Revista: Caribeña de Ciencias Sociales
ISSN: 2254-7630


ASPECTOS DE LA CULTURA MATERIAL TUNERA EN EL PERÍODO DE 1936- 1948. PATRIMONIO CULTURAL Y NATURAL DEL CONTEXTO LOCAL

Autores e infomación del artículo

Valia Yaima Noris Polo*

José Guillermo Montero Quesada**

Universidad de Las Tunas, Cuba

Correo: valianp@ult.edu.cu


RESUMEN
En el presente trabajo se aborda la historia cultural del contexto tunero en el período de 1936 a 1948, a partir de los postulados teóricos para su estudio.
Para ello se parte de las condicionantes del medio natural, las relaciones sociales, los cambiantes contextos y circunstancias creadas por los sujetos del complejo social participante, que establece vínculos sucesivos y tendenciales en los que intervienen los diversos componentes socioculturales. Los protagonistas son todos los miembros de la comunidad con sus creencias, capacidades creativas, sentimientos, esperanzas y memoria cultural.
El estudio se sustenta en la investigación cualitativa, basada en el enfoque dialéctico materialista, en especial el método histórico-lógico. Se utiliza la triangulación teórica y metodológica, así como el enfoque interpretativo durante el análisis de las fuentes bibliográficas, testimoniales y documentales, tanto escritas como orales.
Palabras Claves: contexto, multidimensionalidad,  interdependencia, medioambientales.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Valia Yaima Noris Polo y José Guillermo Montero Quesada (2019): “Aspectos de la cultura material tunera en el período de 1936- 1948. Patrimonio cultural y natural del contexto local”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (diciembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/12/cultura-material-tunera.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1912cultura-material-tunera


INTRODUCCIÓN
La historia adquiere significación en tanto contribuye a la comprensión de la continuidad de los procesos socioculturales pasados, con los hechos más contemporáneos. Es frecuente que en las historias generales y regionales se omitan los hábitos, costumbres, tradiciones, modos de vida e imaginario de los diversos grupos sociales, lo cual aleja a los lectores de la multidimensionalidad de los hechos.
La historia cultural comunitaria no solo incluye hechos denominados trascendentes, se tratan además, todos los que posibiliten ampliar la visión de la realidad y la comprensión de acontecimientos particulares y singulares. El abordaje de la subjetividad a partir de argumentos reales y estructurados, objetivisa la comprensión del actuar de los hombres en el contexto comunitario; pero cuando se usa de modo indiscriminado la memoria histórica como recurso metodológico y como fuente exclusiva de la Historia, conlleva a inconsistencias teórico-metodológicas.
La presente investigación hace referencia a un conjunto de indicadores abordados desde el contexto tunero en el período de 1936- 1948, debido a la necesidad que requiere mantener vivo nuestro patrimonio tanto cultural como natural.

