Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


LA DIMENSIÓN IDENTITARIA DE LA DIGNIDAD PEDAGÓGICA

Autores e infomación del artículo

Martha María Labrada Ramírez *

Mayra Acebo Rivera **

Roberto Fernández Naranjo ***

Universidad de Las Tunas. Cuba

marthalr@ult.edu.cu


Resumen:
El artículo socializa resultados de la investigación doctoral La dignidad pedagógica en su dimensión identitaria en los profesionales de la educación en formación inicial en condiciones de universalización, que se lleva a cabo en la Universidad de Las Tunas. Con la aplicación de métodos de indagación empírica se determinaron insuficiencias en relación con la formación del valor, que repercuten directamente en su formación integral. El análisis de los resultados de la aplicación de los instrumentos permitió comprobar que entre las causas de las insuficiencias figuran limitaciones relacionadas con la concientización del valor dignidad pedagógica y se generan conductas inadecuadas en la realización de la práctica preprofesional. Esto condicionó la necesidad de indagar teóricamente acerca del valor y su dimensión identitaria. Se partió de considerar que la Educación Superior Pedagógica cubana tiene entre sus retos más acuciantes la formación de individuos portadores de valores esenciales para el ejercicio de la profesión que se manifieste en la comprensión de su razón de ser maestro a través del modo de actuación profesional pedagógico en diversos contextos.
Palabras clave: dignidad pedagógica, dimensión identitaria, profesionales de la educación, formación inicial, universalización.
Abstract:
The article socializes results of the doctoral investigation The pedagogic dignity in its self-defining dimension in the professionals of the education in initial formation under conditions of universalization that is carried out in the University of Las Tunas. With the application of methods of empiric inquiry inadequacies were determined in connection with the formation of the valve that rebound directly in their integral formation. The analysis of the results of the application of the instruments allowed to check that among the causes of the inadequacies they figure limitations related with the consciousness of the valve pedagogic dignity and inadequate behaviors are generated in the realization of the professional practice. This conditioned the necessity to investigate theoretically about the valve and its self-defining dimension. Starting from considering that the Cuban Superior Pedagogic Education has among its more pressing challenges the formation of an individual payee of essential valves for the exercise of the profession that is manifested in the understanding of its reason of being a teacher through the pedagogic way of professional performance in diverse contexts.
Key words: pedagogic dignity, self-defining dimension, professionals of the education, initial formation, universalization.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Martha María Labrada Ramírez, Mayra Acebo Rivera y Roberto Fernández Naranjo (2019): “La dimensión identitaria de la dignidad pedagógica”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (marzo 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/03/dignidad-pedagogica.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1903dignidad-pedagogica


Introducción
La educación cubana contribuye a la formación de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes, preparándolos para enfrentar los desafíos que demanda la sociedad contemporánea. La Educación Superior Pedagógica cubana en la actualidad tiene uno de los mayores retos en torno a la formación integral de los profesionales que se forman, en prepararlos para cumplir con su misión social. El reto implica no solo dotarlos de conocimientos mediante la instrucción, sino educarlos desde la formación ética y axiológica, como portadores de una cultura general que les permita contribuir y ser actores de las transformaciones que se desarrollan en los escenarios educativos actuales.
La dignidad pedagógica es un valor necesario y esencial en la formación inicial del profesional de la educación en condiciones de universalización. Debe distinguir en ellos un modo de actuación profesional que dignifique la profesión y que a su vez se identifique con su entorno sociocultural, que domine sus funciones básicas, su rol, el contenido que imparte, la didáctica y metodología, que respete la dignidad de sus estudiantes y sus compañeros, que se nutra de la experiencia profesional de otros y a su vez enriquezca la suya como portador de una cultura pedagógica que refleje la correspondencia entre pensamiento y acción.
Coincido con las ideas expuestas por Fabelo, JR. (2011:286) “…se trata de buscar en nuestras historias y en los valores tradicionales todo aquello rescatable, como necesario al ser humano de hoy, al tiempo que utilizaríamos positivamente la fragilidad de las identidades actuales para abrirlas a los mejores valores…”, para así contribuir a usurpar el impacto arrollador de los oleadas enajenantes del capitalismo consumista, banal y superficial que nos llegan desde los diversos medios de comunicación.
Valores como la dignidad pedagógica en su dimensión identitaria, que hagan de los profesionales de la educación mejores seres humanos y profesionales, como expresara Betto, F. (2016:6) “…valores que incorporamos para hacer más digno y feliz nuestro breve período de vida a bordo de esta nave espacial llamada Planeta Tierra.”
Sin embargo, aunque indudablemente se ha avanzado en la formación de profesionales de la educación en disímiles carreras, aún persisten limitaciones en cuanto a la formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria, que repercuten en la integralidad de los futuros egresados y afectan directamente el cumplimiento de los objetivos de la formación inicial de profesionales, que es formar las nuevas generaciones en la concepción científica del mundo al desarrollar, en toda su plenitud humana, las capacidades intelectuales, físicas y espirituales, promover en él la creatividad, autonomía en sus conocimientos, sentido humano, comprensión de la mismidad y otredad; así como la posibilidad de enfrentarse a su medio social, con criterio propio y argumentos sólidos a partir de nuevas realidades.
Para contribuir a la solución de la situación antes descrita, en la Universidad de Las Tunas se lleva a cabo una investigación como tesis de aspirantura a doctor en ciencias pedagógicas, titulada La dignidad pedagógica en su dimensión identitaria en los profesionales de la educación en formación inicial en condiciones de universalización. De esta manera, a partir de la aplicación de métodos de indagación empírica — observación, encuestas, entrevistas y el estudio de productos del proceso pedagógico— se comprobaron insuficiencias en relación con la formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria en los profesionales de la educación que se forman, al manifestar:

  1. Carencias en el proceso de concientización de algunos valores y se generan conductas inadecuadas en la realización de la práctica preprofesional.
