Lídice Solís Franco*
Universidad de Artemisa, Cuba.
lsfranco@uart.edu.cu
Resumen
El trabajo aborda la importancia que tiene la memoria histórica de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay durante los años 1954-1959. Se considera necesario el desarrollo de este tema ya que constituye una carencia para la historia de la pedagogía cubana, y particularmente para los numerosos maestros y profesores que día a día contribuyen al desarrollo educacional y cultural de este territorio y una deuda con los que en otro momento de su historia lo hicieron. El tratamiento de esta problemática requiere, ante todo la búsqueda de elementos teóricos relacionados con la ciencia histórica y la memoria histórica que influyen en el desarrollo e impacto de la sociedad; teniendo en cuenta la influencia que reviste el conocimiento de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, como componente del legado a la Historia de la Educación Cubana.
Palabras claves: cultura -ciencia- ciencia histórica- memoria histórica- Escuela Normal para Maestros
Summary
This work is about the importance of the history memory of Normal School for Teachers from one of the municipality of Artemisia’s province, called Guanajay during the years 1954 to 1959. The development of this theme is important because it not only constitutes the lack for the Pedagogical Cuban History and particularly for the millions of teachers and professors that everyday contribute to educational and cultural development of this territory but also it constitutes a debt with the ones who made this first. The treatment of this problem notifies before everything the search of the theory elements related with the history science and the history memory. It influent in the development and impact of the society, taking into account the influence that means the knowledge of Normal School for Teachers of a town called Guanajay, as a component of the legacy to the Education Cuban History.
Password: culture -cience- historical science- historical memory- Normal School for Teachers
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Lídice Solís Franco (2019): “La memoria histórica de la escuela normal para maestros de Guanajay”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (octubre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/10/memoria-historica-escuela.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1910memoria-historica-escuela
INTRODUCCIÓN
En los albores del siglo XXI, en un contexto en el que la ciencia y la técnica han alcanzado logros insospechados, la humanidad está muy lejos de satisfacer sus expectativas. El hombre, día a día, se enfrenta en su bregar a las complejas condiciones de un mundo unipolar, en que predomina la globalización neoliberal.
En medio de un contexto tan complejo, se debe proyectar, para hacer frente a esa problemática, una política cultural consecuente, la cual descanse en presupuestos objetivos y se encamine a la defensa de los valores culturales más auténticos. La cultura nacional, portadora de los anhelos del pueblo, de sus valores, de su ser, parte inseparable de la identidad, desempeña un importante papel en la vida de los pueblos. Atendiendo a esta particularidad el crítico Leopoldo Zea ha expresado: “La cultura es por esencia liberadora de los obstáculos que impiden a los hombres y pueblos realizar sus proyectos”.
1En estas condiciones se debe responder sabiamente al reto que significa preservar la cultura, fomentarla, sin renunciar al necesario desarrollo material. Cultura y desarrollo, a pesar de que no avanzan coherentemente, no pueden verse como términos contrapuestos. Dentro de los esfuerzos realizados para enfocar de manera humanista este aspecto, debe citarse que desde 1992 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, con el respaldo de la Asamblea General, constituyó la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. En el informe presentado, por esa comisión, en 1995, puede leerse:
“[…] es inútil hablar de cultura y desarrollo como si fueran dos cosas separadas, cuando en realidad el desarrollo y la economía son elementos, o aspectos de la cultura de un pueblo. La cultura no es pues un instrumento del progreso material: es el fin y el objetivo del desarrollo, entendido en el sentido de realización de la existencia humana en todas sus formas y en toda su plenitud”.
2En Cuba, la cultura ha constituido un baluarte en el desarrollo general e integral de la sociedad. No obstante aún, se pueden apreciar insuficiencias así como: No se ha logrado de manera suficiente en la sistematización de elementos que aportan al patrimonio intangible de la localidad y la nación (tradiciones, costumbres, historia y valores), lo que constituye un reto para los historiadores.
