Maricel Romero Machado *
Roberto Sierra Jardines**
Universidad de Guantánamo, Cuba
Correo: maricelrome@cug.co.cu
Resumen
El aporte de los inmigrantes franco-haitianos y otras etnias a la integral formación de la identidad cultural guantanamera se manifestó con mayor fuerza desde su llegada e inserción a las comunidades donde se asentaron.
El propósito del presente trabajo es conocer las condiciones y los aportes del inmigrantes haitianos a la integral formación de la identidad del guantanamero que hacen parte de las prácticas culturales asociadas a la cultura del cultivo de café, y también de la caña de azúcar en las diferentes comunidades donde fueron asentados estos inmigrantes. En Guantánamo este estudio permitió conocer cómo esas comunidades conservan una importante riqueza de la cultura de los inmigrantes asentados en las diferentes localidades. Esto se manifiesta en los conocimientos y prácticas que constituyen la producción y recolección de café a pequeña escala. También se identificó la importancia de la participación de la familia, especialmente en las unidades productivas, donde la nueva generación salvaguarda esas tradiciones. Por lo general, todos los integrantes de cada familia aportan la mano de obra, por lo cual se convierte en un componente de sostenibilidad social y económica de estas producciones, cuyo carácter es la economía campesina.
Palabras claves: Inmigración, Prácticas culturales, producción del café e identidad,
Summary
The contribution of the Franco-Haitian immigrants and other ethnic groups to the integral formation of the Guantanamera cultural identity manifested itself more strongly since their arrival and insertion in the communities where they settled.
The purpose of this research is to know the conditions and the contributions of the Haitian immigrants to the integral formation of the Guantanamera cultural identity that are part of the cultural practices associated with the culture of coffee cultivation, and also of sugarcane in the different communities where these immigrants were settled one of the main economic lines of the Guantanamo region. This study allowed knowing how these communities conserve a wealth of the culture of the immigrants settled in the different localities. This is manifested in the knowledge and practices that constitute the production and collection of coffee at small and large scale among others. The importance of family participation was also identified, especially in the productive units, where new generations safeguard those traditions. In general, all members of each family contribute labor, which is why it becomes a component of social and economic sustainability of these productions, whose character is that of the peasant economy.
This culture manifested itself with greater force since the arrival and insertion in the communities, where in many cases they reached the easternmost part of Cuba with their families at the stage of the Haitian Revolution, and went through the other components of the immigration from that region during the following centuries.
Keywords: Immigration, Cultural practices, coffee production, identity.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Maricel Romero Machado y Roberto Sierra Jardines (2019): “La identidad socio-cultural asociada a la tradición del cultivo del café con la llegada de los inmigrantes antillanos a la región guantanamera”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/12/identidad-socio-cultural.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1912identidad-socio-cultural
Introducción:
En la isla de Cuba con la llegada de colonos franceses que arribaron desde Haití debido a la Revolución en el siglo XVIII se origina una mezcla de cultura entre las diferentes etnias. Estos inmigrantes encontraron terrenos excelentes y condiciones climáticas propicias para el cultivo del cafeto en las zonas montañosas del país ubicadas en el Occidente, Centro y Oriente insulares. Así surgieron las grandes haciendas cafetaleras cubanas, que en breve se convirtieron en poderosos centros productores de café. Gracias a este auge, Cuba llegó a ser el primer exportador mundial a inicios del siglo XIX.
Uno de los temas más apasionantes de las investigaciones en torno a la historia de Cuba lo constituye el café. El descubrimiento como bebida estimulante, el desarrollo que llegó a alcanzar como renglón económico más importante de la época, luego de su introducción en la Isla, fueron ingredientes suficientes para despertar la apetencia investigativa. Este cultivo juega un rol significativo en la cultura e identidad como parte del patrimonio histórico material e inmaterial edificado. Constituye una de las riquezas muy importante de la economía nacional que requiere de mayor esfuerzo dada a las condiciones ecológicas existentes en nuestro país. Pileta (2014).
A esta isla, que vivió un proceso intenso de industrialización cafetalera y azucarera, llegaron miles de caribeños, sobre todo haitianos y jamaicanos. Estas poblaciones, no solo fueron el gran soporte de la fuerza de trabajo, sino que trajeron consigo sus costumbres; esas que reafirman, en muchos casos, la identidad de pueblos y regiones.
