Leticia Varela Salas (CV)
José Rafael Baca Pumarejo
lvare_2000@yahoo.com.mx
Resumen.
El artículo aborda el tema crucial de la gestión y generación del conocimiento en sus procesos y etapas para hacer transitar las sociedades de información hacia sociedades del conocimiento.
En un contexto donde ninguna de las transacciones económicas llevadas a cabo por los países y comunidades es ajena a la globalización, este tema reviste especial importancia.
La forma en que la apertura de los mercados orilla a las naciones a interactuar con las demás, evidencia que llevan ventaja en este proceso aquellas que sus avances en desarrollo humano, social, y tecnológico detonan el desarrollo del conocimiento, un elemento que las hace más fuertes y más prósperas en todos los frentes de su vida económica. Por eso en este siglo XXI el reto es ser partícipes de esta gran ola de cambio para hacer que las condiciones, variables y factores favorezcan la creación, la gestión y el desarrollo y aplicación del conocimiento a favor del bienestar y progreso de las comunidades que lo hacen posible.
En esta visión el artículo explora y describe los trascendentes procesos para hacer que el conocimiento se multiplique y sea una herramienta que potencie la competitividad de las comunidades a través de la integración de los actores esenciales para que se detone el ciclo virtuoso que representa la vinculación academia-profesionales-sector productivo y que este permita enfocar y canalizar el valor agregado de conocimientos, para aplicarse en más bienes y servicios que elevan el nivel de vida de los ciudadanos.
Subraya que este proceso básico depende del fortalecimiento y desarrollo de la educación superior a través de la cual se afianzará el capital humano que consolide y maneje las células productoras del conocimiento
Expone las teorías de autores contemporáneos y de vanguardia cuyos modelos sirven para estructurar el funcionamiento de las nuevas organizaciones llamadas Inteligentes donde se crea, genera y se aplica el conocimiento a través de un sistema que identifica las etapas esenciales de su producción, tratamiento y compartición en la organización entera. Habla de la formación de redes a través del agrupamiento de estas organizaciones y de alianzas estratégicas que complementan esfuerzos y hallazgos.
Reconoce que para lograr este objetivo se habrán de esquivar varios obstáculos porque la equidad, la inclusión y la transparencia son asignaturas pendientes que abundan en la arena de los países en desarrollo, por lo que se habrán de promover las condiciones que hagan accesible la educación superior a través de apoyos a los que menos tienen y el fomento de mecanismos de financiamiento diversificados para multiplicar el acceso a cada vez mayores capas de población.
En un tiempo en donde la vigencia y el futuro de un país depende de la mejor manera en que la transformación y transición hacia la sociedad del conocimiento ocurra, este artículo aspira a coadyuvar a realizar una reflexión seria, acerca de un proceso que de no llevarse a cabo, se arriesgaría la existencia, integridad, la prosperidad, la competitividad y por lo tanto la independencia y soberanía de los países y comunidades.
Palabras clave:
Sociedad del conocimiento, capital humano, competitividad, gestión del
conocimiento, redes de conocimiento, innovación, transferencia de tecnología.
Introducción
El desarrollo tecnológico de las últimas décadas y la cada vez mayor concentración de las actividades productivas con un alto contenido tecnológico en el sector terciario y en la producción de bienes y servicios, han implicado una profunda transformación para la sociedad. Apenas hace algunos años se consideraba a la sociedad inmersa en un proceso de transformación profunda en el que las tecnologías de la información y la comunicación alterarían la manera tradicional de entender y operar el mundo, hoy en día cuando la misma y vertiginosa dinámica de la globalización ha evidenciado que esta profecía se ha cumplido, y hoy se habla no solo de la sociedad de la información sino de la nueva economía, la economía del conocimiento y por consiguiente de la sociedad del conocimiento.
En este ensayo se describen las formas de gestión y producción del conocimiento, de la innovación y de la transferencia de tecnología en las empresas que operan en una economía basada en el conocimiento; también se abordan el diseño de las nuevas organizaciones que aprenden y el manejo de los conocimientos codificados y los conocimientos tácitos; y además se incluyen las redes organizacionales, los clústeres y las alianzas estratégicas implicadas en la producción, transmisión y transferencia de conocimiento.
El presente trabajo se organiza en tres apartados; en el primero, denominado implicaciones de una economía y una sociedad basadas en el conocimiento se describe su origen, así como su repercusión en los elementos, variables y resultados que se generan en las organizaciones que le dan especial prioridad al conocimiento.
En el apartado segundo se ventilan las organizaciones que aprenden y las redes de conocimiento, enfatizando su capacidad para crear, desarrollar y difundir el conocimiento lo que les permite ser competitivas e innovadoras.
El tercer apartado describe el diseño de los dispositivos estratégicos y estructurales necesarios para la gestión y operación de los conocimientos codificados y tácitos.