DESARROLLO
Características del espacio geográfico y humanizado.
El municipio de Las Tunas es el segundo en extensión superficial de la provincia de Las Tunas, con 891 Km2, equivalente a 13,5 % de la superficie de la misma y 0,8 % del archipiélago cubano. Ocupa la porción noroccidental de la antigua provincia de Oriente. Pertenece a la actual provincia de su nombre y, geográficamente, a la zona central de la misma, cuyo eje secciona las vertientes norte-sur en esta parte de la Isla.
Limita al este con el municipio de Majibacoa. Al oeste, con la provincia de Camagüey que coincide con el río Jobabo y el arroyo Salvial, y el municipio de Jobabo; al norte, con el municipio de Manatí y Puerto Padre; al sur, con el municipio de Jobabo y la provincia de Granma.
El relieve que comprende el territorio es diverso. Del extremo este al noroeste se extienden las alturas de Rompe, con elevaciones predominantes de 60 m a 100 m sobre el nivel del mar, entre las cuales existen áreas de penillanuras, en menor medida llanuras que se aproximan al nivel del mar. Estas características de las condiciones hidrográficas no posibilitan un desarrollo agrícola y en algunos casos pecuario con sus respectivos efectos en el urbanismo en condiciones de ruralidad, por tanto la cultura es expresión de estas características.
Numerosas corrientes de agua de poco caudal componen la red fluvial del territorio. El nacimiento de varios ríos. En la vertiente norte corren: Manzanillo, Yarigua y Ciego; en la sur: Rincón, El Salado, Hormiguero y Jobabo, así como los arroyos Bejuco y Loreto. Parte de ellos, en la zona más septentrional, se hacen intermitentes en el período seco y de cauces de escasa profundidad que se desbordan en el período lluvioso. Debido a lo limitado de los recursos hídricos superficiales en esta zona, alcanzan importancia las aguas subterráneas.
Caracterizado por vientos variables y calmas, con influencia estacional del continente, el clima es del tipo Caribe Noroccidental. La media anual de las precipitaciones es de mil 126 mm, inferior en 150 y 350 a la media de las provincias occidentales y centrales. Ello representa 674 mm menos que a principios del siglo XX. Las sequías tienen mayor incidencia en esta zona que en el resto del territorio de la provincia. Las afectaciones por huracanes, según registros históricos, son bajas. En la época de primavera florecía la vida campesina por los consiguientes beneficios de la producción agrícola.
En las zonas urbanas, en menor medida en épocas de sequía, debido a la poca profundidad del manto freático, se utilizaba en beneficio para el mantenimiento de la ganadería. Para la segunda mitad de los años treinta y hasta los cuarenta fue pródiga en la zona.

  1. Alrededor del 60 %, de la superficie total del municipio, se compone por suelos del tipo pardo grisáceo y pardo con carbonatos, el resto de suelos se clasifican en ferralíticos y fersialíticos. De modo general, predominan los suelos aptos para la producción de ganado, pastos y otros cultivos como viandas y hortalizas. En el caso del área de la ciudad de Victoria de Las Tunas existían dos áreas cultivadas de hortalizas a cargo de algunos chinos, que al mismo tiempo se encargaban de comercializarlas en la vía pública; asimismo, como parte de los productos que ofertaba el restaurant chino ubicado en el centro de dicha ciudad. También existían tres grandes jardines en las zonas periféricas a la ciudad que abastecían los servicios funerarios y venta de flores para otros fines.

La temperatura promedio anual es alrededor de los 26 ºC. El mes más cálido es agosto con temperaturas promedio sobre los 28 ºC y el más fresco es enero con 24 ºC. Estos datos son superiores en un grado, a los existentes a principios del siglo XX. Estas condiciones medioambientales propiciaban mayor rendimiento de los trabajadores y por tanto era posible, aunque en condiciones extremadamente inhumanas en algunos casos, que una parte considerable de la población subsistiera a costa de los jornales extensos en labores agrícolas en colonias cañeras que producían para los centrales de Manatí y Jobabo. De ahí que una parte considerable de la población tuviera una cultura agroazucarera y estuviese adaptada a los cambios y efectos del tiempo muerto y activo durante la zafra. De modo que la vida de muchas personas estaba estandarizada por el ciclo de dicha industria, era por tanto más activa la vida cultural en tiempo de zafra que en tiempo muerto.

  1. Si las áreas boscosas están muy reducidas en la actualidad, es debido a que, desde aquella época fueron taladas de modo indiscriminado, con diferentes objetivos económicos. En los años cuarenta existían numerosos matorrales, herbazales y pequeñas áreas boscosas deterioradas. La forma de vegetación predominante eran los pastos con algunos paños de cultivo. Se manifiesta la inexistencia de bosques vírgenes.

