Juan Carlos Pino Acevedo*
Instituto Tecnológico de Zacatecas, México
Correo: pinoacevedo@hotmail.com
RESUMEN
Actualmente no hay quien no reconozca el éxito económico de China, perfilado a ocupar el liderazgo mundial en próximas fechas. Es ya la segunda potencia económica, medida por su Producto Interno Bruto (PIB) y el volumen de sus transacciones comerciales. Es la gran fábrica del mundo que surte de múltiples y muy variadas mercancías al planeta. Que actualmente incrementa la creación de productos de un alto nivel tecnológico, mucho más competitivos en precio y calidad. Cada vez se acerca más a la gran potencia Estados Unidos, que a la fecha ocupa la posición número uno en el ranking mundial. Lo más interesante es que su modelo, el asiático de producción, que si bien es parecido al rápido ascenso que han experimentado otras naciones asiáticas como Japón, Corea del Sur y Singapur, entre otras, resalta por la forma como lo ha hecho. China destaca por las diversas peculiaridades que ha presentado en su trayecto y en sus resultados, pero sobre todo, por el gran volumen de su economía. A tal grado, que muchos académicos estudian su trayectoria para entender el por qué de su gran éxito y determinar si es viable para imitar por otras naciones con la intención de crecer. Para muchas naciones representa una oportunidad para colgarse de su desarrollo, y para otras más, significa una amenaza a su posición económica mundial. Sin embargo, su éxito se manifiesta en el aspecto económico, más no en el social y mucho menos el político. Tras las reformas económicas, le sucederían las políticas, que se debieran manifestarían en una considerable mejora en la calidad de vida para su población. Sin embargo, hasta ahora, eso no ha pasado. Si bien parte de su población se ha visto beneficiada de los estragos de su dinamismo, muchos otros, la gran mayoría, se mantiene en condiciones bajas de nivel de vida, lo que ha puesto en entredicho el éxito de su sistema por el gran descontento social que se acrecienta conforme se incrementan los beneficios para unos pocos mientras los demás parecieran quedarse en el olvido.
En la actual globalización, de la cual China debe su éxito, la democracia se difumina en el planeta como un instrumento para la sobrevivencia y prevalencia del capitalismo como sistema hegemónico. La cual se define como el sistema político social que sirve como el medio para canalizar el descontento social, al dar representatividad al total de la ciudadanía para la toma de decisiones de quien detente el poder a favor de todos. Fue adoptada por China para luego ser adaptada a sus condiciones particulares. En el presente texto se analiza el tipo de democracia desarrollada por el país oriental para concluir sobre si realmente se apega al concepto de democracia por todos conocidos y generalizada en occidente, pero principalmente, para medir su éxito, que, así como en lo económico, refleje resultados en el bienestar de su población. Para ello se consideran las principales características que encierra o debería hacer el concepto. Y no solamente visto como un procedimiento que a través del voto sirve para obtener su representatividad, sino el tipo de decisiones que se pueden tomar por quienes eligen para representar y, en especial, el contexto dentro del cual se desarrolla que pudiera traducirse en una mejora notable de la calidad de vida para todos. Para ello se parte de la existencia de un Estado de Derecho en el cual se garanticen los derechos básicos universales de la población con la garantía de sus respectivas libertades que permitan un adecuado desarrollo democratizador.
ABSTRACT
Currently there is no one who does not recognize the economic success of China, profiled to occupy the world leadership in the near future. It is already the second economic power, measured by its Gross Domestic Product (GDP) and the volume of its commercial transactions. It is the great factory in the world that supplies many and varied goods to the planet. That currently increases the creation of products of a high technological level, much more competitive in price and quality. Each time it is closer to the great power United States, which today occupies the number one position in the world ranking. The most interesting is that his model, the Asian production, which is similar to the rapid rise experienced by other Asian nations such as Japan, South Korea and Singapore, among others, stands out for the way he has done. China stands out for the various peculiarities it has presented in its journey and its results, but above all, for the large volume of its economy. To such a degree, that many academics study their trajectory to understand why their great success and determine if it is viable to imitate by other nations with the intention of growing. For many nations it represents an opportunity to hang on to their development, and for others, it threatens their global economic position. However, its success is manifested in the economic aspect, but not in the social, let alone the political. After the economic reforms, the policies would happen, which should be manifested in a considerable improvement in the quality of life for its population. However, until now, that has not happened. Although part of its population has benefited from the ravages of its dynamism, many others, the vast majority, remain in low living standards, which has called into question the success of their system due to the great social discontent that increases as the benefits increase for a few while others seem to be forgotten.
In the current globalization, from which China owes its success, democracy diffuses on the planet as an instrument for the survival and prevalence of capitalism as a hegemonic system. Which is defined as the social political system that serves as the means to channel social discontent, by giving representation to the total of citizenship for the decision making of those who hold power in favor of all. It was adopted by China to later be adapted to its particular conditions. In the present text the type of democracy developed by the eastern country is analyzed to conclude on whether it really adheres to the concept of democracy known to all and generalized in the West, but mainly to measure its success, that, as well as economically, reflect results in the well-being of its population. For this, the main characteristics that the concept contains or should be considered are considered. And not only seen as a procedure that through voting serves to obtain its representativeness, but the kind of decisions that can be made by those who choose to represent and, especially, the context within which it develops that could result in an improvement remarkable quality of life for all. For this, it is based on the existence of a Rule of Law in which the universal basic rights of the population are guaranteed with the guarantee of their respective freedoms that allow an adequate democratizing development.
PALABRAS CLAVE/ KEY WORDS
Democracia-Crecimiento-Desarrollo-Estado de derecho-Derechos Humanos / Democracy-Economic Growth-Development-Rule of Law- Human rights
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Juan Carlos Pino Acevedo (2019): “¿Existe democracia en China?”, , Revista Caribeña de Ciencias Sociales (mayo 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/05/democracia-china.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1905democracia-china
Introducción
Hoy en día hablar de democracia, es hacer referencia al sistema político social que se instaura en la mayor parte de la geografía mundial a partir del siglo XXI y se consolida como el sistema de gobierno prevaleciente en la mayor parte de los países. Entendida como el sistema de gobierno en la cual el poder se deposita en sus ciudadanos. Es la forma en que las acciones emprendidas por la elite política se legitiman al tener el respaldo de la población. Históricamente ha sido el medio por el que los gobernantes han accedido al poder, incluso en aquellas naciones en se han dado las dictaduras necesitan del proceso democrático que los legitime para mantenerse.
