María Janeth Vélez Miranda *
María Elena Moya **
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Email: mvlez5228@pucem.edu.ec
RESUMEN
En la actualidad, hablar de educación exige el gran desarrollo científico y tecnológico vislumbrar un proceso sistemático y organizado, donde sus elementos convergen bajo un objetivo; formar individuos capacitados para accionar ante las exigencias del nuevo siglo. Debido a ello, es menester forjar procesos pedagógicos que respondan a tales expectativas y logren desarrollar en los niños y jóvenes las habilidades, destrezas o competencias que permitan su correcto desenvolvimiento, permitiendo una educación integral, que capacite al estudiante para un desempeño exitoso personal y profesional.
Esta aspiración se dará bajo la concepción de modelos educativos que con fundamento pedagógico diseñen planes y programas que configuren la forma que se imparta la educación. Este es el propósito del presente trabajo, es ofrecer un análisis de los distintos modelos educativos, una visión de su objetivo general y de las particularidades que cada uno posee, bajo una reflexión direccionada hacia cuál sería el más adecuado para el proceso de enseñanza aprendizaje, especificando el rol que desempeña el estudiante, el docente y los contenidos entre otros, para finalmente brindar una caracterización de las teorías del aprendizaje inmersas directa o indirectamente en estos modelos educativos.
Para esto se realizó lecturas preliminares de documentos seleccionados de internet, tales como revistas educativas, estudios investigativos, documentos monográficos, que permitieron realizar una investigación cualitativa que permitió contar con información relevante del tema, a fin del correspondiente análisis y síntesis. Se destacó la importancia del proceso de enseñanza-aprendizaje definido en cada modelo educativo, destacando la participación del docente, el accionar del estudiante y la influencia de los preceptos pedagógicos fundamentados en las teorías que apuntan hacia el desarrollo exitoso del educando y por ende de la sociedad.
Palabras claves: Modelo educativo, formación docente, desempeño del estudiante, proceso enseñanza-aprendizaje, enfoque, teoría de aprendizaje.
ABSTRACT
At present, talking about education requires great scientific and technological development to envision a systematic and organized process, where its elements converge under one objective; train individuals trained to act on the demands of the new century. Due to this, it is necessary to forge pedagogical processes that respond to such expectations and manage to develop in children and young people the skills, abilities or competences that allow their correct development, allowing an integral education, which enables the student to achieve a personal and professional successful performance.
This aspiration will be given under the conception of educational models that with a pedagogical foundation design plans and programs that configure the way education is imparted. This is the purpose of the present work, it is to offer an analysis of the different educational models, a vision of its general objective and of the particularities that each one possesses, under a directed reflection towards which would be the most suitable for the teaching-learning process, specifying the role played by the student, the teacher and the contents among others, to finally provide a characterization of learning theories immersed directly or indirectly in these educational models.
For this, preliminary readings were made of selected documents from the internet, such as educational journals, research studies, monographic documents, which allowed qualitative research to be carried out that allowed for relevant information on the subject, in order to the corresponding analysis and synthesis. The importance of the teaching-learning process defined in each educational model was highlighted, highlighting the participation of the teacher, the actions of the student and the influence of the pedagogical precepts based on the theories that point towards the successful development of the student and therefore the society.
Key words: Educational model, teacher training, student performance, teaching-learning process, approach, learning theory.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
María Janeth Vélez Miranda y María Elena Moya (2019): “Los modelos educativos y su relación con las teorías del aprendizaje”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (agosto 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/08/modelos-educativos-aprendizaje.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1908modelos-educativos-aprendizaje
El motor generador que aviva acciones para lograr alcanzar el conocimiento constituye el ímpetu por aprender. Es aquella llama que motiva hacia el saber, dominar y aplicar; un proceso que conlleva a la ejecución de actividades previamente diseñadas por especialista, a fin de poder alcanzar el aprendizaje efectivo.
Ha manifestado disparidad de las sociedades, permitido distinguir el desarrollo económico, social y humano de los pueblos y presentado indiscutiblemente las diferencias epistémicas entre los hombres. Así llega marcando este siglo XXI, donde prevalece el saber, la habilidad de conocer que permite que la enseñanza se incorpore al mundo cognitivo y a la persona misma; haciendo de lo desconocido herramientas ideológicas que adiestran el proceso mental inherente a la vida humana.
