Elizabeth López Morales*
Universidad de Las Tunas. Cuba
Email: elizabethlm@ult.edu.cu
RESUMEN
El artículo contiene una sistematización teórica sobre la educación de la sexualidad desde la perspectiva de género en el proceso de formación inicial de la Instructora de Arte que tiene como función en la educación de la primera infancia de educadora de preescolar. Constituyen referentes: la visión integral para interpretar la sexualidad, el enfoque de género, la actualidad de incorporarlo en la carrera de Educación Instructor de Arte y el vínculo que se establece entre las necesidades individuales y profesionales de las y los jóvenes que ingresan en el nivel superior. Se ofrecen acciones teórico- metodológicas que pueden ser aplicadas desde el proyecto educativo y se ofrece una valoración sobre el estado alcanzado en el proceso de implementación.
PALABRAS CLAVES: Educación de la sexualidad, perspectiva de género, formación inicial.
ABSTRACT
The article contains a theoretical systematization on the education of sexuality from the perspective of gender in the initial training process of the Art Instructor that has as function in the early childhood education of pre-school educator. Constitute references: the comprehensive vision to interpret sexuality, the gender approach, the current incorporation in the career of Art Instructor Education and the link established between the individual and professional needs of young people entering the level higher. Theoretical-methodological actions are offered that can be applied from the educational project and an assessment is offered on the status reached in the implementation process.
KEY WORDS: Sexual education, perspective of gender, initial formation.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Elizabeth López Morales (2019): “El género y su gran diversidad en la formación inicial del instructor de arte”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (julio 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/07/genero-diversidad-formacion.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1907genero-diversidad-formacion
Introducción
Las formas tradicionales de educación de la personalidad y su esfera psicosexual, desde el surgimiento de las sociedades patriarcales, se han caracterizado por un fuerte carácter sexista, discriminatorio que socializa a los seres humanos, niños y niñas, hombres y mujeres a partir de rígidos estereotipos, los que estimulan las relaciones de fuerza, poder, y marginación. El mundo educativo no está ajeno a la preocupación por la atención a la diversidad que caracteriza a las sociedades modernas. Instituciones internacionales, nacionales, autónomas y locales.
La necesidad creada por el avance vertiginoso en todas las esferas del desarrollo humano, plantea al sistema educacional cubano, en especial, a la enseñanza universitaria, la formación integral del hombre que la sociedad contemporánea necesita, desde esta concepción el proceso pedagógico debe tener como tarea priorizada el desarrollo de todas las potencialidades humanas sin discriminación alguna por motivos de género u otra condición, respetando las diferencias y diversidades personales y grupales a la vez que favorece la interacción intra e intergenérica, equilibrada bajo la más absoluta comprensión.
La educación de las nuevas generaciones y, en general, de todos los sujetos sociales, ha sido una tarea insoslayable de la humanidad, en correspondencia con las exigencias y necesidades de cada época y las condiciones histórico- sociales concretas.
La escuela, como institución, y los maestros o profesores, como profesionales de la educación son los responsables de la educación planificada, organizada, sistémica y sistemática de los sujetos pertenecientes a cada sociedad. Esto le confiere un rol excepcional a los profesionales de la educación, es por tanto, una preocupación constante, el perfeccionamiento de la formación de educadores, preocupación que se manifiesta a escala internacional, nacional y local.
Adentrarnos en los estudios y la comprensión acerca de la formación del profesional de la educación en la realidad cubana de los primeros años del siglo XXI, precisa pensar y reflexionar en los términos que conforman esta unidad de análisis:
¿Desde qué referentes comprendemos la categoría formación?
¿Qué entendemos por formación?
¿Cómo estamos asumiendo el ser profesional?
¿Cómo asumimos, entonces, la formación del profesional de la educación?
