Ricardo Contreras Soto
riconsoto@gmail.com
Resumen
El presente investigación aborda el estudio de las identidades culturales en las
organizaciones, de acuerdo a las experiencias de encuentro de migrantes
mexicanos laborales en Estados Unidos, en las organizaciones.
• El primer planteamiento aborda al “centro” (Estados Unidos) como un lugar de
encuentro entre las identidades culturales.
• El segundo punto se plantea el contexto histórico donde se inscriben las
relaciones entre las identidades.
• El tercer punto se expone la inserción del migrante mexicano en el mercado
laboral norteamericano.
• El cuarto punto aborda la percepción de las competencias en el mercado laboral
(como discurso que valora a las identidades.
El trabajo es realizado con metodología verstehen estructurada, retomando para
esta parte los casos de una bases de datos de 877 entrevistas a migrantes. El
trabajo forma parte de la tesis doctoral la percepción del trabajo y la
organización del migrante mexicano en Estados Unidos de la Universidad de
Granada. Dirigida por el Dr. Andrés Rodríguez Fernández y la Dra. Victoria
Zarco.
Palabras clave: Multiculturalismo, identidades culturales, organización,
mercado.
En el presente trabajo centramos nuestra atención en el estudio de la percepción del trabajo y de la organización del migrante mexicano que tuvo como experiencia en Estados Unidos. De manera concreta, se basa, principalmente, en el encuadre social del discurso que hacen los migrantes con el propósito de interpretar los significados emanados de él y reconstruir las condiciones de participación y acción de los agentes migrantes en contextos laborales organizacionales bajo procesos históricos específicos y socialmente estructurados.
En este enfoque metodológico “desde dentro” se parte de los relatos de vida laboral (retomados en entrevistas) para analizarlos dentro de las tradiciones metodológicas del Verstehen en las ciencias sociales.
Apoyándonos en las tradiciones hermenéuticas para la interpretación; es decir, para entender el sentido, partimos de la base que nos proporciona Ferraris (2000: 22-27) al diferenciar las diversas operaciones de interpretación que la hermenéutica genera:
En primer lugar, nos indica que:
“… la interpretación es la expresión lingüística propia de los hombres…de símbolos que resultan universales y que derivan de impresiones presentes en el alma, a través de sonidos particulares (o sea, variables según las diferentes lenguas)”.
En segundo lugar, argumenta que:
“… encontramos una función especular; la forma de interpretación lingüística, llamada a remitir las expresiones diferentes en las distintas lenguas, a los símbolos universales, para asegurar así la compresión.”
Dentro de las actividades interpretativas está la expresión o ejecución de las diversas formas simbólicas en acciones, y viceversa, traducidas unas a otras. Ejemplos ilustrativos los encontramos en la ejecución de una obra elaborada por un autor y representada por otro artista (en música o en teatro), el dibujo sobre una escultura, una instrucción sobre una actividad determinada...
Hacer explícito el sentido oscuro, subyacente, o poco claro, tratando de dar coherencia e intencionalidad al objeto de interpretación, buscando hacerlo con un máximo de racionalidad en su tratamiento, haciendo manifiesto en lo posible el procedimiento.
“… existe la interpretación, asimismo, como desenmascaramiento (Nietzsche-Freud-Marx). La naturaleza, el hombre, la época, nos estimulan e interesan, pero también tenemos motivos para creer que se mitifican; la naturaleza gusta de esconderse, el hombre es un mentiroso (o tal vez se auto mitifica), la época no ha sido comprendida por falta de distancia histórica; así pues, debemos de acceder a las verdaderas intenciones que subyacen a las expresiones falaces.”
La revelación, desmitificación y desenmascaramiento del sentido subyacente que se da del objeto de interpretación del sujeto quien lo emite, del discurso que lo contiene, de la trama en la que se desenvuelve y / o en el entramado donde estructuralmente se genera, nos permite distinguir, desmontar y descubrir los mecanismos e intencionalidades encubiertas o desconocidas.
Por otra parte, recurriendo, principalmente, a la inspiración de la hermenéutica profunda desarrollada por Thompson (1993) (ver esquema T3), observamos que el estudio de los fenómenos culturales debe realizarse en dos dimensiones analíticas para interpretarse con mayor rigor: El estudio del mundo o contexto socio histórico y el del marco significativo (en este caso, el discurso de los migrantes mexicanos), evitando la falacia de la autonomía semántica del texto y la reducción de las formas simbólicas al contexto.
Este planteamiento es parecido al que presentan otros autores como Wolf (1998), de la corriente de “Estudios Culturales”, quien recomienda hacer:
“una aproximación que integre el análisis textual con la investigación sociológica, tanto de las instituciones que tienen una producción cultural como de los procesos sociales y políticos en los cuales tiene lugar dicha producción” (Pág. 76).
El hecho de haber retomado aquí el esquema de trabajo de Thompson para el análisis de las percepciones del multiculturalismo se debe a su capacidad integradora de las dimensiones macro – micro que participan en el contexto socio – histórico para el análisis de los elementos simbólicos de las representaciones culturales.
Así pues, recurrimos a la hermenéutica profunda para articular los elementos discursivos con aquellos otros contextuales y no centrarnos sólo en el discurso de los migrantes.
