Laura Luis Bombino*
Carlos Lázaro Jiménez Puerto**
Universidad de Sancti Spíritus. Cuba
Email: lauraluis@uniss.edu.cu.
Resumen: El docente en el ejercicio de su profesión enfrenta desafíos de diversa índole que requieren de una preparación eficaz que facilite el proceso enseñanza-aprendizaje. Es necesario concebir una preparación profesional no solo enfocada en el desarrollo de las capacidades intelectuales del mismo, sino en el liderazgo docente. La forma de liderazgo que emplee durante el proceso viabilizará una mayor calidad educativa. El presente trabajo aborda concepciones teóricas relacionadas con la preparación docente, el aprendizaje asociado a las manifestaciones de hiperactividad, y la figura del docente como líder del proceso enseñanza-aprendizaje, pues se necesita ampliar los conocimientos en relación al tema para ejercer un liderazgo que permita alcanzar resultados alentadores en educandos con necesidades educativas especiales.
Palabras Claves: preparación docente, liderazgo, calidad educativa.
Abstract: The teacher in the exercise of his profession faces challenges of diverse nature that require an effective preparation that facilitates the teaching-learning process. It is necessary to conceive a professional preparation not only focused on the development of the intellectual capacities of the same, but on the teaching leadership. The form of leadership used during the process will make possible a higher educational quality. The present work approaches theoretical conceptions related to teacher preparation, learning associated with hyperactivity manifestations, and the figure of the teacher as a leader in the teaching-learning process, since it is necessary to expand the knowledge in relation to the subject in order to exercise a leadership that allows achieve encouraging results in students with special educational needs.
Keyword: teacher preparation, leadership, educational quality.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Laura Luis Bombino y Carlos Lázaro Jiménez Puerto (2019): “La preparación del docente y su papel como líder del proceso enseñanza-aprendizaje”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (julio 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/07/preparacion-docente-ensenanza.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1907preparacion-docente-ensenanza
Introducción
La preparación docente constituye elemento indispensable para el desarrollo de conocimientos, habilidades y competencias en el marco de la profesión, siempre en respuesta a las necesidades de los miembros de una sociedad dinámica y cambiante que se hace eco de su tiempo y de su historia.
Desde el triunfo de la revolución se han realizado grandes esfuerzos para perfeccionar el Sistema Nacional de Educación lo que nos sitúa en una posición privilegiada con respecto a otros países de América Latina; de modo que se convierte en reto para los pedagogos la búsqueda de nuevas concepciones y enfoques para elevar la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje.
En la Cuba de hoy existe un incremento de los niveles de exigencia en cuanto a preparación y consagración al estudio por parte de los docentes, pues existen debilidades en la calidad del proceso de enseñanza-aprendizaje con anacronismos y desactualizaciones en los planes de estudio, procedimientos y métodos.
En ese sentido, resulta de vital importancia el logro de una preparación teórica- metodológica por parte de los docentes que sea sistemática, continua y que estimule la independencia del pensamiento pedagógico creativo, dejando a un lado los esquemas. O sea, una preparación docente orientada a un fin determinado a través del trabajo metodológico que responda a las necesidades de los educandos y que no cubra solamente el aprendizaje de nuevos contenidos, dígase conocimientos y habilidades, sino que también considere las características personológicas de los mismos.
El docente en el ejercicio de su profesión enfrenta desafíos de diversa índole tanto objetivos como subjetivos, y precisamente este último requiere de especial atención.Cada educando con su individualidad constituye un ser único e irrepetible y de acuerdo a sus características se deben diseñar estrategias de educación pertinentes.
En el nivel educativo primario se identifican dificultades en el aprendizaje asociado a otros trastornos como es el caso de la hiperactividad. Esta es una realidad que el docente debe enfrentar haciendo gala de sus conocimientos, habilidades y creatividad; no obstante, suelen identificarse limitaciones en cuanto a la atención adecuada del tema.
Las presencias de los síntomas característicos de la hiperactividad constituyen un problema identificado históricamente por los propios docentes como factor distorsionador del proceso enseñanza-aprendizaje, aun cuando los educandos poseen un Coeficiente Intelectual (CI) normal o superior.
Para muchos la hiperactividad ha constituido motivo de investigación; logrando aportes significativos en ese sentido autores como Ortega Rodríguez, L (2002); Bustillo, L (2011) y Torres Román, S (2013), quienes coinciden en que la intensa actividad motora, la impulsividad y la inatención son características que conllevan a un retraso escolar.
