Aliuska Estrada Martínez*
Luis Jesús Escalona Cruz**
Yidnelys Santiesteban Cobiella***
Julia Pérez Ramos****
Universidad de Granma, Cuba
e-mail: aestradamartinez@udg.co.cu
Los panoramas actuales aportan un nuevo escenario a los sistemas educativos, y abren dimensiones que demandan capacidad de respuesta. La política educativa en Cuba fomenta la generación de experiencias innovadoras que contribuyan a dinamizar el cambio educativo. Desde el Centro Universitario Municipal de Guisa se propone ahondar en las manifestaciones de la innovación educativa a nivel global y nacional, con énfasis en el marco de esta institución. En la búsqueda de soluciones al desfase de la enseñanza basada en los contenidos con las necesidades reales demandadas hoy, los procesos de gestión de innovación educativa son necesarios en la universidad contemporánea, para garantizar el rol de estas instituciones. En Guisa se avanza en la redefinición del enfoque del proceso educativo, apoyado en propuestas que estimulan la formación de competencias. Solo si los docentes y la universidad son innovadores, se conseguirán estudiantes y egresados innovadores.
Palabras claves: Innovación-educación-universidad-ciencia-conocimiento-tecnología.
Abstract
Current scenarios bring a new scenario to educational systems, and open dimensions that demand responsiveness. The educational policy in Cuba encourages the generation of innovative experiences that contribute to energizing educational change. The Municipal University Center of Guisa intends to delve into the manifestations of educational innovation at a global and national level, with emphasis on the framework of this institution. In the search for solutions to the lag of content-based education with the real needs demanded today, educational innovation management processes are necessary in the contemporary university, to guarantee the role of these institutions. In Guisa, progress is being made in redefining the focus of the educational process, supported by proposals that stimulate the formation of skills. Only if the teachers and the university are innovative, will innovative students and graduates be achieved.
Keywords: Innovation-education-university-science-knowledge-technology
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Aliuska Estrada Martínez, Luis Jesús Escalona Cruz, Yidnelys Santiesteban Cobiella y Julia Pérez Ramos (2020): “Los procesos de innovación educativa. Resultados en el Centro Universitario de Guisa”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (febrero 2020). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2020/02/procesos-innovacion-educativa.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante2002procesos-innovacion-educativa
Rara vez un tema tiene tanta vigencia y difusión creciente como la innovación (García, 2012). La innovación es hoy en día, una necesidad absoluta para sobrevivir. Las instituciones que no invierten en innovación ponen en riesgo su futuro. Se precisan soluciones innovadores a los problemas que emergen en la sociedad.
La innovación se define como la transformación de una idea en un producto o equipo vendible, nuevo o mejorado; en un proceso operativo en la industria o el comercio, o en una nueva metodología para la organización social. Cubre todas las etapas científicas, técnicas, comerciales y financieras, necesarias para el desarrollo y comercialización exitosa del nuevo o mejorado producto, proceso o servicio social. El acto por el cual se introduce por primera vez un cambio tecnológico en un organismo o empresa se denomina innovación (Escobar, 2000:1).
Los panoramas mundial y nacional actuales han aportado un nuevo escenario a los sistemas educativos, y abren dimensiones que demandan capacidad de respuesta. Un análisis inmediato dibuja desafíos para los procesos de enseñanza-aprendizaje; y una gama amplia de posibilidades para replantearse los mismos.
La innovación educativa busca el desarrollo de los alumnos mediante un aprendizaje autodirigido, autónomo y autorregulado, verdaderamente significativo.
En este sentido, para enfrentar el proceso educativo ya no alcanza con que se tenga el conocimiento de lo que se va a enseñar y una buena formación acerca del proceso de enseñanza y aprendizaje. La complejidad de la tarea exige más, un cambio de enfoque. Y como lo tradicional supone reproducción de viejos esquemas pedagógicos se impone la innovación educativa con sugerentes propuestas que buscan dar respuesta a las necesidades actuales.
La sociedad ha cambiado, se ha hecho más compleja. En consecuencia la escuela ha cambiado, y si sociedad y escuela han cambiado, ha cambiado el rol del profesorado, pero lo que no ha cambiado es la finalidad del sistema educativo.
En este contexto se necesita formación del profesorado para que realice cambios. el profesor debe querer aprender, gustarle su trabajo, tener presentes los fines de la educación, trabajar en equipo, en un entorno de apoyo afectivo con colegas y familia, flexible a la aplicación de nuevas prácticas, no tener miedo a desarrollar experiencias para solucionar problemas, optimista y con confianza.