Insuficiencia en los conocimientos y valoraciones acerca de la historia de una institución que se inscribe en la historia de la educación y la cultura de uno de los municipios de la actual provincia de Artemisa, la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, que tuvo su mayor desarrollo entre los años 1954-1959, en la cuidad cabecera del municipio en cuestión, en la que se formaron importantes generaciones de maestros normalistas que han aportado significativos logros a la pedagogía en este territorio.
Pobre recuperación de la memoria histórica de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, como expresión de una necesidad social apremiante para la consolidación de la identidad local y el patrimonio intangible del municipio, la autora identifica como problema, el Insuficiente conocimiento de la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, en función de la reconstrucción de la memoria histórica para su comprensión a la luz de nuestros días.
Tomando como punto de partida la contradicción existente y una vez planteado el problema se declara como objetivo: demostrar la importancia que tiene el conocimiento de la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, como componente del legado para la historia de la educación cubana.
Apuntes en torno al desarrollo de la memoria histórica
La actividad que denominamos ciencia se desenvuelve en el contexto de la sociedad, de la cultura e interactúa con diversos componentes. Es necesario considerar a la ciencia como actividad desde el proceso de su desarrollo, de su dinámica e integración dentro del sistema total de las actividades sociales, a lo que responde también la ciencia histórica como ciencia particular.
Si de identidades se trata nada más cercano a la Historia, pues ambas forman un binomio inseparable. La ciencia histórica ha venido desarrollándose y avanzando en el mismo sentido que la ciencia en general. Nos referimos a una ciencia en particular que ha desempañado y desempeña un papel de primer orden en la contemporaneidad, y es que la historia es el componente más importante del patrimonio intangible de una nación.
Dentro de la Historia hay un componente de mucha importancia al que viene prestándosele particular atención y es el de memoria histórica. El profesor Horacio Díaz Pendás, Metodólogo Nacional de Historia del MINED, ha acuñado una frase que encierra una importante lección para quienes andan por estos caminos: “Somos historia porque somos memoria”, en ella está contenida una importante clave metodológica para este trabajo. Hurgar desde la ciencia histórica presupone el trabajo con la memoria.
Por la importancia que tiene el tema la autora considera necesario algunos apuntes en torno al desarrollo de la memoria histórica como un producto del desarrollo de la ciencia histórica.
La noción de memoria aparece tardíamente en el campo de la Historiografía. Para muchos investigadores, el primer acercamiento a la memoria histórica como concepto historiográfico se le atribuye al historiador francés Pierre Nora, quien lo introduce en los terceros Anales en la Historia del tiempo presente. No obstante, las discusiones acerca de la relación entre historia y memoria son muy antiguas.
3Las Ciencias Sociales asumen su estudio por la importancia que el mismo tiene para el desarrollo de la sociedad y los cambios que ocurren en el mundo, y por ser uno de los pilares de la existencia humana.
El no recordar, el perder la memoria, implica perder buena parte de los recursos con que contamos para hacer frente a la realidad, en otras palabras, perder nuestra memoria es perder la posibilidad de imaginar, por nosotros mismos, un futuro diferente. A los círculos de poder imperialistas les convendría que los pueblos crecieran sin memoria histórica, sin conciencia de sus raíces, sin rumbo en el mundo, aquejados de amnesia histórica, habría que preguntarse a quiénes les convienen los pueblos desmemoriados.
Guardar, mantener, conservar, transmitir y difundir la memoria, no son actos puramente conservadores en el sentido profundo de la palabra, por el contrario, son actos necesarios para pensar el cambio y hacerlo posible, que significa, entre otras cosas, la construcción de identidades o el refuerzo de las mismas, reflejado en el sentido de pertenencia a un grupo social, uno de los grandes dilemas de hoy.