Los educandos con estas peculiaridades no siempre reciben una adecuada atención por parte de los docentes dado que existe una insuficiente preparación teórico-metodológica en relación a las manifestaciones de hiperactividad y el aprendizaje. De modo que es tarea obligada superar estas debilidades mediante un trabajo metodológico efectivo que permita cubrir todas esas lagunas en el conocimiento, y de esa forma contribuir desde el propio centro escolar al proceso de enseñanza-aprendizaje de los educandos con manifestaciones de hiperactividad y que por consiguiente permita un mejor rendimiento académico desde los primeros años escolares.
No obstante, alcanzar resultados alentadores en educandos con necesidades educativas especiales depende de la preparación que logre el docente a través del trabajo metodológico, pero la existencia del liderazgo docente resulta determinante en el logro del compromiso y la aprehensión por parte del educando.
En ese sentido, las formas de liderazgo que emplee el docente viabilizarán en gran medida un espacio de oportunidades en el mejoramiento de la calidad del proceso pedagógico.
Desarrollo
La preparación docente
El docente más que un profesional de la pedagogía constituye un actor dinámico y creativo que no solo debe poseer conocimientos sobre una determinada materia, sino que debe acercarse y profundizar en las particularidades psíquicas del educando. Estos criterios exigen por tanto una preparación teórico metodológica que se ajuste las características psicológicas de los educandos y que por consiguiente permita dar una atención eficaz y pertinente a los educandos para de esta manera contribuir adecuadamente a la dirección del proceso pedagógico.
La educación en la actualidad se encuentra en un constante declive tanto en Cuba como en el resto del mundo. Por tanto, los docentes necesitan de una preparación sistemática ya sea objetiva como subjetiva que vaya en consonancia con todos los adelantos y actualizaciones en el plano educativo.
“Con el triunfo de la revolución el 1. de enero de 1959, la educación en Cuba comenzó un proceso continuo de transformaciones iniciado con la campaña de alfabetización hasta la tercera revolución educacional que hoy vivimos. En la década de 1970 se pone en marcha el plan perfeccionamiento del sistema nacional de educación que trae consigo la necesidad de preparar a los maestros para enfrentar los nuevos programas con nuevos métodos de trabajo. Surge entonces, como vía para lograr esta preparación, el trabajo metodológico”. (Díaz Hernández, M., 2008:12)
Este término se describe como, “un trabajo creador, que exige el perfeccionamiento de dirigentes y técnicos para que puedan con su acción directa elevar el nivel de preparación del personal docente (…) lo constituyen todas las actividades intelectuales, teóricas, prácticas, que tienen como objetivo la elevación de la eficiencia de la enseñanza y la educación lo que significa lograr la elevación del nivel político- ideológico, científico – teórico y pedagógico- metodológico del personal docente”.( Ministerio de Educación, 1980:74)
En la Resolución No. 200/2014 del Ministerio de Educación relacionada con el reglamento del trabajo metodológico el artículo 1 propone que “el trabajo metodológico es el sistema de actividades que de forma permanente y sistemática se diseña y ejecuta por los cuadros de dirección, funcionarios y los docentes (…) para elevar la preparación político-ideológica, pedagógico-metodológica y científica-técnica(…) mediante las direcciones docente metodológica y científico metodológica, a fin de ponerlos en condiciones de dirigir eficientemente el proceso educativo. Se caracteriza por su naturaleza didáctica, diferenciada, colectiva, individual y preventiva, con un enfoque ideo-político, en correspondencia con los objetivos del sistema educativo cubano.
Por tanto, el trabajo metodológico constituye herramienta esencial en todo proceso de preparación docente favoreciendo la adquisición de saberes necesarios de una manera creativa, práctica y dinámica. Este conjunto de actividades son las que conllevan a un perfeccionamiento en el desempeño docente, elevando así la calidad del proceso enseñanza-aprendizaje. Los conocimientos adquiridos son reflejados en el proceso pedagógico; categoría crucial en lo que a formación de la personalidad se refiere y que se protagoniza en la escuela, con un actor principal que es el docente, el cual desarrolla la obra en función de las necesidades de su público; en este caso los educandos.