El enunciado inicial emitido por la (UNESCO,1998) enfatiza dos términos significativos en educación: conocimientos y competencias, esta última relacionándola con capacidades, aptitudes, habilidades y destrezas que han sido el enfoque prioritario en educación, durante los últimos años.
La visión prioritaria de la educación es impartir conocimientos, formados a través de la experiencia y el aprendizaje; un enfoque que por varias ocasiones ha tratado de establecer un procedimiento adecuado que favorezca su apropiación o desarrollo. Esto conlleva a la recopilación de las diversas teorías o enfoques pedagógicos que orienten a los docentes en cuanto a la sistematización del proceso de enseñanza – aprendizaje, generándose de esta manera los llamados modelos educativos.
El modelo educativo brinda sustento que permite a los docentes diseñar los planes y programas que se conciben para el proceso de enseñanza aprendizaje. En él se esquematizan los componentes, bajo los cuales se diseña, paulatinamente, el perfil de los futuros integrantes de la sociedad.
Se hace Importante indicar que estos preceptos pedagógicos se han concebido basándose en posturas sociológicas, psicológicas, axiológicas, epistemológicas y pedagógicas con el fin de llegar a constituir una guía formativa que permita lograr una educación funcional del ser humano.
Se investiga, ¿qué función cumplen los diversos modelos educativos?, Enfáticamente, todos propenden hacia una formación que conciba el desarrollo integral de las personas y con él, una transformación social. Sin embargo, ninguno ha coincidido en la manera de cómo lograrlo, identificándose varios modelos educativos en los diversos periodos históricos, centrados indistintamente en el alumno, en el docente, en el desempeño y en los contenidos.
Se ha planteado una temática que genera controversias, a saber, si el sistema educativo actual presenta las condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños y jóvenes o si en su caso, los enfoques pedagógicos de años atrás ofrecían mejores escenarios para el desarrollo de la educación. Con esto, se forja el objetivo de exponer las particularidades de diversos modelos educativos a fin de tomar en consideración cuál de todos los concebidos ostentan la forma más adecuada de enseñar y de aprender.
Se diferenciará entre los modelos educativos existentes, describiendo sus características y analizando los tópicos que cada uno de ellos expone, determinando finalmente cómo el proceso de enseñanza - aprendizaje, de acuerdo a las necesidades de la sociedad, ha tenido que actualizar su convencional manera de formación educativa en los salones de clases y la dinámica que esta exige.
Para este artículo se empleó la metodología investigativa, la reflexión con el método de análisis síntesis del contenido de sustentos teóricos; a través de una visión ecuánime, metódica y cuantitativa del texto con interpretación de la información se podrá obtener una visión completa del tema estudiado a fin de poseer los argumentos de valor necesarios para considerar los modelos educativos y su relación con las teorías del aprendizaje.
3. RESULTADOS
3.1 El modelo centrado en el alumno
Se enfocan los diversos puntos de vista del cómo debe obtenerse el desarrollo del aprendizaje. ¿Será a través de procesos previamente establecidos, con procedimientos autónomos o sencillamente en el desempeño del maestro o del alumno independientemente? Partir del postulado de (Freire, 2007) Nadie educa a nadie; nadie se educa solo; los hombres se educan entre sí, mediatizados por el mundo, nos lleva a la reflexión de que el conocimiento se construye a través del proceso interactivo permanente en base al descubrimiento, de la asociación y apropiación del conocer, de esta manera tanto el estudiante como el docente son parte de esta dialéctica de aprender. Al centrarse en el alumno, el docente estimula el análisis, la reflexión, la construcción del conocimiento, bajo el desenvolvimiento de la criticidad y de los valores solidarios.
Esta tendencia educativa fue denominada la Escuela Nueva:
El uso de ese nombre nos remite a un movimiento desarrollado a partir de los últimos años del siglo XIX, en relación con determinadas ideas sobre la educación y sus prácticas que en Europa y en distintos países del mundo emergieron a contrapelo de la educación tradicional”, fruto ciertamente de una renovación general que valoraba la autoformación y la actividad espontánea del niño” (Gadotti,2000). En oposición a una pedagogía basada en el formalismo y la memorización, en el didactismo y la competencia, en el autoritarismo y la disciplina, la nueva educación reivindica la significación, el valor y la dignidad de la infancia, se centra en los intereses espontáneos del niño y aspira a fortalecer su actividad, libertad y autonomía. (Palacios, 1978) (Narváez, E,2006).
