José Mario Horcas Villarreal
jmariohv@yahoo.es
Cuando se empezó a hablar de pragmática se la asociaba medio en broma y en
serio, con una especie de cubo de basura donde la lingüística tiraba los
problemas que no podía resolver la semántica. La pragmática estudia los principios que regulan los usos del lenguaje en la
comunicación. Debe diferenciarse con claridad entre lo que quiere decir una palabra (
semántica ) y lo que quiere decir el hablante cuando emplea, cuando utiliza esa
palabra ( pragmática ). El estudio del uso lenguaje no es algo nuevo, pero sí que lo es, estudiar el
significado de las palabras en relación con los hablantes dentro de la
Lingüística.
Entonces, como reza el título de este trabajo, ¿dónde se encuentran los límites entre la Semántica y la Pragmática? La respuesta no es tan sencilla, aunque se suele afirmar que la semántica se ocupa del significado literal, virtual o denotativo, el recogido en el diccionario, mientras que la pragmática se ocupa del significado connotativo o ejemplificativo ( para mayor información al respecto remito al artículo presentado en enero, en esta misma revista titulado lenguaje y pensamiento ).
Esto significa que para la pragmática el contexto ( que puede ser lingüístico, situacional y sociocultural ) , conjunto de conocimientos y creencias compartidas por los interlocutores, es algo clave.
La pragmática es aquella disciplina que estudia los actos lingüísticos y los contextos en los que se realizan.
Pese a que el origen de esta disciplina se enmarca a partir del segundo tercio del siglo XX, ya Ferdinand de Saussure en cierta manera repara en su existencia aunque la soslaye. El estudioso, en su obra Curso de Lingüística General, separa tajantemente la lengua del habla y considera la primera como objeto de estudio de la Lingüística, comparándola con una sinfonía cuya realidad es independiente a la manera en que se ejecute.
Con esta afirmación se ocupa de la lengua en su aspecto denotativo no dando cabida al de la ejemplificación, al uso del lenguaje y, por tanto, no trata la pragmática.
N. Chomsky pretendió caracterizar las propiedades sintácticas del lenguaje, abstrayéndolo de las ejecuciones para confirmar o no una gramática interna, un conocimiento innato de esa lengua.
La decisión de amputar el lenguaje de las situaciones no significa que se nieguen a la importancia del uso de la lengua, sino que no le dan cabida en sus teorías
Cuando la Lingüística científica expulsa al hablante por la puerta, cuatro décadas después, en 1960, se ve en la obligación de invitarlo nuevamente a entrar porque, aunque parodiando a Calderón de la Barca, dado que casa con dos puertas mala es de guardar, ciertos fenómenos no podían explicarse de otra manera que no fuese a través del contexto.
En 1967 en una conferencia titulada Logic and conversation, Grice sostiene que no se le ha prestado nunca atención a la conversación y que además de la existencia de una Lingüística de la Lengua se hace necesaria una Lingüística del Habla.
Para este estudioso es fundamental diferenciar entre lo dicho y lo implicado.
Describe la conversación como “proceso en el que los interlocutores deben contribuir en la forma que ésta lo requiera”, es decir, es el creador del Principio de Cooperación que debe regirse en base a cuatro directrices o máximas:
Cantidad ( no se debe proporcionar más información de la requerida ).
Cualidad ( su contribución ha de ser verdadera ).
Relación ( que en la conversación se ofrezca datos que vengan al caso,que sean relevantes ).
Modalidad ( la conversación debe ser clara, breve y ordenada ).
Dan Sperber y Deidre Wilson, amplían y desarrollan la tercera máxima de Grice pero sus teorías no son mera prolongación de dicha directriz ( la relevancia ), como tampoco lo son los de la competencia Lingüística frente a la Comunicativa de Hymes.
Tanto Hymes como Sperber y Wilson consideran que a menudo suele producirse un distanciamiento entre lo dicho y lo comunicado y que la comunicación no se basa en un “paquete” enviado al receptor, si no que conlleva un proceso ostensivo-inferencial que da lugar a una información implícita en todo mensaje.
El hecho de que la forma lingüística no se corresponda con el acto elocutivo ( Austin, actos del habla )se debe a la situación, a la adecuación del discurso a ella ).
Hymes usa las siglas SPEAKING para caracterizar los mensajes como relaciones Lingüísticas en las que un acto locutivo ( cadena de sonidos ) da lugar a uno ilocutivo ( con un mensaje literal) y perlocutivo ( que contiene un trasfondo, un mensaje connotativo, en palabras deHjemslev ).
Todo proceso de habla tiene una escena, un marco, unos participantes, finalidad, secuencia de actos, instrumentos de uso, normas y género, tono o entonación.
Lo que viene a reafirmar que el circuito comunicativo no es un ente aislado en el que el emisor traslada un mensaje al receptor, a través de un canal y empleando un código, si no que cuando nos comunicamos debemos tener en cuenta qué decimos, a quién se lo decimos, cómo, dónde y cuándo.
Las palabras significan por sí mismas ( Semántica ) y, sin embargo, la comunicación exige mucho más que intercambiar significados preestablecidos.
En los últimos años, la Pragmática se ha afianzado y extendido de forma notable, como atestiguan los congresos y seminarios realizados sobre dicha cuestión, que no han sido pocos.
La entrada de la Pragmática para la Psicología, Lingüística o Sociología, supone dar una preponderancia al hablante y sus usos del lenguaje que antes no tenía.
Y es natural que esto haya sucedido pues la evolución del lenguaje depende del hablante y nunca debió dejarse de lado, pues no se basa, como afirmaron los gramáticos en un tiempo pasado, de prejuicios hechos reglas ( en palabras de Dámaso Alonso ) si no que su evolución es natural y depende interna y externamente de los seres que utilizan la lengua para comunicarse.
Bibliografía:
Ailes, Roger y Jon Kraushar. 1993. Tú eres el mensaje: la comunicación a través de los gestos, la imagen y las palabras. Barcelona: Paidós.
Austin, J. L. Cómo Hacer Cosas con Palabras. Barcelona. Paidos Estudio. 1982
Baylon, Christian y Paul Fabre. 1994. La semántica (con ejercicios prácticos y sus soluciones. Barcelona, Buenos Aires y México: Ediciones Paidós.
Berruto, Gaetano. 1979. La semántica. México: Editorial Nueva Imagen.
Blanco, Desiderio y Raúl Bueno. 1980. Metodología del análisis semiótico.
Blass, Regina. 2003. Apuntes para un curso de pragmática. (Manuscrito).
Calvo Pérez, Julio. 1994. Introducción a la pragmática del español. Madrid: Cátedra.
Escandell, M. Victoria. 2006. Introducción a la pragmática. Segunda edición. Barcelona: Ariel.
Fernández González, Ángel Raimundo; Salvador Hervás, y Valerio Báez. 1989. Introducción a la semántica. Madrid: Ediciones Cátedra.
Frege, Gottlob. 1973. Estudios sobre semántica. 2a edición. Barcelona: Ariel.
Galmiche, Michel. 1980. Semántica generativa. Madrid: Editorial Gredos.
Grice, H. P. 1977. Significado. México, D.F.: UNAM (Cuadernos de Crítica).
Guiraud, Pierre. 1960. La semántica. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Gutiérrez Ordóñez, Salvador. 1992. Introducción a la semántica funcional. Madrid: Editorial Síntesis.
Hurford, James R. y Brendan Heasley. 1997. Curso de semántica. Madrid: Visor.
Justo Gil, Manuel. 1990. Fundamentos del análisis semántico. Universidad de Santiago de Compostela: Imprenta Universitaria.
|