Implicaciones de una economía y una sociedad basadas en el conocimiento
De la transición de la fase industrial a la posindustrial del capitalismo se han originado cambios en el ambiente económico, político, social y cultural, de forma global. En el ámbito económico, la producción de bienes pierde importancia en la estructura económica a favor del sector servicios, así como el mercado de productos, ante los mercados globalizados de divisas, finanzas y capitales. Las estructuras ocupacionales sufren un cambio radical por la aparición creciente de las categorías profesionales altamente cualificadas y la disminución de las menos cualificadas. Las empresas se ven en la necesidad de introducir sistemas adecuados de gestión del conocimiento y de adaptar sus estructuras organizativas a otras más flexibles (Askenazy:s/f) y de gestión para hacer frente a los cambios.
En el ámbito político de acuerdo con Willke (1998 en Krügen, 2006) las decisiones políticas requieren cada vez más de la legitimación. Por otra parte los márgenes de decisión han disminuido manifestándose, por una parte en la capacidad del sistema político para gestionar procesos sociales y por la otra el sistema económico depende menos de las decisiones políticas debido a la globalización de los procesos económicos.
En el ámbito social se observa que los cambios en la estructura ocupacional han generado un impulso a la educación, reflejándose en un nivel de educación más alto de la población. Las universidades dejan de ser instituciones de educación superior elitista para convertirse en instituciones de educación superior masificada.
Y en el ámbito cultural el uso de las nuevas tecnologías de información y comunicación y los avances de las tecnologías de tráfico, indican cambios en los procesos culturales y las interacciones sociales.
Es en estas condiciones, en donde se gesta la nueva economía, que en palabras de Didriksson (2006:1) se describe:
“el proceso de relaciones económicas globales (o locales) que ocurre de forma desigual y contradictoria a nivel internacional, y que se caracteriza por estar sustentado en el uso extensivo e intensivo de nuevas tecnologías, aprendizajes y conocimientos organizados o aplicados en los sistemas de informatización y de las telecomunicaciones, de la biotecnología y de las ciencias genómicas, entre otras innovaciones, y que empieza a tomar forma bajo la forma de un nuevo Modo (articulado económico, político y socio institucional) de Producción de Conocimientos”.
A esa nueva economía que toma forma en un nuevo modo de producción de conocimiento se denomina economía del conocimiento, sustentada ya no en las funciones de producción tradicionales: trabajo, capital, materiales y energía, sino en el capital intangible que a través de un cambio tecnológico aumenta la capacidad productiva de las demás funciones. La nueva teoría de crecimiento intenta explicar la relación que existe entre conocimiento- tecnología y productividad-crecimiento económico (OCDE, 1999).
Esta teoría sostiene de acuerdo con la OCDE (1999) que el conocimiento puede aumentar la rentabilidad de las inversiones y a la vez acumular conocimiento, mediante métodos más eficaces de organización de la producción, así como nuevos y mejorados productos y servicios; a través de la educación y entrenamiento de la fuerza de trabajo, la inversión en investigación y desarrollo y la creación de nuevas estructuras de gestión y organización del trabajo.
Su efectividad como estrategia para influir en el crecimiento económico y la productividad queda comprobada por los estudios realizados por la OCDE (1999:9-10) en las economías de los países que pertenecen a ella en las que se observa que “el 50% del PIB está basado en el conocimiento, sus gastos en investigación han alcanzado el 2.3%, en educación y formación el 12% del gasto público; y en Alemania y Austria el 2.5% en aprendizaje y formación en escuelas-empresas”.
¿Qué se entiende por economía del conocimiento? Hirst (2000:14) sostiene que es un “sistema en el que el procesamiento de la información se ha convertido en la característica principal en la mayoría de los sectores, y específicamente en donde se ha dado un importante cambio en los mercados: de bienes materiales hacia los de información”. Por otra parte, la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE) menciona en un estudio del Banco Mundial (2003:11) que “el término economía del conocimiento se usa para dibujar la atención a la importancia del conocimiento en todas las actividades económicas”.
De las ideas expresadas se deduce que Hirst enfatiza sobre el término de información, mientras que el Banco Mundial lo hace sobre el conocimiento, diferencia que se explica a continuación. La existencia de la tecnología de la información da lugar a la codificación de determinados tipos de conocimiento. Todos los conocimientos que pueden ser codificados y convertidos en información pueden ser transmitidos a grandes distancias con muy pocos gastos. El aumento en la codificación del conocimiento es lo que ha dado lugar a la sociedad de la información; en la que muy pronto los trabajos serán la producción, manipulación y distribución de información o conocimiento codificado. La economía del conocimiento se caracteriza más por la necesidad de aprendizaje continuo de la información y de la codificación de las competencias para el uso de la información. Aunque la economía del conocimiento se ve afectada por la tecnología de la información no es sinónimo de la sociedad de la información.
En este contexto la sociedad ha tenido que desarrollar la capacidad para producir, seleccionar, adaptar, usar y comercializar el conocimiento para lograr el crecimiento económico sostenido y mejorar los estándares de vida de la población. El resultado es el surgimiento de la sociedad del conocimiento.
