Enrique Rascón Palacio (CV)
Resumen
Luego de la Primera Conflagración Mundial, en la palestra pública internacional,
surge la bipolaridad ideológica entre la de corte capitalista y socialista. De
acuerdo al escenario per sé de cada Estado, se adoptan posturas de corte
político que identifican la opción tomada frente a ambas ideologías. No
obstante, las peculiaridades socio-económicas internas en ciertos Estados
eminentemente capitalistas, hacen en momentos precisos del devenir histórico de
éstos; surgir manifestaciones a través de entidades denominadas partidos
políticos, de praxis ideológicas opuestas dentro de un marco relativamente
democrático. Panamá, un histórico aliado de Estados Unidos de Norteamérica; no
escapa a este proceso. Un ejemplo claro lo constituye el hecho de la aparición
del Partido Socialista en Panamá.
Palabras clave: Credo social, credo político, credo económico, doctrina
socialista, movimiento inquilinario.
erascon75@gmail.com
Introducción
Después de la Primera Guerra Mundial y como secuela de sus resultados, el mundo se vio envuelto en una crisis que abarcó a todos los sectores de la sociedad. Esta crisis, que absorbió los sectores sociales, políticos, económicos e inclusive, los ideológicos, fomentó la aparición de “soluciones tentativas” basadas en teorías ideológicas que empezaron a dar resultados positivos –en la medida en que se les pueda considerar como tales- a ese cúmulo de personas o clases sociales, que vieron desvanecer sus más importantes anhelos, debido al debilitamiento de una ideología: La liberal de corte capitalista.
Rusia, una de las potencias vencedoras en aquel conflicto, sufre una serie de transformaciones político-sociales que repercuten, directa o indirectamente, en todos los Estados del mundo. La génesis de ese proceso de transformación política puede ser atribuida, entre otras razones por la caída del régimen de Nicolás Segundo y la renuncia del Príncipe Lyof.
Este problema universal que significó la aparición y puesta en práctica del comunismo, auspició el enfrentamiento en todos los terrenos (sociales, políticos, económicos, entre otros) de dos tendencias ideológicas: La liberal, de corte capitalista y la comunista, de corte socialista.
Cada Estado adopta una postura frente a dichas ideologías. No obstante, en ese proceso de constitución de identidad ideológica, surgen discrepancias basadas en intereses y opiniones que propician los partidos políticos (De la Rosa, 1960). En ese contexto, la República de Panamá no es ajena a estos hechos, los cuales repercuten, de una manera muy significativa, en lo referente a la manifestación de nuevas tendencias ideológicas dentro del marco democrático imperante.
Antecedentes y orígenes de la Doctrina Socialista en Panamá
En Panamá, desde su inicio como estado independiente, se han venido manifestando un sinnúmero de ideologías políticas, algunas de las cuales con el discurrir del tiempo, han logrado permanecer; otras existieron en un tiempo determinado y preciso y hasta lograron obtener un cúmulo de simpatizantes, empero a la postre, declinaron y terminaron por desaparecer como entidad política organizada. Esto permite comprender que no todos tienen mismas preocupaciones, objetivos y métodos para la dirección de la nación (Ibid).
Teniendo como fundamento las ideas de Marx y Engels, que son los motivos económicos los que inspiran a todos los movimientos políticos, sociales e intelectuales y que el Estado es el poder organizado de una clase que oprime a la otra, se puede afirmar que el socialismo aparece en Panamá como secuela de una serie de enajenaciones y faltas político-administrativas que repercutieron en el sentir y vivir del pueblo panameño. Ahora bien, a causa de ese fraccionamiento se acometen al palenque político diversos sectores que cuya característica en común, era no poseer ningún lastre liberal (Mendoza, 1993).
Se originan, de este modo, una multiplicidad de facciones políticas que promueven el ejercicio de planteamientos de ideas antagónicas, claro está, dentro de un marco relativo de respeto y tolerancia recíprocos. Empero, estas facciones políticas “no ocultaron que su ideario estaba inspirado en expedientes e iniciaban en Panamá la propaganda a favor del marxismo” (De La Rosa, 1960:26).