El crecimiento demográfico en Victoria de Las Tunas de 1936-1948 es expresión, entre otras razones, de los nuevos matrimonios y construcción de viviendas en los caseríos existentes desde décadas anteriores, fundamentalmente los ubicados a orillas de la carretera central como Bejuco, Minas, Guanábana y Jobabito. En estos asentamientos poblacionales surgen establecimientos comerciales mixtos. Mientras que en el área de la ciudad, surgen nuevos servicentros, centros comerciales y de otros servicios en sitios no ocupados, en las calles por donde pasaba dicha vía de comunicación.
Condicionada por las características antes expuestas, prolifera la ganadería a gran escala. De ella se abastecen los centros de artesanía como las talabarterías en Victoria Las Tunas y del poblado de Bartle. No fueron pocos los artesanos que se desempeñaron en este oficio, dado a que la localidad se convierte para los años cuarenta en una región caracterizada por un notable desarrollo ganadero.
Asimismo, la cultura popular campesina, en especial la artística, era expresada en el repentismo. Recuerdan aquellas décimas de circunstancias del poeta de Versalles, Juan Olano del barrio Oriente, referidas a sucesos singulares tales como el muerto debido a la patada de una mula, los borrachos y conflictos locales que aún recuerdan los moradores más antiguos de aquel sitio. Asimismo de los tradicionales guateques efectuados en el Naranjal, Villa Nueva y otros cuartones de la zona.
Desarrollo del transporte y vías de comunicación.
Existieron importantes cambios en Victoria de Las Tunas durante el período de estudio, que constituyeron de relevancia para la localidad. El transporte y las comunicaciones resultan atributos significativos del desarrollo cultural. En la segunda mitad de la década de los años treinta y hasta mucho después de la del cincuenta, a pesar de la crisis económica aumentan los medios de transporte automotor y de tracción animal, debido a que no era lucrativa la actividad agrícola. Muchas personas se trasladaban mediante caballos y en algunos casos la transportación mediante mulos, también se utilizaban camiones para el traslado de mercancías y recursos maderables hasta los aserraderos de Victoria de Las Tunas, Macagua y Bartle.
Aparecen en la palestra pública más de diez medios de prensa, además de los existentes desde los primeros años de la República Neocolonial. Numerosos anuncios comerciales caracterizan la cultura económica, en especial la del negocio. Aparece el camión de ruedas de madera, al principio, algo sensacional para los pobladores. Dichos medios sirvieron para el traslado de mercancías y productos, lo que permite afirmar que el transporte constituyó un elemento que estimuló las relaciones y el intercambio cultural no solo desde el punto de vista tecnológico sino que mediante ellas llega a las comunidades periféricas a la ciudad de Victoria de Las Tunas, incluso en los sitios denominados cantones rurales, ubicados en los barrios del municipio.
Estos medios favorecieron la dinámica cultural en el territorio. Por ejemplo los encuentros beisboleros entre barrios. Es así que el transporte y la comunicación por la vía telefónica constituyeron medios fundamentales para ampliar las relaciones socioculturales entre localidades. Por consiguiente, proliferan los encuentros deportivos que se erigen en importantes espacios culturales, además, se escuchaba música, bailes y hasta consumían algún tipo de bebida.
Asimismo, el ferrocarril y se incrementan sus acciones desde el punto de vista comercial. Empresas agrícolas, madereras y sus manufacturas lo utilizaban para la realización de sus productos. Los espacios de comercialización y embarque condicionaron el intercambio simbólico expresado en lenguaje empresarial, costumbres, hábitos y conocimientos especializados propios de la modernidad adecuada a las características locales. Por su parte los apeaderos y estaciones ferroviarias ampliaron la recepción de las personas, noticias, mercancías y prensa nacional que llegaba por esta vía, de ahí que las relaciones culturales entre la parte occidental de la Isla con esta zona del oriente cubano, funcionan de modo activo, aunque muchos de los avances lleguen de modo tardío.
El andén del paradero continuó siendo un sitio de bienvenida o despedida de familiares y conocidos o simplemente el paseo cargado de curiosidad por los paquetes del correo, la prensa o los nuevos visitantes. Asimismo, ocurría con la terminal de ómnibus. No fueron pocas las máquinas de alquiler que funcionaron en la época entre localidades, principalmente utilizados por la población de mayor solvencia económica. Ello posibilitó que las diligencias, matrimonios y otros servicios en la zona lo hicieran en la ciudad de Victoria de Las Tunas y no en sus respectivos barrios de residencias.
