Así configura la ética como una especie de modo de ser y de carácter de la
persona y de la colectividad, que, en definitiva, persigue “conocer” como medio
para poder “obrar bien”. Para Sócrates, en el conocimiento está
el secreto de la actuación moral.
Sócrates, siglo v ane.
Resumen
La ética ha tomado una nueva dimensión en el contexto mundial actual, donde el
uso y la manipulación de información ha revolucionado los métodos establecidos,
la irrupción de las tecnologías de la información y de la comunicación han
traído aparejadas un sin número de cuestionamientos y comportamientos que hacen
necesario replantearse las antiguas concepciones éticas, mucho más en
profesiones como las del bibliotecario. Sobre estos temas trata el presente
trabajo donde se pretende estudiar y revisar algunas de las bibliografías sobre
la Ética y sus cuestionamientos en el ámbito del profesional de la información,
en sentido general.
María Virginia González Guitián
marivi@ict.uho.edu.cu
Marcos Antonio Martínez Ríos
marcos@infosoc.cu
Sócrates fundamentó la “ética” en una coherencia entre fines y medios, en una
especie de moral laica que
tiene por objeto explicar racionalmente las conductas en la que las preguntas
clave son
el “por qué” y el “para qué” debo hacer algo.
La palabra ética proviene del vocablo griego éthos, que se refería no solo a la "manera de ser" sino al "carácter". Posteriormente se usó para referirse a “La manera de actuar, coherente, constante y permanente del hombre para llevar a cabo lo bueno", lo cual está muy relacionado con la moral, es decir con las costumbres y maneras de actuar o comportarse.
La palabra ética es empleada como sustantivo y como adjetivo. En el primer caso (la Ética o la Moral) dan a entender un saber específico dentro de las disciplinas humanas que tiene como objeto la fundamentación racional de lo que debe ser la responsabilidad del ser humano para alcanzar lo bueno o lo recto.
Cuando estas palabras son utilizadas como adjetivo, juzgan la cualidad de las acciones humanas, la manera que éstos ejercen su responsabilidad frente a los valores, los principios y las normas morales, es decir se refieren al modo subjetivo que tiene una persona o un determinado grupo de interpretar los valores morales.
El uso de la palabra ética en el lenguaje popular se refiere a la doble dimensión de las acciones humanas que tienen que ver con "el bien" o con "lo bueno". Mientras que el saber filosófico se preocupa de justificar racionalmente criterios de acción que no sean arbitrarios y que sean universalmente válidos (dimensión objetiva) la ética, muestra cómo los hombres concretan o no esos criterios en su acción personal (dimensión subjetiva).
Según Adela Cortina (1992) la Moral es el “conjunto de principios, preceptos, mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de conducta, valores e ideales de buena vida que en su conjunto conforman un sistema más o menos coherente, propio de un colectivo humano concreto en una determinada época histórica”.
Pero tanto en el lenguaje popular como en el intelectual a la palabra Moral se le atribuye un contenido conceptual similar al de Ética. A continuación se muestran sus principales similitudes y diferencias.
ETICA MORAL
La Ética es una disciplina filosófica que se ocupa de la fundamentación racional del comportamiento moral del hombre. La Moral es todo lo que se refiere a los valores asumidos y vividos por el hombre.
La Ética se ocupa del conjunto de principios inalterables como la defensa de la vida, la búsqueda de aliviar el sufrimiento, el respeto por las personas y la confidencialidad. La Moral se ocupa de la dimensión subjetiva de quien asume esos principios de defensa de la vida, la búsqueda de aliviar el sufrimiento, el respeto por las personas y la confidencialidad.
La Ética nos da los valores universales. La Moral nos da las distintas aplicaciones que tiene la ética.
La Ética está en el campo de la filosofía y reflexiona sobre algunos aspectos de la antropología cultural.
La Moral está en el campo de las ciencias empíricas de la moralidad, que también abarcan a la sociología, la etnología, la antropología, y la psicología.
El objetivo de la Ética es la aplicación de las normas morales tomando como base la honradez, la cortesía y el honor, contribuyendo así, al fortalecimiento de las estructuras de la conducta moral del individuo. El objeto material de la Moral son las costumbres y la conducta humana y el objeto formal es el conjunto de leyes que deben informar y orientar la actividad humana.