En este sentido, Thompson (1993:149) plantea la construcción social estructurada de los fenómenos culturales del modo siguiente:
“La concepción estructural de la cultura enfatiza el carácter simbólico de los fenómenos culturales como el hecho de que tales fenómenos se inserten siempre en contextos sociales estructurados”.
Además, considera la diversidad simbólica de los objetos de interpretación como el elemento básico de análisis cultural:
“Las formas simbólicas son constructos significativos que son interpretados y comprendidos por los individuos que los producen y reciben, pero también son constructos significativos que se estructuran de maneras diferentes y se insertan en condiciones sociales e históricas específicas” (Pág. 301).
El enfoque de la hermenéutica profunda se puede entender, por tanto, como un tipo de análisis socio histórico, ya que las formas simbólicas no subsisten en el vacío, sino que se producen, transmiten y reciben en condiciones sociales e históricas específicas. Consideramos, por tanto, que el objetivo del análisis socio histórico es reconstruir las condiciones sociales e históricas de la producción, circulación y recepción de las formas simbólicas.
En síntesis, el modelo de Thompson acerca de la hermenéutica profunda constituye un esquema de estudio para comprender los fenómenos culturales, pues considera que el análisis cultural se puede interpretar como el estudio de las formas simbólicas en relación con contextos y procesos históricos específicos y socialmente estructurados, dentro de los cuales se producen, trasmiten y reciben estas formas simbólicas. En resumen, es el estudio de la constitución significativa y de la contextualización social de las formas simbólicas.
En esta investigación se partió de una doble premisa metodológica de exploración: buscar y encontrar, pues aunque se tenía alguna idea de buscar las posibles respuestas, de acuerdo al planteamiento teórico y a la orientación crítica de la investigación, sin embargo no estaba predeterminada por un esquema total, sino que se pensó hacer una revisión exhaustiva de los materiales de manera organizada, de acuerdo a cada pregunta formulada en la entrevista, procurando estar atento para encontrar “otros” elementos o planteamientos no considerados desde un principio. Con ello pensábamos evitar quedar atrapados en la razón instrumental de las teorías, pero tampoco queríamos quedar hipotecados por la realidad empírica, por lo que, continuamente, se estuvo reformulando la problemática, buscando aproximarnos, en la medida de lo posible, a planteamientos de mayor sustentación y sentido.
Tratando de comprender el espacio del multiculturalismo, hemos encontrado una serie de implicaciones en los contextos estructurados que es importante destacar y que proponemos para su análisis, (ver esquema Peridorgcon). Cabe señalar que estos factores están íntimamente relacionados:
1. El contexto histórico del sistema mundial donde se inscriben las relaciones sociales de las identidades culturales.
2. La generalidad de la lógica de los campos organizacionales.
3. Las trayectorias históricas de la relación inter – identidades culturales.
4. Las diferencias y similitudes entre las identidades culturales.
5. Las relaciones de poder en las relaciones de las diversas identidades culturales.
El modo en que se relacionan estos factores, que constituyen el multiculturalismo, en el contexto de la organización, podemos verlo en los cuadros que presentamos a continuación.
Participantes
Participaron en el estudio 877 emigrantes mexicanos procedentes, principalmente, de la región del corredor industrial abajeño del Estado de Guanajuato y elegidos según criterios de regionalización. Nos basamos en los criterios propuestos en 1989 por la Secretaría de Educación, Cultura y Recreación (SECyR) del Estado de Guanajuato (ver Valencia, 1998:54-62), donde se definen cinco regiones culturales en el Estado, compuestas por doce municipios: Celaya, Salamanca, Irapuato, Apaseo el Alto, Comonfort, Cortazar, Cuerámaro, Huanímaro, Pénjamo, Juventino Rosas y Villagrán. Así mismo, se tomaron, por oportunidad, participantes procedentes de otros municipios.
Se aplicaron las entrevistas a los migrantes que regresaron a sus lugares de residencia, o visitaban a familiares o amigos, después de trabajar o buscar trabajo en los Estados Unidos (ver tabla 2).
Aclaramos que los casos tomados del Distrito Federal y de otras partes de la República, que no son originarios propiamente de la región estudiada, son retomados por dos razones: La primera, porque los entrevistados están reubicados actualmente en la región estudiada, producto, a su vez, de la migración interna; es decir, son personas con experiencia migratoria internacional, pero que están asentados en el momento de levantar la información en la región señalada; la segunda, porque consideramos que es importante recoger el testimonio de aquellas personas que, aún no perteneciendo en su origen a la región estudiada, comparten las mismas características de los migrantes de la región del Bajío, y podrían enriquecer el discurso.
El “centro” como lugar de encuentro entre las identidades culturales
Sin duda, el “centro” se convierte en un lugar común de encuentro entre las diversas identidades culturales que se desplazan hacia allá para insertarse en su mercado laboral. De este modo, los migrantes mexicanos viven esta aventura junto con otros individuos procedentes de diferentes partes del mundo y con los que va a compartir su experiencia.
“Si, del Salvador, Guatemala, cuba...es una mezcla, de todo hay, llegamos de todas partes” (Entrevista 482).