El proceso de formación de profesores en Cuba, según Pérez Sarduy, P. y otros (2009), se caracterizan por:
Ya en un plano más específico y vinculado a la disposición para alcanzar un fin Hernández, A. (2009), propone que la preparación de los profesionales de la educación ha transitado por diferentes períodos de desarrollo los cuales han tenido diversos matices, como, por ejemplo:
Resulta imprescindible que el maestro sepa qué hacer y cómo hacer con aquellos educandos que poseen determinadas peculiaridades, siendo una necesidad actual de la práctica educativa la actualización con los métodos y enfoques encaminados a elevar la calidad de la educación que implica también calidad en el trabajo preventivo, lo que depende de la atención diferenciada en los escolares según sus necesidades y potencialidades.
Por tanto, el trabajo metodológico constituye un eslabón principal en la preparación de los docentes con el propósito de crear influencias que contribuyan al desarrollo de un trabajo preventivo que se convierte en garantía de un proceso pedagógico exitoso, elevando por consiguiente su nivel de calidad y eficiencia. Se trata entonces, de desarrollar este tipo de trabajo a modo de evitar la aparición de dificultades en los educandos, ya sea en el aprendizaje, la conducta y otros. Y de existir un trastorno ya instaurado saber cómo brindar una mejor atención.
El aprendizaje asociado a las manifestaciones de hiperactividad.
En el contexto escolar los docentes suelen tropezar con diversas manifestaciones que pueden ser reflejo de problemas en la conducta, lo que constituye una realidad que atenta contra el desarrollo adecuado del proceso enseñanza-aprendizaje.
Precisamente entre los problemas que afectan el proceso enseñanza-aprendizaje, la hiperactividad es considerada como uno de los más comunes, pues sus elementos caracterizadores generan un retraso escolar que deviene en dificultades del aprendizaje, lo que a su vez afecta el rendimiento académico del educando.
Las manifestaciones de hiperactividad constituyen una problemática real que condiciona desafíos y exige preparación por parte del docente. Este trastorno históricamente ha sido identificado como factor distorsionador del proceso enseñanza-aprendizaje, de modo que menoscaba la integridad física, psicológica y social del educando.
Ortega Rodríguez,L. (2002), propone que los niños con manifestaciones de hiperactividad, “se distinguen rápidamente del resto de sus coetáneos porque son los que manifiestan una intranquilidad generalizada, en constante movimiento, que a veces resultan exagerados, si están sentados, se mueven constantemente, cogen cualquier objeto y juegan con él, mantienen una hipervigilancia permanente, es decir, miran para todos los lados sin concentrar sus miradas y siempre están reclamando la atención de sus compañeros para conversar o distraerse”. (Ortega Rodríguez,L. 2002:48)
Los hiperactivos sufren mucho por sus características entre las que se distinguen: conductas desorganizadas, exceso de movimiento, impulsividad, desobediencia, negativismo, baja tolerancia a la frustración, cambios constantes de actividad, torpeza, dificultades en el control muscular, atención dispersa, concentración deficiente, la productividad del trabajo y las actividades son bajas. (Castellanos Cabrera, R. 2016)
“En los educandos con manifestaciones de hiperactividad suelen identificarse síntomas de dificultades de aprendizaje, tales como: la variabilidad. Son niños que tienen amplias variaciones en sus respuestas, son los típicos niños de los que se dice “puede hacerlo porque ayer realizó perfectamente esa tarea, cuando hoy es un desastre”. Retraso psicomotor, que varía desde la simple torpeza motriz hasta dispraxias importantes, es decir problemas en las nociones de su esquema corporal, del tiempo y del espacio; dificultades que se agudizan cuando tiene que realizar algo con ritmo. Trastorno del lenguaje de tipo expresivo, con vocabulario limitado y dificultades a la hora de expresarse. Problemas en el área de lectura. Dislexia. Dificultades en la grafía, en la escritura: disgrafía y disortografía, porque existe una deficiente coordinación entre lo que ve y el movimiento manual, es decir, suelen presentar incoordinación viso motriz. Su escritura es torpe, con tachones, desordenada, su ortografía con múltiples faltas y confusiones (…) Es evidente que, con todos estos trastornos, son niños que también presentan problemas emocionales. No es raro que tengan un comportamiento social indiscreto, sin freno, y molesto. Este descontrol, casi constante, genera desconfianza e irritación en padres y maestros, así como rechazo de los hermanos y compañeros (…) lo que hace que pueda ser un niño aislado” (…) (Torres Román, S. 2013:10-14)
Considero que las dificultades de aprendizaje tienen un carácter multifactorial, o sea, pueden existir alteraciones a nivel biológico, psicológico, pedagógico o social que atenten contra la adquisición, el entendimiento, la organización, el almacenamiento y actualización de la información. De modo, que la disfuncionalidad de todos estos procesos afecta el aprendizaje del individuo en las diferentes esferas de su desarrollo, y en gran medida la esfera escolar.
