Edgardo Adrián López
edadrianlopez@gmail.com
Según lo que es conocido y en una taxonomía “sui generis”, las fases previas a la Historia parecieran ser:
Lo que se estipuló es que entre el instante de divergencia de los simios y del resto de los Géneros, algunos de los que pudo originar a los Homo…, existen cada vez más candidatos.
Entre esos animales que figuran como los que pudieron escindirse de los simios hace unos 15 millones de años, y dar nacimiento a diferentes Géneros que terminaron en los Homos, son v. g., el Procónsul, el Siviapithécido, el Keniapithecus, el Uranopithecino, el Driopithecus, el Gigantopithécido, el Oreopithecus, el Otavipithécido.
Con muchísima cautela, es viable sentenciar que los Géneros simiescos que citamos, sin que sean simios porque se distanciaron de ellos…, son algo así como simios “pre–humanos”.
Ignoramos qué es lo que sucede, pero de golpe asoman el Paranthropus, el Pitecanthropus, el Ardipithecino, el Ramapithecus, el Australopithécido, entre otros Géneros (nada sabemos respecto a si los Homo derivaron de los Australopithecus, a pesar que haya quienes sí lo afirman)(1). Estos Géneros y otros que se irán descubriendo…, son más humanos; no obstante, todavía dan la sensación de ser simios que en realidad, aprendieron a ser bípedos.
No se está seguro, pero es factible que los Motopithécidos, los Ardipithecus y los Ramapithécidos pudieron ser los que desembocaron en los Australopithecus;
Hace unos 63 (sesenta y tres) millones de años, asomaron los primates arborícolas, semejantes a los lémures actuales y que eran nocturnos para esquivar a los dinosaurios. Luego, a los 45 –cuarenta y cinco– millones de años emergieron primates diurnos; eran los monos. Podían ver en tres dimensiones y en colores (la percepción cromática les permitía identificar las frutas maduras, y a los que son de su especie, de acuerdo a los dibujos del rostro y las expresiones faciales).
Tiempo después afloraron los simios. Es presumible que en un momento dado, que todavía ignoramos, entre hace 10 ó 7 millones de años, alguno se haya apartado de la línea “principal”, dando origen a los diversos pre homínidos, entre los que destacaban los australopithecinos –acaso el antepasado de todas esas líneas evolutivas fue el “hombre del Milenio”.
En Tanzania(2), en un área con cenizas volcánicas, se encontraron las pisadas del que parece ser el australopithécido más antiguo –tiene entre 4 (cuatro) y 3, 5 (tres y medio) millones de años–: el afaerensis o afarensis, que quizá sea el escurridizo “eslabón perdido”. Este primer “simio” bípedo ya tenía una posición erguida, lo que indica que caminar de modo vertical fue un rasgo que distinguía al Australopithecus como Género; característica que parece haber sido anterior al crecimiento del cerebro, a la fabricación de herramientas y al nacimiento del lenguaje.
Alrededor de los 3, 2 –tres millones doscientos mil– años, los africanus eran capaces de demostrar ciertas “emociones” frente a la muerte de alguien cercano(3). Para conocerlos, no podemos remontarnos a ellos a partir del análisis del ADN mitocondrial(4) –cf. infra–; tenemos que reconstruir su forma de vida con base en registros fósiles vinculados a australopithécidos posteriores.
Aunque tenían un cerebro modesto, del tamaño del de un chimpancé(5), eran capaces de caminar erguidos y de subirse a los árboles para escapar de las amenazas. Al caer la noche, realizaban “nidos” con hojas para descansar(6).
El cerebro del africanus, le permitía cierta “memoria”, y poderes de observación y de “asociación”, a fin de recordar y detectar las huellas que “significaban” la probable cercanía de predadores(7), animales herbívoros, etc. Actualmente, se sabe que la famosa “Lucy”, que acaso sea un macho y no una hembra, pertenezca a esa rama de los autralopithecines, línea evolutiva que probablemente, detente lo que se llama dimorfismo sexual –contrastes agudos entre macho y hembra.
La fauna de la época estaba compuesta, entre otros, por deinotherium, ancilotherium, dinofelix, cebras(8), entre otros animales.
Es probable que los Australopithecus al estilo de Lucy, contasen con estructuras sociales complejas, basadas en el liderazgo de un macho dominante que, sin embargo, lo era por el “apoyo” que le daban las hembras del grupo, dependientes a su vez, de una hembra–líder. Se supone que los que anhelaban la hegemonía, se enfrentaban y peleaban de manera “gestual” con el macho dominante.
Acaso vivían en conjuntos de 10 (diez) a 15 –quince– individuos. Puede que algunos grupos fuesen más numerosos y que le disputaran a otros de menor cantidad de miembros, los lugares más ventajosos en recursos escasos (cursos de agua, frutas, etc.).
