Sira Delia Varona Vega *
Jorge Luis Artiles Beltrán **
Universidad de Sancti Spìritus “Josè MartìPèrez", Cuba
sira@uniss.edu.cuLas primeras décadas del siglo XX cubano, marcaron el languidecimiento de las potencialidades emancipadoras de la modernidad burguesa, fundamentada en el iluminismo endógeno del siglo XIX y la búsqueda de nuevas vías para la liberación. La lógica social, en la misma medida que consolidaba la penetración estadounidense en la Isla y, consiguientemente, reducía la presencia del capital nacional en la economìa; señalaba las limitaciones del modo de producción capitalista para materializar el espíritu humanista de la modernidad burguesa endógena, concretizada en su ideal de República libre, equitativa, igualitaria, fundamentada en la pequeña propiedad y en la presencia fundamental del capital nacional industrial.
Palabras claves: Modernidad, marxismo, liberalismo, valores.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Sira Delia Varona Vega y Jorge Luis Artiles Beltrán (2018): “Una época, dos pensadores, dos enfoques, un mismo fin: la emancipación humana”, Revista Caribeña de Ciencias Sociales (enero 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/index.html/caribe/2018/02/emancipacion-humana.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/caribe1802emancipacion-humana
El paulatino agotamiento de la modernidad burguesa endógena en los inicios de la centuria transcurrió, matizado por múltiples contradicciones ideopolìticas, frustraciones, incertidumbres temporales, y en la actividad polìtica y académica de los representantes más connotados del pensamiento humanista burgués nacional de la etapa. Sobresalen las figuras de los herederos del pensamiento martiano y maceista: Manuel Sanguily, Juan Gualberto Gómez, Máximo Gómez hasta su muerte y Enrique José Varona, el más sistemático de los mencionados, quien desde el diseño e intento de puesta en práctica de su modelo transformador burgués nacional, intentó, desde la potenciación del reducto del capital nacional endógeno, enfrentar la penetración político-económica foránea.
En la misma circunstancialidad histórica maduró la joven y revolucionaria intelectualidad nacional estudiosa también de las nuevas condiciones concretas de la nación, pero desde perspectivas más radicales y más ajustadas a la lógica y dinámica del capitalismo en su fase imperialista: Julio Antonio Mella, Rubén Martínez Villena, Antonio Guiteras, entre otros, son algunas de las personalidades más significativas.
En uno de sus escritos, Julio Antonio Mella invita a la nueva intelectualidad revolucionaria a; “(..) a dejar a los ideales viejos en las tumbas y en las estatuas de los que los predicaron, (..) permanecer en la adoraciòn estéril al pasado hará de su vida una de monje vicioso y solitario. La invitamos a luchar por la causa del pueblo trabajador para luchar por la causa del siglo” 1
El presente trabajo tiene como objetivo, valorar algunas de las convergencias y divergencias en las lecturas realizadas por dos de las personalidades más ilustres del primer tercio del siglo XX: Enrique José Varona, 1849 – 1933, estudioso crítico de la modernidad burguesa universal, que intentó reencauzar la modernidad burguesa, amparado en los fundamentos teóricos del ideal moderno nacional, desde el desarrollo de las naciones no industrializadas; y Julio Antonio Mella, 1903 – 1929, representante del marxismo continental.
En la primera parte del trabajo se expondrán las ideas del pensador liberal burgués, las cuales expresan la desconstrucción histórica de los presupuestos teóricos, cosmovisivos, éticos de la modernidad burguesa durante el despliegue de la fase imperialista del capitalismo. Se utilizarán los escritos más tardíos del pensador, con posterioridad a 1915, período cuando el intelectual decidió retirarse de la vida polìtica y académica, fracasado su intento de poner en práctica su modelo transformador desde la vicepresidencia del gobierno de Maro García Menocal.
En la segunda parte del trabajo se explicarán las concepciones de Julio Antonio Mella, uno de los iniciadores del marxismo continental; pensador independiente, cuya obra madurò en medio de la agudización de las contradicciones del capitalismo con sus manifestaciones màs profundas en los países subdesarrollados del sistema; y las polémicas teóricas que por momentos se convirtieran en antagónicas, entre los intérpretes de la doctrina marxista en las nuevas condiciones del capitalismo.
El despliegue y consolidación de la penetración estadounidense y la consiguiente pérdida del reducto del capital nacional, cimiento para el despliegue de la modernidad burguesa serán expuestas desde dos posiciones diferentes: la primera a partir de las aspiraciones de la burguesía nacional que había perdido por completo su capacidad revolucionaria. La segunda erigida desde los intereses de las clases, sectores de clases y grupos sociales, designados a protagonizar los nuevos acontecimientos. Una, fundamentada y dirigida, por la lógica sistémica, al siglo XIX, la otra, fiel interprete de las leyes sociales, orientada al futuro.
En la obra de Enrique José Varona implícitamente está su proyecto transformador de las naciones capitalistas no industrializadas; proceso, llamado a reencauzar la modernidad burguesa a sus orígenes. Su programa reformador tenía como objetivo la capitalización independiente de las regiones menos desarrolladas del sistema desde el restablecimiento y consolidación del capitalismo mercantil en sus territorios; y la forja de sociedades justas e independientes, poseedoras de una fuerte infraestructura industrial que les posibilitara incrementar su presencia en el mercado internacional.