Hay una historia llena de intercambios, enriquecimientos y tenciones entre los elementos culturales haitianos y los elementos cubanos. Estudios recientes revelan los caminos secretos de esos encuentros y desencuentros que, iniciados con singular intensidad en los siglos XVIII y XIX, se fertilizaron nuevamente con los miles de braceros haitianos arribados desde principios del siglo XXC y asentados en las antiguas provincias de Camaguey y Oriente.
Por lo que podemos decir que investigar un hecho cultural relacionado con las tradiciones culturales de origen haitiano de los inicios del siglo XX, en la región Guantanamera, se enmarca en el estudio de su identidad, pues constituye una manifestación de la cultura popular tradicional de la cual son portadores sus descendientes, teniendo como marco la reflexión de procesos sociales complejos que se manifiestan en la realidad social cubana de hoy.
Entre las culturas que se destacan en el proceso de transculturación y que tiene un gran aporte para el enriquecimiento a la conformación de la identidad cultural cubana se encuentra la haitiana. Esta llega a la isla a partir de la Revolución Haitiana y los momentos convulsos que se generaron a finales del siglo XVIII y principio del siglo XIX, donde se origina una gran oleada migratoria que tuvo como principal destino la zona oriental del país. Con este primer grupo de inmigrantes se estableció un puente que fue premisa histórica para la llegada de braceros haitianos en grandes proporciones en los primeros treinta años del siglo Estos inmigrantes tuvieron una notable influencia en el desarrollo económico, cultural y social en la región oriental de esta Isla: y fueron el soporte principal del auge del cultivo y producción del café, de la siembra cañera y del cacao, trasladando todo su conocimiento y la práctica para alcanzar los altos rendimientos que obtenían anteriormente en Haití. XX.
Estos inmigrantes también le hicieron incorporar a la sociedad cubana sus hábitos culturales, su música y sus bailes, es el caso de la reconocida Tumba Francesa, el Nengón, el Quribá y otros, donde desde sus disímiles asentamientos amenizaban las tardes con las tertulias que organizaban. Romero (2013).
Numerosos especialistas han tratado el tema de esta investigación desde diferentes aristas que se acercan a nuestro objetivo, tal es el caso del Dr.C. Vicente Rodríguez y Ana Luisa Garzón (), el trabajo realizado por Francisco Pérez de la Riva: El café, Historia de su cultivo y explotación en Cuba, que aborda distintas facetas de este renglón desde la colonia hasta el presente siglo. Entre otros textos consultados están Francia en Cuba. Los cafetales de la Sierra del Rosario 1790-1850 de Jorge Freddy Ramírez Pérez y Fernando Antonio, estos investigadores hacen una historia muy detallada sobre la historia del Café y su introducción en Cuba , por otro lado también se pudo revisar Ya está el Caféde Esteban Llorach Ramos, los cuales aportaron lo relacionado con la historia del café, el proceso de producción y su impacto sociocultural, sin embargo no distinguieron las tradiciones cafetaleras como la expresión de identidad cultural en la comunidad Felicidad de Yateras. “Pérez de la Riva”
La investigación posibilitó hacer un recorrido por las diferentes etapas, desde la llegada del grano del cafeto a Cuba hasta la actualidad, donde se pudo comprobar que con las primeras migraciones Franco-haitiana provocada por la Revolución, a finales del siglo XVIII y principio del siglo XIX. Esta permitió identificar sus costumbres y tradiciones más arraigadas en su devenir histórico. Estos inmigrantes tuvieron una notable influencia en el desarrollo económico, cultural y social de estas regiones de la Isla y fueron el soporte principal del auge del cultivo y producción del café y otros cultivos, como lo fue la caña de azúcar.
Desarrollo:
Guantánamo nombre aborigen que significa ´´ tierra entre ríos ´´, provincia cubana más oriental, de una rica historia, ya que por estas tierras desembarcó el Almirante Colón en 1492, en sus tierras fue fundada la primera Villa de Cuba: Baracoa por Diego Velásquez en 1511 y su territorio resultó ser un bastión importante durante las guerras por la independencia de Cuba.
