Oscar Andrés Hernández Ramírez*
Universidad de Granma, Cuba
ohernandezramirez@udg.co.cu
RESUMEN: La Cultura como la colección de valores materiales y espirituales creados por el ser humano a lo largo de la Historia de la Humanidad, es la base de una cosmovisión universal que a lo largo de los diversos períodos históricos ha influido sobre el imaginario colectivo, difuminando la relación entre la realidad y la leyenda.
El presente trabajo aborda desde una perspectiva histórica y antropológica, la visión mítico-religiosa de pueblos de diversos continentes relacionada con personalidades, dioses, héroes, y la forma de reacción de comunidades y personas en aspectos relacionados con la visión sobrenatural de la sangre como fuente de vida y poder, capaz de conceder deseos, y a la vez abrir un mundo de terror inimaginable.
Tomando como base publicaciones contenidas en enciclopedias, autores de campos de estudio tan diversos como la Filosofía, la Historia, la Antropología, la Etnología, e incluso dentro de los campos de la Literatura la narrativa juvenil, se propone una relación entre la forma popular de ver el problema y la visión histórica sobre el mismo.
Palabras Claves: Historia, Antropología, Dioses, Sangre, Monstruos, Vampiros.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Oscar Andrés Hernández Ramírez (2018): “Los Dioses de sangre en la cultura y el folclore de los pueblos”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (junio 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/06/dioses-folclore-pueblos.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1806dioses-folclore-pueblos
“¿Qué es un mito,
Una leyenda?
Una verdad incompleta,
Una mentira que no lo es.
La semilla de donde nacen
Los más hermosos poemas…. “
Excilia Saldaña
“La Noche”
En la oscuridad del tiempo, en los tiempos en que la frontera entre el mito y la leyenda se torna difusa, surgen prácticas y creencias sobrenaturales referidas a monstruos y sangre. Pueblos y naciones desde la remota Sumeria hasta lo que hoy conocemos como Medio Oriente, el Sudeste Asiático y América mantienen un panteón de creencias sobre el terror que acecha en la noche; aún hoy en regiones de la antigua Dacia (Rumania), los Balcanes, la parte norte del Canadá en las regiones de los grandes bosques y aún Groenlandia se mantiene la alerta sobre entes que atacan a las personas para succionarle su energía vital.
Es por ello que nos podemos preguntar: ¿Cuál es el origen de estas leyendas?; ¿Cómo es posible que pueblos separados por océanos y continentes se presten a enfrentar una amenaza que consideran mortal, y no es posible ubicar como comenzaron y se trasladan en un mismo plano temporal?; ¿Hay algo cierto en los mito sobre los monstruos amantes de la sangre?
Ante todo es necesario destacar que un antropólogo Levy-Strauss es uno de los primeros que inicialmente plantea de forma científica y se incorpora al debate sobre el mundo de mito y la leyenda. Su obra ayudo a definir y fundamentar en algunos aspectos la Antropología, y en estudios posteriores se refieren a sus investigaciones como pilares de la misma en el plano cultural.
Sobre el tema del mito expreso: “¿Para comprender lo que es un mito debemos elegir entre la simpleza y el sofisma? Algunos pretenden que cada sociedad expresa en sus mitos sentimientos fundamentales tales como el amor, el odio, o la venganza, comunes a la humanidad entera. Para otros los mitos constituyen tentativas de explicación de fenómenos difícilmente comprensibles: astronómicos, meteorológicos, etc.”1
Muchos autores se han referido al tema, entre ellos se destacan Agustine Calmet con su obra “The Phantom World”, en la misma se refiere a elementos como el totemismo, los entes psíquicos, los fantasmas, y el rol que figuras históricas como Vlad IV de Valaquia y la Condesa Elizabeth Bathory jugaron y aún mantienen vivo en la imaginación de las personas. Esta obra marco época pues puso en pleno siglo XIX y en el marco del positivismo la tierra del mito.
Una obra que trajo como consecuencia el estudio del tema en la antigüedad fue “The Devils and Evil Spirits of Babylonia” de E. Campbell Thompson. En la misma se aborda el tema y la forma en que los sacerdotes de la tierra entre ríos, las ciudades como Ur, Lagash y Babilonia, enfrentaban entidades demoniacas que atacaban a los pacificos habitantes. Es digna de mencionar la forma en que trata el tema, pero aún desde una perspectiva científica le falta un poco de fundamentación en algunas temáticas. Sin embargo es una obra de obligatorio uso para investigaciones y debates sobre la cuestión.