La Ética como parte de la filosofía sigue con sus bases uniformes a través de la historia, inculcando principios y valores que orientan a personas y sociedades. La Moral establece las normas que determinan lo que es el bien y el mal, es decir lo que se debe y lo que no se debe hacer.
La Ética, es el intento racional de averiguar cómo vivir mejor, y su objeto es suministrarnos las pautas para conseguirlo. La Moral es la sumatoria de costumbres y normas impuestas socialmente que aceptamos, sobre las cuales actuamos diariamente.
En definitiva el término más empleado o generalizado en nuestros días es el de Ética, el cual toma diversas connotaciones. Sobre esto, varios autores han reflexionado definiéndola como:
La Real Academia Española parece inclinarse por la similitud cuando nos dice que la “ética es la parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre”.
Wittgenstein, afirma que: “La ética puede definirse como la disciplina filosófica encaminada al estudio de la valoración moral de los actos humanos, de manera que la ética responde a la pregunta para todo lo que es bueno (…), ética es la pregunta por el significado de la vida, o por lo que hace que valga la pena vivir la vida, o por la manera correcta de vivir”.
López Bombino (2002), refiere: “La ética es una teoría, esto es, un instrumento teórico de orientación de los hombres en el mundo de los valores morales”.
Martínez Rodríguez (2005), considera que la ética es “la ciencia que estudia el origen, la estructura y las regulaciones del desarrollo histórico de la moral, vinculada históricamente al análisis científico de las relaciones y el comportamiento moral de los hombres en sociedad y a investigar, fundamentar y valorar teóricamente el sistema de ideas, valores, cualidades, principios y normas morales”.
Según Guséinov (1986) “La ética es la ciencia que trata sobre la moral (moralidad). Como filosofía de la moral, se pregunta: por qué se consideran válidos unos comportamientos y otros no; compara las pautas morales que presentan diferentes personas o sociedades, busca su fundamento y legitimación; investiga aquello que es específico al comportamiento moral; enuncia principios generales y universales inspiradores de toda conducta”.
En general, la Ética proporciona determinados principios fundamentales que esclarecen entre lo que es correcto o incorrecto como: la Solidaridad, la equidad, no dañar a un ser humano, la eficiencia, la responsabilidad del papel que hay que desempeñar, aceptar los efectos de nuestros actos, entre otros. Pero de cada ámbito social y dentro de cada profesión o contexto toma diversas dimensiones, todas ellas relacionadas con nuestra actuación y comportamiento ante la sociedad.
Ética de la Información
Antes de abordar este tema se ha de partir del concepto de ética profesional entendido como “aquella ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos de los profesionales con su entorno natural y social". Martínez Rodríguez (2005) más adelante afirma “… el mérito, la eficiencia y la calidad de cada tipo concreto de trabajo, de toda profesión depende, en última instancia, de cuan consecuentemente se realicen en dicho trabajo los principios y valores morales generales y particulares”.
Para Capurro (2002), la ética de la información en sentido amplio abarca preguntas concernientes a problemas éticos en el campo de los medios de masa y de la informática. En sentido restringido abarca preguntas concernientes a problemas éticos en el campo de redes interactivas electrónicas (Internet). Según este mismo autor, el concepto de ética de la información se remonta probablemente a la década de 1970 cuando las computadoras comenzaron a utilizarse en el campo de la información científica y surgieron nuevas interrogantes con respecto al almacenamiento y acceso a documentos de contenido científico-técnico o a sus sustitutos (abstracts) coleccionados en bases de datos bibliográficas.
Cuando surgió Internet a comienzos de 1990 tuvo lugar una extensión del significado del concepto usado hasta entonces de ética de la computación (computer ethics) al nuevo medio y se crearon al mismo tiempo nuevos términos competitivos como el de ciberética (cyberethics) y ética de la información (information ethics).
La ética de la información puede concebirse como una teoría descriptiva y emancipadora bajo perspectivas históricas o sistemáticas: Capurro (2005).
Como teoría descriptiva analiza las distintas estructuras y relaciones de poder que determinan la actividad informativa en distintas culturas y épocas.
Como teoría emancipadora se ocupa de la crítica al proceso de relaciones morales en el campo de la información y comprende aspectos individuales, colectivos y universales.
