Luis Daniel Sánchez Ravelo *
Grechel Calzadilla Vega**
Universidad de Las Tunas, Cuba
luisdaniel@ult.edu.cu
RESUMEN
El lenguaje constituye la vía fundamental de transmisión de la cultura y forma parte indisoluble de esta. El léxico de nuestra variante cubana del español es un elemento que nos identifica culturalmente, al traslucir como ningún otro nivel del sistema las relaciones históricas y culturales de la nación. Potenciar en nuestros estudiantes la formación de la identidad cultural resulta un imperativo de todos los tiempos. El trabajo con las obras de la literatura latinoamericana y caribeña, a través de la lectura y el análisis del léxico, constituyen vías para la aprehensión de los valores identitarios que han legado los diferentes autores en períodos determinados de la historia de la literatura, y donde sin lugar a dudas subyace una amalgama de conocimientos para los educandos, que se concretará en las clases de Español-Literatura en el preuniversitario. El trabajo propone un análisis de una obra de Nicolás Guillén a partir de del trabajo con la lectura y las particularidades de sus unidades léxicas del texto que son reflejo de la identidad cultural cubana.
PALABRAS CLAVES: lectura, léxico, identidad cultural, Nicolás Guillén
ABSTRACT
Language constitutes the fundamental way of transmitting culture and forms an indissoluble part of it. The lexicon of our cuban variant of spanish is an element that identifies us culturally, by translating, like no other level of the system, the historical and cultural relations of the nation. Strengthening the formation of cultural identity in our students is an imperative of all times. The work with the works of Latin American and Caribbean literature, through the reading and analysis of the lexicon, constitute ways for the apprehension of the identity values that the different authors have bequeathed in certain periods of the history of literature, and where undoubtedly an underlying amalgam of knowledge for students, which will be specified in the Spanish-Literature classes in the pre-university. The work proposes an analysis of a work by Nicolás Guillén from the work with reading and the particularities of its lexical units of the text that reflect the Cuban cultural identity.
KEYWORDS: reading, lexicon, cultural identity, Nicolás Guillén
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Luis Daniel Sánchez Ravelo y Grechel Calzadilla Vega (2019): “Lectura, léxico e identidad cultural: un acercamiento desde “Velorio de Papá Montero”, de Nicolás Guillén”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (abril 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/04/lectura-lexico-identidad.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1904lectura-lexico-identidad
INTRODUCCION
“La defensa de la identidad cultural comienza por el propio idioma.”
José Juan Arrom
Una de las mayores amenazas que enfrenta cualquier nación es la de la negación o el desconocimiento de su cultura. Cuba no es la excepción. Para quienes tenemos la responsabilidad de instruir y educar en todos los niveles el tema de la identidad representa una espada de Damocles perenne, que nos obliga a dotar a los estudiantes de conocimientos, habilidades y valores que les permitan identificarse, (auto)reconocerse, (auto)definirse culturalmente como cubanos.
Abordar la identidad cultural desde el contexto educacional es un imperativo de actualidad, como respuesta a la globalización que amenaza al universo juvenil cubano. De este modo, esta ponencia tiene como objetivo reflexionar en torno a cómo, desde la clase de Español-Literatura que se imparte en el duodécimo grado, es posible fomentar el reconocimiento de nuestra variante nacional de la lengua española como un elemento de identidad cultural
Como parte del sistema educacional cubano, la Educación Preuniversitaria tiene una importante misión, pues cierra la enseñanza media y prepara al bachiller para su ingreso a la Educación Superior. En la revisión de los documentos normativos (Manual del Director, 2006-2007) se pudo constatar que este tipo de Educación tiene como fin la formación integral del joven en su forma de sentir, pensar y actuar responsablemente en los contextos escuela-familia-comunidad, a partir del desarrollo de una cultura general integral.
En consonancia con lo anterior, el Programa de Español-Literatura en el preuniversitario (2006:139) refiere entre los objetivos generales que traza la asignatura, que esta contribuya al desarrollo integral de los estudiantes a partir de propiciar el conocimiento y valoración de las obras cumbres de la literatura universal y el desarrollo de las habilidades comunicativas para la lectura, la pronunciación, la audición y la escritura. Dicho propósito se concreta en objetivos formativos, orientados a lograr que sean capaces, entre otros, de “continuar formándose una concepción científica del mundo, mediante la adquisición de un sistema de conocimientos, habilidades, capacidades y convicciones en relación con la literatura y el arte como reflejo artístico de la realidad y con el lenguaje como medio esencial de identidad nacional y cultura e instrumento de cognición y comunicación social humana”.
