Valia Yaima Noris Polo*
José Guillermo Montero Quesada**
Universidad de Las Tunas, Cuba
Correo: valianp@ult.edu.cu
RESUMEN
El contexto histórico cultural es una categoría poco sistematizada, pues son muchos los autores que la trabajan, sin embargo esta tiene una particularidad y es que para la realización de cualquier estudio es necesario analizar el contexto en el que se desarrollan los hechos, de manera que sea posible lograr mayor comprensión de lo estudiado.
En varias comunidades científicas del mundo existe el criterio de que los acontecimientos culturales no son objeto de estudio de la historia, sino de la Antropología, la Etnología, Arqueología, Sociología y otras ciencias auxiliares de la Historia. Criterios como este son defendidos en Cuba, aunque la balanza se inclina hacia un consenso que favorece la idea de un constructo integrado de la historia, sin desestimar que los hechos históricos son caracterizados por una carga notable de subjetividad revelada mediante la oralidad; asimismo, ante la carencia suficiente o casi nula de evidencias documentales como “únicas pruebas de verdad”.
Palabras claves: Contexto histórico cultural, historia, sociedad.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Valia Yaima Noris Polo y José Guillermo Montero Quesada (2019): “Fundamentos que sustentan el tratamiento del hecho cultural comunitario”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/12/hecho-cultural-comunitario.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1912hecho-cultural-comunitario
INTRODUCCIÓN
Las tendencias no apuntan al entendimiento absoluto, según el historiador José Guillermo Montero Quesada “es notable la existencia de historiadores que se mantienen investigando y escribiéndola sustentado en viejos cánones, otros prefieren incursionar o seguir incursionando en la historia de las subjetividades mientras que otros la tratan como un todo, especialmente la historia de la cultura” (2016b, p.3)
Según este autor existe la tendencia a centrarse en datos e informaciones de carácter empírico del hecho cultural, ignorándose las estructuras subyacentes que amplían su complejidad y trascendencia en las diversas dimensiones de la cultura, el desarrollo cultural comunitario y, principalmente, el trabajo de gestión cultural. Algunas de las dificultades más notables son:
Estas reflexiones llevan a considerar la necesidad de recursos de conocimientos teóricos que facilitan el estudio de la historia desde estas perspectivas. De ahí que se pretenda aclarar cuál es el alcance de la historia desde las perspectivas del hecho cultural comunitario, sus límites cognoscitivos, metodológicos y las relaciones con otras disciplinas; asimismo, explicar algunos de los componentes para el estudio de este tipo de hecho.
Pensar en un enfoque para el estudio del hecho cultural comunitario no excluye otros que pretenden hacer una historia totalizante e integradora, se trata de operacionalizar los ya existentes sustentado en variables culturales que favorezcan el análisis de los acontecimientos, su comprensión e interpretación en el marco de los procesos sociales organizados e interrelacionados, de modo que revelen los cambios y transformaciones culturales, las resistencias a esos cambios, conflictos, las regularidades y tendencias.
En la actualidad algunos muestran cierto menosprecio por el acontecimiento, ya que el centro de sus estudios es la periodización, otros por el contrario ponderan las descripciones y narraciones. Desde la perspectiva de análisis en esta tesis, se considera que las descripciones y narraciones de los acontecimientos, las crónicas, etc., pueden concebirse como historia en tanto sea posible verificarse su ocurrencia objetiva, contextualizados en el tiempo y en el espacio, descalificarlos de una manera anárquica es un modo de cerrar la posibilidad tentativa a la verificabilidad y de contextualidad.
A decir de Eduardo Torres Cueva “Allí donde la reflexión teórica –por comodidad o incapacidad– es relegada, la carga factual contribuye a una supuesta prueba de cientificidad, tenida en cuenta de una estrecha comprensión de “lo científico” que ha desterrado, en buena parte de los historiadores, el interés por la reflexión teórica” (Torres Cuevas, 1996, p. XII)
Desde el siglo XIX hasta nuestros días se han sucedido diferentes corrientes historiográficas, la liberal (que viene desde el siglo XVIII), el positivismo, el historicismo o historia historizante, el marxismo clásico, el presentismo, el marxismo dogmático, la Escuela de los Annales, el estructuralismo, la historia económica, la historia social, la historia narrativa, entre otras.