Eran frugívoros, comían raíces, huevos y cuando se les presentaba la oportunidad, carroña. En el caso de alimentos muy valorados como la carne, los que comían primero eran los dominantes del grupo, con el macho “alfa” a la cabeza. Poco a poco, el porcentaje de carne en la dieta se fue incrementando; se supone que ello redundó en un aumento del tamaño del cerebro, y en la fabricación de utensilios “sofisticados” aptos para cortar y cazar.
Aunque no sabían hablar, se comunicaban acicalándose al igual que los simios.
A causa de agudos cambios climáticos, se reducen los bosques y aumentan los porcentajes de extinción(9). Frente a esos enormes desafíos, parece que hubo dos clases de respuestas generales: una, consistente en hacerse más fornido para resistir el clima riguroso; otra, que apeló al crecimiento del cerebro(10). La primera alternativa condujo al Australopithecus robustus, capaz de especializar su dieta(11) y de triturar raíces con sus fuertes molares. Pero es factible que otras alteraciones climáticas los hayan desaparecido.
En este punto, existen los que esgrimen que los mal bautizados “australopithecino” aethiopicus, “australopithecus” boisei y “australpithécido” robustus no son Australapithecus sino que son un Género distinto denominado Paranthropus. Tales ex “australopithecinos”, parece que no eran diestros en emplear armas, por más que hubiesen podido acudir a guijarros sin modificación ninguna.
Sea como fuere, asoman los Australopithecus que incluyen un elevado porcentaje de carne en su alimentación: se imagina que las reservas acrecidas de proteínas, contribuyen a aumentar el tamaño del cerebro, lo que los vuelve capaces de usar ramas, palos, piedras con el carácter de “herramientas”, en especial, para espantar a sus predadores.
A pesar que las investigaciones no son concluyentes, acaso esa “rama” evolutiva haya desembocado en el Género o la línea–Homo(12).
Por lo anterior, quizá el habilis que aparece hace un millón ochocientos mil años, sea descendiente de esos australopithécidos(13): ya no es simiesco y fabrica toscas herramientas de piedra –principian así, las edades líticas. Al ser cazador y carroñero, de nuevo cuenta con suficientes reservas para expandir su cerebro. Viven en grupos de hasta 100 miembros y hay un “protolenguaje”, análogo al de los bebés que como es conocido, tardan en “madurar” sus órganos de fonación.
However, tal vez sea viable afirmar que esa “protocomunicación”, a pesar de no ser una capacidad de simbolización compleja, haya bastado para que se comience a estructurar la luz diurna en una doble “partición”: día vs. noche, periodos de descanso vs. momentos “relámpagos” de trabajo. Esa “estructura” de la claridad aportada por el sol, acaso, poco a poco, devino en un ritmo temporal marcado cada vez más, por la ejecución de labores requeridas para garantizar la continuidad del “grupo”. A partir de entonces, es probable que durante una etapa larga del Paleolítico inicial, se hayan comenzado a constituir esos instantes “cortos” de faena en un “tiempo de trabajo” que se contraponía con el resto de un “tiempo” que sería “blando”, aun “salvaje”, no domesticado –el Paleolítico Inferior, que se extiende desde hace 2, 2 millones de años hasta los 200.000 a. C., incluye básicamente al Homo habilis y al erectus. Por último, es factible que con el Homo habilis o poco después, ese primitivo “tiempo de tarea” definido por contraste con la oscuridad nocturna y por “referencia” a los momentos de descanso, comenzara a “competir” como “regla” para calibrar la “cantidad” de labor que el grupo debía destinar en su autosubsistencia, con otra norma, derivada de los instantes de no trabajo, regla que se afincaba en el goce, en el descanso, en la vagancia orientada a expurgarse para socializar y en el mero disfrute.
Lo que especulamos, acodándonos en una interpretación tremendamente arriesgada de la teoría de las labores en Marx…, es que por un conglomerado de catástrofes en el sentido de Thom, poco a poco y de a saltos abruptos, se comenzó a elaborar el muro de lo que era algo así como una “proto” temporalidad, afincada en la luz solar y en las pausas de las actividades que ejecutaban esos peculiares animales que estaban inventando tres desastres que hasta hoy, nos agobian: el tiempo, las tareas y la administración de lo que se recogía para no sufrir hambre, acopio que puede nombrarse como una “economía” rudimentaria.
Existen científicos que piensan que el habilis inventó el fuego y que por una “disposición” más que rudimentaria del espacio en el que moraba, suelo en el que se mezclaban restos de caza, detritus, ambientes separados para dormir, los Homo habilis sean también los que introdujeron lo que pudo ser el comienzo del “tabú del incesto”.
Tal cual constataremos, otros paleoantropólogos le adjudican el uso del fuego a los Neanderthales.