Se denomina sociedades del conocimiento a los países que han alcanzado un mayor desarrollo económico o industrial y cuya característica principal es otorgarle al conocimiento y a la información un gran valor; a tal grado que se les considera los motores del crecimiento. Por tanto estas sociedades se caracterizan por la introducción de nuevas tecnologías de la información y la comunicación en todos los ámbitos de la vida.
Esta idea del Banco Mundial respecto a lo que es la sociedad del conocimiento es profundizada por la UNESCO que la considera como una sociedad capaz de articular las diferentes formas de conocimientos que posee, con nuevas formas de elaboración, adquisición y difusión del saber, valorizadas por la economía del conocimiento. Saber que debe ser compartido por todos sus miembros promoviendo entre ellos lazos de solidaridad. A diferencia de la sociedad de la información posee dimensiones sociales, éticas y políticas; por lo que la UNESCO (2005:29) estima que su edificación es la que “abre camino a la humanización del proceso de mundialización”.
Sus dimensiones sociales reconocen la importancia de uno de sus elementos centrales: el enfoque de desarrollo humano y la autonomía que permite poner en práctica los derechos universales y las libertades fundamentales, mejorando la eficacia de las políticas de desarrollo y la lucha contra la pobreza.
El derecho a la libertad de expresión es de vital importancia en la construcción de una sociedad del conocimiento porque como lo señala la UNESCO (2005:30) “Todo individuo tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas sin limitaciones de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Tomando lo anterior en consideración todo individuo puede en primera instancia tener acceso a la información y en segundo a convertirlo en conocimiento y una vez que lo ha logrado difundirlo. Todo con la ayuda de las tecnologías de comunicación.
Sin embargo en la construcción de la sociedad del conocimiento es necesario enfrentarse a la brecha digital que señala la UNESCO (2005:31) al referirse a que “hoy en día, solamente el 11% de la población mundial tiene acceso a Internet. El 90% de las personas “conectadas” viven en los países industrializados: 30% en América del Norte, 30% en Europa y 30% en Asia y el Pacífico”. En este proceso influyen una serie de factores de acuerdo con los estudios de la UNESCO (2005), de los cuales destacan los siguientes: los recursos económicos y el empleo, que hacen difícil la adquisición de computadoras y el acceso a las telecomunicaciones, lo que también dificulta la geografía; también está la edad de los usuarios que en su mayoría son jóvenes lo que no les permite pagar los servicios o adquirir una computadora; el género debido a que en los países en vías de desarrollo, una de cada dos mujeres son analfabetas lo que les impide hacer uso de las computadoras e Internet; además el idioma en el que son administrados tanto la información como las telecomunicaciones es el inglés y las personas carecen de dominio de éste. Para reducir esa brecha digital se deben combinar las nuevas tecnologías: telefonía móvil, el Internet, la telecomunicación con aquellas clásicas que permiten los medios de comunicación masiva como la prensa, la televisión, y la radio. Acaso una vez cerrada esta brecha ¿será fácil la construcción de la sociedad del conocimiento?
La respuesta es no, porque surge un nuevo reto que se tiene que vencer: la brecha cognitiva o brecha del conocimiento. Para hacerle frente se requiere la formación en las nuevas técnicas de información y comunicación, que a su vez exigen un alto nivel de educación, el conocimiento del inglés y el desarrollo de habilidades para navegar en el ciberespacio en búsqueda de la información (UNESCO, 2005:106). Por lo anterior se debe poner atención en la formación de los profesores que harán posible el desarrollo de las habilidades antes mencionadas y que son necesarias para alcanzar los objetivos de una educación para todos.
En esta tarea se habrá de poner especial atención al papel que juega la investigación, actividad por excelencia generadora del conocimiento y al uso que se le dará al mismo de tal manera que se garantice que el mismo sea el adecuado, pero además que se difunda a través de publicaciones que den a conocer públicamente los resultados de las investigaciones, para que todos tengan acceso a él.
La sociedad del conocimiento impactará la geopolítica del siglo XXI. El conocimiento y la información se convertirán en un factor estratégico que cada país usará para impulsar su desarrollo. Los países lucharán por disponer de recursos cognitivos como elemento político fundamental. De acuerdo con la UNESCO (2005:176) “Se ha visto que el conocimiento es también la clave de una concepción amplia del desarrollo, ya se trate del desarrollo humano o del desarrollo sostenible. El auge de las sociedades del conocimiento a nivel mundial representaría, por lo tanto, una oportunidad única para que los países menos adelantados recuperasen su retraso con respecto a los industrializados, aprovechando la difusión generalizada del saber. Pero y ¿cómo contribuye la educación superior en esta sociedad del conocimiento?
La educación superior contribuye a formar profesionales a los que Reich (en Blacker, 1999:1027) llama analistas simbólicos, dentro de las habilidades se encuentra la identificación y solución de problemas, así como la habilidad para actuar como intermediario entre la generación del conocimiento y su aplicación a través de la academia-empresa.