La memoria histórica es un recuerdo colectivo, una evocación volcada hacia el presente del valor simbólico de las acciones colectivas vividas por un pueblo en el pasado. Es una acción que preserva la identidad y la continuidad de un pueblo, es no olvidar lo aprendido, muchas veces con sangre, es el camino para no repetir errores pasados. La memoria es un hecho transformado en sistema de valores.
En la actualidad no aparecen tratamientos teóricos acerca de la memoria histórica, sino aproximaciones destacando aspectos de la misma, ya sean tradiciones, valores, sentimientos de pertenencia. Es casi consenso generalizado considerarla un componente de la identidad junto a la psicología social y el lenguaje.
La memoria histórica está conformada por acontecimientos, hechos y elementos de cultura popular tradicional: leyendas, costumbres, fiestas, canciones, mitos, bailes populares, tradiciones, que caracterizan la vida de la comunidad en su desarrollo histórico desde su surgimiento participando en su conformación cada individuo. Es la capacidad que tiene el individuo y la comunidad en general de recordar, es la información, que a nivel de la psiquis, deja impresas imágenes o huellas del pasado.
En este sentido, la Dra. Rafaela Macías Reyes expresa:
“Memoria histórica es la capacidad de recordar, es el soporte donde quedan impresos las huellas o trazos del pasado, la información virtual y actualizable que estas contienen, y la información efectivamente actualizada en forma de recuerdos patentes o presentes; la memoria puede concebirse como la síntesis compleja de todos estos planos semánticos e identificarse con uno de ellos… la memoria histórica se conforma de un conjunto de hechos y saberes: leyendas, costumbres, fiestas, canciones, mitos, bailes populares, juegos tradicionales (cultura popular) que caracterizan a la comunidad en su devenir histórico…”
4“La memoria es un valioso patrimonio, un privilegio que legitima nuestra condición de humanidad, que se reconstruye en el ámbito de lo intersubjetivo y apunta a la búsqueda de la identidad. La memoria es una estrategia de supervivencia, es un esfuerzo por restituir el entramado histórico y ver en él la posibilidad de apropiarnos de un futuro. Por tanto, la memoria es una acción del presente, orientado a legitimar el presente y abrir o cerrar determinadas posibilidades para el futuro”.
4La memoria histórica es esa memoria colectiva, de grupo, caudal de recuerdos, evocaciones, costumbres, hábitos. Toda memoria es patrimonio compartido en tanto una parte de este, se encuentra, como ya vimos, conformada por el cúmulo de expresiones no vividas, sino asumidas en el proceso del conocimiento.
El conocimiento de la memoria histórica es imprescindible en el fortalecimiento de valores, sentimientos y la identidad cultural de una comunidad. La recuperación de la memoria colectiva constituye un elemento indispensable para vencer el fantasma del positivismo y la amnesia histórica.
El desconocimiento provoca falta de comprensión sobre los procesos históricos que han dado como resultado nuestro. Se debe trabajar la recuperación de la memoria histórica como un factor relevante de la identidad cultural. En este sentido, se hace visible el reto de los estudios historiográficos y culturales en la actualidad, de contribuir al fortalecimiento de las identidades locales, a través de metodologías de recuperación de la memoria histórica, que pueden aportar sobre la conciencia y la identidad local, en el sentido de hacerla explícita, compartida y reconocida socialmente.
Una parte de la memoria histórica pertenece al plano cognitivo y otra a las esferas de lo subjetivo y emocional, al inconsciente colectivo, a los imaginarios sociales.
Los debates al respecto, en la actualidad se centran en la relación existente entre la memoria y la historia, sobre todo a partir del momento en que la historia deja de ser una simple cronología de hechos históricos, para comenzar a ver y analizar los mismos desde las percepciones de los actores sociales.
Es evidente que un pueblo sin memoria está condenado al olvido, puesto que sin ella no sería factible la conservación de conocimientos para transmitir formas de cultura. Al no poder hacerlo no se tiene identidad y no se puede reconocer como parte de un todo y, finalmente, no se podría relacionar con el mundo que nos rodea.
