Yenisey López Cruz*
Vivian Cherdys Noblet Valverde**
Universidad de Oriente, Cuba
Correo: cherdys@uo.edu.cu
Resumen:
Varias maneras ha asumido el sujeto americano para comunicar su realidad social y no solo para decirla sino también para modificarla revolucionariamente y en este sentido la Filosofía Latinoamericana ha desempeñado un papel significativo en este empeño, pues ha servido para interpretar nuestra realidad partiendo de nuestro contexto y más allá para asumir conscientemente nuestra practica social transformadora. José Carlos Mariátegui y su obra cumbre Siete Ensayos de la realidad Peruana forman parte de esta herencia que disfruta el pueblo americano. En este artículo retomaremos los principios asumidos desde el marxismo por Mariátegui para entender la realidad asumiéndola como sujetos de ella, y desde su posición de ensayista comunicar con pasión las contradicciones y necesidades de la realidad no solo peruana sino también Latinoamericana del pasado pero en unión con el presente y el futuro en formación.
Palabras claves: sujeto- realidad social- práctica social- contexto- comunicar
Abstract
Several ways the American subject has assumed to communicate its social reality and not only to say it but also to modify it revolutionarily and in this sense the Latin American Philosophy has played a significant role in this effort, since it has served to interpret our reality starting from our context and beyond to consciously assume our transformative social practice. José Carlos Mariátegui and his masterpiece Seven Essays of Peruvian reality are part of this heritage enjoyed by the American people. In this article we will return to the principles assumed from Marxism by Mariátegui to understand reality by assuming it as subjects of it, and from his position as an essayist to communicate with passion the contradictions and needs of reality not only Peruvian but also Latin American of the past but in union with the present and the future in formation.
Keywords: subject- social reality- social practice- context- communicate
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Yenisey López Cruz y Vivian Cherdys Noblet Valverde (2019): “Siete ensayos de la realidad peruana, ideología, emoción y voz de los pueblos americanos. Pasado, presente y futuro”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (mayo 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/05/ensayos-realidad-peruana.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1905ensayos-realidad-peruana
Cuando Prospero le dio su lengua al esclavo Caliban, le dio la oportunidad de pensar y de filosofar. Desde entonces Caliban no solo aprendió hasta un punto y nos mas, se reprodujo y mimetizo, sino que se habilito para rebelarse y maldecir, para disentir de lo establecido y subvertir la lógica impuesta por el amo, así como sus conceptos (Valdez, 2017:15). A decir de Félix Valdez, el Caribe al igual que toda América desde su descubrimiento han sido víctimas de saqueos, esclavitud, de dependencia, deformaciones económicas, destrucción y revoluciones en busca de su reafirmación identitaria. Como consecuencia de esta historia plagada de subvaloraciones, uno de los modos que hemos encontrado los Americanos de enfrentar esta realidad de dominación hegemónica y cultural, ha sido el decir de otro modo, de los actores su propia historia y realidad Americana para contradecir y desmontar la hegemonía cultural y los cánones euro centristas que dominaban la región y que habían asumido los latinoamericanos como su deber ser y que subestimaron los valores de la cultura de la región.
Varias maneras ha asumido el sujeto americano para comunicar su realidad social y no solo para decirla sino también para modificarla revolucionariamente y en este sentido la Filosofía Latinoamericana ha desempeñado un papel significativo en este empeño, pues ha servido para interpretar nuestra realidad partiendo de nuestro contexto y más allá para asumir conscientemente nuestra practica social transformadora. Así se ha forjado a decir de Pablo Guadarrama (2001) la autenticidad de la Filosofía Latinoamericana marcada por su carácter sociopolítico, por construir un régimen social consecuente con la realidad y necesidades de los latinoamericanos. Un pensamiento correspondiente con la época y exigencias de su momento. Muchos son los ejemplos de intelectuales que asumieron esta meta en su proyección intelectual, queremos reconocer a uno de los más auténticos pensadores del área, José Carlos Mariátegui y su obra cumbre Siete Ensayos de la Realidad Peruana, que más que ser una reflexión de su realidad, constituye una guía metodológica para la reflexión filosófica.
