Marla Vega Romero*
María Elena Ayala Ruiz**
Universidad de Holguín, Cuba
Email: mvega@uho.edu.cu
RESUMEN
A pesar de ser la traducción una actividad antigua, los estudios sobre su enseñanza son relativamente jóvenes. Los primeros intentos tuvieron que ver con la traducción pedagógica, vía para enseñar segundas lenguas. Actualmente y luego de una evolución relativamente rápida, la tendencia se centra en los enfoques por competencias. Siendo así, el fin máximo en la formación de traductores e intérpretes es precisamente el desarrollo de la competencia traductora. Dentro de ella ocupa un papel preponderante la competencia estratégica, por su papel regulador del resto de componentes que integran la traductora, así como por su función en la aplicación de estrategias para resolver los problemas de traducción. Basado en los fundamentos teóricos que describen la competencia estratégica del traductor e intérprete y su función dentro de la competencia traductora, así como en la aplicación de métodos teóricos y empíricos, en el presente trabajo se presenta un acercamiento a las premisas que guían el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete, como basamento docente en la didáctica de la traducción, así como se describen los elementos que confluyen en esa competencia, teniendo en cuenta conocimientos, habilidades y actitudes. Esos elementos forman parte de un modelo didáctico para el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete que contribuirá a un mejor desempeño de esos profesionales en sus diversos campos de acción y esferas de actuación futuras.
Palabras clave: competencia traductora; competencia estratégica; premisas.
ABSTRACT
Despite translation is a very old activity, studies about its teaching are relatively new. The first attempts had to do with pedagogical translation, a method to teach foreign languages. Today, and after a relatively fast evolution, tendencies are focused on teaching by competences. In this way, the final goal in the formation process of translators and interpreters is precisely the development of translation competence. Within it, the strategic competence plays a fundamental role, because of its function in applying strategies to solve translation problems. Based on theoretical aspects that describe the strategic competence of the translator and interpreter, along with the results of applying different scientific methods, this paper presents the premises that must guide the development of this competence, as a didactic foundation that also comprises the elements that are part of the strategic competence. These elements are part of a didactic model that contribute to improve the process of formation of translators and interpreters.
Keywords: translation competence; strategic competence; premises.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Marla Vega Romero y María Elena Ayala Ruiz (2019): “Elementos que confluyen en la competencia estratégica del traductor e intérprete”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (julio 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/07/elementos-traductor-interprete.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1907elementos-traductor-interprete
INTRODUCCIÓN
La realidad cada vez más cambiante que vive la humanidad en términos de desarrollo tecnológico, intercambio científico, migraciones externas, encuentros culturales y deportivos, hace que el empleo de los traductores e intérpretes sea cada vez más crucial. Su papel, como mediadores lingüísticos, garantiza la cercanía de pueblos y culturas por muy distantes que parezcan su historia, costumbres y tradiciones. “Gracias a las traducciones circulan los conocimientos, los mensajes concretos, que van, como manos amistosamente tendidas, sirviendo de puentes y derribando prejuicios y desconfianzas”
Por ello, los docentes que forman a los futuros traductores e intérpretes tienen la responsabilidad de que esos profesionales se integren a sus esferas de actuación con una formación lingüística y cultural integral, ética y responsable, conjugando saberes, habilidades y actitudes, lo que los convertirá en profesionales competentes. Sin embargo, a pesar de los avances que han tenido lugar en los últimos años en materia de didáctica de la traducción y la interpretación, aún persisten insuficiencias en el reconocimiento de los principales problemas que se presentan en el orden léxico, gramatical, cultural o pragmático, lo que conlleva a errores de traducción; son escasos los recursos para manejar los procesos cognitivos que generan las situaciones de tensión, y la falta de memoria o concentración para comprender el texto original (TO) y expresarlo correctamente en la lengua meta (LM); los enfoques metodológicos se centran en el resultado y no el proceso y persiste el énfasis en la dimensión lingüística de la traducción.