“Bastantes, casi de todas las nacionalidades hay, de donde quieras conocer encuentras”. (Entrevista 700).
“Tuve compañeros de filipinas, japoneses, negros, cubanos es una gran variedad que conoce uno”. (Entrevista 451).
“Mira, conocí un cubano, conocí un danés, conocí un brasileño, y era muy divertido porque nos encontrábamos en un lugar extraño todos, …estaba bien, ellos no conocían México, no tenían idea de que era México. (Entrevista 863).
Este encuentro entre las distintas identidades culturales, al producirse en un contexto común en cuanto a las condiciones económicas y sociales existentes en los países de origen, genera ciertas similitudes con respecto a la finalidad que todos ellos persiguen, relacionada, fundamentalmente, con la mejora de sus condiciones de vida.
“Había gente de Colombia, el Salvador, Guatemala, que andaban buscando ganar más dinero para satisfacer sus necesidades”. (Entrevista 842).
Es decir, todos ellos dejaron sus países, ubicados en la denominada “periferia”, para desplazarse al “centro” en busca de un trabajo que les permitiera resolver sus necesidades: mejor salario, ayuda a la familia, realización de algún proyecto personal, etc. Esta similitud es, precisamente, la que los acerca, tanto en sus prácticas sociales como en muchas de sus representaciones culturales, sobre todo las relacionadas con sus condiciones de vida en los países de origen.
“Tuve compañeros centroamericanos, también se habían ido de su país para sacar a su familia adelante”. (Entrevista 226)..
“Pues en Los Ángeles conocí a muchos jóvenes norteamericanos y a emigrantes de Europa, de Francia, de España y, pues, es gente como todos que buscan mejores oportunidades de vida”. (Entrevista 730).
“Tuve compañeros guatemaltecos, polacos, israelíes, argentinos, mexicanos mayormente; pensaba de ellos que andaban en lo mismo que uno, buscando porvenir para la gente de uno o buscando fuentes de trabajo”. (Entrevista 450).
“Si, tengo compañeros cubanos, colombianos, brasileños, japoneses y chinos. Pienso que todos estamos allí para buscar una mejor calidad de vida.” (Entrevista 475).
“Había varios mexicanos, de Cuba, de Puerto Rico y que era gente como yo necesitada de dinero”. (Entrevista 382).
Las semejanzas que los migrantes mexicanos perciben con los miembros de otras nacionalidades también están relacionadas con el estatus social común que adquieren como personas migrantes y, de manera más concreta, como proletarios que venden su fuerza de trabajo.
“Sí, había un africano y opino que iba a trabajar, lo mismo que cualquier hispano”. (Entrevista 687).
“De afganistán, israelitas, brasileños hondureños;…..todo el que va de mojada va a trabajar, no hacerse pato” (a disimular). (Entrevista 757).
“Si, uno era de Colombia, había un español y llegaba a trabajar también como cualquier persona, como obreros…, pues sí como obreros, esto es lo que pensaba de ellos”. (Entrevista 867).
Igualmente, se sienten cercanos en su sentimiento de desarraigo emocional y social y comparten los problemas que se derivan del choque que experimentan entre su propia cultura y la cultura receptora dominante, sobre todo aquellos relacionados con las diferencias en el idioma, en las prácticas sociales y en las costumbres. En este contexto, todos tratan de adaptarse y de ir tejiendo redes sociales y afectivas que les ayuden a superar la nostalgia.
“Bueno, en el último trabajo que yo estuve allá había 3 de diferentes nacionalidades, era un polaco, un francés y un austriaco… se sienten igual que uno, fuera de su país”. (Entrevista 82).
“Tuve una persona que era chilena y estábamos igual, porque a veces se nos dificultaba el idioma y pensaba que los 2 íbamos con la misma esperanza de progresar” (Entrevista 734).
Por último, no cabe duda que la percepción de similitudes va a ser mayor entre aquellas personas que proceden o comparten una matriz histórica cultural común.
“Pues, o sea, casi las costumbres de los filipinos es la misma costumbre de los mexicanos, forman parte del pueblo latino, o sea, tienen más o menos las mismas costumbres que uno, nada más la comida les diferencia” (Entrevistas 819).
No obstante, también se desarrolla de manera paralela un discurso en el que el migrante mexicano matiza las diferencias que percibe en cuanto a la forma de ser, de pensar, de relacionarse y de convivir de ellos y las observadas en otros compañeros de otras culturas. En este sentido, resulta paradójico observar cómo, aún estando lejos de su país de origen y compartiendo una vivencia común en un país extraño, los mexicanos hablan de diferencias con respecto a otros inmigrantes muy cercanos tanto geográficamente como económica, cultural y socialmente.
“Sí, tuve compañeros de Guatemala y de Argentina básicamente y, pues. hay una diferencia muy grande puesto que la forma de pensar de los mexicanos a la de los guatemaltecos y de los argentinos es muy grande; los guatemaltecos son muy orgullosos y los argentinos son muy especiales, creen que todo lo saben y ellos mismos están conscientes de eso… realmente a veces sí hay problemas, bueno problemas no, sino diferencias”. (Entrevista 818).
