Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


JOSÉ MARTÍ Y LA LECTURA EN LA UNIVERSIDAD CONTEMPORÁNEA

Autores e infomación del artículo

Frank Arteaga Pupo*

Frank Rafael Arteaga Salgado**

Universidad de Las Tunas, Cuba

e-mail: frankap@ult.rimed.cu


RESUMEN
El trabajo expone algunas citas, ideas e interrogantes que provocan una motivación hacia la lectura en cualquier espacio social para los estudiantes, profesores, trabajadores y directivos universitarios. Desde esta perspectiva se argumenta la dimensión filosófica y educativa de la lectura como proceso sicológico y social, se reflexiona sobre la escritura, lectura y proyección de la República Moral de José Martí, se fundamenta el principio de una educación desde, durante y para la vida en función de la lectura como proceso psicosocial y se valora la importancia y actualidad de la lectura en la época de la globalización y las tecnologías de la comunicación como recurso imprescindible para el desarrollo de la cultura universitaria y el mejoramiento espiritual, académico, ético y estético del ser humano.
PALABRAS CLAVES: lectura, cultura, estética, moral
ABSTRACT  
This work presents some quotes, ideas and questions that provoke a motivation towards the reading at any social place where the students, professors, workers and managers of the university are. From this perspective we argue the philosophic and educative dimension of the reading as a psychological and social project; we think about the writing, reading and projection of José Martí's Moral Republic; we are based on education principles from, during and to the life through the reading as a psychosocial process and we value the importance and relevance of the reading at the globalization era and the communication technologies as an essential resource for the development of university culture and the spiritual, academic and esthetical improvement of the human being.
KEY WORDS: reading, culture, aesthetic, moral

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Frank Arteaga Pupo y Frank Rafael Arteaga Salgado (2020): “José Martí y la lectura en la universidad contemporánea”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (febrero 2020). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2020/02/josemarti-lectura-universidad.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante2002josemarti-lectura-universidad



