Rogelio de Jesús Morales García *
Universidad de Las Tunas, Cuba
rogeliomg@ult.edu.cu
La naturaleza y la vida en sus variadas formas se encuentran hoy en peligro de ser destruidas; la acción irracional del sistema capitalista, que ha acelerado el proceso de globalización intentando desde el neoliberalismo desviar el curso objetivo del proceso histórico, es el responsable del caos hacia donde nos dirigimos, tal vez irremediablemente. Con el objetivo de sistematizar el pensamiento de Fidel acerca del peligro inminente para la supervivencia humana que presupone el cambio climático, se concibió este artículo donde se compara el acto de creación, según la Biblia, con la destrucción acelerada de las condiciones para la existencia de lo vivo, según la ciencia. Para docentes y estudiosos del tema sirva este acercamiento para luchar por la vida. Las referencias contenidas en el documento, excepto la cita de Engels, fueron tomadas de la Biblia, aparecen en cursiva, y de intervenciones y reflexiones de Fidel Castro Ruz.
Palabras claves: Medio ambiente-hombre-pobreza-capitalismo-subdesarrollo-extinción-especies
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Rogelio de Jesús Morales García (2018): “Del génesis a la destrucción”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (abril 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/caribe/2018/04/genesis-destruccion.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1804genesis-destruccion
La naturaleza y los seres vivos son el resultado de un largo proceso de evolución. Miles de millones de años fueron necesarios para que las condiciones que propiciaron el surgimiento de la vida en el planeta tierra se dieran; otro tiempo fue imprescindible, producto de la evolución de las especies, antes de que la historia comenzara a ser escrita. Tomando solamente como referente la mano actual del hombre, basta señalar que “(...) antes que el primer trozo de sílex hubiese sido convertido en cuchillo por la mano del hombre, debió haber pasado un período de tiempo tan largo que, en comparación con él, el período histórico conocido por nosotros resulta insignificante (...)” (Marx y Engels, s/f: 371)
La conciencia mundial aún no ha comprendido que para mantener y preservar la vida es indispensable detener al gran capital, cuya sed de ganancias devora todo cuanto se le interpone sin reflexionar en el mañana. La humanidad tiene que salvarse a sí misma y tiene hoy más que nunca que hacerlo pronto porque “(...) Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo” (Castro Ruz, 1992: 3) y los datos que la ciencia están aportando conjuntamente con las dramáticas realidades que nos acompañan “(...) Ya no es cuestión de “Patria o Muerte”; realmente y sin exageración, es una cuestión de “Vida o Muerte” para la especie humana.” (Castro Ruz, 2009: 3)
Reproducimos seguidamente el enfoque bíblico de la creación, lo acontecido cada día y su destrucción.
1.1 La creación, día uno. La destrucción.
1
1 “En el comienzo de todo, Dios creó el cielo y la tierra. (,,,)
Y hubo luz.
5 y la llamó “día”, y a la oscuridad la llamó “noche” (...)”
Hermosa descripción de la creación del cielo y de la tierra, del día y de la noche, ¿qué observamos ahora?, Fidel Castro Ruz lo enfoca del siguiente modo, en tres discursos seleccionados: la Cumbre de la Tierra (1992), II Cumbre Iberoamericana (1992) y Habitad II (1996):
“(...) En el mundo subdesarrollado, son el propio subdesarrollo y la pobreza los factores principales que multiplican hoy la presión que se ejerce sobre el medio natural (...) En el mundo desarrollado patrones de vida que estimulan el consumo irracional y propician el derroche y la destrucción de recursos no renovables, multiplican a escala sin precedentes y antes inimaginables las afectaciones y tensiones a que se ve sometido el medio físico local y global. “ (Castro Ruz, 1992: 2)
“Preguntémonos, incluso, sí la humanidad podrá sobrevivir a la destrucción del medio ambiente, propiciada por las sociedades de consumo, despilfarradoras y enajenantes (...)” (Castro Ruz, 1992: 3)
“Los que casi han destruido el planeta y envenenado los aires, los mares, los ríos y la tierra, se muestran hoy los menos interesados en salvar la humanidad (...)” (Castro Ruz, 1996: 3)
1.2 La creación, día dos. La destrucción.
7” Dios hizo una bóveda que separó las aguas: una parte de ellas quedó debajo de la bóveda, y otra parte quedó arriba.
