Oriol Reina Rodríguez (CV)
En este artículo se presenta una panorámica de los proyectos futuros como
categoría de las ciencias psicológicas, mostrando un sistema de criterios
tendenciales que contribuye a la comprensión de la epistemología de la
Psicología. Este cuadro tendencial se constituye un aporte teórico importante,
de interés para los investigadores en el campo de la motivación humana,
específicamente en los estudios de los proyectos futuros de los jóvenes, para su
consecución se ha hecho uso del estudio histórico – lógico, estudios de
tendencias, a partir del análisis de documental por conceptos.
Palabras claves: proyectos futuros, proyectos de vida, ideales, intenciones,
propósitos, objetivos.
oriol@sum.upr.edu.cu
Resumen:
Introducción:
Las Ciencias Psicológicas, al igual que otros sistemas de ciencias va sistematizando y construyendo su cuerpo teórico, abarcando: leyes o postulados, principios, categorías y conceptos que se materializan de diferentes formas, revelando tendencias, corrientes y escuelas que forman el cuadro de las Ciencias Psicológicas. Los proyectos futuros como categoría psicológica ha sido un término sujeto a reconceptualizaciones, por lo que se puede plantear, sin temor a equivocarnos, que ha sido objeto de estudio por muchos autores desde tiempo muy pasado hasta la actualidad.
En este trabajo se realiza una sistematización de las diferentes posiciones de distintos autores acerca de los proyectos futuros de la motivación. Cuestión que sin lugar a dudas contribuirá a la construcción teórica de las Ciencias Psicológicas y refinar ciertas practicas educativas.
Desarrollo:
La proyección hacia el futuro de los contenidos de la personalidad ha sido abordada en la Psicología, desde diferentes posiciones y enfoques teóricos. Por lo general, su estudio se ha encaminado al problema de la caracterización de la dimensión futura de la motivación, a partir de diferentes conceptualizaciones, entre las que se destacan las categorías: ideales, intenciones, propósitos, objetivos, entre otras.
Los teóricos conductistas, en un inicio, no consideraban indispensable abordar el tema de los proyectos. Esta posición era asumida partiendo de considerar que su objeto de estudio estaba referido a fenómenos medibles y observables, por lo que quedaban excluidos aquellos más subjetivos. Posteriormente, se aprecia un ligero cambio en las posiciones asumidas por estos teóricos, al considerar la conducta como una cadena de fines y acciones. Finalmente, logran reconocer la importancia de este fenómeno, a partir de los planteamientos que hacen los estudiosos de la teoría del aprendizaje, que señalan la existencia de “…reglas y autocorrecciones para el desempeño y la organización de secuencias complejas de conductas….” (Arias, H; 1993, pág 49, referido por Estévez, N, 2001, pág 36).
Autores como K. Lewin y J. Nuttin (1965), destacaron en sus obras el papel del futuro en la motivación humana.
Lewin intenta demostrar en sus experiencias, el valor que poseen los objetivos y propósitos que la personalidad se traza. Es decir, el hecho de que el sujeto logre establecer determinadas metas que den sentido a su vida, evidencia el papel que desempeñan las necesidades, objetivos y propósitos, como elementos dinamizadores de la conducta del sujeto.
Al referirse a la importancia de esta construcción de futuro para la existencia social de la persona, Joseph Nuttin expresó que:
“….el hombre, más que adaptarse simplemente al mundo busca adaptar el mundo a sus proyectos….” (Nuttin, J., 1967, referido por D´ Angelo, O. 2001, pág 134).
Por otro lado, dicho autor, es partidario de considerar que:
“….el proyecto de futuro introduce una cierta unidad en el conjunto de actividades que forman parte de él. Así la suma enorme de comportamientos realizados, por ejemplo, en vista de la preparación de una carrera y de la realización progresiva de un proyecto en la vida social, forma cierta unidad de conducta y motivación…” (Nuttin, J., 1967, referido por D´Angelo.O,. 2001, pág 139).