Además deben ser responsables de la gestión de la economía y del sector público a través de sus actividades académicas y de investigación generando así un sistema nacional de innovación para que el conocimiento científico y tecnológico produzca sus mayores beneficios, a través de sus diversos elementos tales como: las organizaciones productoras en el sistema de educación y capacitación; un marco macroeconómico incluyendo las políticas para difundir la tecnología; compañías innovadoras y redes de empresas; infraestructura de comunicación adecuada y acceso a la base de conocimiento global.
De las organizaciones que aprenden a las redes de conocimiento.
Es ese marco macroeconómico que influye en las organizaciones, el paso de la producción industrial a los servicios y de la mecanización a la automatización computarizada basada en la tecnología de la información, ha ocasionado que sufran modificaciones dando lugar a nuevas formas organizacionales (Heydebrand, 1989).
Una forma organizacional es aquella organización laboral en la que se agrupan alrededor de la categoría de fuerza humana seis dimensiones: tamaño de la fuerza de trabajo, objeto de trabajo, medios de trabajo, división del trabajo, control de trabajo, y propiedad y control (Heydebrand, 1989). Del comportamiento de estas dimensiones surgirán las distintas formas, así como también la manera de administrarlas (Heydebrand, 1989:29) para que sean más competitivas en el actual entorno turbulento.
Uno de los elementos clave de la competitividad es el conocimiento, considerado por Drucker, Quinn, Reich (en Lam:2000) como un recurso crítico de la economía y de las organizaciones. Para Muller (1999) los cambios tecnológicos impulsan el incremento de la base del conocimiento en función de los flujos de comunicación e información. Por lo tanto estas se diseñan para manejar esos flujos de ideas e información que contribuye a que cada empleado se convierta en un experto en una o varias tareas conceptuales a través de las cuales sea capaz de identificar y resolver problemas permitiendo que la organización experimente, mejore e incremente su capacidad continuamente (Nonaka, 1999). Surgiendo así las organizaciones que aprenden también denominadas organizaciones inteligentes porque han desarrollado su capacidad para crear, desarrollar, difundir el conocimiento lo que les permite ser competitivas e innovadoras (Palacios, 2000).
Para Crossan (1999:532) “El aprendizaje organizacional es un proceso dinámico” porque se va de la asimilación del nuevo aprendizaje hacia la explotación de lo aprendido pasando, de las nuevas ideas y acciones derivadas de la persona al grupo hasta llegar al nivel organizacional. Al mismo tiempo lo que se aprende se retroalimenta de la organización a niveles de grupo e individuo afectando al individuo en su forma de pensar y actuar. Todo ello como lo señala Crossan (1999) a través de subprocesos de aprendizaje: intuición, interpretación, internacionalización e institucionalización.
A continuación se describen brevemente. La Intuición es el reconocimiento preconcebido del modelo y/o posiblemente inherente en una persona común con experiencia (Weick en Crossan, 1999). Interpretar es explicar a través de palabras o acciones. Integración es el proceso de desenvolvimiento compartido entre individuos y de acciones coordinadas a través de ajustes mutuos. Institucionalización, es el proceso en que se fija el aprendizaje ocurrido en individuos o grupos dentro de la organización, eso incluye sistemas, estructuras, procedimientos y estrategias.
En este mismo orden de ideas Nonaka (1999) menciona que la transformación se da de manera interactiva y en espiral entre el conocimiento tácito y el explícito de lo que resulta: la socialización (tácito a tácito), exteriorización (tácito a explícito), combinación (explícito a explícito) e interiorización (explícito a tácito).
En la organización que aprende, la unidad básica son los equipos multifuncionales. La gente trabaja en equipo para identificar necesidades y resolver problemas. Los líderes nacen con curiosidad y experimentan gusto por aprender, de modo que luchan por desarrollar esta motivación y curiosidad intrínsecas, que pueden llevar a un mejor desempeño.
En este tipo de organizaciones se invierte considerablemente en capacitación, lo que proporciona abundantes oportunidades de aprendizaje para todo mundo. Capacitar a los trabajadores para que comprendan el negocio y darles el poder de tomar decisiones basadas en lo que saben, ayuda a crear sentido de propiedad y orgullo entre ellos. Pero, ¿cómo se crean esas oportunidades de aprendizaje para crear el conocimiento, distribuirlo y usarlo para hacer que la organización sea más competitiva?
Esta pregunta nos lleva hacia el concepto gestión del conocimiento que consiste en la gestión de los activos intangibles que generan valor para la organización. La mayoría de esos intangibles tienen que ver con procesos relacionados de una u otra forma con la captación, estructuración y transmisión de conocimiento. En esta línea de pensamiento Creech (2001:3) la define como “la manera efectiva de vincular a los que saben con los que necesitan saber, y la conversión del conocimiento personal e individual en conocimiento de la organización”.
