Carlos Mario Alonso Echevarría.*
Juan Carlos Hernández Martín**
Centro Universitario Municipal Hermanos Saíz Montes de Oca, Cuba
carlos.mario@upr.edu.cu
Resumen
Referirse a Simón Rodríguez como preceptor del Libertador Simón Bolivar es de inestimable valor para la formación de valores de las nuevas generaciones de latinoamericanos, que han sido fieles continuadores del pensamiento latinoamericano y universal y que han bebido de la sabia dejada por muchos maestros de la talla de José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, Simón Rodríguez, por mencionar algunos de los que han aportado a la identidad latinoamericana en la lucha contra las apetencias del colonialismo y el neocolonialismo de imponer sus designios imperiales y desvirtuar el pensamiento y la acción de estos próceres.
Palabras claves: pensamiento latinoamericanista- vigencia- pedagogía-valores-universal
Abstract
Referring to Simon Rodriguez as preceptor of the Liberator Simón Bolívar is of inestimable value for the formation of values of the new generations of Latin Americans, who have been faithful followers of Latin American and universal thought and who have drunk the wisdom left by many masters of the stature José de la Luz y Caballero, Félix Varela, José Martí, Simón Rodriguez, to mention some of those who have contributed to the Latin American identity in the struggle against the desires of colonialism and the neocolonialism of imposing their imperial designs and distorting thought and the action of these heroes.
Key words: Latin American thinking - validity - pedagogy-values-universal
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Carlos Mario Alonso Echevarría y Juan Carlos Hernández Martín (2018): “Simón Rodríguez. Vigencia latinoamericanista y universal de su pensamiento pedagógico”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (julio 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/07/simon-rodriguez-pensamiento.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1807simon-rodriguez-pensamiento
Introducción
El estudio del pensamiento pedagógico latinoamericano es de gran trascendencia para los que se dedican a la tarea de instruir y educar. Muchos son los pedagogos que de una un otra forma que contribuyeron a la loable labor de instruir y educar en un contexto caracterizado por el abandono en muchos casos de la educación por parte de las metrópolis. Pedagogos de la talla de Simón Rodríguez quien supo inculcar en Simón Bolívar ideas libertarias y que continuaran otros en Latinoamérica como José Martí, constituyen para las presentes y futuras generaciones de latinoamericanos un ejemplo a seguir. A resaltar la labor pedagógica de Simón Rodríguez, está dedicado el presente trabajo.
Desarrollo
En el pensamiento pedagógico latinoamericano la figura de Simón Rodriguez ocupa un lugar preponderante. A pesar de permanecer fuera de su país por largo tiempo, tuvo una gran influencia de la ilustración francesa, principalmente las ideas de Rousseau que influyeron considerablemente en la formación de su pensamiento.
Al igual que el Héroe Nacional de Cuba José Martí, Simón Rodríguez criticó la enseñanza escolástica y se pronució por cultivar en los escolares el sentido de no repetir de memoria los contenidos, sino de cultivar el pensamiento, aspecto este que tuvo gran influencia en su pupilo Simón Bolívar, para llevar a cabo la lucha por la independencia latinoamericana del dominio colonial español.
Su pensamiento y su acción son de gran valor para los que se dedican a la tarea pedagógica de enseñar, la pedagogia de Simón forma parte de la educación latinoamericana y universal, su vigencia hoy en día es inestimable para las presentes y futuras generaciones que hoy llevan a vías de hecho la tarea de enseñar. La pedagogía social se ha nutrido de lo mejor del pensamiento pedagógico universal, acorde a su época, lo que lo entronca con el pensamiento pedagógico de José Martí, quien al igual que Simón realizó críticas fuertes a la enseñanza dogmática y memorística, que se practicaba en aquella época, además de criticar la enseñanza que se impartía en los estados Unidos. Es una coincidencia histórica que Simón haya fallecido un año después que nació José Martí.
Próximamente se cumplirán 250 años del nacimiento de alguien considerado por la historia y los que escriben acerca de ella, con mucha injusticia, y sin embargo es un de los grandes de nuestra América. Se le subestima a pesar de haber sido un gran educador y un ilustre pensador. Todos lo han estudiado como el educador de Simón Bolívar, lo cual sería suficiente; pero él tiene méritos para que se le estudie por sí, por su gran obra, tanto educativa, en la que se incluye al gran libertador como por la obra realizada tras el proceso de liberación de los pueblos del cono sur.
Sin duda alguna nos referimos a Simón Rodríguez, quien a criterios de algunos hizo verdaderas repúblicas de los territorios conquistados, y no solo se refieren al educador del Libertador; pero entre los historiadores, otros le niegan todo tipo de méritos a su labor. Su proyecto, para la formación de los nuevos ciudadanos de las repúblicas conquistadas, basado en los conquistadores de sus propios territorios tras la liberación de estas del yugo español, y a partir de la educación y la cultura, y sobre las cualidades de la personalidad de los nuevos ciudadanos a formar en las nacientes repúblicas, lo levantan a la altura de las figuras más prestigiosas y cimeras figuras de nuestra América, por demás, se le puede considerar como un adelantado de su tiempo debido a la vigencia de muchas de sus ideas. Nació en Caracas el 28 de octubre de 1769 (aunque también se afirma que fue en 1771); se dice que era hijo natural de Rosalía Rodríguez, perteneciente a una acaudalada familia y de un hombre desconocido, de apellido Carreño.
