GRAN BRETAÑA DESDE 1945
Después de la Segunda Guerra Civil la mayoría de los países occidentales
sufrieron una grave crisis que pudo ser parcialmente solucionada gracias a la
ayuda financiera americana, el llamando “Plan Marshall”. A los demás países que
pertenecían al bloque Este también se les permitió participar, pero la Unión
Soviética rechazó el plan denunciando que dividiría al continente europeo.
La guerra y sus consecuencias se reflejaron en la literatura de la época aunque
no de manera primordial, y los escritores de entonces formaron parte de la
escena política y social de la época.
La guerra había debilitado poderosamente los recursos económicos procedentes del
extranjero y el país había acumulado “créditos en libras esterlinas”, es decir,
deudas que Gran Bretaña había contraído con otros países y que debía pagar en
monedas extranjeras.
Eva María Rodríguez Cobos
jmariohv@yahoo.es
El alivio vino cuando el secretario de estado norteamericano George C. Marshall anunció que los Estados Unidos llevarían a cabo un programa masivo de ayuda financiera al continente europeo. Cualquier nación en el bloque occidental u oriental gozaba de la posibilidad de tomar parte, aunque la Unión Soviética denunció el “Plan Marshall” afirmando que sería el principio de una división entre el Este y el Oeste. No obstante, todos los países occidentales, incluida Gran Bretaña, se apresuraron en tomar parte en dicho plan. Se puede afirmar que el “Plan Marshall” y la “Doctrina de Truman” representan la permanente implicación de los Estados Unidos en Europa.
Gran Bretaña estaba empezando también su retirada de los territorios coloniales, de hecho, no tuvo elección pues perdió el poder económico y militar necesario para controlar tal Imperio. El país que más insistió en su autogobierno fue la India pero la retirada de la India requería también el final del mandato en Jordania, la evacuación de Egipto, excepto el Canal de Suez, y la retirada de Palestina en 1948. Sin embargo, se puede decir que la ordenada retirada y el digno final del Imperio Británico, que hizo posible la amistad permanente entre los territorios coloniales y Gran Bretaña, fue el mayor logro del Partido Laborista.
Los conservadores estuvieron en el gobierno desde octubre de 1951 hasta octubre de 1964, primero con Churchill, Primer Ministro cuando la reina Elizabeth II subió al trono, y después con el lugarteniente y secretario de Asuntos Exteriores de Churchill, Anthony Eden.
Aparentemente los años 50 y 60 fueron años de expansión económica y prosperidad. La media económica del país subió, pero cuando la prosperidad creó una demanda de importaciones, las compras en el extranjero dañaron a la libra y causaron inflación, lo cual dañó las exportaciones y causó huelgas. Estas crisis ocurrieron en un periodo de aproximadamente 3 años y la preocupación por la economía por parte del gobierno en los años 50, 60 y 70 hizo que se aumentara la productividad y aseguró la tranquilidad laboral.
Gran Bretaña decidió no unirse a la Comunidad Económica Europea, finalmente establecida por el Tratado de Roma en 1957, ya que las condiciones económicas en Gran Bretaña estaban mejorando. Pero a mediados de los 60 hubo signos de debilitación de la economía, es decir, ya no aumentaba la productividad y la intranquilidad laboral se acentuó. Así pues, el Primer Ministro, MacMillan, inició negociaciones para unirse a la Comunidad Económica Europea. No obstante, el gobierno francés, presidido por Charles de Gaulle, impidió con su veto la entrada de Gran Bretaña en la Comunidad Económica Europea, de tal manera que tuvo que esperar hasta 1973.
El largo período de gobierno conservador, hasta 1964, acabó cuando Harold Wilson, del Partido Laborista, ganó las elecciones. Pero el gobierno de Wilson heredó todos los problemas que se habían ido acumulando durante el largo mandato conservador, tales como: escasa productividad, una libra debilitada y una intranquilidad laboral y sindical. Sus propuestas de mejora incluían además de una plan de desarrollo económico, que se llevaría a cabo con la introducción de la más moderna tecnología, un control severo de las importaciones, la devaluación de la libra, la bajada de salarios y , en caso de que todo esto no fuese suficiente, la reducción del poder de los sindicatos. Así pues, el gobierno de Wilson se hizo muy poco popular.
Los conservadores regresaron en las elecciones generales de 1970. El nuevo Primer Ministro, Edward Heath, estableció 3 metas:
o Llevar a Gran Bretaña a formar parte de la Comunidad Económica Europea.
o Restaurar la economía.
o Acabar con el poder de los sindicatos.
No obstante, en su corto periodo en el gobierno Edward Heath sólo consiguió su primera meta.
En las elecciones de 1974 volvió a ganar Wilson. En un referéndum en 1975 se confirmó la entrada de Gran Bretaña en la Comunidad Económica Europea, que Wilson apoyaba. Sin embargo, ni Wilson ni su sucesor, en 1976, James Callagham, fueron capaces de tratar con los sindicatos.
Tras varios años, en 1979, Callagham fue derrotado por la conservadora Margaret Thatcher, que se propuso acabar con el socialismo en Gran Bretaña. Pero sus actos más dramáticos fueron aquellos que se proponían desnacionalizar todas las industrias que los laboristas habían tomado bajo control gubernamental. Probablemente, su mayor logro fue, ayudada por el alto desempleo, ganarle el pulso a los sindicatos. Sin embargo, Thatcher fue incapaz de acabar con el conflicto irlandés. Aún así, gano, por primera vez en la historia de este país, unas terceras elecciones.