Para estudiosos actuales, el Homo habilis y el erectus no son dos especies disímiles, sino que son parte de una única especie con características morfológicas diferentes que estimularon la sensación de que eran dos especies desiguales.
Otros pesquisadores imaginan que el “puente” entre el Homo habilis y el erectus es un tal Homo rudolfensis.
Hay investigadores que, por el contrario, evalúan que el rudolfensis es una suerte de Homo habilis, por lo que casi nada es seguro en lo que conocemos de la hominización.
Parece que las edades de Hielo obligaron a los erectus, que asomaron hace 1.500.000 (un millón quinientos mil) años y que acaso medían 1, 80 mts., a moverse de acuerdo a la migración de las presas. Todas esas condiciones contribuyeron enormemente a que el endeble e irregular “tiempo de trabajo”, que se había comenzado a destacar sobre el fondo “nebuloso” de las acciones para conseguir sustento, operase a modo de una norma que no debía ignorarse, a riesgo de no lograr permanecer como grupo.
El Homo erectus es un verdadero salto evolutivo pues aprende a laborar las piedras(14) –sin embargo, la tecnología lítica no cambia en casi un millón de años. Algunos investigadores creen que el llamado ergaster, hallado en determinadas regiones de África oriental, es un tipo de Homo erectus. Como es de suponer, otros no concuerdan y sostienen que el ergaster es plausiblemente, la “frontera” a partir de la cual surge el sapiens arcaico, el que se convertirá en el Homo sapiens moderno o individuo Cromagnon y éste, en el Homo sapiens sapiens.
Lo cierto es que a causa de las alteraciones climáticas, el erectus se encuentra en serios aprietos y tal vez al borde de desaparecer. Unos conjuntos de Homo erectus emigraron entonces y, de alguna manera que todavía ignoramos, pasaron a Europa (esta es la primera migración de la especie de bípedos fabricantes de herramientas). Es probable que el erectus, allí, en Europa, se haya transformado o no en el Homo Neardenthalensis.
Los erectus que permanecieron en el sur, en zonas cálidas y costeras, acaso “evolucionaron” en el Cromagnon –especie que es clásica del Paleolítico Superior.
Entre el Homo erectus y el Neardenthal, determinados científicos ubican al Homo antecessor.
Asimismo, consideran que entre el erectus y el Homo sapiens moderno, que es el Cromagnon, se encuentra el Homo antecessor, el que es a su vez, el primer Homo sapiens.
En definitiva, para tales paleoantrópologos, el antecessor podría ser el “nodo” a partir del cual aflora el Homo Neardenthalensis y, por mediaciones complejas, el Cromagnon.
Como el Homo antecessor sería ya un sapiens, pocos siguen afirmando que los Neardenthales son Homo sapiens. La mayoría de los estudiosos descartó eso y entiende que, aunque los Neardenthalensis pudieron emerger del primer sapiens arcaico que fue el antecessor, los Neardenthales se alejaron tanto de la vertiente Homo que no lo son, aunque pudieron aparearse con los del Género Homo, como por ejemplo, con los Cromagnon, que fueron los Homo sapiens modernos.
El sapiens sapiens es descendiente del Hombre de Cromagnon o del sapiens moderno, el cual no es el Homo antecessor o el sapiens arcaico.
Sea como fuere, los Hombres de Cromagnon se dispersaron en dirección a Medio Oriente, Asia y Europa (esta es la segunda gran emigración de la especie de bípedos hacedores de utensilios diversos –cf. infra y Gore, Rick 2002 c: 116, 126).
El Neardenthal(15), que parece ser nada más que nuestro “primo” y que existió durante 250 –doscientos cincuenta– mil años, vivía en grupos reducidos de ocho a diez miembros y en cuevas. Su dieta era carnívora, sus armas eran pesadas y es factible que hayan sido los que articularon, al decir de Engels, la primera gran revolución tecnológica, al inventar, aunque parezca inaudito, el fuego (los Hombres Neardenthalensis desplegaron sus herramientas en el Paleolítico Medio, que se sitúa entre los 200.000 a. C. y los 35.000 a. C.). En una cueva del sur de Francia, en el valle del Ródano, se descubrieron restos de Neardenthales que parecen haber sido sacrificados por canibalismo ritual(16) –sobre ese punto, cf. Gore, Rick 2002 c: 135.
En los lugares fríos, la fauna se componía del Mamut, de los lobos gigantes, de los bisontes, del megalócero, de los antílopes, del celodonte (rinoceronte peludo). También había alces gigantes, renos, ciervos rojos(17), entre otros “bichos”.