En Panamá, el ejercicio de estas tendencias que eran contrarias al capitalismo, aparecen en la década del treinta (1930-1940) de una manera más clara y difundida en el plano nacional. En 1931 se constituye el Partido Comunista bajo la tutoría de la Tercera Internacional y para 1935, un grupo de ciudadanos constituye lo que fue el Partido Obrero Marxista-Leninista influido por las ideas de Trotski (Ibid).
Es notorio que ambas facciones no lograron ganar la adhesión de las masas populares. Secuela de esta situación es la desintegración de la última facción. La primera dejó de existir bajo el nombre de Partido Comunista, a raíz de que, en 1941, los Estados Unidos entraron como aliado de la Unión Soviética. Esto provocó que, desde Moscú, se ordenara la disolución de los partidos comunistas. El de Panamá se transformó en Partido del Pueblo, claro que, con los mismos rasgos ideológicos que poseía antes. Sin embargo, “el partido de izquierda que logró estructurarse como fuerza política significativa fue el Partido Socialista” (Porras C., 1990: 496).
En 1932, en Panamá, se produjo un movimiento popular, el inquilinario. Dicho evento conllevó a que en el país apareciera la doctrina socialista. La doctrina socialista en Panamá, según Diógenes De La Rosa, “surgió del movimiento inquilinario de 1932. Le favoreció la actuación parlamentaria de su jefe el doctor Demetrio A. Porras” (De La Rosa, 1960: 27). Sin embargo, anteriormente a esta fecha, Demetrio A. Porras había logrado introducir en una convención del Partido Porrista (1928), ciertos programas de tendencia izquierdista, socializante. Este hecho constituye el primer antecedente dado en Panamá, para el surgimiento de esta doctrina.
Dentro de la clasificación de las diferentes entidades políticas que han existido en Panamá y basándonos en al opinión de Conte Porras, al Partido Socialista se le puede denominar partido elitista y personalista. Tipo de organización política surgida con pretensión ideológica integrado por un pequeño grupo intelectual y/o con figuras de ciertos estratos sociales (Porras C., 1990).
Demetrio A. Porras fue el líder nacional que inició la configuración de esta doctrina y, por ende, ese líder fue su pilar. Inspirada en el socialismo marxista, la doctrina socialista panameña logra un movimiento significativo de masas a partir de la década del 30 (1930-1940). Esto nos lo señala Porras Demetrio de la siguiente manera: “al regresar… miles de hombres y mujeres fueron a recibirme… Recorrí a pie por la Avenida Central…, mis amigos pronunciaron discursos…; afirmé mis convicciones marxistas…;” (Porras A., 1947: 66).
A partir de 1933, las luchas partidistas comienzan a adoptar posturas ásperas y claramente antagónicas. Unos defienden el oficialismo del Dr. Arias (los Ponce, los Arias M., los Bernal, los Ibañes, los Chiari, los del Valle Henríquez, entre otros); otros emprenden la lucha por defender a los oprimidos y más necesitados, entre ellos: los Brouwers, los Quintana, los Polos, por ejemplo.
En su inicio, el Partido Socialista logra el reclutamiento de un importante sector de profesionales, quienes con el pasar del tiempo, terminaron por emigrar hacia los grupos políticos del neoliberalismo. Este hecho y otros más dieron, a la postre, con el declinar y la sustancial desaparición del partido y de la doctrina, que personificaron el escudo y baluarte de las masas populares, especialmente, de aquellas masas que se vieron afectadas por los problemas de inquilinato.
Escenario aproximativo del surgimiento del Partido Socialista de Panamá
El atraso y estancamiento de las fuerzas productivas del país; el desarrollo de un comercio, muy activo por cierto, pero sujeto a los intereses de la industria norteamericana y el ingreso de Panamá al capital bancario estadounidense, son entre otros, los rasgos distintivos de la economía panameña en la década del 30 (1930-1940) y en las décadas subsiguientes (Ricord E., 1964).