La figura del docente como líder del proceso enseñanza-aprendizaje.
La presencia de manifestaciones de hiperactividad tiene un impacto negativo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pues sus peculiaridades limitan la aprehensión adecuada del conocimiento por parte de los educandos entorpeciendo sobremanera la labor docente.
“El proceso de enseñanza - aprendizaje es el momento del proceso pedagógico donde la actividad conjunta del maestro y los alumnos alcanza su mayor nivel de sistematicidad, intencionalidad y direccionalidad. (…) se ha de tener presente la participación activa de los escolares en la elaboración de los conocimientos, su carácter reflexivo e integrador (…) Se debe propiciar, además, el vínculo con la vida, para contribuir de manera decisiva a la formación de cualidades de la personalidad y así proporcionar un mayor crecimiento humano.” (Aquino Espinosa, M. E. 2012: 10)
El proceso de enseñanza aprendizaje encierra una relación especial entre el docente y el educando. Es en este proceso donde el docente desarrolla la dirección del proceso pedagógico mediante la actividad y a través de la comunicación. Esta se convierte en una situación que promueve el aprendizaje del educando favoreciendo de ese modo, su desarrollo y crecimiento. También los contenidos, al igual que la familia forman parte del proceso de enseñanza aprendizaje. No obstante, la autora centra la atención en la figura del docente como líder del proceso y dinamizador de acciones que contribuyan a mejorar la calidad educativa.
El liderazgo educativo en el contexto escolar se define como aquél que tiene la capacidad de impulsar y orientar los múltiples esfuerzos de los diferentes agentes para favorecer y mejorar los aprendizajes de los estudiantes (Robinson, Hohepa y Lloyd, 2009:70).
Según Robinson (2011) hay que medir el liderazgo educativo analizando su impacto en los aprendizajes de los estudiantes, aunque sea una realidad difícil de valorar y evaluar (Robinson, 2011, p. 8).
Ahora bien , ¿cómo puede el profesor ejercer el liderazgo educativo en su aula? Éste tiene muchas vertientes:
En ese sentido existe un amplio consenso en la reciente literatura pedagógica internacional en que el liderazgo en los centros educativos es uno de los factores que se relacionan de forma significativa con la calidad educativa, insistiendo en la figura del docente como instrumento clave de la mejora de la enseñanza y el aprendizaje, y mantienen como uno de los principales objetivos de su trabajo de gestión el lograr su desarrollo profesional (Bernal Martínez, A y Ibarrola García, S. 2015).
Por ello, resulta imprescindible la creación de estructuras de liderazgo efectivo, capaces de impulsar y ejecutar los proyectos de las instituciones educativas de forma eficiente, de manera que favorezca el trabajo con los educandos en el espacio de la clase. Los docentes constituyen un elemento clave de toda institución educativa, de modo que su desarrollo debe perfilarse en función de formar características de liderazgo propicias para el contexto educativo.
Según la autora resulta importante concebir una preparación profesional enfocada en desarrollar el liderazgo docente como vía fundamental para obtener resultados prometedores en nuestras aulas, pues de esta manera se logra establecer un vínculo especial entre docencia y aprendizaje.
“Los profesores líderes son fuente continua de aprendizaje de sus compañeros: tienen una visión compartida de la educación y colaboran con sus pares compartiendo las prácticas y los materiales específicos para mejorar la educación. Son maestros persistentes, resilientes, abiertos, respetuosos, confiables, honestos y solidarios, valores estos que (…) influyen en la sensación de seguridad y la apertura a la colaboración en las culturas de sus escuelas y en las condiciones de aprendizaje de sus alumnos y profesores.” (Bernal Martínez, A y Ibarrola García, S. 2015:55-70).