La definición que propone Gilda Waldman destaca el vínculo de la memoria con la historia y el carácter dialéctico de la primera:
“(…) la memoria es una construcción social del pasado y tiene (…), un carácter histórico. (…) como parte de la ciencia histórica está sujeta a cambios, transformaciones y fracturas acordes a los cambios políticos y culturales o a la modificación de la sensibilidad social en momentos específicos”.
6La conservación de la memoria depende en gran medida de los intereses de la sociedad. Las memorias son una reconstrucción desde el presente, así, los aspectos de la cultura que se perpetúan a través de ella son los que el grupo entienda que el momento requiere, aunque con el tiempo puedan cambiar las prioridades y lo que hoy se tiene como paradigma, mañana puede caer en el olvido.
La labor de los historiadores, archiveros, documentalistas, arqueólogos, antropólogos, sociólogos, entre otros, se transforma en herramienta para conocer la verdad. En un segundo estadio, se encuentran los medios de divulgación: libros y publicaciones, documentales, exposiciones, seminarios, charlas y debates para dar a conocer los hechos y que se constituyen en el resultado que se obtiene de las investigaciones realizadas. Y, por último, en un tercer estadio, la creación artística: la literatura, el cine, el teatro, y las artes plásticas, entre otras manifestaciones del arte.
El historiador cubano Eduardo Torres-Cuevas considera que no existe una definición concreta acerca de memoria histórica, que la misma ha sido valorada teniendo en cuenta elementos que podrían sustentarla y atribuirse en su formulación más común y que viene a designar el esfuerzo consciente de los grupos humanos por entroncar con su pasado, sea éste real o imaginado, valorándolo y tratándolo con especial respeto.
Aplicación de la ciencia histórica: Escuela Normal para Maestros de Guanajay
Un caso particular de aplicación de la ciencia histórica lo constituye la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, que se analiza en este artículo.
Desde su fundación en 1915 hasta su extinción en 1961, las Escuelas Normales de Maestros fueron los centros de formación de maestros de más arraigado prestigio en la historia de la educación y en la población cubana. Sus graduados, muchos de ellos en pleno ejercicio como profesionales de la educación, mantienen el orgullo de haber sido formados en aquella Escuela y suelen mencionar con satisfacción las habilidades que lograron desarrollar y los valores que les fueron inculcados.
Al iniciarse la República en 1902, en el país ejercían como maestros personas formadas por diferentes instituciones y vías. Los de formación más antigua eran los graduados de la primera Escuela Normal de Maestros de Cuba, fundada en 1857, por los padres Escolapios, en la villa de Guanabacoa.
Los docentes de más reciente creación eran los maestros de certificado, formación emergente introducida por los norteamericanos, durante el periodo de ocupación militar (1898-1902), resultado de los exámenes convocados para suplir la falta de maestros.
El proyecto de Ley que le dio vida a las Escuelas Normales de Maestros fue defendido y aprobado en el Senado de la República en 1909, por el patricio Manuel Sanguily7 (1848-1925), pero tuvo que esperar seis años para que el 16 de marzo de 1915 fuera votada la ley con numerosas enmiendas por la Cámara de Representantes, tras muchas consultas y animado debate en que intervinieron los más destacados pedagogos.
La Ley aprobada disponía la creación de una Escuela Normal en cada provincia a excepción de la provincia de La Habana donde funcionarían dos. Las primeras escuelas fueron inauguradas dentro de los primeros veinticinco años: las de La Habana, en octubre de 1915; la de Las Villas, el 9 de octubre de 1916, la de Oriente, el 1º. de octubre de 1916; la de Pinar del Río, el 5 de enero de 1918; la de Matanzas, el 16 de octubre de 1918 y la última en crearse, de esta etapa, fue la de Camagüey, el 1º. de noviembre de 1923.