  2. En el desarrollo de la práctica preprofesional tienen las condiciones para formarse.
  3. En su actividad como futuro profesional manifiestan falta de dignidad en: la autopreparación para impartir clases. Insuficiente aprovechamiento de la preparación recibida en la Universidad de Las Tunas. Insuficiente esfuerzo por aprender de la profesión en la práctica. A veces no reflejan un aspecto acorde con un profesor, léxico atiborrado de vulgaridades, expresiones distorsionadas y no propias de un profesional en formación. El proyecto de vida en muchos casos no está ligado a la profesión, lo ha demostrado la cantidad de bajas producidas para ejercer otras labores con mayor remuneración económica, lo cual repercute en la imagen social del profesional de la educación.

Lo anteriormente referido manifiesta la contradicción entre la aspiración de un profesional de la educación egresado de carreras pedagógicas, con una formación integral, que se respete a sí mismo y contribuya con su ejemplo a la formación de los demás; y las carencias que en este sentido se manifiestan en la práctica escolar. Pues la misión de la Educación Superior desde su concepción más general es “preservar desarrollar y promover, a través de sus procesos sustantivos y en estrecho vínculo con la sociedad, la cultura de la humanidad.” Además la formación de profesionales “centra su atención principal en la formación de valores. De hecho tanto en la concepción teórica como en su real materialización en el proceso de formación, la unidad de los aspectos educativos con los de carácter instructivo, constituye una idea rectora de la Educación Superior Cubana.” Horruitiner, P. (2006:6,12)
Desarrollo
Dimensión identitaria de la dignidad pedagógica
El valor dignidad pedagógica ha sido definido como: “Sentimiento de orgullo, de consideración, autoestima y de pertenencia a la profesión pedagógica.” Chacón, N. (2013:20). Tiene una dimensión identitaria que se despliega en la formación inicial del profesional de la educación en condiciones de universalización.
Su descubrimiento y fundamentación proviene de dos resultados esenciales en todo el proceso investigativo: del estudio y profundización de la teoría de la dignidad e identidad como categorías totalizadoras que lo sostienen y que se manifiestan en la formación inicial del profesional de la educación en condiciones de universalización. También de las valoraciones realizadas de la conducta de los profesionales de la educación que se forman y la indagación de historias de vida profesional, que permitieron la socialización de experiencias pedagógicas como influencias educativas esenciales para la formación integral de estos profesionales. Ambos resultados se complementan y singularizan en la formación del valor dignidad pedagógica junto a un grupo de identidades que coexisten y no se pueden desligar de este proceso dialéctico, que es enriquecido y al tratarlas de esta manera adquiere una dimensión particular y significativa.
Quizás se motive la incertidumbre de algunos en cuanto a, si la dignidad o identidad van primero, si uno es más abarcador que el otro, por qué se trabaja la dignidad pedagógica y se despliegan las identidades. Pues la respuesta ha sido dada por López, LR. (2011:77) "los valores no existen con independencia unos de otros, sino en lógica subordinación, es decir, en referencia a una mayor o menor importancia en la apreciación del sujeto que los asume, ordenándolos en una escala interior que va a constituirse en guía de su conducta diaria.˝ Por tanto en la formación del profesional de la educación en condiciones de universalización, es vital y esencial la formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria como una vía de contribuir a mayor integralidad del futuro egresado.
En la educación superior cubana se ejercita el concepto de dimensión, quese incorpora en diversos estudios científicos-pedagógicos, para caracterizar la forma en que un proceso puede ser investigado y analizado, desde diversos enfoques o posiciones específicas. Por ejemplo Lozano, JJ. (2000) desde el pensamiento martiano profundizó en la correspondencia de las dimensiones interna y externa de la dignidad como una identidad armónica; Acebo, M. (2005:52-53) explicó la dimensión axiológica de la identidad, revolucionando la teoría identitaria desde el proceso pedagógico. Fabelo, J R. (2011:50) distingue de los valores tres dimensiones: objetiva, subjetiva e instituida, donde explica la conexión de las manifestaciones particulares de los valores. Mendoza, L. (2011:6) reseñó la dimensión educativa extraordinaria de Martí, el Che y Fidel como fuentes esenciales para entender las circunstancias presentes; y Romero, N. (2013:61) indagó sobre la dimensión pedagógica del valor solidaridad
En la pesquisa realizada encontré investigadores foráneos que también desde sus contextos aluden la existencia de dimensiones en varios ámbitos, como el español Penalva, J. (2003:158) al determinar la identidad profesional del educador como “la dimensión del sentido de la totalidad de la existencia personal. Es decir, en última instancia, la persona debe dar respuesta racional de los valores que constituyen el sentido de la vida y esa respuesta racional constituye lo que somos.” El investigador mexicano Hugo Zemelman refirió sobre la dimensión de la subjetividad ante la constante adaptación a lo social por parte del individuo, citado por Rivas, J. (2005:16). El psicólogo canadiense Bukor, E. (2011:4) al explicar la relación educación y desarrollo profesional enuncia la existencia de dimensiones de la vida personal y profesional de los maestros. El pedagogo y psicólogo italiano Tateo, L. (2012:344) haca referencia a dimensiones de la identidad profesional pedagógica, lo que corrobora Liu, Q y Geertshuis, S. (2016:370) desde la universidad de Auckland cuando expresan que la identidad profesional en los profesores es multidimensional.
Variadas han sido las dimensiones encontradas desde múltiples estudios pedagógicos o no, sin embargo no he encontrado desde la formación de valores en la formación inicial del profesional de la educación, la existencia de una dimensión identitaria que se fundamente y materialice en condiciones de universalización.