¿Se puede afirmar entonces que el estudiante aprende a aprender, razonando por sí mismo, relacionando, sintetizando, estableciendo enlaces de pensamiento que generen su participación activa en el proceso formativo? Definitivamente, este modelo se encasilló en propiciar a los escolares un rol centrado en su persona, considerando sus necesidades, intereses, capacidades que le permitan desarrollarse ampliamente en el proceso educativo.
Este modelo de educativo ubica al alumno en medio de su propio proceso de aprendizaje centrándose en sus habilidades, en la solución de problemas, en la generación del pensamiento crítico y reflexivo. La práctica educativa se centró en descubrir los estilos de aprendizaje generados a través de una motivación.
El profesor es quien procura la motivación hacia el proceso de análisis y de reflexión, propiciando las condiciones adecuadas para aprender. De esta manera se favorece con este enfoque pedagógico la reflexión, el trabajo cooperativo, la discusión y el diálogo, así como la solidaridad, la creatividad y la capacidad potencial de cada educando.
3.2 Modelo centrado en el docente
en el cual se observa una clara estructura vertical, privilegiando la posición del profesor sobre el estudiante determinando, bajo su experiencia, el camino más adecuado para que el dicente aprenda, dándole poca o nula participación en el desarrollo de clases o en todo el proceso de enseñanza. Prima en este modelo el sentido unidireccional donde quien marca las normas, quien elige lo que se debe enseñar en la programación, quien es parte central del proceso es el docente, anulando totalmente a los estudiantes que únicamente deben obedecer su mandato, seguir sus normas, y ser el objeto del proceso educativo.
Este modelo se compaginó en la llamada Escuela tradicional, aquella:
Pedagogía del saber, cuyo objetivo principal es la transmisión y acumulación de conocimientos un aprender para los exámenes de la escuela y no para los exámenes de la vida y se caracteriza por ser: informativa y no informativa: memorista y pasiva-reproductiva, en que el alumno se limita a memorizar y a repetir lo que se le dice o lee: o autoritaria o autocrítica, porque el maestro impone su criterio sin la participación del alumno; dogmática porque se le dice al alumno lo que debe saber y creer; cerrada o acabada, porque el maestro suministra conocimientos completos, terminados, abortando o frustrando la creatividad del alumno. (Gonzále,2001).
Así, se concibió en el siglo XIX la Pedagogía Tradicional donde el proceso de enseñanza aprendizaje se sustentó en la transmisión de la información, sin la relación de las materias, estableciendo temáticas, totalmente aisladas. Es importante destacar que el método aplicado fue la exposición verbal del docente, quien marcaba autoridad absoluta en la sala de clases, imponiendo una disciplina rígida que sustentaba la total obediencia del estudiante.
Así, el desempeño del alumno se caracterizó por ser netamente pasivo y en calidad de receptivo, quien debía memorizar totalmente la información suministrada y producirla de manera repetitiva.
Bajo esta visión se consideró a los conocimientos como verdades absolutas, mismas que no daban apertura a la experiencia del alumno y a las realidades sociales. Por ello, llega a denominarse a esta enseñanza tradicional como enciclopedista e intelectualista.
De esta manera, el proceso de evaluación del aprendizaje, bajo estos preceptos va dirigido al resultado, los ejercicios evaluativos son esencialmente reproductivos, por lo que el énfasis no se hace en el análisis y el razonamiento.
Durante el siglo XIX, se observó que los preceptos teóricos se alimentaron del llamado conductismo, el cual desatiende el proceso de asimilación del conocimiento, pues sólo se interesa por el resultado.
En este enfoque de total pasividad del estudiante, se impone el profesor como centro del proceso de enseñanza, específicamente quien organizaba los conocimientos, determinando lo que debía ser aprendido, eligiendo de manera exclusiva el camino por el cual debían transitar los alumnos; siendo el modelo, la guía exclusiva cuya voz debía seguirse sin observaciones ni reproches, bajo la disciplina rígida del castigo severo efectivizado en amenazas, degradaciones o correctivo físico, siendo estos disciplinarios el “estímulo” para el proceso de aprendizaje.