INTRODUCCIÓN
Los cimientos de la cultura de pensar, sentir y hacer a Cuba que se desarrolla a partir de los inicios del siglo XIX posee, entre sus bases primigenias, la lectura y el estudio de las ideas más avanzadas de la ciencia, la filosofía, la educación y la política en el contexto “nacional” e internacional y que José Martí supo sintetizar tal cual visionario para mejorar la vida material y espiritual de los cubanos, incluyendo los sueños, sacrificios y triunfos desde aquel tiempo hasta la contemporaneidad.
Así, en el periódico Granma se asevera en un titular que es, “José Martí: mentor directo de la Revolución”, y entre muchos argumentos lo es por su labor para que el pueblo cubano se convirtiera en un baluarte estético y ético frente a los peligros y acechos imperialistas, que soplan del norte revuelto y brutal que nos desprecia como síntesis de ideas decadentes, aunque todo lo que allí se piensa o hace no es malo, evidente, la labor solidaria de grupos de amigos de allá lo demuestra a través de numerosas muestras de generosidad.
Su dedicación para el logro de una sociedad culta se afinca y desarrolla en la dimensión educativa e instructiva, por eso nuestra Universidad requiere en sus agentes y agencias una preparación y actuación coherente con las exigencias de una nación moral y cultural conforme al legado martiano que exige una rigurosa pedagogía, mediada por todo el amor posible para enfrentar y vencer esos y otros males que también vienen de adentro y pudieran ser tan peligrosos como el mismo imperialismo, como expresó Fidel Castro en noviembre de 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana
Agucemos nuestros sentidos, ¿por qué el Apóstol fue un visionario al pronunciar a su amigo Gonzalo de Quesada la sentencia siguiente y que todos debiéramos conocer? “Sobre nuestra tierra, Gonzalo, hay otro plan más tenebroso que lo que hasta ahora conocemos, y es el inicuo de forzar a la Isla, de precipitarla, a la guerra, – para tener pretexto de intervenir en ella, y con el crédito de mediador y de garantizador, quedarse con ella. Cosa más soberbia no la hay en los anales de los pueblos libres: –ni maldad más fría”. (Vitier, 2008, p.99).
La respuesta es sencilla, porque leyó continua e intensamente sobre lo que sucedía en los Estados Unidos y decodificó en sus casi quince años de vivencias allí, las ansias imperiales que ya se revelaban desde entonces; la fuente primigenia de esa labor fue la lectura entendida en su dimensión filosófica, que supone estar por encima del libro e ir más allá de la letra para atrapar la experiencia norteamericana y transformarla en todo lo que pudiera y estar preparados para continuar la batalla después de la independencia frente a España, que fue exactamente lo que sucedió, hecho además que no pudo disfrutar porque murió de cara al sol en el primer combate en el que participó.
     Dimensión filosófica y educativa de la lectura como proceso sicológico y social
A partir del argumento anterior en el texto, La Filosofía de la Educación desde la obra martiana, nos preguntamos, “¿qué es la lectura o leer, según el Diccionario Español de Sinónimos y Antónimos?, nos dice que es releer, descifrar, estudiar, hojear, ojear, por tanto, también es mirar, digo mejor: observar, porque se lee una obra plástica, una actitud, un drama en el teatro, una partitura musical, una excelente película, una sonrisa o una lágrima, de las cuales a veces, es más difícil conseguir la primera que la segunda”.(Saínz de Robles, 2014a, p.338).
Más adelante agrego que, “… además de observar también se leen los sentimientos; es decir, son dos procesos, o más, que están inexorablemente unidos en la lectura: observamos, nos emocionamos, sentimos, y que así sea: nos educamos; conjuntamente es pasar, repasar, deletrear, silabear, silabar, pasar la vista por, echar la vista a, echarse al coleto (adentro) y quemarse las cejas”.  (Saínz de Robles, 2014b, p.338). Echarse al coleto significa implicarse desde la conciencia que es el sentimiento, conocimiento, decisión y actuación en correspondencia con lo mejor, en el caso que nos ocupa, de la herencia ética, estética y moral martiana a favor de una espiritualidad más rica.
Por último explicamos que leer, “Es igualmente examinar, interpretar, devorar y así empastamos con la idea de que existe una solitaria que somos incapaces de satisfacer en el estómago alma, y es ese bicho que requiere exige la letra, … y el libro, –ahora recuerdo el soberbio ensayo, Contra viento y marea, de Vargas Llosa, en el que deja ver este símil–, pero con la dicha que entre más alimento le ofreces más te pide, en un ciclo inacabado de espiritualidad y aventura”. (Arteaga, 2016a, p.125).
Es, a partir de estos fundamentos que entendemos la dimensión filosófica de la lectura, la cual encierra la recepción de los contenidos que nos envuelven en el ámbito espiritual y material. Hasta aquí solo consta la mitad de la verdad, la otra le corresponde a la actitud que asumimos trente a la decodificación de esos contenidos, es la respuesta social que proporcionamos a la lectura de la vida que se desarrolla como vivencias de nuestra existencia y objetivación de procederes en todos los contextos que nos envuelven, ya sean académicos, culturales, científicos o de otra índole. Sin aceptar que somos productos exclusivos de esos acontecimientos y pasivos lectores de los eventos que están por encima de nosotros y que nos determinan a su antojo.
Sin aceptar jamás que somos productos exclusivos de esos acontecimientos y pasivos lectores de toda suerte de eventos que están por encima de nosotros y que nos determinan a su antojo; absolutamente no, más que escrito está demostrado que las circunstancias influyen en el desarrollo de nuestra personalidad y de nuestra formación, sin embargo, a través de la actividad también desempeñamos un rol decisivo en la sociedad.
Estos argumentos dilucidan la idea de que la lectura es más que el disfrute de un libro o cualquiera otra obra, segundo, que la interpretación se completa en la intersubjetividad y la dialéctica en la creación de nuevos contenidos y tercero, que nuestra realidad se enriquece a partir del quehacer cultural como resultado de esa lectura filosófica, en función de una espiritualidad y materialidad más rica y acabada de nuestras vidas.
     Reflexión, escritura, lectura y proyección de la República Moral de José Martí
Además de transitar esos caminos para ser totalmente íntegra, la República Moral que proyectó José Martí tuvo su génesis en la lucha cotidiana de los héroes que vivieron colmados de vicisitudes en los campamentos mambises aprendiendo a leer y escribir en las hojas de las matas de plátanos y a defender y morir por la patria en cualquier espacio de la manigua que fue escenario, casi diariamente, de las sinfonías y toque a degüello que interpretaban como himnos de combate hermosos que nos yerguen de orgullo a la vuelta de más un siglo.
Esa República Moral fue pensada, escrita y repetidamente leída en numerosos documentos como cimiente de un plan fundado en la meditación, la lectura, escritura y el sacrificio honesto como regalo de padres a sabiendas que un pueblo sin los libros, es un pueblo sin el baluarte esencial de la educación. En El Manifiesto de Montecristi, José Martí redactó que debemos “… ordenar la revolución del decoro, el sacrificio y la cultura de modo que no quede el decoro de un solo hombre lastimado, ni el sacrificio parezca inútil a un solo cubano, ni la revolución inferior a la cultura del país, no a la extranjeriza y desautorizada cultura que se enajena el respeto de los hombres viriles por la ineficacia de sus resultados y el contraste lastimoso entre la poquedad y la arrogancia de sus estériles poseedores, sino al profundo conocimiento de la labor del hombre en el rescate y sostén de su dignidad …” (Martí, 1975b, p.100).