Esta economía no demostraba mejoría alguna, puesto que si bien para la burguesía panameña, las relaciones comerciales con los Estados Unidos significaban logros y beneficios personales; para el campesino, para ese hombre y mujer que vivían en las áreas rurales del país, esas relaciones significaban la continuidad de sus sufrimientos y el alejamiento de los pocos recursos que podía adquirir, dada la situación política, económica y social en la cual se encontraban inmersos. Aunque el Estado panameño en 1930 y 1940, reflejaba ser estado de una burguesía terrateniente, vio erigir un movimiento político-ideológico con una nueva norma y rico en un cúmulo de aspiraciones que beneficiarían a la clase obrera del país.
Aquella clase veía desvanecer cada día sus más deseados anhelos y aspiraciones personales. Sin embargo, esta realidad no la percibían los obreros y campesinos, de modo que la burguesía terrateniente aprovechaba esta situación y se dispuso, así, a utilizar su capital financiero –que era abundante- para corromperlos, directa o indirectamente, pues para mantener sus privilegios no escatimaban ningún procedimiento. Verbigracia de aquella situación fue la descrita por Porras al señalar que en la provincia de Herrera, existían extensas propiedades, potreros y fincas pertenecientes a los señores Juan De la Guardia y Octavio Vallarino. Éste último, señalado por Porras como un hábil e inteligente político criollo, convencía a sus mozos, vaqueros, mayorales y peones para que fueren a votar por él en elecciones libres para diputado de la Asamblea Nacional con el fin de vigilar sus intereses de clase y efectuar en momentos oportunos, hábiles y provechosas combinaciones y transacciones políticas (Porras A., 1947).
Aleccionadas por las experiencias de 1932 (movimiento inquilinario), las masas vieron que los viejos partidos burgueses –liberal y conservador- eran adversarios frente a los intereses de los obreros y campesinos. Entonces comienzan a organizarse; no obstante, la burguesía capta el cambio de espíritu popular y se dispone, entonces, a defenderse para no perder su influencia y dominación política, tan importante para seguir en el status quo en que se encontraba.
Es así que parte de la masa obrera se agrupa en organizaciones políticas que proclaman su índole clasista. El marxismo, que es la teoría y la acción de la clase proletaria, es adoptado por algunos partidos. (Verbigracia de estos partidos, es el de Coalición Nacional Revolucionaria); no obstante, obcecados por los hechos de la historia, las masas o el proletariado no reconocen que la burguesía no les permitiría alcanzar pacíficamente el éxito. Por lo tanto, “las incidencias antes contadas no llegan a traducirse en un fuerte movimiento de oposición y arrastre popular que lleve al poder a los partidos de orientación izquierdista” (Mendoza A., 1993: 7). Esos partidos solo logran tener representantes ante la Asamblea Nacional.
Dadas las tendencias cambiantes en el mundo (el capitalismo ve peligrar su hegemonía ante el avance del marxismo en Rusia y otras áreas), Demetrio A. Porras, al regresar de Costa Rica, después de sus vacaciones luego de finalizar el período legislativo en 1933, recibe el estímulo de varios amigos y familiares, que lo inducen a constituirse en símbolo del socialismo en Panamá. Bajo ese marco referencial histórico, el 15 de abril de 1933, Demetrio A. Porras, manifiesta públicamente, el deseo de fundar un nuevo partido, desvinculado de partidos criollos corrompidos (Porras A., 1947).
En Panamá, surge este partido por la necesidad que experimentaban las clases bajas del país, a raíz de las transformaciones mundiales suscitadas a causa de la Primera Guerra Mundial. La pobreza se hacía presente en todos los países latinoamericanos y Panamá no era la excepción. Ese porvenir retardado y lento determinó que los partidos de tendencia izquierdista basaran sus ideales en ese factor causal de un desasosiego general, el cual produjo que “en el fondo, todos los partidos socialistas... se inspiraran en un concepto económico esencial, en cierto modo negativo: la mala organización y la injusta distribución de la riqueza social” (Soler, 1988: 210).