Una vez que es comprendida esta acción surgen nuevas inquietudes ¿cómo se pueden conectar los sistemas de conocimiento interno de la organización con los sistemas de otras organizaciones para usarlos en la tarea de la administración de lo que se sabe?; así como también para crear y compartir los conocimientos que se generen y lo que es más importante ponerlos en acción. La solución se encuentra en la creación de las redes de conocimiento.
Las redes de conocimiento son entramados de sistemas colaborativos de interacciones entre pares cuyo objetivo es la construcción y difusión del conocimiento. Según Clark (en Creech 2001:1) son una “combinación de las personas [y organizaciones], generalmente dispersas en una serie de lugares geográficamente separados, vinculados con las tecnologías de la comunicación”.
La importancia de las redes según Creech (2001) radica en su potencial para lograr una masa crítica de conocimientos que cada una de las instituciones pueden aportar en la elaboración de políticas. Objetivo que puede alcanzar mediante la implantación del tipo de red que más le convenga. Creech (2001) presenta una tipología de redes de conocimiento que puede ser utilizada al interior de la organización o en el contexto externo.
Redes de gestión del conocimiento interno son utilizadas para maximizar la aplicación del conocimiento individual en la consecución de los objetivos de la organización. Su evolución depende del mapeo temático de las experiencias dentro de la organización y de la creación de un ambiente adecuado para compartir el conocimiento.
Alianzas estratégicas se establecen a largo plazo para obtener una ventaja competitiva significativa y reforzar su posición en el mercado.
Comunidades de prácticas en la que se reúnen dos o más personas con la intención de compartir sus conocimientos a cambio de obtener experiencias de otros a través de espacios de conversación e intercambio de información de interés para ambas partes.
Redes de expertos reúnen mediante invitación a expertos reconocidos en algún campo específico del conocimiento con la intención de desarrollar algún proyecto en común.
Redes de información da acceso a la información ordenada por contenido temático, proporcionada por los miembros, de manera electrónica.
Redes de conocimiento formales están constituidas por grupos de expertos que trabajan juntos con la finalidad de fortalecer a los demás y a la investigación, la capacidad de comunicación, el intercambio de conocimiento y el desarrollo de soluciones que satisfagan las necesidades de los destinatarios de la toma de decisiones en los planos nacional e internacional.
A continuación se enumeran las etapas para el establecimiento de una red formal Creech (2001b:2):
“1. La formación de las relaciones (la elección de los socios).
2. La organización de las relaciones (la determinación de lo que los socios van a hacer, y cómo lo harán).
3. La formalización de relaciones (la codificación de la red de gobierno).
4. La institucionalización de las relaciones (la gestión de la alineación entre el interior de las organizaciones y las redes a la que pertenece).”
Para que la red rinda sus mejores frutos, que le permita a la organización ser competitiva, según Zack (en Creech (2001) la organización requiere poner en práctica la eficiencia en la creación, ubicación, captura y en la acción de compartir sus conocimientos y experiencia. This increasingly requires making the organization's knowledge explicit and recording it for easier distribution and reuse. Esto exige cada vez más la organización del conocimiento explícito y para facilitar su fácil almacenaje, distribución y reutilización.
Creech (2001) considera queThis article provides a framework for configuring a firm’s organizational and technical resources and capabilities to leverage its codified knowledge. el éxito de redes de conocimiento también debe ser medido, por ejemplo, en el fortalecimiento de la capacidad de las organizaciones asociadas a la investigación y las comunicaciones, por la calidad del trabajo en la sistematización de la investigación, la red influye en los procesos de toma de decisión, su rendimiento operativo; así como el impacto de los resultados de sus estrategias de comunicación en las otras organizaciones que constituyen dicha red.
Se sabe que la creación del conocimiento es inherente al dinamismo de los procesos de la empresa, es un fluido continuo que recorre la organización entera, la cuestión es cómo hacer para que este activo incorpore valor a la empresa?
La respuesta es a través de la gestión, esto implica que se habrá de capturar, registrar, transferir y desarrollar desde los trabajadores y desde los procesos (organización, metodologías, normativas, etc.) a una Memoria Corporativa, accesible al resto las personas y áreas de trabajo de la empresa.
En una organización es muy importante el conocimiento para tomar decisiones correctas que lleven a la empresa a la competitividad, pero entonces ¿contradecimos lo que Albert Einstein señala? “la imaginación es más importante que el conocimiento” (en Tiwana, 1999:124). A mi ver no porque considero que Einstein al referirse a la imaginación apunta hacia las ideas del sujeto que reflejan el futuro e implica además creatividad.
De alguna manera esas ideas están fundadas en sus experiencias que forman parte de su conocimiento tácito y que apoyadas en ciertos conocimientos explícitos que este posee, o puede hacerse de ellos, se combinan para dar lugar a dichas ideas que porque no decirlo, pueden ser innovadoras.