8 A la bóveda la llamó cielo. (...)”
¿Qué le está sucediéndole a la bóveda, a la que Dios llamó cielo y al agua?, Fidel lo aborda en dos discursos seleccionados, en el primero en ocasión de la Cumbre de la Tierra (1992) aporta las siguientes cifras, las cuales lejos de reducirse, se han incrementado:
En la Cumbre Mundial de la Alimentación (1996) enfatiza “Las aguas se contaminan, la atmósfera se envenena, la naturaleza se destruye (...)” (Castro Ruz, 1996: 2)
1.3 La creación, día tres. La destrucción.
9 “Entonces Dios dijo: “Que el agua que está debajo de los cielos se junte en un solo lugar, para que aparezca lo seco.
Y así fue.”
10 A la parte seca Dios la llamó “tierra”, y al agua que se había juntado la llamó “mar". (...)”
11 “(...) dijo: “Que produzca la tierra toda clase de plantas: hierbas que den semilla y árboles que den fruto.”
Y así fue. (...)”
¿Qué le está aconteciendo a ese acto creativo de la tierra, del mar, de las plantas, la hierba, las semillas y los frutos? “Los bosques desaparecen, los desiertos se extienden, miles de millones de tierra fértil van a para cada año al mar (...)” (Castro Ruz, 1992: 3)
Detengámonos en las cifras alarmantes de 1992, las que no han experimentado a la vuelta de 26 años reducciones, sino incrementos:
En su intervención en la Sesión conmemorativa extraordinaria en la Asamblea General de las Naciones Unidas por el Quincuagésimo Aniversario de la ONU (1995), Cumbre Mundial de la Alimentación (1996) y la Sesión conmemorativa del Aniversario 30 de la Organización Mundial de la Salud (1998) Castro Ruz insiste en la gravedad del problema ambiental:
“Disminuyen los bosques, se envenena el aire y contaminan los ríos. Perecen incontables especies de plantas (...) Se empobrecen los suelos (...)” (Castro Ruz, 1995: 3)
“¿Por qué se invierten 700 mil millones de dólares cada año en gastos militares y no se invierte una parte de estos recursos en combatir el hambre, impedir el deterioro del suelo, la desertificación y la deforestación de millones de hectáreas cada año, el calentamiento de la atmósfera, el efecto invernadero, que incrementa los ciclones, escasez o exceso de lluvias, la destrucción de la capa de ozono y otros fenómenos naturales que afectan la producción de alimentos y la vida del hombre en la tierra?” (Castro Ruz, 1996: 2)
Nótese el llamado explícito a la reducción de los gastos militares y el empleo de esos recursos financieros para salvar a la naturaleza. La cuantía de los gastos militares a escala global resulta muy superior, ahora, que cuando Castro Ruz (1996) abordó el asunto.
“Cambia el clima, se calientan los mares y la atmósfera, se contamina el aire y las aguas, se erosionan los suelos, crecen los desiertos, desaparecen los bosques, escasean las aguas. “ (Castro Ruz, 1998: 2)
1.4 La creación, día cuatro. La destrucción.
14 “Entonces Dios dijo: “Que haya luces en la bóveda celeste, que alumbren la tierra y separen el día de la noche,
15 y que sirvan también para señalar los días, los años y las fechas especiales.”
Y así fue. (...)”
¿Dónde encontrar y quiénes son los responsables del cambio medio ambiental?, en su intervención en la Cumbre de la Tierra (1992), Castro Ruz los señala:
“(...) las sociedades de consumo (...) han contaminado el aire, han debilitado y perforado la capa de ozono, han saturado la atmósfera de gases que alteran las condiciones climáticas (...)” (Castro Ruz, 1992: 2)
1.5 La creación, día quinto. La destrucción.
20 “Luego Dios dijo: “Que produzca el agua toda clase de animales, y que haya también aves que vuelen sobre la tierra”.
Y así fue (...)”
22 “Dios (...) bendijo con estas palabras a los animales que había hecho: “Que tengan muchas crías y llenen los mares, y que haya muchas aves en el mundo.”
En la Cumbre de la Tierra (1992) Castro Ruz afirma que “(...) Numerosas especies se extinguen (...) las sociedades de consumo son las responsables fundamentales de la destrucción del medio ambiente (...) han contaminado los mares y ríos, han contaminado el aire (...)” (Castro Ruz, 1992: 2)
1.6 La creación, día sexto. La destrucción.
24 Entonces Dios dijo: “Que produzca la tierra toda clase de animales: domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo.”
Y así fue.”
26 Entonces dijo: “Ahora hagamos al hombre. Se parecerá a nosotros, y tendrá poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre lo que se arrastra sobre el suelo.”
El hombre, la creación más significativa del sexto día, hoy se encuentra sumido en la pobreza, la desesperanza, la explotación, el desplazamiento forzado de su tierra hacia otras latitudes; Castro Ruz lo connota en los planteos realizados en ocasión de la I Cumbre Iberoamericana (1991) y la Cumbre de la Tierra (1992), respectivamente:
“La política dominante de las grandes potencias económicas y los organismos financieros internacionales (...) han llevado la pobreza a más de 250 millones de personas; no han servido para traer el capital extranjero, pero han propiciado la exportación de capitales hacia países desarrollados. América Latina tiene hoy mucho menos peso que hace 20 años en la economía mundial.
(...) la deuda externa sigue siendo superior a los 400 000 millones de dólares (...)
El enorme costo social y humano de estas realidades se expresa en términos de hambre, enfermedades, analfabetismo, barrios marginales, decenas de millones de niños sin hogar, casi la mitad de la población desempleada, subempleada o desnutrida.” (Castro Ruz, 1991: 2)
“El deterioro acelerado y creciente del medio es, hoy en día, posiblemente el peligro a largo plazo más grave que enfrenta toda la especie humana en su conjunto, y muy en particular el aún llamado Tercer Mundo (...)” (Castro Ruz, 1992: 2)
Se reseñan, seguidamente, otros problemas abordados en este cónclave por Castro Ruz:
En los análisis de Castro Ruz sobre la crisis medio ambiental, ocupa un lugar esencial “el hombre”, connotándolo magistralmente cuando sentencia en la Conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente y desarrollo (1992) que “Una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.” (Castro Ruz, 1992: 2)
Destaca, además, las causales de la degradación de la economía y la destrucción del medio “(...) El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la economía y propician la destrucción del medio ambiente.” (Castro Ruz, 1992: 2)
En las concepciones medio ambientales de Castro Ruz, ocupan también un importante lugar los problemas asociados con la violencia, con las guerras, la pobreza generada por esa y otras causales y la violación fragante de los elementales derechos humanos, que se cometen todos los días a la vista de la opinión pública internacional de forma impúdica. Sus argumentos fueron explicitados en la III Cumbre iberoamericana (1993) y en la IV Cumbre Iberoamericana (1994) respectivamente:
“(...) Vivimos en un mundo desgarrado por la violencia étnica, las guerras fratricidas, la fragmentación traumática de Estados, el intervensionismo, la inseguridad para los países del Tercer Mundo y el menosprecio creciente a los principios de soberanía nacional.
Nunca antes hubo más pobres y marginados en nuestro continente; nunca los países latinoamericanos fueron sometidos a un mayor saqueo (...)
(...) La pobreza crítica se extendió a casi la mitad de la población latinoamericana, el desempleo se incrementó, el salario real disminuyó. Más de 8 millones de niños menores de 5 años están desnutridos y cerca de 700 mil mueren anualmente antes de cumplir esa edad.” (Castro Ruz, 1993: 2)
“Es hora de exigir que entre los derechos fundamentales del hombre se respeten también y se tomen en cuenta como algo esencial y sagrado el derecho a la salud, a la educación, al trabajo dignamente remunerado, a la identidad cultural y étnica de sus pueblos. Que cese toda forma de discriminación racial o sexual. Que cesen los niños abandonados en las acalles y sin hogar, victimas de toda clase de explotación, violencia y abusos sexuales. Que cese el hambre. Que dejen de morir cada año millones de personas que pudieran salvarse.” (Castro Ruz, 1994: 2)
El abismo Norte-Sur, países desarrollados y subdesarrollados, o primer mundo y tercer mundo, como también se nombra a la dicotomía riqueza-pobreza a escala internacional, son analizados ampliamente por Castro Ruz, haciendo notar lo irracional del capitalismo enajenante que conduce a la humanidad a un callejón sin salida y tal vez sin retorno. El desastre ecológico está rondándonos, o mejor dicho la humanidad está rondando el abismo del desastre ecológico a punto de caer en él, lo que los científicos han llamado el punto del no retorno.
Seleccionamos planteos de Castro Ruz que enfocan el asunto, de sus intervenciones en la V Cumbre Iberoamericana (1995), la XI Cumbre NOAL (1995), la Sesión conmemorativa extraordinaria en la Asamblea General de las Naciones Unidas pro el Quincuagésimo Aniversario de la ONU (1995), HABITAD II (1996), Cumbre Mundial de la Alimentación (1996), VI Cumbre iberoamericana (1996), VII Cumbre Iberoamericana (1997) y la Sesión conmemorativa del Aniversario 30 de la Organización Mundial de la Salud (1998) respectivamente:
“(...) que todos podamos comprender que la horrible situación en que unos no sepan qué botar en los basureros y otros no sepan que recoger para vivir, no puede continuar existiendo.” (Castro Ruz, 1995: 2)
“¿Hasta cuándo vamos a presenciar en silencio el absurdo despilfarro de recursos de las sociedades opulentas, la hipoteca criminal del futuro de nuestros hijos en una desenfrenada carrera hacia el desastre ecológico global que ya muchos comienzan a considerar irremediable?” (Castro Ruz, 1995: 3)
“(...) Hoy 20 millones de hombres, mujeres y niños mueren cada año de hambre y de enfermedades curables. Unos pueblos ricos tienen perspectivas de vida hasta 80 años, otros apenas alcanzan 40 (...) ¿Hasta cuándo debemos esperar para que cese esta matanza?” (Castro Ruz, 1995: 2)
“(...) Tenemos derecho a respirar aire puro, a beber agua que no esté contaminada, a que se nos asigne un empleo digno, a alimentarnos y que esos alimentos sean sanos, a que se nos eduque, a que se nos atienda nuestra salud, a ser menos pobres cuando otros son cada vez más ricos.” (Castro Ruz, 1996: 2)
“El hambre, inseparable compañera de los pobres, es hija de la desigual distribución de las riquezas y de las injusticias de este mundo. Los ricos no conocen el hambre.
El colonialismo no fue ajeno al subdesarrollo y la pobreza que hoy sufre una gran parte de la humanidad. Tampoco son ajenos la hiriente opulencia y el derroche de las sociedades de consumo de las antiguas metrópolis que sumieron en la explotación a gran parte de los países de la tierra.” (Castro Ruz, 1996: 3)
“(...) el abismo entre los ricos y los pobres crece cada vez más (...) decenas de millones de niños sin hogar se encuentran abandonados en las calles (...) un número igual o mayor son explotados inescrupulosamente en vez de estar en las escuelas (...) mueren cada año medio millón de menores de cinco años que pudieran salvarse (...) los barrios marginales se multiplican incontenibles por todas partes y el número de personas por debajo de los índices de pobreza se acerca al 50 por ciento (...) el desempleo crece cada vez más como un terrible azote social (...) la deuda externa se incrementa y tras haberse pagado 630 mil millones de dólares en los últimos diez años, es ahora más alta que nunca (...) todo se privatiza a cualquier precio y el Estado se desprende de riquezas que generaciones anteriores acumularon con grandes sacrificios, empobreciéndose y renunciando a todo papel activo en la economía (...) el capital extranjero y las trasnacionales se van apoderando de los centros de producción de bienes y servicios más estratégicos (...) nuestra cultura es descuartizada por el monopolio de los medios masivos de la potencia hegemónica.” (Castro Ruz, 1996: 2-3)
“(...) continuaremos defendiendo las ideas por las que hemos luchado toda la vida, junto a los pobres, los enfermos sin médicos ni medicinas, los padres sin empleo, los cientos de millones de niños y niñas abandonados a su suerte u obligados a trabajar o prostituirse para poder vivir, los hambrientos, los oprimidos y los explotados de toda la tierra que constituyen la inmensa mayoría de la humanidad.” (Castro Ruz, 1997: 2)
“(...) ¿Por qué mueren todavía cada año 12 millones de niños menores de 5 años, es decir, 33 mil por día que podrían salvarse en su inmensa mayoría? (...) En ningún lugar del mundo (...) se matan tantas personas por minuto, por hora, por día como las que matan el hambre y la pobreza en nuestro planeta 53 años después de creada la organización de Naciones Unidas.”
¿Por qué en ese mundo que produce ya casi 30 billones de dólares en bienes y servicios por año, 1 300 millones de seres humanos viven en pobreza absoluta? ¿Por qué reciben menos de un dólar diario percápita, cuando hay quienes reciben más de un millón de dólares cada día?
(...) ¿Quién salvará nuestra especie?, ¿Las leyes ciegas e incontrolables del mercado; la globalización neoliberal; una economía que crece por sí y para sí como cáncer que devora al hombre y la naturaleza? Ese no puede ser el camino, o lo será por un período muy breve de la historia.” (Castro Ruz, 1998: 2)
La bienvenida a Cuba, dada por Castro Ruz al Pastor Universal de la Iglesia Católica (1998) Juan Pablo II, resulta una síntesis reveladora de que (...) son miles de millones los que padecen hambre y sed de justicia (…) y en consecuencia la (…) lista de las calamidades económicas y sociales del hombre es interminable (...)” (Castro Ruz, 1998: 2)
“En su largo peregrinar por el mundo, Usted ha podido ver con sus propios ojos mucha injusticia, desigualdad, pobreza; campos sin cultivar y campesinos sin alimentos y sin tierras; desempleo, enfermedades, vidas que podían salvarse y se pierden por unos centavos; analfabetismo, prostitución infantil, niños trabajando desde los seis años o pidiendo limosnas para poder vivir; barrios marginales donde viven cientos de millones en condiciones infrahumanas; discriminación por razones de raza, o de sexo, etnias enteras despojadas de sus tierras y abandonadas a su suerte; xenofobia, desprecio hacia otros pueblos, culturas destruidas o en destrucción; subdesarrollo, préstamos usurarios, deudas incobrables e impagables, intercambio desigual, monstruosas e improductivas especulaciones financieras; un medio ambiente que se destruye sin pide y tal vez sin remedio, comercio inescrupuloso de armas con fines mercantiles, guerras, violencia, masacres; corrupción generalizada, drogas, vicios y un consumismo enajenante que se impone como modelo idílico a todos los pueblos. (Castro Ruz, 1998: 2)
1.6 La creación, día séptimo. La destrucción.
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1 El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados.
2 El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó.
El cielo y la tierra creados según la Biblia en el comienzo de todo, el primer día, es objeto de una destrucción casi irreversible todos los días, si todo cuanto atenta contra la naturaleza no es detenido antes de que sea demasiado tarde.
Ante la mirada irresponsable de los que han impuesto la injusta distribución de las riquezas algo terrible está sucediendo en la bóveda que separó las aguas, el cielo; a la creación del segundo día se le elimina el ozono con la emanación incontrolada de gases contaminantes, generadores del llamado efecto invernadero. Aterrador también es lo que ocurre con la parte que quedó debajo de la bóveda, la tierra y el mar, la creación del tercer día, que se encuentran sometidos a una explotación irracional de sus recursos no renovables y al bombardeo constante de desechos tóxicos que alteran y destruyen la biodiversidad.
Tanto como las luces de la bóveda celeste, la creación del cuarto día, son los pobres que habitan en la tierra, los enfermos sin médicos, los niños sin hogar, los explotados, los marginados, los que mueren por hambre y por enfermedades curables, estos se incrementan por día y se multiplican cada año. Ya el agua no produce toda clase de animales, ni existe tampoco una diversidad de especies de aves que vuelen sobre la tierra, la creación del quinto día.
¿Por qué no existen o están en peligro de extinción toda clase de animales, domésticos y salvajes, y los que se arrastran por el suelo e incluso el propio hombre, la creación del sexto día?
¿Podrá sobrevivir a la destrucción del medio ambiente, propiciadas por las sociedades de consumo toda clase de animales, domésticos y salvaje; los peces; los que se arrastran por el suelo y los que vuelan sobre la tierra? Preguntémonos incluso, ¿quién salvará nuestra especie, el cielo y la tierra, el agua que está debajo del cielo, lo seco, toda clase de plantas; hierbas que dan semillas y árboles que dan fruto?; ¿los que casi han destruido el planeta y envenenado los aires, los mares, los ríos y la tierra? No, estos se muestran hoy los menos interesados en salvar a la humanidad, al hombre; lo único que les interesa es la ganancia, los mueve solamente su apetito insaciable de ganar.
¿Quién es el responsable de la posible desaparición del hombre al que se le concedió poder sobre los peces, las aves, los animales domésticos y los salvajes, y sobre lo que se arrastra sobre el suelo? No se puede culpar de esto a los países del Tercer Mundo, víctimas de un orden económico mundial injusto. Por consiguiente “(...) que cada cual se enfrente según su conciencia, a las cifras irrebatibles y las realidades palpables que demuestran el desarrollo acelerado de una especulación financiera universal e insostenible, la vulnerabilidad creciente de las economías, la destrucción de la naturaleza, el porvenir incierto y el abismo sin fondo a que nos conduce el neoliberalismo ciego e incontrolable y un globalismo aplastante y brutal (...) (Castro Ruz, 1997: 2)
¿Qué hacer ante estas realidades? ¿Esperar por la buena voluntad de los dueños del capital financiero? ¿Quiénes tomaran la iniciativa de su enfrentamiento al capital? “Los pueblos lucharan, las masas desempeñaran importante y decisivo papel en esas luchas (...)
¿Cuáles serán las armas esenciales? Las ideas; las conciencias. ¿Quiénes las sembrarán, cultivarán y harán invencibles? Ustedes (...)” (Castro Ruz, 1999: 2)
¿Quedan alternativas? ¿Podremos salvar a la naturaleza y a nosotros mismos? ¿Qué nos ocurrirá si no detenemos la crisis medio ambiental?
“Las campanas que doblan hoy por los que mueren de hambre cada día, doblarán mañana por la humanidad entera si no quiso, no supo o no pudo ser suficientemente sabía para salvarse a sí misma.” (Castro Ruz, 1996: 2)
2. Epitafio. Queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible.
El inminente peligro es apreciado por una parte importante de la comunidad internacional, otros lo ignoran o especulan que los científicos exageran en sus hipótesis, los llamados líderes de los gobiernos más poderosos no concretan acciones coherentes que evidencien una tendencia a detener primero el deterioro del medio ambiente y luego revertirlo. Castro Ruz vuelve a insistir, en tres Reflexiones seleccionadas: Una especie en peligro de extinción (2009), El derecho de la humanidad a existir (2009) y El Mundo medio siglo después (2010):
“En la Conferencia Internacional sobre el medio Ambiente convocada por la ONU en Río de Janeiro, afirmé como jefe entonces del Estado cubano: “Una especie está en peligro de extinción: el hombre”. Cuando pronuncié y fundamenté aquellas palabras (...) Yo mismo no lo veía en fecha tan cercana como 60 u 80 años.
Hoy se trata de un peligro realmente inminente y sus efectos ya son visibles (...)
La temperatura promedio ha crecido 0.8 grados centígrados desde 1980 (...) las últimas dos décadas del siglo XX fueron las más calurosas en cientos de años. La temperatura en Alaska, el Oeste canadiense y el Este de Rusia han subido a un ritmo que duplica el promedio mundial. El hielo del Ártico está desapareciendo rápidamente y la región puede experimentar su primer verano completamente libre de hielo tan pronto como en el año 2040 (...) las masas de hielo de más de dos kilómetros de altura se derriten en Groenlandia, los glaciares de Sudamérica (...) y la gigantesca capa de hielo que cubre la extensa zona Antártida.
(...) concentraciones de dióxido de carbono han alcanzado el equivalente de 380 partes por millón, cifra que supera el rango natural de los 650 mil años (...)
(...) hace no menos de 3 mil millones de años surgieron las primeras formas de vida elemental en la Tierra (...) el Homo Sapiens, apenas cuenta con 150 mil años, una insignificante fracción de tiempo desde que surgió la vida (...)
(...) La población de todos los países tiene derecho a conocer los factores que originan el cambio climático y cuáles son las posibilidades actuales de la ciencia para revertir la tendencia, si aún se dispone realmente de ellas.” (Castro Ruz, 2009: 2)
“El cambio climático está causando ya considerable daño y cientos de millones de pobres están sufriendo las consecuencias.
Los centros de investigaciones más avanzados aseguran que queda muy poco tiempo para evitar una catástrofe irreversible (...)
El grupo ecológico Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) advirtió que el cambio climático quedaría fuera de control en los próximos 5 a 10 años, si no se recortan drásticamente las emisiones.” (Castro Ruz, 2009: 2)
“(...) la batalla en torno al problema climático que tuvo lugar en la Cumbre de Copenhague, ha contribuido al conocimiento del inminente peligro. No se trata de un riesgo lejano para el siglo XXII, sino para el XXI, ni lo es tampoco solo para la segunda mitad de este, sino para las próximas décadas, en las que ya comenzaríamos a sufrir sus penosas consecuencias.” (Castro Ruz, 2010: 2)
3. Consideraciones finales.
La sociedad de consumo, el sistema capitalista como sistema enajenante, engendra las condiciones objetivas y subjetivas para su propia destrucción; las que se aceleran a partir del ocaso de las condiciones materiales de vida del hombre como ser social.
La sociedad, los políticos, los gobiernos, los movimientos sociales y otras fuerzas con conciencia de la gravedad del problema, están aún en condiciones de revertir los efectos de la acción irracional del hombre, criatura de las relaciones de producción establecidas aún cuando se crea superiores a ellas, antes de arribar a la tercera década del siglo XXI, para evitar la irreversible destrucción de los presupuestos que favorecen la vida de la especie humana.
La naturaleza posee potencialidades para seguir existiendo sin el hombre; en cambio nosotros no podemos subsistir sin la naturaleza. Ella existió antes que la especie humana, la especie humana, en cambio, no puede existir sin ella.
Fidel tiene el mérito de haber ser sido el primer estadista en prever los peligros que se avecinan para la sociedad humana y proponer posibles soluciones a la disyuntiva: “o capitalismo o civilización”. Estas previsiones lo confirman como el precursor de los clásicos de la teoría, que le atribuye al proletariado la misión de convertirse en sepultureros del modo capitalista de producción, responsable fundamental de la destrucción del medio ambiente.
El Apocalipsis augura una total destrucción de las condiciones naturales de vida del hombre; la acción consciente de los pueblos está en condiciones de evitarlo si utiliza su capacidad racional, resultante del devenir histórico social. Si el hombre no es capaz de salvarse a sí mismo la humanidad no podrá, lamentablemente, continuar escribiendo su contradictoria pero verosímil historia por los siglos de los siglos.
Referencia bibliográfica
Bibliografía