Según Smith(1997), la ética de la información, es aquello que “trata todo lo relacionado con el uso y mal uso de la información y que incluye: propiedad intelectual, acceso a la información libre o restringida, censura, uso de información del gobierno, intimidad y confidencialidad, integridad de los datos, flujo internacional de información, etcétera”. Y más adelante refiere … “la ética profesional, trata el comportamiento profesional es decir, cómo se aplican los principios éticos a la toma de decisiones y acciones de los profesionales de la información, cómo se desempeñan, elevan su prestigio y competencia”.
Sobre esto Acosta Sánchez, Janeiro Hernández y Martínez Contrera expresan: “Es difícil establecer una definición de ética para el trabajador de la información. Pero pudiera decirse que comprende las acciones y decisiones morales relacionadas con la actitud profesional ante las actividades, problemas y tendencias en el campo de las ciencias de la información. Ella sustenta la toma de la decisión correcta, la determinación del beneficio en relación con el perjuicio; lo justo ante lo injusto y qué debe hacerse en el contexto de la atención bibliotecaria de acuerdo con la disposición de hacer el bien”.
Quizás la definición de Ética bibliotecaria más precisa e la emitida por la Libraries Association, la ética bibliotecaria es aquel saber que ayuda a los bibliotecarios a tomar decisiones prudentes y justas basadas en valores morales, fundamentada en el discurso ético, acorde con la época y el contexto social. Pero no sólo se puede ver la ética de la información vinculada solamente con la labor del bibliotecario, sino que esto incumbe a otras muchas profesiones que también requieren del manejo ético de la información para llevar a cabo todas sus operaciones, procesos y funciones, como pueden ser los Archivistas, Periodistas, los Especialistas en Mercadotecnia, en fin muchos, para todos es muy importante el actuar bajo determinadas normas, principios y conductas éticas donde tratar, manipular y difundir información constituye su razón de ser.
El desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y su implicación en la Ética.
Actualmente se vivencia un continuo desarrollo y explotación de las computadoras, las cuales cada día se fabrican con mayores capacidades de almacenamiento y procesamiento, la fusión del proceso de la información con las nuevas tecnologías de comunicación, así como la investigación en el campo de la inteligencia artificial, ejemplifican el actual desarrollo definido como la era de la información, lo cual ha traído aparejado serios problemas para el funcionamiento y la seguridad de los sistemas informáticos en los negocios, la administración, la defensa y la sociedad en general.
El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), Internet y la digitalización de la información, han facilitado el acceso y divulgación de la información rompiendo las barreras geográficas, pero a su vez, han traído aparejados una serie de comportamientos ilícitos, o delitos informáticos, así como problemas para los derechos de autor y la privacidad de la información.
En los últimos años se ha producido un incremento de los delitos relacionados con los sistemas informáticos en los Estados Unidos, Europa Occidental, Australia y Japón, lo cual representa una amenaza para la economía de esos países y para la sociedad en su conjunto. Han aparecido diferentes tipos de crímenes computacionales, como los Data diddling (modificación de datos), Salami slicing (robos de pequeñas cantidades de dinero), Phreaking (llamadas de larga distancia), Cloning (fraude del teléfono celular usando escaners), Carding (robos de números de tarjetas de crédito en línea), Piggybacking (robos de números de tarjetas de crédito espiando) y Spoofing (robos claves a través de página falsa de login), entre otros.
Por otra parte, están los llamados sabotajes informáticos entendidos como todas aquellas conductas dirigidas a causar daños en el hardware o en el software de un sistema que han evolucionado hacia técnicas muy sofisticadas y de difícil detección que destruyen, ocultan o alteran los datos en los sistemas informáticos, como por ejemplo, los Fraudes a través de computadoras, (creación de datos falsos o alteración de datos en sistemas informáticos, con el objeto de obtener ganancias indebidas); las Copias ilegales de software y espionaje informático (conductas dirigidas a obtener datos, ilegalmente, de un sistema de información; la Infracción del Copyright de bases de datos, y la Interceptación de e-mail (violación de correspondencia, e interceptación de telecomunicaciones).
También están los Hackers o piratas que roban información de computadoras estatales e instalan virus informáticos para su posterior destrucción. Pero quizás el aspecto más negativo, dañino y abominable producto del propio desarrollo de las TIC, es la distribución de Pornografía infantil por Internet.
En este sentido, muchos países están dictando leyes para el robo de datos, la obtención del acceso no autorizado, la violación de los datos pertenecientes a los bancos, la intercepción de las comunicaciones, las amenazas de dañar los sistemas computacionales y la difusión de virus.