Partiendo de lo expresado por este autor, en la formación de proyectos de vida resulta importante la coherencia valorativa que debe lograrse entre las dimensiones del pensar, sentir y actuar. Por consiguiente, las tareas educativas que desarrollemos con los jóvenes, implican que se trabaje en función de la construcción y ajustes sucesivos de los proyectos de vida, que preparen al sujeto para la superación positiva de conflictos de la vida cotidiana.
Consideramos que, tanto Nuttin como Lewin, aunque brindan la necesaria significación a la proyección futura de la motivación, aportando nuevas conceptualizaciones que permiten una mayor comprensión del tema, no lograron interpretar adecuadamente la unidad existente en los proyectos de sus aspectos de contenido y dinámica. Se aprecia que al enfatizar en estos últimos, minimizan la importancia del contenido para que un objetivo se convierta en regulador efectivo del comportamiento.
Los psicólogos humanistas, también concibieron la elaboración consciente de sus proyectos futuros como componente esencial del desarrollo de la personalidad.
Al respecto Maslow (1959) señalaba: “…Considero acertado decir que cualquier teoría psicológica nunca podrá ser completa sino incorpora fundamentalmente el concepto que el hombre lleva dentro de su futuro, dinámicamente activo a cada instante….” (pág 168).
En estas consideraciones podemos apreciar el valor que se comienza a brindar a la capacidad de anticipar y proyectar el futuro, otorgándose un papel activo al sujeto en este proceso.
Sobre el tema en cuestión, resultan importantes las consideraciones de C. Roger (1989), quien expresa lo siguiente:
“….Cualquiera que sea el nombre que le asignemos, tendencia al crecimiento, impulso hacia la autorrealización o tendencia direccional progresiva, ella constituye el móvil de la vida y representa, en última instancia, el factor de que depende toda la psicoterapia….”.
Es decir, para dicho autor, independientemente de la conceptualización que se utilice, la capacidad de proyectar el futuro, constituye de igual forma, un elemento dinamizador en la vida del sujeto.
Estos criterios encuentran su expresión más acabada en la obra de G. W. Allport (1965) quien desarrolló el concepto de “intención” y considera la autonomía funcional de las motivaciones del hombre como núcleo de su naturaleza, en función de lograr determinados objetivos.
El autor se basa en el concepto de intención, cuando afirma que a la personalidad le es propia una “filosofía unificador de la vida”, ya que “....hay en el individuo algo especial por lo que vive, un propósito principal. Los objetivos varían en los diferentes individuos. Hay personas que se concentran en un gran objetivo, único; otros tienen una serie de propósitos definidos...” (G. W. Allport, 1965, pág 251).
En los postulados de Allport, apreciamos que la categoría de intención adquiere una mayor dimensión, constituyendo un elemento de importante significación en la vida del sujeto, aunque no se manifiesta de igual forma en todos; es decir, en cada sujeto como individualidad, predomina uno u otro grado de complejidad en la proyección y estructuración de sus propósitos.
Partiendo de las consideraciones anteriores podemos destacar que en el estudio de la proyección futura de la motivación, resultan muy valiosos los postulados de la psicología humanista, si lo comparamos con las concepciones biologistas y mecanicistas del psicoanálisis y el conductismo. Los humanistas tienen el mérito de reconocer el papel activo que ejerce el sujeto en este proceso y destacar la importancia de las elaboraciones cognitivas en la estructuración de la proyección futura de la personalidad. No obstante, apreciamos como limitación en estos teóricos el hecho de concebir la autonomía de la personalidad de manera unilateral, sin tener en cuenta que la misma forma parte, de una dinámica mucho más amplia, que incluye la actividad externa, el medio social y la base orgánica de la personalidad individual.
Por su parte, la Psicología de Orientación Marxista ha prestado especial interés al tema de la proyección futura de la personalidad, con el propósito de superar las limitaciones de la psicología no marxista, en su abordaje.
En la Psicología Soviética, se destacan los aportes brindados por numerosos autores, a partir de la investigación de la proyección futura de la personalidad, en varias direcciones, empleándose, en general, el término de ideales para denominar esta proyección.