En los lugares cálidos, como el actual Paraguay(18), había esmilodontes –felinos dientes de sable–, aves del terror, cliptodontes, megaterios (que, aun cuando eran casi vegetarianos, se alimentaban de vez en cuando de carroña para enriquecer la dieta), etc., id est, por las llamadas “megabestias”, las cuales desaparecieron por causas que se discuten –enfermedades, cambio climático, caza excesiva o por una combinación de esos factores.
Los Hombres Neardenthalensis tenían un nomadismo “atado”(19), contaban con lenguaje y había cierta división sexual del trabajo. Si resultara excesiva nuestra delirante hipótesis, ampliada de una peculiar lectura herética de lo enunciado por el suegro de Longuet alrededor del tiempo y del trabajo, respecto de la “modulación” de las labores actuando en la época del erectus, casi con seguridad, en esta fase sí podemos sostener que tiempo y trabajo estaban operando a modo de dos factores que había que “ahorrar”, administrar, “medir”, contabilizar, “acumular” para los instantes en que no fuera fácil alimentarse –mal clima, escasez de presas, nutrientes de poco valor calórico.
Tal cual lo anticipamos, ese grandioso antropólogo, a pesar que haya cometido gruesos dislates, que fue el Engels del Anti–Dühring, dijo que el fuego que probablemente, inventaron los Hombres de Neardenthal, significó un “salto” que nos separó del reino animal (1972: 125) y profundizó el uso del “ardid” del trabajo como manera de obtener alimentos.
Investigaciones actuales parecen indicar que hace unos 500.000 mil años, en la época que dominaban los Neardenthalensis, existió un enigmático Hombre de Altamura(20). A pesar de las –inseguras– dataciones, la capacidad craneana de esa especie era bastante cercana al sapiens moderno u Hombre de Cromagnon. Existen tenues evidencias de que era capaz de fabricar utensilios sin finalidad aparente, por lo que quizá podían cumplir la función de cuasi/objetos de arte. Ese hecho, unido a que tenían que cazar para soportar las duras condiciones climáticas –la carne les daba reservas de energía en un contexto de exiguos vegetales–, acaso suponga algún tipo de “protolenguaje” más desarrollado que el del Neardenthal.
Otros paleantropólogos consideran que el Homo de Altamura vivió en China en paralelo a que los erectus se desarrollaban en otras regiones, y que quizá fue el origen de los Neanderthalensis y del Hombre de Cromagnon (cf. Gore, Rick 2002 d: 88). Si esto es así, el de Altamura es un Homo rudolfensis en cuanto es un antecessor u Homo sapiens arcaico. Lo que significa que, aunque emerja inaceptable…, hasta la “fase” del Paleolítico Superior, pudieron existir conviviendo especies “arquetípicas” con individuos más “avanzados”.
Puede también que el de Altamura sea una “versión” más moderna del Homo rudolfensis. Sea lo que fuere, los de Altamura levantaban “campamentos de caza” alejados del “campamento–base”, en los que se quedaban las hembras y las crías. De ello, se deduce que existía cierta división sexual de las faenas: había cazadores, que eran los que trozaban y repartían la carne en el lugar cercano al de la muerte del animal, y los que no eran cazadores, que eran las mujeres y sus lactantes.
El Hombre de Cromagnon, que apareció hace 150.000 años, poseía un lenguaje más rico, vivía en aglomerados de hasta 100 individuos, fabricaba adornos, elaboraba agujas de hueso, pescaba y era nómada (como lo adelantamos, el Cromagnon es propio del Paleolítico Superior). Es plausible que también haya comerciado(21).
A diferencia de lo que se alucinaba hasta ahora, el nomadismo “atado”, casi “sedentario” del Hombre de Neardenthal, no fue una ventaja, ya que ello influyó en la escasa variación de las técnicas para la creación de utensilios. Por el contrario, el decidido nomadismo del Cromagnon estimuló en él la capacidad de inventiva, por cuanto debía contar con herramientas para cada espacio de caza, pesca y recolección en la que se encontrase. Probablemente, compitió ferozmente con los Neardenthalensis, siendo uno de los factores que los llevaron a su extinción en las postrimerías del Paleolítico Medio o en los inicios del Paleolítico Superior –en apenas 2.000 años desaparecen. Evidentemente y con mayor ímpetu que en las otras especies de bípedos que mencionamos, el aprovechamiento al máximo de la luz diurna o de la “temporalidad ‘natural’”, y el empleo eficiente, óptimo y eficaz de las labores, adoptaron el rasgo de una necesidad cuasi tiránica de “ahorrar”, administrar o “economizar” dos recursos valiosos o escasos, a partir de los cuales, podía obtenerse lo imprescindible, recursos que son lo que fue concebido eones después, con los malditos nombres de “tiempo” y “trabajo”.
