Lidira Rivera Selles *
Rene Cordero Torres **
Centro Universitario Puerto Padre, Cuba
Correo: lidirarivera@gmail.com
RESUMEN
Con la llegada del Almirante Cristóbal Colón a nuestras tierras todo cambió para siempre. El mundo de los nativos de América dio un vuelco tan grande que arrastró a todo el planeta consigo. Y es que cuando el Almirante pisó tierra en la isla de Guanahaní ya existía una sociedad establecida y consolidada por estos lares. Los estudios han demostrado que los primeros habitantes de Cuba procedían de norte, centro y suramérica. Ya asentadas, las comunidades aborígenes alcanzaron diferentes niveles de desarrollo socioeconómico, generando gran cantidad de objetos, desechos y otras evidencias, que a más de 500 años se conservan y permiten hacer un estudio detallado sobre vida de esos primeros habitantes. Puerto Padre tuvo la fortuna de ser una de las regiones más pobladas por los nativos, de manera que la evidencia es tan sólida y variada que ha motivado a muchos aficionados, investigadores y especialistas a dedicarse al estudio arqueológico. El grupo espeleoarqueológico Atabex –Maniabón es un claro ejemplo de ello, pues en sus 32 años ha desarrollado una labor incansable en el rescate del patrimonio arqueológico. El presente trabajo está encaminado a la valoración del grupo Atabex-Maniabón y sus aportes a la arqueología provincial como parte del patrimonio cultural y la identidad nacional.
Palabras claves: arqueología aborigen, Atabex-Maniabón, patrimonio cultural
ABSTRACT
With the arrival of Admiral Christopher Columbus to our lands everything changed forever. The world of the natives of America took such an overture that it changed the entire planet with it. And it is that when the Admiral stepped on the island of Guanahaní there was already a society established and consolidated by these places.
Studies have shown that the first inhabitants of Cuba came from North, Central and South America. Once settled, the aboriginal communities reached different levels of socioeconomic development, generating a great amount of objects, waste and other evidences, which are preserved for more than 500 years and allow a detailed study on the life of these first inhabitants. Puerto Padre had the fortune of being one of the regions most populated by the natives, so the evidence is so solid and varied that it has motivated many amateurs, researchers and specialists to devote themselves to archaeological study. The speleological-archaeological group Atabex -Maniabón is a clear example of this, because in its 32 years it has developed an untiring work in the rescue of the archaeological heritage.
The present work is aimed to the appreciation of the Atabex-Maniabón group and its contributions to provincial archeology as part of the cultural heritage and national identity.
Keywords: Aboriginal archeology, Atabex-Maniabón, cultural heritage
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Lidira Rivera Selles y Rene Cordero Torres (2019): “Aportes del grupo Atabex-Maniabón a la arqueología cubana”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (septiembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/09/arqueologia-cuba.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1909arqueologia-cuba
INTRODUCCIÓN
Con la llegada del Almirante Cristóbal Colón a nuestras tierras todo cambió para siempre. El mundo de los nativos de América dio un vuelco tan grande que arrastró a todo el planeta consigo. En ese momento no se visualizaba, pero a más de 500 años de conquista es innegable el impacto que nuestro continente causó en el resto del planeta. Cuando un alemán bebe chocolate caliente en las mañanas, o un italiano agrega pasta de tomates a su famoso espagueti, no piensa en la masacre que los europeos dejaron por estas tierras en el proceso de saqueo de las riquezas naturales. Y es que cuando el Almirante pisó tierra en la isla de Guanahaní ya existía una sociedad establecida y consolidada por estos lares, sociedad que en nombre de la superioridad civilizada y católica fue arrasada sin piedad.