“Si había varios, había centroamericanos, sí, principalmente centroamericanos, pero, pues, es una forma de pensar totalmente diferente a la de nosotros los mexicanos”. (Entrevista 60).
“salvadoreños, colombianos, había también paisanos, pues hay de todo, compañeros muy inteligentes, tienen otro tipo de cultura, había compañeros que los fines de semana se ponían unas papalinas con alcohol y tienen diferentes costumbres” (Entrevista 127).
Otras diferencias detectadas son las que aluden a la facilidad con la que determinadas personas adquieren ciertos conocimientos, sobre todo los relativos al aprendizaje del idioma con el que van a tener que enfrentarse en su aventura migratoria a Estados Unidos.
“De honduras, salvadoreños, de Alemania, japoneses y de Indonesia, piensan muy diferente a uno, los que me llamaron la atención fueron los chinos porque aprenden muy rápido las cosas y hablan más idiomas que uno”. (Entrevista 742).
Sin embargo, podríamos decir que el marco general en el que se inscriben la mayor parte de las diferencias enunciadas por los inmigrantes mexicanos en relación a sus compañeros de otras nacionalidades están asociadas a los hábitos o costumbres peculiares de cada cultura en cuanto a la satisfacción de algunas necesidades como el comer, el descanso, la vestimenta, etc.
“Nos encontramos con unos japoneses que no se sentaban a descansar como el mexicano, ellos se colocaban en cuclillas y era cosa extraña, ellos decían que así descansaban. Se quedaban hincados en una rodilla y no en las sentaderas (glúteos)” (Entrevista 421).
“Su vestuario y su comida o costumbre, bueno, pues, como eran de otro país tenían su propio tipo de comida, y les gustaba mucho sentarse en la alfombra a comer con sus palillos.(chinos) “ (Entrevista 212).
“La mayoría de las personas que son de fuera, o sea, que son de origen extranjero, usan sus vestimentas dependiendo del lugar de origen como los indios, o los chinos que para entrar a las casas siempre dejan sus zapatos a fuera”. (Entrevista 440).
El contexto histórico donde se inscriben las relaciones sociales entre las identidades culturales
En un nivel macro-social de análisis, también es importante estudiar el contexto y el momento histórico en el que se inscriben las relaciones entre las diversas culturas porque ello va a determinar, en gran parte, la representación que se tenga de las distintas identidades culturales que participan en el fenómeno de la emigración y, de manera más concreta, de aquellas que lo hacen en el escenario de las relaciones que se establecen entre el centro y la periferia.
Si comenzamos por el contexto histórico que sirve de marco a las relaciones laborales entre México y Estados Unidos, Escobar, Bean y Weintraub (1999:7-8) plantean que:
“Desde la segunda guerra mundial, no sólo se produjo un gran aumento en la mano de obra, sino también el primer acuerdo formal de trabajadores huéspedes entre México y los Estados Unidos. El programa bracero, como fue conocido en México, estipulaba la migración temporal legal de mexicanos a los Estado Unidos, sobre todo para desempeñar labores agrícolas.”
En este sentido, México proporcionó, aproximadamente, cuatro millones y medio de trabajadores a los Estados Unidos durante este período, y a finales de los años 50, eran unos 500,000 obreros los que emigraban cada año ( ver Alba 2001).
Asimismo, el progresivo desarrollo de los derechos cívicos, junto con los movimientos de reivindicación cultural, influyeron de manera directa en el aumento de la emigración de los mexicanos a Estados Unidos, en un mejor trato hacia ellos en las organizaciones y en otros espacios sociales, así como en el reconocimiento a la diversidad cultural.
“Ya te dije que cuando Kennedy se empezó a aceptar gente latina y morena en las empresas (Entrevista 350).
No obstante, en diversos periodos han existido procesos de regulación de la emigración a Estados Unidos, con el consiguiente establecimiento de leyes restrictivas, aunque también hay que hacer notar la existencia de algunas instituciones sociales, como las empresas, que siempre han reconocido la plusvalía que generan los trabajadores migrantes, generada, entre otras cosas, por los bajos salarios que se les pagan.
“Pues la ley 187 tuvo mucho que ver porque esa ley quería sacar a todos los mexicanos ilegales de Estados Unidos y la compañía apoyó a los mexicanos y ganó muchos clientes. Con la ley 187, que era que en California querían sacar a todos los ilegales y la compañía se puso en contra de la ley y apoyó a los mexicanos”. (Entrevista 34).
“Si hubo uno, ya no querían ahí mojados (ilegales), querían puros empapelados (migrantes laborales legales)”. (Entrevista 36).
Tras el ataque a las torres gemelas de Nueva York y la guerra contra Afganistán por parte de Estados Unidos, la política migratoria y de seguridad nacional es más estricta, afectando, así, a las condiciones de migración de los países periféricos y, por tanto, de México.
“Sí, lo del 11 de septiembre, porque cuando sucedió eso me pidieron mis papeles, pero como no los tenia me tuve que salir del trabajo”. (Entrevista 751).
Si nos centramos ahora en las relaciones entre las diversas identidades culturales que concurren en el contexto de las organizaciones norteamericanas, podemos advertir que tales relaciones y, sobre todo, las peculiaridades que las determinan no surgen de manera espontánea, sino que se dieron en un contexto determinado. Esto es, en la memoria colectiva o en el recuerdo de los individuos existe algún antecedente o acontecimiento que va a guiar desde ese momento sus relaciones con las personas de otras nacionalidades.