Los ideales como imagen cognitiva–afectiva de lo que el sujeto desea ser, constituyó objeto de estudio de algunos autores, quienes también se dedicaron a evaluar las variaciones que sufre, en el desarrollo ontogenético, esta formación, la cual alcanza su nivel superior en la edad juvenil.
En las investigaciones de autores como L. I. Bozhovich, L. E. Raskin, T. V. Dragunova, L. I. Dukats, Z. I. Gruchonova y otros, apreciamos la caracterización del “ideal”, tanto por su contenido como por su estructura.
Estos autores se dedicaron a la caracterización de las diversas transformaciones que se producen en el ideal, a partir de la edad escolar, así como a la posición que adopta en las distintas etapas del desarrollo hasta llegar a la adultez, donde esta proyección se expresa en los objetivos mediatos de la personalidad.
Otra dirección que asume la psicología de orientación marxista es la representada por A. Obujovski y otros autores como K. A. Abiljanova, B. F. Lomov, etc. Para ellos, la dirección principal y distintiva de la personalidad creativa o integrada, está representada por la construcción de su dimensión futura.
En los diversos trabajos realizados por estos autores, apreciamos como aspecto significativo, el hecho de no analizar únicamente la temporalidad de los propósitos del sujeto, sino brindar también especial atención a la riqueza del contenido de dicha proyección.
Por su parte, diversos investigadores, en nuestro país, también han prestado especial interés al tema, dedicándose al estudio del papel que ejerce la estructuración del futuro en la regulación motivacional.
Diego González (1972) en su libro “La Teoría de Joseph Nuttin sobre la motivación y la personalidad”, destaca que la elaboración de un Proyecto de Vida, se apoya en la realización de una serie de acciones presentes en la conducta del hombre y destacan que la proyección futura es una importante expresión de la motivación humana superior.
Por su parte Héctor Arias, plantea que en la psicología de orientación marxista puede hablarse de dos concepciones de la anticipación; la que se enmarca en la teoría de la actividad y la que se enmarca en la teoría de la personalidad, (Estévez, N.; 2001, pág 38). La primera enfatiza en la orientación a fines; mientras que la segunda, parte del análisis de categorías como autoconciencia, autovaloración, ideales, objetivos e intenciones.
En los trabajos de Arias se destaca la importancia de la categoría “propósito”, partiendo de la vinculación existente entre la autovaloración y el futuro proyectado en los ideales.
Al referirnos al tema de la proyección futura se hace necesario recurrir a los aportes brindados por Ovidio D´Angelo, destacado estudioso del tema que durante varios años ha desarrollado la categoría Proyecto de Vida, siendo definida por el autor como: “... categoría compleja del sistema de la personalidad que define el sentido fundamental de su actividad vital y que adquiere una forma concreta de acuerdo con la construcción de un sistema de actividades instrumentales o seriación de fines de carácter más parcial…”(D´Angelo, O.; 1996; pág 3).
Además, plantea que deben tenerse en cuenta dos condiciones fundamentales a la hora de elaborar un proyecto de vida. Por un lado la capacidad, habilidad y posibilidades reales que posee el individuo en el logro de sus objetivos generales, el carácter movilizador de las necesidades implicadas en la consecución de estos fines deseados, y por otro lado, se deben tener en cuenta, las posibilidades reales y los objetivos que brinda el medio externo. Esto exige del individuo una serie de recursos como tenacidad, creatividad y persistencia, de forma tal, que el sujeto se movilice en función de crear alternativas ante los obstáculos que se pueden presentar, así como un amplio conocimiento elaborado acerca de estos planes y fines a los que pretende llegar.
Lo anterior, nos indica la necesidad de propiciar, desde los diferentes espacios de interacción social, el desarrollo de los componentes esenciales de los actuales y futuros proyectos de vida de los jóvenes, de manera integrada y coherente, así como las habilidades que les permitan el manejo de situaciones vitales y la organización de su propia vida de manera crítica, reflexiva y creadora.
