En el siglo VI, el inglés era el resultado de los dialectos traídos a Inglaterra
por los sajones, yutos y anglos por un lado, y los celtas, romanos y
escandinavos por otro. El primer grupo dotó al inglés de la mayor parte de su
vocabulario y asentó las bases de su gramática. El segundo grupo trajo consigo
una influencia a nivel de vocabulario y que, en el caso de los romanos, se
considera bastante importante. Dicha importancia hace referencia al gran número
de palabras adoptadas del latín y al hecho de que dicho vocabulario estaba
relacionado con los aspectos más cotidianos y generales de la vida de los
ciudadanos.
El latín, introducido tras haberse convertido el país en una provincia del
Imperio Romano, fue la lengua hablada en Inglaterra durante aproximadamente 4
siglos hasta la llegada del inglés.
Eva María Rodríguez Cobos
jmariohv@yahoo.es
Parece inevitable que la conquista de Inglaterra llevara consigo la romanización del país, implantado en gran medida la forma de vida y la cultura romana:
Carretas principales que conectaban Londres con otras ciudades importantes.
Un gran número de carreteras secundarias.
Ciudades de considerable tamaño y otras urbes menos importantes pero numerosas.
Casas romanas.
Baños, templos y teatros romanos.
Utensilios del holgar.
No obstante, la huella mayor de la romanización se hizo sentir en la religión, ya que en el siglo III el Cristianismo ya había hecho mella en la población.
Todo esto nos puede llevar a pensar que la romanización se llevó a cabo igual que en otras partes del mundo, y en gran medida así fue, salvo por el hecho de que en Inglaterra se acabó con la invasión de los romanos en el siglo V, mucho antes que en otras partes.
También se podría pensar que, debido a la invasión y posterior romanización, el latín sustituyó al inglés pero no ocurrió así. Por supuesto, una de las principales características de la romanización fue el uso del latín, sobre todo en el ámbito religioso y militar. También lo hablaban la clase alta y parte de la población urbana. Sin embargo, su uso no se extendió tanto como para que el latín sustituyese al inglés, como ocurrió en la Galia. El latín se dejó de usar prácticamente cuando las últimas legiones romanas fueron expulsadas de la isla. Pero la influencia que éste había ejercido sobre el inglés dejó una enorme huella que ha persistido hasta nuestros días. De hecho, el inglés es una lengua germánica con más de la mitad de su vocabulario procedente del latín.
Las primeras palabras latinas que se introducen en el inglés están marcadas por dos hechos principales:
El rápido contacto que establecieron los romanos y las tribus germánicas en el continente. Varios cientos de palabras latinas testimonian el intenso contacto entre los dos pueblos.
La constante comunicación que existía entre las diferentes tribus germánicas, especialmente entre los mercaderes.
Los mercaderes, tanto romanos como germánicos, iban y venían constantemente, lo cual hacía más fácil el intercambio de palabras de un idioma a otro. Es evidente, que la población invadida se dejó influenciar por una civilización más avanzada, como era por entonces la romana, y que las principales palabras procedían de las dos principales ocupaciones de los romanos: la agricultura y la guerra, junto con palabras relacionadas con la vida doméstica y social:
Guerra: battle, banner, road, street, mile …
Comercio agrícola: wine, trade, commerce, pound, coin…
Vida doméstica: table, carpet, curtain, kettle, pepper, cheese, butter…
Vida social: brooch, necklace, church…
La mayor influencia del latín sobre el Inglés Antiguo la encontramos en la influencia del cristianismo sobre la población inglesa. El cristianismo llegó a la isla en el año 597, fecha que marcó el comienzo de un constante intento por parte de los romanos de convertir a los habitantes al cristianismo.
De hecho, la introducción del cristianismo significó la construcción de iglesias y el establecimiento de monasterios como lugares de culto y educación. Este movimiento empezó cuando el obispo, Theodore de Tarsus, se convirtió en el arzobispo de Canterbury. La introducción de nuevo vocabulario estaba relacionada con la iglesia y el servicio eclesiástico. Algunas palabras fueron rápidamente adoptadas, mientras otras llegaron a finales de este periodo. Es fácil reconocer a que fase pertenece dicho vocabulario, ya que aquellas adoptadas al final de dicho periodo son más cultas y deben su introducción al resurgimiento religioso que acompañó a la Reforma Benedictina.