Así, la relación entre los norteamericanos y los “no norteamericanos” tiene una base histórica compleja, conviviendo en un mismo espacio los norteamericanos que apoyan la vida “multicultural” con otros de tinte más nacionalista. Estos últimos reprochan la existencia de otras identidades culturales, fomentando ciertas xenofobias, basadas en discursos sobre la conspiración o la invasión del territorio norteamericano por parte del extranjero.
“Pues sí, realmente eran los güeros contra los no güeros, la diferencia de razas”. (Entrevista 673).
“Lo que menos me gustaba yo creo que volvemos a lo mismo; hay mucho racismo, si hay mucho racismo, hay mucho racismo; ni mexicanos, ni negros, no quieren ahí, y no todos como te digo, eso es lo que no agrada, que hagan menos al mexicano, al latino”. (Entrevista 180).
De otro lado, las malas relaciones que algunos centroamericanos mantienen con sus paisanos mexicanos puede deberse al hecho de que México es un país de paso obligatorio para los trabajadores centroamericanos que emigran hacia los Estados Unidos. Ello ha provocado la presencia de unas políticas mexicanas de migración muy abusivas y poco coherentes o consecuentes con los derechos humanos que se pregonan oficialmente, dándose, con frecuencia, situaciones de extorsión o racismo con respecto a los migrantes laborales de estos países.
“Salvadoreños, guatemaltecos hasta nicaragüenses. Decían que los mexicanos eran bien culeros” (entrevista 658).
En el caso de las relaciones de los mexicanos con los afro americanos, se percibe cierta tendencia beligerante, que puede estar relacionada con la división étnica-técnica del trabajo, en donde compiten por ocupar los trabajos más duros y descualificados. Posteriormente, dicha rivalidad y violencia se ha generalizado y propagado, principalmente, a través de las luchas por la hegemonía en los barrios de las grandes ciudades.
“En Oakland hay mucho negro y son, como te diré son muy” cabrones” te ven tu piel y, luego, como que quieren pleito”. (Entrevista 520).
“Pos lo que menos me gustaba es que había mucho desmadre, los negros andaban golpeando a los mexicanos para robarlos, para quitarles sus dinero , su poco dinero que ellos ganaban, lo negros te lo quitaban, te mataban, te madreaban, eso era lo que no me gustaba a mi de allá, son unos guevones (flojos) que no valían, y el mexicano es el mas trabajador allá, lo tienen por trabajador, porque le echa ganas y eso era lo única que no me gustaba”. (Entrevista 366).
La inserción del migrante mexicano en el mercado laboral norteamericano
La inserción de los migrantes en el mercado laboral norteamericano y, de manera más concreta, su adscripción a uno u otro sector de actividad laboral y a determinados puestos de trabajo dentro de éstos, obedece a una serie de factores que exponemos a continuación. En primer lugar, va a depender de la tradición laboral histórica del grupo en cuestión; es decir, de las competencias que en algún campo determinado han desarrollado las diversas identidades culturales.
“En él restaurante me llamaba la atención la habilidad de los chinos para hacer las comidas” (Entrevista 163).
“... son muy pocos los salvadoreños que trabajan en la construcción, no sé el motivo por el cual sean muy pocos, pero tu sabes que la construcción siempre ha sido un poco dura y, pues, ellos como salvadoreños están dedicados a hoteles, a trabajos de limpieza; a construcción casi no”. (Entrevista 794).
En algunos casos, los contactos con el mercado laboral se realizan por medio de subcontratistas, que buscan a las personas migrantes en la calle, en las plazas, y los adscriben a puestos de trabajo en los que el idioma nativo no se convierta en un obstáculo. Igualmente, son las redes de reclutamiento informales creadas por familiares y amigos las que cumplen esta misión.
“…te ocupan así como te encuentran en la calle, vente, vamos a ir a limpiar las casas, o vente, vamos a limpiar unos departamentos y de lo único que sí me acuerdo es de McDonalds, ahí trabaje, esa si es una compañía grande. Mi trabajo nada más era lavar platos era lo único, porque como no domina uno el inglés no te pueden admitir en otra cosa”. (Entrevista 788).
“Por medio de amigos que ya conocían donde conseguir ese tipo de trabajo, ya que el americano no trabaja ese tipo de trabajo”. (Entrevista 353).
No obstante, el criterio más crucial para comprender en qué actividades trabajan los inmigrantes es la división técnica- étnica de trabajo, ubicando a estas personas en trabajos descualificados, duros y mal pagados; trabajos que, por otro lado, son poco deseados por los nativos del país.
“trabajamos puros mexicanos, los mexicanos somos los que hacemos el trabajo más pesado”. (Entrevista 433).
“Pues yo creo que la compañía donde trabajábamos se dedicaba a la construcción porque no hacíamos otra cosa…ahí trabajaba pura gente mexicana”. (Entrevista 605).