En el plano de investigaciones realizadas por equipos, el texto “The Terror that Comes in the Night: An Experience-Centered Study of Supernatural Assault Traditions”, publicado en Filadelfia por la Universidad de Pennsilvania, Estados Unidos, bajo la autoria de David Hufford en 1994, es de obligatoria consulta sobre el tema. Ubicado en el marco de la Antropología Cultural, la Etnología y en un riguroso marco espacial temporal aborda mitos, leyendas, el mundo sobrenatural en el marco urbano y rural, así como entrevistas y conclusiones, que en ocasiones llegan a plantear interesantes hipótesis y fundamentaciones.
Al investigar sobre estos temas es obligatorio abordar textos de literatura científica, a la vez que estudiar y leer en otros temas de autores contemporáneos. Revistas como Clío Historia, Documentales de Discovery Channel, series como “Los Grandes Enigmas”. Aún la literatura juvenil y fantástica aborda de una u otra forma ideas sobre el tema, que marcan desde lo posible hasta lo inadmisible; desde lo científico hasta lo absurdo, pero lo cierto es que en un mundo de siglo XXI como el nuestro el tema es atractivo y atrae creyentes.
La leyenda como la poesía y el teatro tiene gran parte de sus orígenes en la religión. Nace en una etapa donde las creencias en dioses, espíritus sobrenaturales, animales sagrados, son parte de la vida de los pueblos; pero surge la interrogante;¿Cómo nacen las leyendas?, algunos se refieren a que este proceso es natural, puede ser cierto, pero ante todo parte de una persona que imagina y crea una imagen sobre un pensamiento, un hecho, una situación que marco una etapa de su existencia, el mismo puede ser un rapsoda ciego como Homero y su “Ilíada”, o como Taliessin, el juglar fantástico de la leyenda artúrica; pero ante todo, lo creado debe identificarse con otras personas, debe ser parte de su imaginario, de su forma de ver la vida, y de esta forma se comienza un proceso donde la misma crece, se va diversificando, y de un hecho surgen muchas versiones, que conviven en un mismo plano y más allá.
Es por ello que la leyenda es ligada a tierra, razas y continentes, como parte del intercambio cultural, pueblos, personajes, héroes, se convierten en símbolos de naciones bajo otros nombres manteniendo las mismas acciones; es así como Carlomagno pasa a ser parte de España y sus ciudades como Zaragoza y Toledo; algunos se refieren a Ulises (Odiseo) como el fundador de ciudades como Lisboa (Ulisibona). ¿y qué decir de Eneas, el fundador de Roma, y de Alejandro Magno que de Grecia pasa a ser parte de una leyenda que abarca continentes como Europa, partes de Asia, el Oriente, y aún África?
El tema de los Dioses de Sangre abarca dos planos: Uno son entes totémicos que se utilizaron desde ciudades nacientes como Babilonia en el culto a la diosa Isthar, con sus sacrificios humanos, hasta a México con Utzilopolli. Dioses considerados por poderosas naciones merecedores de sacrificios de personas y animales para que de esta forma sus bendiciones alcanzaran a todos; pero existían otros que eran temidos y reconocidos como la forma del mal, que eran parte una guerra que aún hoy tiene creyentes. Son los llamados bebedores de sangre, los cuales fueron reverenciados al inicio de las grandes civilizaciones por temor, hasta que los tiempos trajeron otras entidades sobrenaturales y nacieron leyendas sobre héroes capaces de hacerles frente.
“Existen seres tales como los vampiros…”
De esta forma en la novela “Drácula” del escritor Irlandés Bram Stoker, el doctor Abraham Van Helsing comienza su disertación sobre los muertos caminantes bebedores de sangre. La novela trata sobre un personaje histórico, el mismo existió en realidad, pero es en este marco que la leyenda, por la crueldad y diversos textos escritos por personas con una visión cegada por el mundo y el pensamiento dominante de la época, comienza a enriquecer el ideario colectivo y la imaginación hace ver una nueva faceta del gobernante, atribuyéndole hechos y acciones imposibles, por no decir difíciles de creer. Es por ello que es necesario separar la realidad de la ficción.
La historia nos envía a la llamada medialuna fértil para abordar las primeras referencias sobre el tema. Muchos textos se refieren a los primeros asentamientos humanos por el año 4000 A.C., pero en lo que la gran mayoría está de acuerdo es que para el 3100 A. C. la cultura sumeria, ya tenía un determinado grado de desarrollo, los reyes de la primera dinastía gobernaban con mano de hierro sus ciudades, y la religión con el sumo sacerdote y sus acólitos se fortalecía y era parte de la política de la ciudad estado.
En textos de historia encontramos referencias a demonios y la existencia del mal. En la investigación “The Devils and Evil Spirits of Babylonia” de E. Campbell Thompson se menciona:
“Demonios que no tienen vergüenza,
Siete son Sin conocer la inquietud…..
Sin conocer la piedad,
Se ensañan contra la humanidad:
Derraman su sangre como la lluvia,
Devorando su carne y succionando sus venas….
Son demonios llenos de violencia,
Devorando incesantemente sangre.
Invocad el veto contra ellos.
Para que no puedan regresar jamás a este entorno.” 2
En esta etapa surge un personaje que es recurrente en la búsqueda de esos orígenes, es Lilith, la diosa alada, la portadora de la muerte y considerada el primer chupador de sangre y el origen del mal. La misma fue representada en diversos conjuros en tablillas de terracota desde el III y el II milenio antes de Cristo. Aún en los manuscritos del Mar Muerto hay referencias a su relación con Adán, el paraíso y su rol como la primer mujer independiente del hombre.
De Babilonia nace entonces el ekimmu, una criatura demoniaca que era temida por atacar a las personas y atormentarlas, pero es el uruku o utukku el que aparece en una escritura cuneiforme como “un vampiro que ataca al hombre…”3 el que introduce el vocablo y el tema en cuestión en la palestra pública.
Luego de la desaparición de la civilización sumeria, estos mitos prevalecen bajo otros nombre y se comienza a difenciar dos categorías: espiritus malignos y espiritus bebedores de sangre que eran conocido a partir de entonces como vampiro. El folclor llega incluso a introducirlo en los cuentos de una joya de la literatura universal “Las mil y una noches”.
Otra región que se disputa la palma como cuna del terror es la India. Los dioses bebedores de sangre eran muy temidos y los habitantes del valle del Indo afirman investigadores como el doctor Dvendra P. Varma fueron de los primeros en sufrir en carne propia y la imaginación el temor a la oscuridad; figuras como el señor de la muerte nepalí y tibetano, los demonios raksashas eran aterrorizantes para miles de personas y demandaban miles de sacrificios, tanto humanos como de animales; aún hoy en regiones del inmenso país se reverencia a la diosa Kali, temida por los sacrificios humanos que el culto Thugee propiciaba en su honor.
En China se destaca el chiang-shih, el cual atacaba a las personas, las desmembraba y se bebía su sangre. En el valle del Rio amarillo existían destacamentos para enfrentarlos y sobre su origen se refiere a que nacían de una muerte violenta. Es curioso el dato que no podía salir de su tumba y debía salir y escapar antes que lo sepultaran; pero es digno de mencionar que el ajo lo ahuyentaba, al igual que el agua de los templos.
Respecto al continente africano hay escritores de ficción como Anne Rice que se refieren a Egipto en sus obras como la cuna de los no muertos, un ejemplo es su novela convertida en best seller “La Reina de los Condenados”, sin embargo no hay referencias en textos de la milenaria civilización, y si se conoce en otras regiones del centro y el sur de África al asasabonsam, un monstruo con terribles dientes de hierro.
En América si existió una cultura originaria del mito. En Sudamérica encontramos el Asema, un poderoso brujo que podía transformarse y robarle la vida a otras personas; en México tenemos al Cihuateco (muy parecido al monstruo parecido como Lamia en Grecia) y el Tlahuelpuchi, que se transformaba y alimentaba de sus semejantes, teniendo la sangre humana como aliento primordial. En la América del Norte no existía antes de la llegada de los colonizadores referencias a la leyenda del chupador de sangre, es cuando llegan los europeos que el mito surge y nace en el sur de los Estados Unidos el hint, un espíritu nocturno que ataca en la noche al durmiente. Fue muy conocido (y temido) por sus ataques en la zona de New Orleans, y la Florida.
Es en Terranova donde el mito del monstruo que roba la energía vital a los seres humanos se desarrolla en las acciones que se achacan a las brujas, las cuales atacaban en el plano psíquico y físico. En la obra de David J. Hufford se hacen abundantes referencias al asunto.
Es Europa el continente que se lleva la palma en el tema vampírico, ninguna región en el mundo alberga tanto conocimiento y saber sobre el tema. El mito, la leyenda y la realidad son parte indisoluble de regiones enteras, así surge desde la antigüedad en Grecia. En los mitos griegos la figura de Lamia es temida por beber la sangre de los niños. Se representaba como una figura de mujer con cuerpo de serpiente, y posteriormente surge una criatura que hoy es temida: el vrykolakas. Este nace de personas excomulgadas, muertos violentamente y enterrados inapropiadamente. Atacaba a sus conocidos y podía tener relaciones sexuales con su pareja, entonces aparece un hibrido, el dhampir, mitad humano, mitad vampiro y enemigo irreconciliable muchas veces de este.
En Gran Bretaña, se llegó a establecer un determinado conjunto de reglas para protegerse en la noche. Hoy se conoce una oración que ha trascendido siglos:
“Ahora que voy a dormir,
Ruego al Señor mi alma guardar;
Si muero antes de despertar,
Ruego al señor mi alma tomar”.4
Los países europeos vecinos de Grecia tenían su panteón maléfico, el Vapir o Ubour, cuyas características eran parecidas a su homólogo griego, aquí surge un adversario el vampirdzhija, un cazador que en Bulgaria era reverenciado por su valor; es uno de los primeros en armarse con la estaca de madera, aceite sagrados e imágenes.
Es cerca de Bulgaria donde existe el nido reconocido de los vampiros a nivel Mundial: Rumania, sobre todo la provincia de Transilvania, donde la leyenda sitúa la figura de Vlad Drácula, craso error, pues este era de otra región del país, Valaquia o Wallacia, de la cual era gobernante.
En la leyenda no hay quien supere la figura del inmortal bebedor de sangre inmortalizado en novelas y filmes. La figura de Drácula ha trascendido fronteras y en China, Japón, América o Europa es conocido y tratado desde el dibujo animado, la historieta y el filme o series de terror, llegando a protagonizar hasta Reality Shows. Pero en lugares de naciones como Rumania y Turquía aún se recuerda con aprensión.
¿Quién es esta figura que nacida de la historia europea, a caballo entre la edad medieval y moderna ha llamado la atención de disimiles personalidades, y naciones?, ¿Cómo era, y por qué ha quedado en la leyenda como una de las mayores figuras del mundo del terror?
Vlad Drácula, nace por el año 1431, en un pequeño pueblo de la hoy provincia de Transilvania en Rumania llamado Sighisoara. Su padre, Vlad Dracul (Dracul significa Dragón) era parte de una orden de caballería fundada por el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, los Caballeros de la Orden del Dragón, fundada para enfrentar las invasiones turcas; el sufijo “a” añadido al nombre Dracul significa hijo, por ello, podemos definir Drácula como Hijo del Dragón.
Su figura es recordada con otro nombre Vlad Tepes, que significa Vlad el Empalador, el motivo era a tortura que infligía a los condenados a muerte en el extremo de una larga estaca de madera a la cual eran arrojados. Era un soberano cruel, pero contradictorio, sus acciones llegaban desde la generosidad y actos de valentía hasta la crueldad más absoluta, ejércitos enteros huían ante su estandarte y en un vaivén de luchas fue desterrado y volvió a ocupar el trono en varias ocasiones.
Los cuentos y leyendas sobre su figura en Rumania no lo catalogan como vampiro, pero uno de los estudios más completos sobre el soberano rumano: “Drácula: Prince of many faces (Drácula: príncipe de muchos rostros) de Radu R. Florescu y Raymond T. McNally, hace referencia a que en ocasiones llegaba a beber la sangre de sus víctimas. En un grabado se le muestra cenando cerca de varios cadáveres de ejecutados a muerte, y en una ocasión, se llegó a escribir en un pergamino que llego a mojar su pan en la sangre de uno de ellos.
Si Drácula llego a beber sangre, podría ser para demostrar su poder, aterrorizar a sus súbditos (y sus enemigos), pero no parece haber sido un entusiasta de esa acción, sino más bien de asesinar y destruir, con el consiguiente derramamiento de del preciado líquido. Las crónicas hablan de miles de muertes en combate contra sus ejércitos, siendo narrado con terror el monte de empalados que dejo ante su capital al tener que retirarse ante el ejército turco. Los anales narran que el Sultán se sorprendió y retrocedió a su capital, declarando que era un enemigo terrible y desalmado.
Se cuenta que durante su reinado el crimen prácticamente desapareció, la pena para todo tipo de delitos era la muerte, podía ser desde tomar un pedazo de pan hasta robar una moneda, la sentencia era la misma: muerte por empalamiento.
Pero el misterio lo acompañaría aun después de su desaparición física en un batalla en 1476. Su cadáver fue sepultado en un monasterio situado en el centro de un inmenso lago, según dice la leyenda con un inmenso tesoro, pero en el año 1931, un grupo de arqueólogos que recibieron autorización para hacer investigaciones en el lugar, al levantar la tapa del ataúd que supuestamente contenía los restos del príncipe se llevaron una sorpresa: estaba vacío. Comenzaba así una leyenda, más cuando 200 años después, los pobladores afirmaban haber visto al soberano rumano paseándose por las aldeas.
Otra figura, esta vez en el género femenino fue la condesa Bathory, la cual es llamada en la región “La Condesa de Sangre”, o “Condesa Sangrienta”. Los textos narran que asesino más de 500 muchachas para mantenerse joven y bella. Su receta para lograr su objetivo era bañándose en su sangre. Fue capturada por orden del Emperador y el Rey de Hungría Matías Corvino, siendo condenada a ser emparedada viva, muriendo tres años después de su sentencia, en 1614.
De la Edad Media europea los anales recogen el siguiente texto en el cual referían las condiciones en que los muertos podrían resucitar y hacer daño a otros. Como lo recoge Manuela Dunn-Mascetti en su libro:
“El que haya muerto de hambre en prisión
El que haya muerto de sed en prisión
El hambriento que en su hambre no haya olido el amor a la comida
El que a la orilla de un rio haya dejado sucumbir
El que haya muerto en desierto o en el pantano
El que la tormenta haya sumergido en el desierto,
Una mujer que no tiene marido, un hombre que no tiene esposa
Aquel que no tiene prosperidad y aquel que posee todo. “5
Era sumamente difícil ser humano normal y reconocido en aquellos años en aquel tiempo si todo el que sufría un accidente se convertía en un monstruo y asesino.
En el mundo del mito, se refiere a un adversario, el licántropo, hombre lobo como se le llama, incluso, se referían a una planta que llegaba a protegerlo. Esta es la base del mito que filmes como “Underworld”, “Van Helsing”, y otros han tratado en el mundo fantástico del cinematógrafo.
De las ciencias, la que más ha incursionado en el estudio de este mito tan unido al folclor universal, (además de la literatura) es la medicina, pues ya por el siglo XVII se publicaban estudios que negaban el aspecto sobrenatural, incluso se hablaba de profanación de sepulcros y la deshonra de pueblos en la ética cristiana que permitía que se abrieran ataúdes y destruyeran cuerpos humanos usando “armas letales” como estacas afiladas, espadas y puñales de plata, oleos sagrados, entre otros instrumentos.
Su origen según la medicina era de casos que iban desde la Peste Negra, de triste memoria en Europa , donde la historia habla de más de la mitad de la población infectada y millones de muertes, hasta el carbunclo, la anemia, la rabia, y en la década de 1950 del pasado siglo XX se hizo referencia y énfasis en particular a una enfermedad llamada Porfiria o enfermedad de Günther, producida por una anomalía genética y hereditaria, que se identificó como la “Enfermedad de los Vampiros", hecho que fue rechazado por gran número de personas y dividió la comunidad científica.
Lo cierto es que el origen de esta leyenda procede de oscuras regiones del subconsciente humano, pero es su mítico pasado que hoy cobra nueva fuerza, sobre todo entre los jóvenes del mundo lo que amerita investigar y profundizar en el tema
Bibliografía.
Calmet, Agustine. The Phantom World. Londres: Richard Bentley, 1850. 2t
Diccionario Enciclopédico Océano. Barcelona .Editorial Océano, 2003.
Dun-Mascetti, Manuela; Vampiros, Barcelona Robín Book, 2005.
Enciclopedia de las Ciencias Sociales. Barcelona, Editorial océano., 2010.
Frazer, James. La Rama Dorada. La Habana. Editorial de Ciencias Sociales, 2001.
Florescu, Radu R., McNally, Raymond T. Dracula: Prince of many faces: His life and times. Boston, Little Brown and Company, 1989.
Hufford, David J. The terror that comes in the night: An experience-centered Study of Supernatural Assault Traditions. Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1994.
Kraig, Donald Michael. El gran libro de los rituales mágicos. Barcelona, Ediciones Martínez Roca, 1994.
Levy Strauss; el pensamiento salvaje, México FCE, 1997
Tompson, E. Campbell. The Devils and Evils Spirits of Babylonia. Londres, Luzac, 1903-1904. 2t.
Wright, Dudley. Vampires and Vampirism. Escocia. Tynron Press, 1991