Guantánamo desde el siglo XIX inició la producción cafetalera con la llegada de los inmigrantes franco- haitianos a esta región, los que dejaron sus conocimientos y destrezas en el cultivo y producción de este aromático grano, asociado a este proceso también trajeron diferentes manifestaciones culturales como son; la danza, la música, el arte culinario, la religión, la lingüística: y en la arquitectura doméstica, aspecto que han incidido en la identidad de los guantanameros.
Por otro lado en las diferentes localidades donde se cultiva el café se puede apreciar que los habitantes tienen sus peculiaridades respecto a ese cultivo, así como su recolección. Los cantos son una de las manifestaciones más comunes, también sus formas de vestir a la hora de partir para los cafetales con su turbante en la cabeza las mujeres y el sombrero los hombres y su camisa mangas largas, a la hora de su recolección hay otra forma muy conocida por los pobladores de las comunidades donde están plantado los cultivos del café y es la forma de tostar, pilar y colar el café, sus toques en el pilón en forma de música y así, invitar al caminante, al vecino a compartir esa tasita de esta aromática infusión.
Las prácticas culturales asociadas a la producción y consumo del café, son expresiones artísticas nacidas de la actividad de este cultivo en la vida y costumbre de los pobladores de las diferentes comunidades. La existencia de una vida cultural palpitante, cuya función es la identificación, investigación y protección del legado cultural de la localidad, el enriquecimiento de la vida espiritual de los pobladores; ha permitido la apreciación de la importancia del café junto a otras manifestaciones no menos significativas y la consolidación de un fuerte sentido de pertenencia asociado a las expresiones culturales de los mismos. Pileta (2013).
La familia de los inmigrantes haitianos, en tanto mediadora entre el individuo y la sociedad teniendo en cuenta los rasgos socioeconómicos en los cuales se formó, jugo un papel indiscutible valor cultural que contribuyó a la reconceptualización de la identidad local de los municipios donde se asentó este grupo migratorio.
La inmigración haitiana hacia Cuba, influyó con notable repercusión en la cultura material y espiritual cubana y de manera especial en la parte oriental del país. Estos inmigrantes tuvieron una notable influencia en el desarrollo económico, cultural y social de estas regiones de la Isla y fueron el soporte principal del auge del cultivo y producción del café, de la siembra cañera, del cacao y del algodón, trasladando todo su conocimiento y la práctica para alcanzar los altos rendimientos que se obtenían.
A la llegada del haitiano a Guantánamo se establece una mezcla de culturas entre etnias y estos han compartido con los demás pobladores de la localidad el complejo cultural que generó la transculturación y sin apenas percatarse, ha logrado impregnarse en la cultura guantanamera de una manera muy profunda que hoy es imposible afirmar que estén lejos de sus raíces. Sevillano (2007 p, 10)
La concepción de comunidades rurales estuvo concebida bajo principios de adecuación al medio natural con el aprovechamiento al máximo de la disponibilidad de recursos locales y naturales que la misma ofrecía, tanto para la construcción de toda la infraestructura productiva que permitía y garantizaba el desarrollo del proceso productivo para la obtención del producto resultante (café), así como para la construcción de instalaciones de carácter doméstico que complementaban su funcionamiento y garantizaban el desarrollo de la vida en la comunidad. Sin embargo, no hubo un criterio de racionalidad para definir qué debía tener o no en relación con la cantidad de habitantes y su papel económico.
Realmente esto no funcionó debido a que el medio rural ha sido impactado por un fuerte proceso de urbanización, que invade a los espacios menos urbanizados e impone matices nuevos a todas sus actividades acometidas por la sociedad del conocimiento, esta permite un punto de encuentro entre el hombre y lo político, lo social, lo cultural, lo económico, lo productivo y lo natural.
Los inmigrantes de origen haitiano se caracterizan por preservar las raíces mágicas religiosas, especialmente el Vudú, estos mantienen la unidad y estabilidad familiar, asegurando de esta forma la continuidad de sus expresiones socioculturales.