Así, una vez fundado el Partido Socialista, su máximo líder, Demetrio Augusto Porras, ve la necesidad de organizarlo y hace la campaña propagandística para tratar de atraer a las masas. Entre los organizadores y propagandistas de esta nueva tendencia ideológica, figuraban: Los Brouwers, los Quintana, los Polos, los Buenazos, los Mendieta, entre otros. Esta organización política tuvo como lugares iniciales de acción activista y de constantes luchas realizadas en contra de los grandes latifundistas, las comunidades de Buenos Aires, Chilibre, la Carretera de Madem-dam y Cerro Viento, lugar ubicado en el corregimiento de Juan Díaz (Porras A., 1947). Es así como se inicia el peregrinar de este grupo de personas dedicadas a defender los derechos de los campesinos sobre las tierras, en contra de los grandes dueños de éstas. La organización de este colectivo propició el surgimiento de centenares de colectividades agrarias, así como la instauración de sindicatos profesionales, de comités de barrios e incluso, se logró establecer escuelas socialistas y casas colectivas. Surgieron también, cooperativas de producción y consumo (Ibid).
Al crecer la popularidad de Porras y del Partido Socialista, se presentaron muchos obstáculos, ya sea de índole financiera, política o represiva, a tal punto que “el problema se agudizó y los choques llegaron a ser más violentos e intensos a medida que el partido crecía” (Ibid, 1947: 71). Esto provocó el exilio de unos, el descontento de otros, la persecución acérrima de unos cuantos y, en síntesis, los gobiernos en turno en vez de pacificar los ánimos, hacían lo contrario, de modo que no encontraron tranquilidad política. Pues como señala Porras: “el pueblo con su gran filosofía, dice: “La necesidad no conoce ley”, y aunque no hay nada absoluto, esta expresión popular en el derecho penal tiene un claro significado, y es que la necesidad excluye el carácter anti-jurídico de la acción” (Porras A., 1966: 132).
El partido organizó una Junta Consultiva en el cual participaron amigos de Porras, con el fin de buscar soluciones a los problemas planteados, ya que los inquilinos y las masas pobres veían en ellos a sus aliados y defensores. Esa Junta Consultiva estuvo integrada por personalidades como Publio Vásquez, Francisco Cornejo, Manuel Zárate, Alfonso Tejeira, Ramón Saavedra, Felipe Juan Escobar, Rafael Grajales, José Lasso de La Vega, el poeta Laurinza, entre otros. La tarea de estos actores sociales de la época, según palabras de Porras, era estudiar y discutir los problemas nacionales y transmitir las conclusiones a la masa, como reivindicaciones de ella (Porras A., 1947).
A este colectivo partidista le tocó experimentar un conjunto de ataques políticos provenientes incluso de otras entidades supuestamente correspondientes aunque sea en términos ideológicos. Por ejemplo en el manifiesto del Comité Central Organizador del Partido Obrero Marxista Leninista (POML), publicado en 1935, se evidencian señalamientos directos y acusativos en contra del Partido Socialista y su líder, Demetrio A. Porras. Calificativos como el mal llamado partido socialista marxista y acusaciones como la ausencia de ideología definida, la no declaración de principios concreta, inequívoca y terminante; el crudo personalismo de la entidad y su repudio a la II Internacional y a todas las Internacionales, son algunos de los aspectos utilizados como palenque político que fomentó la desaparición de la entidad. La labor de Porras le costó la violación de sus derechos como ciudadano y, demás, a su partido.