Con el aumento de dichos artefactos se incorporan vocablos como: tren, rail, carril, locomotora y apeadero, además de elementos simbólicos que se agregaron a nuestra cultura, entre ellos el toque de campanas de los trenes cuando entraban o salían del área de la ciudad o los poblados donde hacían paradas; lo cual, sumado a otras razones, despierta en los niños la pretensión infantil de poseer un ferrocarril de juguete.
La memoria histórica y cultural confirma la costumbre del pueblo de ponerle sobrenombres a los trenes, derivados de alguna funcionalidad o apariencia de los mismos, tal es el caso de: Cañera, Cachachana, Lechero y Rápido. A los motores de línea, desde aquella época se les conoce como chispa. También han quedado viva algunas expresiones populares asociadas al ferrocarril como: “ala más que una locomotora”, “tren de trabajo”, “va más lento que el lechero”, “pita más que un tren” y “te quedaste en el cabú”. De nuestra mitología religiosa se tiene la creencia de arrojar lo malo en los cruces o paso a nivel del ferrocarril, cuando ha ocurrido algún accidente ferroviario, como el del año 1945 no faltaron quienes le atribuyeran la causa a la aparición del “Caballo Blanco de Las Tunas”.
Estos vocablos y expresiones van más allá, sucumben en una gama de costumbres y tradiciones guardadas en el legado tunero desde años anteriores, se conservan y mantienen como elementos importantes de nuestra cultura.
En la ciudad de Victoria de Las Tunas aparecieron salones de exhibiciones de los automóviles Ford, donde las familias adineradas de la ciudad podían adquirir este medio de transporte mucho más sofisticado, pero a su vez se fue incrementando el número de accidentes no solo en la localidad, sino en la carretera central, en el año 1937 se circuló un comunicado en todas las provincias del país que incluía una serie de medidas con el objetivo de disminuirlos. Una de ellas fue el uso gratuito de telégrafos por parte de los choferes para informar de algún accidente ocurrido, el establecimiento de un servicio denominado de “Inteligencia e información sobre el tránsito por carreteras”. (Eco de Tunas, 16 de febrero de 1937).
En el año 1941 se disponen nuevas señales orientadas por el Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes, especialmente en aquellas zonas de peligro de la carretera central en que el pavimento se encontrara en malas condiciones, y el uso de carteles en los ómnibus con la palabra completo que indicara el máximo de pasajeros a bordo según la Ley. (El Eco de Tunas, 17 de febrero de 1941)
Arquitectura citadina y rural.
Antes de la década de los años treinta predominaban las viviendas estilo anglosajón tropicalizado, debido a que los representantes de la compañía colonizadora prohibían la construcción de viviendas con cubiertas de guano. Cuando la norteña comienza a declinar y crecer la compuesta de diversos etnos, cambia también el modelo arquitectónico dándose un cruzamiento con patrones típicos de Cuba, cuyas causa no está en querer romper el modelo sino en no tener posibilidades económicas para construir siguiendo la misma línea.
Algunos cubanos, españoles y jamaicanos trataron de imitar el estilo constructivo. La mayoría se limitaron al modelo tradicional cubano: casas sencillas con techo de zinc, en algunos casos de guano y paredes de madera. Esta tipología fue imponiéndose después de la cuarta década, en que se frena la inmigración anglosajona y muchos regresan a sus respectivos países, mientras que las viviendas en manos de nuevos dueños o administradores sufren las inclemencias del tiempo y se destruyen poco a poco por falta de atención, hasta tal punto que en la actualidad, son casi imperceptible los elementos de aquella cultura. Esta situación fue en el poblado de Bartle.
En el caso de la ciudad de Victoria de Las Tunas, que hasta la década de los años treinta, prolifera el eclecticismo, y se difunde el conocido como racionalista, consistente en viviendas más sencillas y funcionales denominadas por algunos como chalet. Estas viviendas empiezan a poblar una parte significativa de zonas periféricas al denominado centro histórico de la ciudad.
Pero aún no existía cultura ni la solvencia económica necesaria en pobladores de Bartle, como para emprender con materiales renovadores y tienen que seguir a lo tradicional. No obstante en este contexto, aparecen las primeras viviendas de ladrillos en la localidad, aunque, las construcciones en madera siguieron fomentándose, favorecidas por la existencia de recursos forestales en la localidad y en otras zonas limítrofes. (Montero, 2018, p.94).