DESARROLLO
Durante el desarrollo de la práctica preprofesional se pudo constatar, a través del seguimiento al diagnóstico, que aun cuando los documentos rectores plasman cómo debería ser idealmente el proceso docente educativo de la clase de Español-Literatura en onceno grado, en la realidad aparecen brechas que impiden su total cumplimiento. De esta forma, aparecen regularidades dentro del proceso y en la actuación de los estudiantes:
Aspectos teóricos sobre la relación lengua-cultura. La lectura como fuente de información y disfrute. La identidad cultural
Existe un criterio común que identifica a la cultura como el conjunto de valores materiales y espirituales que ha creado la humanidad a través de los siglos. Sergio Valdés Bernal (2007:1) apunta que la cultura material está constituida por los valores materiales, las fuerzas productivas y los vínculos que se establecen entre los seres humanos en las relaciones de producción que, a su vez, generan las económicas y las sociales. La cultura espiritual, por su parte, está representada por toda una gama de resultados obtenidos en el campo de la ciencia, la técnica, el arte, la literatura y la construcción, a lo que se suman los conceptos filosóficos, morales, políticos, religiosos. Y afirma que la división entre cultura material y espiritual es relativa.
Por lo general, cuando se habla de cultura no se advierte la presencia de un importante elemento que, a la vez que es parte de ella, cumple con una función elemental: sirve para que la cultura se manifieste, es su vehículo de transmisión. Es oportuno aclarar que en este trabajo se utilizan indistintamente los términos lengua y lenguaje. Téngase en cuenta su condición de sinónimos en este caso.
El lenguaje es definido por Carlos Marx como la envoltura material del pensamiento debido a su doble función, comunicativa o semiótica y cognoscitiva o noética, que revela la íntima relación entre el pensamiento y este. Es la capacidad humana que permite transmitir los pensamientos, por tanto, forma de comunicación por excelencia que surge de la vida en sociedad. De ahí su carácter eminentemente social.
Para E. Sapir (1974:249) el lenguaje es (…) la obra más importante y más monumental que ha llegado a crear el espíritu humano: es nada menos que la forma acabada con que se expresan todas las experiencias susceptibles de comunicación. Esta forma puede sufrir infinitas variaciones en cada individuo, sin que por eso pierda sus contornos característicos. Como todo arte, el lenguaje se está remodelando incesantemente. El lenguaje es el arte de mayor amplitud y solidez que conocemos, es la obra gigantesca y anónima de incontables generaciones.
Para la definición de lengua asumimos la que expresa A. Roméu (2011:3). La lengua constituye un sistema, cuyos componentes están unidos mediante relaciones de solidaridad y dependencia. Los signos articulados constituyen las unidades del sistema, y la relación de los elementos que lo integran determina su estructura. Esta se organiza en planos (contenido y expresión) y niveles lingüísticos (fonológicos, morfológicos, léxico y sintáctico) que se definen como la estructuración jerárquica del sistema lingüístico, en virtud de la cual cierto tipo de unidades sígnicas y subsígnicas se combinan sintagmáticamente unas con otras a fin de construir una unidad de rango superior. A la lengua se le denomina también idioma y se considera una abstracción pues existe solo en los hablantes que la usan, es decir, en el habla que constituye la realización concreta de la lengua por cada uno de los hablantes.
La lengua es un producto social y un conjunto de convenciones adoptadas por una comunidad lingüística que utiliza la facultad del lenguaje. Es decir, una lengua es la manifestación particular en una determinada comunidad de individuos de esa facultad general y específica de los seres humanos a la que normalmente llamamos lenguaje. El lenguaje es, pues, conceptualmente más amplio, ya que abarca la suma de imágenes verbales, con sus reglas de relación y funcionamiento, y el fenómeno humano del habla.
El lector, en el proceso de comprensión y construcción de significados, se enfrenta a diferentes etapas o niveles de comprensión que le permitirá una mejor aprehensión de lo que lee y que incorpora a su universo cultural al decodificar los signos que porta el texto.