Dicho autor también define la categoría Proyecto de Vida como:”…una realidad psicológica que comprende la organización y realización de las orientaciones motivacionales fundamentales del individuo, a través de planes concretos en su actividad futura…”(D´Angelo, O. ; 1996, pág 14), expresando además que: “…los proyectos o planes de vida desempeñan una función de integración direccional, valorativa, e instrumental, de las orientaciones de la personalidad, con los modos posibles de su realización completa en la actividad, al mantener la unidad de sentido general de toda la actividad de la personalidad”.
D´Angelo considera que el Proyecto de Vida debe ser entendido como una formación psicológica que cobra especial importancia en la autorrealización del individuo, donde se estructuran los objetivos fundamentales de su vida, teniendo en cuenta sus planes de su realización, en un determinado tiempo, en el que participan tanto procesos motivacionales, afectivos, como valorativos y cognoscitivos.
El Proyecto de Vida se caracteriza por su carácter anticipatorio, modelador y organizador de las actividades principales del comportamiento del individuo, aspecto que contribuye a delinear los rasgos de su estilo de vida personal.
Ello evidencia que, en el proceso educativo, la elaboración de proyectos de vida debe sustentarse en valores, logrando que el sujeto se plantee metas importantes, en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana y social, lo cual cobra especial importancia en los diferentes momentos que marcan el paso a una nueva etapa en la vida del sujeto.
Constituye también una cuestión esencial, el hecho de que es necesario estructurar un proyecto de vida realista, que se fundamente en una sólida autodeterminación, independencia de criterios y decisión, y el sujeto asuma una posición autocrítica, mostrando un conocimiento de sus verdaderas capacidades y habilidades.
También consideramos importante, partiendo de los criterios del autor, que no es posible considerar un proyecto de vida como “realista”, cuando la persona que lo elabora no tiene en cuenta sus verdaderas capacidades y habilidades, convirtiéndose, por tanto, en un conjunto de aspiraciones muy superiores a lo que realmente puede realizar. Cuando el sujeto no es capaz de orientarse adecuadamente con respecto a la realidad que le rodea, pueden generarse grandes contradicciones e incluso frustraciones.
Cuando sucede lo anteriormente planteado, el proyecto ha sido elaborado en el nivel de la fantasía, por lo que carece de la fuerza necesaria que le permita convertirse en un agente movilizador que oriente el proceso de decisiones y la puesta en práctica de la actividad, lo que conducirá a que el proyecto de vida nunca llegue a realizarse.
Proyectos de Vida conflictuados, desintegrados, no realistas, pueden establecerse a nivel de la persona e incluso colectivamente, si no hay estructurados procesos de comunicación e intercambios que favorezcan la reflexión y reajustes positivos de los proyectos de vida.
Los Proyectos de Vida, entendidos desde una perspectiva psicológica y social, integran las direcciones y modos de acción fundamentales de la persona, en el amplio contexto de su determinación – aportación en el marco de las relaciones entre la sociedad y el individuo (D´Angelo.O, 1994, pág 7). Son estructuras psicológicas que expresan dos direcciones esenciales de la persona, en el contexto social de sus relaciones esenciales y en el contexto social de las relaciones materiales y espirituales de existencia, que determinan su posición y ubicación en una sociedad concreta.
Por consiguiente, si aspiramos a que el proceso de formación de conocimientos, hábitos y habilidades, marchen en sintonía con la elaboración de proyectos de vida desarrolladores, que se basen en la autodeterminación personal; los mismos deben construirse sobre la base de determinadas premisas aportadas por D´Angelo, en sus trabajos sobre el tema, que pueden ser aplicadas en los diferentes contextos y niveles educacionales. Entre estas premisas de destacan las siguientes:
• Desarrollo de la imaginación y la anticipación de los eventos y escenarios futuros.
• Representación clara de las metas y aspiraciones, así como de las motivaciones y valores que los inspiran en la dirección de un desarrollo personal progresivo.
• Elaboración de estrategias de realización que promuevan su logro, auto corrección constante y superación de conflictos.
• Formación de una disposición para cumplir las tareas y planes. Tenacidad, disposición al riesgo y al fracaso. Responsabilidad por las consecuencias de las acciones. (D´Angelo.O, .S, pág 136).