Demás está decir que toda esta situación no admite dudas a un replanteamiento de la actuación profesional en lo referido a la conducta ética, pues las TIC están revolucionando la propia forma de actuar y vivir de las personas, la manera en que nos comunicamos, educamos y trabajamos, en fin todos los aspectos de la vida humana. De ahí que han surgido nuevos valores y patrones de comportamiento social.
Los principales problemas éticos aparecidos debido al propio desarrollo y utilización de las TIC y especialmente de Internet y la World Wide Web, están referidos, entre otras cuestiones, a la privacidad, el control y vigilancia en el lugar de trabajo, los derechos de propiedad intelectual, la seguridad informática, el acceso y poder a los sistemas informáticos, la globalización y la responsabilidad moral y profesional.
También hay otros factores del actual desarrollo mundial que acarrean serios cuestionamientos a los valores y al comportamiento ético, tal es el caso de la Genética y la Biotecnología, donde es imprescindible un control responsable y un replanteamiento de las concepciones éticas. Han aparecido las llamadas fobias relacionadas con la tecnología, y los ordenadores, tal es el caso de las ciberfilias, (actitudes que responden a la necesidad de incorporar el ordenador u otro tipo de aparatos como los videojuegos, como elementos integrantes en nuestras vidas). El ordenador se ha convertido en el paradigma ideal de toma de decisiones al ser rápido, fiable, capaz de absorber y manejar enormes cantidades de información, es además una herramienta que expande y amplifica la capacidad intelectual humana, delimitando a su vez el área de problemas que pueden ser racionalmente tratados.
Por lo que como expresan Fernández-Molina, Guimaraes, Vidotti, Flamino, Souza, Camargo, Silva, Moreno, y Ramalho, en su trabajo Aspectos éticos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, “… no podemos obviar que el uso de las nuevas tecnologías debe realizarse de acuerdo con principios éticos que respeten la especificidad, la subjetividad y los valores culturales de cada comunidad o nación”.
Retos para las Bibliotecas y Centros de Información
La ética más que un concepto representa un nuevo paradigma para el profesional de la información, pues estos asumen una conducta ética al ser responsables moralmente ante sí mismos y ante la sociedad en su conjunto, de ahí la necesidad de aplicar nuevos códigos y normativas relacionadas con la formación y el accionar de estos profesionales. La ética moderna utiliza el término deontología para aplicarlo a la vida profesional, considerando a esta como el conjunto de deberes, derechos y principios consensuados para una profesión. Se ocupa de los deberes y obligaciones exigibles a todos los que ejercen una misma profesión y facilita la formulación de un conjunto de normas y códigos que permiten aunar las actuaciones con un sentido ético para dicha profesión.
Las bibliotecas realizan actividades y prestan servicios que contribuyen a la creación, y a la transmisión de valores éticos aparejados a sus funciones promoviendo una serie de valores y favoreciendo el desarrollo personal y social del individuo. Contribuyen a formar una conciencia política y social en el usuario, son las encargadas de divulgar los logros de la ciencia y la técnica, y cumplen además una misión social al orientar y capacitar al usuario en el manejo y aprovechamiento racional de los recursos tecnológicos.
El profesional de la información en su accionar diario desarrolla una serie de valores éticos como: Competencia profesional, Defensa del libre acceso a la información, Compromiso de lealtad con la institución, Protección de los derechos de propiedad intelectual, Defensa y conservación del patrimonio cultural, y Equidad e imparcialidad en su relación con los usuarios, entre otros.
Pero no todos aplican diariamente estos valores cometiendo una serie de faltas de ética en el uso de la información, entre ellas: Rojas Mesa (2004)
• Se violentan claves para acceder a información que sólo es para suscriptores en Internet, la inspección de servidores, redes, archivos de empresas o compañías.
• Se recupera y reproduce información situada en Internet que es sólo para suscriptores.
• Se disemina, de modo prematuro o sensacionalista, procedimientos cuya eficacia todavía no se ha determinado y que carece de suficiente respaldo científico.
• Se publica y accede a sitios que promueven una serie de conductas delictivas (pornografía infantil, propaganda racista, apología del terrorismo y la violencia, etc.).
• Se restringe o reserva información relevante para distribuirla según intereses personales.
• Se ofrece al usuario no lo más idóneo y relevante, sino lo más fácil de buscar y recuperar.