El análisis de cada una de estas interrogantes es un proceso muy complejo y requiere de posiciones críticas, reflexivas, flexibles y constructivas. En este sentido, el Ministerio de Educación en Cuba plantea, desde los programas ramales y líneas investigativas, diferentes problemas educacionales. Se destaca, en especial, el Programa Ramal # 8 denominado: “La formación inicial y permanente del profesional de la educación”. Diversos proyectos de investigación que se han desarrollado y/o que se ejecutan en las universidades pedagógicas del país han aportado resultados importantes a este programa, contribuyendo a la formación integral de los educadores.
La formación de maestros ha sido tarea de gran importancia a través de toda la historia, es de destacar que el maestro responde al tipo de hombre que se aspira formar. Cada sociedad en el proceso de formación de las nuevas generaciones concibe un sujeto con determinadas características que dé continuidad al modelo de sociedad para la que se forma, para lo cual se requiere de un determinado tipo de educador. En la sociedad, la educación de la personalidad del maestro: sus habilidades, capacidades pedagógicas, la motivación por la profesión, sus cualidades y valores morales son objeto de investigación y objetivos de su formación.
La realidad contemporánea demanda un docente que tenga roles activos en la elección de alternativas pedagógicas, que estimule la capacidad de participar ofreciendo opciones que permitan a los educandos aprender críticamente, formarse como entes.
La educación es tarea de todos, pero son los educadores quienes deben llevar a cabo la transformación de la escuela cubana y cumplimentar el encargo social asignado: La formación integral de la joven generación que sea capaz de expresar en su forma de sentir, pensar y actuar la correspondencia con los ideales de la Revolución. A tal encargo no escapa el docente que se encuentra en un proceso de enseñar en la medida que aprende.
Desde la experiencia práctica y fuentes de información consultadas se determina que a pesar de los esfuerzos realizados en planes de estudios, aún las docentes en formación de la carrera Educación Preescolar no están suficientes preparadas en temas que son tan necesarios para la educación de la sexualidad de las niñas y los niños en la primera infancia. En este sentido, carecen de fundamentos para lograr, a partir del lenguaje, la comunicación y los modos de actuación; estimular, acorde a las capacidades, habilidades y oportunidades que tienen los niños y niñas, mejores relaciones entre los sexos y formar cualidades; el dominio de los contenidos de sexualidad desde una concepción integral, que permita la formación de la personalidad, es pobre, al igual que el conocimiento de las características psicosexuales de la sexualidad en esta etapa del desarrollo del niño y las niñas.
Estos elementos constituyen una motivación para la búsqueda de nuevas experiencias, investigaciones y fundamentos teóricos desde diferentes aristas de la ciencia. Por tanto, en este artículo se aborda la preparación de las educadoras para la atención a la primera infancia: los niños de 0 a 6 años de edad, perteneciente al círculo infantil y al grado preescolar de la escuela primaria.
Sexualidad como dimensión de la personalidad
La sexualidad es una dimensión de la personalidad en tanto se forma y desarrolla como parte de ella en condiciones sociales de actividad y comunicación. Esta esfera de nuestra existencia expresa de modo sensible el interjuego dialéctico entre la naturaleza y la cultura, que se construye y desarrolla a partir de premisas biológicas y sociales y actúa como determinantes sistémicos.
En consecuencia, se considera que: “La sexualidad es una manifestación rectora de nuestra vida (…) y es experimentada de manera diferente a partir de las características individuales, de las vivencias, y se desarrolla durante toda la vida (…), a partir del sentir del sujeto de su feminidad o masculinidad” (Martínez y Zaldívar, 2014, p. 5). Se expresa en las relaciones físicas y espirituales del sujeto, la pareja, pero matiza igualmente los intercambios entre las personas, en su vida familiar, laboral o social; es motivo permanente de goce, ternura, saberes, por lo que se expresa en todos los espacios de interacción humana.
Diferentes autores han trabajado la categoría sexualidad, tales como: Castellanos (1995), Ascuy (2001), Castro (2003), Rodríguez (2007), González (2003, p. 23), quien plantea:
… La sexualidad es parte orgánica del lenguaje mismo, del ser y devenir de los humanos como especie y de cada hombre y mujer. Ella es fuente permanente de placer erótico y espiritual, sobrepasa las fronteras del fenómeno reproductivo y el ámbito de lo privado, enriqueciéndose en los vínculos interpersonales. La sexualidad es potencializadora del florecimiento de una personalidad sana y autorrealizada, y contribuye a la calidad de vida de las personas de ambos sexos, de la familia y la sociedad.
