Joaquín Pérez García-Valdecasas
Durante la Alta Edad Media, en los siglos que irán del X al XII surgirán una
serie de construcciones que tomarán como modelo los elementos constructivos
romanos a lo que unirán las aportaciones bárbaras, dando lugar a un estilo
propiamente europeo. Será el estilo de las peregrinaciones, las órdenes
religiosas, del año mil y de las reliquias.
Pero la primera pregunta que cabe hacernos al estudiar el arte románico es dónde
surge. Numerosas son las disputas entre los diferentes países por hacerse cuna
de este movimiento artístico, sobre todo entre Francia y España. Hoy día el
asunto parece tener una solución más o menos clara. Podemos decir que surge en
Francia, entorno al monasterio de Cluny, desde el cual alcanza una rápida
expansión. Nos movemos en una época en la que el año mil está muy cerca y surgen
lógicos temores apocalípticos propios de una sociedad principalmente rural y de
enorme influencias religiosas. Junto a ello coincide una moderada expansión
demográfica y amenazas políticas como la incursión musulmana por el sur de
Europa. El Imperio Romano así como la Iglesia se había dividido hacía ya algunos
siglos en dos partes de las cuales sólo había sobrevivido como tal una, el
Imperio Romano de Oriente, convertido ahora en Imperio Bizantino, mientras que
occidente se había dividido en diferentes estados tras las invasiones bárbaras.
Al traspasar el año mil (y el mil treinta y tres) las previsiones apocalípticas
resultaron fallidas y una ola de acción de gracias recorrerá el continente.
Junto a ello se lleva a cabo una reforma auspiciada por la orden cluniacense y
difundiendo por el continente el nuevo estilo artístico. Dos tendencias nacerán
en este momento, ambas marcarán el futuro espiritual y artístico del momento y
representadas pro las órdenes más importantes del momento:
-Cluny: favorecido por el culto a las reliquias. Crean el modelo de iglesia de
peregrinación. Partidarios de mayor riqueza decorativa.
-Cister: partidarios de la vuelta a la primitiva humildad, austeridad
ornamental.
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Sin duda alguna, el culto a las reliquias tuvo un carácter fundamental a la hora de definir la cultura románica. Estas reliquias milagrosas darán lugar a la aparición de rutas de peregrinación culto a las reliquias, sobre todo tras el milenio, y que darán lugar a las peregrinaciones, que constituirán todo un fenómeno de masas en torno a tres centros principales: los santos lugares de Jerusalén, Roma y las catacumbas y la tumba del apóstol Santiago en Galicia. Y es que este último fue un suceso providencial, cuando bajo el reinado de Alfonso II el ermitaño Pelagio obtuvo la revelación sobre donde se encontraba la tumba del apóstol Santiago, que había permanecido olvidada más de 800 años. Poco después se organiza entorno a este descubrimiento toda una serie de rutas de peregrinación por donde circularán las ideas culturales y científicas del momento. Además servirá como nexo de unión de este arte continental.
La arquitectura románica.
Lo primero que fue necesario es un lugar que albergaran las reliquias, un lugar para la oración y un lugar para las órdenes religiosas. Por tanto, los edificios de carácter religioso son los que van a marcar las pautas en cuanto a arquitectura. Dos tipologías serán las que prevalezcan: La iglesias y los monasterios. En ella encontraremos una serie de rasgos que serán comunes en prácticamente todo el continente. Comenzando por los materiales constructivos el predominante será la piedra. Este material tendrá una doble finalidad. Por un lado el propiamente arquitectónico, al ser un material resistente y fuerte, pero sobre todo eficaz para prevenir los numerosos incendios que se producían en las iglesias como consecuencia de la utilización de las velas en los cultos religiosos. Por otro lado, al ser un material muy resistente tendrá una significación simbólica de eternidad y perdurabilidad.