Según Margarita Pérez Pulido (1999), varias asociaciones y organizaciones han reaccionado ante estos problemas llevando a cabo diferentes acciones como: preparación y distribución de códigos de ética para orientar a sus profesionales y usuarios con respecto a dilemas éticos; realización de seminarios, talleres y programas similares de capacitación para tratar de mejorar el comportamiento ético y creación de mecanismos de protección para sus informaciones, publicaciones y software.
Los Códigos Éticos y Deontológicos de los Bibliotecarios
Etimológicamente el término Deontología equivale a “tratado del deber”, ya que está constituido por dos palabras griegas: ‘deonto’, genitivo de deon, que significa deber y ‘logos’, discurso o tratado. Se aplica a los deberes de una profesión. Es la ética aplicada a una disciplina. La Deontología representa los principios, deberes y normas consensuados y acordados por un grupo profesional determinado. La Deontología, se asocia a conceptos como ética y moral.
En general el código deontológico de cualquier profesión cumple funciones comunes como las de actuar como un documento guía para marcar directrices, servir de evaluación pública de la profesión, socializar la profesión, dignificar la profesión ante la sociedad, corregir comportamientos no éticos, y facilitar la toma de decisiones en caso de conflictos, entre otras.
Para Pérez Pulido (2004), “El código de ética se considera la expresión escrita de la cultura corporativa de una organización, y debe ser conocido y aplicado por todos los miembros que adquieren un compromiso público de patrón de conducta como parte integrante del ejercicio profesional. La dirección de la institución asume la competencia de transmitir el código deontológico y hacer efectivo su cumplimiento utilizando los cauces formales e informales de comunicación”.
López Bombino (2002), establece que estos códigos “… se proponen, entre otros motivos, afianzar el deber ser de la moralidad, además, justipreciar el valor conductual de los principios, valores y normas, así como su peculiar importancia para el quehacer científico profesional”. Más adelante señala que “un código de ética profesional se justifica también (….) porque hace referencia no sólo a las obligaciones, sino también a sus derechos, a sus libertades, a sus deberes y a su carácter educativo, pues implica la aceptación y el respeto por la profesión y por los (…) que la ejercen”.
La ética bibliotecaria se ocupa de la conducta del profesional y tiene como objetivo clarificar las obligaciones y conflictos de una clase profesional que trabaja con la adquisición, procesamiento y difusión de la información para los individuos y la sociedad en general.
En general, los códigos de ética constituyen una guía de conducta profesional, un conjunto de criterios y pautas de comportamiento que garantizan la prestación de servicios óptimos para el cumplimiento social que persigue la profesión. En el caso de los específicos de la profesión bibliotecaria, establecen las responsabilidades, regulan los derechos, los deberes y la conducta de los bibliotecarios entre sí, consigo mismos y con otros profesionales, así como sus relaciones con la sociedad y las instituciones en las que prestan servicios.
Cronología de los códigos éticos de nuestra profesión
A continuación se muestran en una tabla cronológicamente algunos códigos éticos bibliotecarios de diferentes países con sus principales características.
Sobre la clasificación de los códigos deontológicos Frankel (1989) establece una triple tipología, a partir de la cual los divide en aspiracionales, educacionales y disciplinarios. Pero generalmente, los códigos son de tipo educacional ya que tratan de ofrecer un conocimiento de los valores de la profesión y su comprensión a través de comentarios o interpretaciones.
Este mismo autor alerta sobre los aspectos negativos que pueden tener los códigos deontológicos entre ellos: pueden ser excesivamente rigurosos, pueden convertirse en una lista de reglas, pueden servir como evaluación pública de la profesión, pero pueden conllevar a una mala reputación social si no se aplican correctamente. Además pueden contribuir a una práctica errada entre profesionales noveles y por último, pueden fomentar el corporativismo si se protege mucho el estatus.
Breve reseña de los Códigos de Ética en Latinoamericana
En este trabajo se revisaron los Códigos de Ética para la profesión Bibliotecaria de 8 países latinoamericanos, entre ellos:
1. Código de Ética Profesional Colegio de Bibliotecarios de Costa Rica.
2. Código de Ética Colegio de Bibliotecarios de Chile.
3. Código de Ética del Profesional Bibliotecario de Argentina.
4. Código de Ética de la Asociación Nicaragüense de Bibliotecarios y profesionales Afines (ANIBIPA).
5. Código de Ética del Colegio de Bibliotecólogos de Perú.
6. Código de Ética de los Profesionales de la Bibliotecología. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora de México.