Sus comunidades son espacios donde se refunde la cultura material y espiritual de aquel país como prueba de un ejercicio consciente de sus portadores. Conservan entre sus descendientes la lengua de origen, el creole, creando un área de bilingüismo que trae aparejado un interesante y dinámico intercambio lingüístico. Limonta (2008)
En las diferentes localidades donde se cultiva el café se puede apreciar que los habitantes tienen sus peculiaridades respecto a ese cultivo, así como su recolección. En Guantánamo aún perduran los cafetales con paisajes arqueológicos de las primeras plantaciones de café en los municipios Yateras, El Salvador, Niceto Pérez y Guantánamo. Muchos de los sitios conocidos como patrimonio Mundial de nuestra provincia se encuentran en el Municipio El Salvador: San Esteban, Dos Amigos, El Oasis, La Indiana, El Dorado y El Dajao, en el Municipio Guantánamo se encuentra entre otros El Chalet, La Victoria, La Caridad, en el Municipio Yateras está El Francés, Monte Verde, La Prenda, La Perla, Dios Ayuda, El Jagüey, Santa Rita, El Naranjo entre otro.
El impacto sociocultural del cultivo del café en los municipios Yateras, El Salvador y otros está presente en las diferentes manifestaciones artísticas de los creadores locales. La música ha sido una de las más conocidas, por su presencia en los grupos portadores tradicionales, sin embargo, en la literatura como en la plástica contemporánea buscan en los escenarios de la plantación motivos para alimentar su creación.
El impacto sociocultural del café está presente en las diferentes manifestaciones artísticas de los creadores locales, producto de la fusión de las culturas africanas, francesas y aborigen fundamentalmente. Esto da lugar al surgimiento de costumbres y manifestaciones culturales propias de esas culturas. Por tanto, defender las peculiaridades culturales de cada terruño y evitar que la urgencia de las circunstancias obligue a cambiar el espacio de una tradición, derivada de la base económica practicada resulta imprescindible, para la subsistencia formativa de los pueblos.
La identidad cafetalera en poblados montañosos de la provincia de Guantánamo tiene un marcado legado en los acontecimientos históricos de esta zona del país, lo cual está reflejado en la influencia de otros pueblos que poblaron estos parajes
Los procesos culturales asociados a la producción y consumo del café; así como aquellas expresiones artísticas nacidas de la actividad de este ejercicio en la vida y costumbre de la zona, es una de las fortalezas de la cultura local. La existencia de una vida cultural palpitante, cuya función es la identificación, investigación y protección del legado cultural de la localidad, el enriquecimiento de la vida espiritual de los pobladores ha permitido la apreciación de la importancia del café junto a otras manifestaciones no menos significativas y la consolidación de un fuerte sentido de pertenencia asociado a las expresiones culturales de los mismos.
Las diferentes manifestaciones de la vida cotidiana como condición básica de la existencia donde se forjan, definen, manifiestan y expresan la tradición y en general la cultura, se realizó el presente estudio de identidad cultural. A partir del análisis de una tradición integradora (Tradición Cafetalera), esto permitió a la investigadora adentrarse en las particularidades individuales de la localidad, conocer su historia y sus valores, independientemente de la sucesión de generaciones y por eso, poder ofrecer una visión de una forma concreta en que se expresa nuestra identidad nacional, a través de un estudio
La tradición está ligada a la configuración de una comunidad determinada y va unida a la estructuración de una herencia cultural común, transmitida de generación en generación y que se conoce con el nombre de tradición. No hay comunidad de una sola generación. No hay comunidad sin tradición. Es sin duda la tradición la encargada de extender en el tiempo, de “clarificar” determinado modos de ser, hacer y pensar y de esta forma sin negar la dialéctica ineludible que hacer modificar todo modular la continuidad de un grupo social o comunidad determinada.
Es por tanto una tradición marcada en gran medida por la espontaneidad, por su vivencialidad portadora de elementos positivos, negativos y también neutra. Ello no niega la posibilidad de intervenir activamente en este proceso y someterlo a juicio, en hacerlo conciente y con ello propiciar la participación más consecuente, el protagonismo de la comunidad en el mismo
La identidad cafetalera en poblados montañosos de la Provincia Guantánamo tiene un marcado legado en los acontecimientos históricos de esta zona del país, lo cual está reflejado en la influencia de otros pueblos que poblaron estos parajes.