Siete Ensayos de interpretación de la realidad Peruana (1928) se reconoce como la obra cumbre de José Carlos Mariátegui, y que expresa su maduración ideológica. Esta obra no solo es representación de una cosmovisión social y de un análisis crítico de una realidad sino que también se comprende como el establecimiento de un nuevo método de hacer la crítica sociopolítica a través de la utilización del ensayo como instrumento critico que no solo fue utilizado por el sino que en continente marco pauta para el hacer político y muestra de ello también es la vasta creación ensayística de José Martí y otros intelectuales.
Aunque bien lo reconoce el autor desde su creación, esta obra inconclusa logra redefinir la realidad peruana desde su naturaleza sistémica y a partir de un enfoque marxista que no traspola la realidad europea al Perú, sino que revela un riguroso estudio científico de la realidad peruana que incluso permite su utilización como referente de análisis para cualquier país del continente. Esta no constituye una creación aislada del autor sino un resultado de la madurez intelectual e ideológica del autor y del pensamiento de nuestra América. Es muestra del decir y hacer de los pueblos marginados por el poder imperial, y de las múltiples maneras que asumieron los que en algún momento fueron obligados a callar.
Este trabajo es una manera de hacer homenaje a esos hombres que hablaron por todos los hombres que no pudieron hablar, y un acercamiento a una obra intelectual que hoy en día constituye referente teórico metodológico para el decir y hacer de los pueblos y actores sociales de Nuestra América de hoy.
CREACIÓN Y RECREACIÓN DE CONTEXTOS SOCIOCULTURALES EN LA OBRA DEL AUTOR.
La existencia, creación y desarrollo del pensamiento de José Carlos Mariátegui transcurre en una etapa histórica en la cual confluyen importantes acontecimientos históricos para el mundo, para América y el Perú en particular. El desarrollo y expansión del imperialismo, la 1era Guerra Mundial, agudización de la crisis y las contradicciones del capitalismo, el triunfo de la Revolución Rusa, la lucha contra el colonialismo y por la liberación nacional de los pueblos expresaba la inestabilidad política y social de la región.
Toda esta situación mundial tiene una fuerte repercusión en la vida social y cultural de los países latinoamericanos que por mucho tiempo sirvieron de traspatio a los imperialistas y que deformaron el desarrollo cultural y social de estos pueblos, la mirada hacia América siempre fue como pueblos incapacitados de establecerse como naciones independientes. Perú no se escapa de este proceso de desconstrucción social, todo lo contrario a pesar de ser nación de una de las más grandes fuentes culturales como lo fue la india, con el proceso de colonización estas grandes culturas se sumieron en la destrucción y discriminación que ocasionó el dominio colonial, la explotación se convirtió en el arma extintiva de la historia del Perú.
Esta incertidumbre e inestabilidad sociocultural marco el desarrollo del pensamiento latinoamericano y su proyección hacia el tratamiento de su realidad social más allá de teorías filosóficas desconectadas de todo contexto. Los pueblos latinoamericanos no acallaron sus necesidades y sufrimientos, del seno de los explotados, de los colonizados surgieron las voces que apostaron por la reconstrucción de esta historia desde y para los sujetos oprimidos del continente y es el caso de José Carlos Mariátegui quien sufre en carne propia los latidos de la realidad de su tiempo y se compromete a modificarla. Su corta vida no le permite culminar sus objetivos revolucionarios pero a pesar de ello es capaz de crear una obra de incalculable valor metodológico para el análisis y actuación practica en la realidad peruana y latinoamericana.
Es importante señalar que su obra intelectual no estuvo desconectada del pensamiento universal. Mariátegui fue uno de los primeros pensadores marxista en Latinoamérica, heredero del método de análisis aportado por el Marxismo para entender a la sociedad. En la formación y el desarrollo de su postura, Mariátegui se vale de la asunción de conceptos de autores que, en su mayoría, fueron marxistas sin asumir una postura ortodoxa ni mecanicista. Su pensamiento filosófico y sociopolítico transcurre entre los años de 1894 a 1930.