La perspectiva denominada Particularismo Histórico, cuyo máximo representante es Fran Boas, fundador de la American School of Anthropology, convencido de las inexactitud de la teorías evolucionista cultural y social. Cuestiona el método comparativo evolucionista y propone la historia de cada sociedad desde lo más antiguo hasta hoy para explicar la cultura de cada pueblo. Estudia la cultura como un todo: los usos, la distribución geográfica de otras tribus, diciendo que así nos da la importancia de las causas históricas que la han promovido. Estudia la cultura en el campo, dando mucha importancia a la Lingüística e influenciándola profundamente.
Boas, es un entusiasta promotor del Trabajo de Campo, expone que sin una adecuada investigación hecha in situ, las teorías de las causas de las diferencias culturales no pueden ser consideradas como válidas. Introduce el método científico al vivir con el nativo y aprender su idioma, al transcribir sus textos. Es el introductor del método inductivo: desde el cual la antropología debe proponerse objetivos científicos, descubrir leyes generales a partir de hechos particulares. Formó a importantes profesores y antropólogos como Lowie, Benedict, Linton, Kroeber y Mead. Muchas investigaciones comenzaron a partir de Fran Boas.
Errores o defectos del método de Boas:
- Los humanos y sus culturas tienen infinitos procesos históricos. Algunas veces se quedó bloqueado porque los procesos históricos de los seres humanos son infinitos (manejaba datos abismales). No solo hay que conocer el pasado, sino también la realidad presente.
- No sólo se debe estudiar las leyes generales, sino las diferencias.
- El método historiográfico tiene inconvenientes como no poder abarcar toda la historia de un grupo estudiado.
- En muchas culturas no hay elementos escritos de su historia; no se puede reconstruir.
La cultura puede concebirse desde aristas muy diversas. Sin embargo la historia cultural, aunque difícil de definir, se puede establecer como la respuesta a una historia que propuso el estudio de la sociedad desde la impersonalidad, sólo desde estructuras, alejando al hombre de ella o sólo proponiéndolo desde fuera, pero no como actor primario. (Orriols, 2011, p.22)
En este sentido, la historia cultural se ha caracterizado por proponer al hombre como protagonista del devenir. Sin embargo, los enfoques que ha enfrentado este tipo de historia han sido de gran diversidad, lo que ha llevado a establecer propuestas que, a fin de cuentas, pueden complementarse más que diferenciarse.
Es justamente en este marco en el que se instaura la Nueva Historia Cultural, que se diferenció de los otros enfoques históricos especialmente por su capacidad de concebir la historia como construcción. Así, la realidad comenzó a entenderse como un constructo de los hombres, los que a su vez, al encontrarse insertos dentro de una cultura –también construida– poseían una estructura mental que los preconcebía al enfrentar la realidad de ciertas formas establecidas, o si se quiere, ver al mundo desde ciertos ojos, con ciertas normas, con ciertas concepciones de lo real. (Orriols, 2011, p.23)
Peter Burke (2016) señala que la tarea del historiador es cultural y debe preocuparse por estos signos a través de su uso y comprensión contextual, desde ellos puede entenderse una realidad, aunque esta sea aparente, pues su representación se constituye a partir de la idea que se posee de la misma. (p. 15)
Otro de los enfoques culturales es el de la microhistoria. Desde esta perspectiva es posible hacer construcciones de lo general. Así, al reducir el campo de estudio, es posible no perder de vista numerosos detalles que en estudios más amplios escapan al ojo del observador. (Levi, 2009, p. 55)
Elemento clave para la comprensión de la historia cultural es lo relativo a las representaciones colectivas. Desde ellas es posible la captación de configuraciones y esquemas de percepción de las realidades donde conviven los diversos grupos culturales que componen la sociedad. Las representaciones, a decir de Portelli, (2013), “son de ese modo los constituyentes de la realidad objetiva a modo de matrices que modelan las prácticas; pero tales matrices incorporan a su vez las divisiones de la organización social, lo que da como resultado que las relaciones económicas y sociales constituyan a su vez campos de la práctica y la producción cultural”. (p. 134)
De la perspectiva teórico-metodológica de la historia regional, se incluyen solo aquellos elementos que no se han tratado desde las anteriores teorías. En el orden conceptual se llega a un acercamiento de Región Histórico Cultural, definido como el ámbito espacial y temporal donde se realizan y reproducen en todas las manifestaciones culturales con sus correspondientes sistemas y vínculos relacionales.