7. Código de Ética de la Asociación Cubana de Bibliotecarios.
8. Código de Ética de la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información, este último para profesionales de la información
Un primer nivel de análisis, permitió detectar la poca uniformidad en lo referido a su estructura interna, pues no todos contemplan los mismos aspectos, en muchos casos se reiteran cuestiones y en otros se omiten como por ejemplo, las sanciones no se contemplan de igual forma en la mayoría de los códigos estudiados como muestra, en algunos aparece como Observancia del código y sólo en los de Nicaragua, Costa Rica y Perú, se aborda como un acápite independiente.
En general se observan principios comunes incluidos en la primera parte de todos los códigos, unas veces como normas generales y otras como principios, es decir que de una forma u otra contemplan los mismos aspectos.
En cuanto al tema de los honorarios profesionales, sólo es contemplado en el Código de Argentina. Algo muy significativo es la variedad observada en la cuestión de los deberes y derechos del profesional, pues lo mismo aparecen como deberes de la profesión que como deberes consigo mismo, además marcadamente en el código de Argentina se incluye un acápite dedicado al funcionario y/o empleado del estado y del sector privado, que bien pudiera estar en otros códigos del área, excluyendo Cuba por sus características sociopolíticas.
Otro de los aspectos de la estructura interna de los mismos que más se reitera es el dedicado a las relaciones con otros colegas de su profesión y con los usuarios, unas veces aparecen de manera separada y otras se reiteran las relaciones con los usuarios en las relaciones del profesional con la sociedad, entendidas las relaciones en unos casos como deberes y en otras como funciones.
Es destacable el vocabulario empleado en las secciones que aparecen en el código de los Profesionales de la Bibliotecología del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora de México, pues los términos empleados están más acordes con el desarrollo actual alcanzado por esta profesión, así se reflejan palabras como: acceso a la información, imparcialidad y objetividad, respeto a la confidencialidad, respeto y orgullo por la profesión, profesionalización de la disciplina y respeto a la integridad de los colegas, entre otras.
Análisis de los Códigos Cubanos
Un segundo nivel de análisis se realizó con los códigos cubanos, el de la Asociación Cubana de Bibliotecarios y el de la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información, este último para profesionales de la información, los cuales presentan una estructura diferente al resto de la muestra analizada y a juicio de la autora de este trabajo, debía existir un código único, que abarcara a los profesionales de la Bibliotecología, la Archivología y las Ciencias de la Información y no dos independientes como están actualmente.
El código de la Asociación Cubana de Bibliotecarios, dentro de los lineamientos generales contempla los deberes con la sociedad, está muy completo y adecuado a las condiciones culturales, sociales y políticas de nuestro país, sin dejar de contemplar su contextualización internacional. Pero llama la atención que no aborda ningún aspecto referido al papel del bibliotecario como docente y formador dentro de la profesión.
El código de la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información resulta muy breve en su contenido y poco específico, no contempla las relaciones con los usuarios/clientes, en el sentido ético y cortés de las mismas, no refiere en el accionar del profesional, sus labores como educador y formador de nuevos profesionales, y tampoco se evidencia de manera clara su papel como investigador e impulsor del desarrollo de su profesión.
Estos dos últimos códigos pudieran utilizar un lenguaje más acorde a los requerimientos actuales para esta profesión pues no incluyen el comportamiento a seguir ante las tecnologías de la información, los nuevos servicios y productos de información, la aplicación de técnicas informétricas y/ o bibliométricas, la realización de estudios de la web, la manipulación de la información digital, y la calidad y excelencia en el servicio al usuario/ cliente, entre otras.
Todos y cada uno de los códigos referidos anteriormente muestran aspectos comunes y diferentes, coincidiendo así con Bermello Crespo, (2002) quien al realizar un análisis comparativo de 12 códigos de ética de diferentes regiones en el mundo, determinó que los aspectos más recurrentes en los mismos, son: las obligaciones con los usuarios, con la profesión, con la Información, la protección a la confidencialidad respecto a los usuarios y con la información consultada; mantener un alto nivel profesional; no anteponer los intereses privados a los de los usuarios; garantizar el acceso a la información pública; proporcionar información completa, objetiva e imparcial; y mantener relaciones con los colegas basadas en el respeto y la colaboración.