En la zona rural eminentemente campesina, a excepción de algunos dueños de fincas, la vivienda estaba compuesta por los materiales que le brindaba la propia naturaleza: tabla, yagua y guano con piso de tierra. Carecían de los más elemental y como norma tenían uno o dos cuartos, una sala y la cocina, carentes de instalaciones sanitarias y aun de letrinas. Mucho peor fue la situación de los haitianos, pues vivieron en pequeñas chozas provisionales de palmas, corteza y yagua, sobre una ruda armazón de ramas, o en barracones donde se albergaban la mayoría de los trabajadores. (Montero, 2018, p.94).
Otros aspectos del urbanismo.
En este período se incrementa la actividad comercial, como resultado del aumento poblacional y de las necesidades económicas, sociales y culturales propias de la modernidad. Los grandes almacenes suministraban a numerosos establecimientos comerciales. En los que los dueños seguían normas organizativas para la promoción de venta que llegaban de modo tardío del occidente de la Isla, y de la influencia de Norteamérica.
Era común que los comerciantes solicitaran el servicio de los medios de prensa para darse a conocer y promover determinados productos. Los vendedores ambulantes constituían aquellas personas dedicadas a la venta de carbón, hortalizas, agua y muchos productos que demandaba la población citadina. De este modo se incorporan a la cultura popular, pregones y hábitos de consumo.
La prensa de la época era vendida por los denominados agentes de prensa en los principales poblados. Algunos se especializaban en un solo medio, principalmente en la ciudad; en otros sitios como Bartle vendían varios medios a la reducida clientela. Los periódicos y revistas además de tener una función informativa, de educación y entretenimiento eran utilizados por la población como papel sanitario. Vale aclarar que en las zonas eminentemente rurales, los campesinos utilizaban para este fin las tusas de la mazorca de maíz una vez que se secaban, aunque este hábito le resulte a muchos como algo trivial, era normal y hasta más higiénico que el papel periódico.
Según José Guillermo Montero Quesada existían pequeñas industrias en el poblado de Bartle como las panaderías. La primera construida fue “La Paloma”, desde su construcción en la década de los años 20 y hasta la década de los años 50. Estas industrias como tantas otras en el municipio de Victoria de Las Tunas, carecían de componentes técnicos avanzados para la época. Los hornos eran de leña y la amasadora movida por motor de combustión interna, la masa era generalmente revuelta de modo manual y las galletas picadas por un molde de mano.
Un renglón importante era la producción artesana de sombreros jabas y cerones que se comercializaban en el mercado local. Esta producción se realizaba por cuenta propia y no llegó a proliferar en industria.
La localidad tunera era rica en cuanto a la existencia de establecimientos dedicados fundamentalmente a la venta de artículos, dígase sedería, sombreros, peleterías, perfumería y otros. En este aspecto se puede destacar La Dalia establecimiento fundado en el año 1936 por Mateo Calero situado en la calle Vicente García. También existía La Nueva Francia establecimiento que resultaba muy puntual en la venta de juguetes para los días de los Reyes Magos. (Ecos de Tunas, 1 y 4 de enero de 1936).
Estos establecimientos en la localidad influían en el actuar del tunero, las personas no solo apreciaban la variada oferta, sino adquirirla además a precio asequible para la población. Dichos locales contribuían a la donación de artículos para las familias más pobres de la ciudad en ciertos momentos del año.
A decir del investigador Montero, se conservaron elementos de la conducta de los obreros como las reglamentaciones laborales y técnicas que normaban, durante esta década, la vida de muchos habitantes. Se mantienen elementos del argot profesional, saberes laborales específicos y destrezas que se entremezclan con nuevas interpretaciones y códigos culturales que hacen posible que se perpetúe esta tradición de trabajo.
Hasta mediados de la década de los años 30, se destinaban presupuestos para la construcción y reparación de caminos, pero se quedan generalmente en la fase de proyecto. En el segundo lustro comienzan a concretarse algunos de los sueños en cuanto a vías de comunicación terrestre, es así que se inicia la construcción de la carretera de Puerto Padre. De este modo ocurre un intercambio cultural más dinámico entre ambas sub-regiones. También se erigen bustos en lugares públicos que le confieren cierta solemnidad a sitios como el centro de la ciudad y el parque Maceo.