Este tipo de enfoque no visualizaba las necesidades de los estudiantes ni sus individualidades, todos debían seguir el orden establecido y aprender de la misma manera, bajo la memorización y repetición.
3.4 Modelo educativo centrado en el desempeño.
Es entonces cuando surge la necesidad de considerar el producto de la educación, dando un gran giro hacia las llamadas “competencias educativas” que permitan desarrollar en los niños y jóvenes conductas que les posibilite su aplicación, así converge el modelo educativo centrado en el desempeño.
El avance tecnológico y científico genera en la educación nuevas necesidades que exigen que el proceso pedagógico desarrolle nuevos métodos que propicien la manifestación de habilidades o destrezas en los estudiantes.
Todos los desarrollos vividos en la aldea global exigen cambios educativos que luego de haber concebido una educación memorista y repetitiva, una educación de aprender a aprender, ahora se enfoca en el “saber, saber hacer y saber ser”. Se forja así, un estudiante cuyo accionar cognoscitivo lo revela a través de su disciplina, habilidades, desempeño relacionados con valores universales que lo habilitan para la sociedad competitiva.
Estas nuevas visones pedagógicas se develan ante el mundo posmoderno que rechaza medios de enseñanza rígidos y cerrados, planteando una educación que prime la organización del aprendizaje que permitan la construcción de competencias en los alumnos, establezca los aprendizajes interdisciplinarios, centre las actividades en los estudiantes a fin de que ellos construyan sus habilidades; surge la actividad superior de la investigación gestionándola como estratégica, que propende hacia el aprendizaje, aparece el pensamiento crítico que genera la resolución de problemas, estructura un proceso de enseñanza aprendizaje cooperativo que exige la preparación del aula como centro del saber, de la germinación de ideas, de la construcción del conocimiento, potenciando así la interdependencia, la valoración individual, la cooperación en el grupo, las metas en común, las conductas en juego, la verificación de los conocimientos.
¿Debería entonces, generarse un procedimiento disímil del docente con estas nuevas exigencias? Verdaderamente que generaron, pues bajo estos requerimientos el desempeño docente debió formar cambios en cuanto al diseño de sus sesiones de clases, ya no era suficiente transmitir verbalmente la información, ya sus ilustraciones no satisfacían los anhelos de conocer de los pupilos, ahora debía comprometerse pedagógicamente para saber desarrollar las capacidades necesarias y deseadas, generando interés en el alumno con actividades de adiestramiento y progreso, relacionando entre los conceptos previos y los aprendidos, desarrollando habilidades, potenciando actitudes que permitan ejercitar su rol como educando.
De esta manera, se concibió al proceso educativo como una práctica netamente psicológica-pedagógica que involucró metodología renovada, que en conjunto favorecían al proceso de enseñanza-aprendizaje, dejándose al margen la transmisión del conocimiento como práctica sujeta a la imprevisión y al desatino.
Justo es decir, que bajo el desarrollo de la práctica educativa, no solo se observa la gestión del estudiante o del docente, sino que también se ha admitido el modelo educativo centrado en el contenido, lo que nos conduce hacia la manera de transmisión de los conocimientos, direccionándolo, bajo este análisis hacia la función del profesor, el conocedor de contenidos seleccionados bajo su criterio y direccionados hacia los educandos, los cuales se concentran exclusivamente en la recepción y producción de palabras del docente o del documento que transfiere los conocimientos.
¿Cabe entonces preguntar si se vuelve a considerar a los estudiantes como receptores de los conocimientos que el maestro ha considerado necesarios y útiles para su formación? Determinantemente, se asume esta postura, considerando como objetivo prioritario la transmisión de información donde adquieren importancia en la manera como se transmiten antes de cómo se receptan. Con estas circunstancias, se considera al estudiante como receptor de saberes quien únicamente decodifica lo recibido, volviéndose el proceso educativo nuevamente unidireccional.
Examinando estos pormenores se debe hacer una retrospectiva hacia el siglo XVIII donde la tendencia pedagógica que prevalecía se caracterizó por presentar estas mismas características en relación al desempeño del estudiante, quien únicamente asimila el contenido en base a lo expuesto por el docente. Lo destacable de este rol, era que, en el docente, ameritaba la preparación enciclopédica con dominio exacto de su asignatura, situación que le dotaba de una posición autoritaria y controladora de las acciones y hasta de los pensamientos del educando.