Estas ideas son claves si tenemos en cuenta que el trabajo se dirige a la educación de los niños y las niñas en edades básicas para toda la vida del hombre o mujer, donde se identifica lo biológico, lo social y lo psicológico; este aspecto tiene su período sensitivo en la infancia, en el proceso de la educación general y sexual. Las aspiraciones, las formas de expresión y realización de la sexualidad de cada ser humano, se adquieren a través de la influencia formativa de la familia, las instituciones educativas y todas las fuerzas sociales en su conjunto. La educación es tarea de todos, por lo que es importante tomar en consideración una serie de características psicosexuales, tales como:
Los niños de la primera infancia ya desde el segundo año, como señal de haber aprendido las distinciones que hacen los adultos, comienzan a tener preferencia por juegos, juguetes o ropas. Cumplidos los dos años llegan a autoclasificarse como niña o niño, y en su correspondencia, asumen diferentes comportamientos. Se da inicio al complejo proceso de diferenciación sexual sociopsicológico, que culmina su primera fase a los tres años, al adquirir los (las) infantes la posibilidad de clasificarse conscientemente como seres masculinos o femeninos, distinguiéndose así del otro sexo.
Se conforman de este modo las bases de la identidad de género, significativo en las edades más tempranas. Con solo tres años los (las) niños son capaces de emplear correctamente los pronombres personales y cada vez hacer más frecuentes las muestras de la existencia de una identidad sexual y del proceso de interiorización de los roles de género, surge, además, la necesidad de imitar las más variadas formas de conducta de las personas del entorno, apropiándose activamente de los modelos y normas relativas a su propio sexo que los adultos les brindan en su vida cotidiana.
Así los (las) pequeños aprenden qué es lo considerado como femenino y masculino en su medio e incorporan estos patrones y representaciones sexuales por medio de sus juegos. Las inquietudes de los niños y las niñas de 2 a 6 años estarán concentradas en tres temas fundamentales:
• Su propio cuerpo y el de los otros, al descubrir las diferencias anatómicas entre los niños y las niñas es inevitable el interés por los órganos genitales, la constante comparación con sus compañeras o compañeros y sus padres.
• El origen de los niños; las embarazadas, los embarazos de las madres y la espera de un hermanito son los principales sustentos de las preguntas y de su interés por conocer cómo fue su propio origen.
Después vendrán otras preguntas:
¿Por dónde salen los niños?, ¿cómo se hacen los niños?, etc.
• Las relaciones de la pareja humana: ¿Qué hacen?, ¿por qué se besan?, etc.
Partiendo de estas características es que se exige una adecuada preparación que inicie desde la formación del docente para la satisfacción de necesidades, que, además, se ajusten a los objetivos para el proceso de educación de la sexualidad (González, 2003):
• Propiciar la formación de las bases de la autoconciencia y la autovaloración como ser masculino o femenino, a partir de la identificación plena con su cuerpo sexuado, enfatizando en el carácter no sexual del resto de sus atributos y potencialidades.
• Promover la interiorización y el ejercicio de normas, valores y modos de conducta basados en la equidad y colaboración entre los sexos, mediante el conjunto de juegos y actividades infantiles, estimulando el intercambio de roles.
• Estimular la construcción, mediante el juego y las actividades cotidianas, de modelos y valores flexibles y responsables sobre la sexualidad, las relaciones de pareja, la familia, la maternidad y la paternidad.
• Desarrollar la identidad y constancia de género, por medio de la asimilación de conocimientos, representaciones y valores acerca de las diferencias y semejanzas permanentes entre los sexos y las funciones respectivas en los procesos de fecundación, embarazo, parto, lactancia y atención de los hijos.