Ideario Político del Partido Socialista de Panamá
El repertorio de ideas que promueve la convivencia en una democracia, permite emprender, esbozar y desarrollar ideas o pensamientos que, en la mayoría de los casos, tienden a reflejar las necesidades que siente el que los expresa. Pero, partiendo de lo individual a lo general, esas ideas en un país democrático, son enunciadas en los diferentes idearios que promulgan y practican los partidos políticos existentes en esa sociedad organizada llamada Estado. No obstante, en la democracia, siempre habrá quienes queden inconformes por la actuación de los gobernantes y, por lo tanto, propugnan por sustituirlos. Para los adversarios de tal sistema, en la democracia se promueve el fraccionamiento de la sociedad. También, se impulsa el aislamiento de los individuos de las corporaciones y grupos profesionales a pesar de que en la dinámica interna de una sociedad, los mencionados actores sociales, son los que impulsan el desarrollo progresivo de ésta (Soler, 1988).
Para una mejor comprensión de la doctrina socialista y de la labor desarrollada por el Partido Socialista de Panamá, trataremos de esbozar el credo social, político y económico promovido por esta entidad partidista que existió desde 1933, año de su creación y que duró muy poco, pues se vio obligado a sucumbir ante sus adversarios. Entiéndase por ello como partidos, gobernantes, clase social, entre otros; debido a las acciones desarrolladas por éstos.
Credo Social
El Partido Socialista contaba con la participación activa de hombres políticos e intelectuales dentro de sus filas militantes. Sin embargo, el cúmulo de adherentes que poseía provenía de estratos sociales muy marginados. En forma general, este colectivo político logró la incorporación del sector campesino dentro de sus huestes, en la que se contaban con hombres y mujeres de la clase media y de la clase baja (proletariado para los marxistas), además de un reducido número de intelectuales.
Porras, inspirado en el bienestar común, no planteó algún obstáculo a quienes querían ser miembros partícipes y activos de las filas del Partido Socialista de Panamá. En principio, el ente humano fue reducido a la clase media y baja. Después de un tiempo, ya para 1936-1940, el auge político y civil del Partido Socialista enmarca un crecimiento significativo dentro de sus filas, situación que resultó de la política ejercida por Porras. Esta política consistía en liberar a los más oprimidos de las garras de la explotación. De acuerdo a Jorge C. Porras, Demetrio A. Porras, máximo dirigente del Partido Socialista, insistía a través de discursos y reuniones, en la necesidad de fomentar la organización de éstos, ya fuere a través de cooperativas de consumo y de producción. Además, los guiaba en cómo construir células de trabajo. De esta forma, directa o indirectamente, promovió la defensa de los derechos de los trabajadores frente a las arbitrariedades tanto de las autoridades como de los terratenientes (Porras C, 1976).
Pero, ¿Cuál era el creo social del Partido Socialista? Esta interrogante la responde Demetrio A. Porras, a través de sus múltiples manifestaciones orales y escritas, en las cuales es posible contemplar a través de la interpretación de sus discursos, su interés por crear un partido que basara su credo social en la lucha constante y decidida por defender a los más necesitados. Este tipo de lucha la libró él al participar en el movimiento inquilinario de 1932.
Lo que se buscaba con la creación del Partido Socialista era, en términos sociales, lo siguiente:
• Crear y fomentar una legislación social. Esto es: promover la obtención de derechos por parte de las masas en instituciones creadas y por crear en aquel entonces.
• Luchar por la igualdad social del hombre y de la mujer ante la ley.
• Promover la parcelación de los latifundios ¿Por qué? Porque en Panamá había setenta y dos latifundios que poseían grandes extensiones de tierras, las cuales eran prohibidas para el uso de los campesinos. En síntesis, Panamá pertenecía a setenta y dos familias y el resto de la población dependía de la voluntad de éstas.
• Promover una educación general y política, sujeta a las necesidades reales del país. La mano de obra era barata y no contaba con la adecuada preparación, lo que permitía la explotación laboral.
• Impulsar mejoras en los caminos de producción y en las viviendas, especialmente, en lo referente al valor del alquiler de las casas (Panamá y Colón). Esta y otras ideas sociales constituían el credo social del Partido Socialista.