Este mismo autor más adelante refiere que la esencia de las ideas representadas en los códigos estudiados pudiera resumirse en “Las obligaciones con los usuarios son el deber primario de los bibliotecarios y para cumplirlas adecuadamente han de implementar servicios de la más alta calidad, que garanticen el acceso a la información pública sin restricciones”… “En sus relaciones con los usuarios deben tener un trato correcto y cortés, proporcionándoles información completa, objetiva e imparcial”... “Los bibliotecarios no aplicarán tratos discriminatorios a los usuarios por el color de la piel, sexo, credo u otras diferencias y se opondrán a la censura y a las restricciones a las libertades individuales”… “Sus convicciones personales no deben interferir en sus obligaciones y no antepondrán sus intereses privados a los de los usuarios, colegas o la institución empleadora”.
Referido a los aspectos comunes que abordan los diferentes códigos deontológicos emitidos por varias organizaciones y organismos gubernamentales, Pérez Pulido (2004) en su trabajo Códigos de ética de los bibliotecarios y otros profesionales de la información: comentario y análisis comparativo, hace un amplio examen de los valores éticos que aparecen en dichos códigos entre ellos:
• Estimular el desarrollo cultural
• Proteger la herencia cultural
• Proveer acceso a la memoria colectiva
• Brindar acceso a la información a las minorías étnicas y preservar las culturas étnicas como valor de la Nación.
• Guardar la privacidad y confidencialidad de los datos.
• Trabajar por el derecho a la información y al libre acceso a la misma
• Reconocer y respetar los legítimos derechos de autor
• Formación del profesional
• Contribuir al avance de la profesión
• Mantener y estrechar relaciones con otros colegas y cooperar con otras instituciones
• Respetar a todas las personas que forman parte de la profesión
• Dignificar la profesión
• Trabajar por la calidad del servicio ofrecido.
• Asegurar la integridad de la institución y colaborar en sus objetivos.
• Alcanzar la Excelencia profesional,
• Aplicar las nuevas tecnologías de información
• Mantener relaciones de cordialidad y respeto con los clientes/usuarios.
Luego de todo este análisis, quedó evidenciado que aspectos tan sensibles y actuales como Internet, el trabajo en las redes de información, la Biblioteca virtual, la manipulación de la información virtual, las conductas delictivas en la web, y los Derechos de autor, entre otros, prácticamente no aparecen reflejados en los códigos. Se coincide plenamente con Fernández-Molina y otros (2005) en que “Las cuestiones éticas surgidas por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación tienen su reflejo directo en las actividades de organización y representación del conocimiento, haciendo necesaria una creciente familiarización de los profesionales de la información con esas tecnologías, no sólo con los aspectos técnicos sino también, y no en menor medida, con los principios éticos y sociales que deben guiar el uso de tales tecnologías”.
Consideraciones finales
Nunca antes la labor del bibliotecario se ha visto tan involucrada en situaciones de riesgo que amenazan el resultado de su trabajo desde el punto de vista ético, pues constantemente está expuesto a los peligros del uso indebido de las tecnologías de la información y la comunicación como herramientas de su profesión. De ahí que está llamado a jugar nuevos roles entre los que ocupa quizás el primer renglón, la aplicación de los principios éticos de su profesión.
Los códigos de ética para los trabajadores de la información constituyen una declaración de los principios éticos para su ámbito de desempeño. De una forma u otra y según las características y los intereses de la profesión bibliotecaria, en cada país, incluyen aspectos referidos al acceso público a la información, a la protección de los derechos de propiedad intelectual, al compromiso y lealtad con los objetivos de la institución, al proceder, amable de mutuo respeto y confianza para los nuestros usuarios/clientes, a la solidaridad y el estrechamiento de los vínculos profesionales con otros colegas, a la protección y defensa de los patrimonios culturales, a la superación constante, y a la excelencia en su profesión.
Independientemente del país o la región en que han sido concebidos la mayoría de los códigos deontológicos abordan las cuestiones relacionadas con la ética de la profesión y no toman en consideración los aspectos éticos relativos a la organización y representación del conocimiento.
Luego de la revisión de toda la bibliografía consultada, se pudo constatar que no existe una norma internacional o un estándar reconocido para la confección de los códigos de ética para la profesión del bibliotecario a nivel internacional, sino que en cada país tienen sus propias peculiaridades, estructuras y aspectos comunes y en ocasiones reiterativos y hasta contradictorios.
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