Comprensión inteligente: en este nivel tiene lugar la captación del significado lateral. A esta etapa se le llama también etapa de traducción, en tanto implica no solo captar lo que el texto significa sino también atribuirle significados a partir de su la experiencia histórica acumulada en su condición de sujeto interactivo con otros sujetos. En esta etapa, el lector capta los significados literal, intencional o implícito y complementario.
Comprensión crítica:el lector asume una actitud de aceptación o rechazo hacia el contenido del texto. Para ello opina, enjuicia, comenta, valora y toma partido a favor o en contra de lo que dice el texto.
Comprensión creadora: el lector aplica el texto a otros contextos, ejemplifica y extrapola. Relaciona con otros textos que ya conoce e inserta esos significados a su mundo del saber conectándolos entre sí de manera armónica.
De este modo, nuestra variante nacional de la lengua española constituye un elemento indispensable en la conformación de nuestra identidad cultural. De esta forma, concordamos con lo expresado por C. Seijas Bagué (2010:2) cuando refiere que la identidad cultural es un concepto que sistematiza los elementos que distinguen a una colectividad humana, localidad, región, un país, área geográfica e incluye los rasgos que tipifican entre sí a los individuos que forman parte de la sociedad. La esencia está en que no se homogenizan a referidos sujetos, sino que se tienen en cuenta y se integran sus diferencias en un todo a desiguales escalas. Está inmersa en un proceso de construcción y se enriquece con la pluralidad de culturas, con las cuales está en constante intercambio.
Propuesta para potenciar la formación de la identidad cultural a través del componente léxico en las clases de Español-Literatura en onceno grado
La selección del contenido que se aborda en el Programa de Español-Literatura de duodécimo grado constituye el principal acicate para proponer una manera de potenciar el tratamiento a la identidad cultural del estudiante, mediante el análisis y la consecuente caracterización en profundidad del léxico empleado en las obras literarias analizadas.
La propuesta parte de la selección de una de las obras que se estudian en el grado, Velorio de Papá Montero, de nuestro Poeta Nacional Nicolás Guillén. La obra, además de sus innegables valores literarios, sirve de medio para remitirnos a nuestra identidad cultural, donde se funde nuestra condición de cubanos, de caribeños, de latinoamericanos.
¿En qué consiste la propuesta? Primeramente, recalcamos, tiene como objetivo contribuir a complementar el análisis con un fin específico, por lo que no niega las prácticas anteriores. Pudiera definirse como un enfoque léxico para el análisis de Velorio de Papá Montero, que contribuya a potenciar en los estudiantes la formación de la identidad cultural. Dicho enfoque, por supuesto, se centraría en la palabra y su significación, y en la importancia del plano léxico-semántico. La propuesta tomaría más de un turno de clase.
Se tendrá en cuenta el tratamiento no solo del vocabulario, sino también de los demás componentes de la asignatura que el contenido permita. Se partirá de la orientación de la lectura del texto, en silencio y luego oral; se sugerirá que pidan a un compañero que evalúe su lectura, detectando los errores cometidos.
Como segundo paso se orientará la selección de las incógnitas léxicas que aparecen en el texto y la búsqueda de su acepción en el diccionario (Gran Diccionario Larousse, Diccionario Básico Escolar y también, en dependencia de las posibilidades, con la edición on line del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española).
Junto a lo anterior se pedirá que listen separadamente qué palabras del texto conocen y usan (léxico activo), conocen y no usan (léxico pasivo) y las que desconocen, lo cual permitirá también detectar el grado de dominio del vocabulario activo y pasivo que presentan de manera individual, para incidir en tal sentido como parte de la atención al diagnóstico.
En la medida en que vaya avanzando el análisis del texto en clase, y como parte de este, se procederá a la elaboración conjunta en la pizarra de un cuadro que resuma el vocabulario pasivo, activo y completamente desconocido. Nuestra labor didáctica irá encaminada a que en la medida en que se conozcan más y mejor las palabras, el vocabulario desconocido se traslade al pasivo al entrar a formar parte del lexicón mental individual y luego al activo condicionado por el uso.