La Antropología Cultural aporta recursos conceptuales para el estudio del hecho cultural comunitario, los sujetos participantes con sus respectivas preocupaciones en torno a la diversidad cultural, sus modos de ser, el complejo de sus actividades, tradiciones, sentido de la vida, su filosofía, puntos de vista, valores, particularidades y diferencias observadas a través del tiempo y espacios en las más diversas situaciones.
Para la reconstrucción de la génesis de un objeto cultural desde la historia, puede servir también, aquello que estamos intentando conocer o la actividad en que nos desempeñamos, con el objetivo de comprenderlo en su contexto macro de producción, a partir de las variables que confluyeron en su construcción, de los actores que intervinieron, del tipo de prácticas que realizaron, etcétera. Esta segunda forma de escribir la historia intenta superar las parcialidades y tergiversaciones. Se coloca en la búsqueda de los orígenes de los mitos y las simplificaciones ideológicas.
Internacionalizar la cultura y los referentes historiográficos para su construcción, ocupan cada día espacios en el quehacer de los investigadores de acontecimientos culturales y los que la enfocan desde referentes teóricos de la cultura, esta situación tiende a que algunos pretendan tratar la historia siguiendo patrones de grandes centros de poder en el mundo que pueden desviar las bases genuinas de las culturas regionales y locales. Como consecuencia de la globalización, la identidad cultural se ha modificado, tendiendo a ser identidad socio-comunicacional más que territorial, pero en Cuba el desarrollo sociocultural está más ligado a lo étnico, lo regional, el patrimonio histórico, las culturas populares, el trabajo de gestión y desarrollo cultural.
Como conjunto de saberes, hábitos y experiencias acumuladas en las personas, el hecho cultural, se torna inestable en algunos grupos generacionales por estar expuestos a referentes culturales transnacionales; es así que se corre el riesgo de que la memoria histórica se extinga y se vea desplazada por los efectos nocivos de la globalización. De ahí que las políticas culturales deban referirse a los desafíos que impone este proceso.
La historia de la cultura no siempre se ha registrado o ha existido el interés de escribirla, bajo el supuesto que es más importante la historia política y militar. Una nueva generación de historiadores reclama hacer la historia de la cultura sin desestimar el contexto económico y político, pero en la que deben ponderarse las fuentes no documentales donde aparece registrado una parte considerable de los hechos tradicionalmente desestimados por las ciencias históricas.
El conocimiento histórico de la cultura es básico para la comprensión e interpretación identitaria, valoradas frecuentemente por diversas perspectivas discursivas, pero generalmente ausentes en el discurso histórico. Es necesario entonces, crear nuevos recursos de conocimiento teórico y metodológico en la investigación histórica de la cultura, en los que estén presentes elementos teóricos de las ciencias que tratan la cultura en el marco comunitario.
Es necesario promover la apertura a nuevos temas y formas de hacer historia, tales como la marginalidad, las denominadas gentes sin historia, la historia de género, historias de vida, los grupos de poder, las asociaciones benéficas, la cultura popular, la historia de la educación, la historia familiar y las historias locales o de comunidades. En la medida que pasa el tiempo las personas portadoras de la memoria histórica van desapareciendo y la documentación al ser desestimada o simplemente considerarse que no tienen valor histórico no es procesada por los representantes de los organismos competentes.
Para hacer historias de la cultura en comunidades debe partirse de una base preparatoria que incluya una base teórica y metodológica que favorezca el tratamiento de los particularismos de este tipo de hecho, sin omitir variables como las estructuras de clase y conflictos que de ella se generan, la aplicación de los métodos y técnicas de otras ciencias sociales.