En este período fueron de gran importancia para el pueblo de Victoria de Las Tunas la reparación del puente sobre el Río Hórmigo, la reparación de la carretera al paradero, el puente de La Canoa y el camino de Ventorrillo, fue cercado el cementerio, y se comenzaron los inicios para la construcción de la carretera Tunas – Puerto padre. (Eco de Tunas 29 de febrero de 1936).
Muebles del hogar.
Se hace visible la confección de muebles del hogar como parte de la cultura material, la cual tiene como premisa el surgimiento, que ocurre en una etapa anterior, de aserríos y carpinterías, que comienzan a producir de una manera más perfeccionada y adaptadas a exigencias no solo materiales del tipo de maderas, sino también desde el punto de vista estilístico. Se producen balances, sillas, sillones, juegos de cuarto y otros que forman parte del ajuar interno de los hogares y de las instituciones.
Estos muebles responden a diferentes estilos, básicamente procedentes de los Estados Unidos, pero que responden a características de la décadas de los años 30 y 40, y es que estos atributos se distinguen porque no son los fielmente copiados de los estilos americanos, sino que se le incluyen elementos que emergen del talento de los carpinteros e ideas que de algún modo imitaban o se acercaban al imaginario de los consumidores.
Tradición alimentaria.
Según Montero Quesada, como parte de la tradición etnoalimentaria en la población cubana de las comunidades de la región de Victoria de Las Tunas, se hizo frecuente, el consumo de sopas Clam chowder, el Jambalaya, plato mezclado con carne o cualquier otro ingrediente, común en los inmigrantes anglosajones. En la actualidad prevalece el gusto por los potajes y guisados de frijoles, preferiblemente rojos, como reflejo de las antiguas normas de comercialización y consumo establecidas mediante los centros comerciales, también heredadas de la tradición hispánica y anglosajona. El dispendio y popularidad de los panqueques en Bartle y otras partes de la región, según este autor, tiene su origen en la celebración tradicional conocida como Pancake Day (Día de los Panqueques), efectuada por los antiguos pobladores ingleses.
A partir de la segunda mitad de la década de los años 30, aparece la cultura china en la gastronomía tunera. Existían varios establecimientos gastronómicos denominados fondas y cafés. Era de chinos: El Chiquijay, restaurant prestigioso de la ciudad, de igual modo, El Rancho Luna, ambos de Gerardo Coton Chang. El establecimiento Café Recreo, con servicio de posada, de Alfredo Yin; Café Radio, merendero pertenecen a Antonio Chuy y el bar chino La Polar, atendido por tres miembros de este grupo étnico. En estos establecimientos trabajaban generalmente dos chinos, excepto el Café Parque que era atendido por cuatro.
Con motivo a festividades como la espera del año lunar la directiva de la Colonia China de Victoria de Las Tunas emitía un comunicado oficial a sus miembros. En dicha celebración se preparaba una comida especial donde no faltaban platos como la sopa china a base de verduras, el arroz salteado, pollo chino, tallarines, pollo timpán, carne de puerco con salsa agridulce, ensaladas, frijolito chino y platos con mariscos (Montero, 2018b).
El vestuario y su adaptabilidad.
En cuanto al vestuario, se extiende aún más el uso de la chaqueta, pero solo se usaba para viajes y visitas importantes. Por su parte, el pantalón vaquero se convierte en una prenda de profundo arraigo en parte de la población. La preferencia por este tipo de vestuario, además de ser expresión de la tendencia de la moda en un territorio eminentemente agrícola y pecuario, estaba determinada por la procedencia foránea o productores artesanales locales y la calidad según los patrones de los consumidores.
Desde el punto de vista cultural es esto un elemento importante puesto que forma parte de algunos atributos que distinguen la cultura y que los diferencia de los elementos que identificaban la moda aun cuando se recibía influencia fundamentalmente de los Estados Unidos pero que la diferenciaba respecto a los lugares de orígenes y también de los sitios más urbanos y el capitalino.
Desde el punto de vista tecnológico en la segunda mitad de las décadas del 30 y 40 era visible la presencia de máquinas de coser que primero eran de lanzadera, procedentes de los Estados Unidos, luego en una época más avanzada llega las de marca Singer. Su existencia obedece a un contexto específico y es que en ese momento muchas de las confecciones adquiridas se realizaban en la localidad, de ahí que se destacaran importantes modistas, sastres y bordadoras quienes hacían este tipo de confecciones en el hogar y se vendían en el plano local mediante segundas y terceras personas en este caso comerciantes, que comercializaban en ciudades importantes de la Isla como Holguín y La Habana: Varios testimonios revelan la existencia de estas personas.