• Familiarizar al niño y a la niña con las actividades domésticas, institucionales y comunitarias que se adecuen a sus posibilidades individuales y no al sexo como tal, a fin de romper los estereotipos sexuales culturales.
Para lograr tales fines los educadores deben brindar una educación no sexista a los niños. También abstenerse de ideas preconcebidas sobre el comportamiento de los niños y las niñas, evitar el sexismo rígido a la hora de escoger juguetes, juegos, y poner atención en la forma de organizar actividades o elogiar comportamientos de forma diferentes.
Sin embargo: … aun cuando se logran avances significativos respecto a la educación de la sexualidad desde la perspectiva de género, se identifican insuficiencias a tener en consideración en la planificación del proceso educativo que incluya contenidos sociológicos, psicológicos y pedagógicos, desde la contextualización de las necesidades individuales y profesionales de la educadora y el educador preescolar en formación inicial, para enfrentar las contradicciones de forma autónoma, libre y responsable, así como desarrollar una actitud creadora en el plano individual y cambios en la educación sexista que prevalece en la institución, en la familia y la comunidad (Vega, 2013, p. 8)
Las docentes en formación presentan dificultades para el tratamiento al programa de Educación Sexual: no dominan que la sexualidad se educa desde su nacimiento (identidad de género y rol de género), desconocimiento de elementos en función de los tabúes, mitos, prejuicios y conceptos de sexo, sexualidad y educación sexual, dificultades en el tratamiento a los diferentes contenidos del proceso educativo.
Por ello se hace necesario buscar nuevos métodos y formas de trabajo que permitan que las estudiantes interioricen sus dificultades y se motiven por alcanzar metas superiores, con tal propósito se diseñó la siguiente propuesta, cuyo objetivo general es: Ofrecer actividades teóricas y prácticas a las docentes para el tratamiento a la educación sexual en la educación preescolar.
Contenido de la acción 1
• Se inició la actividad con una técnica participativa que consiste en que las docentes en formación respondan por escrito la siguiente interrogante: ¿Qué haces en cada hora del día?
• Se solicitó a la docente en formación que tenía una tarjeta debajo de su puesto que expusiera su criterio. Luego de escuchar la exposición, se hizo la siguiente interrogante: ¿Qué momento le brindan a la sexualidad?
• Después de analizar que la sexualidad se tiene en cuenta en todos los momentos del transcurso del día, se dieron a conocer los conceptos mediante las tarjetas y se realizó un análisis de cada uno, tales como:
- Sexualidad: Es algo que forma parte de todos los seres humanos, por el solo hecho de ser hombre o mujer. Desde que nacemos está presente nuestra sexualidad, porque a partir de ese mismo momento comenzamos a ser vistos (as) de acuerdo con nuestro sexo y a actuar en concordancia con él. Todo lo que hacemos o dejamos de hacer está relacionado con el hecho de ser hombres o mujeres.
- Educación sexual: Es la preparación para la vida, el amor, la selección de parejas y su estabilidad, la atención de los hijos y la familia.
- Sexo: Son las características físicas, biológicas, anatómicas y fisiológicas de los seres humanos, que los definen como macho y hembra. Se reconoce a partir de datos corporales genitales; el sexo es una construcción natural, con la que se nace.
- Identidad de género: Es el conjunto de características sociales, culturales, políticas, psicológicas, jurídicas y económicas asignadas de acuerdo al sexo.
- Rol de género: Manera en que se interpretan, asumen y desempeñan los diversos papeles femeninos o masculinos que establece cada cultura.
Para culminar, se crearon situaciones de estos términos, apoyándose en las diferentes actividades del proceso educativo.
Contenido de la acción 2
Esta actividad se inició con una técnica dinámica titulada “Mi corazón”, con el objetivo de reafirmar las características de las dimensiones de la sexualidad. Se les solicitó a las participantes que conformaran su corazón, porque simboliza el centro de nuestro ser.
• Se solicitó que dijeran qué parte del corazón lo dedicarían a: - La familia. - La individualidad. - La pareja. - La sociedad.