Como hemos podido apreciar, en los fundamentos teóricos abordados, son numerosos los investigadores del tema que han realizado consideraciones muy valiosas, aportando diversas conceptualizaciones sobre proyección futura. No obstante, asumo la definición de proyectos futuros aportada por Domínguez García, Laura e Ibarra Mustelier, Lourdes María, considerada como: “…la estructuración e integración de un conjunto de motivos elaborados en una perspectiva temporal futura, a mediano o largo plazo, que poseen una elevada significación emocional o sentido personal para el sujeto y de las estrategias correspondientes para el logro de los objetivos propuestos”. (Domínguez, L. e Ibarra, L., 2002, pág 2), la cual resulta consistente con las categorías de análisis del contenido e interpretación de los resultados y la metodología misma que emplearemos.
Los proyectos futuros de la motivación: Recapitulando.
• La capacidad de una elaboración consciente de los proyectos futuros constituye un elemento dinamizador en la vida del sujeto e indicador esencial del desarrollo de la personalidad.
• En la estructuración de la proyección futura de la personalidad tiene vital y determinante importancia el papel activo que ejerce el sujeto en el marco de sus relaciones sociales con los otros.
• Teniendo en cuenta el principio de la individualidad, aparecen en los jóvenes los proyectos futuros, con distinto nivel de complejidad y estructuración.
• La proyección futura es una importante expresión de la motivación humana superior.
• En el proceso de estructuración de los proyectos futuros ejercen un papel determinante los procesos de autorreferencia, entre ellos: autoconciencia, autovaloración.
• En la formación de proyectos de vida resulta importante la coherente y adecuada integración de procesos cognitivos, afectivos - motivacionales y volitivos.
• Es significativo en la elaboración de un proyecto de vida, más que la temporalidad de los propósitos del sujeto, la especial atención a la riqueza del contenido de dichos proyectos.
• Constituye cuestión esencial, estructurar un proyecto de vida realista, que se fundamente en una sólida autodeterminación, independencia de criterios y decisión, y que el sujeto asuma una posición autocrítica, mostrando un conocimiento lo más acabado posible de su estado actual de desarrollo.
• En la elaboración de un proyecto de vida el sujeto tiene que orientarse adecuadamente con respecto a la realidad que le rodea, de lo contrario, puede generarse en él, grandes contradicciones e incluso frustraciones.
• En la elaboración de un proyecto de vida es importante la capacidad, habilidad y posibilidades reales que posee el individuo en el logro de sus objetivos generales, el carácter movilizador de las necesidades implicadas en la consecución de estos fines deseados.
• En la elaboración de un proyecto de vida se debe tener en cuenta, las posibilidades reales y los objetivos que brinda el medio externo.
• El proyecto de vida debe ser entendido como una formación psicológica que cobra especial importancia en la autorrealización del individuo, donde se estructuran los objetivos fundamentales de su vida.
• La elaboración de un proyecto de vida exige del individuo una serie de recursos personológicos, entre ellos: tenacidad, creatividad y persistencia, de forma tal, que el sujeto se movilice en función de crear alternativas ante los obstáculos que se pueden presentar.
• En la elaboración de los proyectos de vida desempeña un papel importante el proceso de comunicación e intercambio del sujeto con los demás, en pos de favorecer la reflexión y reajustes positivos de los proyectos.
• Los proyectos futuros constituyen la estructuración e integración de un conjunto de motivos elaborados, que poseen una elevada significación emocional o sentido personal para el sujeto.
• Las tareas educativas que se desarrollen con los jóvenes, deben estar dirigidas a la construcción y ajustes sucesivos de los proyectos de vida, de forma tal, que preparen al sujeto para la superación positiva de obstáculos y conflictos de la vida cotidiana.
Conclusiones:
Los proyectos futuros como categoría de las ciencias psicológicas, constituyen un elemento determinante en la vida del sujeto e indicador esencial del desarrollo de la personalidad, constituyendo además, una importante expresión de la motivación humana superior; por lo que la dirección del proceso docente educativo debe estar mediada por un rico proceso de comunicación e intercambio y dirigido a potenciar la elaboración de proyectos de vida caracterizados por la riqueza de sus contenidos.
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