Alberto Enrique D’Ottavio*
Universidad Nacional de Rosario (Argentina).
Correo: aedottavio@hotmail.com
Resumen
Partiendo de una personal vivencia y haciendo hincapié en facetas económico-socio-político-cultural-axiológicas, este aporte narra algo susceptible de haber sucedido, de estar aconteciendo o de ocurrir a futuro en cualquier país vulnerable.
Dado que requiere de protagonistas y, entre ellos, de subordinantes y subordinados, las características de unos y otros son inicialmente señaladas, para luego, cerrar, de manera abierta, con una propuesta preventiva que evite su instalación y otra curativa que la contrarreste y supere, de haber sido ya concretada.
Palabras clave: relato, social, económico, político, cultural, axiológico, país, actualidad
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Alberto Enrique D’Ottavio (2020): “La eterna pesadilla. Un relato de nuestro tiempo”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (marzo 2020). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2020/03/eterna-pesadilla.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/caribe2003eterna-pesadilla
Introito
Transitando las cercanías de la octogenaria meta, vuelvo la vista atrás y percibo que mi vida ha transcurrido políticamente más cerca de una eterna pesadilla que de dulces ensueños.
Años ha, socialicé varios trabajos propugnando la consolidación de una democracia republicana en congruencia con lo estatuido en nuestra Carta Magna (1853 con varias reformas ulteriores hasta la última en 1994) y señalando, a la par, el obstáculo populista que la impedía.
Pese a que el pasado cuatrienio estuvo encaminado hacia aquélla, el populismo ha tornado a enseñorearse en estas playas.
En reemplazo del género ensayo en mi humilde y personal batalla por la antedicha forma de gobierno, adopto ahora el narrativo a fin de relatar, desde la propia experiencia y poniendo el acento en aspectos económico-socio-político-cultural-axiológicos, lo que puede haber sucedido, estar aconteciendo u ocurrir a futuro en cualquier país vulnerable intentando contribuir en la búsqueda de medidas preventivas y terapéuticas con quienes, también, anhelan lo precitado.
Dado que dicha narración requiere de protagonistas y, entre ellos, de subordinantes y subordinados, helos a continuación:
Los subordinantes
Todo comienza cuando un grupo con escasos o nulos escrúpulos usufructúa a la política y, a modo de líderes mesiánicos de religiosa secta1, se adueña del poder, abusa de él, prospera ilegalmente a partir del erario público y comanda una legión de fieles y acríticos defensores2.
Esta enriquecedora aventura grupal suele iniciarse en tierras feudales y ascender de manera paulatina y vigorosa hacia la gobernanza mediante dádivas, subsidios, extorsiones, amenazas, represalias (y cuando cabe, violencia).
Una vez instalado, se valen de ignorantes innatos y adquiridos (perezosos que no pretenden dejar de serlo y, para más inri, se enorgullecen de ello), y los victimizan con historias distorsionadas (relato) sobre un sistema injusto que, además de discriminarlos, controlarlos, vigilarlos y castigarlos, coarta su felicidad determinando cómo debe ser su vida personal, familiar y laboral.
Conformándolos con migajas periódicas y sirviéndose de su desconocimiento, rescatan figuras pasadas y presentes, las edulcoran y compatibilizan simultáneamente con dicha “victimización”, les crean una épica ficticia a través de enemigos concretos externos e internos y les inculcan un pensamiento único que, teóricamente, los redimirá3.
A la tropa inicial, se suman por amedrentamiento y/o por codicia añosos ricos que temen dejar de serlo y muchos deseosos por ello – sindicalistas, empresarios, comerciantes, periodistas, eclesiásticos, jueces y fiscales, intelectuales, fuerzas de seguridad y viandantes de toda laya –, corrompiéndose en mayoría sin contrición alguna.
Desde ya, no dejan de anexarse al conjunto precedente veteranos fanáticos ideologizados y desideologizados en busca, además de fácil riqueza, de un sustento (poco importa cuán falaz sea), susceptible de hacerlos sentir parte activa de una revolucionaria iniciativa, inexistente pero conveniente.
Este conglomerado de inmorales, proveniente de todas las clases sociales, llega a inficionar la totalidad de la comunidad mediante argucias (entre ellas, semánticas), descalificación y calumnia de adversarios serios, honestos e idóneos (catalogados como acérrimos enemigos), anacrónicos soportes filosóficos, históricos, psicológicos y socio-económicos, y cambio arbitrario de decretos y leyes (hasta Constituciones en ciertos casos) en complicidad con distintos niveles de la Justicia, inclusive los más altos.
Adicionan a lo susodicho, adoctrinamiento temprano, deterioro del idioma, inexistencia de autocrítica, autoelogios, nula rendición de cuentas, doble estándar moral, uso de asechanza y colusión, corrupción estructural, distribución arbitraria de fondos4, tergiversación, minimización o apropiación de ajenos logros, exclusión del pasado (por glorioso que sea), falseamiento del presente y manipulación del futuro, imposición y veneración de ídolos de barro, descrédito de individuos correctos, depreciación del mérito y del esfuerzo e igualación en la mediocridad.