La vida de este autor estuvo marcada desde su nacimiento por fuertes acontecimientos históricos del Perú que se reflejaron en su cosmovisión y sobre todo en su creación sociopolítica. Había trascurrido una década de la derrota frente a Chile y el país estaba saliendo de los efectos de esta guerra, desprovisto de una economía y su consiguiente poder político, comenzaba un nuevo orden político colonial, la implementación y consolidación del capital monopolista, bajo una compleja combinación con las relaciones pre- capitalistas de producción hasta entonces dominantes. Esto unido al ámbito familiar que trascurrió en un seno humilde y con lamentables padecimientos de salud que le conllevaron a tomar el mundo de la lectura como vía de relacionarse con la sociedad que le permitió crearse una sólida formación autodidacta, intelectual y con gran sentido de la actualidad.
Su proyección intelectual se desarrolla en tres momentos esenciales, en correspondencia con su formación intelectual y así lo afirma el criterio de (Pupo, 2009:47) y las MSc. María del Carmen Rodríguez, MSc. Carmen Rodríguez y Luisa Menéndez al cual nos afiliamos y que el propio autor lo asume de esta manera:
El primer momento, llamado por él Edad de Piedra de 1899 abarca infancia, adolescencia hasta 1919. Se desarrolla con una frágil salud, comienza a trabajar en plena adolescencia con una situación familiar difícil. Se destaca en su labor periodística con una orientación política tomando una determinada fuerza en el combate contra el régimen existente y los partidos del gobierno. Escribe en diarios como la Prensa, bajo el seudónimo de Juan Croniqueur, en el Tiempo fundado por él, en la capital peruana, en 1918 lanza la Revista Nuestra Época y la Razón en 1919, lo que hace que adquiera gran popularidad, y contribuye con ello al desarrollo de las ideas marxistas en el Perú.
Los años finales de ésta etapa perfilan nuevas orientaciones ideológicas y políticas del mundo. El esteticismo abstracto de corte romántico cede lugar a la concreción político-social exigida por las circunstancias que lo rodean y la praxis en la cual ya él se ha integrado como sujeto. Ya en estos instantes es el Mariátegui, que exige justicia y hace causa común con los obreros y estudiantes en sus luchas reivindicativas desde la trinchera periodística.
Se nutre de pensadores como José Ingenieros, Vasconcelos, González Prada, Echeverría y Vezar Callejo. Sus criterios en torno al pensamiento latinoamericano fundador, resultan muy importante, lo que constituye un modo de determinar el grado de influencia recibida y su preparación para asumir críticamente el pensamiento europeo. La asunción de la tradición ético- humanista es piedra angular en su labor intelectual creadora.
El segundo momento, Etapa de aprendizaje Europeo. Nueva realidad. 1919-1923, su estancia en Italia, Francia y Alemania.
En Europa desarrolla una etapa de aprendizaje y de experiencias, de enriquecimiento de su formación juvenil, lo ponen en contacto con una nueva realidad capaz de aportarle nuevos elementos de carácter cultural, político e ideológico y que terminan de definir su marxismo. Entre las ideas que asume está su compromiso social y su adhesión a la revolución. Y su humanismo revolucionario.
Además como expone (Zucconi, 2015:16) en su tesis de licenciatura, se nutre de las consideraciones que acerca del marxismo hicieron autores como Sorel. Así, su estadía de aprendizaje lo lleva a advertir que “el marxismo sólo podía ser creador a condición de mantener abiertos los vasos comunicantes con la cultura contemporánea”. La realidad europea de la posguerra, constituye un escenario determinante en la formación de Mariátegui, el análisis que él hace no se queda en el hecho económico sino que indaga en las motivaciones ideológicas, políticas y de otra índole.
En este continente alcanza su filiación marxista y ha descubierto su ser más profundo y el sentido de su destino de escritor. Ahí robustece su peruanismo y conforma la fe en el destino de América, depura el sistema y la coherencia de su ideología social. Eleva su nivel cultural y político y se da un momento de ruptura y de tránsito del hombre de letras al hombre de pensamiento y acción. Ciencia y conciencia se unen definitivamente para explicar la realidad a través de un corpus crítico concreto y un método adecuado.
