia de otros compañeros, las fallas, avances y limitaciones, para someter a prueba en el tiempo y perfeccionar tanto el tipo de metodología como los referentes teóricos con que se trabaja, para buscar la eficiencia del trabajo, en talleres por medio de grupos de control, a través de la revisión de evaluaciones parciales, a través de las memorias de cada actividad.
Para todas las etapas del proceso de intervención comunitaria, antes expuestas, son válidos las interpretaciones que al respecto emitieron varios estudiosos del tema . Wilfredo Pareto, decía que los elementos éticos y axiológicos en la teoría siempre conducen a la tergiversación y falsificación de los hechos y por eso deben ser eliminados. La verdad en sí es neutral y descubre su calidad social solo cuando se aplica para conseguir determinados fines. Creía que por el contenido todas las teorías sociales son igualmente falsas, limitadas, deformadas. Exigía renunciar a los conceptos de “absoluto “y “necesario” porque encierran un contenido apriorístico, indicios de la metafísica y la teología. Ocupó la posición de la independencia frente a los valores.
Rickert considera los valores y su jerarquía como algo suprahistórico, mientras Weber interpreta el valor como un planteamiento de tal o cual época histórica, como la orientación de interés inherente a la época. En la teoría de Rickert los valores radicaban en la realidad suprahistórica, en el sujeto trascendental.
Weber planteó que los valores son las expresiones de los planteamientos comunes de su tiempo, por tanto cada tiempo posee su absoluto. De este modo, lo absoluto resulta ser histórico y por ende, relativo.
Según Fernandinand Tönnies, cualquier actividad espiritual, siendo humana, está marcada por la participación del pensamiento, que contiene la voluntad. Creía que la deducción formal, no abrumada por intereses e inclinaciones de los individuos, ni por la codicia y los objetivos de grupos y clases, de distintas formas de conducta social, permitirá alcanzar el conocimiento social omnilateral y universal.
En fin, después de este análisis y la reflexión realizada de los teóricos mencionados se puede concluir que:
No se logra la acción del profesional del trabajo social comunitario de manera neutral, puesto que el investigador es un sujeto permeado de experiencias, de una historia vivida, de prenociones y juicios elaborados y adquiridos mediante su proceso de socialización, que le imponen un matiz personal a su investigación, es decir, su subjetividad siempre va a estar presente.
El investigador logra el máximo de objetividad posible en su intervención comunitaria si pone a un lado los sesgos de cualquier tipo, los valores, prenociones etc. que posee y se convierte en un instrumento de la ciencia que representa , con el compromiso, la responsabilidad y la seriedad que esto requiere.
Para lograr óptimos resultados en la comunidad estudiada, después de la aplicación de las etapas del proceso de intervención para el autodesarrollo comunitario, el sujeto de la investigación, que las llevará a cabo, debe estar dotado de preparación especializada y experiencia en la actividad.
La subjetividad es una categoría que en la intervención para el autodesarrollo comunitario entorpece la investigación pues provoca que el profesional, si no sabe superarla, distorsione con sus nociones, la realidad estudiada, pero también facilita el proceso mencionado pues el investigador, como es un sujeto, puede comprender mejor al objeto, por estar ambos en la misma condición, aunque presentes historias de vida diferentes.
BIBLIOGRAFIA:
Alonso Freyre, Joaquín y colectivo: El Autodesarrollo Comunitario. Crítica a las mediaciones sociales recurrentes para la emancipación humana. Centro de estudios comunitarios. Universidad Central ¨Marta Abreu¨ de Las Villas. Editorial Feijóo, Santa Clara, 2004.
Bunge, Mario. Crisis y reconstrucción de la filosofía. Editorial Gedisa, Barcelona, 2002.
Muñoz Gutiérrez, Teresa y colectivo: Selección de lecturas sobre Sociología y Trabajo social.
Proveyer Cervantes, Clotilde y colectivo: Selección de lecturas sobre Trabajo social comunitario.
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