Vale la pena que este párrafo se convierta en una suerte de himno universitario y se lea, debata y concurra tal honra cotidiana de actuación por nuestros héroes y mambises de los siglos XIX, XX y XXI que no han dejado caer la bandera de la cultura y la dignidad, me refiero así, y en primer lugar, al pueblo cubano y todas las instituciones que de él derivan; sin embargo, la faena en ese propósito debe iniciarse por el estudio del texto en cada una de sus partes. Primero, la revolución de José Martí, que entendemos como la nuestra, es la del “decoro, el sacrificio y la cultura”, es la revolución honorable, de la abnegación, el conocimiento y la ciencia. Fijémonos cómo la lectura en su dimensión íntegra nos coloca en el centro del legado martiano para la Universidad.
En segundo lugar, “ni debe quedar el decoro de un solo hombre lastimado”,  significa la convocatoria a todos los cubanos y porque es el primer mandamiento del proyecto jurídico martiano que podemos leer en la nueva Constitución aprobada el 24 de febrero que posee matices mambises; tercero, al advertir que “ni el sacrificio parezca inútil a un solo cubano”, nos exige que los jóvenes que no vivieron el sacrificio de la lucha por la independencia, al menos conozcan las hazañas de nuestros antepasados en un proceso de conocimiento, agradecimiento y compromiso.
En el cuarto punto de la valoración advierte, “ni la revolución inferior a la cultura del país, no a la extranjeriza y desautorizada cultura que se enajena el respeto de los hombres viriles”, debemos interpretar que la revolución ha de ser coherente con la cultura del país, con sus legítimas raíces, creación y mejoramiento humano en nuestro contexto histórico y educativo y que la cultura y revolución cubana no es inferior a la cultura norteamericana que “se enajena el respeto de los hombres viriles ”significa además, que vende y comercializa el respeto de los hombres viriles, tal cuales fueron nuestros mambises.
Por último concluye con esta oración sacro constitucional “… no a la cultura extranjeriza… sino al profundo conocimiento de la labor del hombre en el rescate y sostén de su dignidad”; esa debe ser también la cultura y el sentido primigenio de la revolución, sapiencia de la labor del hombre en el rescate y sostén de su dignidad. Y, cotidianamente, ¿realizamos esa labor en pos del mejoramiento humano, su educación y decoro tanto en la Universidad como fuera de ella? ¿Somos modelos de actuación y espiritualidad ante nuestros estudiantes para que sientan orgullosos de nosotros y de nuestra universidad y sientan deseos de volver a ella cada vez que la dejen por alguna razón?
La humildad como primera ley de la sabiduría; la lectura, conocimiento y vocación solidaria; el desvelo por una actitud íntegra en nuestra intimidad como en el acto público y la entrega total por el prójimo y la patria en un hecho tan natural como respirar, nos hará invencibles a pesar de nuestros yerros. Sirvan estas ideas para animar la lectura de estas imágenes como colofón del estudio que sugiere leer en tanto aliciente espiritual, comprensión, creación y cosmovisión humana y vía de transformación social y, sobre todo eso, recurso para construcción de una sociedad mejorada con nuestros esfuerzos educativos y culturales.
     Principio de una educación desde, durante y para la vida
Por otra parte debemos acudir al principio de una educación desde, durante y para la vida que sintetiza las ideas del pensamiento magisterial del Maestro, porque constituye otro recurso desde la teoría y la práctica pedagógica al sustentar el proceso de la lectura en su afán filosófico y vivencial, en el que no queda nada al margen del proceso psico–lingüístico, como fuente excepcional de contenidos formativos.
Hagamos una explicación de sus dimensiones; la educación desde la vida significa que la escuela ha de ser el escenario donde se reproduzcan todos los acontecimientos de nuestra cotidianidad. Tanto el colectivo pedagógico como el estudiantil deben representar esos eventos con el objetivo de que los sucesos que acontecen son fuentes de enseñanza, aprendizaje y solución de los posibles problemas que la vida nos presenta; esta expresión filosófica martiana así lo corrobora, “La educación ha de ir a donde va la vida”. (Martí, 1975c, p.308).La “codicia” del Apóstol se justifica a partir del hecho de que no existe nada que le es ajeno al proceso pedagógico y a la lectura como baluarte de la educación.
La segunda dimensión se fundamenta en la frase de que, “La educación empieza con la vida, y no acaba sino con la muerte”, (Martí, 1975d, p.390). Esta máxima es el referente para sustentar la propuesta de que la educación se desarrolla durante toda la vida y no debemos entenderla únicamente durante nuestro período académico; en este sentido y por mencionar uno de los momentos decisivos en nuestra profesionalización: la conclusión de una carrera universitaria, solo constituye un pivote para proyectos superiores de estudio donde el concepto educabilidad es coherente con la teoría de la Filosofía de la Educación el cual enuncia una de sus funciones necesarias.
Por último, el concepto “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida” (Martí, 1975e, p.281), explica la dimensión del principio de una educación para la vida que tiene sus raíces en la cultura greco latina de la que también somos herederos.
En el libro La Filosofía de la Educación desde la obra martiana, escribimos que José Martí a partir de una visión estética, en armonía con este tema sentencia: “Ver hermosura engrandece. Se lee o ve una obra notable, y se siente un noble gozo como si se fuera el autor de ella”. (Martí, 1975f, T. 14, p.392).Estas ideas no deben separarse del concepto de libro, pues la palabra libro proviene del latín líber, que primitivamente significó la parte interior de la corteza de las plantas que los romanos emplearon como papel, pero igualmente es sabia, alimento, energía y vida.
Esta parte la concluimos así, “Y por si no bastara, en esa familia de palabras aparece licopodio con el griego pús y podós, es decir: pie; quizás por esta razón el más universal de los hombres cubanos, (Fidel Castro calificó a José Martí como el más universal de los políticos cubanos), escribió que: “Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”. (Martí, 1975g, p.156). De modo que, la filosofía que esconde e irradia la lectura, va más allá del simple gozo intelectual para, en una suerte de alimento, sustentar los mismos cimientos de la existencia humana”. (Arteaga, 2016b, p.126).
Este principio de una educación desde, durante y para la vida ha de ser empleado en el proceso pedagógico en nuestras aulas y actividades universitarias en la perspectiva de que la lectura es una plataforma académica y cultural que sostiene y entusiasma la enseñanza aprendizaje en cada uno de los espacios educativos y sociales como hálito filosófico, permanente y axiológico con la invitación a la lectura de buenos libros, como novelas históricas, poesías, ensayos científicos, entre otras obras de diferentes géneros.
En una apología a Juárez, escribe en 1884 que quedan los hombres de acto; y sobre todo los de acto de amor. El acto es la dignidad de la grandeza. La inmensidad de la lectura, repito, no es el disfrute ocioso, es la conversión de la palabra impresa en la grandeza del acto y, sobre todo, como aseveró el Maestro, el acto de amor.