Como resultado del análisis anterior se hace comprensible la propuesta del enfoque para el estudio del hecho cultural comunitario, elaborado por (Montero 2016, p. 7) y presentado en el curso de Historia y Comunidad de la maestría en Desarrollo Cultural Comunitario. A continuación se exponen algunas de estas ideas:
El hecho cultural comunitario es un acontecimiento histórico estructurado desde la temporalidad y la espacialidad, donde ocurren complejos de relaciones comunitarias de los diversos grupos culturales, condicionado por contextos y circunstancias. (Montero, 2018)
A decir de este autor, el enfoque para el estudio del hecho cultural comunitario, es:
La representación sistemática y simplificada de la realidad sociocultural, consistente en determinantes categoriales, conceptuales, operacionales, además de principios, funciones y regularidades que debe sustentar el estudio del hecho cultural comunitario, como parte del instrumental necesario para la investigación de la memoria histórica de este objeto de conocimiento. (Montero, 2016b)
El hecho cultural de las diversas comunidades humanas se orienta en la descripción de los acontecimientos culturales, así como en la comprensión del presente a través del análisis del pasado. Indaga en los cambios y desarrollo culturales, entendidos en el marco de los procesos de gestión económica, política y social de la sociedad. Posibilita extraer sabias enseñanzas para construir una sociedad más equitativa: describir, analizar, comprender, predecir, planificar e interpretar el pasado, el presente y el futuro. Lleva a cada comunidad a reflexionar sobre los valores y actitudes adoptados por los diversos grupos de la sociedad.
Comunidad, desde el punto de vista conceptual es la agrupación o conjunto de personas que habitan un espacio geográfico delimitado y delimitable, cuyos miembros tienen conciencia de pertenencia o de identificación con algún símbolo local y que interaccionan entre sí más intensamente que en otro contexto, operando en redes de comunicación, intereses y apoyo mutuo, con el propósito de alcanzar determinados objetivos, satisfacer necesidades, resolver problemas o desempeñar funciones sociales relevantes en el ámbito local. (Ander- Egg, 1998, p. 33-34)
Aunque se tome como referencia esta definición de comunidad, se aclara que se concibe a la comunidad no solo como espacio físico habitado, sino como una célula social que integra todos los componentes de la vida social en interacción con otras regiones, compuesta de un sistema de tradiciones, costumbres, hábitos, experiencias, valores e intereses comunes históricamente determinados más allá de los limites espaciales y temporales.
Escribir, comprender e interpretar el hecho cultural comunitario desde la perspectiva de la historia, requiere articular de un modo consecuente las variables de los conceptos comunidad en sus diversas tipologías en las distintas épocas o períodos de la historia del país o región.
En correspondencia con los diversas clasificaciones de actividad económica predominante, las comunidades pueden definirse como: industriales, campesinas, agrícolas, pecuarias, portuarias, pesqueras, carboneras, agro-azucareras, citadinas, mineras, entre otras. Estos tipos de comunidades confluyen en su accionar de modo permanente o esporádico como parte del complejo de necesidades sociales y culturales de los diversos grupos.
Por el tipo de actividades, sectores y organizaciones pueden definirse como: escolar (alumnos, profesores), intelectuales (artistas, escritores, investigadores), científicos, religiosos, deportistas, médicos y trabajadores sociales. Las comunidades por grupos etarios y de géneros pueden ser de: niños, jóvenes, adultos, ancianos. Asimismo, se agrupan en edad, sexo, estado civil, grupos étnicos, nivel educativo, profesión y ocupación. Estos elementos no deben marcar rupturas abruptas, sino que debe concebirse en un marco de confluencias sociales y culturales.
Desde esta perspectiva, el hecho cultural comunitario ocurre como resultado de la acción de los antepasados y contemporáneos, condicionado por la tipología de actividades, sectores, organizaciones, medio natural, relaciones sociales, contextos y circunstancias creadas por los sujetos del complejo social participante. Desde ellos se establecen vínculos sucesivos y tendenciales en los que intervienen componentes sociales y culturales de diversa índole, en los límites mentales en que se concreta la actividad de dichos sujetos. Los protagonistas son todos los miembros de la comunidad con sus creencias, capacidades creativas, sentimientos, esperanzas, memoria y cultura.
Algunos de los componentes básicos que distinguen el hecho cultural comunitario son:
Por su parte, los sujetos y organismos que conforman el hecho cultural comunitario pueden ser:
Las determinantes teórico conceptuales y metodológicas tratadas en este tema constituyen parte del instrumental necesario para que los investigadores del hecho cultural en las comunidades y comunitarios puedan orientarse en el trabajo científico; desde ellos es posible contextualizarse en el análisis del campo de estudio, enfocar los hechos con su propia naturaleza social, concebido como una variante del enfoque de historia social.