Más aún, a sabiendas de que la pobreza supone, entre otras: deficiencias económicas, educacionales, culturales y sanitarias, la transforman en negocio personal, sectorial y políticamente rentable. Recurriendo a asistencia condicionada y pauperización de la educación pública, mantienen a los afectados en carencia regulada a fin de aprovecharlos como manada rehén para manifestaciones y sufragios. En suma, terminan dulcificando y estimulando a quienes abjuran del trabajo, y coartan a los ávidos de cambio.
Mandar en vez de gobernar, vencer antes que convencer y dominar más que exponerse a los medios de control y de comunicación forma parte de su repertorio al que pueden añadir, de resultar menester, grupos civiles paramilitares.
Concretando, tienden a una suerte de monarquía absoluta (totalitarismo), plantean la vida futbolísticamente, proyectan para el corto plazo, alientan consumo, pereza y diversión, ven la paja en el ojo ajeno y no, la viga en el propio, realizan variadas trampas electorales y conciertan alianzas internacionales congruentes con su pensamiento y acción.
Materializada la estafa, habrá adherentes incondicionales que, conscientes de ella, jamás la reconocerán y existirán quienes la sostengan porque no son capaces de percibir notorias alternativas de superación.
De tal modo, este conjunto de incoherentes ambulantes, para quienes el fin justifica los medios, logran conseguir una multitud de negadores, dispuestos a impugnar la realidad y a sí mismos para no perder esa droga revitalizadora que creen haber alcanzado para su cotidiana gratificación y supuesta histórica misión.
Los subordinados
Quienes, procedentes de todos los estratos sociales, se someten a los que piensan una cosa, dicen otra, prometen maravillas y generan desventuras, revisten sólo calidad de habitantes sin adquirir rango de ciudadanos por egoístas, ficticios altruistas, ignorantes, ingenuos, impacientes, volubles, tramposos, aprovechadores, malamente ambiciosos, inescrupulosos y/u oportunistas. Suelen centrar su existencia exclusivamente en lo económico (aun sin necesidad alguna de hacerlo), prescinden de lo institucional, buscan rápidos y cortoplacistas beneficios, cultivan la desidia, no estudian ni trabajan ni piensan y/o no cumplen las funciones que teóricamente deberían satisfacer en el país.
Cierre abierto
En este país de leyenda, ¿qué recursos les quedan a los ciudadanos para evitar esta asimetría conductual entre correctos e incorrectos e invertirla a favor de los primeros a fin de no despeñarse en un filme del lejano oeste con final invertido donde ganan los malos y estar forzados a interpretar el mito de Sísifo?
Preventivamente:
Curativamente:
Este relato requiere de un toque postrer de coraje para que lo que hoy luce eterno, deje algún día de serlo.
El siguiente párrafo, perteneciente a Ludwig Heinrich Edler von Mises (1881-1973), puede que sea inspirador: “El ser humano jamás hubiera llegado al presente estado de civilización sin el heroísmo y el sacrificio de una élite. Cada paso adelante en el camino hacia un perfeccionamiento de las condiciones morales ha sido un logro de seres humanos que estaban dispuestos a sacrificar su propio bienestar, su salud y su vida por una causa que consideraban justa y benéfica. Hacían lo que consideraban su deber sin inquietarse por si ellos mismos serían las víctimas. Esta gente no trabajó por una recompensa; sin embargo, sirvieron su causa hasta la muerte” (1)
Notas
1 La exaltación del ser providencial que soluciona de una buena vez y para siempre, los problemas del pueblo es clave. “A su persona y a sus cualidades, es a las que se entrega el discipulado, el séquito, el partido”, según Max Weber (2)
2 El erario público deviene patrimonio privado, empleado para propio beneficio, emprendimientos faraónicos (muchas veces incumplidos) o para ambas cosas, sin considerar costos ya que todo gasto es considerado inversión (3)
3 La apropiación de la palabra es esencial, directa y constante y su trasmisión de la verdad única, fabricada y revelada se efectúa sin limitaciones ni intermediarios desde medios masivos de comunicación o concentraciones donde el “Pueblo”, masa selectiva y vociferante, es la contrafigura de la suma de voluntades individuales expresadas en un voto y representadas por un Parlamento o de la encarnación de la “voluntad general” de Rousseau. De allí, también, el pautado de medio afines (3)
4 El reparto, nada gratuito, se cobra en obediencia y se lo hace con las reservas, distintas e improcedentes cajas recaudatorias, expoliaciones a los propios trabajadores y endeudando a la posteridad (3)
5 Según Charles Carrington, Joseph Rudyard Kipling, escritor y poeta británico, nació en Bombay, India Británica, el 30 de diciembre de 1865 y falleció en Londres, Reino Unido, el 18 de enero de 1936. Fue galardonado varias veces destacándose entre sus distinciones el premio Nobel de Literatura, obtenido en 1907. Los "seis honestos sirvientes integran algunos versos que forman parte del cuento El hijo del elefante (historia de cómo se volvió larga la trompa de los proboscídeos) incluido en:”Los cuentos de así fue”. Este libro, publicado en 1902, fueescrito en memoria de su hija mayor Josephine, fallecida de neumonía en EEUU a los 7 años en 1899, a quien narraba todos los relatos que figuran en ese texto (4)
Bibliografía