“Desde esta perspectiva, el énfasis del liderazgo se centra más en la adaptación que en el control y la autoridad, esto significa que el líder desempeñe menos su rol y se dedique más a las relaciones; esto significa que él ya no ejerce una influencia lineal y directa, sino indirecta, interdependiente y multidireccional. En otras palabras, el liderazgo se concibe como un fenómeno interactivo que emerge de las relaciones sociales”. (Hernández Cuesta. J. L. 2013:14-82)
El liderazgo debe entenderse como el conjunto de habilidades y actitudes que posee una persona para dirigir a los demás. Según la literatura existen tres estilos básicos: autoritario (autocrático), participativo (democrático) y liberal (“rienda suelta”)
El líder autocrático asume la responsabilidad en la toma de decisiones, iniciando las acciones y dirigiendo, motiva y controla al subalterno; sin embargo, considera que solamente él es capaz. El líder democrático utiliza la consulta con sus subordinados sin delegar su derecho a tomar decisiones finales, también alienta y estimula la participación; y el liberal, delega en sus subalternos la autoridad para tomar decisiones, espera a que estos asuman la responsabilidad por su propia motivación, los guía y controla. (Hazy, Goldstein & Lichtenstein, 2007)
En ese sentido la autora plantea que el liderazgo docente debe estar encaminado a motivar y atraer a los educandos o miembros de la institución escolar a alcanzar una meta significativa. La consecución de las mismas depende del ejercicio de la influencia y la comunicación que este desarrolle. Además, el comportamiento y la toma de decisiones del docente líder deben responder a la situación imperante.
Al decir de varios autores, “un buen líder debe reunir cuatro condiciones: compromiso (…), comunicación (…), confianza en sí mismo e integridad personal. (…) también debe desempeñarse con ciertas virtudes (prudencia, templanza, justicia y fortaleza) que lo van a guiar en la buena toma de sus decisiones” (Choi, Dooley & Rungtusanatham, 2001:351-366).
Según el presidente de operaciones latino-americanas de la Carrier, hay tres formas de desarrollar el liderazgo. “La primera es conocer-se; la segunda, desarrollar (…) la empatía; y la tercera, saber comunicar. (Delgado Torres, N. A. y Delgado Torres, D. 2003:75-88).
Aunque existen muchos docentes no todos son líderes. No obstante, en cualquier circunstancia de su labor pedagógica pueden convertirse en líderes por excelencia del grupo de educandos que guía. Sucede que este asume su papel de líder desde el mismo punto que orienta, dirige, toma decisiones, promueve el cambio, etc.
“El factor común en docentes excelentes identificados en diversos estudios llevados a cabo en diferentes países europeos y americanos, era que deseaban apasionadamente el éxito de todos sus alumnos, cosa que se comunicaba a través del clima de la clase: sentido del humor, afecto, empatía, paciencia, refuerzo de la autoestima, aprendizaje semiautónomo y colaborativo, cooperación con otros profesores, capacidad de reflexión continua”. (Day, CH. 2006:31)
Un liderazgo efectivo influye en las personas de forma tal que ellas puedan lograr sus cometidos con satisfacción y compromiso. Teniendo en cuenta que el liderazgo influye en la motivación de las personas el docente puede convertirse en un líder eficaz, para ello debe lograr conseguir seguidores, comunicar claramente sus mensajes, inspirar a los educandos en aras de movilizar conductas deseables, lograr el compromiso, crear valores encaminados a la formación integral de la personalidad, tomar decisiones de acuerdo a la situación, escuchar y solucionar problemas, promover el cambio y lograr la transformación.
La autora defiende que un docente debe liderar haciendo uso de su intelecto, pero también de sus afectos, emociones. Es importante que se conozca a sí mismo y que sea consciente de sus fortalezas y debilidades. En el marco de un aula este docente ideal debe estimular a los educandos creando un clima favorable y positivo. Debe transmitir confianza y respeto, ser honesto, auténtico, generoso, humilde, buen comunicador. También debe saber escuchar sugerencias, incentivar la igualdad, la solidaridad, el espíritu colaborativo. Un docente líder se preocupa y se ocupa de las necesidades de sus educandos, debe promover el entusiasmo, solucionar problemas y arreglar los errores. Este delega, guía, enseña cómo hacer y nunca se adjudica las victorias.
La adquisición de estas cualidades requiere por parte del docente líder una gran motivación, esfuerzo, entrenamiento y compromiso tanto intelectual como emocional.
Por tanto, los educandos con necesidades educativas especiales y en este caso aquellos que presentan manifestaciones de hiperactividad necesitan de la guía de docentes que en el ejercicio de su liderazgo sepan ejercer su poder, generar cambios, manejar las situaciones emergentes, tomar decisiones adecuadas y transformar conductas, logrando así un impacto positivo en el proceso enseñanza-aprendizaje.
Conclusiones
Bibliografía
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* lauraluis@uniss.edu.cu. Hogar Materno Municipal de Sancti Spíritus. Psicóloga.