Respecto a lo que es entendido por dimensión coincido con lo expresado por Horruitiner, P. (2007: 1) "La dimensión expresa (…) la perspectiva desde la cual se analiza un determinado proceso en circunstancias específicas. (…) El concepto posibilita la caracterización parcial, de cada uno de los procesos, atendiendo al rasgo (o rasgos) fundamental(es) para el sujeto que lo analiza. O sea, un mismo proceso puede ser estudiado desde diferentes dimensiones y en cada una de ellas su comportamiento externo o función evidenciará el aspecto que se desea connotar.˝ En este caso se analiza la formación del valor dignidad pedagógica en condiciones de universalización, pero el comportamiento externo de los implicados en el proceso de formación inicial y la formación de valores, desde sus diversas funciones (investigadores, directivos, profesores, maestros y profesionales en formación) fue determinante para develar la dimensión identitaria desde los rasgos del modo de actuación del valor que se manifiestan.
También lo expresado por Álvarez de Zayas, C. (s/a:13,1,14), para explicar los procesos docente, investigativo y extensionista que se desarrollan en la universidad, incorpora una nueva categoría, la dimensión que "es la proyección de un objeto, proceso o atributo en una dirección dada,” mediante ella "se puede caracterizar el proceso mediante otros procesos subordinados al primero (…) cada tipo de proceso universitario posee una dimensión tecnológica y otras administrativas y socio-humanistas.” Sin menospreciar las otras dimensiones y la relación que tienen entre sí, por la naturaleza pedagógica y objetivo de la investigación, asumo la dimensión socio-humanista que es "la proyección del proceso constituido por la significación que alcanza para el hombre el proceso en cuestión y que surge en su interacción con los grupos sociales, en las condiciones socio-históricas, culturales y económicas donde desarrolla su actividad.” Atendiendo que la dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica particularmente se incluye dentro de esa dimensión socio-humanista, tiene el respaldo científico y su concreción en la práctica, a partir de los resultados de la implementación de la metodología propuesta.
Gutiérrez-Baffil, T; Delgado-Rodríguez, Y; González-León, H. (2012:307) expresan que "la permanente participación de los jóvenes en la formación de valores estimula su capacidad valorativa, pues valoran no sólo los procesos y fenómenos sociales, sino también sus propias actuaciones y las de los que le rodean, diferenciando las actitudes positivas de las negativas, su posición ante ellas y perfilar su comportamiento en el ámbito social. Estas actitudes deben ser potenciadas sistemáticamente, de manera sistémica identificando y planteando las dimensiones necesarias y los valores concretos a formar para enfrentar la formación de valores de una generación a otra frente a los desafíos que plantea el milenio que vivimos, pues el futuro de la sociedad depende en gran medida de los valores que se pueden cultivar en los jóvenes de hoy y las posibilidades de estos en la participación de las transformaciones sociales con actitud crítica, creadora y científica que toma como base toda la experiencia aportada por las anteriores generaciones.”
En las siguientes ideas de alguna manera se sintetizan lo relativo a la formación valores, la conducta profesional, social al considerar la experiencia de otros y la propia desde una dimensión necesaria en la contemporaneidad como condiciones para la conformación de un futuro mejor. Por tanto la dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica contribuye a formar integralmente al profesional de la educación en condiciones de universalización, con una nueva significación no sólo para el profesional que se forma sino para todos los agentes y agencias socializadoras que se interrelacionan con el proceso de formación inicial.
Multiplicidad de identidades
La confluencia de identidades tiene su génesis desde la aparición del hombre en la tierra, consciente o no de ello en dependencia de su tipo de sociedad. Coincido con Díaz, H. (s/a:5,1) al expresar que “la construcción de identidades en el primer sentido es relativamente antigua, y se practicó en etapas anteriores a la actual fase globalizadora, es aceptable afirmar que la construcción de identidades en el segundo sentido es peculiar de la postmodernidad.” También refirió sobre la llamada “batalla de las identidades” que se libra en todos los rincones de la cotidianidad.” Asevera desde los estudios antropológicos la existencia de identidades desde la antigüedad hasta el presente y las batallas constantes en diferentes contextos, quiere decir esto que en la personalidad de los sujetos se generan y desarrollan.
En el plano pedagógico, las identidades inseparables que confluyen en la personalidad de los profesionales de la educación en condiciones de universalización desde la formación de la dignidad pedagógica, y aquellas identidades que trabaja desde lo educativo con los estudiantes que atiende en su microuniversidad, están condicionadas por la realidad vivencial de estos sujetos, que forma parte del proceso de relaciones sociales que las determinan, y tienen sustento en lo planteado por Marx, C y Engels, F. (1973: 423) “el desarrollo de un individuo, está condicionado por el desarrollo de todos los demás con los cuales está en contacto directo e indirecto y las distintas generaciones de individuos que entran en contacto con otros, tienen una relación entre sí, los sucesores están condicionados en su existencia física por sus antecesores, tomaron de ellos las fuerzas productivas acumuladas y las formas de contacto y mediante ello son influenciadas en sus propias relaciones mutuas.” Lo cual reafirma que este profesional para que se forme está condicionado por la relación triádica que se deriva de la impronta pedagógica-otredad pedagógica-congruencia generacional, que a su vez coexiste con él y enlaza una cadena identitaria, donde los que incidimos en su formación, desde el proceso pedagógico aprovechamos para ponderar la dignidad pedagógica en su dimensión identitaria.
Para Leontiev, A. (1982) las significaciones constituyen la dimensión humana de las imágenes sensoriales como formas de reflejo psíquico de la realidad, citado por Romero, N. (2013:33), lo que me permite aseverar que, en la medida que el valor dignidad pedagógica sea significativo para los profesionales de la educación que se forman, se hace evidente la apropiación de experiencias a partir de las vivencias adquiridas en la formación inicial en condiciones de universalización y se desarrollan identidades que llegan a conformar la dimensión identitaria.
Rodríguez, Z. (1985:218) plantea que el valor actúa “en forma de enfoque valorativo de la realidad y la valoración depende en buena medida de él”, así los valores son “la expresión concentrada de las relaciones sociales.” Ella destaca la importancia de la actividad práctica para la gestación del valor, que repercute, en este caso, en el despliegue de la dimensión identitaria de la dignidad pedagógica en condiciones de universalización. Se valora la realidad profesional desde el ejercicio íntegro de la profesión, respondiendo con un modo de actuar que implica primero reverenciar la identidad pedagógica legada junto con el respeto y consideración a las identidades de los otros, ya sean coetáneos o los estudiantes que atienden. Por tanto la mismidad y otredad pedagógicas individuales y colectivas tipifican este tipo de relación social en este contexto particular.