“yo siento que la mayoría de los inmigrantes tiene muy poca superación en Estados Unidos, simplemente se le dan los trabajos que hay, porque los americanos nos les gusta hacer esos trabajos, hay trabajos manuales, hay trabajos de jardinería, hay trabajos... tipos de trabajos sencillos o que requieren muy poca capacitación, y que a los americanos nos les gusta hacer. Ese tipo de trabajos es a los que mas acceso tiene uno, aunque en muchos momentos son bien pagados como el de jardinería, que es excelentemente bien pagado, normalmente no vez, yo al menos nunca ví a un gringo haciendo un jardín en ningún lado.” (Entrevista 120).
“he trabajado con varias personas, con gabachos (norteamericanos) y he visto, he sentido personalmente como abusan de uno, nos hacen trabajar a uno más. Al principio, si me tenían trabajando fuerte, porque no sabía mucho, y me traían no más trayendo cosas, cargando tubos…te ponen a hacer lo más pesado” (Entrevista 806)
Por último, la inserción de los migrantes en los circuitos del mercado laboral también se produce por otro tipo de lógicas, tales como la preferencia de los clientes por los trabajadores latinos, el afecto hacia esta población por parte de los propios empresarios o la posibilidad de ampliar el mercado potencial de clientes.
“A pesar de ser un restaurante elegante, contrataban a gente en su mayoría latina, decían que porque a los clientes les caemos bien”. (Entrevista 394).
“Bueno la última fábrica en la que estuve se dedicaba a hacer productos navideños y pensaba que era una compañía muy afectuosa sobre todo con los hispanos”. (Entrevista 240).
“La compañía se dedicaba a instalar albercas, y por el hecho de ser mexicanos, pues, teníamos cierta facilidad para atraer clientes latinos”. (Entrevista 192).
Así pues, la inserción del migrante mexicano en el mercado laboral y la concentración de las diversas identidades culturales en tipos de actividad concretos atiende a varios factores: división étnica del trabajo, capacidad técnica demostrada históricamente en los mercados laborales del país de origen, redes informales de reclutamiento o afinidad con la población laboral latina. Una de las consecuencias más inmediatas derivadas de esta segmentación laboral es la creación de un “micro mundo” laboral que, si bien, por sus propias características, no permite el ascenso a puestos de trabajo más cualificados, sí posibilita un desarrollo normal de las tareas, pese a estar en un país extraño y con un idioma diferente, pues realmente su dominio no es necesario.
“ahí donde trabajaba en el campo hablaban todos en español y también en la construcción, no necesito hablar ingles para trabajar ahí” (Entrevista 567).
“En Estados Unidos los que se dedican a la construcción son los hispanos, y la gente que tenía a mi cargo era hispana y hablaban español, los problemas de idioma eran en la oficina”. (Entrevista 686).
“En California se hablaba hispano, puro idioma de uno” (Entrevista 99).
Percepción de las competencias en el mercado laboral
En este apartado vamos a identificar aquellos aspectos del discurso de los migrantes mexicanos que hacen referencia a su desempeño (esfuerzo, conocimientos, experiencia, capacidades, etc.) en el ámbito laboral. De manera más concreta, recogeremos sus opiniones acerca del rendimiento que observan en las otras identidades culturales, así como del que perciben entre sus propios paisanos mexicanos. Las dos preguntas a partir de las cuales se ha extraído la mayor parte de la información son las siguientes: ¿Tuvo compañeros extranjeros?, ¿Me podría decir de qué nacionalidad eran y qué opinaba usted de ellos? y ¿Qué piensa de sus paisanos?.
Uno de los datos a destacar es el hecho de que, aunque se trataba de preguntas genéricas, las respuestas que suscitaron se ciñeron mayoritariamente al campo laboral, a la percepción del migrante mexicano, a través de sus interacciones con otros mexicanos y otras personas de culturas diferentes, acerca de la forma en que éstos tienen de trabajar.
En este sentido, si atendemos, en primer lugar, a la percepción de “los otros”, se observa cómo el migrante mexicano siente que está compitiendo en el mercado laboral norteamericano con otros emigrantes que, como ellos, también ofertan su fuerza de trabajo. Esto les obliga a realizar un buen trabajo y a superarse laboralmente, como medio de resistir a dicha competencia.
“Superarte, hacer las cosas bien porque compites con otro tipo de mano de obra con otra cultura”. . (Entrevista 717).
Asimismo, se constatan ciertas diferencias entre las diversas identidades culturales, basadas en criterios de competencia laboral, tales como la responsabilidad, la dedicación o el desempeño en el trabajo.
“Sí, de el Salvador, Honduras, Puerto Rico, y los salvadoreños eran más trabajadores que los demás y después los mexicanos, aunque también había muchos mexicanos muy trabajadores”. (Entrevista 457).
“Si, tuve compañeros guatemaltecos, panameños, colombianos y salvadoreños, cada cual se dedicaba a su trabajo. Más que nada, uno era más responsables que otros, y es cuando surgen las envidias”. (Entrevista 691).
“Si, salvadoreños, guatemaltecos, iban a trabajar, sí le echaban ganas, pero como te dije, hay de todo” (Entrevista 386).
En este contexto laboral, se perciben a las otras identidades culturales como rivales, como compañeros competidores, siendo necesario utilizar diferentes estrategias, como procurar hacer bien el trabajo, para poder mantenerse en el mercado laboral.