A pesar de todo lo que se ha escrito acerca del pequeño, lo que ha de interesar al mundo y en especial a los latinoamericanos y sobre todo a los del cono sur y aún más preciso a los liberados por Bolívar es su labor en aras de la libertad cultural, autóctona y amerindia de los países que eran colonias de España en esta región de la hoy conocida, además, como Occidente.
En la escuela, el niño Simón Narciso no debió de aprender sino gérmenes destinados a hacer de la existencia un ascenso, una fragua, en medio de rezos y de adoctrinamientos de fe cristiana. Los sacerdotes, al margen de su comportamiento moral, en cuanto clase, eran necesariamente instruidos y hasta sapientes, por obligatoriedad de su condición; mantenían, por consecuencia, fuerte sentido de autoridad en el medio social; el pueblo acataba ese saber, otorgándole reverencia; los clérigos llevaban el título de doctores. El niño, así, fue amoldando su carácter en la severidad y la disciplina, sometido a horas exactas y ejercicios rutinarios inevitables. Esa incipiente vida empezó a sentirse “con destino”. Tenía un hermano, llamado Cayetano, muy distinto por sus costumbres y carácter. Los dos hermanos convivían, en casa de un sacerdote, tomarían derrotero de precisión, cada cual según su personal tendencia. Cayetano será el católico ejemplar hasta su muerte en 1836. Simón tomará otras calles, por el mundo. Denunciado por un traidor en 1797, cuando era Presidente de una Junta Secreta de conspiradores contra el opresor gobierno español, debió sufrir persecuciones y emigrar a Jamaica y luego a Europa. Condiciones que aprovechó para aprender idiomas inglés, francés y otras lenguas que le permitieron familiarizarse con ideas filosóficas de Voltaire, Montesquieu, Rousseau y otros para forjar una ideología muy propia y superior que le permitieran conquistar su América, la que llamaba Nuestra América, sin reproducir los modelos europeos. Al respecto sentenció que la sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son dos enemigos de la libertad de pensar en América. Como Martí afirmó que la América no habría de imitar servilmente sino ser original, pensando en dirigir los pueblos, pensando siempre que se ha de estudiar más las civilizaciones incas y mayas que las de los arcontes de Grecia por sernos más cercanas y nuestras. Al respecto en su ideología Simón Rodríguez y José Martí coincidieron al plantear el primero que la República debía emplear medios tan nuevos como nueva es la idea de ver por el bien de todos mientras nuestro Apóstol quería un república con todos y para el bien de todos en la que el gobierno fuera maestro, ya que la naturaleza no hace razas de estúpidos, de esclavos, de pobres, de ignorantes, la sociedad las hace por su descuido, no por su conveniencia.
Simón representa para los latinoamericanos un paradigma a seguir desde el punto de vista pedagógico, realizando grandes aportes a la enseñanza. Hoy en día los venezolanos beben de su pedagogía, en la gran tarea de alfabetización y enseñanza que lleva adelante la revolución bolivariana.
El pensamiento y la acción de los próceres latinoamericanos inspirados en el ideario de Simón Rodríguez, ha constituido un punto de partida para los que se dedican al estudio de lo mejor y más avanzado del ideario pedagógico universal. Simón interpretó las esencias de su época y supo aquilatar pese a la dominación del colonialismo español la urgencia de los pueblos por salir del analfabetismo a que eran sometidos los pueblos de la región y la infliuencia de los procesos libertarios, fundamentalmente los que estaba librando Simón Bolivar en América.
El proyecto de cambiar la educación en América, formó parte de los objetivos que el Robinson de América tenía, de cambiar la educación hasta sus cimientos. En la década del 20 del siglo XIX, cuando Bolivar libraba batallas importantes, el acompañamiento de su maestro significó un paso importante en la larga batalla de transformaciones que se debía librar en América.
Simón no escapa a las influencias llegadas de Europa y a los nuevos aires de cambios que se están produciendo en países como Francia, Inglaterra, Italia, países donde en los finales del siglo XVIII, se produce el movimiento de la ilustración y la Revolución en Francia en 1789 con la toma de la Bastilla, Revolución que tuvo una gran influencia a nivel universal, donde los enciclopedistas jugaron un importante papel.
Las ideas de los ilustrados como La Metrie, Holbach, Helvecio, Diderot, Rousseau, Voltaire y Montesquieu son de inestimable valor, para los pueblos de América, dominados por el colonialismo español, donde los . de ellos recibió Simón grandes influencias de su estancia en Europa.Su escrito aparecido en 1794 “Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras en Caracas y medios de lograr su reforma por un nuevo establecimiento” constituye uno de los grandes aportes de este maestro, escritor, filosofo, pedagogo, abogando por la creación de nuevas escuelas y la formación de buenos profesores, además de ensayar nuevos métodos de enseñanzas. En su largo exilio maduró cada vez más sus ideas. Puntualizando la diferencia entre instruir y educar.
Simón abogó por un proyecto que recogiera la niñez abandonada, luchando contra la discriminación racial, por una educación popular donde estuvieran todo el mundo. Al igual que José Martí decía que instruir no es educar. Hay coincidencia con el pensamiento martiano de que la instrucción, no es igual que la educación. Decía eduquen y tendrán quien haga. Tiene que ver mucho con los valores patrióticos e independentistas que se formarían en la primera mitad del siglo XIX y que influirían posteriormente en Hispanoamérica.
Es medular que entre sus aportes se destaque que no debía haber separación en las escuelas entre niños y niñas. Luchó contra el analfabetismo existente, para que no fueran engañados y explotados. Si se analiza hay grandes coincidencias entre el ideario pedagógico de Simón y Martí, en su lucha por la educación inclusiva de los desposeídos. Al igual que Martí echó su suerte con los pobres y su pedagogía ante la situación que se presentaba, se convirtió en un arma de lucha. Su labor integraba además la formación y educación, en su relación con la naturaleza. Maestro de gran sabiduría, sus postulados se dirigen hacia un aprendizaje útil, práctico, despertando su inteligencia entre los pupilos, para de esta forma forjar hombres libres, “llamado por Simón Bolívar (1823) “El Sócrates de Caracas” y “Filósofo Cosmopolita”.
En la pedagogía latinoamericana el pensamiento y la acción de Simón Rodríguez constituye un referente a tener en cuenta por sus ideales de desarrollo de la inteligencia y de personas capaces de llevar a vías de hecho la transformación que tanto necesitaban las repúblicas americanas, donde la enseñanza que se trasmitía era en parte escolástica, desligada de los acontecimientos que se sucedían, en los países donde el colonialismo español ejercía una gran influencia.
Simón defendió desde la escuela la inclusión de todos y el derecho a la enseñanza de los pobres, de los niños abandonados. En la época que se desempeña como maestro sentó principios cívicos y fue un gran continuador de lo expuesto por Rousseau en su libro Emilio o de la educación.
Al respecto plantea la creación de nuevas escuelas, así como la formación de buenos profesores y la disminución de la enseñanza particular, por lo que se infiere que pide reformas de la enseñanza, y que esta fuera sin discriminación racial. Se adelanta a muchos maestros en las reformas de la enseñanza, tan necesaria para que las personas aprendan a vivir en la república. Un pensamiento avanzado para su época.
Simón a pesar de que enfrentó grandes obstáculos en su época, no abandonó por un momento el ámbito educativo, desde el cual se convirtió en un defensor de la enseñanza práctica, ligada a las realidades de su tiempo. No podemos olvidar que, en Cuba, el hombre más universal de todos los cubanos José Martí también defiende las reformas en la enseñanza y señala que ser culto, es el único modo de ser libres. En este empeño Simón abogó por formar personas cultas, acorde a su tiempo. Las reformas en la educación debían estar acorde con las necesidades sociales para la solución de los problemas más acuciantes de su época. Poner al hombre a tono con su tiempo, para que se encargara de realizar las transformaciones necesarias del contexto donde se desarrollaba.
Desde la escuela, Simón como maestro luchó por la defensa de la identidad latinoamericana y la historia de los pueblos, como parte de la lucha contra el colonialismo español. Al igual que José Martí en la etapa de los años 80 y 90 del siglo XIX, Simón Rodríguez supo acrisolar las demandas de su época, en plena lucha contra la enseñanza escolástica que se había extendido por los países de Latinoamérica, como parte de la dominación colonial.
A pesar de que Simón desarrolla toda su actividad en un contexto donde la iglesia católica tenía un papel predominante, sus ideas encontraron una fuerte oposición, pero supo crecerse ante estas y dar un gran salto en la educación teniendo en cuenta los rasgos identitarios de los pueblos latinoamericanos. Al igual que Martí se pronuncia por que la teoría estuviera vinculada a la práctica, es decir, la vinculación estudio-trabajo como uno de los principios fundamentales para contribuir al desarrollo.
Los problemas denunciados por Simón en la educación, persistieron por mucho tiempo en América Latina y fueron denunciados por José Martí. Ambos defendieron la necesidad de reformar la educación desde sus cimientos para que esta respondiera a los verdaderos intereses de los pueblos latinoamericanos. Por eso Martí llamó a la segunda independencia en lo económico, político y lo cultural. Convocó al igual que el apóstol de la independencia de Cuba a una enseñanza científica y que reflejara la verdadera situación por la que atravesaban en ese momento.
Martí refería “Que la enseñanza científica vaya, como la savia en los árboles, de la raíz al tope de la educación pública. –Que la enseñanza elemental sea ya elementalmente científica: que, en vez de la historia de Josué, se enseñe la de la formación de la tierra.”1
Simón representa el vigor y la entereza de todos los que de una u otra forma han contribuido a reformar la enseñanza, para que sirva mejor a los pueblos. Su contribución a la formación de valores patrios e independentistas, como lo desarrolló con su pupilo Simón Bolívar, forma parte del desarrollo de una conciencia nacional y de liberación nacional, que en las primeras tres décadas del siglo XIX, supo inculcar a quien fuera uno de los próceres más destacados del proceso independentista que se libraba contra el colonialismo español.
Sus reformas en la enseñanza, aunque no recibieron mucha atención por parte de las autoridades coloniales, siguen siendo un referente de primera mano en los esfuerzos que libran los pueblos latinoamericanos por eliminar el flagelo del analfabetismo y formar personalidades capaces de transformar y desarrollar sus países en el plano económico y social.
La concepción cubana de la educación parece tomada de Rodríguez ya que comenzó por la alfabetización de los más de cien mil iletrados, amplió la red de centros educacionales al tiempo que abrió un Plan de Becas para formar los científicos que necesitaba con una nueva concepción político revolucionaria, le siguieron las campañas de educación de adultos, , se abrieron universidades como planteara el Che , de negros, de chinos, de mulatos de rubios, etc y luego comenzaron las campañas de perfeccionamiento, los destacamentos pedagógicos, la universalización, y el país se acerca a lo que planteó Fidel : un país de hombres de ciencias. Actualmente Cuba hace suya las palabras de los próceres al poner al servicio de los pueblos del mundo su caudal científico con campañas como YO si puedo, Operación Milagro, el contingente Henry Reeve, la asistencia tras los ciclones de ingenieros, linieros etc. Para la reconstrucción de nuestros hermanos donde quiera que sea.
En su juventud primó el viajar, ya que no le interesaba ningún vínculo ni de familia ni de cultura. Solo le interesaba educar, ya fuera aquí o allá. En sentido general fue un educador en el más serio sentido del término. Desde muy joven tuvo un espíritu revolucionario. Para el joven educación era sinónimo de libertad, de crear voluntades mientras que veía la instrucción social como una preparación para forjar una nación prudente; corporal para hacerla fuerte, técnica para hacerla experta y científica para hacerla pensadora. Su odio por la esclavitud lo hacía soñar con la sociedad de la solidaridad. A la luz de nuestros días Simón sería un educador internacionalista que llevara la luz del saber a los más oscuros rincones de las naciones recién liberadas tras la Revolución Educacional de 1825. En este sentido bien le vienen las palabras del Apóstol “Patria es Humanidad” si asumimos el contexto educacional. Sus enemigos se empeñaron y se empeñan en hacerlo odioso y despreciable como sucede hoy con Che, Chávez y Fidel que han entrado juntos en la Historia, llegando a la altura de Simón Bolívar y José Martí.
Su diáfana formación autodidacta le propició una plaza en el único colegio de primeras letras de Caracas en 1791. De muy joven inició su carrera orientada al desarrollo del pensar, sentir y actuar, orientada a reflexionar y pensar para que sirvieran de base al conocimiento. Ya para entonces se había familiarizado con la obra del enciclopedista francés Jean Jacques Rousseau y había bebido en las páginas de “El Emilio o de la Educación” en la que se familiarizó con unos enfoques nuevos para entonces, que encajaban muy bien con su personalidad y su concepción de la educación. Antes de él nadie había planteado que los gobiernos debían proteger la enseñanza para disponer de masas animadas y no autómatas como se hacía antes, en la colonia. Esto le fue suficiente para criticar la educación de primera letras de entonces, lo que lo llevó a escribir una cruda crítica a esta enseñanza de entonces y le cerrara las puertas de los colegios donde pudiera dedicarse a la educación de los niños.
En la traducción de La Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano por estos años, se pone de manifiesto su originalidad, su pensamiento y forma de reflexionar, sin importarle las críticas u opiniones de los demás. Su pensamiento por entonces está concentrado en la creación de nuevos centros de primera enseñanza, en los que los maestros tuvieran la calidad y preparación requerida que incluyera niños pardos y negros, que incrementaran las matrículas en las mismas en detrimento de la enseñanza particular. Otra reclamación de actualidad consiste en que reclamaba más salario para los educandos. Muchos países latinoamericanos presentan esta misma reclamación; a todas luces en un reclamo histórico que se repite.
Por entonces se encuentra en el Cabildo de Caracas a un chico travieso con el que no había podido congeniar preceptor o educador alguno…Todos los que habían tratado de educar al niño, habían fracasado en su intento, porque su carácter poseído de merecerlo todo recibiría una triste lección antes de que se forjara su recia personalidad.
Y fue precisamente un hombre ilustrado que gozaba de la consideración de todos por su poco corriente, por entonces, nivel de erudición. Y es precisamente a él, al que la familia Palacios lo acoge para que se encargara de la educación del adolescente, ya que en años anteriores había sido escribiente de la acaudalada familia. El hombre recibía libros españoles y franceses que lo mantenían actualizado en su nivel de información, con lo que sobrellevaba su amargura, víctima de las amargas experiencias vividas que influyeran negativamente en el proceso de formación de su personalidad que lo hicieran cínico y portador de tristezas y desconfianzas. Por tales razones se convenció de la falsedad de todo y de todos y que los malintencionados hombres eran la causa del desamor en la vida. Estos hombres desventurados atribuían sus penas a la organización política y a las costumbres de la sociedad de la época. Vivía sin afectos, sumido en la amargura y el odio. Por tal razón tomó la decisión de abandonar el apellido Carreño y tomar el de su madre Rodríguez.
Tomó entonces, el joven venezolano Simón Rodríguez, la decisión de asumir un cambio radical en su vida, darle sentido a su existencia, de cambiar radicalmente el camino de su vida tomando el rumbo hacia la felicidad y librar a otros hombres de una mala educación y de esta forma liberarlos de los harapos del dolor y la infelicidad. Orientado en este sentido escribió al Ayuntamiento de Caracas para sugerir reformas, pero como siempre nunca se le tuvo en cuenta. Era de ademanes extravagantes y expresaba con franqueza lo que sentía al punto de ser inconvincente, actitud que le cerraba todas las puertas. Fue entonces que se empeñó en acercarse a un niño no maleado por la educación de aquellos tiempos. Y tomó una decisión: aplicar, de este lado del Atlántico, lo que Rousseau había expuesto en el Emilio, para educarlo a su manera. Fue así que accedió a los pedidos de la acaudalada, familia Palacios, los tíos que estaban a cargo del niño Simón, o mejor Simoncito, como el preceptor llamaba al niño de unos 12 años. Decidió tomar al niño Simón Bolívar y calar muy hondo en su alma altiva. Los puntos de vista y principios del sistema pedagógico rusoniano, con ciertos cambios y el perfeccionamiento de algunos de los procedimientos recomendados a lo nuestro, a lo americano, que encajaban perfectamente en su personalidad infantil. Entre los maestros que tuvo el niño estuvo Andrés Bello, de que recibió nociones de la geografía, y la cosmografía y el latín. Rodríguez, quien le enseño las primeras letras y la gramática quedó para siempre como su guía espiritual
Por sus características no atormentaba al niño con conocimientos de idiomas, religión o matemática; pero le permitía actuar según sus propios impulsos, procuraba adaptarlo al medio de forma natural, sin hacerle correcciones que no estuvieran acordes al mismo medio. Es decir, propiciaba que actuara con plena libertad, adaptarlo al medio, que hiciera por sí, que aprendiera por sí y exigiera poco de los demás. Lo acostumbra desde pequeño a regular sus deseos con fuerzas propias, y que no sintiera la inhibición de actuar ante lo que no está a su alcance. Siguiendo los preceptos del europeo ejercitaba el cuerpo del niño, sus sentidos, sus órganos, sus fuerzas, mantenía ociosa su alma el mayor tiempo posible. Con frecuencia le permitía al adolescente que le hiciera todas las preguntas que quisiera y a menudo este lo sorprendía con algunas de alta complejidad a pesar de su erudición los que al pasar de los años le hizo exclamar que más que sentirse maestro lo hacía sentirse su discípulo .
Don Simón no aplicó las complicaciones intelectuales de las asignaturas de los que lo antecedieron, sin resultado alguno por su erudición, que no articulaba con la personalidad del niño. Por el contrario se dedicada a conversar y dialogar con él mientras practicaba deportes, escalaba elevaciones, o paseaba al aire libre y compartía con él, en lo que le gustaba divertirse. El preceptor procuraba desarrollar las facultades del niño en contacto directo con la naturaleza para que ella estimulara su crecimiento espontáneo en cuanto a sus facultades, por una parte mientras por la otra fijara en forma natural límites a los deseos y anhelos del niño. En la educación política de nuestra juventud estos procedimientos se ven frecuentemente aplicados en los primeros años de la Revolución para forjar la voluntad y decisión férrea en la educación de los educandos. Por ejemplo tenemos los Cinco Picos, jóvenes que ascendían 5 veces a la cima de la montaña más elevada del país, el Pico Turquino y después se seleccionaban para estudiar pilotos de aviación, o los adolescentes que iban a recoger café , para forjan se cuerpo, a las movilizaciones cañeras.
A las preguntas acerca de la naturaleza respondía de forma sencilla; aunque se tratara de las más complejas leyes de la naturaleza, lo enseñaba a orientarse durante las frecuentes excursiones y lo sometía a cada vez más severos ejercicios físicos para templar su cuerpo en difíciles y largas jornadas. Citando a Rousseau le decía “Es necesario que para obedecerle el alma, tenga vigoroso el cuerpo”. Al respecto se puede retomar las experiencias de Fidel, el Che, Chávez que realizaban de jóvenes largas caminatas y ascensos a montañas como entrenamientos para futuras contingencias que les sirvieron de mucho en sus largas vidas de revolucionarios.
En estas condiciones las respuestas, a las preguntas hechas con entusiasmo, fueron sorprendentes. Así surgió entre preceptor y educando una gran amistad que con el tiempo se convirtió en un profundo afecto… De esta manera el niño se convirtió en un hombre con facultades y deseos listos para satisfacerlos, formación que perduró en él con tal equilibrio y alcanzada, como una virtud en su historia humana, logrado mediante ese fenómeno social que es la educación recibida.
La muerte prematura de su esposa alejó a Bolívar de Venezuela y lo sumió en una gran tristeza siendo todavía muy joven. De Jamaica pasó a Baltimore y de allí a Europa. Su situación económica se lo permitía En 1804 Simón Rodríguez lo encontró en París sumido en una profunda melancolía, haciendo realidad su divisa de que no quería ser árbol con raíces sino nube viajera. Este encuentro de los dos Simones provocó un gran cambio en el libertador de América. Juntos viajaron a Roma y subieron al Monte Sacro el 15 de agosto de 1805. Fue allí donde el joven, con el rostro enrojecido, palpitante el pecho, húmedos los ojos con febril animación exclamó su juramento “ante Dios y usted, por mis padres, por mi honor, por la patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma hasta que no se hayan roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español…” Pasados dos años abandonaron Europa y se encontraron de nuevo a los 17 años, a su regreso al viejo continente. En ese intervalo nació el verdadero Simón Bolívar, ya no era el mismo, había cambiado mucho por la vejez prematura, los avatares en los campos de batalla alcanzada en los triunfos y las derrotas. Nadie había hecho tanto en tan poco tiempo: había sacado una gran parte de la América del estado de colonia miserable sumida al régimen colonial español que destroza, como planteó Martí, en las que clavó sus banderas y con las que soñó hacer una sola desde las altas cúspides de la Alta Cordillera Andina.
Algunos con malsana intención equiparan a Emilio con Bolívar; pero en el preceptor del segundo; este lo identificaría como al que le formó un corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso de su pupilo, que al igual que Martí consideraría a Rafael María de Mendive por el patriotismo y dignidad, aunque sin tanta creatividad como pedagogo tenia gran admiración por la belleza, de Cuba, que soportó la cárcel y el destierro y lo reconoció justo heredero y sucesor de Varela y Luz , quien como ellos sembró hombres , mientras que Simón Rodríguez había tenido uno solo: Simón Bolívar. Es por ello que la revolución cubana ha creado todo un ejército de maestros, de médicos, de ingenieros, de profesionales, de soldados dispuestos a luchar donde sea, como sea y para lo que sea a cambio de nada, solamente reconociendo que es menester luchar por un hombre donde quiera que esté el que sufra.
En consonancia con los planteamientos de Simón, en contraposición al dogmatismo de su tiempo, en la escuela primaria cubana actual se retoman, al pasar de los años, sus enseñanzas.
Se busca que los niños aprendan por sí, que trabajen en equipos, que busquen las respuestas a las preguntas que se les hacen; que investiguen, en el medio ambiente o en los libros, en la naturaleza o en los laboratorios, en las técnicas de información científica o que naveguen por internet y por la red nacional; que se apoyen en los software para buscar, educativamente y con entretenimiento, entrenarse con estos productos elaborados por autores cubanos, en busca de lo necesario para resolver los problemas y tareas bajo la observación y control de los educadores.
O lo que es mejor, que pregunte, que se cuestione, que se interese, que se motive con lo que lo rodea u ocurre a su alrededor, que al final, tras encontrar las respuestas por sí, según planteara nuestro Apóstol José Martí, sientan la alegría de aprender algo nuevo cada día, cada clase, en cada actividad. Esta es la conocida Pedagogía de la alegría, como la nombrara Dra. Lidia Turner, propia de la educación forjada por nuestros educadores investigadores formados a la luz de los años transcurridos tras el triunfo revolucionario. Hoy se busca que el niño escuche a los demás, que aprenda a escuchar, que seleccione lo que considere más próximo a la verdad, según sus intereses y necesidades, sus concepciones en formación desde la práctica, que ha de ser su criterio valorativo de la verdad, hasta llegar a formar su concepción del mundo que lo rodea.
Es por estas razones que en los tiempos actuales la enseñanza desarrolladora se plantea la integralidad en los saberes que han de asimilar los educandos desde la primaria, siguiendo a Vigotsky, los educadores aprovechan las zonas de desarrollo próximo que detectan en cada alumno a partir del diagnóstico de la zona de desarrollo actual. El educador ha de plantear la información al alcance de los niños, para que la aprendan porque lo han comprendido, por sí mismos, y que, según lo antes planteado, lleguen al conocimiento, lo apliquen, que invente la ciencia que es sinónimo de aprendizaje y de desarrollo. Es así, como dijera Martí, …¨quien quiera ciencia, que haga hombres libres, independientes,¨ que razonen por su propia opinión, que sean capaces de de generalizar, de transferir, de aplicar lo que saben a nuevas situaciones sin que medie un nuevo aprendizaje, en fin, de pensar, razonamiento este que nos conduce a las ideas de Pestalozzi, que en un momento encontraron en Rodríguez difusor y aplicador.
Ya Simón Rodríguez, desde entonces, ansiaba la educación social para que fuera el hombre capaz de imponer sus propios intereses, de ello Martí prometió que ¨hombres recogería quien sembrara escuelas¨, promesa que Fidel y su revolución socialista cumplirían un tiempo después, a partir de 1959, cuando los cuarteles se transformaron en escuelas, cuando se eliminó la escuela privada y religiosa, cuando se nacionalizó la enseñanza en Cuba, cuando se llevó a cabo la campaña de alfabetización, al iniciarse el plan de becas y las campañas de seguimiento y educación e adultos (a principios del triunfo de la Revolución) lo que trajo como consecuencia la explosión de matrícula que demandó la necesidad de educadores populares, un destacamento pedagógico, formados por el método lancasteriano, con estudiantes en formación profesoral, para las escuelas en el campo, en las que se combinaba el estudio con el trabajo, principio al que Simón Rodríguez se adelantó a Marx, Martí y Fidel. Y del propio Simón Rodríguez en Cuba se tomó la necesidad de la superación continua para estos educadores, como el plan título, la pre licenciatura, la Licenciatura en Educación, la Maestría en Ciencias de la Educación, el doctorado, etc. Estos maestros, formados en el fragor de la labor diaria contra la ignorancia y la incultura desde el aula, al propio tiempo se preparaban y se superaban constantemente para enfrentar las etapas del perfeccionamiento educacional por las que ha transitado la educación en Cuba. De estos educadores, hoy ya doctores en ciencias, muchos ocupan importantes cargos en direcciones e instancias del Ministerio de Educación, prueban la valía del desarrollo educacional que ha puesto en práctica la Revolución y en la actualidad ha alcanzado el país.
Cuando la educación llegó a toda la población, a todos los grupos etareos, desde el preescolar, con cantos y juegos, hasta los adultos mayores, con debates y experiencias para lograr la necesaria comunicación, se abrió la universidad para toda la población, para los pobres, los mulatos, los negros, los rubios hasta los blancos olvidados de las clases pobres, como planteara el Che. Pero nuestras universidades están abiertas para estudiantes de todos los países que quieran estudiar en Cuba. Muchos son los médicos, ingenieros, profesores formados en nuestras aulas en Cuba, Venezuela, Angola, Bolivia. La ELAM (Escuela Latinoamericana de Medicina) es conocida por muchos países que reconocen por su calidad en la formación de médicos y su contribución a la salud con la operación ¨Milagro¨.
Con la universalización de la educación superior; que la universidad llegó hasta el más recóndito rincón en Cuba, y así cumplió uno de sus mayores anhelos; pero es más, cuando se colaboró con la alfabetización en varios países de la América Nuestra, al sur del Río Bravo, con el método “Yo sí puedo,” que ha llegado a estar traducido a otros idiomas y dialectos la educación llegó a las masas populares latinoamericanas, y con el “Yo sí puedo seguir” y las otras misiones, como la “Robinson” en Venezuela y en diversos países, se demostró la posibilidad real de llevar a la práctica estos razonamientos, siempre y cuando las clases gobernantes están al lado del pueblo, aprendiendo a pensar en la patria grande, en la hermandad de los pueblos, la libertad, el decoro, el sentido del deber: objetivos de los programas de la Revolución. Estos logros son reconocidos por muchos países en cónclaves universales de las Naciones Unidas en asambleas generales, contra el bloqueo o embargo, sobre derechos humanos en Cuba, etc
Si profundizamos en la historia encontramos referencias a estas formas de educar a los pueblos en el pensamiento de Simón Bolívar heredado de su genial maestro y amigo, quien viajara por todas las naciones liberadas llevando la misión de educar en condiciones de la Gran Revolución Educacional de las colonias liberadas tras 1825 en América del Sur. En las universidades pedagógicas cubanas se forman profesores para Cuba y para el mundo, en todas las asignaturas de los currículos de los centros educacionales cubanos. No obstante hay déficit de profesores para las especialidades de ciencias por lo que se realizan grandes esfuerzos por su orientación y formación vocacional desde las escuelas primarias, secundarias y preuniversitarios, por lo que continúa esta labor a la que se dedican esfuerzos.
Simón Rodríguez no solo habló de los conocimientos, sino de combinarlos con los sentimientos para formar una conciencia social. Así, siguiendo sus prédicas, la revolución ha lanzado varias campañas como las de la devolución de pescadores, del cese a los ataques a nuestras embarcaciones y u devolución, del secuestro de aviones de pasajeros, de la devolución del niño Elián, de la vuelta a la Patria de los 5 hermanos injustamente presos en el Imperio, a los que Fidel se refiriera con una sola palabra !Volverán! y volvieron; pero sobre todo por el cese del injusto y criminal bloqueo imperialista así como la devolución del injustamente ocupado territorio de la Base Militar de Guantánamo, tomado como centro de tortura internacional, en las campañas por Viet Nam, ¨Por Ängela¨, por la lucha de los palestinos, por los niños huérfanos de Casinga, en los que se ha puesto de manifiesto el sentimiento de independencia, cubanía y solidaridad latinoamericana y caribeña del pueblo cubano y con el mundo. Así se forja la conciencia de este pueblo con pleno conocimiento de causa. Al respecto el maestro del Libertador expresó: “El Maestro de niños debe ser sabio, ilustrado, filósofo y comunicativo, porque su oficio es formar hombres para la sociedad” a lo que Martí se refirió con la frase “Ser cultos para ser libres” y Fidel expresara ¨Por Viet Nam hasta nuestra propia sangre¨, ¨Los venezolanos son nuestros hermanos¨ Todos los cubanos nos sentimos identificados con la afirmación de Fidel que ´Cuba comparte lo poco que tiene, no lo que le sobra¨
En estas campañas políticas, todo el pueblo participa activamente en manifestaciones y tribunas populares, demuestra que mantiene las condiciones de niño que el hombre conserva con la música, con los cantos, las consignas, los juegos; aunque es portador del honor, la dignidad, el decoro con que se ha formado en estos años acrecentados con el periodo especial vivido. Con esto se hacen realidad las palabras del preceptor de Bolívar cuando afirmó …” que en las repúblicas las escuelas deben ser políticas también” para formar a los hombres para la vida social y en la actualidad cubana se plantea que la escuela es el centro cultural y científico de la comunidad. Es por ello que el vínculo entre el maestro, la escuela, la familia y las organizaciones sociales coordinan sus acciones en la formación integral de los grupos de alumnos y estudiantes y donde esto falla, falla el logro de los objetivos generales de la educación. Han pasado los años, pero los métodos se mantienen ajustados a las condiciones de vida de los países y pueblos.
En la escuela como en el barrio, en los medios de difusión masiva, como en las organizaciones políticas y de masas hay que mantener la batalla de ideas y la lucha contra el diversionismo ideológico, contra las campañas de los enemigos del pueblo y su unidad, fortaleciendo el enfrentamiento a la corrupción y a la subversión política e ideológica. Desde la escuela se educa a los padres para que colaboren, como integrantes de la célula básica de la sociedad, a la educación de sus hijos. Ya Simón alertaba acerca de las formas del vecino del norte de actuar sobre nuestros pueblos, Martí lo reafirmó cuando dijo¨…conozco al monstruo porque viví en sus entrañas ¨ y el Che afirmara en la ONU ¨En el imperialismo no se puede confiar ni un tantico así¨(con una señal muy latinoamericana de minimiedad estrechando los dedos índice y pulgar).
Ellos, las familias, al cumplir con su función cultural espiritual han de brindar apoyo a sus hijos, por lo que los maestros, al igual que las familias, pero con conocimientos y experiencias pedagógicas, han de realizar con sus estudiantes charlas y paseos con los que ilustren el contenido, utilizar en clases y participación en actividades extra clases todo tipo de medios a su alcance para despertar la curiosidad de los educandos, motor y móvil para llegar a los conocimientos, parafraseando a Martí ¨encender las mentes de sus discípulos y estas, más rápidas, como las ruedas de los carros, se enciendan y corran más ligeras¨, hoy, más que nunca con la abundancia de técnicas de información científica a su disposición, que los maestros organicen juegos y diversiones instructivas, deportivas, recreativas etc. con lo que las actividades instruyan y eduquen, que pasen tiempo comunicándose activamente, intercambiando experiencias, buscando soluciones colectivas, colaborando, en unidad, trazándose metas a cumplir, participando en equipos tanto de trabajo como de investigación y deportivos.
Desde entonces se recomienda que desde niños se hagan amistades, ese sentimiento tan valioso para el hombre y para los pueblos. Siempre recordando que el hombre es un ser social, que vive y trabaja en sociedad Así lo sugería Simón Rodríguez; claro está, en su tiempo y en las condiciones de desarrollo existentes. Que los pueblos hoy, hagan lo que los niños, que hagan amistades, que sean solidarios, que vivan como en familias, ese bello sentimiento, tan apretados como la plata en las montañas de la cordillera de los Andes: como Fidel, Chávez, Evo como Cuba, Bolivia, Venezuela y otros muchos más. Recordando que en la unión está la fuerza, los cubanos lo sabemos muy bien.
En las condiciones actuales es preciso que padres y maestros enseñen al niño a seleccionar lo que deben tomar de los tables, celulares y computadoras ya que en ellas hay de todo hasta lo perjudicial para su educación y no se sometan todo el tiempo a la dictadura de estos. En la función de orientación de la escuela es menester que utilicen “Las Escuelas de Padres” para apoyarlos en el cumplimiento de eta difícil tarea para algunos, los que poseen estos medios en casa, que a veces son los que menos tiempo tienen para dedicarle a sus hijos.
Es posible pensar, por todo lo expuesto hasta aquí, que Simón Rodríguez aún vive y se mantiene orientando los procesos educativos en los países que lo ahíjen, que tomen sus enseñanzas, actualizadas por los pedagogos que lo conocen y lo llevan a la práctica en la educación de sus de sus respectivos países, pues con él vienen desde la ilustración hasta nuestros días posiciones teóricas pedagógicas de ilustres pensadores que bebieron en sus fuentes, las transformaron a sus condiciones específicas de desarrollo.
Conclusiones
El pensamiento latinoamericano y universal se enriquece cada día con los aportes desarrollados por Simón Rodríguez en pleno siglo XXI, donde nos quieren imponer el neoliberalismo a toda costa. A 165 de la muerte de Simón Rodríguez y del nacimiento de José Martí, cada día cobran mayor vigencia sus ideas, en el afán de lograr la educación de todos como parte de la agenda de desarrollo hasta el 2030.
Referencias bibliográficas.
Martí, José, (1975) : “Obras Completas, tomo 8” Educación científica. La América, Nueva York, septiembre de 1883. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, pp. 277-278.