Las identidades forman parte de la subjetividad, según Acebo, M. (2005:45) “como el conjunto de condiciones subjetivas (significaciones, necesidades, autoconocimiento, representaciones, cualidades, vivencias y sentimientos de pertenencia).” Por tanto la formación del valor en su dimensión identitaria se incluye en la subjetividad, ello implica la complejidad de su abordaje y la importancia de sistematizarla, porque la personalidad de los sujetos que formamos deben ser guiadas, enseñadas y entrenadas con las armas del conocimiento científico actualizado y del buen obrar, sin desconocer las potencialidades y carencias que se aglomeran en la mismidad pedagógica de estos sujetos, objetos de transformación.
Lozano, JJ. (2000:441) estudió la ética de Martí y de él dijo que “(…) hace corresponder a las dos dimensiones interna y externa de la dignidad en una identidad armónica“, que confirma en la frase martiana del derecho a ser educado y en pago el deber de contribuir a la educación de los demás. Este investigador quizás inconscientemente está delimitando dimensiones que me conducen a la idea de la mismidad y otredad pedagógicas, pero habla de una identidad armónica, totalizadora, que se sucede de una generación a otra. Sin dudas dentro de esa armonía identitaria se sitúa la dimensión identitaria de la dignidad pedagógica que defiendo, como un conglomerado de identidades que coexisten relacionadas y que se materializan en la actuación del profesional de la educación que se forma en condiciones de universalización.
Las microuniversidades es uno de esos escenarios de enseñanza y crecimiento de valores pedagógicos e identitarios, como afirmara Delgado, A. (2000:537) “en la sociedad en la cual nos desenvolvemos existen diversos espacios donde los sujetos aprendemos a reconocernos como identidad, y que las identidades de productor, compañeros y personas se dimensionan en la construcción de un nosotros, en los grupos y acciones sociales como comunidad económica, política, ética y cultural.” Alude a dimensiones identitarias, que contextualizo en la conformación de la otredad pedagógica, y que se va asimilando paulatinamente. “Este proceso de formación de identidades se produce (…) porque cada individuo nace en una sociedad (…) a los cuales nos adaptamos-transformamos mediante la internalización de valores, normas, interpretaciones de esa realidad.”
Esta autora defiende ideas en torno a que los sujetos son constructores de identidades eventuales o casuales, que no pueden escapar de ello conscientemente, y además lo relaciona con la otredad al referir, “el otro es un sujeto con potencialidades vivas que construye identidades contingentes (…) donde la subjetividad es un componente sustancial.” “Las dinámicas de grupos como formación de sujetos/actores e identidades, donde la identidad se conciba como una construcción de los propios sujetos sociales.” “Los procesos educativos, culturales, productivos tienen el papel de generar identidad cultural expresada a nivel de individuo, comunitario, local e institucional, y en aportar un reconocimiento, un enlace de la misma.” Delgado, A. (2000:535) Corrobora que la formación de identidades marcha en paralelo al proceso de formación inicial, integra también la microuniversidad, donde se encuentra el colectivo pedagógico y se desarrollan procesos educativos donde implícitamente los sujetos actuantes o los profesionales de la educación en formación, van construyendo esas identidades desde su mismidad para asimilar otras y además reconocerlas como significativas. Entiéndase entonces como identidad grupal, local comunitaria, institucional, nacional, etc.
La formación de identidades, según esta autora debe incorporar dos características esenciales, que contextualizo y asumo en esta investigación Delgado, A. (2000:538): primero el criterio de semejanza dado por actitudes y normas que los individuos de un grupo social compartimos y que proyecta una imagen a nivel social según la cual existe identidad porque asumimos el mismo mundo significativo, o sea, asumimos y compartimos proyectos, realizaciones, valores y normas sociales. Segundo que la identidad singulariza al individuo, pues es el sello personal que el individuo le imprime a las actividades que realiza, así como la forma de presentar su persona en sociedad, se reconocen como parte de su identidad. Se trata de que en la formación del valor dignidad pedagógica el profesional de la educación desarrolle identidades como: identidad institucional, identidad al colectivo pedagógico, identidad pedagógica, y otras, que a su vez manifiestan en el modo de actuación profesional pedagógico en diferentes escenarios donde participa socialmente y las asume internamente en ese mundo sociocultural actuante desde su mismidad y otredad pedagógicas.
Monal, I. (2000:546,547,551,556) refirió que “la problemática de la identidad conduce, en su dinámica, a hacerse más complicada, producto de las nuevas ópticas y visiones que la realidad va imponiendo.” Argumento que retomo para justificar la dimensión identitaria que defiendo, desde el hecho de que su tratamiento en la formación del valor dignidad pedagógica responde a una exigencia de contribuir a la integralidad de los profesionales de la educación que se forman. Además sobre las múltiples identidades que portan los sujetos producto de sus relaciones sociales, al referir que “la tensión de las relaciones entre identidades diversas (…) no excluye ni puede excluir las coincidencias con otras identidades colectivas con quienes se comparte determinados valores y maneras de vida.”