El aprendizaje europeo lo preparó para interpretar científicamente a la realidad peruana y de nuestra América y le esclareció el deber de una tarea americana, de luchar por transformar su país.
El tercer momento, etapa de 1923- 1930, se considera de madurez creadora. Caracterizada por la búsqueda del ser esencial peruano y su identidad deviene en núcleo reestructurador del proyecto sociocultural y político del mismo.
En su programa, la revelación de la realidad peruana, muy afincado en la historia y la cultura nacionales, descubre y abre nuevas perspectivas sociológicas de análisis e investigación porque en primer lugar, muestra la necesidad de empezar por el análisis del momento económico, sin menospreciar los restantes; en segundo lugar, por la atención priorizada que ocupa el problema agrario, y la situación de la masa indígena en los marcos de las condiciones específicas del Perú y en tercer lugar, se destaca por la forma concreta de pensar la nación en función de los individuos y no de modo intelectual y abstracto, como corrientemente sucedía en la literatura burguesa.
La concepción de la nación como encarnación del espíritu de la libertad, fundada en el hombre real y en el pueblo como sujeto, proviene del sentido auténtico del programa revolucionario que propugna Mariátegui en 1969, al igual que su concepción humanista que al decir de Pablo Guadarrama se fundamenta en su visión del trabajo y la actividad creativa de este “El destino del hombre es la creación. Y el trabajo es creación, vale decir liberación. El hombre se realiza en su creación”, el hombre en su esencia trasformadora, creadora, y con un alto sentido espiritual porque para Mariátegui no solo se debe analizar al hombre en el proceso de producción de bienes materiales sino que a partir de una concepción metafísica así considerada por varios autores -entendiendo que el mito mueve al hombre en la historia (agente movilizador)- incorpora un papel preponderante a los sentimientos, emociones y aspiraciones como complementos de la razón humana y sobre todo cuando habla de los pueblos, y esto a nuestro juicio tiene mucho que ver con su momento histórico cuando las clases estaban desprovistas de organización, sentido histórico y eran movidas por las ansias de una reconstrucción social, deteriorada por los acontecimientos mundiales, época de expresión del hombre como presa del propio hombre.
Y que en los momentos actuales tiene mucha vigencia cuando analizamos la realidad Latinoamericana donde vuelve a aflorar la incertidumbre a raíz del fracaso de proyectos sociales que apostaban por el mejoramiento humano, como es el caso en Brasil, Argentina, Hondura y otros países de la región. Por eso nos parece loable que a pesar de sus diferencias en este sentido con la teoría marxista, el autor nos está ofreciendo una interpretación desde su realidad que no fue la misma que en los países europeos.
De este análisis surge su concepción de revolución como “La revolución más que una idea, es un sentimiento. Más que un concepto es una pasión. Para comprenderla se necesita espontánea actitud espiritual, una especie de capacidad psicológica” (Mariátegui, 1982:24), concepción que sitúa al hombre en su expresión social pero impulsado por un ideal social superior al que la burguesía había logrado instaurar en su desarrollo histórico, la revolución como conquista de la vida material pero también de la belleza, el arte, del pensamiento y la espiritualidad.
Tal como señala (Quijano, 2007:65), sin la presencia de Mariátegui no podríamos entender ni explicar el sentido de los actuales movimientos indígenas, ni su significación en el moderno Estado-Nación; tampoco el debate en torno de la colonialidad del poder, la modernidad y la producción de otra democracia. Así como una racionalidad alternativa, en relación al eurocentrismo ni la “reconstitución de modos diferentes de producción de subjetividad, o más generalmente, de un nuevo universo de subjetividades, de imaginario, de memoria histórica, de conocimiento” (Quijano, 2007:66).
TEORÍA E HISTORIA PARA LATINOAMÉRICA TODA “SIETE ENSAYOS DE LA REALIDAD PERUANA”.
Todo su pensamiento filosófico y sociopolítico se concreta en su obra Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, compuesta por trabajos escritos desde 1925, y publicados en 1928. Expresa el momento cimero de un pensamiento en constante evolución y despliegue. La misma sintetiza una historia de discernimiento y búsqueda que logra encarnar un corpus crítico interpretativo de una parte de la realidad de Nuestra América, afincado en las raíces y con espíritu de universalidad.