CONCLUSIONES
Para el análisis y comprensión de la historia cultural en el contexto tunero se requiere un sustento teórico y contextual que amplíe el alcance integrador de la realidad sociocultural, tanto en el plano de las condicionantes circunstanciales, como el modo en que se objetivisa en los diversos grupos de la sociedad tunera.
Desde la perspectiva de este estudio, la historia cultural es reveladora de un proceso armónicamente articulado mediante el accionar de las asociaciones, instituciones educacionales, sociales y religiosas y las dinámicas de la vida cotidiana, posibilita comprender el redimensionamiento de las identidades del grupo nación cubana y las de carácter étnico, además de los efectos ambivalentes, interdependencia en un contexto complejo en el cual prima la asimilación, adaptación y exclusión como parte del movimiento objetivo de las leyes sociales.
La vida asociativa dinamiza la vida social y cultural, propiciando adecuaciones a las nuevas circunstancias de un contexto nacional e internacional condicionado por la Segunda Guerra Mundial y sus efectos; el desarrollo cultural se revela en lo principal en el área citadina, mientras en las zonas rurales prima el inmovilismo y estancamiento cultural, sin que existieran respuestas o alternativas a las necesidades culturales, tanto materiales como espirituales de la amplia población rural, especialmente de la campesina.
El desarrollo cultural en la sociedad tunera en el período de 1936 a 1948 es revelador de nuevas dinámicas culturales en las esferas educativa, religiosa y deportiva, significó el desarrollo de las diversas formas de la conciencia social, del despertar en la defensa de lo propio; se afianza así, la identidad regional, los valores comunes, los sentimientos asociativos y patrióticos, frente a las calamidades resultantes de las clases explotadoras, el individualismo, la discriminación y otros efectos derivados de aquella sociedad.
El conjunto de atributos culturales e históricos manifestados en el contexto tunero en dicho período, como las memorias compartidas, el complejo de elementos diferenciadores de la cultura colectiva; asimismo, sus procedencias y sentido de solidaridad común, permiten corroborar que, a pesar de las dificultades estructurales de la sociedad, se llevaron a cabo acciones de impacto en cuanto a la promoción y desarrollo de la cultura.

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*Master en Desarrollo Cultural Comunitario y Licenciada en Estudios Socioculturales. Es Profesora Instructora de la Universidad de Las Tunas, se desempeña como profesora en asignaturas de corte sociocultural, en pregrado y posgrado. Correo electrónico: valianp@ult.edu.cu
**Doctor en Ciencias Históricas, Master en Desarrollo Cultural Comunitario, Master en Historia y Cultura, Licenciado en Estudios Socioculturales. Profesor Titular de la Universidad de Las Tunas. Imparte módulos en la Maestría de Desarrollo Cultural Comunitario en temáticas relacionadas con la historia.


Recibido: 09/09/2019 Aceptado: 11/12/2019 Publicado: Diciembre de 2019


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