Democracia
Un requisito básico para la existencia de una democracia es que se desarrolle en un Estado de Derecho, entendido como la existencia de leyes que otorguen derechos y obligaciones a sus habitantes, que respete la soberanía del pueblo: a ser representados. En ellas se establecen quienes están autorizados para tomar decisiones en representación del pueblo y la forma de hacerlo. El régimen democrático tiene principios, reglas y oposición constitucional para que haya una posibilidad de alternancia real. De esta manera, las minorías tendrían cabida en el gobierno. De esta forma, se establece un equilibrio que limita la posibilidad de recaer en un poder absoluto en una sola persona. No obstante, el papel de la sociedad no recae solamente en la elección, sino también, en participar críticamente y ofrecer propuestas e iniciativas para la mejora de la misma y que se canalicen a través de los mecanismos adecuados, los de representación, para su consecución.
El Estado debe garantizar la existencia de derechos como: “…la libertad de expresión, propiedad, inclusión, igualdad ante la ley, voto y de asociación (UDLAP, 2018). De acuerdo con Bobbio, la libertad de prensa: para que la gente esté informada por diferentes puntos de vista, la libertad de expresión: para opinar sobre el gobierno que escogió, libertad de reunión, asociación y religiosa: que les permita velar por sus intereses de grupo, entre otros. En su opinión, sin las libertades no puede existir la democracia:
…es indispensable que aquellos que están llamados a decidir o a elegir a quienes deberán decidir, se planteen alternativas reales y estén en condiciones de seleccionar entre una u otra. Con el objeto de que se realice esta condición es necesario que a quienes deciden les sean garantizados los llamados derechos de libertad de opinión, de expresión de la propia opinión, de reunión, de asociación, etc., los derechos con base en los cuales nació el Estado liberal y se constituyó la doctrina de Estado de Derecho en sentido fuerte, es decir, del Estado que no solo ejerce el poder sub lege, sino que lo ejerce dentro de los limites derivados del reconocimiento constitucional de los llamados derechos “inviolables” del individuo (Bobbio Norberto, 1986).
En este sentido, la esencia de la democracia contemporánea es la representatividad. Involucra a toda la comunidad para que las personas que gobiernen sean electos por consentimiento y confianza de los demás. Para ello, los elegidos tienen cierta libertad de tomar decisiones en nombre de los representados buscando siempre y sobre todo su bienestar y desarrollo. Si no se cumple esto último, difícilmente lograrían el respaldo de sus representados, por lo tanto, podríamos decir que es su principal obligación y, de lo contrario, no existiría la representatividad. Por eso, deben dar cuenta de sus acciones a quienes los pusieron ahí, ello con ayuda de los medios de comunicación oficiales y privados, para garantizar que su objetivo se está cumpliendo. La idea es someterse al escrutinio público para, además de informar, vigilar que no se den excesos indebidos.
También está el papel jugado por los partidos políticos, el cual es sumamente importante, ya que conjunta las ideologías o intereses de grupos o sectores de la población. No obstante, hoy en día crece la tendencia en la que existen elecciones en las que se puede participar sin necesidad de ser postulado por un partido político. La idea es que como resultado, el gobierno se conforme con la representación de todos, a su vez que permita la renovación y actualización de sus principios ideológicos acorde a las necesidades de la sociedad. La alternancia se genera con cada elección de acuerdo a la evaluación de la ciudadanía con base en el trabajo realizado. En tal sentido, las elecciones deberán ser periódicas, libres, imparciales, secretas y con igualdad de valor del voto. En contraparte, los electores deben informarse sobre lo que sucede en su entorno, a través de las campañas políticas o cualquier proceso de gobierno. Es necesario pues, que la sociedad tenga conciencia, compromiso y cultura política para que los objetivos de la democracia se lleven a cabo.
Democracia en China
El caso de China es uno singular. A pesar de que existe un partido de Estado, el dominante, según aducen ellos, existen otros partidos y hay una representación real del pueblo en las decisiones del Estado. Conforme con lo anterior, analizaremos el tipo de democracia existente en China, para determinar si reúne los requisitos para considerarse como tal, o es una de tipo sui generis, que con base en los resultados obtenidos pueda ser digna de imitarse por alguna otra nación como fórmula para lograr los mismos resultados exitosos que ha obtenido el país oriental.
China cuenta con un modelo de crecimiento que ha resaltado entre los países. Es un sistema que destaca en lo económico, político, social y cultural. Al que ellos exaltan con orgullo como “socialismo de mercado con características chinas”. Algunos académicos lo estudian como una alternativa viable para las democracias occidentales. Según el experto en Asia, Joshua Kurlantzik, el sistema chino es “el desafío más claro al capitalismo democrático” (Huang Yanzhong, 2013). Pero, ¿Será un modelo que, como las mercancías, sea digno de imitar?
Así como China ha obtenido cuantiosos éxitos, algunos problemas aun permaneces, y otros, se acrecientan, lo cual pone en duda el éxito de su sistema. No se discute el resultado en crecimiento económico, sin embargo, parece cuestionable en los aspectos social y político. Este corolario es el talón de Aquiles del sistema. Es precisamente en este punto donde trataremos de dilucidar el tipo de democracia que tiene China y si es viable tratar de imitarla.
Conforme a la postura liberal, China cuenta con una constitución que garantiza un Estado de derecho, sin embargo, en los hechos no se aplica:
El gobierno, es cierto, promulga leyes que, en el papel, se parecen a las leyes de Occidente; figura todo: derecho de propiedad, contrato, leyes contables, normas de seguridad, protección de asalariados. En los hechos, estos textos no se aplican; cuando se los invoca, muchas veces es para ayudar a un patrón que tiene apoyos políticos, o, a la inversa, para deshacerse de un competidor exterior (Sorman Guy, 2006:108).
En el aspecto político, el cambio se quedó en el imaginario, porque el sistema es inmutable ante las transformaciones del país. A la reforma económica iniciada en 1978 sucedería una reforma política. Al menos, la experiencia histórica llevaría a pensar que ese es el camino a seguir, que tras la instauración capitalista vendría la implantación de la democracia.