Los estudios han demostrado que los primeros habitantes de Cuba procedían de norte, centro y suramérica. Estos grupos llegaron al territorio nacional en sucesivas olas migratorias que van desde el 800 a.n.e hasta el siglo XV d.n.e aproximadamente. Ya asentadas, las comunidades aborígenes alcanzaron diferentes niveles de desarrollo socioeconómico. Las comunidades preagroalfareras, por ejemplo, basaban su subsistencia en la caza menor, la recolección y la pesca costera; mientras que las comunidades agroalfareras de la familia étnica aruaca procedentes del sur del continente, basaban su actividad productiva en la siembra. Estos últimos tenían la capacidad de elaborar objetos de cerámica y tejidos a partir de fibras naturales además procesar alimentos para el consumo. De las actividades diarias, así como de los rituales que formaban parte del universo cosmogónico, estas comunidades generaron un gran grupo de objetos, desechos y otras evidencias, que tras cinco siglos se conservan y permiten formar una representación de la vida de esos primeros habitantes.
Puerto Padre tuvo la fortuna de ser una de las regiones más pobladas por los nativos debido, sobre todo, a la gran abundancia de frutales y peces, tanto de río como de mar, además de otros recursos necesarios para la fabricación de objetos utilitarios. Exceptuando algunos sitios costeros o próximos al litoral, la mayor cantidad de sitios se ubican tierra adentro, sobre todo en las cercanías de los ríos Farola, Parada, Chorrillo y Santo Domingo.
Pedrera sin dudas es el sitio puertopadrense por excelencia. Ubicado en lo que fuera el Maniabón de los indios constituyó un asentamiento poblacional muy extenso. Reconocido como uno de los cacicatos más grandes de Cuba, al abarcar el territorio desde Nuevitas hasta Nipe, Maniabón es un caso único en la toponimia cubana pues hasta donde se conoce, no existe otro sitio con igual nombre en el territorio nacional. Como es de suponer Pedrera es una fuente valiosa en la recuperación de evidencias arqueológicas. Igualmente sucede con Cayo Puerco, sitio funerario del litoral que por sus dimensiones y características se ha convertido en referencia nacional. En dicho cayo se han localizado más de 10 sitios con evidencia aborigen, ya sea de convivencia o rituales, además de un cementerio del cual se exhumaron 16 esqueletos.
Si de arqueología puertopadrense se habla, no podemos ignorar el factor toponimia. En el municipio se han localizado unos 30 topónimos de origen aborigen lo que muestra la alta presencia nativa en la región, así como el conocimiento que poseían estos habitantes de la naturaleza autóctona.
En resumen, la evidencia de procedencia aborigen en Puerto Padre es tan sólida y variada que ha motivado a muchos aficionados, investigadores y especialistas a sumergirse en el estudio arqueológico. El grupo espeleoarqueológico Atabex –Maniabón es un claro ejemplo de ello. Grupo que en 32 años ha desarrollado una labor invaluable de la catalogación, clasificación, excavación, formación de especialistas, acumulación de colecciones y creación de fondos bibliógrafos entre otros. Estos aportes deben tenerse en cuenta la hora de hacer un resumen si de cultura y patrimonio se habla en la provincia de Las Tunas.
El presente trabajo está encaminado a la valoración del grupo Atabex-Maniabón y sus aportes a la arqueología provincial como parte del patrimonio cultural y la identidad nacional.
El primer estudioso de rigor científico y pertinaz compromiso de la arqueología fue Fernando García y Grave de Peralta.1 Nacido en Quivicán en 1876 y miembro de una familia comprometida con la causa independentista, fue un hombre de esmerada cultura y evidente inclinación literaria. En noviembre de 1898 se instaló en Puerto Padre donde fundó bibliotecas, creó la revista “El Faro”, primera de su tipo en la villa, y organizó funciones teatrales. A Fernando se le considera como el primer espeleólogo y arqueólogo de Puerto Padre al hacer reconocimientos y excavaciones en los principales sitios aborígenes, además de dejar una extensa documentación de sus investigaciones que incluye bocetos de piezas.
García Peralta fue narrador, poeta, ensayista, investigador y lexicólogo; de esta última faceta se dice que conformó un diccionario aborigen y del cual se desconoce su paradero. A él se le debe la ubicación de los sitios: Cueva de los indios, Pedrera, Santa María 4, Maniabón, entre otros, explorados más tarde por el Atabex-Maniabón.