Este tipo de ejercicio se combinará con comentarios lingüísticos (ortográficos u otros) sobre algunas de las palabras listadas, que ayuden a la comprensión de su significado, a fijar su forma y a que vayan reteniéndolas. Se hará énfasis en criterios léxico-semánticos basados en el significado, la etimología, los procesos onomasiológicos empleados, las relaciones intra e interlexemáticas, que ayuden a configurar un universo alrededor de la palabra que también contribuya a su decodificación y fijación.
Para transitar por los niveles de comprensión que amerita el texto antes de decodificar todo su contenido, se hace necesario comprender las palabras que lo componen. Pues sin comprensión no hay motivación y sin motivación no hay aprendizaje. Aparecen como incógnitas léxicas las siguientes:
garguero: del latín vulgar gurgurium. Parte superior de la tráquea, o toda ella hasta el pulmón. De uso coloquial, garganta o tráquea. Término de uso vulgar que tiende a pronunciarse gargüero o mucho más relajado, gorgüero como sinónimo de garganta y partes aledañas.
caño: 1.Tubo corto de metal, vidrio o barro. 2. Chorro de agua de una fuente o un grifo. jaladera: De uso coloquial. Palabra derivada de jalar. Estado de ebriedad. En Cuba, sinónimo de curda, jalado, juma. Sinónimo de borrachera.
ecobio: 1. Término de uso coloquial. Hombre con quien media una relación de amistad. En Cuba sinónimo de compay. 2 coloq. Se usa para dirigirse a un hombre en tono de confianza.
canalla: del latín canaglia. 1. Persona despreciable y malvada. 2. Persona de baja condición y comportamiento grosero y vulgar.
Como palabras que usan se citan zumo y jícara, pero con un significado restringido que se ampliará para potenciar también su cultura:
zumo: del griego zomos, jugo. 1. Líquido obtenido de las frutas, flores o hierbas al exprimirlas o majarlas (golpearlas). 2. Utilidad y provecho que se saca de una cosa. (DL)
jícara: del náhuatl sikalli, vasija de calabaza. 1. Taza pequeña para beber chocolate. 2. Vasija pequeña, hecha de la corteza de la güira.
El análisis del nivel léxico, plano semántico, descubre ya elementos que nos conectan con otras culturas a través del proceso de intercambio histórico y cultural que devino con la conquista y expansión en tierras americanas. Los préstamos provenientes de lenguas que entraron en contacto con la nuestra son una prueba irrefutable de nuestra historia y cultura.
El contacto con la cultura mesoamericana incluye la pervivencia de términos del náhuatl o nahua, conocido también como azteca, y del maya. Del náhuatl, además de jícara, quedaron en nuestra lengua palabras de uso común como aguacate (ahuacatl), cacao (cacahuatl), chocolate (xocoatl), tiza (tizatl), papalote (papalotl), zapote (tzapotl), chicle (tzictli) y hule (ulli); del azteca tomate (tomatl) y del maya, canistel y cigarro.
Como cubanismos se registran la palabra ecobio, un término que aparece ligado primero a la jerga carcelaria, luego al uso vulgar y posteriormente al uso coloquial. Este tránsito mediado por el uso propiciará, a su vez, el comentario y la valoración de otros términos de uso cada vez más cotidiano que integran las llamadas formas de tratamiento, entre ellas: ambia, asere y el anglicismo brother. Utiliza el cubanismo cumbancha1 como sinónimo de fiesta, jolgorio, guateque; y en el texto aparece también prieta 2, en clara alusión a la raza negra, que llama viva por la fuerza, el ímpetu del negro que tanto aportó a la conformación de la nación. Otro elemento es también la designación de rumbero a Papá Montero; idea que se ve reforzada con la descripción de la manera de vestir y la gracia cuidadosa de la apariencia personal del cubano, otro rasgo de identidad: la camisa colorada que iluminó tus canciones, tu melena planchada. Y otra vez la alusión guilleniana a la música a través de la mención del más cubano de nuestros ritmos, el son: la prieta sal de tus sones.
Guillén alude a la flora americana a través de níspero e indirectamente nombra al guarapo (zumo de caña en la jícara), americanismo que designa a la bebida extraída del jugo de la caña y de uso muy extendido en Cuba. La caña emerge también como símbolo de lo cubano.