Entender las identidades que confluyen en la formación del valor dignidad pedagógica significa asimilar las tradiciones y la herencia socioculturales pedagógicas, desde una visión amplia apreciar contradicciones que surjan en las microuniversidades que evidencien desarraigo e indiferencia profesional que conducen al fracaso. “La identidad (…) busca hacer lo más inteligible posible la totalidad sociocultural en sus estructuras, nexos y complejidades.” La autora referida afirma la capacidad humana de integrar en sí identidades, “los hombres son capaces de pertenecer a identidades colectivas diversas“, lo que desentraña que esas varias identidades unifican un todo que tipifica un entorno común para grupos de individuos que la construyen y mantienen en el tiempo. Por tanto en la formación de profesionales de la educación en condiciones de universalización existen varias identidades colectivas que se desarrollan a la par de sus personalidades, junto a la formación de la dignidad pedagógica como valor esencial de la profesión. Las experiencias profesionales locales, fundamentan la historia pedagógica contemporánea y local pero descubren identidades pedagógicas y otras que tienen nexos, como parte de ese entorno sociocomunitario. Su consistencia matiza la dignidad pedagógica y la identidad cultural local que responde a las necesidades que el entorno sociocomunitario le exige al profesional de la educación que se forma.
De la Torre, C. (2001:441) expresó, “cuando se trata de procesar institucionales de construcciones de la identidad (…) mientras más se estudien las potencialidades identitarias de elementos espontáneos o preexistentes en la naturaleza, la historia y la cultura, más posibilidades habrá de que los elementos añadidos o construidos tengan una mayor coherencia y solidez.“ Lo que comparto desde la veracidad de esa dimensión identitaria de la dignidad pedagógica que ha resultado de la implementación de la metodología y la experiencia pedagógica, que es el reflejo de relaciones mutuas de coordinación y experimentaciones de las influencias educativas que reciben los profesionales de la educación que se forman, como expresara dicha autora: “La formación de las identidades individuales y colectivas ocurre a través de un proceso muy complejo de interacciones y mediaciones, de experimentaciones, conquistas y búsquedas personales, de influencias externas y de identificaciones activas.“
Por su parte Limia, M. (2003: 85) refiere que “las identidades son proyectos de vida, no cuelgan del aire. La gente constituye identidades, vive identidades, produce y reproduce identidades.” Mediante la construcción de identidades el sujeto adquiere una guía, una orientación en y para la vida. En la formación pedagógica se construyen identidades derivadas de las interrelaciones individuales y grupales en el ejercicio profesional, que coexisten con la formación de valores como la dignidad pedagógica, en consonancia con lo historia y cultura propias.
Al profesional que se forma hay que proporcionarle ayudas con la finalidad de que logren conformar su proyecto de vida. Para esto se necesita socializar conocimientos de la dignidad pedagógica como valor esencial en su dimensión identitaria, por parte de todos los implicados en la formación inicial y la formación de valores. La concreción del diseño y planificación de actividades, acciones y metodologías que tenga en cuenta su tratamiento como aspecto de vital importancia en el trabajo pedagógico que se desarrolla desde el Centro Universitario Municipal.
Acebo, M. (2005:47) refirió la existencia consensuada general de criterios sobre “la presencia de múltiples identidades en el sujeto individual y colectivo.” Y lo demostró en su tesis doctoral desde la dimensión axiológica de la identidad. El canadiense Giampapa, F. (2010:419) desde un contexto diferente alude a la existencia de múltiples identidades desde los procesos que se relacionan con la memoria sociohistórica en relación con la vida social. Por tanto la reconoce y vincula con el pasado.
Fabelo, JR. (2011:278,279-280) alude coherentemente a las identidades pero desde la educación como “mecanismo forjador y vehículo trasmisor de valores.” “La educación constituye el mecanismo fundamental para la conformación de una identidad propia (…) sino también al sentimiento de pertenencia a grupos humanos que van desde los más particulares hasta los más universales, desde la familia (los Pérez…), pasando por otras identidades como la generación o unidad etárea (niños, jóvenes…), género sexual (hombres, mujeres), comunidad étnica (…los huicholes…), filiación religiosa (católicos…, protestantes…), clase social (burgueses, campesinos), nacionalidad (mexicanos, cubanos), unidad civilizatoria (occidentales, latinoamericanos), grandes entidades geosocioeconómicas (primermundistas, tercermundistas, norteños, sureños) hasta llegar por fin al género humano.” Refiere un conglomerado de identidades que no son las únicas, pueden en la dinámica social coexistir otras. Confirma que el ser humano es “portador no de una, sino de múltiples identidades que, como círculos concéntricos de diferentes diámetros y órbitas, poseen distintos niveles de generalidad, incluyen y excluyen a otros seres humanos, se interceptan las unas con las otras.” Por tanto el profesional de la educación que se forma las porta en su personalidad, pero se particularizan aquellas específicas que están implícitas en el ejercicio profesional como la identidad humana, personal, colectiva, cultural, local, nacional, ambiental y socialista.
Estas y no otras se ponderan en la investigación que pongo a su consideración, debido a que en la formación del valor dignidad pedagógica tienen un despliegue particular unido a la práctica profesional y al proceso de formación inicial de los profesionales de la educación en condiciones de universalización. Además respaldadas por lo expresado por Fabelo, JR. (2011:280-284) “sólo la asunción colectiva de determinados valores hace posible la conformación y existencia de dichas identidades.” “las identidades se asocian ante todo a procesos conscientes, a la asunción voluntaria del sistema de valores que identifican a la comunidad, a hacer propia su cosmovisión, su mundo simbólico, a través de cuyo prisma se interpreta de un determinado modo la realidad.” Esta investigación que presento confirma la multiplicidad de identidades que convergen en la formación de la dignidad pedagógica.
La dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica fue fundamentada desde diversas apreciaciones autorales dispersas, que al unificar resultan lógicas y coherentes; para clarificar su contenido en la formación inicial en condiciones de universalización defino la dimensión identitaria de la dignidad pedagógica como la concreción de la identificación y la concientización, en la personalidad del profesional de la educación, de la identidad pedagógica desde la experiencia, como legado común, tradiciones y herencia sociocultural que se preserva en el tiempo, junto a las múltiples identidades (la identidad humana, la identidad personal, la identidad pedagógica, la identidad al colectivo pedagógico, la identidad institucional, la identidad cultural, la identidad local, la identidad nacional, la identidad ambiental y la identidad socialista); que asimilan, portan y se interrelacionan desde la mismidad y otredad pedagógicas que manifiestan en la actividad profesional en condiciones de universalización.