Al alumno le atañe expresamente cumplir, atender y ser receptor de las nociones dadas. Así, la verificación del dominio de conocimientos se sustenta exclusivamente en la memorización y repetición de los conocimientos, sin alegar nada, sin aportar nada, sin forjar una actitud crítica de su evolución académica.
¿Pero antes de continuar, es necesario reflexionar si este modelo posibilitaría una educación efectiva, una dinámica de interacción que posibilite el enriquecimiento de saberes, la aplicación de éstos y el fortalecimiento humano? Lamentablemente se ha criticado mucho a este sistema pedagógico que no brinda las condiciones adecuadas, que fomenten al diálogo y a la interacción de los participantes.
Este devenir de axiomas, de preceptos, de tendencias que surgen con el objetivo de fundamentar la práctica educativa han condicionado en su momento el accionar del docente, del estudiante o del hecho didáctico; indudablemente, todos orientados hacia el deseo de formar hombres y mujeres que posibiliten la transformación social, bajo un desempeño razonable y fortalecedor. Es justamente, en estas circunstancias que debe considerarse si es oportuno desarrollar un modelo educativo que se direccione a las particularidades que diferencia a los hombres y las mujeres en su aprendizaje, y que por ende estimule un modelo que privilegie el proceso educativo de acuerdo a su sexo, es decir una enseñanza diferenciada entre ellos.
Este modelo pedagógico ofrece al alumnado un entorno de aprendizaje más libre de presiones sociales, estereotipos y convencionalismos, en el que ambos sexos pueden explorar con más serenidad sus fortalezas y relacionarse con los ámbitos académicos de una manera más desinhibida. Los entornos de un solo sexo desafían la cultura de género que a menudo rodea las asignaturas de las escuelas mixtas: en una escuela de chicas, por ejemplo, no hay asignaturas, de genero y pueden experimentar con asignaturas tradicionalmente consideradas igualitarias con más libertad, ver de qué son capaces y ganar en autoestima y ambición académica. Además, las chicas aprenden en un clima alternativo que rebaja la obsesión social y mediática por la estética y el culto al cuerpo. (Cortés, 2011).
Una enseñanza totalmente diferenciada de los modelos que se ha podido contemplar, correspondiendo esta una opción pedagógica que se direcciona específica, hacia la diversidad exclusiva de hombre y mujer, que para muchos podría considerarse sexista o excluyente.
En las últimas décadas, se ha vislumbrado con éxito en varias instituciones educativas, alrededor del mundo cómo sus postulados que enfocan las habilidades propias de hombre y mujer, han marcado resultados académicos diversos y satisfactorios en la perspectiva didáctica.
Este modelo, como nueva propuesta pedagógica, se idealiza sustentado en la igualdad y equidad de género, donde el docente se especializa en crear ambientes de aprendizaje cuyos objetivos, estrategias, recursos y procesos de evaluación den como resultado una enseñanza sustentada en las habilidades cognitivas y conductuales de cada grupo, teniendo como resultado actividades que puedan germinar los talentos tanto hombres como mujeres.
De esta manera, el docente deberá ser selectivo al considerar los contenidos, los procesos metodológicos y los métodos de evaluación idóneos que desarrollen y potencialicen las habilidades de cada grupo de estudiantes, sustentados en las capacidades propias de cada ser, demostrando que tanto unos como otros pueden desarrollarse en el ámbito que se desee.
Importante destacar, que bajo la óptica de este modelo se enfoca un desarrollo académico armónico, que brinde oportunidades de aplicación y desempeño.
Chicos y chicas presentan diferencias en su ritmo de desarrollo, en su forma de aprender, en el procesamiento de las emociones y en sus motivaciones e intereses. La educación diferenciada facilita que se tengan en cuenta estas diferencias a la hora de definir y concretar las estrategias de enseñanza y aprendizaje más idóneas para alumnas y alumnos. En este sentido, puede decirse que, cuando la enseñanza se adapta a la forma peculiar de aprender de cada sexo, la igualdad de oportunidades se convierte en una posibilidad más real. La clave del éxito de la educación diferenciada radica precisamente en el equilibrio entre el reconocimiento de la diferencia entre hombres y mujeres y la garantía de la igualdad entre ambos. (Aguiló,2014).