El conocimiento de los miembros respecto al entorno, así como el que cada persona lleva consigo a la organización; al conjugarse y ponerse en práctica da lugar a un bien o servicio. Pero esto no surge por arte de magia detrás de ello hay muchas horas de trabajo invertidas por los trabajadores del conocimiento.
Una de las primeras tareas que se realizan en un negocio es la formulación de su estrategia que lo orientará a largo plazo. Para ello se requiere de conocimientos tanto internos como externos que le den un sustento sólido a la estrategia, pero además ayudará a reducir la incertidumbre. Si esto se cumple el negocio será competitivo. Con esto se corrobora la frase “el conocimiento es poder”.
El negocio puede poseer el poder que le confiere el conocimiento si es capaz de articular, diagnosticar y validar un acoplamiento entre la estrategia y la gestión del conocimiento. Parece una tarea titánica y ¡vaya que sí lo es! Porque inicia con el diagnóstico del conocimiento para saber qué conocimientos se poseen tanto del interior como del exterior apoyándose en una herramienta de análisis SWOT. A través de ella se identifican debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades, creándose mapas de conocimiento. No se debe pasar por alto el análisis de las lagunas de conocimiento y su relación con las brechas estratégicas. Como lo señala Tiwana (1999:130):
“la brecha entre lo que está haciendo su compañía y lo que debería de hacer, representa el vació estratégico. Igualmente, la del conocimiento de su compañía es representada por lo que su compañía debería saber y lo qué realmente sabe como soporte de su competitividad.
Estas dos brechas deben ser rellenadas, en un frente las brechas existentes del saber, y en otro las brechas del dinamismo y acciones de la empresa; en el primero, se encuentra la estrategia de la gestión del conocimiento, que es el propio conocimiento implícito en su compañía”.
Los mapas del conocimiento se consideran como una herramienta útil en la gestión del conocimiento porque a través de ellos se identifica el conocimiento del negocio que posteriormente se gestionará.
La articulación del acoplamiento entre la estrategia y el conocimiento de una compañía requiere identificar el conocimiento que permita ejecutarla. Por lo que se tiene que buscar en los activos reales del propio conocimiento de los trabajadores.
El diseño de los dispositivos estratégicos y estructurales en la gestión y operación de conocimientos codificados y tácitos
Antes de diseñar los dispositivos se describe la situación actual de los profesionales y académicos como generadores del conocimiento para enriquecer la ciencia organizacional que nutrirá con conocimiento codificado a las organizaciones para su mejor desempeño; así como de las organizaciones y de la industria- academia.
En la actualidad tanto los profesionales, los académicos, las organizaciones y el binomio industria-academia, se enfrentan a presiones sobre su desempeño, problemas de financiación, se les demanda crear su propio staff de investigación para abatir costos y además afrontan la necesidad de producir conocimiento con valor comercial, según Abrahamson, 1996; Micklethwait y Wooldridge, 1996; Pfeffer y Sutton, 2000, en opinión de Cohen, Florida, Randazzese, y Walsh, 1998; Powell y Owen-Smith, 1998 según Cohen, et. al., 1998 (en Rynes, 2001) como producto de la globalización. Pero lo más drástico es que a los profesionales y los académicos los separa una brecha que origina una “crisis en el campo de la ciencia organizacional cuyo síntoma es la creación de métodos y técnicas sofisticados para incrementar su uso en la solución de problemas prácticos” (Susman y Evered, en Rynes, 2001: 340).
La solución para solucionar esta situación es que ambos interactúen. Los profesionales convirtiéndose en fuente de simulación de problemas comunicando el resultado del desarrollo de sus estrategias y prácticas Abramamson, Bohen (en Rynes, 2001), para que los académicos a través de la investigación den lugar a nuevos descubrimientos que posteriormente comuniquen a los profesionales para que este los valide en la práctica.
En relación a la pregunta ¿cómo se crea el conocimiento? se explica a través de la teoría de creación del conocimiento de Nonaka (1999) quien reconoce dos tipos de conocimiento el tácito y el explícito el cual puede convertirse de tácito a tácito a través de la socialización, de tácito a explícito mediante la externalización, de explícito a tácito cuando ocurre la interiorización, y de explícito a explícito mediante la combinación.
Respecto a la distribución Boland (en Rynes, 2001) sugiere que para que se efectúe la transmisión del conocimiento los académicos deben hacer llegar el conocimiento explícito a los profesionales quienes lo llevarán a la práctica para posteriormente retroalimentar a los académicos con los resultados, valiéndose de un lenguaje común y a través de los medios adecuados. Otra tarea de ambos es la lucha en contra de las restricciones corporativas para la obtención de datos, interpretación y difusión del conocimiento, así como a cambiar de actitud para no solo atender aquellos proyectos redituables comercialmente (Murphy, en Rynes, 2001).
El conocimiento que se genera a través de los profesionales-académicos, universidad-empresa, por un lado puede ser aprovechado y enriquecido mediante una serie de alternativas para mejorar la economía. Ejemplos de ello se han dado en Alemania y en Estados Unidos (EE.UU.), países en los que se ha usado de diferente manera.