Junto a los anteriores aparecen también términos de procedencia griega y latina revelando los importantes nexos con estas dos grandes lenguas de las que somos herederos. Y también de procedencia árabe; tal es el caso de guitarra: del árabe kitara y este del griego kithara, cítara. Proceden del árabe palabras de uso tan común hoy como, jazmín, café, azotea, arroz, naranja, aceituna, adoquín, aduana, ajonjolí, entre otros.
Junto con el análisis del significado de cada palabra se valorará si ha sido empleada en sentido recto o figurado. De este modo aparece caño, usada en sentido metafórico (tubo o canal que sirve para conducir el líquido se usa en la nueva situación como herida producida por la puñalada, por donde se le escapa la sangre). Igualmente se usa canalla, despojado de su matiz peyorativo y usado en tono jaranero, rasgo característico del cubano. Y si de metáforas se trata, como elemento característico de nuestra idiosincrasia aparecen en el poema: Quemaste la madrugada con fuego de tu guitarra (para dar a entender su naturaleza bohemia), garguero de hoja de lata (bebedor de garganta fuerte, capaz de soportar el paso del caliente ron), en mar de ron barco suelto (quien anda “a sus anchas”, en la abundancia de la juerga y del alcohol), jinete de la cumbancha (quien anda siempre de fiesta).
La palabra hierro es usada con sentido metonímico, se produce una asociación del objeto en sí con la materia de que está hecho, se utiliza como sinónimo de cuchillo, puñal u otro objeto con el que fue apuñalado Papá Montero.
Como curiosidad en cuanto a la etimología, sale a relucir la palabra mulato, tan asentada en nuestro vocabulario: derivado de mulo con el sufijo –ato, que indica cría de animales, por comparación por ser el mulo un animal híbrido. Se desplaza el significado y se usa para designar a la persona hija de padres uno de raza blanca y otro de raza negra.
Este tipo de “descubrimiento” permite, a la par del incremento de su cultura, motivarlos por el conocimiento de nuestro idioma, que puedan discernir entre lo vulgar, lo popular y lo culto, entre los distintos tipos de contextos, y que vayan incorporando conocimientos (nuevas realidades y palabras que las designen) a su patrimonio lingüístico.
Como parte de los procesos de producción de significados y para potenciar el conocimiento y uso de determinadas unidades léxicas, que interesan por su valor identitario, se pedirá de manera escrita y como colofón de la actividad la construcción de un texto donde empleen dichas palabras y reflejen una valoración crítica del contenido de la obra guilleniana objeto de análisis. La evaluación escrita tendrá en cuenta también la creatividad.
CONCLUSIONES
Afirman Rodríguez y Ricardo (2012:3-4) que la asignatura de Lengua Española influye directamente en la vida social, contribuye al enriquecimiento de las capacidades intelectivas, comunicativas y creativas de los estudiantes, y a la consolidación de los valores representativos de la sociedad que se construye; pues en la misma medida en que se conozcan con precisión los fenómenos que operan en el lenguaje, sus influencias y estructura social, se podrán desarrollar estrategias culturales más científicas y operativas, ya que el idioma es el principal rasgo etnocultural en el que se manifiestan todas las expresiones de la cultura espiritual del individuo.
Así, el análisis del léxico constituye una herramienta de importante valor para la formación de la identidad cultural de los estudiantes, sobre todo cuando se persigue que los egresados de la Educación Media, a su ingreso a la Educación Superior, sean portadores de una cultural general e integral y también de valores como la identidad.
La preparación del docente para enfrentar y conducir el análisis literario incluye prestar especial atención a lo lingüístico, pues es la lengua el soporte de la obra misma. Se insiste en que esa preparación debe ser continua, profunda y exhaustiva. Debe tenerse siempre presente que el componente léxico es un aspecto fundamental en todo proceso de aprendizaje, al permitir no solo la comunicación, sino también la organización del pensamiento.
Reconocer, cuidar, preservar y proteger nuestra lengua materna es una de las vías para garantizar también la integridad de la nación cubana. Valdés Bernal (2007) afirma que la lengua española, en su modalidad cubana, es parte inseparable de nuestra identidad cultural, de nuestra historia patria; de ahí que debe asumirse como una responsabilidad a nivel social, escenario donde el maestro constituye pieza clave.
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