Así, puede exponerse una nueva concepción pragmática que ofrece un ambiente de aprendizaje acorde a las propias características de los educandos, quienes exteriorizan sus fortalezas y capacidades en ambientes que permiten seleccionar con total autonomía su accionar personal o profesional.
Es digno de referir que esta tendencia educativa se la ha adoptado a nivel de muchos países del mundo que ven en ella un modelo educativo de vanguardia, creando así instituciones públicas y privadas que admiten estudiantes solo hombres o solo mujeres. Países como: Estados Unidos, Australia, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Suiza, entre otros.
La educación diferenciada es una magnífica opción pedagógica y educativa, pero no es la única opción válida; como tampoco debería serlo la educación mixta. Ningún modelo es perfecto para todos los alumnos (Guarisco,2010). La diversidad y la pluralidad de modelos educativos es la fuerza que vertebra la verdadera libertad de enseñanza (Calvo,2011). Numerosos estudios internacionales avalan que la enseñanza diferenciada es una convicción pedagógica digna de respeto y apoyo en una sociedad democrática. En consecuencia, la financiación pública a la educación diferenciada es necesaria, para que el acceso a este tipo de centros sea una opción asumible para las familias, teniendo en cuenta sobre todo que muchos estudios indican que la educación diferenciada está especialmente indicada para los estratos sociales más desfavorecidos. (Aguiló,2014).
De esta manera, se ha hecho factible considerar que dentro del proceso de enseñanza aprendizaje se ha vislumbrado un enfoque educativo, totalmente diferente al concebido en la realidad circundante, destacándose esta novedosa e interesante visión renovada de un sistema educativo que, bajo resultados, está abriéndose canino como una nueva alternativa escolarizada donde las particularidades que diferencian a los hombres y las mujeres marcan el éxito de su aprendizaje.
¿Luego de haber considerado la temática relacionada con los modelos educativos, es propicio, indagar que relación sería factible establecer con las teorías del aprendizaje? por lo que es meritorio recordar a qué conlleva tal denominación:
Las teorías del aprendizaje son aquellas que realizan la descripción de un proceso que permite que una persona o un animal aprendan algo. Estas teorías pretenden entender, anticipar y regular la conducta a través del diseño de estrategias que faciliten el acceso al conocimiento.
Una teoría del aprendizaje, de este modo, busca la interpretación de los casos de aprendizaje y sugiere soluciones a inconvenientes que pueden surgir en este tipo de procesos. Es importante tener en cuenta que las teorías del aprendizaje son variadas y pueden enmarcarse en distintas corrientes del pensamiento. (Pérez, 2014)
Expresado este contexto, es necesario destacar que, en cada modelo educativo analizado anteriormente, se expuso ciertos postulados pedagógicos que ayudaban a conocer las tendencias del aprendizaje, los modos de acceder al conocimiento, los mecanismos necesarios que lo faculten y que permitan en conjunto el saber dominado en los niños y jóvenes. Sin embargo, valioso es referir las distintas teorías y a los diversos estudiosos que han brindado a la humanidad, el resultado de sus observaciones que favorezcan el entendimiento de este proceso cognitivo.
Así, se presenta el Conductismo la teoría del aprendizaje postulada por (Watson 1878 – 1958), psicólogo norteamericano, que destacó que lo relevante en ese proceso es el cambio en la conducta observable, así bajo escenarios de aprendizaje se esperaba la reacción ante el estímulo diseñado, misma que generaría un cambio perdurable en la conducta de los estudiantes. De esta manera, se visualiza al maestro como un ingeniero educacional, el aprendizaje como un cambio estable en la conducta, la enseñanza es la información depositada en el alumno y la evaluación se centra en el producto. Así el alumno es un buen receptor de contenidos (Peñaloza, 2018).
A pesar de que ha pasado mucho tiempo de haberse concebido y fundamentado esta teoría de aprendizaje, es indudable que su visión aún se aplica en muchas instituciones educativas, donde se forjan cambios de conducta sustentados en el llamado proceso del estímulo y la respuesta.