Las plantas utilizadas en los las iglesias serán principalmente de dos tipologías, en primer lugar las plantas basilicales que dejan notar la importancia de la herencia cultural romana. Estas plantas suelen poseer por regla general tres naves separadas por columnas, aunque el número de naves puede variar a cinco. En segundo lugar la otra tipología de plantas son las de cruz latina con crucero y también de tres o cinco naves. Estas naves tendrán una doble altura, siendo la central mayor que las laterales para aportar iluminación y colocar en ella la tribuna. La estos edificios se cubrirán mediante bóvedas de cañón divididas en tramos mediante arcos fajones y pilares que al exterior pasan a ser contrafuertes para aguantar la bóvedas de piedra. Por lo tanto los muros serán muy gruesos y pesados para contrarrestar peso de la bóveda, dándole al edificio un aspecto pesado muy característico del estilo románico. Esta pesadez y anchura de los muros hará que se abran pocos vanos al exterior por lo que la oscuridad será la tónica en estos edificios.
Dos nuevos elementos surgirán en este momento: los absidiolos (asociados al ábside) y el deambulatorio, los primeros de ellos están pensados para alojar en ellos diversas capillas y poder desarrollar en ellos cultos de manera simultánea sin que unos se vean afectados por otros. Los deambulatorios están relacionados con el culto a las reliquias y se dan sobre todo en iglesias con gran afluencia de peregrinos, como es el caso de Compostela o la Magdalena de Vezelay. Estos elementos generan en plantas como las de cruz latina una profunda simbología de manera que la cabecera acabada en ábside se trasladaría a la cabeza de Cristo, el transepto los brazos, el crucero el corazón y las naves simbolizarían los pies de Jesucristo. Es precisamente en los pies donde se introduce una nueva forma de concebir las portadas que tendrá gran éxito en el arte Románico y que se extenderá a estilos posteriores. Me refiero a las portadas abocinadas por una serie de arcos sucesivamente inscritos (arquivoltas) y con un parteluz. Sobre ellas se inscribe un tímpano: espacio semicircular entre el dintel y el arco, que será la cristianización del frontón griego.
Buenos ejemplos de estas iglesias las encontramos por ejemplo en Francia, como pueden ser las de Saint Sernnin de Toulouse, Santa Fe de Conques, San Martín de Tours o la Magdalena de Vezelay. En Alemania encontramos importantes ejemplos como las catedrales de Worms, Maguncia o la de Espira. En Italia el Arte Románico tendrá un carácter más propio debido a la cercanía de la influencia de la cultura romana, aun muy patente, y el menor contacto con las culturas bárbaras. Además la herencia paleocristiana se entremezcla con los estilos posteriores; destacando las basílicas de San Ambrosio de Milán, san Miguel de Pavía o san Miniato al Monte de Florencia y las catedrales de Parma y Módena.
En España el Románico tendrá unas características propias debido a la especial situación de la península. En el centro-sur de la misma la ocupación musulmana hace que su influencia se note en prácticamente todas las construcciones de la zona cristiana. Junto a esta influencia llegarán otras de distintos puntos de Europa, de manera que de Italia llegan influjos como los de las bandas lombardas o de Francia modelos procedentes de las iglesias de peregrinación creando un estilo de gran riqueza que se refleja en obras arquitectónicas de la talla de san Isidoro de León, la catedral de Zamora o la iglesia de san Martín de Frómista.
Pero sin duda el gran referente de la arquitectura románica española es la Catedral de Santiago de Compostela, con una planta cruz latina, de tres naves, cubierta la central mediante bóveda de cañón y las laterales con bóveda de aristas. Posee deambulatorio como corresponde a una iglesia de peregrinación, absidiolos y arcos de medio punto peraltados apoyados en pilares cruciformes. Sobre naves laterales, el triforio abierto a la nave central. Crucero cubierto por un cimborrio. Posee tres portadas, destacando la de Platerías y la de Azabacherías (la otra es de época barroca).