En síntesis y en el espíritu ilustrado endógeno los cánones de la modernidad burguesa los condensó en su ideal de sociedad a instaurar en las naciones no industrializadas, protagonistas del reencauce de la modernidad burguesa: repúblicas libres, equitativas, fundamentadas en la pequeña propiedad, en el capital nacional independiente, en la industria diversificada con competitivos en el mercado internacional que garantizaran los ingresos para el mejoramiento de la vida pública. Una sociedad que se erigiera sobre el cooperativismo clasista y la unidad y en la cual la cultura mediatizara la incorporación consciente ciudadana a la administración de los procesos sociales.
Para lograr la forja de la citada república en las regiones no industrializadas, el pensador propuso la realización de cambios económicos y políticos, atravesados transversalmente por la reforma educacional planificada y consciente, dirigida a elevar la cultura polìtica y científica de la ciudadanía,protagonista de los cambios conduncentes a aumentar el componente industrial de los capitales nacionales para convertirlos en las principales fuentes generadoras de riquezas, que estarían al servicio de la sociedad .
Los rasgos de objetividad de la propuesta reformadora de Varona, la cual de inmediato pudiera parecer utópica y trascendente a las condiciones reales de la Isla, se encuentra no en la obra del pensador, sino en los artículos de Julio Antonio Mella, específicamente, cuando explica las posibilidades de la Isla para incorporarse al movimiento socialista continental; “(..) Cuba es uno de los países màs industrializados de Amèrica Latina (..)”2
Significa que Varona fundamentó su propuesta ; aùn cuando no apreció con la debida profundidad la esencia colonizante de los mecanismos económicos que los EE UU impusiera a la naciente República, en la posibilidad de potenciar el desarrollo y presencia ascendente en la economía nacional del capital endógeno comercial y bancario que impulsaría la formación de cierto sector económico, competitivo a los capitales internacionales invertidos en la Isla..
Contrario a los deseos del pensador, las leyes objetivas sistémicas hicieron imposible el proyecto reformador del intelectual, ya que a medida que se concentra el desarrollo y la industria en un polo, incrementa la dependencia, inaccesibilidad a la tecnología y a los mercados, la deformación económica en el polo subdesarrollado del sistema, además èstos últimos actúan como simples receptoras de las tecnologías más obsoletas y los productos industriales.
Por lo anterior, en los marcos del modo de producción capitalista el programa varoniano resultaba imposible que las naciones no industrializadas pudieran potenciar sus capitales nacionales y mucho menos que aumentasen su presencia en el mercado internacional que, por su dinámica, las excluyen y convierten en fuentes abastecedoras y simples consumistas de la producción internacional capitalista.
El crac bancario de la década del veinte, los efectos de los mecanismos económicos impuestos a la nación, el entreguismo de los gobiernos y la debilidad ideológica de la burguesìa nacional cubana, liquidaron la débil infrastructura económica capitalista independiente, con la cual contaba el pensador para reencauzar la modernidad burguesa.
La antinomia entre el ideal moderno del intelectual cubano y la realidad polarizante del modo de producción capitalista – fundamento económico de la modernidad burguesa, atraviesa las reflexiones del pensador contenidas en sus artículos, aforismos y escritos periodísticos de la etapa y le impregna un profundo escepticismo, superado con posterioridad, próximo a su fallecimiento, cuando reconoce a las nuevas fuerzas sociales, pertrechadas de ideas más ajustadas a la realidad. Entonces su optimismo florece y Varona le encarga el protagonismos de los nuevos tiempos.
Por lo anterior, la obra del cubano se presenta al investigador envuelta en dicotomías y contradicciones que se han interpretadas desde posiciones opuestas en la literatura especializada a lo largo del siglo XX hasta nuestros dìas. 3
Con el fracaso de la puesta en práctica de su programa reformador de la modernidad burguesa, Varona profundizó sus análisis sobre las características del modo de producción capitalista, su fundamento económico; los cuales comenzó en la década del ochenta del siglo XIX. 4
Es meritorio recordar sus estudios sobre las particularidades del imperialismo como nueva fase del imperialismo y su acercamiento teórico a sus principales rasgos: concentración económica y el flujo de los capitales de las naciones desarrolladas a las no industrializadas. Las valoraciones citadas atestiguan que el pensador desde las perspectivas de su pensamiento liberal Ssiempre analizó el despliegue de la modernidad burguesa como un proceso desdoblado en contradicciones y polarizaciones entre naciones y hacia el interior de las naciones.
Cuando el intelectual asumió el modo de producción capitalista, fundamento objetivo de la modernidad burguesa no dirigió sus valoraciones sólo a las causas subjetivas, sin dejar de hacerlo, que influyeron en el fracaso de su modelo: la debilidad polìtica de la burguesía nacional, el entreguismo de los gobiernos, la falta de unidad polìtica, la corrupción administrativas; sino, que se aproximó a las características económicas, políticas e ideológicas del sistema que impidieron la puesta en práctica exitosa de su programa reformador
Varona definió algunos de los rasgos que caracterizaban el inicio de la crisis de la modernidad burguesa: la reorientación irracionalista de su ideología, la esencia abstracta de sus principales valores morales: libertad, justicia, igualdad, democracia, la tendencia del capitalismo a la militarización de su economía y a las guerras, la degradación moral de los individuos, subsumidos en el consumismo desmedido y los estereotipos creados por la prensa y otros órganos difusores de la cultura de su tiempo. 5
Los aforismos varonianos son el reconocimiento explícito de la agotabilidad histórica de la modernidad burguesa por el impacto de la naturaleza del modo de producción que lo fundamentaba. Según sus propias palabras;“(..) Cuando me lees (..) Lo que te importa es saber si obedezco al santo y seña que te han dado¸si voy con el rebaño (..)” 6
Varona presentó la crítica a la modernidad burguesa universal en los finales del siglo XIX y primer tercio del XX a través de la terminología irracionalista, con la cual no se afilió; pero si utilizó su aparato conceptual para demostrar la degradación de los preceptos principales de la modernidad burguesa por la esencia de sus relaciones económicas y significar el languidecimiento de los mecanismos económico – políticos capitalistas que no permitìan el reencauce de la modernidad a sus principios originarios que deslindaron al hombre como el principal sujeto de los procesos sociales, y , por último, el fin de la preconizada racionalidad burguesa.
Al especificar en el encargo de sus aforismos, Varona escribió; “Cuidado con las metáforas, dicen con ceño los neoteórico pero soy metafóricos, si pienso metáforas ¿qué le he de hacer? Lo importante no es lo que el lenguaje vaya cubierto o descubierto, sino que se dé a entender. Pero no lo entiendo. Lo siento; quiere decir que hablamos lenguas distintas. No escribo para ti“ 7
El lector tenía que desarrollar las habilidades para descodificar el mensaje en las sentencias cortas expresadas en términos usados por las corrientes irracionalistas de la época; “Las palabras, los conceptos que están detrás. Esto no es nada, y es todo. Hay frases que pasan de boca en boca como futesas, y si se profundizan aterran ( ... ) “ 8
Las nuevas ideas no estarían a disposición de todos, sino de aquellos con capacidad e interés de asumir su mensaje, las nuevas ideas no podían cotejarse con los ideales burgueses que eran paradigmas de la actividad humana, cuyo carácter humanista desbordaba las posibilidades de la modernidad burguesa. Asimismo, serían incomprensibles para los demasiados arraigados a los valores burgueses, que la lógica y dinámica histórica habían convertido en inservibles para la gestión previsora del hombre y mucho menos para los defensores a ultranza del ideal burgués.
El pensador avizoró las incomprensiones que suscitarían sus reflexiones sobre el destino histórico del humanismo burgués en crisis, por parte de los absolutamente convencidos de la perdurabilidad del ideal burgués para la humanización del hombre y de sus relaciones sociales; “A mi experiencia motejas de pesimismo. ¿ Qué más quisiera yo, amable beocio, que dormir a pierna suelta en el mullido colchón de tu optimismo de trampantojo ? )“ 9
El cubano no abandonó el determinismo, sino que en sus aforismos desde cierta aureola irracionalista que utilizó para significar que las bases de la modernidad se agrietaban continuamente debido a las tendencias que adoptaba el capitalismo en su fase , las cuales estrechaba los espacios para la emancipación del hombre y ponía en crisis sus ideales de igualdad, libertad, justicia social, democracia, estaba en desgaste histórico.
En uno de sus aforismos pareciera que Varona, superficialmente, antepusiese los sentimientos a la razón y diese muestras de posiciones irracionalistas. “A la luz de la razón; pretendemos descubrir lo que harán los hombres de maňana ¿ De la razón?. Nos impulsa y nos arrastra el sentimiento y cuando este manda, es decir siempre, aquella famosa antorcha humea, humea, y se apaga (..)”.10
El aforismo que se referenció ha suscitado comentarios en los estudiosos de su obra, algunos de ellos definieron que en los últimos aňos de su vida el filósofo transitó hacia posiciones contrarias al optimismo racionalista predominante en sus escritos de la década de los ochenta del siglo XIX y los inicios del siglo XX, cuando el cientificismo evolucionista spensariano, mediatizaba sus reflexiones filosóficas y políticas.
Uno de sus estudiosos, Roberto Agramonte subrayò; “Es curioso notar como Varona (..) contempla el reino del sentimiento, como algo intransferible “ 11
Es cierto que los aforismos varonianos imbrican algunas ideas que sobredimensionan el lugar de los sentimientos en la vida social, con otras, que sitúan a los factores económicos y políticos en la base de su crìtica al modo de producción capitalista, fundamento de la modernidad burguesa; pero y con independencia a los chispazos de sobrevaloración de los sentimientos, en ellos predomina la valoración exhaustiva y objetiva de los procesos de la sociedad que aparece con notoriedad, sobre todo cuando explicó los factores condicionantes del fracaso de su proyecto democratizador del mundo no industrializado.
Los aforismos de Varona contienen su reconocimiento de las limitaciones históricas del modo de producción capitalista para lograr la emancipación humana preconizada por la modernidad burguesa. Además señalan que el desdoblamiento, generado por el modo de producción capitalista, en contradicciones antagónicas, imposibles de solucionar en sus marcos le incapacitaban para proyectar el futuro de la humanidad; “Si nos es tan difícil comprender lo que ocurre en torno nuestro, aquello de que somos, por decirlo así testigos, ¿que será cuando se trate de lo que se aleja de nosotros, y por tanto, cuanto más se aleja?” 12
La definición de la agotabilidad histórica de la modernidad burguesa desde el enfoque teóricos de sus propias conceptualizaciones que la definieron, sin muestras de transgresiones de sus definiciones epistemológicas, está en los aforismos envuelta en un profundo escepticismo, el cual no lo condujo a posiciones pesimistas cognitivas, manifiesto en que aún en los momentos de mayores incertidumbres teórico – sociales, Varona mantuvo su confianza en las potencialidades humanas para conocer el universo, y utilizar los resultados en el trabajo colectivo y en beneficio de la sociedad.
A partir de los años veinte del propio siglo, el intelectual profundizó en el estudio del imperialismo en cuyos marcos comenzaban a desgastarse las bases de la modernidad burguesa y si en los inicios de siglo lo explicó como el simple restablecimiento del imperio romano, que se distinguía por la preponderancia del movimiento del capital de las regiones desarrolladas hacia las dependientes, con el consustancial impacto sobre sus destinos políticos; en su trabajo El imperialismo Yankee en Cuba (1922), significó su principal rasgo económico: la concentración monopolista productiva que eliminaba el espacio para otras formas de propiedad.
Segùn sus palabras; “(..) en la organización social actual del mundo de occidente es fenómeno económico incontrastable que la forma tomada por la gran propiedad se hace preponderante y ahoga al cabo y sólo consiente vida raquítica a las otras. Es el baobab que no deja levantar ningún arbusto lozano bajo su sombra (..) 13
Enmarcado en sus estudios de las nuevas formas de supeditación político – económica, diseñadas y puestas en práctica por las naciones imperialistas, las calificó como la revitalización de las antiguas relaciones coloniales de dominio, distintivas de las mismas sólo porque reconocen e instauran gobiernos formalmente autónomos, pero orgánicamente ligados a la lógica y existencia del gran capital monopolizado; “La sombra del guao. Ésta es la que suelen dar las naciones poderosas a sus vecinas más débiles. Por ejemplo, la puritana tierra de Penn y Lincoln a la tierra casquialegre de Hidalgo y de Juárez”14
La lógica del capital, le mostró a Varona las diferencias infranqueables entre los países industrializados y las no – industrializados; asimismo, que la monoproducciòn, la poca accesibilidad a los mercados de los países dependientes, la estructura deformada de sus capitales nacionales y la débil industria; fueron las consecuencias inmediatas lógicas de la consolidación capitalista universal, la cual esencialmente engendraba el hegemonismo de los países industrializados y el consiguiente afianzamiento ininterrumpido de la deformación económica de los países dependientes.
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Imbuido en su escepticismo, o sea, en sus incertidumbres sobre el futuro de la humanidad, en los aforismos, Varona señalo la degeneración de los valores de la modernidad burguesa, aquellos que habían surgidos en antítesis a los cánones medievales y que contrarios a la supeditaciones del hombre y la Ciencia a la Iglesia, no sólo liberaban al uno y otro del poder eclesiàstico, sino que afianzaba al primero como protagonista y gestor de su destino; “¿Libertad? En las nubes, ¿ igualdad?. Bajo tierra ¿ fraternidad ?. En ninguna parte (...)”20 más adelante especifica aún más cuando afirma; “ la igualdad pertenece únicamente al mundo de la teoría. Bello concepto sin sustancia, divino verbo que nunca se ha encarnado “ 15
Para el intelectual, el capitalismo no podía solucionar los problemas por èl creados; y conducido por la lógica de su pensamiento flexible y apoyado en sus estudios minuciosos sobre la dinámica sistémica avizoró en el socialismo al sistema capacitado para brindar las posibilidades imprescindibles que pudiera reacomodar al hombre y afianzarlo como el protagonista consciente de sus procesos sociales; “No sé si llegará la humanidad a ello, pero si preveo que el socialismo, en sus diversas formas, y estructurado a las circunstancias orgánicas de cada pueblo, es el régimen, que, implantado hoy en varios países, sustituirá al sistema capitalista, en un futuro inmediato. Vamos, sin querer o queriéndolo, hacia el socialismo “ 16
El desenvolvimiento de la Primera Guerra Mundial enriqueció su conceptualización del capitalismo imperialista; a las características que había designado como sustanciales para la etapa: la exportación del capital y la concentración monopolista productiva; le adicionó el desdoblamiento de su política en sus dos tendencias contrapuestas: la democracia y la guerra; “¿Podría explicar el docto prócer donde empieza y donde termina la paz, o bien donde termina y donde empieza la guerra ? “ 17
El problema de la tendencia del capital a desarrollar la industria militar, es una de las problemáticas más recurrentes en su pensamiento, y que está presente en sus diferentes etapas; tanto en el período de configuración del proyecto humanista como a partir de la década del veinte cuando se convenció de la imposibilidad del modo de producción capitalista para ofrecer posibilidades para potenciar su democratización en las regiones no industrializadas.
En uno de sus escritos, cuando precisa las adversidades que entorpecerían la consolidación de la autosuficiencia económico – política de las regiones no – industrializadas, precisó; “(..) Dura prueba para los espíritus reflexivos y madurados por la experiencia de la vida, ésta inaudita conflagración. Dura porque nos presenta los resultados más estupendos de la ciencia aplicada puestos al servicio de una obra insensata de destrucción (..)”.18
Los escritos, artículos y aforismos de Varona que analizaron críticamente las causas del fracaso de su proyecto para el reencauce de la modernidad burguesa desde la experiencia de las naciones no industrializadas, las cuales encontró en la esencia polarizante del modo de producción capitalista que lo fundamenta, lo convierten, en lo nacional, en el punto medular teórico no sólo del agotamiento de las potencialidades emancipadoras de la modernidad burguesa nacional, sino de la búsqueda y encuentro de nuevas propuestas teóricas más ajustadas y capacitadas para solucionar en la teoría y en la pràctica la contradicción entre el contenido emancipador de los valores propugnados por la modernidad burguesa nacional, elaborada durante el siglo XIX y la naturaleza esencialmente polarizante del modo de producción capitalista que fundamentara su despliegue internacional.
En los marcos de la citada contradicción maduró el pensamiento de Julio Antonio Mella Parland, uno delos iniciadores del marxismo continental: asimilación teórica del marxismo desde las tradiciones ideológicas de los pueblos de América Latina; y el estudio creador de la manifestación de las contradicciones sistémicas en los países subdesarrollados latinoamericanos.
Los fundadores de la doctrina marxista descubrieron la contradicción entre la esencia emancipadora y humana del sistema de valores que sostenían la modernidad burguesa y el carácter polarizante del modo de producción capitalista, en cuyos marcos se desplegò y consolidò, y que la convirtiò en un proceso matizado por la diferenciación antagónica entre naciones y hacia el interior de las naciones. Consustancialmente, demostraron que sólo la transformación material del modo de producción capitalista por medio de la revolución socialista y apoyado en la actividad polìtica del proletariado y las clases y sectores interesados en los cambios sociales, , condicionaría el rescate del contenido humanista de los valores humanos y la aparición de nuevos, afines a las nuevas relaciones de producción socialista.
En sus obras, los fundadores demostraron que la internacionalización de las relaciones capitalistas de producción transcurrió originò la diferenciación interna del sistema: el desarrollo de la industria europea que tuvo en la Revoluciòn Industrial Inglesa tuvo su catalizador en la Conquista y Colonizaciòn de Amèrica Latina; proceso que le aseguró a Europa nuevos mercados, sino también fuentes de abasto de maaterias primas. La consolidación del modo de producción capitalista ocurrió a través de la supeditación de los pueblos de Amèrica Latina, Àfrica y Asia por la burguesìas revolucionarias de Europa.
En el Manifiesto del Partido Comunista los clásicos lo definieron con las palabras que siguen; “ Mediante la explotación del mercado mundial, la burguesìa ha dado un carácter cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países (..). Las antiguas industrias nacionales (..). Son suplantadas por nuevas industrias que ya no emplean materias primas indígenas, sino materias primas venidas de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no sòlo se consumen en el propio país, sino en todas partes del globo (..)” 19
En lo nacional, la intelectualidad marxista de la primera mitad del siglo XX definió teóricamente las limitaciones del modo de producción capitalista para la materialización del sistema de valores de la modernidad burguesa de la modernidad burguesa endógena, en tiempos de la consolidación de su fase imperialista que tuvo su expresión continental en el avance del capitalismo monopolista estadounidense en América Latina; y en lo nacional el afianzamiento del capital estadounidense en la economía cubana mediante la puesta en práctica de su polìtica neocolonial.
En la citada lógica social maduró el pensamiento de Mella. El joven marxista caracterizó las particularidades de las relaciones capitalistas en los países subdesarrollados de América Latina, subrayó la contradicción entre el espíritu humanista, republicano y nacionalista de la modernidad burguesa latinoamericana y las relaciones capitalistas dependientes y predominantemente feudales que existían en el Continente. Además demostró la necesidad histórica de la revolución socialista y las fuerzas socioclasistas designadas por la historia para protagonizar el proceso de cambios sociales. y mediante la crítica a las corrientes reformistas dentro del movimiento proletario.
En la obra de Julio Antonio Mella; Enrique José Varona, uno de los sistematizadores de la modernidad cubana, ocupó un singular momento en sus reflexiones. Lo anterior no es casual porque ambos pensadores coincidieron en el primer tercio del siglo XX y apoyados en esquemas de pensamientos diferentes, analizaron la consolidación del capital estadounidense en la Isla, con el consiguiente debilitamiento del capital nacional. El primero a partir del liberalismo burgués y el segundo desde el marxismo militante.
La modestia, el manifiesto nacionalismo, la honestidad administrativa que había mostrado Varona durante su vicepresidencia pese a las posiciones entreguistas y la corrupción político – administrativa del presidente Mario García Menocal 20, la honestidad teórico – polìtica del liberal burgués expresado en sus escritos de la década del veinte y el treinta y sus estudios sobre laa naturaleza contradictoria del modo de producción capitalista; despertaron el profundo respeto que le profesara Julio Antonio Mella a Varona. En una de las presentaciones de su propuesta de reforma Universitaria, el revolucionario expresó; “…Amparado con la presencia del ilustre filòsofo, vengo a pedir las reformas de la Universidad, declarando que no habrè de callarme, ni ante la coacción, ni ante la amenaza, que no claudicarè, y que pondrè al descubierto todas las lacras que hay en esta Universidad” 21.
En otro de sus artículos reconoció el legado del liberal burgués, expresado en sus estudios sobre el modo de producción capitalista desde sus manifestaciones en las naciones subdesarrolladas; “ Varona, el hombre cimero de la intelectualidad cubana, ha dicho a tiempo su palabra condenatoria sobre la absorción del suelo de la Isla por el capitalismo imperialista yanqui (...) 22
Mella explicó el fundamento martiano de su pensamiento marxista en formación. Fue uno de los defensores más militantes de la obra martiana durante el primer tercio del XX. Admiró y reconoció la dimensión humanista e imperecedera de la República martiana Con Todos y Para el Bien de Todos; expresión concentrada de la tradición nacional del siglo XIX, la cual tergiversaron los gobiernos proentreguistas de las dos primeras décadas de República, truncada por la Enmienda Platt y los tratados económicos que legalizaron la penetración estadounidense en la Isla.
Para el cubano, el espíritu nacionalista radical de la República Martiana quedaba en el espíritu emancipador de la generación revolucionaria del primer tercio del siglo XX, la cual mostraba su disposición para eregirla sobre los cimientos del nuevo modo de producción socialista; “ (..) las fuerzas triunfantes de hoy, lleva a èste organismo a luchar por nuevos senderos para formas una sociedad igualitariamente justa y màs democráticamente libre. Aspira a realizar en la Repùblica en toda su extensión y en su nueva acepción la frase del apóstol con todos y para todos (..)23
En sus escritos se detuvo el pensador marxista en la impronta de los ideales de Marti y Maceo en la contienda anticolonialista de 1895 y en la consolidación del ideal republicano moderno. Según sus consideraciones la muerte de los líderes cimeros de la contienda revolucionaria cubana reorientó el proceso porque la revolución quedó desprovistas de sus figuras màs importantes; terminada la guerra y agudizadas los conflictos entre los patriotas ya sin brújula ideológica, la revolución destinada a liquidar las condiciones coloniales e instaurar la República libre, soberana, nacionalista y antimperialista quedó truncada.
Además los elementos más conservadores emergieron con la correspondiente exaltación de sus intereses individuales por encima de los sociales, la soñada revolución se convirtió en simple rebelión;”…la Revolución se vio libre de sus idealistas, degeneró, con beneplácito de todos en simple rebelión. Vino la paz, y los pseudorrevolucionarios prepararon sus estómagos para ser llenados…”24
Para el marxista, la obra martiana trascendía los marcos del siglo XIX cubano y su profundo antimperialismo y radical nacionalismo la convertía en una de las plataformas ideológicas para la emancipación de la Isla en el siglo XX. En sus escritos recomendó su imprescindible estudio y su utilización creadora para la valoración de los nuevos acontecimientos nacionales e internacionales; “El estudio debe terminar con un análisis de los principios generales revolucionarios de Martí, a la luz de los hechos de hoy. Él, orgánicamente revolucionario, fue el intérprete de una necesidad social de transformación en un momento dado…” 25
Las palabras citadas expresan lo acontecido en la nación, terminada la guerra en 1898: la revolución transformada en simple rebelión terminò con la incorporación de los EEUU a la contienda nacionalista, transformándola en uno de los primeros conflictos imperialista, con la ocupación norteamericana entre los años de 1898 a 1902, con la institución de la República, legalizada por la Constitución de 1902, cuyo espíritu nacionalista lo limitó la imposición a la misma de la Enmienda Platt y la immposiciòn a la Isla de los mecanismos económicos coloniales: Tratado de Reciprocidad Comercial y el Tratado Permanente; los cuales crearon las condiciones para la penetración económico polìtica norteamericana en la Isla.
El revolucionario marxista desde las posiciones de las naciones subdesarrolladas definió la contradicción capital – trabajo del modo de producción capitalista; “ ¿La Riqueza? Hablamos en sentido de la Economía, pertenece a una minoría, a una oligarquía imperialista capitalista extranjera, que domina al mundo, de acuerdo y por medio de las burguesías nacionales, simples mendigos de la oligarquía anterior ( .)”26
La contradicción capital – trabajo se expresa en la vida espiritual humana ya que las disparidades económicas originan las desigualdades políticas y por consiguiente degrada el sistema de valores de la modernidad burguesa; “(..)No creemos a ningún estudiante honrado que suponga cierta la llamada libertad de trabajo o libertad de contratar. Entre el capitalista que todo lo puede esperar hartado y el trabajador que nada posee fuera de la mercancìa de su cuerpo, no es posible, cuando se ponen frente a frente, que las dos sean igualmente libres. De aquí surge la injusticia en la producción y consumo de las riquezas sociales (..)” 27
Las contradicciones capital trabajo y entre el espíritu emancipador del sistema de valores de la modernidad burguesa y el modo de producción capitalista esencialmente polarizante se concentra en las contraposiciones socioclasistas entre las fuerzas que internacionalmente portan y defienden el humanismo de los citados valores y las nuevas relaciones de producción-, y aquellas que por sus modos de actuación pretenden detener la la historia
Segùn las palabras de Nella; “(..) la lucha està entablada en todo el mundo entre dos fuerzas: el capitalismo explotador con múltiples màscaras, y el pueblo explotado, que inicia distintas luchas con distintos matices. En la China y en Marruecos y en Inglaterra se lucha contra los capitalistas nacionales, etc. En la Amèrica la lucha debe ser contra cada una de las tiranìas y contra la mètropoli común que reside políticamente en Washington” 28
El socialismo con su profundo humanismo era el único camino para la liquidación de las históricas relaciones dependientes y deformadas capitalistas en América Latina y la revolución socialista sería el proceso conducente a la emancipación continental definitiva; “La revolución en las factorías de la América no puede ser para derrocar un tirano y poner otro disimulado. Hay que cambiar junto con los hombres los sistemas; pues el pueblo que da su sangre a estos movimientos no la derrama por ídolos, sino por ideales màs o menos sentidos que los directores le predican, y que se consideran como la panacea de los males”29
En sus escritos Mella definió que la emancipación anticolonialista continental, culminada con la la instauración de las repúblicas dependientes latinoamericanas con gobiernos entreguistas y apoyadas en el predomino de los capitales internacionales en sus ramas económicas fundamentales, no había culminado; “Luchar por la Revolución Social en la América, no es una utopía de locos o fanáticos, es luchar por el próximo paso de avance en la historia. Sólo los de mentalidad tullida podrán creer que la evolución de los pueblos de la Amèrica se ha de detener en las guerras de independencia, que han producido éstas factorías llamadas Repúblicas, dónde gobiernan hombres iguales algunas veces, que los virreyes y los capitanes generales españoles”30
Para el intelectual marxista el marxismo y el socialismo no eran sistema social y corriente de pensamiento exógenos al hemisferio, sino que respondían a la lógica del desarrollo del Continente ya que las relaciones de producción capitalistas semifeudales, dependientes generaban múltiples problemas sociales insolubles en los marcos del capitalismo;”. Para decir que el marxismo…, es exótico en América, hay que probar que aquí no existe proletariado, que no hay imperialismo con las características enunciadas por todos los marxistas, que las fuerzas de producción en América son distintas a las de Asia y Europa, etc. …”31
El socialismo con su profundo humanismo era el único camino para la liquidación de las históricas relaciones dependientes y deformadas capitalistas en América Latina y la revolución socialista latinoamericana el proceso social conducente a la emancipación continental definitiva; “La revolución en las factorías de la América no puede ser para derrocar un tirano y poner otro disimulado. Hay que cambiar junto con los hombres los sistemas; pues el pueblo que da su sangre a estos movimientos no la derrama por ídolos, sino por ideales màs o menos sentidos que los directores le predican, y que se consideran como la panacea de los males” 32
Para Mella los pueblos coloniales en dependencia de su lugar en el sistema capitalista internacional se incorporarían al proceso liberador socialista y le imprimirían nuevas particularidades, nacidas de los problemas económicos, políticos e ideológicos no solucionados por las contiendas anticolonialistas, insolubles para las repúblicas dependientes instauradas después de su culminación y que serìan los desafíos más serios para los procesos revolucionarios socialistas latinoamericanos.
Segùn sus palabras; “Los pueblos coloniales también presentan rasgos semejantes en Asia y en Amèrica. Los restos de las sociedades bàrbaras y feudales en los países coloniales son modificados de manera muy semejante por la penetración del capitalismo imperialista, ora sea inglès, el yanqui o el francés (..) la aplicaciòn de táctica ha de doferir en los detalles y en la oportunidad histórica.. Pero las generalidades (..) son invariables a la luz del marxismo y su adaptación a la época moderna del imperialismo (..)”33
Para el marxista cubano, la ruptura de la dicotomía entre el sistema de valores elaborados por los representantes de la modernidad continental y la esencia polarizante del modo de producción capitalista que fundamentó su despliegue, sería soluble sólo por la revolución socialista, para cuya realización la intelectualidad progresista debía leer las condiciones concretas latinoamericas a través de la doctrina marxista; “...¿No hay en cada uno de nosotros deseos suficientes para ser un nuevo Lenin, o algo más, un Lenin autóctono, por ejemplo, con las patillas y el uniforme del Libertador Bolívar?..”34
Las nuevas fuerzas sociales progresistas de América Latina protagonizarían la revolución socialista que tendría entre sus principales encargos la solución de la contradicción contenido emancipador y humanista del sistema de valores de la modernidad continental y el carácter dependiente y deformado de las relaciones de producción capitalistas de la región a través de la transformación radical de la vida económica.
Los futuros actores de la transformación socialista del Continente los encontró en las clases, sectores de clases y grupos sociales más espoleados por la dominación de los monopolios internacionales y la polìtica entreguista de los gobiernos: el proletariado compuesto por los trabajadores de las industrias de las compañías extranjeras, los obreros de las ramas del sector extractivo de la economía en manos de las burguesías nacionales; el campesinado y la clase media latinoamericana, sectores que por su apego a la propiedad privada se incorporaban al movimiento lleno de ambivalencias ideológicas, pero tendenciosamente y por momentos afiliada a la causa del proletariado de América Latina y cuyo espíritu revolucionario dependía de la capacidad proletaria para arrastrarlo tras de sí a las transformaciones radicales de la sociedad. 35
El joven revolucionario explicó el papel decisivo de los trabajadores agrícolas no sòlo para la toma del poder político de las fuerzas revolucionarias, sino para la transformación socialista de las relaciones de producción semifeudales en la agricultura. La citada masa de trabajadores era fruto de la penetración imperialista en el sector agrario que aceleró la expropiación de los campesinos, indios y mestizos de sus pequeñas parcelas, convirtiéndolos en obreros agrícolas;“… Olvidan que la penetración del imperialismo termina con el problema de raza en su concepción clásica al convertir a los indios, mestizos, blancos y negros en obreros, es decir, al dar una base económica y no racial al problema” 36
Según sus apreciaciones, las limitaciones ideológicas del campesinado están determinadas por su ligazón histórica a la pequeña propiedad y por ser portador de las relaciones semifeudales agrarias que lo aferran a sentimientos individualistas, trascendentes mediante la educación polìtica organizada y liderada por el proletariado continental; ; “..el campesino – el indio en América – es eminentemente individualista y su aspiración suprema no es el socialismo, sino la propiedad privada, error de que solamente el obrero puede liberarlo por la alianza que el Partido Comunista establece entre èstas dos clases. “37
Para Mella, el otro sector que por su heterogeneidad y posición diversa y compleja en la fisonomía económica continental acompañaría lleno de incertidumbres al proletariado en la revolución socialista sería la clase media. Por clase media, el marxista comprendía; “…Un conjunto de agregados sociales que presentan la característica general de vivir fundamentalmente con el producto de su propio trabajo; que emplean su propia fuerza de trabajo solamente o la de algunos cooperadores, familiares o no, pero en reducido número, de uno a cuatro, que no permite la acumulación de trabajo ajeno suficiente para crear un gran capital. El complemento de sus entradas, después del fundamental trabajo propio, puede ser por la posesión de medios de producción o por la renta de algún capital inmueble o dado en préstamo…”38
La clase media latinoamericana vive y se mueve entre dos polos completamente opuestos, cada uno de los cuales lo impactan profundamente: el constituido por los propietarios extranjeros y las oligarquías nacionales, cuyos intereses concentran y defienden los gobiernos nacionales y el proletariado continental, desposeído de cualquier tipo de propiedad y portador material de las nuevas relaciones de producción.
La posición dual de la clase media define sus ambivalencias e inestabilidades políticas y económicas, las cuales resume en las siguientes: inestabilidad económica por su incapacidad para competir con el capital extranjero y mantenerse dependiente de las fluctuaciones del consumo del proletariado, su principal fuente de ganancias. Inestabilidad política, profundo individualismo por su apego a su escasa presencia entre los propietarios que no quiere perder y es la causa principal de sus traiciones al proletariado. Profundo reformismo, la constante angustia económica porque si bien no pierde las esperanzas en convertirse en grandes propietarios, la lógica del capitalismo dependiente constantemente la excluye, la arruina, y les limita los espacios para consolidarse y le demuestra la imposibilidad de realizar sus aspiraciones. 39
La fase imperialista acrecienta las diferencias entre los países capitalistas que deerminan la dinámica de su incorporaciòn al proceso conducente a solucionar las contradicciones de la modernidad a través de su transformación socialista. Segùn Mella, el bienestar que disfrutan los obreros de las naciones capitalistas desarrolladas està orgánicamente ligado a los niveles de expoliación imperialista impuesto a las naciones coloniales; “Yanquilandia es la nación imperialista más floreciente, por el saqueo metódico de las riquezas de los demás pueblos de la tierra. El bienestar de la clase capitalista yanqui es exuberante. Esto le permite dar a los obreros, sus obreros en los Estados Unidos, unas cuantas mejoras para hacer creer que los intereses de los patrones son los mismos que los de los explotados…”40
Mella en convergencia con Varona subrayò la tendencia capitalista a la militarización de su economía como uno de los rasgos principales en su fase imperialista; “ (..) El militarismo es tan necesario al régimen del imperialismo capitalista como el arma al ladrón (..)41
Para el autor el flujo de la fuerza de trabajo desde los países dependientes hacia las naciones industrializadas constituyen una de las regularidades del capitalismo imperialista: las regiones desarrolladas en dependencia del comportamiento de sus economías reciben la fuerza de trabajo barata procedente del mundo subdesarrollado; y en tiempos de crisis cierran las puertas a la población emigrante que intenta incorporárseles con la experanza de aumentar su nivel de vida.
En 1928, en la época de maduración de la mayor crisis sistémica del siglo XX, el cubano aseguró; “Hoy los EU están frente a una grave crisis. Tienen màs de cuatro millones de hombres sin trabajo. Por tanto, ya no necesitan nuevas fuerzas humanas para su maquinaria industrial (..) 42
Contrario a los preceptos de la modernidad que esencialmente declaraban a todos los hombres, con independencia de su gènero, raza y procedencia social, libres e iguales; según el cubano, en tiempos del imperialismo, la masa de emigrantes, fuerza de trabajo fluctuante, necesaria,43 que se vende por debajo de su precio; con culturas exógenas son consideradas individuos de razas inferiores; “(..= los latinoamericanos – indios, negros o mestizos en su mayoría – han de comprender que son “raza inferior”, que son iguales que los orientales: chinos y rusos (..)
Mella definió el papel histórico de los pueblos de América Latina en la acumulación originaria del capital: la Conquista y Clonización de América Latina acelerò la consolidación de las relaciones de producción capitalistas hasta entonces circunscroptas a los talleres manufactureros, Latinoamèrica no era deudora de Europa, al contrario, Europa le debía al Continente; “ (..) Nosotros permitimos la acumulación capitalista primitiva de esa burguesìa que no supo defenderse de Inglaterra y Francia (..)44
A MODO DE CONCLUSIÒN
El primer tercio del siglo XX es el período de la desconstrucción y construcción ideológica en la nación cubana. La desconstrucción del esquema de la modernidad burguesa sucedió a través de la obra de Enrique Josè Varona, 1849 – 1933,; pensador que si bien no transgredió los límites conceptuales del liberalismo burgués fue uno de los más consecuentes estudiosos de las contradicciones internas del modo de producción capitalista, su fundamento económico y principal causa de la dependencia y deformación económica de las naciones no industrializadas.
En la misma medida que el capitalismo estadounidense afianzò su predominio en la economía nacional, Enrique Josè Varona se convenció que la democratización de la modernidad en los límites del modo de producción capitalista, generador de las diferencias infranqueables entre las regiones según su nivel de desarrollo; era completamente imposible; y profundizó en el estudio crítico del capitalismo en su fase imperialista.
En la mismas condiciones históricas inició la construcción del esquema marxista de pensamiento, crítico científico del modo de producción capitalista, cuya naturaleza polarizante contradecía los preceptos humanistas de la modernidad burguesa. Julio Antonio Mella fue uno de sus iniciadores en América Latina; intelectual que no sólo definió las manifestaciones continentales de las contradicciones sistémicas, sino que definió al socialismo como el sistema, designado a solucionarlas a través de la actividad consciente de las nuevas fuerzas revolucionarias continentales lideradas por el proletariado, integrado por la masa de trabajadores de las compañías extranjeras y los trabajadores agrícolas con fuerte presencia en las economías de los pueblos de Amèrica Latina.
En el primer tercio del XX, Julio Antonio Mella y Enrique Josè Varona expresan la continuidad en la discontinuidad dentro del pensamiento cubano: el primero es la lectura liberal nacionalista; atravesada por las incertidumbres propias de la burguesìa nacional sin infrastructura económica y capacidad polìtica para protagonizar procesos transformadores, de la consolidación económica estadounidense en la Isla. El segundo, el reflejo de las citadas condiciones desde perspectivas más optimistas porque encontraron las nuevas fuerzas sociales para la transformación del modo de producción capitalista con sus deformaciones en los países subdesarrollados.
BIBLIOGRAFÌA