Cuando se lleva a cabo una investigación con este tema, la naturaleza el enfoque, se manifiesta además como un recurso metodológico de especial aplicación para abordar con cierto grado de éxito el hecho cultural, que de recurrir a metódicas tradicionales, pudieran incurrirse en inconsecuencias.
Al estructurar el estudio, se requiere realizar operacionalizaciones que posibiliten determinar los indicadores generales y específicos para el análisis del hecho cultural comunitario y de los componentes personales que intervienen, los cuales se derivan en las categorías esenciales: historia, cultura, comunidad. Estos marcan la directriz de análisis de este tipo de hechos. No se pretende abarcar todos los que pudieran ser, son solo los que resultan esenciales dentro del estudio:
De contextualización
Organizacional
Enseñanza artística y literaria
Ideológico cultural
Además de esos indicadores es importante tratar los cambios económicos, sociales y políticos desde el papel transformador de la cultura, la instrumentalización de las políticas culturales, el aprovechamiento de las condicionantes y potencialidades científicas, educacionales, artísticas, jurídicas y socioculturales del plano comunitario; el complejo de necesidades y motivaciones que condicionan la participación ciudadana y el nivel de comprometimiento de las diversas instituciones de la comunidad.
La historia debe revelar el trabajo comunitario, su articulación con lo internacional y nacional, la armonización de las necesidades familiares, los diversos grupos y el barrio con las metas de la nación. Constituyen documentos esenciales para analizar la evolución histórica de la cultura, los informes de los plenos (provincial y municipal) de cultura donde se hacen los balances de las problemáticas y avances de programas y proyectos de desarrollo cultural. Asimismo deben revisarse los de otros organismos cuyas políticas favorecen la articulación con el desarrollo cultural como: educación, salud, deporte y recreación.
Desde esta ciencia se sintetiza la diversidad de expresiones y prácticas culturales, las problemáticas socioculturales, las estrategias y acciones epocales para satisfacer las necesidades espirituales de la sociedad.
El contexto de la localidad de Las Tunas en el período de la década de los años cuarenta se concibe a partir fundamentalmente de fuentes periódicas, en menor medida, de la información oral, puesto que los pocos protagonistas vivientes sufren de los efectos naturales del desgaste de la memoria. La información documental es escasa debido a que la de tipo cultural forma parte del patrimonio documental familiar, no así institucional. La periodística hace mención de modo frecuente a los participantes en los acontecimientos, los informantes orales recuerdan los hechos de modo parcial, mientras que la documental, generalmente refiere a las autoridades o personas distinguidas de la sociedad.
El hecho histórico cultural se aborda a partir del contexto psicosocial de los diversos grupos sociales de una época, es decir, en los valores compartidos como piezas de un mosaico que abarca las disímiles aristas de la evolución cultural de la sociedad en los aspectos de la vida material y espiritual concebido en su relación dialéctica. De este modo se analizan las representaciones sociales, símbolos, costumbres y tradiciones. Debido a que es un período de corta duración (1936-1948) resulta infuncional empeñarse en la búsqueda de tendencias, de ahí que solo se traten las particularidades coincidentes con años anteriores y los que le suceden desde el punto de vista temporal.
La idea de concebir la historia cultural en un constructo complejo está dado en la percepción de la realidad, desde contenidos demográficos, comunicológicos, económicos, psicológicos, literarios y muchos más que posibilitan ahondar en el estudio.
En la articulación naturaleza-cultura, fue necesario abordar las condicionantes infraestructurales como el estado de los caminos, las distancias del centro citadino, elementos de la flora y la fauna que influyen en las relaciones ciudad-campo. Los cambios y construcciones como la carretera central y la aparición de nuevas líneas de transportes automotores. Es así que se amplían las posibilidades de flexibilización de barreras que obstruían la interculturalidad en períodos anteriores, aunque los códigos de los diversos grupos y clases sociales se mantienen de un modo más o menos estable.
El tratamiento de la historia en períodos establecidos de modo anárquico, sin una base de fundamento historiográfico, no solo imposibilitaría la determinación de tendencias, obstruiría además el análisis lógico debido a rupturas temporales de los hechos, ello implica la necesidad de recurrir a períodos precedentes con el objetivo de mostrar una historia que no esté limitada por cortes abruptos. La posibilidad de ambigüedades dado por las fronteras de la historia cultural, se resuelve mediante la precisión de algunos hechos de la historia anterior a 1936. De este modo es posible desentrañar matices en el marco de la espacialidad y la temporalidad establecida en el estudio.