La otra gran tipología en la arquitectura religiosa románica son los monasterios. Diseñados como pequeñas ciudades, serán el gran foco cultural del momento. No solamente como centros de oración sino que en ellos se copiarán documentos y libros, se innovará en las artes y serán centros de poder. Estarán ubicado fuera de los centros urbanos, debido parcialmente como traslado a la realidad del decaimiento medieval de las ciudades y además buscando lugares retirados que favorezcan el trabajo y la oración. En los monasterios es donde quizá distingamos con más facilidad la anteriormente mencionada diferencia entre la orden del Cister y la de Cluny. La primera con mayor austeridad decorativa mientras que la segunda dará mayor juego a la innovación decorativa. Como hemos dicho, no están pensados meramente como edificios religiosos sino que en ellos encontramos diferentes dependencias con un esquema más o menos uniforme que sirva de guía a cualquier monje que se desplace de un monasterio a otro. Los principales elementos que encontramos en los monasterios son:
- Iglesia es el núcleo principal. Plantas: Cluny cabeceras semicirculares y absidiolos y deambulatorios. Cister cabeceras planas y prohibición de entrar a los seglares, separación de los monjes dentro de la iglesia según su categoría.
- Claustro: simboliza el paraíso terrenal, lugar de paseo, lectura y meditación. Estructura el recinto; entorno a él se sitúan las diversas estancias. Suele estar porticado. Capiteles historiados y figurados con figuras de monstruos y animales fantásticos.
-Áreas de servicio:
* Sala capitular: donde se reúne a comunidad para discutir los asuntos del monasterio.
* Refectorio: comedor.
* Cilla: granero y estancias para la administración del monasterio.
Las artes plásticas románicas: La escultura y la pintura.
Con características similares, estarán siempre asociadas a la arquitectura. Ambas tendrán la misma finalidad instructiva. Hay que tener en cuenta que en esta época la el pueblo en su práctica totalidad era iletrado por lo que necesitaba de las imágenes para comprender los evangelios. De esta manera tanto la pintura como la escultura tendrán una utilidad práctica sin la cual las masas no podrán comprender la liturgia. En cuanto a su ubicación la escultura la encontraremos en las portadas de las iglesias y las catedrales principalmente en los tímpanos, las jambas o los ábsides de forma que el fiel pueda leer en la piedra las enseñanzas de las Escrituras. Así podemos apreciar magníficos relieves románicos en tímpanos como los de la catedral de Conques, Moissac o san Lázaro de Autum.
La ubicación de las pinturas es lógicamente diferente, debido a la fragilidad de las mismas se colocan en el interior de los templos, tanto en los ábsides como en los frontales de altar pintados. Los mejores ejemplos de pintura románica los podemos encontrar en España, sobre todo en el valle del Bohí con san Clemente y santa María de Tahull como sus máximos exponentes. Los frontales de altar son tablas de madera decoradas con pinturas que se situaban bajo la mesa en la que se oficiaban los ritos y que hacían alusión a los patrones de la iglesia en cuestión como puede ser el frontal de altar de san Quirce y su madre santa julia (1100).
Tanto la pintura como la escultura tendrán una serie de rasgos característicos comunes como son figuras alargadas, ojos almendrados, anatomía defectuosa, extrañas perspectivas y un acusado antinaturalismo. Muy llamativos son los temas representados en ellos, generalmente relacionados con escenas apocalípticas debido al mencionado cambio de milenio, y a la necesidad de infundir respeto en el espectador. Junto a estos temas encontramos escenas del Antiguo y Nuevo Testamento así como vidas de santos. Pero los apocalípticos son los que más predominan con representaciones como la Maiestas Domini: Cristo sentado en un trono con el Evangelio en la mano izquierda y bendiciendo con la derecha, a los lados el tetramorfos: león (s. marcos), toro (S. lucas), águila (s. juan), ángel (s. Mateo) y los 24 ancianos del apocalipsis tocando instrumentos y la Maiestas Mariae: sigue modelo de Theotocos bizantina. Virgen trono de dios a modo de intercesora entre Dios y los fieles.
Bibliografía:
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