Por tanto en la formación de la dignidad pedagógica en su dimensión identitaria implica considerar las siguientes identidades: la identidad humana, la identidad personal, la identidad pedagógica, la identidad al colectivo pedagógico, la identidad institucional, la identidad cultural, la identidad local, la identidad nacional, la identidad ambiental y la identidad socialista.
Contextualización de la dimensión identitaria de la dignidad pedagógica en condiciones de universalización
La red de relaciones basadas en la formación histórico-cultural y socio-psicopedagógica que desarrolla el profesional de la educación en formación inicial, como etapa crucial de su vida personal y profesional, conforman el campo relacional de la dimensión identitaria del valor profesional dignidad pedagógica, que se unifica coherentemente y disgrego para su mejor entendimiento:
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria contiene el abordaje de la identidad humana. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad humana común, o la noción genérica de hombre, que engloba lo masculino y lo femenino. A través de la cual compartimos el mismo patrimonio hereditario de especie, la aptitud para hablar un lenguaje, la inteligencia y la conciencia. La individualidad particular de esa identidad humana se concreta en la noción de sujeto biológico, autónomo, racional, moral, responsable por sus acciones. Es atender estos aspectos en los estudiantes, colegas, padres, u otras personas que de una forma u otra se relacionan con el proceso pedagógico, proceso de formación de valores y proceso de formación inicial del profesional, que integra la conducta, los deberes y derechos en su compromiso con la sociedad en que viven y se desarrollan.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria abarca el tratamiento de la identidad personal. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad personal de los otros, que tipifica a las personas con las que establece relaciones durante el ejercicio profesional. Se trata de tener en cuenta la personalidad de los demás respetando las barreras que nos diferencian, a través del diálogo, la tolerancia, la paciencia, mansedumbre, sobrellevando un trato equilibrado que no afecte la autoestima personal ni la de los otros. Recurrir a un trato amoroso y afectivo lo hará acreedor de un respeto y prestigio profesional que debela una cultura, porque toda formación de valores es un acto cultural.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria incluye el tratamiento de la identidad pedagógica. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad pedagógica de las otras personas con las que establece relaciones durante el ejercicio profesional. Reconoce el sentido de pertenencia a la profesión y a las tradiciones pedagógicas con satisfacción y autorreconocimiento, desde la mismidad y otredad pedagógicas en el ejercicio de sus funciones profesionales. La perseverancia, independencia, autodominio, autorregulación, autovaloración, toma de decisiones profesionales, comprensión de los deberes profesionales y la disposición para realizar tareas individuales y colectivas, primero es capaz de sentirlas y manifestarlas para luego respetarlas en sus coetáneos.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria incluye la identidad al colectivo pedagógico. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad al colectivo pedagógico, que tipifica tanto al colectivo de estudiantes que atiende, como al colectivo pedagógico, ambos grupos desarrollan la identidad colectiva con especificidades. A través de actividades conjuntas que se realizan en estos grupos, que ponen de manifiesto las relaciones entre los intereses personales, grupales y sociales, lo que propicia sentimientos de colectivismo, solidaridad, favorece la unidad del grupo, de la familia y la comunidad, entre todos los implicados que se relacionan durante el ejercicio profesional.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria comprende la identidad institucional El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad institucional, que tipifica la institución educativa, unidad docente o microuniversidad donde pasa buena parte de su vida y se desarrolla desde lo profesional hasta lo personal retroalimentando constantemente su espiritualidad. Permite identificarse con la institución y asimilar con responsabilidad, compromiso y destreza todos los procesos allí desarrollados. Significa enorgullecerse de su centro laboral y defenderlo ante cualquier actitud contraria que dañe la imagen del centro. Es el esfuerzo por preservar la historia del centro, sus logros y hasta contribuir en su embellecimiento y cuidado.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria comprende la identidad local. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad local, que tipifica la región donde vive y se desarrolla. Contribuye al despliegue de rasgos y cualidades como el orgullo de ser manatiense, que a su vez se incluye dentro del privilegio de ser cubano, también el orgullo de contar con excelentes maestros y profesores locales, junto a sentimientos de pertenencia al entorno sociocultural y comunitario. Se trata de tener en cuenta la historia, las costumbres, las tradiciones, la cultura, concretar en el modo de actuación del valor una actitud de ser partícipes, promotores y continuadores de esa identidad local.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria implica la identidad nacional. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad nacional, que tipifica la nación donde vivimos y nos desarrollamos. Genera el sentimiento de orgullo nacional, amor a la patria y patriotismo. El profesional de la educación que ejerce su profesión con dignidad pedagógica, es aquel que fervientemente sirve a la patria enseñando la historia, las costumbres, las tradiciones, la cultura, resaltando los hechos y las personalidades que sintetizan la esencia del proceso revolucionario, que nos identifican como nación. Es ser ejemplo de revolucionarlo con un alto grado de compromiso e incidir para que las nuevas generaciones lo sean.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria incorpora la identidad ambiental. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad ambiental, que es sentir pertenencia por el ambiente natural, entorno que incluye el paisaje, la flora, la fauna, el aire y otros factores que caracterizan a un lugar específico. Significa que el profesional, responsablemente refleje en sí e incida en sus estudiantes, para que aprendan a llevar una vida sostenible que reduzca el impacto humano sobre el medioambiente y promueva el desarrollo de la higiene ambiental, para evitar afectaciones a la salud de las personas a través de enfermedades. Implica el cuidado de los factores químicos, físicos y biológicos externos a la persona. Promover la creación de ambientes saludables, reducir la contaminación, minimizar la generación de residuos, impulsar el reciclaje, evitar la sobreexplotación de los recursos, etc. Contribuir a lograr una mejor calidad de vida en correspondencia con las distintas dinámicas sociales, culturales y económicas que hacen a la vida de una comunidad sostenible.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria concibe la identidad socialista. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad socialista, que significa ser consecuente con los logros socialistas alcanzados por el Estado cubano. Se sustentan en la dignidad plena del hombre, la justicia, la igualdad, fraternidad, unidad revolucionaria, solidaridad, internacionalismo proletario, principios éticos, la fuerza de la verdad y las ideas, la conciencia laboral, la consideración del trabajo honrado como fuente de sustento material y perfeccionamiento profesional, la reafirmación del sentido del deber. Además se concreta en el rechazo y la intransigencia ante la ignominia, manipulación, sojuzgamiento o humillación extranjera proveniente del capitalismo decadente y voraz. Es reflejar una conducta profesional que se corresponda con el socialismo próspero y sostenible. Es la identificación consiente con el sistema, el esfuerzo constante, mantener el deseo de elevar la profesionalidad, ética y moral pedagógicas desde el ejercicio profesional y además trabajarlo con los estudiantes, la familia y la comunidad.
El valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria admite la identidad cultural. El profesional de la educación que asume como convicción en su personalidad, este valor, desarrolla en cualquier actividad profesional el respeto y consideración a la identidad cultural, que expresa la correlación entre la mismidad y otredad, representando una identidad colectiva a un nivel macrosocial, que se nutre de otras identidades. Significa que este profesional incide en sus estudiantes y colectivo a través de la asimilación de la cultura que caracteriza la manera en que vivimos y nos desarrollamos, la reconoce, distingue y se identifica con las obras culturales que reflejan las circunstancias objetivas y subjetivas en que transcurre el presente, pero también la promueve desde el ejercicio profesional. La identidad cultural tiene un condicionamiento histórico, geográfico, individual, colectivo, material, espiritual, científico, técnico, teórico y práctico en el que se incluyen todos los agentes y agencias socializadoras que tienen relación en el proceso de formación inicial de este profesional.
La formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria revela el tránsito y conformación en la personalidad de los profesionales en formación inicial, de la asunción y convicción del valor, contribuye a la formación de sentimientos de orgullo, consideración, autoestima, autorreconocimiento profesional, para la regulación de su conducta y expresar en su desempeño profesional cotidiano, el modo de actuación correspondiente a este valor, en consonancia con el Modelo del Profesional y la concreción del proyecto de vida profesional digno.
Componentes interactivos de la dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica
El estudio teórico y las aportaciones de la implementación práctica arrojan que en el proceso paralelo de formación inicial del profesional de la educación y la formación de valores como la dignidad pedagógica, existen componentes que constantemente interaccionan y armonizan. Comprenden desde el sujeto en sí hasta un nivel más generalizado e inciden en los cambios conductuales del modo de actuación asociado a este valor esencial. Los he denominado componentes interactivos de la dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica: son los constituyentes esenciales concatenados sobre los cuales surge y se desarrolla el valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria. Condicionados por las relaciones sociales entre los agentes y agencias socializadoras, que tienen como punto de partida el ejercicio profesional. Permiten reevaluar el modo de actuación profesional en el presente y replantear cambios para el futuro que muestran la asunción del valor como convicción personal.
1. Componente interactivo individual: es el sentido que tiene el profesional de la educación en formación inicial, de sí mismo y del lugar que él ocupa en su microuniversidad, comunidad y sociedad desde lo vivencial, por tanto está relacionado con la construcción de la mismidad pedagógica en estos sujetos que contiene estrecha interacción con la otredad pedagógica, los otros, ellos y la conformación del nosotros. Son inseparables en la realidad profesional lo individual y lo colectivo, o lo que es lo mismo la mismidad y otredad pedagógicas, partiendo de que en este caso, es la correspondencia entre las aspiraciones individuales con las colectivas en el ejercicio profesional.
2. Componente interactivo colectivo: es el sentido que tiene el profesional de la educación en formación inicial, de su integración al colectivo pedagógico y de que él tiene continuidad en este colectivo y a su vez el colectivo la tiene en él. Es la otredad pedagógica con un fuerte arraigo a las raíces identitarias. Permite que interaccionen las influencias educativas y ocurra una retroalimentación intergeneracional, a partir de la confluencia de la experiencia pedagógica y las vivencias del colectivo. A su vez en este interaccionar se van delimitando particularidades de los colectivos que los distingue de otros colectivos, pero que permiten conformar una historia colectiva y vivencial específica. El colectivismo propicia la unidad del grupo, que se expande a la familia y la comunidad, es un sentimiento de solidaridad y asociación hacia las personas individuales en el colectivo, a través del ejercicio profesional. Manifiesta la relación entre los intereses personales, grupales y sociales lo que propicia sentimientos compartidos entre todos los implicados.
Estos primeros componentes interactivos son básicos y necesarios para la formación de la dignidad pedagógica en su dimensión identitaria. En el trabajo pedagógico que se desarrolla desde el Cum para atender la formación inicial en las microuniversidades, es necesario partir del conocimiento profundo de estos componentes para poder realizar con efectividad el diagnóstico general integral con una intención participativa ya que en el mismo se incluyen las historias de vida profesionales de docentes ejemplares, de las que aflorará tanto mismidad como otredad pedagógicas y sobre esa base se utilizarán métodos y procedimientos que satisfagan las necesidades de los que se forman para contribuir a la formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria.
3.Componente interactivo contextual familiar: es el marco de interacción entre los profesionales de la educación en formación inicial y la familia, que como espacio biosocial y psicopedagógico, integra pequeños grupos humanos que desarrollan su modo peculiar de vida familiar para satisfacer necesidades económicas, biosociales, culturales, educativas y afectivas importantes. Interaccionan con la familia propia, de la que forman parte, con quienes comparten sus vivencias positivas y negativas, aspiraciones, proyectos profesionales y lo afectivo e inciden en el desarrollo de sus personalidades. Pero también hay otro marco de interacción entre estos profesionales que se forman y las familias de los estudiantes que atiende, que tienen sus especificidades. En esta interacción ellas constantemente evalúan el quehacer de este profesional desde lo que hace y logran en la escuela, en sus hijos y como visualizan que asume sus funciones desde las clases, reuniones y escuelas de padres que imparten e inciden en el desarrollo de su mismidad y otredad pedagógicas.