En síntesis, se trataba de buscar la socialización de las acciones realizadas por parte de los gobiernos, pues éstos no manifestaban a través de hechos tangibles, interés por realizar obras públicas que solucionaran, radicalmente, los problemas sociales que experimentaban las masas.
Si bien es cierto en aquella época, los gobiernos de turno daban soluciones de índole general a los problemas que azotaban al pueblo, no deja de ser cierto también, que estas soluciones iban dirigidas a constituirse en un “paliativo” temporal ante las reclamaciones que hacían las masas populares. Por consiguiente, al final no se solucionaban los problemas que aquejaban a la sociedad.
Credo Político
Al Partido Socialista de Panamá lo distinguía sus contraposiciones con el capitalismo, quizás no de una manera absoluta pero sí parcial. Se resaltaba la ideología marxista, y es que, a través del socialismo, se fundamentan más claramente las ideas antagónicas, que no sólo se promovían en Panamá respecto al capitalismo, sino también a nivel mundial. Los militantes del Partido Socialista eran creyentes, al menos sus máximos dirigentes, de una renovación ideológica-partidista en el país. Para este fin se basaron en el Manifiesto Comunista.
En general, se vislumbraba y se vigilaba el interés de los más oprimidos. La política partidista consistía en ser sagaces y portadores de nuevas ideas socio-políticas que promovieran el cambio político o la tendencia gubernamental imperante en el momento.
Se promueven leyes a favor de los marginados, se alcanzan logros para los trabajadores, se solucionan los problemas de los inquilinos parcialmente, y su máximo líder, Demetrio A. Porras, proponía proyectos nacionales y los defendía a toda costa. Así por ejemplo, respecto de la Ley Inquilinaria se señaló que: “El H.D. Porras pidió que se aprobara lo más pronto posible esta ley a fin de no demorar las angustias de los inquilinos…” (Libro de Actas de la Asamblea Nacional, 1932: 154).
La élite socialista panameña planteó desde el principio, la necesidad de vigilar y promover el interés y bienestar social de todas las clases; pero, principalmente, de aquellas que se veían oprimidas por leyes, códigos, condiciones sociales, status social, entre otros motivos, los cuales, no les permitían salir de esa marginación en la cual se encontraban inmersas.
El credo político del Partido Socialista basó sus contextos de organización, en una serie de programas, que tenderían a promover la superación constante y continua del proletariado. Ahora bien, basándonos en un programa mínimo planteado en el Primer Congreso Obrero celebrado en Panamá el 1 de mayo de 1933 y en el estudio que hemos hechos respecto de los rasgos que presentaba el Partido Socialista de Panamá, señalaremos a continuación, algunos de los fines que este partido tenía como credo político. Entre los cuales, se pueden mencionar:
• La realización de un vasto plan de edificaciones de viviendas para obreros.
• Una definición perfecta de las luchas de clases.
• La transformación siempre de lo económico a lo político, pues con la base de toda demanda económica debería existir un fin político.
• La lucha por la existencia legal pública de los sindicatos y demás organizaciones de trabajadores.
• El aprovechar todas las oposiciones, con el objetivo de estimular la acción y fomentar el espíritu de lucha.
• El hacer valer el derecho de soberanía territorial, entre otros.
Credo Económico
El Partido Socialista, no alejado de la necesidad social imperante en 1932 y posterior a su fundación en 1933, trabajando en una armoniosa colaboración con sectores populares afectados por políticas inadecuadas implementadas en ese entonces, se traza fines específicos. Uno de estos fines lo constituye su credo económico.
Basados en un comunicado hecho público el 1 de mayo de 1933, se esbozan los puntos que permiten establecer algunos de los objetivos o programas que se tenían como credo económico, no sólo del Partido Socialista, sino también, de otras organizaciones de tendencia izquierdista. Entre estos objetivos tenemos:
• Apoyo moral y financiero a la corporación agraria.
• Transformación del trabajo de la industria, en el sentido de dar satisfacción a las necesidades de las grandes masas trabajadoras.
• Fomento de la cooperación de consumo.