La República cubana se caracterizó por múltiples problemas como: el desempleo, bajos salarios, la inexistencia de seguridad social; un campesinado carente de tierras, en el campo como en las ciudades la población de menores recursos padecía el hambre, la desnutrición y en general la miseria del pueblo trabajador. Estos factores impulsaban a las masas a la lucha contra la explotación capitalista, por transformaciones económicas y sociales profundas. Guanajay como pequeño pueblo del oriente pinareño no estuvo exento de estos problemas
.Durante esta etapa no existía una voluntad estatal para establecer instituciones educacionales y culturales, muchas de las que surgieron entonces van a llevar la impronta de los intereses de grupos sociales pudientes que apegados al terruño que los vio nacer y con interés en su engrandecimiento llevaron a cabo obras de corte social que beneficiaban a algunos sectores, tal es el caso de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, que surge por un patronato. Para el estudio de tan importante hecho, la autora de la presente investigación propone la periodización siguiente: Patronato Pro-Escuela Normal para Maestros de Guanajay Francisco Valdés Ramos (1954-1955) y la Escuela Normal para Maestros de Guanajay (1956-1959).
Según se ha podido constatar en los documentos originales que dan constancia de la existencia del patronato, los que se conservan en el Museo Carlos Baliño de Guanajay, así como: Actas de constitución (27 de noviembre de 1954), acta de nombramiento de todo el personal docente, administrativo y subalterno (enero 1955), acta de constitución del claustro, designación a la directora, secretaria y vices (13 de febrero 1955), acta de convocatoria que se llevaron a cabo efecto de los exámenes de ingreso (14 al 25 de febrero de 1955), acta de apertura oficial del curso académico (1ro de marzo de 1955). Particularmente la autora hace alusión al acta de fecha 10 de mayo de 1955 dirigido al Hon. Sr. Ministro de Educación Doctor Andrés Rivero Agüero a nombre y en representación del Patronato Pro-Escuela Normal para Maestros de Guanajay Francisco Valdés Ramos como Presidente Proc. Mario Larrinaga Martínez y Secretario Dr. Ignacio Torres González, en que se solicitaba oficialización de la escuela por la necesidad imperante de la juventud con ansias de superación de los pueblos que forman la parte oriental de la provincia de Pinar del Río y también parte de la provincia de La Habana.
A los efectos se solicitó hacer constar los siguientes particulares:
Primero: Constituidas en junta las Instituciones de esta Ciudad llevaron a cabo la conformación del Patronato Pro-Escuela Normal para Maestros de Guanajay de acuerdo con lo dispuesto en el Decreto Presidencial Num. 4417 de fecha 17 de noviembre de 1952.
Una vez constituido el mismo se elevó copia del acta correspondiente así como el Reglamento al Sr. Gobernador Provincial de Pinar del Río, quedando y con fecha 28 de diciembre de 1954 aprobado al Reglamento inscripto en el Gobierno Provincial dicho Patronato en el Libro de Registro Especial de Asociaciones, al folio 24 con el número de orden 704.
Segundo: El Patronato en su oportunidad llevó a cabo el nombramiento de todo el personal docente, administrativo y subalterno.
Tercero: Nombrados los señores Profesores y ya en posesión de sus cargos llevaron a cabo la constitución del claustro, así como también designaron a la Directora y a la Secretaria de la escuela.
Cuarto: Mediante la correspondiente convocatoria se llevaron a efecto los exámenes de Ingreso.
Quinto: Con fecha Primero de Marzo del actual año comenzó el curso académico.
Sexto: Cuenta esta Escuela con una matrícula de doscientos quince alumnos, teniendo un promedio de Asistencia diario ascendente a la cantidad de ciento cuarenta alumnos.