Toda esta problemática requiere evaluar el proceso de desarrollo de la competencia traductora y asumir posiciones teóricas y metodológicas que procuren contribuir al perfeccionamiento de su adquisición en los futuros traductores e intérpretes. La revisión bibliográfica permitió conocer sobre numerosos autores que han estudiado el tema de la competencia traductora en su devenir histórico, sobre todo autores extranjeros. La mayoría hace alusión al campo de la Interpretación, aunque los principales aportes se encuentran en la traducción escrita. Se destacan, Wills (1976), Delisle (1980, 1992), Roberts (1984), Nord (1991), Pym (1992), Gile (1995, 2009), Hurtado (1996, 2001, 2007, 2008, 2011, 2017), Hatim y Mason (1997), Campbell (1998), Neubert (2000), PACTE (2000, 2002, 2015, 2017), Kelly (2002, 2005, 2009), Gutiérrez (2015), Olalla (2017, 2018), entre otros.
Estos estudios muestran una evolución evidente en cuanto a la descripción de los componentes de la competencia traductora, los que en su mayoría son denominados subcompetencias, aunque al estudiarse de manera individual se describen como competencias. Entre ellas destacan la lingüística, la sociolingüística, cultural, interpersonal, instrumental profesional y estratégica. Se tiene en cuenta además una competencia actitudinal que algunos autores denominan componentes psicofisiológicos.
Sin embargo, la mayoría de los autores consultados coincide en el poco tratamiento que ha recibido la competencia estratégica, sobre todo desde la didáctica de la traducción. Existen inconsistencias en su definición, componentes, contenido e indicadores, además de carecer de una metodología para su desarrollo. Entre los autores que han realizado aportes en este tema se encuentran Honig y Kaussmaul (1982), quienes son los primeros en introducir el término de estrategia relacionado con la traducción y la definen como el proceso que conlleva a la solución óptima de un problema de traducción. Luego, Lörscher (1991), Kalina (1994, 1998, 2000, 2002), Sunnari (1995, 2003), Kohn y Kalina (1996), Gran (1998), Ricardi (1998, 2005), Ivanova (2000), Kelly (2002, 2005, 2009), Gile (2002, 2009), Abuín (2007), Katan (2008), Herold (2010), Hurtado (2011), Gregorio (2014), y Lévano (2016).
Estos estudios, si bien ponderan la necesidad de desarrollar la competencia estratégica en la formación de traductores e intérpretes, generalmente se basan en comparar el desempeño de los traductores novatos y expertos, sin tomar en consideración el nivel de formación en que se encuentra el estudiante. Por otro lado, los estudios no dejan claras las diferencias en cuanto a la concepción de la competencia estratégica para el caso de la traducción escrita y la oral (Interpretación) y en esta última los análisis se concentran en el proceso mental que tiene lugar durante la interpretación.
Teniendo esto en cuenta, en este estudio se ofrece un acercamiento a la competencia estratégica del traductor e intérprete según la opinión de varios investigadores, a la vez que se presenta una propuesta de los elementos que confluyen en ella y las premisas que se deben tener en cuenta para su desarrollo en los futuros traductores e intérpretes.
En el campo de la Traductología y específicamente de la competencia traductora, la competencia estratégica ha sido definida por varios autores con una significación similar a la que se le otorga dentro de la competencia comunicativa, aunque no siempre con la misma denominación, a saber: competencia estratégica (PACTE, 2001, 2003, 2007, 2016; Kelly, 1999, 2002, 2005, 2007; Göpferich, 2007, 2009), competencia de transferencia (Hewson y Martin, 1991; Hansen, 1997; Neubert, 2000), competencia traslatoria (Neubert, 2000), competencia de transferencia estratégica (Katan, 2008), capacidad para la resolución de problemas (Presas, 1996, 1998, 2008) o competencia para la resolución de problemas (Herold, 2010).
En la propuesta de competencia traductora que ofrece Neubert (2000), aunque no refleja de manera explícita el término estratégico, sí integra un rasgo que denomina creatividad, y que para el autor consiste en la capacidad para resolver ciertos problemas de traducción.
Kelly (2002, 2005, 2009) la incluye en su modelo multicomponencial y la define como la competencia que “comprende todos los procedimientos que se aplican a la organización y realización del trabajo, a la identificación y resolución de problemas y a la autoevaluación y revisión”.
González Davies (2004) no realiza una propuesta de competencia traductora, pero describe las destrezas que la conforman, entre las que se encuentra la capacidad de reconocimiento y resolución de problemas y agrega la creatividad y seguridad como traductores, conciencia y uso de estrategias y procedimientos, capacidad de decidir sobre los grados de fidelidad de acuerdo con el encargo de traducción y la función del texto, conocimiento progresivo de las expectativas de los clientes, capacidad de traducir con rapidez y calidad, superación de dificultades, entre otras.