Es criterio unánime de los especialistas su ubicación como la obra cumbre de Mariátegui, en tanto expresa múltiples cualidades que definen la madurez del autor, en cuanto a sistematicidad estructural, riqueza conceptual-metodológica y estilo propio en el abordaje de una realidad concreta de Nuestra América. Se trata de una obra sociológica con coherencia lógica, con la utilización del ensayo como medio político de demanda y creación autóctona en la literatura Latinoamericana, independientemente de su carácter inacabado y las limitaciones circunstanciales que implica un estudio científico del contexto histórico en el que se mueve el autor.
Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana Mariátegui, puede considerarse un testimonio de las necesidades sociopolíticas de toda América no solo del Perú, logra penetrar e interpretar afanosamente la realidad de este país en su naturaleza originaria y asumiendo desde su propia experiencia las necesidades y esencias del Perú, a partir de un enfoque marxista creador, autóctono en nuestro continente. En esta dirección su estudio resulta pionero no solo por el análisis marxista de una realidad sui géneris, sino además, por el método científico que logra revelar las esencias de la realidad investigada, en su condicionamiento. Por eso, su proyecto de evaluación económica, sirve de presupuesto epistemológico referencial, para asumir el problema de la tierra, el indio, el proceso de la instrucción pública, el factor religioso o el devenir mismo de la literatura Latinoamericana.
Cuando nos referimos al tema de la literatura es necesario analizarlo partiendo como bien es tratado por el autor en vínculo directo con el tema de la necesaria identidad del mundo latinoamericano desde su auto creación histórica, es decir desde la proyección del sujeto defensor de su identidad, el autor se refiere a la praxis revolucionaria del latinoamericano en busca de su independencia y emancipación social como génesis de su creación identitaria y así lo refiere cuando expone: “La independencia de Hispanoamérica es la condición sine qua non para la existencia de nuestra literatura, de nuestra cultura” (Mariátegui,1972:35). Tomado de Fernández Retamar Roberto (1984).
Y por qué hacemos referencia al tema de la literatura? Recordemos que Mariátegui es un ensayista, es decir un literato, que asume este género literario, instaurado desde la ilustración, como expresión del sentir de una época a través de este género que sirve al autor para representar con palabras las contradicciones ideológicas que denunciaba en su país, pero también es un recurso literario que expone las emociones, padecimientos internos del autor, sus utopías, su expresión como sujeto de esta realidad.
La estrategia metodológica que utiliza el autor en su obra demuestra los principios epistemológicos necesarios para el estudio del pensamiento de esta área del mundo, nos ofrece un esquema marxista de interpretación de las especificidades del desarrollo del capitalismo en América Latina -donde mantiene las relaciones feudales de explotación y el prejuicio de inferioridad de la clase indígena vista como un problema étnico- en condiciones de dependencia y convivencia con otras formas de producción, realidad diferente al capitalismo estudiado por Marx, Engels y Lenin, y que por lo tanto demuestra la viabilidad del contexto histórico como principio epistemológico de análisis de la realidad Latinoamericana. En este análisis nos da cuenta del alto sentido que se le otorga al hombre en su realidad, partiendo por supuesto de la realidad peruana, fundado en un enfoque sociocultural antropológico, que permite devolverle a esa cultura su valor humano por encima de la visión europocentristas y discriminatoria de la cual habían sido víctimas los indígenas peruanos, y al decir de los peruanos los americanos todos.
Mariátegui ubica las relaciones sociales materiales como punto de partida del conocimiento sociológico. Esto determina la estructura lógica de su obra Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, donde el esquema de la evolución económica resulta el eslabón fundamental al cual interaccionan los restantes elementos del sistema. Con ello, las relaciones economía, historia, sociedad, educación, ideología, política, sociología, cultura y proceso literario, no hacen más que fijar momentos de la realidad peruana, y reproducir el proceso de la realidad peruana en su devenir contradictorio e histórico.