Por tanto
Suplicamos al Hon. Sr. Ministro de Educación: Que en vista de que se han llenado todos los requisitos legales, y que la escuela funciona conforme al Reglamento de las Escuelas Normales para Maestros de la República, autoriza la oficialización de la misma, luego de que por funcionarios de ese Ministro y mediante la visita de inspección debida, se hayan comprobado todos los extremos que constan en esta solicitud.
La Escuela Normal para Maestros de Guanajay estaba representado por la Directora, Dra. Inocencia Silveira y Corbo, un vice: Dra. Rita María Rodríguez Crespo, una Secretaria: Dra. Bienvenida A. Pérez y Silveira, y a su vez un vice: Dr. Ángel Sánchez Vasconcelos, constituido por un claustro de 26 profesores (18 mujeres y 8 hombres) distribuidos en trece cátedras, prevaleciendo el género femenino. Los estudiantes matriculados no solo son del municipio donde se constituye el patronato sino que también hubo participación de otros municipios como Cabaña, Mariel, Artemisa, Alquízar y Caimito. Muchos de los maestros normalistas graduados continuaron su profesión y ocuparon cargos de dirección en las diferente períodos luego de triunfar la Revolución, por lo que la autora considera de vital importancia el conocimiento de la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, como importante antecedente en que se muestra el interés de los guanajayenses en el desarrollo educacional de su pueblo y de lo que serían las instituciones formadoras de maestros y profesores tras el triunfo revolucionario.
En el Congreso Internacional Pedagogía 2015, el Dr. Rodolfo Alarcón Ortiz Ministro de Educación Superior refiere, en su conferencia Las Ciencias de la Educación en una Universidad Integrada e Innovadora, la siguiente idea: “En nuestra apreciación, los modelos de sistemas de innovación más pertinentes para nuestra realidad serán aquellos que, reconociendo la importancia de la llamada investigación-desarrollo (I+D), se proyecten con mayor amplitud promoviendo la interactividad, el conocimiento y el aprendizaje, la formación de capacidades, el trabajo en redes y la innovación en toda su extensión, más allá de cualquier modelo lineal. A partir de este fundamento nos parece adecuado declarar que innovar es aprender a generar y usar conocimientos existentes para solucionar viejos y nuevos problemas y aprovechar las oportunidades”. 8
Entre los instrumentos creados para el desarrollo de este proyecto se elaboró una guía para un grupo de indicadores para la reconstrucción de la historia de las instituciones formadoras de maestros: nombre de la institución, nombre por el que se identifica en la actualidad, marco histórico en que surgieron, evolución y actualidad, objetivos por lo que surgieron, vigencia o no de estos objetivos valorados, principales dirigentes u otras personalidades vivas o fallecidas vinculadas con la Institución, testigos históricos que pueden dar aportes acerca del trabajo, significado para la localidad y la educación cubana del trabajo realizado en la Institución, dirección del lugar fotos y objetos como documentos probatorios que evidencia su existencia, fotocopias de documentos, fundación, acontecimientos ocurridos, anécdotas. Se ha elaborado una cronología que recoge este acontecimiento como antecedente.
Propuesta de acciones
Teniendo en cuenta que el objetivo que se propone es, demostrar la importancia que tiene el conocimiento de la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, como componente del legado a la Historia de la Educación Cubana, la autora propone para socializar este conocimiento histórico las acciones siguientes:
Desarrollar un taller de reflexión sobre la relación Historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay y la Historia local.
Impartición de un curso extensionista constituido por un ciclo de conferencias sobre la Historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, a los directivos de las organizaciones políticas y de masas e instituciones culturales.
Tema I: Constitución del Patronato Pro-Escuela Normal para Maestros de Guanajay Francisco Valdés Ramos (1954-1955).
Tema II: Funcionamiento y desarrollo de la Escuela Normal para Maestros en Guanajay (1955-1959).
Tema III: Incendio de los documentos archivados en la Escuela Normal para Maestros en Guanajay. Razones que provocaron este hecho.
Tema IV: Impacto social en el desarrollo educacional del municipio Guanajay y otros territorios.