Por otra parte, Roiss y Zimmermann (2010) describen la competencia estratégica como aquella que activa las diferentes subcompetencias, compensa ciertos déficits, hace consciente de ciertos problemas de traducción y aplica los mecanismos pertinentes para solucionarlos.
Finalmente PACTE (2011), define la competencia estratégica como la que engloba conocimientos operativos para garantizar la eficacia del proceso traductor y resolver los problemas encontrados en su desarrollo. Es la más importante al tener el papel regulador y compensador del resto de las subcompetencias que interactúan a la hora de traducir y establecen relaciones jerárquicas entre ellas. Ha de subsanar las posibles deficiencias de las relaciones jerárquicas entre el resto de las subcompetencias y sirve asimismo para resolver problemas (de traducción).
Estas definiciones sobre competencia estratégica, describen su función en la planificación del proyecto traductor, su papel activador y regulador entre el resto de las competencias y como encargada de detectar los problemas de traducción y las estrategias para resolverlos. Esas funciones son compartidas también por la presente investigación; sin embargo, desde el punto de vista teórico carecen de los elementos que confluyen en ella para poder realizar esas funciones, así como de lo que se hace necesario para desarrollarla.
Para lograr la competencia estratégica como dimensión dinamizadora de la competencia traductora, acorde con el modelo del profesional, es razonable determinar otros elementos que confluyen en ella. Al dominarlos, docentes y tutores podrán concebir el trabajo didáctico-metodológico a favor de la dirección del proceso formativo.
Este proceso de formación se diseña a partir de la práctica profesional e incluye la integración de saberes concretados en la cultura política, filosófica, ética, comunicativa, idiomática, y tecnológica, como eje en el cual se estructura qué debe conocer, qué debe ser capaz de hacer, de sentir y de asumir un profesional para el área referida.
Luego de analizar las definiciones ofrecidas y tomando en consideración la práctica pedagógica de la investigadora, se puede ofrecer un concepto operacional de competencia estratégica, como la activación e integración de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes cognitivas, intelectuales, axiológicas y socio-afectivas que posibilitan planificar el proyecto traductor, transferir el mensaje de una lengua a otra, detectar un problema de traducción, reaccionar ante él y seleccionar el procedimiento más adecuado para su solución, y donde la creatividad desempeña un papel fundamental. Sirve además para evaluar la tarea de traducción.
Esos elementos cognitivos, intelectuales, axiológicos y socio-afectivos, forman parte de los demás componentes de la competencia traductora, por lo que el papel de la competencia estratégica radica en su concreción en la práctica para poder transmitir el mensaje de la lengua original a la lengua meta de manera efectiva. Al aparecer algún problema de traducción, el desarrollo de la competencia estratégica permite detectarlo, reaccionar ante él y ofrecerle solución de manera creativa.
La competencia estratégica incluye conocimientos, habilidades y actitudes, que al activarse e integrarse conducen a la ejecución del proceso traductor a través del uso de estrategias que elevan su eficacia, al mismo tiempo que propicia la evaluación de la tarea. El desarrollo de la metacognición es relevante para el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete, pues hace que el estudiante se haga consciente de las estrategias que aplica y evalúe su efectividad para la aplicación en otros contextos.
Dentro de las habilidades, se destacan el pensamiento, la memoria y la atención, los que poseen una relación de interdependencia y complementariedad, pues las habilidades básicas del pensamiento para sintetizar, comparar, analizar, o generalizar, así como la atención en la tarea permiten retener la información más fácilmente.
Pensamiento: Está asociado precisamente con la solución de problemas. Dentro de los procesos básicos del pensamiento, la potenciación del análisis y la síntesis, la comparación, la abstracción y la generalización, constituyen estrategias en sí, por lo que el desarrollo del pensamiento conduce al desarrollo de estrategias. Para estimular la búsqueda y descubrimiento de lo nuevo, las situaciones problémicas y las tareas desempeñan un papel fundamental. Algunas cualidades individuales del sujeto se manifiestan precisamente en el pensamiento, y son claves para el desarrollo de la competencia estratégica, la rapidez, la independencia, la flexibilidad y la fluidez
Memoria: Permite fijar y retener la información, a la vez que garantiza la asociación entre lo que el sujeto escucha o lee, con la información que ya posee. Propicia además la interpretación de la nueva información, al hacer alusión a referentes que el sujeto ya domina. No solo permite recordar información pasiva, sino seleccionar estrategias de carácter general o específico utilizadas en otros contextos. Tanto la memoria a largo plazo (MLP), como la memoria a corto plazo (MCP) se activan en las tareas de traducción, aunque la última es más útil para la Interpretación.
