Karina Velázquez Pérez
karina@mtames.cug.co.cu
Universidad de Guantánamo
Resumen: Desde finales del siglo XX, Cuba ha sido escenario de problemas socioeconómicos y reacomodaciones que proliferaron en el campo políticoreligioso y cultural el florecimiento de inquietudes y reflexiones sobre la identidad nacional (la nombrada “crisis cubana de la identidad”), la que induce consigo numerosos cambios sociales que dieron como resultante lo que Annet del Rey Roa y su colega Yalexy Castañeda (2002:93) catalogan como una “…redefinición del espacio y la significación de lo religioso…”. Según estas autoras son varios los indicadores que permiten medir la expansión de éste fenómeno redefinitorio y su ascenso público, entre los que se destacan: aumento del número de personas que confiesan su fe, aumento del número de personas interesadas en la temática de lo religioso, proyección de lo religioso en el comportamiento ético-social, así como la influencia de las iglesias, ritos, prácticas, símbolos y significados de las creencias en la vida de los individuos. Con esta situación comienza a asimilarse otra manera de concebir la realidad social cubana. Tales reflexiones sobre la identidad y la religión tienen carácter heterogéneo, producto al resultado de la conformación de la identidad religiosa individual en interrelación con el resto de las identidades religiosas colectivas e individuales existentes en el escenario social al que pertenecen. Entre estas otras identidades se destaca la expresión de la cultura rastafari, que tuvo su esplendor –a escala popular- en la isla en la década del ‘90 y constituye hoy parte del crisol de identidades en la isla.