• Se hizo una reflexión para esclarecer que la mayor parte hay que dedicársela a la individualidad. • Cuatro docentes en formación dieron lectura a los conceptos de estos términos, mediante tirillas de papel entregadas.
• Se realizó la siguiente pregunta, para responder con una lluvia de ideas: ¿Qué nos aporta cada una de estas dimensiones?
• Con las respuestas se fue conformando el contenido de la sexualidad, describiéndolo en un corazón que lo hemos llamado “El corazón de la felicidad”, por otro lado los rasgos negativos, denominado “Corazón herido”.
Para culminar, comprobamos la asimilación del contenido, con las siguientes preguntas:
• ¿En qué actividades del proceso educativo podemos trabajar estas dimensiones?
• ¿Cómo ustedes les darían salida?
Contenido de la acción 3
Se inició el intercambio con la pregunta de reflexión ¿cómo queremos que sean nuestros padres?, y se colocaron todos los criterios en una pancarta. Ejemplos:
1. Honesto. 2. Responsable. 3. Comprensible. 4. Sincero.
Ahora imagínense que son pequeñas y se preguntan cómo quisieran que fueran los adultos.
¿Qué se responderían?
Ejemplos: 1. Buenos. 2. Que me digan la verdad.
¿No creen que esas palabras deseadas, podrían ser respuesta de ese niño llevándolas a un término más simple?
Ejemplos 1. Responsable. 2. Que me digan la verdad. 3. Honestos. 4. Sinceros.
¿Cómo son los niños y las niñas?
Ejemplos: 1. Delicados. 2. Sensibles. 3. Tiernos. 4. Sencillos.
Se les explicó que tenemos que tener mucho cuidado al dar una respuesta a los niños: siempre debe ser veraz, clara, es decir, comprensible para la edad del niño, debe darse de manera amable y trasmitir confianza. De no ser así y dar una respuesta deficiente, errónea o evasiva puede dejarse el campo libre a otros informadores, que en ocasiones, no actúan correctamente.
Una vez analizados estos criterios se procedió a intercambiar situaciones que ocurren en la vida diaria, para ello se realizaron las siguientes preguntas:
¿Por qué papá tiene pene y mamá no?
¿Por qué todas las personas tienen ombligo?
¿Por dónde salen los niños?
¿Cómo entra el niño en la mamá?
¿Puedo tener un niño?
Se analizaron cada una de las preguntas, dejando claro el tratamiento a dar.
Ejemplos de juegos que pueden facilitar la comprensión de los niños y las niñas
• Hacer muñecos y muñecas con plastilina, papel, lápices o crayolas y con recortes de telas, entre otros.
• Pintura para la obtención de imágenes de las partes: manos y pies.
• Recortar de revistas y periódicos fotos de hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas para pegarlas, podrán comparar (alto-bajo) y (grueso delgado). Así se darán cuenta de que todas las personas son diferentes.
• Observar en un espejo cómo somos y describir nuestro propio cuerpo.
• Observar la imagen del cuerpo a través de la luz solar.
• Dibujar siluetas del niño en el piso.
• Identificación de pies, manos y cabezas de niños y niñas. Las actividades aplicadas contribuyeron a la comprensión de las necesidades de la formación en la esfera psicosexual de los niños y las niñas preescolares y su tratamiento dentro del proceso educativo, aun cuando existen tabúes y un lenguaje sexista en las docentes en formación.
REFERENCIAS
González, A. (2003). Sexualidad y género: alternativas para la educación ante los retos del siglo XXI. La Habana: Editorial Científico Técnico.
Martínez, J. y Zaldívar, Y. (2014). Educando la sexualidad de las personas sordas. Opuntia Brava, 6(2). Recuperado de http://www.opuntiabrava.rimed.cu
Vega, D. (2013). Estudio histórico de la educación de la sexualidad desde la perspectiva de género en la formación inicial del educador preescolar. Opuntia Brava, 5(4). Recuperado de http://www.opuntiabrava.rimed.cu