Atención: Se refiere a la capacidad de procesamiento y selectividad. De este modo, le permite al sujeto distinguir entre lo relevante y lo superfluo, mantener la coherencia del discurso que escucha o lee, así como la dispersión, para concentrarse en la tarea. Posibilita la detección y corrección de errores y el control emocional. Es importante el cambio de la atención, sobre todo cuando se realiza la interpretación bilateral, pues se utilizan ambas direcciones, directa e inversa, lo que implica el cambio de una lengua a otra con mucha rapidez.
Los conocimientos constituyen la base para poder realizar una traducción y que invariablemente incluyen al menos dos lenguas de trabajo y sus culturas. Esos conocimientos pueden ser declarativos u operativos.
Conocimientos declarativos: hacen referencia al conocimiento de hechos, conceptos, principios, y expresan la capacidad de expresar esa información. Para los traductores e intérpretes significa el conocimiento de al menos dos lenguas de trabajo, sus características y cómo funcionan. Se incluye el dominio de reglas gramaticales, lexicales y pragmáticas, los códigos oral y escrito, así como las normas de uso. El dominio de las diferencias entre las lenguas, así como de las habilidades interlingüísticas que les permite comprar ambos sistemas de las lenguas de trabajo, evitar las interferencias y procesar mejor la información, también forma parte de los conocimientos declarativos o conceptuales. Dentro de ellos también se encuentra el conocimiento del mundo, todo el acervo cultural que construye el sujeto durante su vida y que se actualiza en la medida en que se desarrolla el propio sujeto y el mundo que lo rodea.
Conocimientos operativos: son los componentes prácticos del saber, son dinámicos y expresan la capacidad de operar y transformar la información. Es decir, permiten a los traductores e intérpretes escuchar o leer la información en una lengua original, decodificarla y re expresarla en la lengua meta. Son fundamentales dentro del desarrollo de la competencia estratégica, pues permiten hacer uso de la información que poseen. Incluye además la capacidad para la consulta de fuentes primarias o secundarias, y hacer uso efectivo de ellas.
Las actitudes incluyen sobre todo los valores que forman parte de la competencia estratégica del traductor e intérprete y que se potencian en la ejecución del proyecto traductor.
Honestidad: Significa no cambiar el sentido de lo que lee o escucha, manteniendo el apego a la verdad que se expresa en la lengua original. Incluye además el reconocer la capacidad para realizar una tarea, o no y aceptar cuando las condiciones no permiten desarrollar el acto traductor.
Responsabilidad: Para trasmitir toda la información con respeto a la intención del orador-escritor de manera que sea comprensible para el público receptor.
Respeto a la identidad lingüística y cultural: Evitar el uso de préstamos, extranjerismos, frases ajenas a la lengua del receptor. Comportamiento según las normas lingüísticas y culturales de los países que participan en la comunicación.
Ética del traductor e intérprete: Respeto a las normas del traductor e intérprete. No opinar, no hacer gestos de asombro, mantener la postura y proyección en los actos públicos.
Estrechamente vinculados a los valores, se encuentran los componentes socio-afectivos, los que garantizan que el proceso traductor se realice en un ambiente cordial, de respeto y camaradería. Dentro de ellos resulta relevante la motivación, los intereses y la calidad de las relaciones interpersonales que se establecen en la ejecución del proyecto traductor.
Motivación: Influyen en la realización de la tarea de traducción. En la medida en que el encargo de traducción sea motivante para el sujeto, se garantiza una consecución más exitosa de la tarea. En la planificación de las actividades en el aula o fuera de ella, ese es un aspecto que el docente no puede perder de vista, los temas, los textos y la forma en que se organizan, practican y evalúan, influye de manera significativa en los estudiantes.
Intereses: Estos también influyen en el desarrollo de la tarea de traducción, tanto en los estudiantes como en los docentes. La necesidad de estar actualizados en la mayor cantidad posible de áreas del saber, en todo lo que acontece en el país y el mundo, conlleva a mantener siempre el interés por aumentar el conocimiento que se posee sobre la ciencia, la cultura, la economía y otros campos temáticos.