El concepto de democracia se adapta a las coyunturas, para abarcar tanto y tan poco al mismo tiempo. Si bien, en teoría cada quien elige a quien lo represente, en los hechos, el ejercicio del poder implica el mantenimiento de la división entre gobernados y gobernantes, para el sostenimiento de privilegios. En este caso se encuentra China. El régimen, más que ser un gobierno del proletariado, dota de obreros al sector industrial. A los trabajadores les está vedado el acceso al poder, el cual, en cambio, queda en manos de una pequeña oligarquía.
La concepción moderna de democracia se limita a la participación representativa por medio de las elecciones. El concepto que introdujo Schumpeter, después de la Segunda Guerra Mundial, ha tenido más aceptación. Promovido por Estados Unidos:
…señala que un gobierno es democrático en la medida en que sus tomadores de decisiones colectivas más poderosos son elegidos por medio de elecciones periódicas; los candidatos compiten libremente por votos y, virtualmente, toda la población adulta tiene derecho a voto (Hutintong Samuel, 2015).
De acuerdo a lo anterior, aun y cuando haya elecciones, si no hay representatividad no podemos hablar de democracia. De acuerdo con el undécimo plan de desarrollo 2006-2011, menciona que China posee una democracia superior, porque está gobernada por un partido democrático, diferente al bipartidismo, multipartidismo o monopartidismo, en el que Partido Comunista: “…es democrático porque en su seno (no afuera), la libre discusión es regla. China es una democracia porque el Partido fue elegido libremente por el pueblo… en 1949, y porque ejerce su poder sólo para servir al pueblo.” (Sorman Guy, 2006) Ahí se prometen elecciones locales para que la política sea responsabilidad de los jefes de pueblo o barrio. En el fondo, más que una forma de tener representatividad, es una medida para contener el descontento social y las revueltas populares. La democracia se ensaya en las zonas rurales donde su instauración no representa un peligro para el Partido. Allí solamente se eligen los Secretarios de Partido locales, no a nivel distrital. Las decisiones se toman en el Partido a nivel distrito, el secretario sólo es una ficha. En el modelo chino, el Partido decide, la administración ejecuta, el ejército y la policía vigilan. Según Guy Sorman: “Estas elecciones en los pueblos tal vez no funden la democracia, pero sí son un mensaje del Partido dirigido a los campesinos: desde ahora, estamos dispuestos a escucharlos” (Sorman Guy, 2006).
Aun y cuando China cuenta con un presidente, un primer ministro, una Asamblea, una Constitución y leyes, en el fondo, la separación de poderes es una fachada. Finalmente el poder se concentra en el Partido. La Constitución reconoce al Partido Comunista Chino (PCCh) como el único partido gobernante. No obstante, existen otros ocho partidos, cuya función es legitimar al poder del PCCh. Dichos partidos son los siguientes: Comité Revolucionario del Kuomitang de China, Liga Democrática de China, Asociación para la Construcción Nacional de la Democracia en China, Asociación para la Promoción de la Democracia en China, Partido Democrático Campesino y Obrero de China, Zhigongdang de China, Sociedad Jiusan y Liga de Autonomía Democrática de Taiwán (Garrido de la Fuente Luis, 2014).
El régimen político se establece en la Constitución Estatal. El poder legislativo se integra en el Congreso Popular Nacional (CPN), que tiene la facultad de elegir al Presidente y al Vicepresidente para mandatos de cinco años. El Primer Ministro es nominado por el Presidente y ratificado por el CPN. Éste también elige al Consejo Estatal –gabinete de Estado-.
La estructura del partido es la siguiente:
Por tanto, el Partido concentra el poder y posee la autoridad máxima en la toma de decisiones del país. Es el órgano supremo de China. Es decir, no funge el rol que tradicionalmente jugarían los partidos políticos en un sistema democrático: el de ser el medio por el cual se accede al poder. El PCCh es el poder. La forma de elegir la estructura del poder varía dependiendo del nivel que se trate.
La democracia muta en cada territorio. Las elecciones rurales se volvieron prioridad para el gobierno chino. En las ciudades las designaciones se hacen con la mayor discreción y con la abstención general de comités de barrio sin ningún poder. “Las únicas elecciones que se han permitido han sido en ámbitos de gobierno local en pequeñas localidades. En Hong Kong y Macao se celebran elecciones legislativas, pero sólo para elegir a un tercio de los miembros de los consejos legislativos de las dos regiones administrativas especiales.”(Wikipedia, 2017) “En Hong Kong, donde subsiste un espacio de libertad, 250,000 personas, en diciembre de 2005, exigieron del gobierno la elección de sus dirigentes por medio del sufragio universal.” (Sorman, Guy, 2006).
A manera de ejemplo, Guy Sorman narra el caso en el pueblo de Chala, en el Tíbet:
La democracia, explica Cairang [secretario del Partido], llegó a Chala, nada menos: los habitantes están convocados hoy para designar a su comité local y al jefe de su pueblo. Con papeletas secretas. Cairang les muestra que la urna electoral de madera, decorada con papel rojo, está realmente vacía y cierra con llave. Agita las papeletas: amarillas para el comité, rosa para el jefe del pueblo. Los nombres de los candidatos –seis para cinco lugares en el comité, uno solo en la papeleta rosa- fueron impresos de antemano. Para los observadores extranjeros y los periodistas llegados expresamente hasta este lugar recóndito de China, el secretario del Partido explica que los nombres de los candidatos son el resultado de una concertación anterior con los lugareños. Los pastores se miran entre ellos, perplejos. Luego, Cairang explica el procedimiento del voto secreto…(Sorman Guy, 2006: 138-139).
Cabe aclarar que los candidatos fueron designados directamente por el Partido, y no por consenso de la población.
De acuerdo con el abogado y activista chino, Jiang Tianyong: 1
El problema de fondo en este país es el partido único. Todo el sistema se sustenta en el Partido Comunista, que lo maneja todo y trabaja para favorecer a unas cuantas familias. El Partido controla el Gobierno, los tribunales y la Asamblea General del Pueblo, las empresas estatales y los medios de comunicación. No hay independencia de poderes. Detrás de la policía, los medios y los jueces, está el Partido. Mientras exista un partido único, nada cambiará. Seas quien seas, incluso un policía, el sistema acabará contigo si es necesario (Fuentes Ana, 2012).
El concepto de democracia también suele asociarse intrínsecamente a la calidad de vida. Las buenas decisiones que se tomen en materia de política económica deben reflejar prosperidad para su población. Precisamente por esa capacidad es que los representantes son elegidos para detentar el poder. Esto incluye que para que un ciudadano tenga la posibilidad de vivir bien, debe poseer la capacidad de actuar y elegir con libertad. Esto no se circunscribe a una contienda electoral, sino también, a contar con una forma de vida con pleno goce de sus derechos. Algunos de ellos, como el sufragio activo y pasivo, la libertad de expresión, de reunión, religiosa o la libertad de prensa, están reconocidos constitucionalmente. No obstante, su realización es casi nula.
En China no se cumple con esta condición. Su gobierno es “…un régimen autoritario cuyo principal objetivo económico es mejorar la competitividad a cualquier costo, que no admite reclamos salariales y puede despedir sin problema a millones de personas de empresas estatales ineficientes.” (Oppenheimer Andrés, 2005) La política económica ha sido exitosa en lo económico, teniendo como requisito un gobierno autoritario, no obstante, no en lo social, lo cual implica restricciones a la democracia y violaciones de derechos humanos. “El crecimiento chino se torna en reflejo de las contradicciones máximas del sistema” (Figueroa Silvana, 2012:109).
China requiere consolidar su espectacular crecimiento económico y que este se refleje en el aspecto social. Al no existir los canales de la democracia occidental para contener las injusticias del sistema, se toma, adapta e instaura la democracia china. Deng Xiaoping, habló de un periodo de instauración de la democracia de 50 años a partir de 1981, pues consideraba que la población aún no estaba preparada y podría haber un estallido social. En tal sentido, lo económico es prioritario porque el crecimiento llevará al bienestar social.
Mientras la ciudadanía no pueda gozar pleidnte de sus derechos, no hay democracia. La libertad de expresión, se limita por la censura, que es regla del gobierno chino. La información es sesgada. Los medios de prensa, tanto de alcance local como internacional, son controlados por el Estado. A los segundos se les restringen las noticias que no sean “benevolentes” al sistema; toda la información publicada por los primeros debe llevar el visto bueno de la autoridad. Se asegura que no haya críticas al sistema chino, y si las hay, que sean mínimas. Los medios reciben instrucciones directas del Departamento de Propaganda sobre cómo y qué pueden cubrir. Terminan por convertirse en parte de la red de propaganda del Estado chino y de su estrategia de formación de opinión pública. Existen dos prensas, una destinada al gran público, otra reservada a los cuadros del Partido. La primera sólo publica la propaganda. En la segunda, lo real es sintetizado y entregado a la alta administración. A cada dirigente chino se le entrega su boletín sobre noticias reales que pudieran afectar al sistema.
Quien se atreve a oponerse al sistema chino, así sea en lo más mínimo, es fuertemente reprimido. “China ocupa el puesto 174 de 179 en la clasificación de Reporteros sin Fronteras2 , solo por delante de Irán, Siria, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea. Los e-mails y llamadas de teléfono de disidentes y periodistas son monitoreadas por la autoridad. Ésta suele llamar a los asistentes para que les proporcione toda la información relativa a sus jefes. Tal es el caso del escritor disidente Liu Xiabo, a quien en 2010 la academia sueca le concedió el Premio Nobel de la Paz 2010. Es profesor, ensayista y poeta, quien junto con otros trescientos intelectuales chinos, inspirados en la Carta 77 checoslovaca, escribió y promovió la Carta 08, “un manifiesto por la libertad de expresión, las elecciones democráticas y los derechos humanos en China.” Publicada en internet, consiguió miles de firmas de apoyo antes de desaparecer en el ciberespacio. Ello le valió una condena de once años en una prisión en China. Ha sido el único preso con esta distinción, y por su condición, no pudo salir a recoger su premio. Su crimen fue: “…por propaganda contrarrevolucionaria e incitación a la subversión en contra del Estado.” (Halvoressen Thor, 2014).
China es la mayor comunidad de internautas del mundo, con 513 millones de personas, el 40% de la población. Además, tiene un potencial enorme, si se le suma la totalidad de la población (Fuentes Ana, 2012). Este medio se ha vuelto difícil de controlar, y por eso los disidentes se pueden comunicar con cierta seguridad, lo que implica un desafío para el gobierno. Sin embargo, luego de permitir el uso comercial del internet, empezó a censurarlo. Se creó una base de más de 60 leyes para supervisar y discriminar la información contenida.
El gobierno controla el contenido del ciberespacio, borra términos prohibidos de los buscadores locales que incluyen palabras proscritas como “dictadura, reeducación por el trabajo, independencia de Tíbet, independencia de Xinjiang, Falun Gong” y los nombres de los disidentes más conocidos: “…prácticamente todos los sitios que contengan las palabras “democracia”, “igualdad”, “Tíbet” o “Taiwán” asociados con China son inaccesibles en ese país.” (Oppenheimer, Andres, 2005).
De acuerdo con un informe de Amnistía Internacional, en 2004 había por lo menos 54 personas en China que habían sido detenidas o cumplían penas de prisión entre 2 o 14 años “por diseminar sus creencias o información a través de internet”. Hay algunos sitios que el gobierno permite o “medio permite”, para mantenerse conectado con el resto del mundo, pero a otros los mantiene bloqueados por “informaciones inconvenientes contra el régimen” (Oppenheimer Andres, 2005). Existe un aproximado de treinta mil ciber policías que controlan la información del ciberespacio, junto a miles de voluntarios que reciben un pago (0.07 centavos de dólar) por cada comentario favorable al Gobierno que viertan en la red (Fuentes Ana, 2012: 126-127).
Cualquier impertinencia en internet que sugiera algo en contra del gobierno es bloqueada. La persona que lo haga está bajo vigilancia. La policía escucha llamadas telefónicas de todas sus comunicaciones o les aplica arrestos domiciliarios. Los ciber disidentes son encarcelados. Aquello que sugiera una autonomía asociativa es inspeccionado o eliminado por el Partido (Sorman, Guy, 2006:30-36). “Entre el 2009 y 2010, el gobierno clausuró 1.3 millones de páginas web en una campaña oficial contra “la pornografía 3 y la vulgaridad”(Fuentes Ana, 2012: 129). No obstante, el ciberespacio, a pesar de la censura y el control férreo, es difícil de controlar. Periodistas y cibernautas disidentes difunden reportajes de investigación gracias a los microblogs, aunque terminan siendo censurados. La censura se adapta a los cambios tecnológicos. La información que se maneja en los teléfonos celulares tampoco se salva de espionaje y control. Tal como lo expone Guy Sorman:
La compañía telefónica del Estado, China Mobile, suprimió veintidós servicios SMS que permitían a los usuarios difundir “mensajes pornográficos”; la difusión de estos mensajes por Internet o por SMS puede castigarse con prisión de por vida. Los SMS son vigilados por un sistema de censura que se activa a merced a la aparición de unas mil palabras: entre ellas, más allá de la jerga sexual, se encuentran Falun gong, Tiananmen, prisioneros políticos, centros de corrección, Taiwán, Tíbet, Xinjiang, frontera chino-rusa, corrupción, ultranacionalismo y también las palabras verdad e idea (Sorman Guy, 2006:176).
De la misma forma, el entretenimiento audiovisual puede verse afectado si en su contenido existe algún tema o palabra delicada al sistema. No importa si es un programa extranjero. Se verá afectado si de manera indirecta sugiere algo que incite a la disidencia.
En China son reconocidos los derechos de libertad de asociación y de profesar alguna religión, pero solo son realizables cuando no afecten al gobierno ni incurran una amenaza por la cantidad de personas reunidas. Las religiones para ser autorizadas por el Partido no deben ocuparse de la organización, sino ser más bien, un alivio espiritual. Los templos, para evitar su aglomeración, se convierten en museos y en atractivos turísticos, pues además de disminuir su influencia religiosa son fuentes de ingresos para el gobierno. Existe un Instituto de las Religiones, cuya función es policial y no a favor de los intereses de las creencias. “China reconoce las religiones siempre y cuando sean “patrióticas y organizadas”. Desde el nacimiento de la República Popular, cinco de ellas obtuvieron este estatuto: los católicos, los protestantes, los taoístas, los budistas y los musulmanes; lo que no entra en esta categoría o no es religioso o es una secta contrarrevolucionaria.”(Sorman Guy, 2006:77).
El caso del Falun Gong4 es tal vez uno de los más representativos de la opresión a las creencias. En sus inicios, el Partido lo consideró como un movimiento del pueblo, libre de implicación religiosa que no estaba en contra de las políticas del partido. El mismo gobierno lo promocionaba por los beneficios a la salud. La población se reunía en grandes cantidades en espacios públicos para seguir una coreografía multitudinaria. Su convocatoria creció tanto, que llegó a preocupar al Partido. Cuando se percató de la cantidad de miembros, incluso superior a la del partido, y que, por lo tanto, su capacidad de organización podría ser una amenaza para el gobierno, éste lo prohibió. Lo catalogó como una “secta perversa”. Lo mostró como un movimiento que engaña y comete atrocidades. Se dieron algunas manifestaciones en contra del gobierno, pero todas fueron rápidamente reprimidas, para posteriormente lanzar una extensa campaña en su contra. Sus miembros fueron perseguidos y arrestados, para ser llevados a centros de reeducación para el trabajo junto a otros delincuentes. Los encarcelados son torturados o mueren en prisión. Varias organizaciones han declarado que los presos del Falun Gong son asesinados, y sus órganos vendidos posteriormente.
Michael Perlman lo expresa en su documental “China Libre: el coraje de crecer” (Perlman Michel, 2013). Menciona que miles de chinos pacifistas han padecido la represión por practicar el Falun Gong. Habla en especial de Jennifer Zeng y el Dr. Charles Lee, de quienes muestra sus trágicas experiencias. A la primera, no le valió haber formado parte del Partido Comunista, al cual ingresó para revindicar a su familia luego de la persecución de su padre en la revolución cultural. Obligada a abortar a su segundo vástago, por la política de hijo único, se unió al Falun gong como forma de alivio espiritual y de ejercicio físico. En las persecuciones, Jennifer fue arrestada con la intención de “reformarla”, tras interceptarle un correo electrónico por la ciber policía. A los detenidos primero los hacen declarase culpables y los mandan a sitios destinados para trabajo forzado. Ahí son severamente torturados por diferentes métodos, para su “reeducación”.
Charles Lee, sobreviviente a la tragedia de la Plaza de Tiananmen, se mudó a Estados Unidos y obtuvo la ciudadanía. Con la intención de ayudar, trató de documentar el tipo de represión en China y regresó a este país para indagar sobre el tema. Fue inmediatamente aprehendido y sentenciado a tres años de prisión. Su delito fue practicar el Falun Gong. Lo mandaron a un centro de “reeducación” donde fue torturado y sometido a trabajo de esclavos, con jornadas extenuantes y un pago mínimo. Ahí se fabricaban productos para compañías extranjeras, como conejos de peluche, suéteres, bufandas, luces de navidad, zapatos, pantuflas de personajes enigmáticos como Homero Simpson y el conejo de Nesquick.
La tortura, además de física, también es mental. No se les deja libres hasta que acepten renunciar y difamar al Falun Gong. De lo contrario, si concluye la sentencia, se les da una más. Toda la travesía es en realidad un “lavado de cerebro”. Cuando se transforma el pensamiento, se espera que ahora ellos reformen a los recién llegados. Además, se sabe de la venta ilegal de órganos humanos. Defensores de derechos humanos estiman que miles de practicantes han sido asesinados para traficar sus partes. A partir de que el Falun Gong se convirtió una amenaza para el gobierno, miles de practicantes han desaparecido sin dejar rastro y los centros de reeducación han crecido exponencialmente. Es contradictorio que mientras los torturen, a la vez, les hagan exámenes médicos. En el fondo, se cree que tal vez sea para la venta de órganos humanos en el extranjero. Su estilo de vida saludable los hace blancos atractivos para esta actividad. David Kilgour JD, ex secretario de Estado de Canadá de Asia-Pacífico y David Matias, un reconocido investigador jurídico, realizaron un arduo trabajo en busca de información sobre demandas por extracción forzada de órganos. En su investigación, encontraron información contundente acerca de pedidos de órganos en China. Es una actividad ilícita que se ha vuelto un negocio multimillonario donde participan hospitales en complicidad con el gobierno. No obstante, el movimiento crece en la clandestinidad al interior, al exterior el movimiento se practica en cada vez más países y presiona para que se elimine la represión china.
De acuerdo con lo anterior, la suma a las violaciones a los derechos humanos pone en duda la existencia de la democracia y lo somete ante una constante amenaza de insurgencia. La población más afectada, si bien está acostumbrada a sufrir, ya no puede resistir más. Pocos son los que gozan del esfuerzo de muchos. No obstante, el gobierno busca a toda costa mantenerse en el poder, aun cuando ello implique más represión, aunque cada vez le resulte más difícil. Éste tendrá que ceder su poder ante el temor de perderlo violentamente por un estallido social. China ya aceptó la universalidad de los derechos humanos. En el 2004, tras haber suscrito dos tratados internacionales en la Organización de las Naciones Unidas, la Asamblea Nacional Popular modificó la Constitución para reconocer los derechos humanos. Sin embargo, en la práctica es altamente cuestionable porque no se cumple. El modelo que se ufana de mantener una clase obrera dócil y en general una población controlada, lleva consigo deplorables condiciones de vida y violaciones de derechos humanos. Sí su objetivo es ser referente mundial, necesita forzosamente resolver su problemática, si por el contrario, todo queda en la retórica, el modelo está condenado al fracaso.
No se puede hablar de calidad de vida, si existe una gran cantidad de población en China que carece de lo mínimo necesario. Al año 2015 “viven 92 millones de personas bajo el umbral de la pobreza, según datos oficiales publicados por el Gobierno chino… [y]…36 millones viven en pobreza extrema”(EFE, 2017) entre los que destaca la población rural al interior del país y quienes habitan en los anillos periféricos de las grandes ciudades bastiones del modelo chino.
La omnipresente corrupción inhibe el desarrollo de la democracia en general, y en particular, el de la población. En el aspecto legal se han dado reformas para combatirla, pero está altamente arraigada a la cultura del país, que se distingue por ser de bajos estándares éticos y de una decadente moral que permea todos los niveles sociales(CNTV 2015). Prevalece la idea de que el comportamiento ético no es el camino correcto, sino al contrario, una conducta corrupta es el requisito para progresar. Este fenómeno tiene enormes consecuencias: concede privilegios de clase a la propiedad y al poder; incrementa impuestos a la clase baja, sobre todo a los campesinos, precarizando los servicios públicos y reduciendo los beneficios de la clase obrera urbana, por medio de la disminución de inversiones públicas. Ello trae consigo el aumento de delitos en la calle, oficina y estado, pérdida de seguridad, propiedad, ingresos y de la propia vida (Resendez Brisa, 2006). Todo esto es alentado por “la nueva moral del capital de hacerse rico” 5, que socava las virtudes cívicas del bien colectivo prevalecientes al inicio de la República.
Aunque la corrupción está sancionada hasta con pena de muerte, prevalece su práctica. Al respecto, David Shambaugh6 menciona: “La corrupción está tercamente arraigada en el sistema unipartidario, en las redes clientelares, en una economía carente de cualquier transparencia, en los medios de comunicación bajo el control del Estado y en la ausencia del cumplimiento de las leyes” (En Hon David, 2015). De acuerdo con Ana Fuentes, entre la élite china existe una “red de contactos” que funciona para el uso y tráfico de influencias entre las personas que forman parte de ésta, personajes con puestos importantes o cierto poder (Fuentes Ana, 2012:13-15). La recaudación fiscal está descentralizada, la recaudación queda en manos de los gobiernos locales, provincias y municipios, lo que genera corrupción en los caciques locales. De acuerdo con Yangzhon Huang, “un estimado conservador del Fondo Carnegie para la Paz Internacional… comparó el costo de la corrupción China con un 3% del PIB anual o alrededor de USD $ 200,000 millones.”(Huang Yanzhong, 2015). El Secretario General del Partido ya advirtió que la corrupción podría llevar a la caída del partido. Existe la sensación de que entre la ciudadanía se está minando su legitimidad. Hu Jintao afirmó: “una cleptocracia masiva no puede conducir al país porque algún día la gente se cansará de esto.”(BBC Mundo, 2012). Sin embargo, acabar con la corrupción es acabar con el propio sistema chino. Según Chen Yun: “Combate la corrupción muy poco y destruye al país; combátela demasiado y destruye al partido.” (Sudworth John, 2014). El Presidente Xi Jinping lanzó una extensa campaña contra la corrupción. Incluye a funcionarios de alto y bajo nivel –“tigres y moscas” – de las empresas estatales, universidades, el Ejército y el Gobierno. El organismo del Partido que fiscaliza la corrupción es la Comisión Central de Disciplina e Inspección: “Cerca de 90,000 ‘incidentes masivos’ ocurren cada año en China, de los cuales dos tercios son desatados por disputas sobre tierras.”(CNN Expansión, 2013). No obstante, solamente han ido por blancos de menor nivel y más fáciles de atrapar. Los altos mandos, los funcionarios actuales y anteriores del Comité Permanente del Politburó son intocables. Ese fue el acuerdo dentro del partido (Lu Stout Kristie, 2013).
Otro grave problema presente en la población que impacta negativamente en su calidad de vida, son las expropiaciones de tierras sin indemnizaciones de tierra. Al respecto, Ana Fuentes presenta datos de la Academia China de Ciencias Sociales: “Desde que iniciaron las reformas económicas en los años ochenta, al menos cuarenta millones de campesinos han sido expropiados de sus tierras.”(Fuentes Ana, 2012:183). Lo hacen sin consultar el parecer de quien habita la tierra y, en algunos casos, sin previo aviso. No se les indemniza ni se les da otro hogar. Los terrenos se utilizan ya sea para acrecentar los asentamientos urbanos de rápido desarrollo, crear nuevos campos de golf o nuevos espacios. Además, para las autoridades locales es una fuente ilícita de ingreso nada despreciable. Quien proteste paga un precio muy alto, es encarcelado o termina bajo arresto domiciliario (Phillips Jack, 2015). Como resultado, las manifestaciones en contra aumentan, a pesar de las represalias (Ming Tang, 2015a). Ahora son más visibles ciudadanos organizados que protesten ante tales injusticias. Algunas personas han llegado incluso a auto inmolarse (Ming Tang, 2005b). Ante ello, el gobierno ya toma acciones, como el pago de indemnizaciones más altas(Zitan Gao, 2015) aunque en el fondo el problema persiste.
A pesar de que el deterioro ambiental es un problema global, particularmente en China se está dando un daño mayor. Su afán por crecer ha sido en menoscabo del medio ambiente. China se ha convertido en un paraíso para los contaminadores, dada su permisividad, lo que incrementa los atractivos para los inversores. Es muy alta la contaminación en China, más que en otros lugares del planeta: “Este invierno, [2013] la contaminación de Beijing arrojó por varios días un Índice de Calidad del Aire (ICA)7 de 775 puntos mientras que, por ejemplo, raramente ninguna ciudad norteamericana rebasó los 100 puntos…” (Liuselli Cassio, 2015 :5) Con esto la esperanza de vida empieza a reducirse contradiciendo los avances en la mortalidad.
No hay política ambiental que al mismo tiempo no sea una política económica. China considera la regulación de la emisión de contaminantes como un desincentivo de la inversión, lo que ocasiona que se afecte la calidad de vida de la población. Es un problema que a nivel mundial ha llamado la atención de diferentes gobiernos y organizaciones ambientalistas que luchan por que se regule la emisión de contaminantes, porque no sólo se afecta el país sino también el resto del mundo (May Shannon, 2008).
De acuerdo con Huang Yanzhong: “… en 2010, un estudio llevado a cabo por la OMS y un grupo de universidades, reveló que la contaminación del aire en exteriores contribuyó a 1.2 millones de muertes prematuras en China, las cuales representan el 40% del total global.” (Huang Yangzhon, 2015).
Respecto al agua, más del 70% de los lagos y ríos están contaminados, de esos, cerca del 40% están clasificados como “gravemente contaminados”. Cerca de una cuarta parte poblacional vive sin acceso al agua potable. Quienes si logran su acceso, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente un décimo de millón muere al año a causa de enfermedades relacionadas con la contaminación del agua (Huang Yangzhon, 2015).
Xulio Ríos expone la situación del agua en China:
…un estudio guberidntal publicado por la agencia Xinhua sitúa a China en la posición 100 entre un total de 118 países desarrollados o en vías de desarrollo en materia de modernización ecológica. El dominio más afectado es, sin duda, el agua, incluyendo lagunas, ríos y las zonas costeras. Se estima que más del 70% de las lagunas y ríos están contaminados y que, al menos, 320 millones de campesinos no tienen acceso a agua potable, mientras 440 ciudades están insuficientemente abastecidas de las que 110 pasan penurias graves, señaló el ministro de recursos hídricos, Wang Sucheng (Ríos, Xulio, 2015).
Por su parte, “…hasta un 70% de las tierras de cultivo chinas están contaminadas con químicos tóxicos” (Ríos Xulio, 2015). La amplia obtención de dichos productos, que provienen de la producción industrial y agrícola, ha contribuido a la contaminación del agua, el aire y las tierras de cultivo. Como resultado, surgieron cerca de 400 “villas de cáncer”, por la alta incidencia de esta enfermedad, que en 30 años se incrementó 80% (Worldbank, 2007).
La precariedad laboral es sustento del sistema económico. El fomento de la competitividad económica recae sobre condiciones infrahumanas para los trabajadores. Un ejemplo de ello quedó documentado con un capataz de una fábrica de ladrillos en Hongtong, en la provincia norteña de Shanxi, donde además se encontró a varios esclavos. Zhao Yanbing fue condenado a muerte por haber asesinado a un trabajador discapacitado, ya que lo golpeó como castigo por no haber trabajado “lo suficientemente duro” (Noticias en tiempo real, 2014). En otro caso, donde los derechos humanos se incumplen y afectan a los grupos más vulnerables de la sociedad, Andrés Oppenheimer menciona:
… el trabajo infantil es tan común que no llama la atención, el horario de trabajo es rara vez de menos de 12 horas diarias, millones de trabajadores viven hacinados en dormitorios comunes, turnándose para dormir en las mismas camas que dejan libres sus compañeros y no hay tal cosa como el derecho de asamblea –o mucho menos– de huelga. …Hasta la salud y la educación superior, que uno cree que deberían ser gratuitas en un sistema comunista, han sido aranceladas… Un 45% de la población urbana del país y 80 por ciento de la población rural no tienen ningún tipo de seguro médico (Oppenheimer Andres, 2005: 60-61).
La búsqueda de mejores condiciones de vida lleva a que la población, generalmente campesina, emigre hacia las grandes ciudades. Es un fenómeno que crece al mismo ritmo que lo hace la economía, a pesar de los intentos del gobierno por someterla, si bien han funcionado, no dan cobertura al total de la población. No obstante, la intención de mejorar la calidad de vida muchas veces se queda en eso. Generalmente las condiciones para los trabajadores migrantes son precarias. La política migratoria en China funciona a través de permisos de residencia, otorgados por el gobierno. Son los que permiten que los trabajadores tengan derechos, de lo contrario el trabajador vivirá desprotegido, sin poder tomar vacaciones o faltar al trabajo por enfermedad. Ello conlleva que los hijos de emigrantes crezcan sin sus padres, encargados a los abuelos o a algún otro familiar cercano. Los hijos de emigrantes tienen tan pocas alternativas en la ciudad, que sus padres se ven obligados a dejarlos en el pueblo. Sin el permiso de residencia no tienen derecho a estudiar. Solo podrían llevarlos a escuelas para hijos de migrantes, que a menudo son clandestinas, con instalaciones paupérrimas y con una enseñanza deficiente. O bien, pagar por una enseñanza mucho mejor, si es que tienen la capacidad económica para hacerlo. Quienes permanecen con sus padres también padecen. En China no es raro ver a algún niño encadenado o amarrado. Las madres trabajadoras, al no tener dónde dejar a sus hijos, los llevan a su lugar de empleo. En el mejor de los casos, lo amarra o encadena en el mismo espacio donde ella labora, o si no, simplemente en la calle afuera del lugar de trabajo.
China dio prioridad al desarrollo económico y le prestó poca atención a la distribución equitativa del ingreso. El resultado de esta espiral de crecimiento fue una reducción del número de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza y la progresiva aparición de una clase media. Sin embargo, la principal contradicción se da en la gran disparidad entre la clase alta y la baja. El alto y acelerado crecimiento tiene un precio, de la mano de la prosperidad económica viene la creciente desigualdad social: “el 10% más rico de China gana 65 veces más que el 10% más pobre” (Huang Yangzhong, 2013). La mayor parte de la población sigue viviendo en la pobreza y pobreza extrema. La desigualdad social, la brecha entre ricos y pobres es cada vez mayor. Un sector reducido vive en el lujo mientras la inmensa mayoría sobrevive en la pobreza, una parte de los cuales muere de hambre. Incluso quienes ya se han beneficiado opinan que el sistema ya dio lo que tuvo que dar, pues el costo social se vuelve cada vez más insoportable. Los nuevos ricos ya piensan en emigrar a un mejor destino (Huang Yangzhong, 2013). Al resto de la población no tiene otra opción que aguantar.
De acuerdo con María Cristina Rosas, la euforia es contrastante:
Las disparidades sociales son considerables en China; si bien el nivel de vida ha aumentado, la distribución de la riqueza aún no es suficientemente equitativa como para posibilitar las condiciones homogéneas en beneficio de mayores sectores de la población. …China se perfila como la primera gran potencia en la historia que es un país pobre (Rosas Maria, 2008:210).
La desigualdad en el ingreso también se manifiesta en la disparidad del desarrollo entre las regiones chinas. El gasto público es insuficiente para atender las necesidades sociales más apremiantes. Su principal atractivo a la inversión, la mano de obra barata, es a la vez la principal causa de descontento de las clases más afectadas y, por tanto, más vulnerables. Los trabajadores no poseen las mejores condiciones de trabajo: no tienen derecho a sindicalizarse libremente; carecen de las prestaciones sociales básicas de las naciones occidentales; indiferencia o poca protección ante la seguridad e higiene laboral, tanto en la fábrica como en el lugar asignado para vivir. Con las reformas económicas las cargas del Estado se redujeron. La educación y la salud se fueron mercantilizando. La privatización de las empresas estatales dejó a la deriva a miles de burócratas sin contar ya con un programa de seguridad social. El Estado simplemente volteó la cara a otro lado sin preocuparse por ellos.
Tal parece que el desarrollo se circunscribe a áreas geográficas específicas, aquellas que se han abierto a la globalización, mientras el resto, la mayor parte del territorio, no ha podido gozar de este beneficio. De acuerdo con el reporte de la CIA, sobre la población viviendo por debajo de la línea de pobreza, se estima que para el 2011 ésta afectaba al 13.4% de la población, un total de 128 millones (CIA WorldFact Book, 2014). Fu Ming se pregunta: ¿Por qué hay tanta pobreza en China a pesar de su PIB? (Ming Fu, 2009). Cuestiona por qué se perpetúa la pobreza en China, donde subsisten 800 millones al interior del país, si tiene tan buenos resultados en la economía. Así como los intentos del gobierno que no han tenido resultados tangibles aún.
Según Fu Ming, al Partido Comunista Chino no le conviene cambiar la situación de los campesinos, los obreros de las fábricas y los trabajadores del sector servicio. La política económica mantiene en la pobreza extrema a los agricultores en áreas rurales, y en pobreza o por debajo de la media a los trabajadores promedio en las ciudades. Solamente son una minoría los que han logrado enriquecerse. De acuerdo con el autor, un informe publicado por el Buró Nacional de Estadísticas de China, los ingresos del país han aumentado 985 veces desde que el partido tomó el poder. Él nos da la siguiente explicación: la pobreza al interior dota de mano de obra barata, además asegura el control psicológico de los campesinos al mantener lazos de dependencia económica hacia el gobierno. La tradición histórica muestra que aquellas clases sociales más desprotegidas son las que se rebelan y derrocan a las clases dirigentes corruptas. Por ello se les mantiene en la escala social más baja, para garantizar que no tengan ni fuerza ni valor para rebelarse.
Tal y como lo señala Weber, en esencia la democracia es asunto de pocos. Existen formas institucionales que garanticen una mayor representación del pueblo y para el pueblo, sin que las bases de la clase dominante se vean afectadas. Weber descarta el destino socialista para la democracia burguesa cuando declara la imposibilidad de la democracia social, no porque tal formula tenga un vigencia sólo en pequeñas comunidades (como la democracia directa) sino porque para él en todo tiempo, la igualdad, base de la democracia social, es irrealizable. Descarta también el destino socialista cuando subraya que en virtud de la necesidades de producción y de eficacia, una dictadura burocrática se erigirá en las sociedades socialistas y no en un mundo en que desaparezca el dominio. Para Weber la utopía socialista descansa más bien en una cuestión de fe y no es una predicción científica (Lerner Bertha, 1993).
La democracia China, por tanto, la declaramos inexistente debido a que el sistema socialista de mercado al estilo chino no garantiza una representatividad ni mejora en la calidad de vida para el total de sus habitantes. El sistema político simula ser una democracia multipartidista, representativa y procedimental, abierta a escuchar las necesidades de sus ciudadanos. En el fondo es un régimen unipartidista totalitario, con ramificaciones que simulan la representación social. En definitiva, China no cuenta con un sistema democrático porque no garantiza el Estado de Derecho, ni siquiera el goce de las libertades ni la mejora de la calidad de vida de manera justa y equitativa para el total de su población. No obstante, hay un incipiente grado de participación, acompañada con las mejoras económicas experimentadas por la sociedad, unos pocos, que ejercen presiones democratizadoras. Ante la eventual pérdida de legitimidad del gobierno y, sobre todo por la corrupción, el partido se verá obligado a canalizar el descontento social y, en un futuro, gradualmente tendrá una mayor apertura a las libertades y derechos que se traduzcan en una mejora en la calidad de vida. De lo contrario, el sistema está en riesgo, incluido el éxito económico experimentado hasta ahora.
BIBLIOGRAFIA
Otras fuentes