Esta génesis laberíntica, sinuosa, compleja, de lo que se fue constituyendo bajo los aspectos de lo “temporal”, de las faenas y de lo impostergable para administrar esos componentes que no pueden derrocharse, bajo pena de no lograr alimentos, es oscura. En otros sitios, hemos anunciado temerariamente, una “secuencia” de cómo lo que se inauguró con la alimentación frugívora, para acabar en la cacería con herramientas elaboradas, se convirtió en “gastos de producción”, que en esa etapa y por milenios, sería inconsciente, y cómo los “costos de fabricación” aplastaron el devenir y operaron en la jerga de Marx, en tanto “regla del valor”, “ley” que para los leninistas, los no marxistas, los anti marxistas y los que aspiran a ser no leninistas, no puede ampliarse de la forma en que lo proponemos. Es que es tremendamente, discutible y esa universalización no únicamente, posee el aspecto de ser un error de principiante en la comprensión de la teoría del valor en el suegro de Aveling, sino que es sin más ni más, una locura.
Pues bien y a pesar que sea una digresión, en la “Primera Conferencia” de las “Cinco Conferencias sobre el Psicoanálisis” de 1909 de Freud, Sigmund, en los párrafos finales de esa alocución, dice que algunas intuiciones, que al ser repelidas por la Comunidad Científica, adquieren el aspecto de prejuicios, pueden desatar polémicas fructíferas. Si se quiere, mi necedad en entender que la hipótesis del valor en Marx, se aplica a las colectividades mercantiles que van desde el trueque hasta el capitalismo (i), tal comprensión del suegro de Lafargue puede movernos a entender que la calibración de lo que es absorbido en un producto en tiempo y tarea, no se aplica exclusivamente, a las mercancías –iii. Puede abarcar los valores de uso (iii) y entonces, la teoría del valor se apoya en una hipótesis de los “gastos de producción” que es más lábil y que sí es factible de ser “estirada” hasta abarcar millones de años –iv.
Regresando a lo que tipeábamos, es plausible que los primeros Hombres de Cromagnon hicieran numerosos intentos de abandonar África(22) en busca de nuevas tierras –necesidad de recursos más abundantes; cambios climáticos que inducían ciclos de sequías e inundaciones; entre otras dificultades–, pero fracasaron.
Uno de los primeros lugares colonizados fue el Medio Oriente. Es probable que esos colonizadores hayan muerto por hambre hace 110.000 (ciento diez mil) años. Sus huesos se descubrieron cerca de Jerusalén.
En otra de las aventuras, enfilaron hacia las costas del este de África, a raíz de las glaciaciones de hace 80.000 –ochenta mil– años. Empleaban herramientas de piedra que sólo utilizaban para comer y que luego las abandonaban. Como quizá llegaron a contar con una población de 100.000 (cien mil), los recursos se volvieron insuficientes y tuvieron que cruzar el Mar Rojo por las “Puertas del Dolor”, hasta Yemen. En virtud de que el mar era 50 –cincuenta– metros más bajo que en la actualidad, los islotes facilitaron el viaje. La ruta por el Sahara es descartada porque fue infranqueable.
Tal vez los recursos (agua, pesca, pasturas, etc.) de Yemen eran aptos para sostener unas 250 –doscientos cincuenta– personas repartidas en grupos de entre 5 (cinco) y 20 –veinte. La “Eva mitocondrial” proviene de allí. Su ADN mitocondrial, que únicamente se transmite de la mujer a sus descendientes, sobrevivió porque acaso a lo largo de unos 1.000 (mil) años, sus mitocondrias fueron las que predominaron poco a poco: las otras “líneas” mitocondriales desaparecieron por causas complejas y desconocidas.
Varios conjuntos partieron de Yemen hacia distintas regiones. Alrededor de los 75.000 –setenta y cinco mil– años, uno de aquéllos se orientó hacia Nueva Guinea. A los 70.000 (setenta mil) pasaron a Australia, por lo que tuvieron que inventar balsas primitivas. Los primeros registros de pinturas rupestres encontrados en Australia, datan de hace unos 61.000 –sesenta y un mil– años. Sin embargo, esas manifestaciones de arte son comunes recién en el Paleolítico Superior (35.000 a. C. – 10.000 a. C.), en el que el Cromagnon se transformará en Homo sapiens sapiens, línea que predominará en el resto de las etapas de la Prehistoria.
Otro grupo emigró a la India y desde allí a Asia.
Hace unos 50.000 (cincuenta mil) años, cuando Arabia era menos hostil, llegaron los primeros colonizadores. A causa del buen clima y de otros factores que todavía son analizados, esta rama de colonos pudo mejorar los utensilios de piedra, elaborar ritos de entierro y andando el tiempo, inventaron la agricultura y la domesticación de animales.