Las palabras adoptadas deben su adopción a uno de estos dos hechos:
1)Eran palabras que expresaban ideas nuevas.
2)Eran palabras que estaban tan ligadas a una idea, concepto u objeto, que la adopción de dicha idea, concepto u objeto implicaba la adopción de la palabra latina.
Palabras relacionadas con la iglesia: abbot, altar, angel, candle, epistle, temple, tunic, ark, nun, priest…
Sin embargo, hay palabras de ámbito religioso que no fueron adoptadas, pues el inglés ya tenía una palabra para dicha idea, concepto u objeto: “god” en vez de “deus” o “heaven” (cielo) y “hell” (infierno), conceptos conocidos por el paganismo anglo-sajón.
La Reforma Benedictina trae consigo un resurgimiento de la iglesia, después de que en el siglo X había alcanzado niveles de inmoralidad incluso. El Rey Alfredo restaura iglesias, crea monasterios e intenta fomentar la educación en su reino, sin demasiado éxito. Son tres líderes religiosos los que, deseosos de una reforma, resurgen en la iglesia: Dunstan, Oswald y Athelwold. Los tres religiosos, con la ayuda del Rey Edgar, llevan a cabo un resurgimiento de la vida monástica en Inglaterra. Los monjes hacían votos de pobreza, castidad y obediencia. Athelwold preparó una versión de la Regla Benedictina conocida como Concordia Regularis, con el fin de reorganizar la vida eclesiástica entorno a tres objetivos:
Establecer escuelas.
Mejorar la educación.
Fomentar la educación entre los monjes y el clero.
Los resultados fueron bastante satisfactorios, pues a finales de siglo los monasterios eran de nuevo centros de educación donde se conservaban y traducían manuscritos. Por tanto, la influencia del latín sobre el inglés dependía de los aciertos o errores de la iglesia y de la influencia de ésta sobre los ciudadanos ingleses.
El período Benedictino marcó el principio de una incorporación voluntaria de palabras latinas por parte de los ingleses. Muchas de estas palabras son traducciones de sus equivalentes latinos, es decir, clacos, y su arraigo se evidencia porque muchas de estas palabras siguen presentes en la lengua inglesa hoy en día.
Los calcos son una clase especial de préstamos que copian aspectos léxicos y sintácticos sin copiar aspectos fonológicos. Cuando una palabra antigua es aplicada a un concepto nuevo y con un ligero cambio expresa un significado nuevo estamos hablando de calco. Ejemplos de calcos en inglés: agenda, area, circus, curriculum, foro, fauna, placenta, museum, species, villa… Por tanto, los calcos son palabras de otra lengua que es adoptada porque falta una palabra que expresa una idea, concepto u objeto. En español, el lexema “fútbol” es un préstamo, mientras que “balompié” es un calco.
Ya en la Edad Media los préstamos latinos se debieron a la Conquista Normanda (1066), conocida como la influencia latina del Tercer Período, caracterizada por un número mayor de palabras adoptadas directamente del francés y menos del latín. En los siglos XIV y XV, los préstamos latinos aumentan y las palabras tienen un uso estilístico, lo cual llevó a enriquecer el lenguaje, dotándolo de un mayor número de sinónimos. A esta época debe el inglés palabras como: allegory, custody, genius, homicide, incredible, legal, polite, scripture, testimony…
El Renacimiento se caracteriza por un deseo de enriquecer la lengua. En este período las palabras adoptadas eran palabras muy básicas: atmosphere, hereditary, habitual, assassinate, expensive, benefit…
En el siglo XVIII, se descubre que, como consecuencia de la influencia del latín y de su uso como modelo del inglés, el inglés no tiene gramática y se intenta paliar este hecho, llegándose a la conclusión de que no era acertado copiar la gramática latina.
En el siglo XIX y XX, los rápidos avances científicos e intelectuales hacen que una palabra aparezca primero en una lengua que en otra, y es únicamente en estos casos cuando se adoptan palabras de otros idiomas. Por ejemplo: fluorine, automobile, prenatal, superman, referéndum, ego, senior, junior, versus, vice versa…
BIBLIOGRAFÍA
WOODWARD, E.L (1988): Historia de Inglaterra. Editorial Alianza. Madrid.
CORBISHELLY, MIKE.; GILLINGHAM, JOHN.; KELLY, ROSEMARY.; DAWSON, IAN.; MASON, JAMES. (1996): The Young Oxford History of Britain and Ireland. Oxford University Press.
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