“Latinos, unos eran del Salvador y otros eran de Guatemala, pero, muy malas personas…muchos son muy problemáticos, otros son muy envidiosos, otros tratan de hacer quedar mal a uno; yo lo único que podía hacer era no tomarlos en cuenta y tratar de hacer lo mejor posible mi trabajo”. (Entrevista 235).
Uno de los aspectos que llama la atención son aquellas partes del discurso en las que se hace alusión a la importancia de complacer en el trabajo al dueño de la empresa, esto es, de mantener una actitud de sumisión a los requerimientos laborales de los propietarios. Esta estrategia posibilita el mantenimiento del migrante en su puesto de trabajo y se convierte, asimismo, en un criterio o en un punto de referencia a partir del cual se comparan las diversas identidades culturales con respecto a su desempeño laboral.
“Si, dos salvadoreños y los dueños que eran de la india, pues a ellos nada más hay que trabajarles bien y ya los tienes contentos” (Entrevista 696).
“Hondureños, pues yo creo que tenían envidia, porque era el que más le trabajaba al patrón” . (Entrevista 529).
En cuanto a su comparación con los trabajadores nativos, es el nivel de estudios (capital cultural) el que les concede a los trabajadores norteamericanos cierta superioridad y una mayor legitimidad dentro del campo laboral.
“Que se sienten más que uno (los norteamericanos), porque tienen un poco de más estudio”. (Entrevista 727).
No obstante, los migrantes mexicanos perciben diferencias entre la manera que tienen ellos de realizar las tareas y la forma en que lo hacen los norteamericanos, pues los trabajadores inmigrantes, con menos recursos y tecnología, realizan ciertas laborales igual o mejor que los oriundos del centro.
“…los americanos no hacen lo que los mexicanos, los mexicanos levantaban las paredes entre 5,10 ó más los que se podían, eran bardas largas como de unos 15m de larga y me llamaba la atención que los mexicanos llegaron, primero a limpiarse el sudor y sin necesidades de levantar con maquinas ni nada”. (Entrevista 186).
Por último, nos gustaría recoger algunos testimonios en los que aparece un discurso menos beligerante y más orientado hacia la cooperación entre las diversas identidades culturales.
“Tenía compañeros hindúes, peruanos, chilenos, americanos, blancos y negros, y creo que todos han sido grandes personas, les gusta la manera en que se trabaja, porque a pesar de que algunos no estaban bien capacitados, siempre hay ese apoyo cuando hay dudas, una aclaración, algún comentario, sugerencias” (Entrevista 88).
“…yo sentía en un principio que a nosotros los latinos nos iban a tratar mal, pero a mí me trataban muy bien, los gringos me trataban con respeto, tal vez por la edad o no sé, pero el jefe que tenía, tenía 24 años, sentía que yo me esforzaba y que merecía cierto respeto” (Entrevista 697).
Si retomamos ahora los elementos del discurso que atañen a la percepción del migrante mexicano acerca de sus propios paisanos, se constata un primer criterio de valoración de la propia identidad cultural, relacionado con el “buen hacer”, la responsabilidad y el cumplimiento de las obligaciones laborales. Por tanto, es indudable, al igual que sucedió con las comparaciones con los compañeros de otras culturas, que siguen tomando como criterio de comparación los valores y la lógica de eficiencia y productividad que rigen en el mercado laboral.
“Todos querían dar una buena impresión, o un buen servicio de su trabajo”. (Entrevista 731).
“Le echan muchas ganas a su trabajo a más no poder para salir adelante” (Entrevista 656).
…”eran personas muy responsables que iban a cumplir con su trabajo” (Entrevista 148).
En esta misma línea del discurso podemos entender algunas de las valoraciones negativas que los trabajadores inmigrantes mexicanos realizan a sus compatriotas que no saben aprovechar las oportunidades que el mercado norteamericano les brinda.
“A veces uno piensa bastante mal porque algunos andan en la calle y no trabajan.” (Entrevista 756).
Siguiendo el mismo marco interpretativo, y ante la consciencia de la gran competencia que existe en el mercado, surge de nuevo una percepción común del migrante mexicano como “ente trabajador” que debe de realizar un gran esfuerzo para poder mantenerse en el circuito laboral.
“Nos relacionábamos bien, no había problemas porque todos íbamos a trabajar” (Entrevista 725).
“…la gente allá trabaja muchísimo para poder quedarse porque hay diez atrás de tí que quieren ese lugar y es mucha, mucha la competencia”. . (Entrevista 673).
“Lo que pensaba y les decía era de que le pusieran mucho empeño a su trabajo”. (Entrevista 823)
No obstante, dicho esfuerzo laboral se produce en puestos que no han sido elegidos libremente, sino asignados siguiendo el esquema de la división étnica del trabajo. Esta circunstancia provoca algunos comentarios que demuestran la violencia simbólica a las que están sometidos como entidad cultural, caracterizada por la discriminación y la explotación física en el trabajo que estos inmigrantes sufren en comparación con las mejores condiciones laborales que disfrutan los norteamericanos.
“…hay mexicanos que son explotados y discriminados”. (Entrevista 133).