Arabia, menos árida, se convirtió en un “puente” ideal para llegar a Europa: hace unos 40.000 –cuarenta mil– años, los primeros Hombres de Cromagnon ingresaron por los Balcanes; desde allí se fueron a la actual Alemania. En el valle de Neardenth, tal vez se toparon con los Neardenthales. Acaso intercambiaron mujeres con los hombres modernos.
Los Cromagnon de Alemania, al igual que la mayoría de los otros, contaban con magos y/o chamanes, ritos complejos de iniciación, entre otras manifestaciones culturales.
Ahora bien, los grupos que se dirigieron de Yemen hacia la India, también cruzaron a China y Siberia. Si tenemos en perspectiva los registros más actuales, se imagina que hace unos 25.000 –veinticinco mil– años, los Homo sapiens sapiens pasaron el Estrecho de Bering en dirección de América del Norte. Entraron por Alaska y bordearon la costa del Pacífico por la franja que quedó libre de hielos. Cuando éstos comenzaron a retirarse hasta casi la frontera del actual Canadá, algunos grupos se desviaron a Pensilvania, en la costa opuesta.
Actualmente, se está cuestionando esa primigenia hipótesis; algunos creen que la migración fue posible caminando por encima de los bloques de hielo que unían Francia e Inglaterra con la costa de América del Norte, o por una navegación inaudita de barcas precarias, que iban “pegadas” al borde del manto de hielo citado.
De cualquier forma, parece que hubo varias oleadas de inmigración, procedentes de diferentes lugares: Siberia, China, norte de Japón, etc. Tal vez esas disímiles oleadas causaron rivalidades que se “resolvieron” en escaramuzas y pequeñas batallas.
However, no todos aceptan la teoría de la emigración. Algunos indican que los hombres modernos evolucionaron en diferentes puntos de manera simultánea. Pero la variación mitocondrial es más reducida en toda la población humana actual, que en un grupo limitado de simios, lo que demuestra que tenemos un único origen. Empero, somos desiguales en aspectos visibles (color de piel, estatura, las proporciones entre los miembros). Ello se debe a las distintas adaptaciones a la dieta –consumo o no de la carne–, y a la cantidad de radiación ultravioleta recibida según los climas y latitudes.
Las glaciaciones finalizaron en el Mesolítico (10.000 a. C. – 8.000 a. C.), cuando se inicia la domesticación del cerdo y surgen los rebaños de ovejas y cabras. En el Neolítico (8.000 a. C. – 3.500 a. C.), el sapiens sapiens pasa de nómada a sedentario. Inventa la agricultura y profundiza la cría de animales.
La Edad del Cobre (3.500 a. C. – 2.500 a. C.) y la del Bronce (2.500 a. C. – 1.500 a. C.), integran la “Protohistoria”. La etapa final de la Edad del Cobre (que en ciertas sociedades cuenta con mercaderes) y la Edad del Hierro –1.500 a. C. –, transcurren ya en la Historia.
NOTAS
(*) El artículo fue esparcido en http://www.eumed.net/rev/cccss/0712/al4.htm, Mayo de 2008, Sección “Antropología”, en la revista electrónica Contribuciones a las Ciencias Sociales (Número Internacional Normalizado de Publicaciones Seriadas o ISSN 1988 – 5245), cuyo editor es el Dr. Juan Carlos Martínez Coll, Director del grupo EUMED.NET, Universidad de Málaga, Málaga, España, revista indexada en IDEAS–RePEc y alojada en http://www.eumed.net/rev/cccss/.
(**) Doctor en Humanidades con Orientación en Historia, Salta capital, provincia de Salta, Argentina.
(1) La hominización consistió en el doble proceso de diferenciación de los pre homínidos y de los simios, por un lado, y de los pre homínidos y la especie Homo, por el otro.
Por lo demás, hubo varias clases de pre homínidos aparte de los Australopithecus –e. g., los Paranthropus, los Pithecanthropus, los Ramaphitecus, los Ardipithecus, etc. (ver Gore, Rick 2002 b: 43). A ciencia cierta y tal como lo enunciamos, desconocemos si hay una “línea” más o menos continua de evolución entre los Australopithécidos y el Género Homo –cf. Gore, Rick 2002 b: 44, 50.
Por supuesto, las especies que se encuentran entre los 5 millones y los 3 millones 700 mil años, son todavía muy simiescas; con mayor razón, las ubicadas antes del primer margen. Ir a Animales producciones de Canadá (1999 b) “Humanos: ¿quiénes somos?”, segunda parte, programa emitido en 28 de Marzo de 2003, de 6, 00 a 7, 00 hs. por National Geographic Channel.
(2) BBC (2001 d) “Caminando con criaturas prehistóricas”, quinta parte, documental televisado por Discovery Channel en 03 de Mayo de 2002, de 21 a 22 hs.