4. Componente interactivo contextual comunitario: es la sucesiva interacción entre los profesionales de la educación en formación inicial y la comunidad, entendida como un grupo de seres humanos que comparten elementos en común, como idioma, costumbres, ubicación geográfica, visión del mundo o valores. Forman parte de un pueblo, región o nación; que están enlazadas por acuerdos políticos, económicos o por intereses comunes Dentro de una comunidad los individuos se encuentran constantemente en transformación y desarrollo por lo que crean una identidad común mediante la diferenciación de otros grupos o comunidades, además de una consciencia de comunidad que lo llevan a preocuparse por el resto de los que forman parte del grupo. Estas relaciones fortalecen la unidad, cohesión, solidaridad y la interacción social a partir de que los problemas, intereses y proyectos se comparten y mejoran. Aunque a la comunidad se integran numerosos agentes y agencias socializadoras, se enfatiza en los profesionales de la educación experimentados, activos o no, que continúan gozando del respeto y prestigio profesional–social e impactan en las comunidades positivamente. Ellos constituyen necesaria fuente de influencias educativas para los que se forman, favoreciendo el desarrollo de la empatía con estos profesionales ejemplares y la sensación de formar parte de la comunidad de maestros locales. Al aprovecharse desde el proceso pedagógico incide en la formación de la dignidad pedagógica en su dimensión identitaria. Responden estas interacciones a otras identidades que surgen de las comunidades y que enriquecen la integralidad de estos profesionales que se forman en condiciones de universalización.
5.Componente interactivo contextual nacional: es un marco de interacción entre los profesionales de la educación en formación inicial, los agentes y agencias de la identidad pedagógica nacional, situado en la nación como espacio físico-geográfico-natural de comunidad humana históricamente constituida, que comparte territorio, condiciones materiales de vida, cultura, modos de vida y proyectos sociales. Se nutre de la historia pedagógica cubana, su legado y conformación a la par del proceso revolucionario cubano, que sintetiza un tipo de profesional de la educación único, nutrido del patriotismo, la justicia, el rechazo a la ignominia, plagado de solidaridad y compasión humana. Es la sabia herencia de los grandes pedagogos universales cubanos contextualizada al hoy y al mañana.
Este componente establece otro marco de interacción entre los profesionales de la educación en formación inicial y sujetos de cualquier otro continente, región, país o territorio, entre los cuales se establecen intercambio de ideas y socialización de experiencias profesionales, el quehacer pedagógico cubano y la importancia de lo que hacen los jóvenes que se forman para ser maestros y profesores en un país como Cuba, a través de las bondades de las tecnologías y las comunicaciones, mediante las redes sociales, páginas web y foros.
El estrecho vínculo armónico del profesional de la educación que se forma en condiciones de universalización con los componentes interactivos de la dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica, el conocimiento histórico pedagógico, la retroalimentación que ocurre de las influencias educativas socioculturales externas inmediatas y mediatas, la socialización de experiencias pedagógicas que se entremezclan con las vivencias cotidianas de ellos, y los aportes socio-culturales de la sociedad, son contenidos que van contribuyendo a la formación del valor dignidad pedagógica de forma intencional, organizada y sistémica; en las diferentes microuniversidades, con la capacitación, guía control y evaluación del Centro Universitario Municipal en relación con el Ministerio de Educación.
La formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria constituye un aspecto más amplio que las actitudes dignas e identitarias independientes, trasciende más allá de las situaciones presentadas en lo cotidianamente profesional, lo que se eleva hacia la jerarquía de un modo general de comportamiento integral. La eficacia de la formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria es variable y ascendente si se le da seguimiento pedagógico a los conocimientos teóricos, vivenciales, historias de vida y experiencias pedagógicas que se atesoran y adquieren en el transcurso de la formación inicial, paralelamente con la formación de valores y el desarrollo individual de los sujetos.
Conclusiones
En la formación inicial del profesional de la educación en condiciones de universalización, la atención a la formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria resalta como uno de los valores esenciales a formar en la actualidad, por la incidencia de éste en el modo de actuación profesional pedagógico.
La teoría identitaria se ha desarrollado desde diversas ciencias que nutren la pedagogía, pero al fundamentar la dimensión identitaria de la dignidad pedagógica integro elementos teóricos de la categoría identidad que sustentan las múltiples identidades en la personalidad de los sujetos.
La dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica en condiciones de universalización, se despliega en la red de relaciones desde la formación histórico-cultural y socio-psicopedagógica en la formación inicial del profesional de la educación.
Los componentes interactivos de la dimensión identitaria del valor dignidad pedagógica interaccionan y armonizan en las relaciones sociales de los agentes y agencias socializadoras que inciden en la formación inicial del profesional de la educación.
La formación del valor dignidad pedagógica en su dimensión identitaria se eleva hacia la jerarquía de un modo general de comportamiento integral, si se le da seguimiento pedagógico a los conocimientos teóricos vivenciales, historias de vida y experiencias pedagógicas que se atesoran y adquieren en el transcurso de la formación inicial.
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* Profesor Auxiliar. Lic. Martha María Labrada Ramírez MSc. (especialista en Filosofía e Historia del Centro Universitario Municipal de Manatí. Universidad de Las Tunas. Cuba. E-mail: marthalr@ult.edu.cu)
** Profesor Titular. Lic. Mayra Acebo Rivera Dr. C. (Profesora y jefa de proyecto de valores identitarios del Centro de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Las Tunas. Cuba. E-mail: mayraar@ult.edu.cu)
***Profesor Titular. Lic. Roberto Fernández Naranjo Dr. C. (Director del Centro de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Las Tunas. Cuba. E-mail: bobnaranjo1975@gmail.com)

Recibido: 02/11/2018 Aceptado: 12/03/2019 Publicado: Marzo de 2019

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