El objeto de análisis central de la obra es la sociedad peruana en su expresión histórico- genético y su resultado científico se traduce en una “contribución de la crítica socialista de los problemas y la historia del Perú” (Mariátegui, 2004:79), según su propio autor, su principal ambición era la de concurrir a la creación del socialismo peruano. En el esquema de la evolución económica expone las etapas esenciales por la que había transitado la economía peruana en su desarrollo histórico. Concluye que en el Perú actual coexisten elementos de tres economías diferentes: la feudal, la economía comunista indígena y la economía burguesa.
Precisamente la labor creadora de Mariátegui reside en haber realizado un estudio profundo de la realidad peruana, capaz de develar el lugar del movimiento económico en la historia del Perú, determinar sus etapas fundamentales y la relación que guarda con otros problemas esenciales del Perú, especialmente: el problema del indio y el problema de la tierra, incorporando como factor esencial también el bajo nivel de desarrollo espiritual e intelectual de dicha sociedad, a cuyo elemento le otorgó un lugar importante para el logro del socialismo peruano.
El análisis de estos problemas sobre la base de una concepción nueva, y un método que parte del condicionamiento real de los proceso sociales, aporta vías de acceso en la revelación esencial del objeto “La crítica socialista lo descubre y esclarece se refiere al problema del indio porque busca sus causas en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad y pluralidad de razas, ni en sus condicionamientos culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los gamonales” (Mariátegui, 2004:82).
Mariátegui concreta y completa la visión crítica del análisis con la percepción clasista del problema del indio, ausente o sutilmente abordada en la literatura al uso, pues detrás del discurso puramente abstracto y moralista se esconden intereses económicos a los cuales les conviene la opresión indígena. La solución real exige ir al fondo del fenómeno. Era necesario reivindicar su derecho a la tierra para lo cual se requería la liquidación de la feudalidad en el Perú ya que no se podía eliminar la servidumbre, mientras existiera el latifundio. Tampoco es partidario de la solución liberal del problema consistente en el fraccionamiento de los latifundios para crear la pequeña propiedad. Cree en la solución socialista a partir de “La supervivencia de la comunidad y de elementos de socialismo práctico en la agricultura y en la vida indígena“. Tomando como tesis fundamental el tratamiento de indígena como clase o fuerza motriz para el desarrollo del socialismo peruano, aunque admite que a esta clase todavía le es desconocida su función social de manera consciente y así lo afirma cuando plantea “a los indios les falta vinculación nacional” para dejar de ser una “muchedumbre dispersa” incapaz de decidir su rumbo histórico” (Mariátegui, 2004:13).
Así mismo, la concepción de la ideología, la política y la cultura y su determinación dialéctica en la economía es una idea central de la obra del autor quien lo asume como unidad de lo material, espiritual y la formación del hombre peruano que actúa como ser social transformador de su realidad. En su concepción de la conciencia social; Mariátegui concibe la ideología política como su nivel superior, que sintetiza valor y conocimiento con acuciante orientación práctica, es decir, no es solo conciencia de lo que falta, sino además actitud de cambio en pos de realizar el ideal de clase, que es al mismo tiempo, realización nacional, humana y social.
La formación ideológica, en criterio de Mariátegui, es vital para realizar los fines de la nación, pero a diferencia de otras doctrinas de la época, en él tiene una connotación humana muy amplia. Constituye un programa cultural que sitúa al hombre en el centro de las prioridades. Para él la formación ideológica es eficaz cuando arranca de las necesidades e intereses del pueblo, cuando es expresión de su ser esencial. Para ello tiene que ser integrado al programa cultural de la nación y sus instituciones culturales.
Mariátegui en su cuarto ensayo expone una interpretación profunda de la educación social en Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana vista como un problema económico y social, resultado de una crisis estructural de dicha sociedad. La educación como derecho de las grandes masas y no como privilegio de las élites se constituye en principio donde lo nacional toma cuerpo esencial del proceso. Lo mismo sucede con el lugar prioritario que atribuye al trabajo creador de riqueza y ennoblecedor de la naturaleza humana cuando se funda en la libertad plena del hombre.