Teniendo en cuenta la labor prolífera de Fernando, no solo en lo que arqueología se refiere, sino en cultura en general, el museo municipal de Puerto Padre lleva su nombre como homenaje a tan ilustre figura.
Otro investigador de trascendental relevancia en el estudio arqueológico fue el doctor Felipe Martínez Arango 2. Felipe exploró sitios aborígenes de Puerto Padre y logró en 1970, establecer el horizonte cronológico de las evidencias encontradas, gracias al fechamiento radiocarbónico. Igualmente realizó la tasación dietaria aborigen y estableció la magnitud del sitio la Pedrera.
Igualmente debemos recordar personas que apasionadamente aportaron al coleccionismo arqueológico, así como a la ubicación de sitios. Nombres como Cándido G. Aguilera y Manuel García Ayala quienes descubrieron y exploraron el sitio de la Loma del Aite y la Cueva del Indio, son de obligada referencia.
Tras un largo silencio en la arqueología puertopadrense surge una figura de inolvidable presencia, Ramón Garrido Padilla3 , apasionado investigador que impulsó el estudio espeleoarqueológico en la región.
Ramón nació el 8 de noviembre de 1959 en La Habana. A los 2 años de edad se trasladó junto a su familia al poblado “La anguila” en Puerto Padre. Siendo un niño fue testigo de las excavaciones de Dr. Martínez Arango y quedó fascinado con lo que vio, de ahí que consagrara su vida activa a la arqueología.
Después de cursar estudios de Taxidermia y Museología en La Habana, Ramón se gradúa en la Escuela Nacional de Espeleología de Viñales en 1985, en las especialidades de Bioespeleología y Arqueología. Bajo la égida de destacados investigadores como Antonio Núñez Jiménez, Milton Pino y Nilecta Castellanos, Garrido Padilla se convirtió en un consagrado investigador destacándose por sus conocimientos y entrega motivo, por el cual fue seleccionado para integrar el grupo que realizó la hazaña de recorrer en canoas la expedición Del Amazonas al Caribe. Esta gesta auspiciada por la UNESCO y la Comisión para la celebración del encuentro entre los dos mundos, fue dirigida por el Dr. Antonio Núñez Jiménez y constituyó una parte importante de la vida profesional del investigador puertopadrense.
Ramón trabajó en el montaje de salas de ciencias naturales y arqueología de varios museos de la provincia; al morir a la temprana edad de 51 años tenía, el encargo del montaje arqueológico de un museo mexicano.
Entre los muchos reconocimientos obtenidos se encuentran: Placa El Cucalambé en versión dorada. Las Tunas, 1988. Placa Vicente García, versión plateada, Las Tunas,1989. Reconocimiento por la contribución al desarrollo de las investigaciones socioculturales de los años 2000, 2002 y 2006. Reconocimiento por su contribución al a la salvaguardia y rescate del patrimonio arqueológico, Puerto Padre, 2007. Por la obra de toda su vida y su aporte a la cultura y a la ciencia se le dedica la Semana de La Cultura puertopdrense en el 2007, así como la entrega del Premio Portus Patris en el año 2009.
De su intensa labor Ramón conformó varios libros aún inéditos, entre los que se destacan:
Arqueología Prehispánica de Las Tunas, Arqueología de la Cuenca del Chorrillo, Presencia aruaca en Las Tunas, Contacto indohispánico en el norte de Las Tunas, Murciélagos de Las Tunas (contribución a la quiropterología de Cuba), Mariposas diurnas en el norte de Las Tunas, Mamíferos extintos y vivientes de Las Tunas
Hay que mencionar además que Ramón tuvo la visión de constituir círculos de interés de arqueología con niños de la enseñanza media, factor importante en la formación de nuevos especialistas que, andando el tiempo, formaron parte del grupo Atabex-Maniabón.