Posteriormente se presentan autores tales como Piaget, Ausubel y Vygotsky que basarán sus postulados en la construcción de conocimientos a través de una serie de etapas, mediante una reestructuración de esquemas mentales, fundamentando así el llamado Cognoscitivismo. Por consiguiente, se logra enfocar el aprendizaje a través de una visión cognitivista que posibilita su transformación educativa, siendo esta mucho más que un escueto cambio notorio en el comportamiento.
Consecutivamente, en los años cuarenta surge la educación humanística que pone en el centro del aprendizaje al escolar, en un sistema educativo que bajo sus preceptos libera y transforma la realidad. Esta nueva concepción aparece en contraposición al conductismo y al psicoanálisis y procura la consideración global de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales: la libertad, el conocimiento, la responsabilidad, la historicidad. Ya en esta teoría se considera al educador humanista como el ente reflexivo de su práctica cotidiana, y su influencia en el accionar del mundo, enfatizando su rol en la relación con sus estudiantes. De esta manera, el docente ya no es el mero trasmisor de información, ahora su desempeño se enmarca en interactuar con los estudiantes, interesándose en su bienestar social, psicológico y emotivo, potenciando la relación educador-educando, siendo el profesor quien comprende y hace conscientes sus afectos, estableciendo una comunicación real con sus alumnos. Los máximos exponentes de esta teoría fueron Freire y Rogers.
Una nueva perspectiva pedagógica surge denominado como Constructivismo, hipótesis enriquecida por contribuyentes como son: Piaget, Vygotsky, Bruner y Novak. Quienes exponen que el aprendizaje nace de la interacción dinámica del docente y el estudiante, con acciones dadas en actividades que propicien oportunidades para la participación de los alumnos quienes construyen el conocimiento basado en este entendimiento:
Según la posición constructivista, el conocimiento no es una copia de la realidad, sino una construcción del ser humano, esta construcción se realiza con los esquemas que la persona ya posee (conocimientos previos), o sea con lo que ya construyó en su relación con el medio que lo rodea. El Modelo Constructivista está centrado en la persona, en sus experiencias previas de las que realiza nuevas construcciones mentales, considera que la construcción se produce:
Cuando el sujeto interactúa con el objeto del conocimiento (Piaget)
Cuando esto lo realiza en interacción con otros (Vigotsky)
Cuando es significativo para el sujeto (Ausubel)
(Delgado, 2015)
Estas principales teorías enfocadas permitieron comprender el proceso de enseñanza aprendizaje a través del estudio del comportamiento humano, dejando ver cómo se aprende. Fueron ideales que en las épocas en que rigieron, incorporaron conocimientos, explorados o conocidos y conformaron un variado conjunto de fundamentos, compartidos en algunos casos y en otros contrastados. Sin embargo, cada una de ellas permitió enriquecer o renovar la práctica pedagógica, siempre buscando el progreso de todos los participantes en el proceso educativo.
El presente artículo se enfrascó en exponer las particularidades de los diversos modelos educativos vividos a través del tiempo a fin de tomar en consideración cuál de todos los concebidos ostentan la forma más adecuada de enseñar y de aprender, destacándose su accionar centrado en el alumno, en el docente, en el desempeño, en el contenido y en la enseñanza diferenciada, cada uno de ellos con características bastante interesantes y valiosas que han contribuido con la construcción social del individuo.
Es determinante pensar que cada modelo educativo ha respondido a las necesidades de cada época histórica por lo que se puede concluir que todos, en su momento, brindaron el soporte necesario para el correcto desempeño de los educandos en ámbitos exigentes. Sin embargo, luego de haber analizado cada uno de ellos.
Se ha partido desde el modelo centrado en el alumno que propició a los escolares un rol centrado en su persona, considerando sus necesidades, intereses, capacidades que le permitían desarrollarse ampliamente en el proceso educativo. Posteriormente se analiza el modelo centrado en el docente, enfoque que no visualizaba las necesidades de los estudiantes ni sus individualidades y que enfatizaba que todos debían seguir el orden establecido y aprender de la misma manera, bajo la memorización y repetición. Las nuevas exigencias hacen que surja el modelo educativo centrado en el desempeño, donde se desarrollan las capacidades necesarias y deseadas, generando interés en el alumno con actividades de adiestramiento y progreso, relacionando entre los conceptos previos y los aprendidos, desarrollando habilidades, potenciando actitudes que permitan ejercitar su rol como educando.
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