En Alemania la Sociedad Fraunhofer (Kirner, 2007) constituida por 80 unidades de investigación en 40 localidades dentro de los cuales se encuentran: institutos, ramas de institutos, de instituciones de investigación, de grupos de trabajo, de laboratorios del ramo y de centros de aplicación; evalúa el potencial económico, social, político y de innovación. Esta sociedad aprovecha el conocimiento existente, modelos, nuevas teorías, bases de datos, a partir de los cuales su staff de científicos de diversas disciplinas genera nuevos conocimientos para desarrollar sistemas de innovación y proporcionar las bases para que sus clientes (estado nacional, estados internacionales, fundaciones, EE.UU) tomen decisiones estratégicas.
Estados Unidos ha optimizado su uso mediante la implementación de aglomeraciones de corporaciones, denominadas clústeres, con redes de investigación universitaria en las que se desarrolla investigación científica que les da una mejor posición y capacidad para resolver problemas que les impidan el futuro progreso (Powell y Owen Smith, en Rynes, 2001).
Curiosamente en la actualidad se habla de los clústeres del conocimiento ¿tendrán que ver con esas aglomeraciones de corporaciones que desde 1973 (Porter, 2001) empezaron a surgir en los EE.UU? Y ahora se les ve como una opción para que el conocimiento se enmarque en una estructura que potencie su efectividad, denominándolos clúster de conocimiento cuya finalidad según Panera y Luengo (en Pérez, et.al., 2009:39) “es potenciar tanto su creación como su transferencia inter-organizacional”. De hecho, Botkin y Seeley, estiman que el 80 porciento del conocimiento es tácito. Esto nos puede ayudar a explicar la importancia que tiene el cluster para la externalización del conocimiento. Las investigaciones revelan (Porter y Stern, en Pérez, 2009:39) “que la proximidad incrementa la capacidad de innovar de las empresas, especialmente, cuando las firmas comparten ideas, productos y servicios”.
En conclusión el conocimiento generado a partir de la interacción entre académicos y profesionales e industria-academia debe incorporarse a una estructura, sin importar su denominación, que permita su gestión para dar paso a la innovación que impacte en el crecimiento económico de una localidad o región, así como su bienestar general.
En este sentido del planteamiento que hace la OCDE es que al alcanzar el crecimiento económico también se alcanza el bienestar social. Por lo tanto existe una estrecha relación entre el capital humano y el bienestar general.
El capital humano incluye el conocimiento, las habilidades y atributos, tales como la perseverancia. Para los individuos, la inversión en capital humano ofrece un rendimiento económico, tanto el aumento de las tasas de empleo y los ingresos. Mientras que la idea de capital social se refiere a las relaciones sociales establecidas, normas y comportamientos y la confianza mutua.
Además de los beneficios captados por las personas, la inversión en capital humano puede producir beneficios a la economía en general. El impacto colectivo en la economía, en principio, debe ser identificable en la tasa de crecimiento económico, pero en la práctica, el impacto ha sido difícil de confirmar y cuantificar. Muy reciente la labor de la OCDE ha ayudado a aclarar esto, y ha demostrado que, en los países de la OCDE, un año adicional en educación lleva, en promedio y en el largo plazo, un incremento de la producción per cápita de entre el 4 y el 7 por ciento.
De acuerdo con la OCDE el bienestar social se refleja en: una mejor atención a los niños, por ejemplo, la conexión social de las madres ha demostrado reducir el riesgo de maltrato infantil y los problemas sociales entre los niños y adolescentes; baja la delincuencia; barrio confianza se asocia con menores tasas de delincuencia; la confianza alienta un uso más eficaz de crédito; los grupos regionales de las industrias innovadoras dependen de las redes sociales para distribuir y compartir el conocimiento tácito.
En relación con el capital social que puede ser medido a través de las tasas de participación en diferentes tipos de asociaciones y el reporte de los diferentes niveles de confianza. Según reportes de estudios realizados por la OCDE muestran tendencias en la disminución de las tasas de participación en Estados Unidos y Australia. Sin embargo, aspectos particulares muestran resultados positivos, tales como (OCDE, 2001:57-58):
“las redes sociales ayudan a las personas a encontrar trabajo, los grupos regionales industriales innovadores dependen de las redes sociales para distribuir y compartir el conocimiento tácito, la confianza alienta un uso más eficaz del crédito y la cooperativa de actitudes dentro de la empresa están vinculadas a la producción y a la rentabilidad”.
En relación a las políticas que deben guiar tanto al capital humano como al social la OCDE (2001) considera que en el caso del capital humano dado que se crea en diversos contextos, en la familia, en la escuela, en el trabajo y en otros escenarios sociales la intervención política es amplia. Se debe considerar la educación a lo largo de la vida, la evaluación de la misma para asegurar su calidad, la búsqueda de formas de co-financiación, entre otras. Mientras que para el capital social es más difícil su definición pero dentro de las que se puede citar se encuentra la transparencia como una medida para incrementar la confianza de las personas en su gobierno en el entorno de turbulencia y ambigüedad.