Cabe aclarar que alrededor de Junio de 2002, se publicó que se habían descubierto osamentas de un pre homínido de unos 6, 8 millones de años. Unos cuantos huesos y unos pocos dientes –molares humanos e incisivos simiescos–, condujeron a bautizar los restos como el “hombre del Milenio”. Quizá del tamaño de un chimpancé, con piernas algo más largas y con brazos y manos adaptados para balancearse en los árboles, era bípedo, vivía en grupos mixtos, era herbívoro y no fabricaba herramientas (en sentido estricto, aparecen recién hace unos 2, 5 millones de años).
En su ambiente se encontraban ciervos, monos, hipopótamos, cocodrilos, leopardos –acaso éstos los cazaban. Habiendo sido bípedo en una época tan temprana, los paleoantropólogos creen que el bipedismo se originó en los árboles y no en el suelo, tal cual lo muestra el andar de los orangutanes y al contrario de lo que establecía la teoría ortodoxa. VVAA (2001) “El Hombre del Milenio”, programa emitido por National Geographic Channel en 15 de Marzo de 2003, de 23 a 24 hs.
En otro registro de sentencias, también no hace mucho que se descubrió un Ardipithecus de alrededor de 5 –cinco– millones de años que es hasta ahora, uno de los “antepasados” más remotos de lo que posteriormente sería la “línea” Homo.
(3) BBC (2001 b) “Caminando con criaturas prehistóricas”, segunda parte, documental televisado por Discovery Channel en 30 de Abril de 2002, de 21 a 22 hs.
Es en ese período en el que se encuentra a Lucy, la hembra australopithécida más antigua.
(4) BBC (2002) “El origen del Hombre”, documental televisado por Discovery Channel en 21 de Abril de 2002, de 21 a 22 hs.
(5) BBC (1999) “Discovery civilization. La evolución humana”, televisado por Discovery Channel en 04 de Enero de 2002, de 14 a 15 hs.
(6) BBC (2001 b) op. cit.
(7) BBC (1999) op. cit.
(8) BBC (2001 b) op. cit.
(9) BBC (1999) op. cit.
(10) BBC (2001 d) op. cit.
(11) BBC (2000 a) “La verdadera historia del Hombre de Neardenthal”, televisado por Discovery Channel en 30 de Diciembre de 2001, de 21 a 23 hs.
(12) BBC (2001 d) op. cit.
(13) BBC (2001 c) “Caminando con criaturas prehistóricas”, tercera parte, programa emitido por Discovery Channel en 01 de Mayo de 2002, de 21 a 22 hs.
Tampoco estamos seguros de lo que vamos a establecer ahora, pero es factible que llegados a este punto, el cerebro evolucionara más rápido a causa de los desafíos que significaban la elaboración de herramientas y el trabajo en grupo para disponer de carne.
(14) El cerebro es la mitad del órgano del hombre actual, pero es muy potente en comparación con el resto de los primates. Acaso con el erectus se hayan comenzado a especializar los hemisferios: el derecho, para lo emotivo, la creatividad y el lenguaje; el izquierdo, orientado a lo analítico y racional. Ver “Animales. Producciones de Canadá” (1999 b) op. cit.
(15) BBC (2000 a) op. cit. Las condiciones climáticas provocadas por las glaciaciones, tal vez aislaron en regiones de Europa, grupos de Homo erectus que comenzaron a evolucionar hacia los Neanderthales. Cf. “Animales. Producciones de Canadá”(1999 b) op. cit.
Ciertos especialistas estiman que la población de los Hombres Neanderthalensis era de unos 10.000 habitantes, de los cuales 3.000 se concentraban en la actual Francia. Al parecer, tenían una organización afincada en los varones, dado que las mujeres circulaban de un grupo a otro –compuesto de 8 (ocho) a 25 (veinticinco) individuos–, sea por intercambio o por rapto. También eran territoriales y delimitaban un radio de caza de aproximadamente 43 Km., lo que equivale a un día de recorrido. Ver Discovery Channel (2000 b) “Pasado, presente. El mundo de losNeardenthal”, televisado en 23 de Enero de 2003 de 15 a 16 hs.
En otro orden de cuestiones, en Agosto de 2002 se descubrieron restos fósiles de habilis en Siberia; las dataciones iniciales parecen haber arrojado una edad de 2 millones de años. Si eso se confirmara, las más tempranas migraciones se habrían gestado mucho antes de las cifras menos conservadoras. Pero esta situación no es de extrañar, dado que existen diversas posiciones respecto a las migraciones de la especie Homo hacia otros sitios fuera de África. Por ejemplo, hay investigadores que son reacios a ofrecer hipótesis en relación con esos movimientos y se dedican a estudiar los avances poblacionales a partir de hace 50.000 años.