Sus presupuestos ideológicos y políticos del proceso de instrucción pública en el Perú penetran en sus fundamentos teóricos hasta revelar las raíces clasistas del problema. Estos nuevos principios que exaltan el lugar de la educación y el trabajo creador, integrados en una concepción cultural en Mariátegui no son más que vías de acceso y medios de concreción de su anhelo socialista. Por eso comparte la definición que en torno a la educación pública ha hecho la vanguardia de La Plata, a saber: “1. el problema educacional no es sino una de las tres fases del problema social, por ello no puede ser solucionado aisladamente. 2. la cultura de toda sociedad es la expresión ideológica de los intereses de la clase dominante. La cultura de la sociedad actual es, por lo tanto, la expresión de los intereses de la clase capitalista. 3. La última guerra imperialista, rompiendo el equilibrio de la economía burguesa, ha puesto en crisis su cultura correlativa. 4. Esta solo puede superarse con el advenimiento de una cultura socialista”. Aquí el enfoque cultural abstracto sede lugar al enfoque sociocultural clasista y con ello potencia un renovado marco teórico de discernimiento de la realidad y sus contradicciones, que incluso podemos compararlo con las reformas que se llevaron a cabo por los ilustrados cubanos en el proceso de la enseñanza en Cuba (el electivismo) y que fue resultado de la revaloración de los movimientos renovadores universales.
En este sentido expone la necesidad de ponderar como principio rector del desarrollo de esta sociedad y de toda América el auge cultural desde lo nacional y la educación como vía para la trasmisión de los valores, tradiciones e historia de los pueblos, convirtiéndose en arma eficaz para contrarrestar los procesos de discriminación y opresión que padecían hasta el momento. En este orden de cosas, el socialismo para Mariátegui, debía resolver lo que el programa demo liberal que inaugura la independencia con la República, dejó intacto: el problema de las grandes masas autóctonas y con ellas, el problema de todo el pueblo, ya que “la revolución de independencia, alimentada de la ideología jacobina, produjo temporalmente la adopción de principios igualitarios. Pero este igualitarismo verbal no tenía en mira, realmente, sino al criollo. Ignoraba al indio” (Mariátegui, 2004:5).
En esta asunción del problema por Mariátegui, conciencia, ideología, política e ideal socialista, como momento de un todo cultural, no hacen más que reflejar la realidad peruana en su historia. Muestra el condicionamiento económico-social de dichas formas superestructurales y su función ejercida como conciencia histórica; pero al mismo tiempo revela en ellos nuevos modos de realización nacional, al ser portadas por nuevos sujetos históricos, cuyas necesidades, intereses y fines sociales, coincide con el ideal de las grandes masas, con el ideal social nacional. En esta época escribe Mariátegui, “con la aparición de una ideología nueva que traduce los intereses y las aspiraciones de las masas, la cual adquiere gradualmente conciencia y espíritu de clase surge una corriente o tendencia nacional que se siente solidaria con la suerte del indio es la base de un programa de renovación o reconstrucción peruana” (Mariátegui, 2004:7)
Esa nueva ideología expresada en términos de conciencia y clasista debía estar rectorada por el proletariado. La rectoría de la clase obrera se funda en su propia esencia, en el hecho de ser portadora de una nueva sociedad, y por tanto, estar en condiciones de cumplir las siguientes tareas concretas: “la organización nacional de la clase obrera, la solidaridad con las reivindicaciones de los indígenas, la defensa y fomento de las instituciones de cultura popular, la cooperación con los braceros y yancenas de las haciendas, el desarrollo de la prensa obrera” (Mariátegui, 2004:6). Estas tareas del proletariado permeado del ideal socialista de realización humana y social median el espíritu general de Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana.
Tal comprensión del problema, en la visión de Mariátegui solo es posible a través del socialismo, en tanto utopía realista y proyecto desalienador, capaz de insertar al pueblo como sujeto, bajo la dirección de la clase obrera, y realizar las transformaciones necesarias para transitar a una sociedad más justa.
“El socialismo- escribe Mariátegui- en fin, está en la tradición americana. La más avanzada organización comunista, prematura, que registra la historia, es la incaica”. La tarea de la construcción del socialismo peruano se afirma como utopía realista y posible en Mariátegui. No cree que su realización provenga de la aplicación mecánica de presupuestos establecidos en otras realidades. Debe ser resultado dimanante de la realidad específica y las condiciones propias del Perú. No queremos, ciertamente- piensa Mariátegui que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica.