CONCLUSIONES
Finalmente y por tal razón todos los espacios de que disfrutamos en las altas casas de estudios y fuera de ellas, es decir en toda la sociedad, debemos hacerlos favorables a promover, primero el deseo por la lectura y su filosofía de sentir y el hacer que devienen de ella y luego, la necesidad que concebimos en una suerte de apego hermoso por la lectura y la obra de mejoramiento humano que inefablemente nos provoca.
El proceso y conceptualización de las vivencias, pensamiento, escritura, lectura, objetivación y crecimiento espiritual y material, son los pilares de la dignidad humana y de nuestra salvación, léanse estas palabras literalmente; por eso, valgan estas ideas para sostener el legado martiano como salvaguarda de la cultura de nuestra universidad contemporánea como Madre del Alma en la que se integran y revelan todas las contradicciones del universo en una suerte de perfección y demolición de lo malo para generar lo cierto, bueno y útil, aspiraciones que podemos hallar en el sosiego y disfrute de la lectura.

REFERENCIAS  

  1. Arteaga, F. (2016) La Filosofía de la Educación desde la obra martiana. Las Tunas, Cuba: Editorial Académica Universitaria.
  2. Castro, F. (2005). Discurso pronunciado en la Universidad de La Habana en conmemoración por el 60 Aniversario de su entrada a esa institución. La Habana, Cuba: Recuperado de http://www.fidelcastro.cu/es/discursos/discurso-pronunciado-en-el-acto-por-el-aniversario-60-de-su-ingreso-la-universidad-en-el
  3. Martí, J. (1975) Obras Completas, Tomo 5. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
  4. Martí, J. (1975) Obras Completas. Tomo 4. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
  5. Martí, J. (1975) Obras Completas. Tomo 22. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
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  9. Martí, J. (1975) Obras Completas. Tomo 7. La Habana, Cuba: Editorial de Ciencias Sociales.
  10. Martínez, Y. (16 de febrero de 2019) Periódico Granma.
  11. Marx, C. (1973) Obras Escogidas en dos tomos. Moscú, URSS: Editorial Progreso.
  12. Saínz de Robles, F. (2014) Diccionario Español de sinónimos y antónimos. La Habana, Cuba: Editorial José Martí.
  13. Vitier, C. (2008) Ese Sol del Mundo Moral, p. 99, La Habana, Cuba: Ediciones Unión.


Recibido: 17/10/2019 Aceptado: 17/02/2020 Publicado: Febrero de 2020

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