Dentro de la pequeña o gran autonomía que permiten las normativas vigentes en el Ministerio de Educación Superior (MES), el profesorado, como fuerza principal en el puzle en la dinámica del cambio, es responsable de la innovación educativa como acto concebido para la solución de problemas, que se dirige al logro de elevar la calidad en los procesos de formación de los estudiantes, superando los procesos educativos tradicionales.
Este hecho que implica trascender el conocimiento academicista y pasar del aprendizaje pasivo del estudiante a una concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos, no ocurre espontáneamente, necesita de la facilitación, debe ser organizado y planificado, y para esa facilitación se requiere formación.
En el Centro Universitario Municipal (CUM) de Guisa se reflexiona sobre el alcance de las mejoras en el aula y en la gestión del centro, porque esto es importante para aprender a reconocer cuando los cambios que se han emprendido son simples mejoras que pasan rápido y se olvidan pronto o dejan huellas, para comprender si se está apuntando a transformaciones.
Como la política educativa en Cuba fomenta la generación de experiencias innovadoras que contribuyan a dinamizar el cambio educativo, y a avanzar hacia el logro de la calidad de la educación, aportando al cumplimiento de las metas educativas, desde el CUM de Guisa se propone ahondar en las manifestaciones de la innovación educativa a nivel global y nacional, con énfasis en el escenario educativo de esta institución.
Una aproximación etimológica al término innovación, proveniente del latín innovare, acerca el significado al concepto renovar o al acto o efecto de innovar, tornarse nuevo o renovar. Por otro lado, el Diccionario de la Real Academia Española define Innovación como la creación y modificación de un producto y su introducción en el mercado.
Se entiende por innovación la concepción e implantación de cambios significativos en el producto, el proceso, el marketing o la organización de la empresa con el propósito de mejorar los resultados. Los cambios innovadores se realizan mediante la aplicación de nuevos conocimientos y tecnologías que pueden ser desarrollados internamente, en colaboración externa o adquiridos mediante servicios de asesoramiento o por compra de tecnología (Jansa, 2010:2).
García (2012) consideró la innovación como el proceso de transformar ideas en valor para la organización y los consumidores, el cual se inicia con la generación de ideas, pasando por un tamizaje de viabilidad, hasta la implementación de un nuevo, o significativamente mejorado: producto, bien o servicio, proceso, esquema de mercadeo o estructura organizacional de la empresa; y planteó como un elemento fundamental en la innovación encontrar oportunidades ofreciendo soluciones a necesidades no satisfechas de los clientes y sobre todo, a aquellas que los clientes no están en capacidad de expresar.
Las actividades de innovación incluyen todas las actuaciones científicas, tecnológicas, organizativas, financieras y comerciales que conducen a la innovación. Se consideran tanto las actividades que hayan producido éxito, como las que estén en curso o las realizadas dentro de proyectos cancelados por falta de viabilidad.
La innovación implica la utilización de un nuevo conocimiento o de una nueva combinación de conocimientos existentes.
Para Mulet (2014:21) es la implantación de un producto, proceso o servicio nuevo o significativamente mejorado, pero después la amplía indicando que también es innovación un nuevo método de comercialización, un nuevo método de organización para la práctica del negocio o una nueva forma de relaciones externas. Y recoge lo ya mencionado anteriormente, es decir, que serán innovaciones comerciales, organizativas y, por supuesto, tecnológicas, cuando tengan éxito en su mercado, aunque sólo sean nuevas para la empresa que las lleve a cabo.
Muchos autores plantean que cuando se habla propiamente de innovación, se hace referencia a todo cambio, basado en conocimiento de cualquier tipo, siempre que genera valor y cuando tenga consecuencias económicas directas. Evidentemente, entre ellas están las innovaciones tecnológicas, que son las más estudiadas y también las más arriesgadas. Muchos estudios han demostrado que
son las que generan más beneficios porque no solamente son causa de mejores prestaciones en
la oferta de la empresa sino que son más difícilmente imitables y por lo tanto se mantienen en
el mercado mayor tiempo como novedad.
Según Mulet (2014:22) en la tercera edición del Manual de Oslo, publicada en 1997, se planteó que innovar es utilizar el conocimiento y generarlo si es necesario, para crear productos, servicios o procesos que son nuevos para la empresa o entidad, o mejorar los ya existentes, consiguiendo con ello tener éxito en el mercado.
Esta definición contiene tres precisiones muy importantes:
El mismo autor señaló que en el Manual de Oslo de 2005, se clasifican ya a las innovaciones como tecnológicas y no tecnológicas.
De acuerdo a GETEC (2005:4), podemos hablar de tres grandes tipos de innovación, si bien la primera de ellas es la de mayor peso debido a los efectos económicos que produce:
La innovación requiere de formas de conocimiento tácito, difícilmente codificable, esencialmente depositadas en las personas. Claramente, el éxito del proceso innovador depende en buena medida de la existencia de un capital humano adecuado y de su posterior incorporación al mundo laboral.
La existencia de una oferta de recursos humanos, amplia y cualificada, va a determinar la difusión y la asimilación de nuevas tecnologías, ya que esta solo es factible si los trabajadores están convenientemente cualificados y tienen capacidad de adaptación, de forma que se crea vínculo directo entre tecnología, formación y competitividad (COTEC, 2001:29).
Mulet (2014:25) planteó que para poder implementar procesos innovativos es necesario contar con una serie de fundamentos o bases que lo hagan posible. Están en la misma cultura empresarial, en sus hábitos, en sus valores, y en sus conocimientos, que llevan a establecer los procesos de transformación del conocimiento en productos, procesos o servicios. Además desarrollar una estrategia para la innovación, y a partir de ella ser capaz de establecer una planificación que guíe el proceso.
El propio autor señaló que también es necesario ver la innovación como una operación. Una empresa que transforma su conocimiento internamente en beneficios tiene el proceso de innovación instituido
internamente como una forma de operar, a la manera de las operaciones de producción o
comerciales. Para ello se necesitan personas, medios y herramientas, y todos ellos deberán estar
organizados en procesos. El valor de la innovación se evidencia en la mejora de productos o servicios, en la eficiencia interna de los procesos mediante disminución de costes, y en la capitalización de lo que se ha conseguido obtener a través de procesos de innovación.
La innovación puede estar presente en cualquier sector de la economía, incluyendo los servicios públicos como salud o la educación (OECD, 2005).
Según Benavides y Martin (2008) las Instituciones de Educación Superior (IES) asumen una Responsabilidad Social Institucional que se concreta más a un delimitado contexto, en el cual se inserta activamente debido a que sus actividades y servicios educativos y académicos se proyectan al desarrollo del entorno inmediato y plantearon que el objetivo básico de la Responsabilidad Social, es proveer elementos de dirección y gestión consistentes para que las universidades:
Como se ha descrito, la innovación es la meta hacia la que se orientan muchos de los esfuerzos y políticas públicas en ciencia y tecnología. Es la base de la economía del conocimiento y es también uno de los motores de la globalización. La ciencia y la tecnología dan muchas respuestas a los problemas que nuestras sociedades deben enfrentar, pero también crean riesgos que no es posible ignorar. La innovación es un fenómeno complejo, impreciso, donde convergen diferentes interpretaciones y perspectivas, dependiendo del ámbito de acción donde se desarrolle, ya sea político, social, personal o educativo (Roman y Lara, 2014).
Las instituciones educativas, especialmente las de carácter superior, se han caracterizado a lo largo de la historia como un centro de desarrollo de la docencia, lo que se buscaba era la transmisión de conocimientos. Con el correr los tiempos se han visto en la necesidad de combinar en forma asertiva la docencia con la investigación. Hoy por hoy la gran tendencia es encontrar instituciones de carácter superior, especialmente, en donde se dan en forma articulada y armoniosa los tres ejes sustantivos de la educación, conocidos como docencia, investigación y proyección social, enfrentando procesos de cambios que las conducen a convertirse en centros innovadores en donde la mejora se ve siempre marcada por la filosofía del mejoramiento continuo (Roman y Lara, 2014).
El movimiento de innovación y mejora de los centros docentes nació a finales de la década del 60, aunque su presencia en la educación superior es más reciente (Tristá, 2017: 80).
Según la UNESCO (2014) “la innovación educativa es un acto deliberado y planificado de solución de problemas, que pretende lograr mayor calidad en los aprendizajes de los estudiantes, superando el paradigma tradicional. Implica trascender el conocimiento academicista y pasar del aprendizaje pasivo del estudiante a una concepción donde el aprendizaje es interacción y se construye entre todos”.
La innovación educativa puede ser entendida de diversas maneras, debido a que en el sistema educativo, intervienen diferentes actores: Investigadores, Administradores, Maestros, Padres de familia y Estudiantes. De una manera u otra los actores anteriores intervienen con su pluralidad u óptica para abordar y entender el tema (Medina Rivilla, Antonio y otros, 2011 citado por Roman y Lara, 2014).La innovación debe ser entendida como "un cambio planificado por la propia escuela o centro educativo que afecta tanto a las personas en su desarrollo profesional como a la organización (desarrollo organizativo) y a la enseñanza (desarrollo curricular)" (Estebaranz, 1994 citado por Roman y Lara, 2014).
En el III Congreso Internacional sobre Aprendizaje, Innovación y Competitividad, CINAIC 2015, celebrado entre el 14 y el 16 de octubre de 2015 en Madrid, se estableció una definición de Innovación Educativa: “Realizar cambios en el aprendizaje/formación que produzcan mejoras en los resultados de aprendizaje. Sin embargo, para que se considere innovación educativa el proceso debe responder a unas necesidades, debe ser eficaz y eficiente, además de sostenible en el tiempo y con resultados transferibles más allá del contexto particular donde surgieron” (García, 2015:6).
Este autor afirmó que lo que realmente supone una innovación educativa es una suma sinérgica entre crear algo nuevo, el proceso en el que se aplica y la aportación de una mejora como resultado del proceso, y todo ello con una dependencia del contexto en el que se desarrolla y aplica la supuesta innovación.
Para Tristá (2017:181) es complicado definir lo que es innovación en educación, ya que no se trata única y exclusivamente de introducir las tecnologías de información y comunicación (TIC) en las aulas; y cita a la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior de México (ANUIES, 2003) que precisa cinco ámbitos de innovación en la educación superior:
Estos ámbitos han tenido distinto desarrollo en correspondencia con los espacios de que disponen para modificar las prácticas de trabajo.
Plantearon Valencia et al. (2016) que pensar, entonces, en un proceso de innovación educativa universitaria, conlleva tomar en cuenta los elementos siguientes:
Retamero (2010:1) fue crítico al plantear que la innovación debe ser algo más que “aquello nuevo que los profesores hacen en clase, como utilizar ordenadores, hacer debates, etc.”, o que cambiar por profesores más jóvenes, o dejar de utilizar los textos guía por fabulosos ordenadores, y refirió que innovar también es pensar críticamente, cambiar el contexto participativo por uno mejor, crear
ambientes en el aula o extracurriculares, crear un aprendizaje grupal (creando una
comunidad de trabajo educativo) además de individual o mejorar las relaciones que
existen entre docentes y alumnos.
Este autor además expuso que convertirse en un profesor innovador implica superar las prácticas pedagógicas tradicionales, proyectando y llevando a la práctica nuevas propuestas a los problemas
pedagógicos. Para poder esbozar nuevas propuestas, el docente tendrá que tener,
además de conocimiento y experiencia acerca de su disciplina, una formación que le
habilite para proponer cambios, cambios basados en dotar de herramientas al
estudiantado que le ayuden en el principio de “aprender a aprender”, así como conocer al
grupo al que tendrá que acompañar en su proceso de aprendizaje.
Lo expresado indica que es fundamental tener experiencia y dominio no solo del área de un conocimiento en particular y de la didáctica y la pedagogía, sino además debe superarse continuamente o ser centro de los procesos de gestión del conocimiento para proponer los cambios, métodos o herramientas de trabajo innovativos para desarrollar el procesos docente educativo.
Es aconsejable que el profesorado de todas las áreas del conocimiento considere poner en práctica herramientas para diseñar situaciones de enseñanza que efectivamente promuevan la construcción de conocimientos y permitan motivar a los estudiantes (Cruz et al., 2017:114).
Pues como propusieron Domínguez et al. (2011:63), la mejora de las prácticas docentes depende de la cultura que se genera en las aulas. Por ello, si convertimos cada aula en un ecosistema de reflexión y mejora continua del proceso de enseñanza-aprendizaje, contribuimos a reforzar las bases para innovar en el diseño y desarrollo curricular.
Lo revelado realza su importancia a partir del criterio de Valencia et al. (2016:111) que concluyeron que la gestión del conocimiento está fuertemente vinculada a la innovación y a la mejora continua. El vínculo se establece precisamente al tener el conocimiento como base principal. La mejora continua propicia que el proceso de innovación se dé bajo los preceptos de cada día incrementar soluciones más novedosas basadas en el conocimiento presente en una organización.
Precisamente Aguilar et al. (2012) refirieron que la innovación educativa puede ser entendida como un proceso de aprendizaje y creación de conocimiento donde nuevos problemas surgen y nuevo conocimiento es desarrollado para resolverlos. Puede ser entendida metafóricamente como la evolución del conocimiento.
Las innovaciones promovidas por la Administración Educativa e implantadas a nivel general en todos los centros educativos muchas veces no logran sus objetivos, aunque cuenten con el respaldo de eminentes especialistas. En la práctica, suele situarse en un "paradigma técnico" (el especialista prescribe buenas prácticas, lo que hay que hacer, y el profesor lo hace) y proponen al profesorado cambios curriculares (contenidos, metodologías...) que buscan la eficacia y la eficiencia sin tener en cuenta las especificidades de cada centro educativo, de sus profesores y de sus alumnos (Roman y Lara, 2014), así como del contexto en que se insertan.
Además de lo anterior, un aspecto a considerar es que, en educación, la mayoría de las innovaciones implican una modificación del patrón de comportamiento. El hecho de que en la educación sean predominantes las operaciones con personas, más que a través del uso de la tecnología física (herramientas, máquinas, procesos de operación), hace necesario que los cambios de comportamientos y habilidades deban ser precedidos por un cambio de actitudes (Tristá, 2017:182).
La necesidad de la innovación educativa no justifica cualquier innovación ni hace que cualquier práctica sea acertada; los procesos a través de los cuales se logran innovaciones educativas y así lograr objetivos de calidad y de mejora en educación son complejos; la propagación lineal de las innovaciones educativas difundidas a las bases y periferia del sistema educativo por un mecanismo de mera aplicación ha sido siempre negativa, obteniendo escasos resultados (Carcelén, 2008).
Si bien la ciencia y la tecnología dan muchas respuestas a los problemas que nuestras sociedades deben enfrentar, también crean riesgos que no es posible ignorar. La innovación es un fenómeno complejo, impreciso, donde convergen diferentes interpretaciones y perspectivas, dependiendo del ámbito de acción donde se desarrolle, ya sea político, social, personal o educativo (Roman y Lara, 2014).
Tristá (2017:183) señaló como barreras para la innovación y el cambio en las Instituciones de Educación Superior (IES):
Con los cambios actuales más importantes (globalización, ciencia, tecnología, etc.), las IES deben hacer realidad los nuevos conceptos (formación para toda la vida, educación a distancia, enseñanza centrada en el alumno, etc.), y generar estrategias necesarias (actualización docente, enseñanza a distancia, relación IES-empresa-gobierno-sociedad, TIC, etc.), para producir las innovaciones y los cambios que se necesitan (Aguilar et al., 2012). Para hacer frente a esos procesos de cambio, las IES necesitan tener presente tres claves (Cebrián, 2007):
Una propuesta innovadora de la educación parte de concebir el proceso de educación como un proceso de desarrollo de potencial, en el cual el estudiante pasa de ser objeto de la enseñanza a convertirse en sujeto de aprendizaje, más que un proceso de transmisión de información, preparar a los estudiantes para la vida y no para los exámenes. Sólo se puede garantizar un auto-aprendizaje estable cuando se realizan actividades motivadas por el propio ejercicio de la actividad a través de la
obtención de capacidades de emprender, innovar, cambiar los intereses del conocimiento, intereses de saber más y más, el afán por crear, ir más allá, producir nuevas soluciones, superarse a sí mismo, ir más allá en la vida, etc. Además de una verdad insoslayable “Aprender es algo muy personal, el individuo es el único capaz de realizarlo”. (Retamero, 2010:3).
Como se aprecia, la definición de innovación educativa implica cambiar elementos de la matriz escolar tradicional para generar en los alumnos capacidades de actuar y transformar su destino (Ribas, 2017:28).
La dinámica actual de contexto obliga a las IES a un reajuste constante de las prácticas institucionales, pero no solo en un sentido de hacer mejor lo que ya se está haciendo, sino en el de la búsqueda de nuevas maneras de llevar a cabo sus procesos académicos y de gestión (Tristán, 2017:193).
En conclusión, de acuerdo con Luengo y Tallarico (2015), la innovación educativa debe ser considerada como una práctica habitual en las instituciones de educación, que permita poner en práctica la creatividad para propiciar el desarrollo de ideas innovadoras educativas.
Las instituciones educacionales en Cuba, constituyen el eslabón fundamental del Sistema Nacional de Educación, porque en ellas se materializa la política educacional, al garantizar la preparación de los hombres que llevarán adelante a la sociedad en el siglo XXI (Morales y Manzano, 2012).
Cuba desde el triunfo de la Revolución en enero del año 1959 ha estado en un proceso de desarrollo constante en el Sistema de Educación, refrendado en procesos como la Campaña de Alfabetización que ha trascendido las fronteras nacionales con el método revolucionario de alfabetización “Yo sí puedo”, y en los últimos años en la Educación Superior con el Nuevo Modelo de Universidad Cubana (NMUC) que ha desarrollado una Universidad en cada rincón del país, además de optimizar cualitativamente la formación de sus futuros egresados.
En palabras pronunciadas en el acto de inauguración del programa de universalización de la Educación Superior el día 5 de enero del 2003, el Comandante en Jefe Fidel Castro señaló: “Un día como hoy no se inaugura cualquier cosa, se inaugura un programa profundamente revolucionario, se inicia una gran revolución en nuestra educación...”.
La Nueva Universidad Cubana es portadora del nuevo paradigma "Educación superior de alta calidad para todos durante toda la vida" a través de la nueva etapa del proceso de universalización de la universidad (Alarcón, 2008).
Planteó Horruitiner (2006:109) que en correspondencia con los conceptos actuales de equidad y justicia social forjados por la sociedad cubana en los últimos años, esta nueva universidad se estructura sobre la base denuevas ideas,entre las cuales se significan, por su importancia, las siguientes:
El modelo pedagógico de la Nueva Universidad Cubana es portador de los fundamentos teóricos generales que guían el proceso docente educativo en esta nueva modalidad de estudios y en los casos necesarios puede complementarse con elementos particulares dirigidos a brindar una respuesta más específica a algunas de las carreras impartidas bajo tales condiciones (Horruitiner (2005:102) y reúne cuatro características principales e innovativas, a saber:
Núñez y Montalvo (2015) dan relevancia especial a la innovación educativa, vista en un sentido de proceso de adaptación constante a las posibilidades y necesidades existentes en cada momento histórico.
Lo expuesto, acorde a la perspectiva de los sistemas de innovación imprescindibles para la formulación de políticas institucionales en las universidades, pues las orienta a superar los modelos lineales de innovación, el ofertismo tradicional del ámbito académico y fortalecer los vínculos e interacciones con los usuarios del conocimiento; favoreciendo su proyección hacia la multiplicación de los espacios interactivos de aprendizaje y la orientación de la innovación hacia la solución de problemas sociales relevantes.
Refiere Tristá (2017:180) que la educación, para mantener su relevancia social y económica, requiere un desarrollo constante de su actividad, en un ajuste permanente a condiciones cambiantes de contexto, tanto en lo referido a su pertinencia, como a la utilización de los desarrollos del pensamiento educativo y la tecnología de soporte; necesidad de contextualización que se ha manifestado en el devenir educativo de distintas formas, a través de un movimiento constante de la práctica educativa, no obstante, en la actualidad, las dinámicas sociales y tecnológicas se manifiestan a un ritmo tan violento, que la educación está siempre en riesgo de quedarse atrás con respecto a los requerimientos de su entorno.
En el caso de la Educación Superior se concibe en la dinámica de la regulación y la transformación positiva integral de la sociedad en general y de sus ámbitos en particular; así como de los resortes académicos, intelectuales, culturales y logísticos que tal pretensión involucra, lo que convierte a la innovación educativa en un importante factor de incidencia en la consolidación de la responsabilidad social universitaria.
Todo lo anterior tiene su reflejo en los paradigmas y preceptos de fundación de la NMUC a través del desarrollo de habilidades investigativas que permiten integrar el conocimiento a la vez que sirve como sustento de autoaprendizaje, no solo porque ellas facilitan la solución de las más diversas contradicciones que surgen en el ámbito laboral y científico, sino además porque permiten actualizar sistemáticamente los conocimientos, lo cual es un indicador de competitividad en la época moderna. La sociedad está inmersa en una búsqueda constante de soluciones a los problemas que enfrenta y por lo tanto es esta coyuntura un marco idóneo para la puesta en práctica de esas vías, cuyo propósito sea el de formar profesionales capaces de interpretar la realidad que les toque vivir y transformarla creadoramente (Machado et al., 2008:157).
Al realizar un análisis sobre el Nuevo Modelo de Universidad Cubana, Machado et al. (2008:158) demuestran la utilización recurrente de tres conceptos de vital importancia en la innovación educativa: aprendizaje, el uso de las TIC e investigación.
En cuanto al proceso de aprendizaje se presentan algunas ideas esenciales que allí aparecen:
En el orden didáctico-metodológico la secuencia se estructura conforme al método didáctico de la modelación, que establece relaciones dialécticas de síntesis con los métodos de la ciencia y la profesión de la carrera específica. Las categorías didácticas establecen relaciones en la secuencia, en las que el método es síntesis del resto de las categorías, todo lo cual da cuenta de la lógica del proceso de enseñanza-aprendizaje.
De esta manera, se va logrando una mayor motivación, comprensión y profundidad de lo que se aprende, es decir, la aplicación del método garantiza una elevada y cada vez mayor participación del estudiante en el proceso de apropiación del conocimiento, y a la vez lo motiva (Suárez et al., 2006).
Sobre el uso de las TIC, el NMUC reconoce, sin duda, el enorme impacto que posee el desarrollo tecnológico en la sociedad del conocimiento y su influencia en el aprendizaje, tal y cual expresa:
La instrumentación de las TICs en el proceso de enseñanza-aprendizaje contribuye a la práctica pedagógica con el uso de los medios en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje, toda vez que rompe con los esquemas tradicionales de la modalidad de enseñanza presencial, pues se concibe el uso de los medios de enseñanza en este proceso didáctico desde una perspectiva de proceso de enseñanza-aprendizaje desarrollador, con o sin coincidencia espacio temporal de profesores y alumnos; todo ello fundamentado en el Enfoque Histórico Cultural, la teoría de la actividad y la teoría de la formación por etapas de las acciones mentales (Lombillo et al., 2018).
El proceso investigativo está siendo transformado por las TIC. Además de ofrecer herramientas de cálculo, diseño y simulación cada vez más poderosas y sofisticadas, las TIC han convertido “la información en ciencia”.
Acerca de la investigación el Nuevo Modelo hace explícito:
En este sentido, los procesos de la educación superior en Cuba se han perfeccionado acorde a las actuales demandas de la sociedad y del entorno internacional realizando los cambios o transformaciones estructurales necesarias en las actividades de la docencia, investigación, extensión y gestión, necesarios para incorporar el uso de las TIC disponibles en los procesos desarrollados para la generación de conocimientos importantes no solo para la formación integral del profesional, sino además para el resto de la sociedad, a pesar de que los efectos del Bloqueo de los Estados Unidos perjudican considerablemente tales pretensiones.
Concerniente a lo anterior alega Rivas (2014) que la incorporación, el uso y la actualización constantes de las TIC, requiere de ser considerada para el desarrollo de nuevos recursos didácticos y modalidades innovadoras para mejorar el acceso a la información, la eficacia del apoyo tutorial con el uso de la internet, el desarrollo de habilidades para interactuar en entornos virtuales y la capacidad para el aprendizaje activo.
En Cuba la investigación, la innovación y el aprendizaje marchan juntos. Y ello en varios sentidos. En primer lugar porque la calidad de la educación científica terciaria y la educación de posgrado son las que han hecho posibles esas innovaciones. Y en segundo lugar porque la difusión de estos productos a la sociedad requiere del aprendizaje social por parte de los productores y los investigadores. Todos esos desarrollos innovativos se acompañan, como suele ocurrir, de aprendizajes que a su vez retroalimentan a las investigaciones y las innovaciones (Núñez et al., 2007). Como se aprecia, sobre todo la teoría de los sistemas de innovación concede gran importancia al aprendizaje como factor clave de la innovación (Núñez et al., 2006:16).
En el proceso de integración efectuado en tres etapas desde el 2014 hasta el año 2016 mostró como principales impactos:
En la Resolución 2 del 2018 “Reglamento de trabajo docente y metodológico de la educación superior” del Ministerio de Educación Superior de la República de Cuba, se plantea el tipo de profesional que se pretende formar:
a) La unidad entre la educación y la instrucción, que expresa la necesidad de educar al hombre a la vez que se instruye.
b) El vínculo del estudio con el trabajo, que consiste en asegurar desde el currículo el dominio de los modos de actuación del profesional, en vínculo directo con su actividad profesional.
Presenta características propias para cada generación de planes de estudio, como consecuencia de los cambios científico-técnicos, socioeconómicos y culturales, del escenario nacional e internacional, así como en respuesta a las demandas y necesidades del país. Estas características se detallan en el Documento Base que se elabora como guía orientadora para el diseño de los planes de estudio.
Esta formación le servirá de base al egresado para su desempeño profesional, le permitirá incorporar a su acervo cultural nuevos conocimientos, adaptarse a las condiciones de su objeto de trabajo y participar en el sistema de educación posgraduada que asegura su actualización continua.
Más adelante se aborda como se pueden emprender los procesos innovativos que se desarrollarán en el marco del proceso docente educativo, a través de las formas y tipos del trabajo metodológico:
a) Docente-metodológico.
b) Científico-metodológico.
Estas dos formas están estrechamente vinculadas, y en la realización del trabajo metodológico deben integrarse como sistema en respuesta a los objetivos propuestos.
Evidentemente la Nueva Universidad en Cuba tiene que entrañar la investigación, pero desde los principios del trabajo metodológico, planificado, consensuado, que implique el uso de métodos participativos, problémicos, de estrategias de aprendizaje desarrolladoras, según el enfoque Histórico-Cultural de L. Vigotsky, al igual que conceptos bien establecidos como la formación permanente de los docentes (Sistema de Superación para Profesores Universitarios, SSPU) y la educación avanzada que den solución y propongan nuevas alternativas a las problemáticas que surjan dentro y fuera del Proceso Docente Educativo.
Es imprescindible, por lo tanto, reforzar la formación del docente a través del SSPU y de su participación en actividades teóricas y prácticas (trabajo metodológico) conducentes al desarrollo de sus capacidades innovadoras para desarrollar estrategias de enseñanza-aprendizaje que propicien la generación de conocimiento a través de las actividades de investigación y extensión (Rivas, 2014).
Algunas ideas debatidas y consensuadas durante el pasado Congreso Internacional «Universidad 2016», celebrado en La Habana, acerca del tema universidad innovadora para un desarrollo humano sostenible, confirman la necesidad de la integración universitaria en todas sus dimensiones, como condición imprescindible para estar en capacidad de aportar significativamente a esa justa aspiración de la humanidad (Saborido y Alarcón , 2018):
El sistema educativo tiene el reto de contribuir a preparar a los individuos para que puedan manejarse con nuevas habilidades y destrezas en el nuevo escenario que es hoy el mundo, para ejercer esa contribución, hay que hacer transformaciones en el modo de hacer.
La innovación educativa, a veces, solo es hacer bien, de manera eficiente, lo que corresponde hacer, o adecuar lo que ya se tiene para cumplir los objetivos planteados. En estos casos la innovación es entendida de manera sencilla, viendo con nuevos ojos los problemas contemporáneos.
Pero queda claro que implica dejar atrás las rígidas estructuras verticales de los procesos de enseñanza-aprendizaje. Se propone centrar el énfasis en los procesos, lo que involucra a los alumnos y a los docentes.
Lo planteado supone el diseño de procesos educativos dialógicos, que incluyan concepciones teóricas y metodológicas favorecedoras del intercambio de experiencias. Para esto se impone partir de la formación de los docentes con las capacidades para la multiplicación de los conocimientos en los escenarios docentes y en los contextos donde estén colocados, desde una nueva óptica.
La creación de un entorno educativo innovador, además de la formación de los docentes, implica el fomento de su creatividad en la búsqueda de soluciones que contribuyan a la innovación educativa. En este sentido resulta esencial incorporar un enfoque integral a ese proceso formador, porque incorporar este modelo requiere de competencias precisas y descansa en el aprendizaje experiencial y/o la socialización de las mejores prácticas como guía para la acción.
Solo un docente innovador podrá formar las habilidades demandadas hoy por los estudiantes y dotarlos de destrezas para manejarse con independencia en el entorno, para la construcción colectiva de propuestas de soluciones, la comunicación horizontal y la puesta en práctica de modalidades participativas de intercambio de conocimientos.
También se precisa del trabajo en red, por la abundancia de información disponible; tomar lo mejor de los múltiples sectores involucrados en la educación, articularlos eficientemente, y alcanzar objetivos claros; los docentes son más mediadores de procesos que transmisores de saberes, modificando tiempos y formas de compartir la información.
En el CUM de Guisa, perteneciente a la Universidad de Granma, laboran 28 docentes a tiempo completo, de ellos 4 con categoría docente de Profesor Instructor, 14 de Profesor Asistente y 10 de Profesor Auxiliar. De los 28 docentes 20 son Máster en Ciencias. Se trabaja con las carreras de Agronomía, Licenciatura en Educación Primaria y Licenciatura en Educación Preescolar.
Esta institución emprendió el camino para lograr la dinamización del escenario educativo. Ello supuso, primero actividades destinadas a garantizar que el docente dispusiera de capacidades para desempeñar con mayor eficiencia su actividad; y segundo, intencionar el desempeño innovador del docente.
Hay que aclarar la necesidad del diagnóstico del contexto interno y externo para conseguir pertinencia en estas actividades. Se incluyeron entre ellas:
Durante el curso 2017-2018, para la gestión de las referidas actividades, se estableció observar la innovación como proceso, el aprendizaje como efecto y la calidad como resultado esperado.
Esta propuesta ha devenido la búsqueda de alternativas de solución al desfase de la enseñanza basada en los contenidos con las necesidades reales demandadas hoy. También se adiciona la incorporación de nuevos alumnos con características, potencialidades, y necesidades diferentes, porque hay que dibujar el escenario, no se puede perder de vista.
No obstante el CUM de Guisa enfrenta retos que debe superar para propiciar la gestión de procesos innovadores acordes a las demandas actuales de la sociedad que se recogen en la “Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista” y en el “Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030” como son:
Los procesos que acompañan a la gestión de la innovación educativa son necesarios en la nueva universidad contemporánea, para garantizar el rol de estas Instituciones de Educación Superior.
El CUM de Guisa avanza en la redefinición del enfoque del proceso educativo, apoyado en propuestas que estimulan la formación de competencias, desde la innovación educativa.
Solo si los docentes y la universidad son innovadores, se conseguirán estudiantes y egresados innovadores.
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