En 1992 John Major se convirtió en el próximo Primer Ministro. Heredó los problemas sociales y económicos de su antecesora, tales como: el terrorismo, la inflación y la subida continuada de los tipos de interés. De hecho, el país estaba dividido entre aquellos que apoyaban la misma moneda para toda Europa y aquellos que defendían a la libra como su única moneda. Finalmente, John Major fue derrotado por Tony Blair, líder del Partido Laborista, en 1997. Gran Bretaña experimentó un crecimiento económico y una mejor y mayor inversión en salud y en educación. En las elecciones de 2001, Tony Blair ganó de nuevo por una amplia mayoría que confirmaba sus políticas, y también ganó en 2005, aunque debido a su intervención en la guerra de Iraq, perdió parte de su popularidad. Más tarde Tony Blair dimitió y fue sustituido por Gordon Brown, el actual Primer Ministro.
IRLANDA DESDE 1945
Gran Bretaña reconoció a Irlanda como estado en 1949 pero declaró que la cesión de los seis condados no podría ocurrir sin el consentimiento del Parlamente de Irlanda del Norte. Las dificultades económicas y la controversia entre el gobierno y la jerarquía católica romana sobre la Ley de Salud Pública debilitó el gobierno de Costello y de Valera volvió al gobierno en 1951. No obstante, su política creó bastante descontento y Costello regresó al poder en 1954, pero los problemas económicos existentes hicieron posible a Fiana Fail ganar en 1957. Esta fue la última vez que de Valera estuvo en el poder pues se retiró en 1959 y fue elegido para la presidencia, donde estuvo hasta 1973.
Sean Lemass, Primer Ministro desde 1959 a 1966, inició medidas para estimular la estancada economía de Irlanda bajo el Primer Programa de Expansión Económica (1958-1963), que trajo prosperidad y profundos cambios sociales y culturales. Además, la emigración disminuyó y el gasto se incrementó. Después de varios periodos de problemas económicos, a mediados de los 80, la economía dio señales de mejora, aunque el desempleo y la emigración eran aún problemas serios. Por otro lado, Irlanda, al igual que Gran Bretaña, sufrió serios contratiempos al intentar unirse a la Comunidad Económica Europea, consiguiéndolo en 1973.
La cercana relación entre la República de Irlanda y la Iglesia Católica se vio reforzada por la visita de Juan Pablo II a Irlanda en 1979. En 1983, después de las presiones de grupos católicos, se celebró un referéndum para reforzar la ya existe prohibición sobre el aborto y la enmienda fue aprobada. En 1985 la Iglesia Católica también se opuso a la liberalización de la legislación vigente con respecto a la contracepción. Incluso, estado e iglesia se enfrentaron en un referéndum con respeto al divorcio y el estado, que estaba a favor de permitirlo, perdió de nuevo.
A finales de los años 50 y principios de los 60, el gobierno irlandés tuvo que hacer frente a los ataques del IRA sobre el ejército británico a los largo del Ulster. En 1965 se intentó aliviar dichas tensiones cuando el Primer Ministro de Irlanda, Sean Lemass, y el Primer Ministro de Irlanda del Norte, Terence O’Neill intercambiaron visitas. De hecho, el gobierno irlandés estaba muy preocupado por la situación en Irlanda del Norte en los 70. El Acuerdo de Sunningdale reconoció que la relación entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña no podría cambiar sin el consentimiento de los irlandeses del Norte y se creó un Consejo de Irlanda compuesto por miembros del Dáil, la asamblea legislativa de la República de Irlanda, y la Asamblea de Irlanda del Norte. El acuerdo fracasó al año siguiente. En 1985, en Irlanda del Norte, Irlanda y Gran Bretaña acordaron de nuevo que no se podría producir ningún cambio en el estado de Irlanda del Norte sin el consentimiento de la mayoría de su gente. Se estableció una conferencia intergubernamental para tratar con la seguridad política y relaciones legales entre las dos partes de la isla.
En 1982, el Sinn Fein, el brazo político del IRA, obtuvo el 10% de los votos en las elecciones, lo cual representó todo un triunfo para su radicalismo. El gobierno inglés trató de encontrar una solución al conflicto pero no tuvo éxito. Margaret Thatcher y Gerry FitzGerald firmaron un acuerdo en Belfast en 1985 para desbloquear la situación, pero tanto Católicos como Protestantes rechazaron el acuerdo. Finalmente, el gobierno inglés disolvió la Asamblea de Irlanda del Norte en 1986.
A principios de los 90, tras muchas bombas y asesinatos, en algunas ciudades se produjo un cese del fuego, ya que ambos bandos, el ejército inglés y el IRA, vieron que ninguno podría ganar el conflicto armado y declararon un alto el fuego en toda Irlanda del Norte, empezando así un acuerdo de paz permanente. El acuerdo, que amenazaba el poder político de los Protestantes, fue rechazado por el Partido Unionista Democrático y su líder, Ian Paisley. No obstante, los líderes de los otros partidos políticos pidieron a la gente que votaran que si y finalmente el acuerdo fue aceptado mayoritariamente. El futuro de Irlanda del Norte, dice el acuerdo, lo determinará su gente. El primer gobierno se estableció en noviembre de 1999, lo presidió David Trimble y dos de sus miembros pertenecían al Sinn Fein.
BIBLIOGRAFIA
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DUROSELLE, J.B. Europa de 1815 a Nuestros Días. Barcelona, 1983.
WILLIANS, L.T. Great Britain since 1945. London, 1982.
WOODWARD. Historia de Inglaterra. Alianza, 1979.
ROBINS, K. Modern Britain, 1870-1975. London, 1983.
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