Para el análisis de los hechos que tradicionalmente no se han concebido en las coordenadas de lo cultural, se recurre a la perspectiva antropológica en la historia, con énfasis en la concepción de Néstor García Canclini, es decir, la variedad de la experiencia humana en el contexto de análisis hace visible e inteligible la “otredad” del pasado, a los excluidos y subalternos, encontradas en el mundo de lo simbólico que posibilita establecer diferencias en el marco de interpretación de la realidad. Sobresale la experiencia de los actores sociales, lo cotidiano, lo vivido, lo transmitido a través de significados culturales y prácticas sociales.
La diversidad de criterios historiográficos confluye en un análisis integrador mediante el cual se develan elementos de la historia del pensamiento, intelectual, social y cultural, como los climas de opinión, movimientos literarios, ideología, difusión de ideas, visiones del mundo, imaginarios sociales, emblemas, imágenes y mitos que funcionan en relación con el poder, los rituales políticos, las identidades colectivas y mentalidades de una época. Aunque son entidades universales que tienen sentido inmanente e invariable en el tiempo, adquieren matices en la historia cultural de Victoria de Las Tunas a partir de la diferenciación de los espacios urbano y rural, en correspondencia con sus características, sin que sea una suma de acontecimientos ordenados cronológicamente y tratados de modo lineal a partir de cánones tradicionales. Supera así las historias culturales configuradas en el territorio tunero.
En las interpretaciones en torno a los hechos se combinan los contextos, no tanto en la dinámica de los cambios debido a que se enmarcan en límites temporales de corta duración, pero sí en las variaciones que emergen de las coyunturas o contingencias, manifestados por los diferentes grupos mediante las lecturas de los códigos históricamente determinados.
Desde la perspectiva del hecho cultural comunitario, la historia cultural, , abarca no solo la realidad histórica en sí, sino la interpretación de las representaciones sociales, debido a que al recurrir a la subjetividad ya sea de la información de las fuentes orales como de la interpretación del autor sobre la base de la información periodística y documental, se logran escribir, a decir de Roger Chartier (1996), representaciones sociales de los individuos y grupos que dan sentido al mundo que les es propio, pero como mediaciones que conducen al desentrañamiento de la realidad.
Lo característico de la historia cultural, desde la perspectiva del presente estudio, no es tal como planteara Mendiola (2005), “que señalar la realidad pasada es observar o representar cierta sociedad, al mismo tiempo describe e interpreta sucesos sobre la base de la triangulación de fuentes. Además, los saberes históricos sistematizados producen representaciones”. (p. 33)
CONCLUSIONES
Las estructuras referidas requirieron abordar los acontecimientos en la dimensión pasado, presente y futuro. El pasado es tratado de modo generalizador, enfatizándose por ejemplo en las causas, características y funciones de los hechos; asimismo, las consecuencias o parte de ellas expresadas en el presente histórico, aunque al mismo tiempo sean causas o condicionantes de su devenir en períodos sucesivos.
Es común que la Historia centre el interés en los hechos trascendentales, con énfasis en la palestra nacional, obviando los hechos de menor importancia. Uno de los objetivos de este estudio es la inclusión de acontecimientos que aunque no sean para muchos acontecimientos relevantes, expresan elementos consustanciales de la dinámica, por lo general, desestimada por los historiadores.
Desde dichos referentes teóricos debe tratarse el hecho cultural comunitario, en los que debe recurrirse a la particularidad y singularidad del mencionado enfoque, a la multiplicidad de dinámicas en el campo de lo teórico y las experiencias. Ello significa seguir nuevas rutas de análisis e interpretación favorecedora de las búsquedas y aproximaciones a la verdad histórica relacionados con los procesos de la cultura y el desarrollo sociocultural en las diversas comunidades de la región de estudio.
El hecho cultural comunitario está encaminado a la descripción y la comprensión de los acontecimientos culturales que tienen lugar en las comunidades, donde los comunitarios resultan los principales protagonistas, debido a la gama de saberes que portan, referidos a la memoria, valores, sentimientos que forman parte de la identidad cultural de la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA