Yanelis Cordero Cabrera*
Universidad de La Habana, Cuba
yaneliscorca@gmail.com
RESUMEN
El trabajo presenta un estudio sobre los patrones de asentamiento regional en la región que corresponde a las provincias Ciego de Ávila y Camagüey, en Cuba. Se constatan algunas regularidades en función de la organización, dinamismo y adaptabilidad de las comunidades aborígenes que poblaron el territorio teniendo en cuenta: las categorías de los sitios arqueológicos recogidos en el Censo Arqueológico Aborigen de Cuba (2013), su relación con las unidades de paisaje, los estudios de la actividad económica subsistencial en los residuarios, las prácticas superestructurales, entre otros elementos. Acompañan al artículo representaciones cartográficas que caracterizan de manera integrada los análisis de los patrones de asentamiento aborigen en la región.
Palabras Claves: Cuba, Ocupación aborigen, Patrón de asentamiento regional, representación cartográfica, comunidades aborígenes
ABSTRACT
The work presents a study on the regional settlement pattern in the region that corresponds to the provinces of Ciego de Ávila and Camagüey, in Cuba. Some regularities are verified in function of the organization, dynamism and adaptability of the aboriginal communities that populated the territory taking into account: the categories of the archaeological sites collected in the Aboriginal Archaeological Census of Cuba (2013), its relation with the landscape units, the studies of the subsistence economic activity in the residuaries, supersctructural practices, among other elements. The text is accompanied by cartographic representations that characterize in an integrated manner the analyzes of aboriginal settlement patterns in the region.
Key Words: Cuba, Aboriginal occupation, Pattern of regional settlement, cartographic representation, aboriginal communities
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Yanelis Cordero Cabrera (2019): “Los patrones de asentamiento aborigen regional en Cuba y su representación cartográfica en las provincias Ciego de Ávila y Camagüey”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (febrero 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2019/02/asentamiento-aborigen-cuba.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1902asentamiento-aborigen-cuba
Introducción
La región arqueológica que comprende las provincias Ciego de Ávila y Camagüey, situadas en el archipiélago cubano, incluyen variadas regiones físico geográficas. Destacan entre ellas la llanura del Centro - Norte de Camagüey y Maniabón, las Alturas de la Sierra de Cubitas, la Llanura del Centro - Sur de Camagüey, la Llanura sumergida e islas del archipiélago de Camagüey, la Llanura de Corralillo - Yaguajay, las Alturas de la Cordillera septentrional, la Llanura de Santa Clara - Sancti Spíritus y la Llanura de Júcaro-Morón.
El área presenta un total de 91 sitios arqueológicos aborígenes de los cuales 39 corresponden a la provincia Ciego de Ávila y 52 a la provincia de Camagüey1 . De ellos 56 son agroalfareros (32 situados en Ciego de Ávila y 24 en Camagüey) y 35 preagroalfareros (7 ubicados en Ciego de Ávila y 28 en Camagüey). Estos se localizan de manera diferenciada en las zonas del norte, centro y sur de la región: los de economía de producción al noroeste y los de economía apropiadora al sur. Es interesante destacar la ubicación de 8 residuarios preagroalfareros hacia el centro norte del territorio, el que se encuentra mayoritariamente poblado por comunidades agricultoras. Los sitios son: Camejo, El Laurel, Río Palma 02, Cueva de Los Rubíes, Cuatro Caminos, Cueva Ángel Valdés, Laguna de Guano (Ciego de Ávila) y Mameyal (Camagüey). Es notable el poblamiento del territorio por estas comunidades aborígenes de acuerdo a su filiación cultural, manifestándose áreas de concentración muy bien definidas.
El fechado más temprano del poblamiento aborigen en el área abarca desde 661 AP a 2338 AP en el sitio peragroalfarero Victoria I, situado en el sur del territorio. Destaca el sitio agroalfarero Los Buchillones ubicado en la región costera septentrional, cuyos fechados abarcan un período más tardío desde 230 AP hasta 1404 AP 2.
Investigaciones realizadas por Calvera y García3 (1990: 2, 3) refieren y fundamentan la presencia de tres patrones de habitación: el primero de ellos caracterizado por sitios de habitación aislados como es el caso de Los Buchillones; un segundo patrón habitacional de sitios agroalfareros situados en la cúspide de cerros de no mucha altura y con una aguada abundante, a poca distancia, constituido por los sitios Santa Clarita 01-05; El Güiro y los residuarios ubicados en las márgenes del río Palma; y un tercer patrón de asentamiento para los sitios que se localizan en un área lacuno palustre próxima a la Loma de Cunagua o Sierra de San Judas de La Cunagua. Todos los sitios que aparecen en esta área, a excepción de La Pelona, La Victoria, La Garita y Puente Largo 01 poseen un gran montículo y siete de estos se ubican en las márgenes de una zona cenagosa circular, por lo que los autores plantean que estas comunidades supieron aprovechar las tierras relativamente elevadas para realizar prácticas agrícolas, y utilizaron más de una veintena de lagunas y pantanos, además del mar, para completar su dieta (Calvera y García, 1990: 5).
El estudio de las agrupaciones resultantes de la ubicación de los 91 residuarios arqueológicos de la región, dio como resultado la delimitación de 14 áreas de ocupación aborigen, las que también se distinguen por su filiación cultural y ubicación espacial (Figura 2). Se destacan dos de ellas en la cayería norte (agrupaciones 1 y 10), cuatro se ubican en la costa norte o cercana a ella (agrupaciones 2, 5, 7 y 9) y una en una elevación (agrupación 8).
En la zona central del territorio se distinguen las agrupaciones 4 y 6, y la 3 y 11 presentan algunos sitios vinculados a elevaciones. Al sur de la provincia, en el litoral costero, se identificaron las agrupaciones 12, 13 y 14, caracterizadas solamente por sitios preagroalfareros.
Al observar las categorías de los sitios en las agrupaciones resultantes destaca que los sitios de habitación de primera magnitud representan el 38.5% del total de sitios y se localizan en 9 de las agrupaciones (II, III, IV, V, VI, VII, IX, X y XIV). Estas concentraciones de sitios se localizan mayoritariamente hacia el centro y el noroeste del territorio, a excepción de una de ellas (XIV), que se encuentra en el litoral sur. Dos de ellos: La Laguna y Los Buchillones, se localizan a la entrada de la extensa cayería que conforma el archipiélago Sabana – Camagüey, el cual abarca toda la zona norte de la región; y uno (Pueblo Viejo, El Chorrito o Punta de Guincho), se encuentra justamente en la zona más interior de la misma. Por su parte, los sitios de segunda magnitud constituyen el 2,2% del total; así como los de tercera magnitud para un 4,4%, con 2 y 4 sitios respectivamente ubicados en la quinta agrupación. Es notable la escasa presencia de residuarios de habitación con estas categorías (segunda y tercera magnitud), aunque hay una gran concentración de importantes sitios habitacionales, los que se localizan, fundamentalmente, en la actual provincia Ciego de Ávila.
Destacan 2 paraderos que representan el 2.2% (agrupaciones I y VII), y se encuentran situados en áreas costeras del norte del territorio: Cayo Guillermo en la cayería norte y Punta Guaney en un área intermedia de toda la porción septentrional. Como se puede observar el poblamiento aborigen de esta región posibilita y favorece un eficaz control de los recursos naturales que ofrece el área comprendida por los cayos, particularmente favorables para el desarrollo económico de las comunidades aborígenes, por sus características naturales y geográficas.
Las agrupaciones III, V, IX y XIV, muestran la mayor concentración de residuarios con 14, 17, 13 y 22 sitios respectivamente. Estas se caracterizan por estar situadas en zonas favorables para un mayor número de asentamientos aborígenes, ya sea por tratarse de un área lacuno - palustre, con acceso a suaves elevaciones; o de llanuras con suelos fértiles para el desarrollo de la agricultura, así como de regiones favorecidas por el curso de numerosos ríos o pequeñas lagunas donde se desarrollan ecosistemas propicios para la práctica de actividades subsistenciales relacionadas con la recolección marina, la pesca, la actividad fluvial, la actividad lacustre y la caza.
Las actividades de la superestructura, entre ellas, las prácticas ceremoniales, también tuvieron una particular representación en la región, destacando la presencia de estaciones rupestres en 4 de las 14 agrupaciones (V, VIII, IX y XI): con 1, 2, 6 y 3 cuevas con pictografías respectivamente para un total de 12, que representan el 13,2% de todos los residuarios.
Resulta interesante la región conformada por la línea costera del norte y la Sierra de Cubitas, en donde se observa uno de los más integrales conjuntos arqueológicos aborígenes de todo el territorio. Destaca la presencia de 4 sitios de habitación de primera magnitud, muy cercanos unos de otros (sitio arqueológico Imías 02, Saimí 01, Saimí 02 y Saimí 03), ubicados en la zona central de la llanura costera septentrional de Cubitas, junto a algunas lagunas ocasionales que debieron ser permanentes en la etapa del poblamiento aborigen, según el criterio de algunos investigadores4 . Esta zona, representada en la agrupación IX, se encuentra próxima al mar y presenta fuentes de agua cercana, así como suelos fértiles de tipo ferralítico con un poderoso manto freático subterráneo, aptos para el desarrollo de la agricultura: elementos que pudieron favorecer la permanencia y el desarrollo del poblamiento. Hacia el este, se localizan 3 sitios funerarios (Cueva Esqueletos 01, Cueva Esqueletos 02 y Cueva Sola 06) y en las elevaciones que se desarrollan como una cordillera, al sur de la llanura costera descrita anteriormente, destacan 6 cuevas ceremoniales (Cueva Matías, Cueva Las Mercedes, Cueva María Teresa, Cueva Pichardo, Cueva Sola 08 y Cueva de Los Generales o Muñoz).5
Destaca que solo 3 agrupaciones presentan sitios con evidencias de prácticas funerarias (agrupaciones III, IX y XIV) representados en un 7,7% del total. Es notable la agrupación III, con 13 sitios de habitación de primera magnitud y una sola cueva con presencia de restos humanos: Cueva de Los Rubíes. Esto evidencia que en el área existieron condiciones favorables para el desarrollo de actividades socio económicas, sin embargo, resulta escaso el número de sitios dedicados a las actividades de la superestructura, en este caso específico, a las prácticas mortuorias. Por su parte, el área donde se localiza la agrupación IX, que presenta 6 sitios ceremoniales y 3 cuevas funerarias, fue un espacio que adquirió connotación, no solo para el desarrollo de actividades económicas, sino también para las prácticas asociadas a los elementos de la superestructura.
Los restantes sitios arqueológicos de la región se localizan en la porción sur del territorio, destacándose la agrupación XIV, donde se observan 3 sitios funerarios (Caney del Way, Caney del Castillo y Santánica), un sitio de primera magnitud (Victoria 01), un conchal (Conchal de Sagua) y diversos sitios de habitación. En esta región se han reportado numerosos montículos funerarios correspondientes a las comunidades preagroalfareras, los que se localizan junto a esteros, en zonas bajas y cenagosas, como es el caso de Caney del Gato, Caney El Pesquero, Caney Chico de La Barrigona, entre muchos otros6 . Es interesante destacar algunos reportes excepcionales de fragmentos de cerámica oridntada, una espátula vómica elaborada en hueso y fragmentos de hacha petaloide pulimentada, en un caney junto al estero de Sabanalamar; así como diversas esferas líticas y gladiolitos en algunos residuarios con restos humanos7 .
Al analizar los sitios de habitación de primera magnitud (Figura 3), se observa que estos abarcan en su mayoría toda la región septentrional del territorio, con algunos sitios que se localizan tierra adentro hacia el noroeste, describiendo una orientación lineal este - oeste paralela al área de costa; lo que evidencia la no intención de poblar con sitios de habitación de esta magnitud la zona central y meridional del territorio. Esto puede responder a la necesidad de estas comunidades aborígenes de complementar su economía agrícola con otras actividades subsistenciales, entre ellas, las que se desarrollan en los ecosistemas marinos y de manglar.
Para los estudios de la relación de sitios con evidencias de actividad subsistencial y las unidades de paisaje en que se ubican, se analizó una muestra de 26 residuarios: 19 de ellos agroalfareros y 7 preagroalfareros. Del total 22 son de habitación de primera magnitud, 2 de habitación de tercera magnitud, un sitio de habitación en área despejada y un conchal 8.
Como resultado del análisis realizado se pudo determinar que solo en 4 sitios agroalfareros de primera magnitud (15.4%) están presentes todas las actividades (las marinas, terrestres, fluviales o lacustres, la recolección, la captura, la pesca y la caza); y en 7 residuarios agroalfareros (26,9%) están presentes todas las descritas exceptuando la actividad fluvial o lacustre. Es interesante destacar que el sitio agroalfarero Imías 02 y el sitio preagroalfarero Cueva Ángel Valdés, ambos de primera magnitud no presentan la caza ni la actividad fluvial o lacustre. En 4 sitios agroalfareros 15,4% y en 3 preagroalfareros (11,5%) solo se identificaron evidencias de la actividad marina y la recolección, lo que puede significar la tendencia a algún tipo de especialización en estas actividades.
Entre los residuarios agroalfarereros existen 3 con particularidades en sus evidencias subsistenciales: Saimí 02 (de primera magnitud) con presencia de actividad marina, recolección, captura, pesca y caza: exceptuando la actividad terrestre y la fluvial o lacustre; el sitio Cayo Largo 01 (de primera magnitud) que presenta las actividades anteriores con ausencia de la actividad terrestre, la fluvial o lacustre, la captura y la caza; y Santa Clarita 01, donde no se determinaron las actividades fluviales o lacustres, la captura y la caza.
Al realizar un análisis a sitios agricultores que acceden a similares unidades de paisaje con presencia de distintas actividades subsistenciales, se observó que los residuarios de tercera magnitud Cayo Largo 02 y Calán 03, solo tienen reportadas evidencias de las actividades marinas y de recolección, a diferencia de los sitios de habitación de primera magnitud Las Playuelas, Puente Largo 01 y La Garita, en los que están presentes no solo esas actividades, sino también la fluvial o lacustre, la recolección, la captura, la pesca y la caza. Lo anterior pudiera estar relacionado a una especialización, en las mencionadas actividades económicas, de las comunidades que habitaron los sitios de tercera magnitud.
El sitio costero de habitación de primera magnitud Los Buchillones (Figura 4, Cuadro 7), se caracteriza por las evidencias subsistenciales de la actividad marina, terrestre, la recolección, la pesca y la caza, sin embargo, no se observan evidencias de la actividad fluvial o lacustre. Lo anterior puede estar relacionado a que el residuario dista 12 km aproximadamente del río Jatibonico del Norte, de gran caudal, por lo que en su entorno más inmediato no presenta ríos ni lagos. Al norte del emplazamiento el área es propicia para actividades del entorno marino por las condiciones favorables que ofrece la llanura sumergida de la plataforma insular de tipo abrasivo acumulativa con cobertura vegetal de Thalassia sp. sobre depósitos de arena y fango. El sitio se sitúa en una llanura aluvio marina con pasto y bosque semideciduo mesófilo, formada por depósitos arcillo limoso, propicios para la colecta de materias primas que intervienen en la elaboración de artefactos cerámicos. Cercano a él se encuentran alturas cupulares de roca sedimentaria carbonatada, con suelos ferralíticos rojo y pardo carbonatados, con pastos y vegetación de mogote, útiles para la agricultura. Al norte se localizan los cayos con herbazal de ciénaga, manglares y plantaciones forestales favorables para la actividad de recolección marina; y aproximadamente 500 m al oeste de Los Buchillones se localiza el sitio de primera magnitud La Laguna, con presencia de todas las actividades subsistenciales incluyendo la actividad fluvial o lacustre, que accede a iguales unidades de paisaje descritas para el anterior residuario (Figura 4, Cuadro 7).
Exploraciones realizadas en 17 cayos ubicados en un sector de la cayería norte, próxima al sitio Los Buchillones, denotan las posibilidades de vínculos entre el sitio de habitación costero y su espacio inmediato. En el área explorada se ubicó un campamento aborigen y en uno de los cayos, se localizó una estación donde se procesaban productos alimenticios, mientras que en algunos sectores se obtuvieron evidencias que demuestran que fueron visitados y quizás usados como estaciones muy breves para los trabajos de obtención de alimentos y durante las travesías por la zona. El probable vínculo de Los Buchillones con la cayería próxima y con las áreas arqueológicas cercanas, ubicadas más hacia el este, prueba el potencial de la sociedad asentada en la costa y sus capacidades para moverse en este amplio espacio y aprovechar sus recursos y los de áreas cercanas (Cooper et. al. 2006)9 .
Es importante señalar la presencia de diapiros salinos y de sal gema en la zona donde se sitúan los sitios La Laguna y Los Buchillones, lo que denota un posible control del recurso salino en esta área reducida, el cual no es común en la región de estudio.
Es destacable también en la Figura 4, Cuadro 2, que los sitios de habitación de primera magnitud: Mabuya, Río Palma 02, Camejo y Romanillo 01, solo presentan actividad marina y de recolección. Los tres primeros acceden a la costa a través del río Jatibonico del Norte, lo que pudo facilitar la realización de estas actividades. Para el caso de Romanillo 01 pudo haberse utilizado el río contiguo a él, acceder a la Laguna de La Leche y de ahí a la costa. Es interesante destacar que los sitios Camejo y Río Palma 02 tienen filiación preagroalfarera.
Ubicados al sur de la región de estudio, se localizan 3 sitios preagroalfareros con evidencias de actividades subsistenciales. Dos de ellos: Victoria 01, de primera magnitud y el Conchal de Sagua, con reportes de actividades de recolección, pesca y caza; y un residuario con restos humanos: Caney del Way, solo con evidencias de la caza.
Existen pocos estudios de actividades subsistenciales para el caso de los grupos preagroalfareros que poblaron el extremo meridional del territorio que ocupa la provincia Camagüey. Esta porción, abundante en montículos o caneyes entre los esteros de Santa Clara y Vertientes, está conformada por una extensa ciénaga, totalmente inundada casi todo el año, debido a la deficiencia del drenaje de la región, de una superficie casi plana con ligero declive hacia el mar. En el área se encuentran numerosos y muy ramificados esteros, los que penetran varios kilómetros hacia el interior; y frente a los mismos se localizan diversos cayos (Pichardo, 1944).
En general las actividades subsistenciales desarrolladas en la región de estudio, constituyeron un todo económico que permitió una eficaz explotación del entorno mediante el uso de la rotación cíclica de los territorios enmarcados en su área de influencia económica10 .
El desplazamiento gradual de los grupos de economía productora procedentes de la región más oriental de Cuba, hacia los territorios que hoy ocupan las provincias de Camagüey y Ciego de Ávila, pudo estar condicionado por las causas que E. Tabío (1989) 11 señala para el movimiento de estos de oriente a occidente (la presión demográfica, la búsqueda de nuevas tierras de cultivo y los conflictos intertribales derivados de los dos primeros factores).
La búsqueda de nuevas tierras, implicó - al no poder contar en todo el territorio de las citadas provincias con áreas aptas para la agricultura de la yuca amarga, dada la presencia de zonas montañosas, terrenos bajos y anegadizos y microclimas adversos - que se seleccionaran los lugares teniendo en cuenta, entre muchos factores, el climático. Esto último puede observarse por la presencia de agrupaciones de sitios de primera magnitud en localidades propicias para este cultivo, lo que está en correspondencia con zonas que tienen reportes de temperaturas mayores a 8 grados. De igual forma, se manifiesta la ausencia de estos sitios en áreas con temperaturas de 8 grados o menores, según las observaciones climáticas con que contó Tabío para sus análisis12 cuando solo se conocían 7 reportes de filiación agroalfarera en la región que nos ocupa.
Es interesante destacar la poca dispersión de sitios agricultores en la región, lo que es característico de la presencia de sitios de esta cultura hacia occidente. Para los tres casos en que se observan emplazamientos costeros, es posible que su ubicación también responda al control de la entrada, la zona central y el límite este, del área de influencia económica que significó la franja de la llanura sumergida de la plataforma insular de tipo abrasivo acumulativa con cobertura vegetal de Thalassia sp. sobre depósitos de arena y fango, entre la línea costera y la zona sur del archipiélago Sabana – Camagüey: importante zona de manglar de bajos fondos muy propicia para la realización de las actividades extractivas del medio por estas comunidades.
Está presente la tradición de piedras talladas en lascas, con formas poco diversificadas y tallas de pequeño tamaño y se observa una desespecialización macrolítica, siendo escasos los artefactos sobre preformas, entre ellos: destacan los denticulados, los instrumentos de retoque ventral, las raederas y los “peeble tools” (Febles, J.; Baena, G.; Calvera, J., Brito, O., 1994). Hay un marcado índice de artefactos de esta industria que fueron dedicados a la elaboración de materias primas, lo que también sucede con el resto de las industrias desarrolladas, en especial para la preparación de alimentos (Figura 6).
En la mayoría de los sitios de la región se han hallado artefactos líticos. Los medios de trabajo estuvieron elaborados en piedras en volúmenes, empleando tanto guijarros naturales como instrumentos o artefactos que fueron tallados intencionalmente. Entre los primeros destacan percutores, trituradores y morteros; entre los segundos se encuentran anillos, morterillos y discos de piedra, los que fueron utilizados con objetivos económicos o superestructurales.
La tradición de la industria de concha en la región está bien representada en toda la tipología de los artefactos. En general, sitios de ambas filiaciones, son aportadores de géneros artefactuales e instrumentos (Izquierdo, G.; Calvera, J. y J. Febles, 1994).
Es interesante destacar que los sitios de filiación preagroalfarera se concentran en áreas costeras del sur de la provincia de Camagüey, que son propicias para acceder a la materia prima. Entre los ajuares de concha presentes en los residuarios se observan gubias, puntas, martillos, cuchillos, picos de mano, vasijas, platos, anzuelos, botutos, raspadores, colgantes, cuentas y microcuentas, reiterándose la presencia de puntas, picos de mano, gubias, cuchillos y martillos.
Las comunidades agroalfareras presentan dos áreas definidas de esta industria: en el noroeste y en el centro norte del territorio. Sin embargo, los sitios con presencia de conchas marinas se encuentran dispersos. En general, son asentamientos mayoritariamente o mediaidnte costeros y están presentes los géneros de gubias, perforadores, martillos, picos de mano, raspadores y caratonas, destacándose de manera reiterada los picos de mano, las gubias, los martillos y los raspadores13 .
Con respecto a los artefactos dedicados a las actividades de la superestructura, destacan las caratonas, las dentaduras, los ojos, las cuentas y microcuentas, y los adornos anulares. Es interesante señalar que algunos sitios dispersos hacia el interior de la región y situados en el norte del territorio también aportan artefactos de concha como gubias, puntas, perforadores, martillos, cuchillos, vasijas, raspadores y microcuentas, entre otros, lo que es un indicador de la estrecha relación de estos con la economía costera o con sitios que acceden a la misma, donde se obtiene esta materia prima, y del contacto con áreas del litoral.
La mayoría de los sitios portadores de géneros artefactuales, ya sean de filiación pregaroalfarera o agroalfarera, se sitúan tierra adentro, con excepción de 4 residuarios que se localizan en el área costera14 .
La talla de la madera debió ser un elemento de gran importancia para estas comunidades, pues, a pesar de ser un material perecedero en el contexto antillano, se han hallado numerosas evidencias arqueológicas confeccionadas en madera y en perfecto estado de conservación en las proximidades del sitio Los Buchillones y La Laguna, entre las que se hallan objetos ceremoniales, herramientas y objetos de uso cotidiano. También se infiere el uso de este material en otros residuarios por la presencia de algunos artefactos de piedra tallada en lascas.
A partir de la década de 1990 se inició un estudio integral de esta región arqueológica que comprende al análisis de las evidencias de madera encontradas en la región 15. Estas se localizaron bajo el agua, cubiertas por una capa de lodo de más de 25 cm de espesor, en una zona pantanosa que servía de canal de entrada y salida de las aguas de una laguna en la que se ubicaba una antigua salina. El total de piezas triplica el número de las detectadas en el país y superan las reportadas en todas las Antillas Mayores. Hasta el momento, en el área arqueológica Los Buchillones, han sido ubicados restos de no menos de seis estructuras constructivas que pudieron haber funcionado como viviendas, según sus dimensiones y la confrontación de los datos arqueológicos con la información histórica y etnográfica, lo que puede estar asociado a una población amplia y al uso del lugar durante largo tiempo. Los elementos aislados ascienden a más de mil piezas y se trata de las estructuras constructivas aborígenes más completas y mejor conservadas del Caribe (Calvera et.al, 2003).
También se han realizado diversos fechados radiocarbónicos a partir de estos objetos de madera, los que ubican los artefactos en un período de tiempo entre los siglos XIII y siglo XVII, por lo que la ocupación habitacional del lugar estuvo vigente más de 400 años, desde el 1220 d.n.e hasta 1690 d.n.e, aunque algunos autores manifiestan que aún es difícil precisar su continuidad.16
También destaca una preciosa hacha petaloide confeccionada en madera, lo cual evidencia el uso de este material también en las prácticas ceremoniales.
En general la mayor cantidad de los elementos de esta industria se localizan en la región poblada por las comunidades agroalfareras, aunque han aparecido fragmentos en montículos ubicados hacia la porción sur del territorio. A lo largo de la margen oriental del río Caonao, desde las proximidades del poblado de Tabor hasta su desembocadura al mar (que comprende el actual territorio del municipio Esmeralda) se localizan algunos montículos habitacionales donde también se han reportado cantidades considerables de fragmentos de cerámica aborigen.
Estudios realizados en burenes colectados en los sitios La Rosa, La Leonor, Cayo Guillermo, Santa Teresita y La Victoria presentan, entre los componentes de su desgrasante, la plagioclasa y el cuarzo. Los sitios La Leonor, Santa Teresita y La Victoria también presentan roca triturada y solo en el caso del residuario La Victoria se observaron anfíboles (Jouravlieva, I.; La Rosa, G, 2003). En el sitio arqueológico Cayo Guillermo, algunos investigadores señalaron la alta presencia de plagioclasa en la composición de los burenes (Calvera, J.; La Rosa, G. e I. Jouravlieva, 1994).
Resulta interesante destacar que los minerales mencionados no se observan en las áreas cercanas a las concentraciones de residuarios y en cuatro áreas existe presencia de depósitos de arcilla, los que pudieron ser utilizados por los grupos agricultores que poblaron esta región.
La región que comprende las provincias de Ciego de Ávila y Camagüey presenta particularidades muy interesantes en relación a las prácticas funerarias, así como gran diversidad en sus manifestaciones ya sea en cuevas o en áreas despejadas del territorio. En este sentido es importante destacar la presencia de cementerios, sitios de habitación con entierros, entierros con ofrendas y montículos funerarios.
En el sur de Camagüey se localizan no menos de un centenar de montículos funerarios17 de comunidades aborígenes preagroalfareras, los que se han denominado “caneyes de muertos”. Estos son más abundantes entre los esteros de Santa Clara y Vertientes y presentan regularidades en su composición y filiación cultural, aunque manifiestan variaciones en su forma (circular u oval), extensión y altura. Por solo citar algunos sitios mencionaremos el Caney del Estero de Remate o Caney de los Muertos (Rodríguez Ferrer, 1847); el Caney de Santánica, Caney de la Finca El Caney (Pichardo y Martínez, 1932); Caney El Pesquero (Navarrette, 1835); Caney del Gato (Pichardo, Martínez y Selva, 1942; Martínez, 1943); Caney del Estero de Boca Chica (Ramírez Calas, 1934); Caney Chico de La Barrigona (Pichardo y Martínez, 1934; Martínez, 1943), un caney en la finca La Maboa y en la finca La Gloria (Pichardo, Martínez y Selva León, 1942 y 1943), el Caney del Way (Payarés, 1962) y el Caney del Castillo (Guarch y Payarés, 1957).
En la mayoría de los casos las excavaciones no se pudieron realizar adecuadamente ya sea por falta de tiempo, recursos necesarios o del personal especializado para ello (Pichardo Moya, 1944: 7). En todos los casos la sección excavada no representa un área significativa dentro del montículo, incluyendo el Caney del Gato, sitio donde se pudo realizar una mayor excavación por calas y trincheras (Expediente de sitio arqueológico No. 626. Fondos documentales del Dpto. de Arqueología, Instituto Cubano de Antropología, La Habana). Destacan las referencias a la composición de los montículos por conglomerados de caracoles (neritinas en su mayoría), tierra y ceniza así como la presencia de restos humanos en los caneyes sin poderse asegurar categóricamente la ausencia de restos humanos en algunos de ellos como el del Estero de la Barrigona pues se realizaban excavaciones sólo en algunos sectores de los montículos.
En tres montículos que se pudieron excavar hasta el fondo, se refiere una estratificación de capas alternas de caracoles y tierra, caracoles sueltos y caracoles y ceniza. Algunos autores apuntan hacia un previo acomodo intencional de estas estructuras con fines funerarios (Pichardo Moya: 1942, 1944; Martínez: 1942, 1943; Ortiz, 1935; Conde, 1962; Tabío, 1966; Guarch y Payarés, 1964). Debe valorarse que los entierros se hayan realizado en los propios residuarios o sitios de habitación a la luz de investigaciones actuales sobre las comunidades aborígenes que se encuentran en este estadio de desarrollo. Por otra parte, en el caso del Caney del Castillo las posiciones de los individuos, flexadas en ocasiones, simulando la posición fetal; la presencia de colgantes o pendientes de piedra situados en el centro de la parte superior de la cavidad torácica, vértebras de pescado en forma de collar y conchas de molusco fluvial sobre el entierro (Guarch y Payarés, 1964) así como la presencia de gladiolitos y esferolitias muy bien elaborados que se describen en la mayoría de estos montículos funerarios evidencian prácticas funerarias colaterales asociadas a la práctica de depositar ofrendas funerarias en esta región del territorio.
También se observan cuevas dedicadas exclusivamente a los enterramientos como: Cueva de Los Rubíes (municipio Florencia, Ciego de Ávila), Cueva Esqueletos 02 (municipio Minas, Camagüey), Cueva Sola 06 (Sierra de Cubitas, Camagüey), Cueva Esqueletos 01 (Sierra de Cubitas, Camagüey). En la costa norte de la provincia Ciego de Ávila solo se han reportado 3 residuarios arqueológicos con restos humanos: La Laguna y Los Buchillones (municipio Chambas). Es interesante destacar que estos tienen la particularidad de ser también sitios de habitación de primera magnitud.
La región que abarca parte de la provincia de Camagüey presenta una de las áreas más importantes del archipiélago cubano con manifestaciones de arte rupestre. Algunos investigadores manifiestan que en la región de Cubitas, que comprende a la cordillera que le da nombre y a la llanura costera ubicada al norte de la misma, se manifiesta el más completo de estos conjuntos con evidencias agroalfareras, pudiéndose localizar sitios aborígenes de habitación, estaciones rupestres y pequeñas cuevas funerarias.
En la década de 1970 y 1980 se han desarrollado importantes investigaciones que relacionan la cerámica con las pictografías de los sitios arqueológicos en un intento por establecer la filiación de las comunidades aborígenes que realizaron dichas manifestaciones de arte rupestre. En esta dirección destacan los estudios arqueológicos realizados en la región por el Dr. Jorge Calvera18 .
Estos trabajos realizados a los artefactos de cerámica que han aparecido en algunos sitios del territorio han permitido relacionar, a partir de argumentos más confiables, las estaciones rupestres situadas en las elevaciones de la Sierra de Cubitas con el período aborigen de ocupación agroalfarera. Destacan en este sentido la Cueva de Las Mercedes, Cueva María Teresa, Cueva Pichardo, Cueva Matías y Cueva de Los Generales o Muñoz en la provincia Camagüey. En total existen 11 estaciones: distribuidas 8 en Sierra de Cubitas y 3 en la de Najasa19 . Solo en la Cueva de María Teresa, en Cubitas, se han reportado pictografías y un petroglifo.
Las manifestaciones rupestres en el área muestran gran diversidad en cuanto a motivos y elementos de diseño, pues según manifiestan algunos investigadores se relacionan figuras con rasgos estilísticos naturalistas y geométricos, así como elementos decorativos como son las imágenes zoomorfas; motivos como el “grano de café”, las diademas o tocados de cabeza, las lágrimas representadas a manera de trazos que bajan por las mejillas desde los ojos o en forma de líneas verticales que caen por la barbilla; y elementos del medio geográfico, así como otras representaciones que algunos investigadores han asociado al período de contacto indohispánico (Calvera, Funes, Serrano y Brito, 1994)20 .
La región que comprende la provincia Ciego de Ávila se caracteriza por poseer escasas estaciones con pictografías o petroglifos, a pesar de contar con diversas cuevas ubicadas, muchas de ellas, en lugares próximos a sitios de comprobada presencia aborigen. En una elevación cercana al sitio agroalfarero Los Buchillones, se localizan numerosas cuevas que aún no han sido exploradas arqueológicamente y también pudieron haber sido utilizadas por estas comunidades. Según la tradición oral, la Cueva del Peñón y la Cueva del Indio (ambas situadas en el municipio Chambas) presentan pictografías, sin embargo, están pendientes de ser confirmadas, por lo que no es posible ofrecer mayores consideraciones al respecto21 .
Destacan importantes piezas arqueológicas de madera en el sitio La Laguna, ubicado 600 metros al oeste de Los Buchillones y su número supera las reportadas en todas las Antillas Mayores. Entre los objetos de madera se identificaron algunos de carácter superestructural como dujos, ídolos con representaciones antropomorfas, vasijas ceremoniales, espátulas vómicas, una pieza semejante a un hacha petaloide y una daga, así como, lo que parece, constituyó un instrumento musical 22.
También se ha reportado el hallazgo de un disco de concha con una “talla admirable” y un fragmento de oliva tallada en el sitio La Rosa (Morales Patiño, 1947) 23; una vasija atípica de cerámica en Cueva Sola 06, dos hachas petaloides en Saimí 03 y burenes marcados no asociados a contextos24 .
Referencias bibliográficas