Sostienen que alrededor de hace 80.000 años y poco antes que la desertización de casi toda África se extendiera, el cerebro de los Homo sufrió un crecimiento relevante que les permitió un lenguaje articulado de una complejidad tal, que posibilitó afinar las estrategias de caza, rastreo y asedio de las presas. Al parecer, ese primer lenguaje era análogo al de los bosquimanos, quienes son los únicos que tienen “chasquidos” en calidad de significantes fonéticos.
De manera afortunada, ese nuevo lenguaje, distinto de los anteriores, emergió en el instante justo en que la supervivencia se enfrentaría a un dilema serio: arrinconados en una pequeña fracción del sur, un conjunto de Homo decidió partir en dirección a otras regiones hace unos 50.000 años. Lo inaudito es que el puerto de destino se encontraba a 10.000 Km., es decir en Australia –todavía no se sabe cómo atravesaron semejante abismo. La datación se reconstruyó a partir del análisis de una variación en el gen “Y”, que se transmite de varón a varón, y que opera como marcador genético.
Luego que amenguara un poco la desertización, dejando una franja libre cerca de la costa, otro grupo de Homo se dirigió a la península arábiga hace unos 40.000 años, para extenderse por el resto de Medio Oriente, la India, la costa asiática, China, Mongolia y la actual Rusia (fueron éstos los que hace unos 30.000 años, se orientaron a Europa –cada uno de esos conjuntos tienen un marcador genético propio).
Los que migraron a la costa asiática, a China y Mongolia poblaron el extremo NE de Asia, a los fines de trasladarse a Alaska (las fechas varían desde hace unos 25.000, hasta unos 15.000 años). Desde aquí se colonizó parte de las Américas. En el presente, los descendientes de los que dieron origen a los primeros pobladores de Alaska y de las Américas, viven en la helada tundra de la ex URSS como tribus nómadas.
De todo lo enunciado, a pesar de las ligeras variaciones de fechas consignadas en el cuerpo del texto, se infiere que el “concepto” de “raza” es erróneo y que no es científico; todos somos africanos bajo la piel. Cf. National Geographic International (2002) “El viaje del Hombre”, programa televisado en 01 de Marzo de 2003, de 18 a 20 hs. por National Geographic Channel.
(16) BBC (2001) “Paleopatología”, programa televisado por Discovery Channel en 9 de Junio de 2002, de 13 a 14 hs.
(17) BBC (2001 d) op. cit.
(18) BBC (2001 c) op. cit.
(19) BBC (2000 a) op. cit.
(20) BBC (2000 c) “Pasado, presente”, programa televisado por Discovery Channel en 24 de Octubre de 2002, de 14 a 15 hs.
(21) BBC (2001 d) op. cit. Cuando migraron a diversas regiones de Medio Oriente, la India, Mongolia, China, etc., quizá se encontraron con grupos supervivientes de erectus y/o de las otras especies que algunos paleoantropólogos sugieren.
La gran variedad de utensilios fabricados por los Hombres de Cromagnon, supuso una gran revolución tecnológica. Pero la gran herramienta evolutiva es el lenguaje; los Cromagnon poseen ya sintaxis y gramática.
La otra lo es la invención del arte en las cavernas, hace unos 40.000 años, por cuanto implica una verdadera revolución en la comunicación. Una pintura rupestre no sólo era una “lectura” del mundo según la percepción de la especie, sino que era un “archivo” que transmitía y conservaba datos.
Quizá uno de los factores que impulsaron el despliegue del lenguaje y del arte, fue la necesidad de los Hombres de Cromagnon de expandirse y de competir con éxito frente a las otras especies de bípedos, pero en un plano que no tendría competencia, en el registro de la abstracción y de lo simbólico. Ver “Animales. Producciones de Canadá” (1999 c) “Humanos: ¿quiénes somos? La invasión humana”, tercera parte, documental televisado en 28 de Marzo de 2003, de 7, 00 a 8, 00 hs. por National Geographic Channel.
(22) BBC (2002) op. cit. Los Homo Sapiens sapiens, tal cual lo estipulamos, colonizan las Américas. Hace unos 10.000 años acaso había 1 millón de habitantes repartidos en cinco continentes. Aunque es una población modesta comparada con los más de 6 mil millones de individuos de principios del siglo XXI, aparecen problemas de subsistencia. Entonces, en Medio Oriente, ciertos grupos inventan la agricultura.
Este esencial descubrimiento también se realiza en las Américas. La ventaja de la agricultura es que permite almacenar alimentos y que casi siempre, trae como consecuencia el empleo de ganado.
El caso es que en apenas 5 mil años afectamos más el entorno que nuestros ancestros en 5 millones. Sin embargo, cada peligro ayudó a forjar cerebros más inteligentes, flexibles y “globales”. Cf. “Animales. Producciones de Canadá” (1999 c) op. cit.
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