La identidad cultural ha sido poco analizada desde la perspectiva local, razón esta que ha llevado a que las características que definen al cubano en una u otra parte del país sean poco conocidas. De la Torre Carolina. (1985).
La identidad ha sido interrogante y centro de interpretación desde el pensamiento antiguo, enunciada no como término, pero sí valorándola y argumentando las diferencias específicas y tipologías culturales en el desarrollo de los pueblos.
En dichos argumentos encontramos ideas que se remontan a épocas precedentes en las que se destacan diversos filósofos, quienes comenzaban a preocuparse por la manera de manifestación de los pueblos, sus costumbres, creencias y formas de expresión.
Esta identidad implica entre otras cuestiones, la noción del ser de la unidad y la existencia y de su relación con el cambio; de esa forma idéntico es aquello que persiste en un objeto de estudio dado, no obstante a las variaciones que sufra bajo una sucesión de estados en momentos distintos (Zamora, 1998), de aquí surge una de las variables básicas a considerar en la investigación de la identidad: el tiempo. Ella es dialéctica ya que cambia, está en constante devenir a través de modalidades contradictorias y a la vez se enriquece con los elementos culturales que cada ser en su individualidad va aportando. Zamora R. (1998).
El fenómeno de la formación y existencia de la identidad cultural cubana se decide mediante la localización y caracterización de las etapas más importantes en la organización económica y la convivencia de las diferentes etnias (cultura), aparecidas con el decursar de la historia cubana.
Las influencias externas sobre nuestra identidad cultural no son siempre negativas, por principio somos una nación formada por aborígenes, inmigrantes (voluntarios o forzados) y ello debe librarnos de prejuicios hacia los patrones culturales que vienen de afuera; mientras más abiertos y conscientes estemos del carácter positivo o negativo de las influencias externas, mejor protegeremos y enriqueceremos nuestra identidad cultural, cuya esencia ha sido vivir el mestizaje y la recepción reinterpretada de lo nuevo. Lo correcto no es rechazar lo novedoso, sino comprender la necesidad de tal proceso y asimilar las influencias externas careadoramente. Alfonso, G., (1997).
La cultura en calidad de fenómeno social y del período histórico en el cual se produce y se reproduce, tiene determinada estructura y esta varía en dependencia del nivel de profundidad científica que se aborda y de la ciencia que la estudie, aunque no es un objetivo de nuestra investigación el análisis de su estructura, nos interesa estudiar dos componente que a juicio de la mayoría de los investigadores del tema de la cultura constituye partes inseparable de la misma, este es el caso de la identidad y practica social.
Los estudios de las prácticas culturales en el mundo se dan principalmente por el interés del estado nacional y sus instancias para evaluar la política cultural, también lo hacen las instituciones privadas, sociales y académicas, para saber la situación de la cuestión y resultado (en su caso) de las acciones en donde ha intervenido o se ha descuidado, para buscar el impulso formativo o recreativo en su divulgación sobre las llamadas actividades culturales que realizan los ciudadanos, clientes o usuarios.
Prácticas culturales las podemos definir en un primer momento como las actividades específicas que realizan las personas dentro de un campo cultural determinado (artístico, académico, religioso, deportivo, escolar, científico, etcétera), que están orientados a la formación y/o a la recreación, presuponen que son espacios sociales que se van abriendo y consolidando históricamente (procesos de secularización cultural), que en el interior de cada campo hay lógicas específicas, así como en cada uno de ellos hay procesos de formación “disciplinaria” de estas artes, técnicas o saberes con diferente profundidad, en cuanto a la percepción, sensibilización, nivel de práctica para el dominio técnico, conocimientos de ciertos códigos de esas prácticas y las formas de participación y organización de cada campo. Presupone también que mientras mayor es el nivel de estas prácticas a nivel social, las personas amplían durante estas prácticas y procesos su visión cultural. En estas prácticas culturales incluye otras formas de expresión y participación no solo las institucionalizadas por la cultura oficial, sino también otras prácticas de la “cultura popular”. Aunque en los datos estadísticos predominen en la mayoría de censos las bellas artes.
Bibliografía consultada.
14. Zamora R. Cuestiones teóricas de la identidad cultural. México, 1998.
15. Sánchez Osvaldo, El cultivo del Café, (1968), pág. 3 .