Relaciones interpersonales: Significa mantener en el aula y fuera de ella, un ambiente de solidaridad, camaradería, de respeto mutuo. Las relaciones asertivas entre el profesor y los estudiantes, entre los estudiantes y entre los agentes que participan en otros proyectos de traducción garantizan también la selección de una estrategia u otra para solucionar los problemas de traducción.
Todos los componentes de la competencia estratégica se encuentran interrelacionados; sin embargo, su nivel de jerarquía varía en dependencia del sujeto y de la tarea a realizar. Un estudiante con conocimientos declarativos elevados, probablemente no necesite realizar muchas consultas a otras fuentes, y viceversa. Del mismo modo, quien posea gran capacidad de atención y pueda seleccionar la información relevante que le permita resumir, hacer inferencias, analizar, entre otros., no necesariamente tendrá que hacer gran uso de su memoria a corto plazo.
Se conciben las premisas teóricas como los fundamentos científicos que sustentan el proceso de desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete y han sido formuladas tomando como punto de partida la propia contradicción que genera el problema y sobre la base del estudio epistemológico sobre la competencia traductora y la estratégica.
La imbricación de los enfoques comunicativo, desarrollador e interdisciplinario como concepción metodológica para el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete
La asunción de estos enfoques unidos permite lograr un salto cualitativamente superior para el abordaje del proceso traductor. Basados en la dialéctica materialista, con énfasis en las contradicciones como generadoras de desarrollo y la función activa y protagónica de los estudiantes, se concibe el desarrollo de un proceso integrador de las tendencias más actuales de la Pedagogía cubana. Por otro lado, se potencian las relaciones sujeto-objeto y sujeto-sujeto, así como el vínculo de la teoría con la práctica.
Se hace énfasis en lo comunicativo, porque supera el enfoque estructural que aún tiene sus influencias que favorecen la enseñanza de la lengua extranjera a nivel de oración y con un marcado énfasis en la competencia lingüística. El enfoque comunicativo ve el proceso como un todo, donde lo lingüístico, lo cultural, lo pragmático, discursivo y estratégico funcionan de manera integrada. Al mismo tiempo, es desarrollador porque propicia el enfoque problémico, la confrontación de versiones; estimula la independencia cognoscitiva; atiende la diversidad individual y grupal y propicia la actividad reflexiva. Es interdisciplinario, porque se concibe la integración de las demás disciplinas del año en que se trabaje y de la carrera de manera general. Aquí desempeñan un papel relevante la disciplina Lengua materna y cultura nacional; Lengua inglesa; Estudios lingüísticos; Historia de los Pueblos de habla inglesa y Literatura de Expresión inglesa.
La concepción integradora del proceso traductor como texto, acto comunicativo y proceso mental que permite el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete
Es esencial concebir la traducción como un proceso que no consiste en la mera transmisión de palabras aisladas, que desde el punto de vista semántico carecen de sentido o pueden tener varias equivalencias. Se ve la traducción como el análisis de un texto, que posee significación y sentido únicos, donde se expresa el querer decir de un escritor-orador, con una intención, tono y estilo determinados.
El texto, a su vez, sigue las reglas fonéticas, léxicas y gramaticales, que permiten que el mensaje se trasmita de manera adecuada y correcta y donde intervienen los recursos estilísticos que otorgan matices al discurso. Un aspecto de especial relevancia lo es, sin dudas, la relación entre la lengua y la cultura, el papel del contexto social en la comprensión y producción del discurso con enfoque semántico-pragmático, en lo cual existen diferencias esenciales entre las lenguas.
Por otro lado, el texto forma parte de un acto comunicativo donde intervienen varios sujetos y el papel del transmisor y el receptor es de relevancia absoluta para poder decodificar el mensaje y re expresarlo en la lengua meta. Como acto comunicativo, intervienen en él factores lingüísticos, extralingüísticos, culturales, discursivos y estratégicos (como componentes de la competencia comunicativa). La formación que recibe el sujeto que aprende para dominar estos factores es esencial para la comprensión del mensaje y su transmisión a la lengua meta.
Del mismo modo, resulta esencial comprender que la traducción es un proceso mental, con fuerte incidencia de los factores metacognitivos de los estudiantes. Factores como la memoria a corto, mediano y largo plazos; la concentración y la agilidad mental, unidos a la voz, la entonación, pronunciación y ritmo (en el caso del código oral), influyen de manera decisiva en la correcta comprensión y re expresión del mensaje.