• Centralización bancaria y
• Reorganización del trabajo de la juventud, entre otras.
El Partido Socialista, basado en parte en el Manifiesto Comunista (1846), lo que quería implementar era la práctica de propuestas y alternativas que produjeran una equidad en la distribución de las riquezas, puesto que en Panamá, no existía una distribución de bienes justa o equitativa. Un ejemplo tangible de la época, era el dominio que setenta y dos familias, personas naturales o jurídicas, tenían sobre el recurso tierra, en aquella época.
Las clases altas o la burguesía panameña, gozaba de beneficios clasistas, mientras las grandes masas, o sea, el proletariado, vivía en una condición paupérrima, no sólo en las ciudades terminales, sino también en el resto del país. Basados en una descripción hecha por el fundador del Partido Socialista de Panamá, en éste país se hallaban durante la década del 30 del Siglo XX, instancias socio-económicas como desconocimiento del arado, el sector campesino experimentaba símil situación que el indio del descubrimiento y de la conquista: medio desnudos, descalzos, habitaba ranchos sin paredes y los más estructurados, contaban con paredes de barro, otras de varilla de caña o bambú; empero generalmente a la intemperie (Porras A., 1947). Salvo excepciones a raíz de la existencia del minifundio en provincias como Los Santos y Herrera, esta era la cruda realidad social que imperaba en Panamá, durante la primera mitad del Siglo XX. Sin embargo, en completo paralelismo de esa realidad es importante señalar que con todo ello, las transnacionales se apoderaban de las tierras más fértiles de la república.
A manera de conclusión
En síntesis, con la formación del Partido Socialista de Panamá, se promovió la práctica de una nueva doctrina política que incursionó en el sentir nacional, a través de su ideario político. Este ideario abarcó amplias necesidades sociales de las masas; pero por circunstancias precisas como persecución política, exilio de líderes del partido y en última instancia en el afán de subsistir como entidad política, la unión de éste Partido con sectores pertenecientes a partidos burgueses, no se logró la implementación total del mismo.
A pesar que esta entidad partidista contó con un gran líder y aglutinó a gran parte de las masas obreras y campesinas, no logró subsistir hasta el presente. Pero lo que sí permitió, fue el impulso de nuevos pensamientos y la reivindicación de un cúmulo de reclamaciones que hacían las masas trabajadoras de este país. También deja de manifiesto que los objetivos o lineamientos de algunas entidades partidistas de la época, muchas veces respondieron a los intereses de partidos personalistas, partidos elitistas, amalgamas electorales y a partidos oficialistas. A pesar de todo ello, no se les puede menoscabar el aporte que han dejado como contribución al desarrollo de la vida republicana y democrática que actualmente goza la República de Panamá.
Bibliografía
Anales de la Asamblea Nacional de Panamá. Libro de Actas de 1932.
De la Rosa, Diógenes (1960). Ideas Políticas y los Partidos de la República. Revista Lotería # 56. Julio, 1960. Panamá.
Mendoza A., Carlos (1993). Panamá y sus Partidos Políticos. Ordenación Cronológica.
Recopilación de artículos publicados en octubre de 1993 en el periódico El Panamá América.
Porras A., Demetrio (1947). Veinte años de Luchas y Experiencias. Edit. Americalee. Buenos Aires, Argentina.
________________ (1966). Excluyentes de Culpabilidad. Primera edición. Editora Americana, México.
Porras C., Jorge (1990). Requien por la Revolución. Primera edición. Imprenta SIL, S.A. San José, Costa Rica.
______________ (1976). “Demetrio Augusto Porras: El Camarada”. Revista Lotería # 239. Enero, 1976. Panamá.
Ricord E., Humberto (1964). La Cuestión del Canal de Panamá. Imprenta Cervantes, Panamá.
Soler, Ricauter (1998). El Pensamiento Político en los Siglos XIX y XX. Estudio Introductorio y Antología. Tome 6. Imprenta Universitaria, Panamá.
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