En este contexto el gobierno se caracteriza por la desestabilización en sus mecanismos tradicionales y las nuevas modalidades de gobernanzas. Para Rosenau (2000 en Kersbergen y Waarden, 2004:145) la gobernabilidad es un "sistema de gobierno, como el propósito de las actividades de cualquier colectividad, que sustentan los mecanismos destinados a garantizar su seguridad, la prosperidad, la coherencia, la estabilidad y continuidad"(p.171).
Sin embargo, es difícil llevar a la práctica este concepto porque dado el ambiente global en el que actúan los agentes económicos, de gobierno y civiles de una sociedad han surgido una serie de significados adicionales en los que se plasman sus intereses, que van desde la idea de gobernanza con un enfoque económico, la que resalta la cooperación política entre estado-nación en contraposición con lo que propone un gobierno sin gobernabilidad (Ostrom,1990 en Kersbergen y Waarden, 2004), la que comprende el enfoque de la nueva economía, la que enfatiza las redes, la que hace hincapié en los multiniveles y la red de gobierno.
Lo anterior implica el seguimiento de problemas de gobernabilidad: la rendición de cuentas, la receptividad y de legitimidad; que requieren de investigación multidisciplinaria para resolver las siguientes preguntas mencionadas por Kersbergen y Waarden (2004:165):
¿Qué tan bien las nuevas instituciones y mecanismos de control son factibles de realizar? ¿Qué tan bien se puede? ¿En qué condiciones? ¿Qué cambios podrían ser útiles para las estructuras de organización, funciones y autoridad, y qué recursos son necesarios para estos instrumentos de control? Y puede encontrar soluciones en el sector privado, en redes privadas, también se utilizará en las redes públicas?
Conclusiones
En este siglo XXI la economía ha sufrido transformaciones dando origen a una nueva economía internacional en la que las organizaciones o negocios también han sentido sus efectos. Ahora las transacciones económicas acontecen en un mercado global. Por su parte la sociedad ha transitado de una sociedad de la información a una economía en la que el conocimiento ha adquirido un gran valor.
En cuanto a su producción se encontró que se lleva a cabo en las instituciones de educación superior, en organizaciones públicas y privadas dedicadas a la investigación, por académicos, en las industrias y por los binomio académicos-industria y académicos -profesionales. Su gestión se lleva a cabo mediante los mapas de conocimiento. La innovación y la transferencia de tecnología por lo general se realizan por organismos especializados, la industria, los clústeres y las instituciones de educación superior.
Las nuevas organizaciones que aprenden denominadas también organizaciones inteligentes manejan el conocimiento a través de procesos: el propuesto por Nonaka (1999) que comprende la conversión del conocimiento de tácito a tácito a través de la socialización, de tácito a explícito mediante la externalización, de explícito a tácito cuando ocurre la interiorización, y de explícito a explícito mediante la combinación; y el de Crossan (1999) a través de la intuición, interpretación, internacionalización e institucionalización.
Para la transmisión y transferencia se utilizan diferentes tipos de redes: las alianzas estratégicas, de gestión del conocimiento interno, comunidades prácticas, de expertos, de información y de conocimientos formales; así como los clústeres.
Todo ello con la finalidad de avanzar en la construcción de la sociedad del conocimiento en la que el bienestar social, la legitimidad y la transparencia sea la principal característica. Sin embargo en este sentido se observa que el desarrollo es desigual y que por lo que se tendrá que trabajar mucho para dar paso a la sociedad del conocimiento y en ello jugará un papel trascendental la educación superior, siempre y cuando la clase que está en el poder permita que se desarrollen las capacidades de un analista simbólico sobre todo su capacidad crítica. Tanto el Banco Mundial como la UNESCO recomiendan que los países inviertan más en educación como porcentaje de su PNB para tratar de asegurar el acceso de la educación para todos, diversificar los métodos de financiación para apoyar a las personas de menores recursos, educar para toda la vida, cerrar la brecha digital y la cognitiva, desarrollar planes y programas pertinentes, promover la investigación, fijar políticas para evitar la fuga de cerebros y visualizar a la educación como un sistema holístico.
Por otra parte se requiere realizar estudios para determinar las necesidades de recursos humanos para el trabajo en las redes, así como el compromiso institucional es esencial para garantizar una constante, la masa crítica de investigadores trabajando activamente en el programa de la red.
Finaliza este ensayo con la postura de Krüger (2006) quién dice que en el debate alrededor de la sociedad del conocimiento no está resuelta aún la cuestión de si el progreso tecnológico es el causante del incremento de nivel educativo o si el incremento del nivel formativo ha impulsado la innovación tecnológica y, por consiguiente, la transición hacia la sociedad del conocimiento.
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