Al ser la traducción una actividad básicamente operativa, se destaca como componente esencial, el estratégico. Su propósito es organizar y planificar el proceso traductor, teniendo en cuenta el mensaje, objetivo de la tarea a realizar y el método que utilizará. Al mismo tiempo, activa y regula el funcionamiento de los demás componentes de la traducción, subsanando fallos que tienen que ver con factores lingüísticos y otros, contribuye a detectar los problemas y a ofrecer soluciones y donde la creatividad desempeña un papel primordial.
La creatividad como habilidad esencial para el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete
Vista la creatividad asociada a la motivación y el desarrollo del pensamiento crítico y flexible, se considera esencial para el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete. No solo se evidencia su función en el producto que presenta el traductor e intérprete, sino en todo el recorrido que realiza para llegar a él. Desde el momento en que el traductor decide qué método traductor usar y planifica cómo llevará a cabo el proceso, ya está poniendo en práctica la creatividad. Luego, durante el proceso, la decisión de optar por un término u otro, cuando hacer pausa, cómo resumir la información, cómo resolver un problema de orden cultural o socio-lingüístico, cuándo usar un gesto, en fin, la decisión de qué estrategia usar para solucionar cada problema de traducción, está plagada por la creatividad, como habilidad individual de cada sujeto. Esta habilidad le otorga singularidad, originalidad, flexibilidad y fluidez a todo el proceso traductor y a su resultado. La creatividad no está presente de igual manera en todos los sujetos que aprenden, pero es una habilidad que se puede entrenar, en un proceso de evolución a través de tareas integradoras que la potencien.
Pocos son los estudios que, en el campo de la traducción, hacen énfasis en el papel de la creatividad. Sin embargo, si se toma en cuenta que cada estudiante es un sujeto independiente, con experiencias propias, con un bagaje cultural determinado, no se debe esperar que en una clase todas las versiones que se ofrezcan sobre el texto de partida tendrán el mismo nivel de exactitud, coherencia y originalidad.
La creatividad es el proceso de descubrimiento o producción de algo nuevo, que cumple con las exigencias de una determinada situación social, proceso que, además, tiene un carácter personológico. Algunos de los rasgos de la creatividad son: la motivación, independencia cognoscitiva, interés por resolver y proponer problemas, capacidad de buscar alternativas, autonomía, dominio de las operaciones lógicas del pensar. (Zilberstein, 2016)
Hasta la década de los noventa del pasado siglo, la creatividad en traducción estuvo marcada por el tipo de enfoque empleado para su estudio. Inicialmente se identificaba casi exclusivamente a la traducción literaria, luego, con los enfoques lingüísticos y textuales la atención se centró más en otras cuestiones, sobre todo, en las nociones de equivalencia y los giros lingüísticos. El primer trabajo conocido se debe a Wilde (1994), sobre el papel de ciertas estructuras sintácticas como elementos creativos. Sin embargo, las investigaciones más citadas son las de Kussmaul (1991, 1993, 1997, 1999, 2000, 2004, 2005, 2007), basadas en la observación y recogida de datos empíricos en el aula de traducción.
Otros estudios, aunque no tan relevantes, se sucedieron, pero en tipos de textos particulares, a saber, textos publicitarios (Quillard 1998, Jettmarovà 1998); textos religiosos (Nida 1998, Nord 2005); traducción audiovisual (Fontcuberta Gel 1997, Chaume varela 1998); textos técnicos (Durieux 1991, Schmitt 2005); textos jurídicos (Nida 1998, Pommer 2008); o en aspectos didácticos (Mackenzie 1998, Lee-Jahnke 2005).
En este sentido, Mackenzie (1998), habla de la resolución de problemas como una actividad fundamentalmente creativa. Para esta autora, el trabajo del traductor es eminentemente creativo. En este caso, el profesor, como guía del proceso de enseñanza aprendizaje requiere de un nivel de creatividad que esté basado en una amplia cultura, razonamientos profundos, rica imaginación, curiosidad intelectual, independencia y auto organización. Según esta autora, muchos de los problemas que enfrentan los traductores son “abiertos”, es decir, no hay una solución pre-determinada para ellos, no se pueden resolver de manera consciente bajo condiciones controladas, y las soluciones no están sujetas a una verificación absoluta. Por tanto, la solución requiere el uso de estrategias de resolución de problemas que son creativas por naturaleza.