El 11 de diciembre de 1986, con el objetivo de relocalizar y explorar sitios aborígenes, Ramón Garrido Padilla creó el grupo espeleoarqueológico Atabex-Maniabón4 , adscrito a la Sociedad Espeleológica de Cuba y del cual sería presidente hasta su fallecimiento. El 28 de enero de 1987, el propio Ramón conformó un grupo de apoyo integrado por historiadores, fotógrafos, mecanógrafos, dibujantes, médicos y otros especialistas, que facilitaban el procesamiento y trabajo en general de las labores arqueológicas. En su inicio el Atabex-Maniabón contaba con 10 miembros, en su mayoría graduados de cursos de superación de arqueología de la escuela nacional de Pinar del Río.
El grupo enriqueció el patrimonio aborigen puertopadrense, pues además de trabajar en sitios descritos por anteriores investigadores, dirigió su atención hacia zonas no exploradas. De esta manera el Atabex localizó los emplazamientos costeros de Punta Covarrubias, Punta Malagueta (sitio donde se rescató el gladiolito más grande de Cuba), Punta Piedra, Punta Negra y Punta Yuraguana. De igual manera dirigió su trabajo a las bahías de Puerto Padre y Chaparra al realizar excavaciones en los sitios Socucho 1 y 2, El Raíl, Punta Morenita, Playa del Indio, Punta Gorda, Cayo Juan Claro, La Boca y Cayo Puerco.
Al grupo también se le debe la localización de sitios de contacto indohispano que enriquecieron aún más la historia de la localidad, al encontrarse en estos, fragmentos de vasijas realizadas en cerámica mayólica y melada, punta de espadas y otros artefactos de origen europeo. De toda esta labor se rescató gran cantidad de evidencias que actualmente forman parte de la colección del museo municipal de Puerto Padre, que incluye la colección más grande de hachas petaloides y de espadas líticas de Cuba.
Teniendo en cuenta la experiencia acumulada en el trabajo constante, el Atabex-Maniabón realiza asesoramiento a otros grupos arqueológicos como es el caso del Anacaona de Chaparra. Ambos grupos realizaran excavaciones en los sitios La Macagua (1983), Yuraguana (1984), Santa Flora y Los Derramaderos (2003). Del trabajo en conjunto además se logró la reubicación de importantes emplazamientos como Loma del Ocujal (1983), Loma de la Juba (1987) San Agustín de Aguarás (1984) y Vedado 6 (1984).
Dentro del trabajo del grupo también se encuentra otros tipos de arqueología como la colonial y subacuática, aunque en menor medida. De esta labor se destaca el descubrimiento de sitios que demuestran la presencia de corsarios y piratas en el litoral puertopadrense.
En el año del 2011 y tomando como inspiración el trabajo logrado por el Atabex-Maniabón, surge el Proyecto sociocultural comunitario Guardianes del Tiempo. Este proyecto desarrollado en la Pedrera tuvo gran impacto, no solo por la colaboración de escritores, sino también por la participación de la comunidad que, con gran sentido de pertenencia, se involucró, llegando a recolectar evidencias que fueron donadas a los fondos del museo municipal Fernando García Grave de Peralta.
2.1- APORTES DEL ATABEX-MANIABÓN
Después de haber hecho un recorrido por la evolución de los estudios arqueológicos puertopadrenses, podemos concluir que el grupo Atabex-Maniabón constituye un invaluable ente en cuanto patrimonio cultural se refiere. Por el amplio y riguroso trabajo que ha realizado podemos declararlo como el grupo arqueológico de mayor influencia en la provincia en Las Tunas. Resumiendo, las principales aportaciones del grupo son:
*Localización y excavación de sitios arqueológicos
*Como fuente documental al confeccionar un extenso archivo
*Participación en la confección del Atlas arqueológico de Cuba
*Rescate de valiosa colección arqueológica
*Formación de especialistas
*Realización de arqueología colonial y subacuática
*Asesoramiento a estudiosos del tema y grupos arqueológicos de la provincia
*Como resultado de su trabajo, Ramón Garrido confeccionó más 5 libros especializados y que aún se mantiene inéditos y que constituyen una fuente invaluable de conocimientos.