Tenemos que dar la vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano. He aquí una misión digna de una generación nueva. Por eso la revolución socialista en la concepción de Mariátegui no es solo un hecho histórico sino también un acontecimiento cultural de las grandes masas. Una empresa histórica que dimana de los intereses, necesidades y fines sociales, cuya praxis encarna el ideal humano que la sociedad puede proyectar. Dicha concepción se fundamenta en un concepto renovado de la conciencia como ser existencial consciente y este, el ser de los hombres, como resultado y producto de su vida práctica, objetivado en la cultura. Por eso la cultura como expresión del ser esencial humano y medida cualificadora de su desarrollo, fundamentan los principios epistemológicos de la concepción de la conciencia y la ideología de Mariátegui. El enfoque sociocultural es inherente al discurso de Mariátegui, y a su vez su método histórico dialéctico. Como parte del hombre socio históricamente determinado y sujeto de la actividad espiritual y práctica, cuyo ser esencial se concreta en la cultura, esta resulta tanto histórica como genéticamente base hermenéutica, de su devenir, es decir clave explicativa de su ayer, su hoy y de lo por venir.
“El marxismo, del cual todos hablan pero muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, es un método fundamentalmente dialéctico. Esto es, un método que se apoya íntegramente en la realidad, en los hechos. No es, como algunos erróneamente suponen, un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, igual para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la historia. El marxismo, en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el ambiente, sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades”.
Esta es la concepción de Mariátegui acerca del Marxismo y que será el fundamento gnoseológico de toda su teoría y praxis revolucionaria, es un hombre del pasado, el ahora y el futuro Americano pues supo concebir desde lo universal el lugar y papel del sujeto peruano y latinoamericano en su historia, que muchos han menospreciado, pero que dotado de conciencia revolucionaria, es la fuerza capaz de transformar su realidad social. Siete ensayos de la realidad peruana se convirtió desde su realización en un instrumento metodológico de análisis de una realidad que traspasa su temporalidad y se articula con el presente Americano en el que perduran aun concepciones y prácticas imperialistas que menosprecian la multiculturalidad como expresión de la universalidad.
Su concepción socialista es pariente de directa de las concepciones universales pero auténticamente revolucionaria en tanto asume el contexto histórico y nacional como fundamento de toda transformación social, vista en unión indisoluble con la formación sociocultural de los pueblos, es revolucionaria también en el sentido de asumir y estimular el constante perfeccionamiento del pensamiento y la praxis revolucionaria como expresión de las realidades sociales cambiantes. Quizás el autor no se propuso realizar grandes aportes a la teoría Marxista pero podemos considerarlo como un excelente enriquecedor del Marxismo desde el contexto Americano, su fundamentación de emocional y su lugar en el proceso de movilización social constituye un referente de análisis a la hora de reflexionar incluso desde nuestro tiempo del por qué los procesos sociales humanistas muchos no perduran en el tiempo y como proyectos alienadores como los imperialistas logran resurgir, esto nos convoca, es decir esta obra nos convoca a reflexionar en el papel de la subjetividad en los procesos revolucionarios.
Las revelaciones de Mariátegui demuestran la autenticidad del pensamiento Americano si de un método de análisis de la realidad se trata, logra seguir un enfoque sociocultural e histórico que le permite develar la esencia de su objeto de trasformación y que además se convierte en presupuesto metodológico para todos los estudios que del Perú y toda América quieran realizarse. Pero además y no menos importante se convierte en vos de todos los pueblos que ansían su reconocimiento cultural.
Volver a repensar en los presupuestos aportados por Mariátegui cuando de lucha de clases en América y en el Perú se trata nos asegura el principio objetivo de la contextualización de los procesos sociales, sus realidades y de los actores sociales de dichas realidades. Siete ensayos de la realidad peruana podemos catalogarla la obra estratégica para entender la recepción desde la visión y el contexto de los oprimidos del Marxismo en América. Se trata de la asunción de un método de análisis, del enriquecimiento de una teoría y sobre todo de la transformación de una realidad desde ella misma.
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