Un modelo de análisis sobre creatividad en traducción, es el propuesto por Bayen-Hohenwarter (2010), quien establece un modelo aplicado a la traducción basado en cuatro dimensiones centrales: flexibilidad, originalidad, fluidez y aceptabilidad. La aceptabilidad está relacionada con la evaluación y la capacidad para resolver problemas y establecer asociaciones. La flexibilidad se concibe como la habilidad para producir giros de traducción. La originalidad se refiere al carácter único de las versiones de traducción producidas. Y, por último, la fluidez, se concibe como la serie de características que apuntan a la capacidad del traductor de producir diferentes versiones de una unidad del texto origen de forma automática y con rapidez.
Hasta aquí, los estudios que asocian la creatividad al proceso traductor coinciden en su importancia desde el punto de vista de la originalidad necesaria para producir un buen texto. Sin embargo, se hace poco énfasis en el vínculo que existe entre creatividad y el uso de estrategias de traducción, que al resultar creativas generan un texto meta más original, con mayor fluidez y más novedoso, sin dejar de ser fiel al texto origen. Este vínculo contribuiría, de manera significativa, al desarrollo de la competencia estratégica, como componente esencial de la competencia traductora.
El desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete como un proceso evolutivo y gradual
La evolución en el desarrollo de la competencia estratégica está dada en la propia evolución de los demás componentes que integran la competencia traductora. En la medida en que el nivel lingüístico, cultural, pragmático y de seguridad y confianza de los estudiantes, aumente, así será su nivel de competencia estratégica.
La concepción del Plan de estudios, con los objetivos que emanan desde el Modelo del Profesional y que se concretan en el programa de la disciplina y las asignaturas correspondientes permiten gradualmente ir desarrollando las habilidades, los hábitos y los valores que componen la competencia. Del mismo modo, la planificación realizada en el trabajo metodológico de año y de disciplina contribuirá a desarrollar un proceso gradual y de evolución.
Esta premisa se concreta además en el diseño y puesta en práctica de las tareas integradoras de traducción, que contengan objetivos bien definidos, con temas y textos que oscilen de lo más simple a lo más complejo, y que propicien el método más adecuado para llevar a cabo el proceso traductor. Las tareas deben generar la motivación intrínseca, la seguridad, la independencia cognoscitiva, la cooperación y la creatividad.
Las tareas integradoras de traducción como técnicas que favorecen el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete
Las tareas integradoras de traducción son técnicas que favorecen la relación interdisciplinar, el desarrollo de habilidades comunicativas y el desarrollo integral de la personalidad de los estudiantes. Propician la interacción sujeto-sujeto, ya sea entre los estudiantes y el profesor o entre los propios estudiantes, así como cualquier otro agente que participe en los actos de comunicación mediados por el traductor e intérprete. A través de las tareas integradoras de traducción, los estudiantes resuelven los problemas de traducción que se encuentren en los textos orales o escritos, mediante estrategias creativas de traducción, lo que contribuye al desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete.
A través de la puesta en práctica de las tareas integradoras de traducción se combinan los componentes no personales del proceso de enseñanza-aprendizaje, con el objetivo como categoría rectora, el que debe ser integrador, en la búsqueda por la formación integral del estudiante. Tanto los objetivos específicos de cada tarea como su contenido y formas de evaluación evolucionan y se concretan en cada disciplina, asignatura y sistema de clases, de manera que el proceso de desarrollo de la competencia sea evolutivo y gradual, en busca de niveles superiores de desempeño.
CONCLUSIONES
El recorrido epistemológico realizado permite apreciar los aportes realizados acerca de la competencia estratégica del traductor e intérprete y su función reguladora y compensadora dentro de la competencia traductora.
La propuesta de los elementos constitutivos de la competencia estratégica del traductor e intérprete constituye un acercamiento a esta competencia basado no solo en elementos lingüísticos, sino que ofrece un carácter integrador y novedoso al estudio de esta competencia desde otras aristas, teniendo en cuenta una didáctica interdisciplinaria y desarrolladora, que persigue el crecimiento integral de los futuros traductores e intérpretes.
Del mismo modo, las premisas teóricas constituyen una guía didáctica que para el desarrollo de la competencia estratégica del traductor e intérprete como un proceso comunicativo, evolutivo y creativo que contribuye a elevar los niveles de competencia traductora de los futuros profesionales de este campo.
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