CONCLUSIONES
El patrimonio aborigen puertopadrense no fuera el mismo sin el Atabex-Maniabón. La labor arqueológica que ha realizado durante sus 32 años ha permitido la comprensión de los periodos históricos, así como de los grupos aborígenes que habitaron estas tierras. Para la arqueohistoria de la provincia de Las Tunas y de Cuba en general, es necesario revisar las investigaciones llevadas a cabo por este grupo que, a pesar de radicar en un municipio de la región Oriental, ha realizado descubrimientos de gran magnitud y sin las cuales no se hubiera podido rellenar espacios históricos.
No cabe dudas de que el Atabex-Maniabón ha engrandecido nuestra historia. Al dirigir su atención hacia áreas no exploradas, tanto de litoral como de tierra adentro, permitió llenar lagunas históricas sobre las condiciones y características de nuestros primeros habitantes. Además, el firme empeño de relocalizar sitios de los que no se tenía claridad en sus a coordenadas geográficas, a pesar de haber sido visitados por Grave de Peralta y otros investigadores, constituyó una proeza digna de reconocer. También hay que enfatizar en la profesionalidad y apego científico del grupo en sus labores. En este caso destacamos las excavaciones estratigráficas de los sitios tempranos de Cayo Puerco, emplazamientos de difícil trabajo, no solo por la complejidad de los sitios, sino por la diversidad de variantes culturales que conllevaron a una catalogación rigurosa.
El estudio de la arqueología no es una tarea sencilla, máxime cuando se trata de una profesión a la que debe dedicarse tiempo y consagración. El Atabex-Maniabón fue y es muestra de esa entrega. La formación de tantos especialistas a lo largo de estos 32 años es un logro. Desafortunadamente Ramón Garrido Padilla nos abandonó tempraidnte y no pudo terminar su obra. Sirva este trabajo para honrar su memoria.
En resumen, todo el que ame la historia, todo el sienta suya esta tierra y su devenir, todo el que viva en carne propia el espíritu de la madre naturaleza y su influencia en la humanidad; debe reconocer la entregada pasión del Atabex-Maniabón por el rescate de nuestra identidad; por devolver luz a la verdad que yacía enterrada.
BIBLIOGRAFÍA
Carralero, E. (2004) Crónicas de Puerto Padre. Las Tunas: Edit. Sanlope.
Colectivo de autores (2010) Síntesis histórica provincial Las Tunas. La Habana: Editora Historia.
Colectivo de autores (2011) Síntesis histórica municipal de Puerto Padre. La Habana: Editora Historia.
Colectivo de autores (2018) Arqueología de las Tunas. Síntesis histórica de las sociedades aborígenes (Inédito).
Cordero, R. (2015) Alfarería aborigen en Puerto Padre. Ponencia presentada en el evento municipal de la UNHIC Puerto Padre.
Del Pueyo, F, R. (1937) La ruta del Almirante. La Habana.
Garrido, Ramón. (SF) Archivo personal. Puerto Padre. Museo Municipal Fernando
Grupo espeleoarqueológico Atabex-Maniabón (SF). Archivo. Puerto Padre. Museo Municipal Fernando García Grave de Peralta.
Izquierdo, R. (2008) Las Tunas en la guerra de 1895-1898. Las Tunas: Edit. Sanlope.
Lorenzo, M, C. (2010) Ramón Garrido Padilla: su aporte al patrimonio cultural étnico puertopadrense. Tesis de grado. Universidad de las Tunas.
Novoa, J. (2008) Haciendas ganaderas en Holguín 1545-1867. Ediciones Holguín
Rivera, L y Cordero, (2018). Topónimos de origen aborigen en Puerto Padre. Ponencia presentada en el III Taller Científico La Universidad hacia el desarrollo local. CUM Puerto Padre.
Rodríguez, M, E. (2008) Jagua indígena. Resistencia cultural ante la filosofía del despojo. Cienfuegos: Ediciones Mecenas.
Rodríguez, M, E. (2010) El complejo Palo-Liso-Las glorias. Un sistema ceremonial aborigen. Cienfuegos: Ediciones Mecenas.
Torre, D. (2006) Taínos: mitos y realidades de un pueblo sin rostro. México: Edit. Asesor pedagógico, SA.