Identificar el lugar con una placa con el nombre de Escuela Normal de Maestros de Guanajay (1955-1959).
Exposición de fotos, objetos y fotocopias de documentos como documentos probatorios que evidencia la existencia del lugar.
Realizar acto homenaje a los maestros normalistas por el Día del Educador.
Publicar artículos acerca de la importancia que sobre el conocimiento de la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, como componente del legado para la Historia de la Educación Cubana.
Divulgar las evidencias históricas obtenida en lugares de acceso público y de instituciones educacionales, como biblioteca, museo, casa de cultura, Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, escuelas de los diferentes niveles educacionales, como vía para divulgar la existencia de los mismos.
Realizar un encuentro con la Federación de Mujeres Cubanas del municipio para socializar la participación de las mujeres guanajayenses como maestras normalistas que contribuyeron al desarrollo educacional y social de este municipio. Invitar a compañeras graduadas de la escuela.
Crear dentro del Museo Municipal un espacio permanente dedicado a las tradiciones educacionales del municipio de Guanajay.
Las acciones constituyen una alternativa para la socialización del conocimiento de la historia de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, para el enriquecimiento de la historia de la educación cubana, la historia local y la memoria histórica. Se considera necesaria la participación de directivos de las organizaciones políticas y de masas, Casa Municipal de Cultura, Asociación Municipal de los Combatientes, Historiadora Municipal, Directora de Educación Municipal, Director del Centro Universitario Municipal y otras instituciones.
CONCLUSIONES
La sociedad, la ciencia, y la tecnología e innovación constituyen un todo dialéctico que debe tener estrecho vínculo, este contribuye al enriquecimiento de las mismas retroalimentándose mutuamente, el desarrollo tecnológico, la globalización de los mercados y de la cultura, la relevancia de la información y del conocimiento en los procesos productivos y sociales modifican las maneras de entender el mundo y bosquejan nuevas formas de relación entre las personas.
Ciencia histórica y memoria constituyen un binomio inseparable, hurgar desde la ciencia histórica presupone el trabajo con la memoria, memoria e identidad son también entes inseparables que representan el desarrollo de la cultura de una época.
Con el fin de conservar la memoria histórica de la Escuela Normal para Maestros de Guanajay, y sobre todo divulgar el conocimiento que a través de la ciencia histórica, se ha logrado obtener un grupo de acciones con características tales como: dinámicas, flexibles, de amplio espectro, para socializar entre diferentes sectores de la comunidad este conocimiento.
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4 Knaap, Elisa; Marís del C. Suárez y Madeleine Mesa: Aspectos teóricos y epistemológicos de la categoría representación social. En: Revista Cubana de Psicología, Vol. 20, No. 1, La Habana, 2003.
5 Colectivo de autores. La Historia y el oficio de historiador. Ediciones Imagen Contemporánea: La Habana, 2006. p. 4.
6 Fornet, Ambrosio. Las máscaras del tiempo. Editorial Letras Cubanas: La Habana, 1995.p.7
7 Manuel Sanguily fue alumno del Colegio El Salvador, del cual fue nombrado profesor sustituto. Participó en la Guerra del 68, donde alcanzó el grado de coronel. Al terminar la guerra concluyó sus estudios de Derecho en la Universidad Central de Madrid. Colaborador y redactor de numerosas publicaciones nacionales. Al terminar la guerra del 95 fue director del Instituto de La Habana y miembro de la Junta de Inspectores de la Universidad. En 1908 presidente del Senado y como Secretario de Estado se destacó como defensor de la soberanía de Cuba, fue miembro del Tribunal Permanente de Arbitraje de La Haya.
8 Alarcón Ortiz, Rodolfo. Conferencia “Las Ciencias de la Educación en una Universidad Integrada e Innovación”. La Habana, 26 al 30 de enero de 2015. Ministerio de Educación Superior. p. 9-10.
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