“…muchos trabajaban en condiciones que ningún norteamericano aceptaría trabajar” (Entrevista 245).
En este contexto, los conflictos no se hacen esperar; la competencia genera entre los propios mexicanos una dura lucha, fundamentalmente entre los que ya están instalados y los que llegan para labrarse un futuro mejor. Dicho conflicto se gesta en el miedo de los ya presentes a quedarse sin trabajo y en la adquisición por parte de éstos de cierto estatus (capital simbólico) que no están dispuestos a compartir con sus compatriotas. Todo ello provoca una guerra sucia entre los mismos paisanos, en la que se recurre a estrategias ilícitas para difamar al mexicano que acaba de llegar.
“Allá no hay patriotas, ni paisanos” (Entrevista 259).
“Generalmente no nos quieren, nos discriminan, sienten envidias por que llegas con muchas ganas y piensan que les vas a quitar el empleo, té echan tierra, te empiezan a cerrar las puertas” (Entrevista 428).
“…de nosotros los mexicanos me di cuenta de que cuando vienen son de un carácter y te platican cosa muy bonitas de allá, pero ya en Estados Unidos es otro tipo de cosa, te voltean mucho la espalda y tratan de perjudicar en el trabajo por miedo a perder el trabajo”. (Entrevista 717).
“…yo me reservo el comentario,…, los paisanos piensan que va uno a quitarles su trabajo y hay trabajo para todos”. (Entrevista 720).
La competencia es de tal intensidad, que algunos llegan a reconocer que es más dura la beligerancia simbólica entre los de la misma identidad cultural, que el trato con otras identidades, incluida la dominante.
“Pues, a veces, los compatriotas son más discriminatorios que los de otros países que son mejores” (Entrevista 449).
“Allá todos te echan la mano, bueno los buena onda y no envidiosos como mis hermanos” (Entrevista 521).
Las rencillas entre los mismos trabajadores mexicanos también se trasladan al interior de las propias organizaciones y están producidas por diversos factores que exponemos a continuación. En primer lugar, uno de los motivos de pelea está relacionado con las pocas y restringidas oportunidades de mejora en el puesto de trabajo. Un ejemplo es el de la posibilidad de acceder a actividades de supervisión por la necesidad que tienen algunas empresas de contar con “interpretes” del grupo de trabajadores inmigrantes que traduzcan en todo momento los requerimientos de la organización.
“Sí, por lo regular casi todos somos paisanos, nada más los supervisores que son unos cuantos, si acaso son unos 10 entre sesenta o setenta, te estoy hablando de mexicanos que andamos para unos 10 supervisores nada más”. (Entrevista 246).
¿Otra de las causas alude a las relaciones de competencia que se establecen en la empresa entre el recién llegado, que se ve como una amenaza potencial, y el migrante ya instalado. Este último intenta limitar o dificultar la participación del nuevo o introducirlo en una especie de juego de iniciación en el que debe de demostrar su valía en el trabajo. Por su parte, el inmigrante recién llegado, por necesidad, está dispuesto, en un principio, a entrar en el juego, tolerando los abusos recibidos.
“Uno entra a trabajar a un lugar y hay paisanos que ya tienen tiempo, entonces obligan a uno a hacer su trabajo,…por una parte está bien, uno va porque uno tiene ganas de trabajar, a uno no le importa, y ya con el tiempo se va a ver quien es el que sube y quien es el que baja…”. (Entrevista 323).
“Que son muy abusivos con los nuevos compañeros” (Entrevista 713).
“Ah pues al principio como que te ven si lo vas a hacer bien o no y como que te cargan un poco, pero, pues, está bien, para que les demuestres que eres bueno”. (Entrevista 354).
Por último, es importante señalar aquellas partes del discurso en las que se hacen explícitas las ventajas competitivas que algunos migrantes mexicanos tienen en el mercado laboral y en la sociedad americana en general, con respecto a otros. En este sentido, es el factor tiempo el que nuevamente vuelve a aparecer como el criterio esencial para explicar no solo la discriminación de los nuevos por parte de los ya instalados, sino también su mejor posición en el mercado laboral norteamericano.
Esta socialización con el idioma, las costumbres y la vida americana reproduce en la actitud y en el comportamiento de los mexicanos veteranos la misma lógica y violencia simbólica que aplican las clases dominantes a los inmigrantes laborales.
“Hay mucho que pensar de ellos, porque ya tienen mucho tiempo allá y hacen menos al mexicano que va llegando y que no entiende bien el idioma ingles, lo discriminan como si fueran ellos "gringos" (Entrevista 706).
“…bueno yo conviví con un mexicano, pero como que se comportaba de una forma racista, pues por que el tenia más tiempo trabajando allá, no había la manera de ayudar a uno”. (Entrevista 718).
“Pues son muy racistas todos…cuando tienen un buen tiempo allá, como que cambian, cambian a un modo muy feo, se creen más que los otros que van llegando”. (Entrevista 868)
“…yo llegue a conocer a algunos compatriotas que son acá de México y ellos ya dominan el inglés y se hacen contratistas, ellos así les llaman allá contratistas, y esos son los que explotan más a sus compatriotas, o sea, a nosotros…” (Entrevista 640).
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