Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


QUÉ ES LEER Y QUÉ FUENTES DE INFORMACIÓN PUEDEN SER LEÍDAS

Autores e infomación del artículo

Armando Peña Rodríguez*

Nora Maite Lince Acosta**

Universidad de Oriente. Cuba

armando@uo.edu.cu


RESUMEN

La concepción para el desarrollo de habilidades lingüísticas en la escuela primaria, pasa en la actualidad por el prisma del enfoque comunicativo, cognitivo y sociocultural. Como parte de sus fundamentos esenciales para la didáctica de la lengua materna, se ha derivado la idea que leer, hablar, escuchar y escribir son las habilidades lingüísticas generales que debe focalizar el maestro en el trabajo con sus alumnos. De ellas se escogió leer porque a través de todos los niveles educativos, es centro de atención por los docentes con el objetivo de elevar la calidad de su aprendizaje, con actividades específicas para su desarrollo en las clases de lenguaje en el nivel primario; por su carácter instrumental, para el aprendizaje en otras asignaturas y por otra parte, se considera importante destacar un tercer fundamento que, al mismo tiempo, es el objetivo que se persigue: ofrecer algunas consideraciones que ayuden a esclarecer los puntos de contacto y la distancia entre leer y lectura. Para cumplir con este objetivo fue necesario la aplicación de los métodos: análisis bibliográfico, inducción-deducción y análisis-síntesis, los cuales ofrecen como resultado fundamental, una concepción teórica de la habilidad leer. Al explicarla, se asume la concepción del enfoque actual para la didáctica de la lengua ya mencionado.

Palabras claves:

  • leer
  • información
  • subprocesos

ABSTRACT
The conception for the development of linguistic skills in the primary school, currently passes through the prism of the communicative, cognitive and sociocultural approach. As part of its essential fundamentals for the didactics of the mother tongue, it has been derived the idea that reading, speaking, listening and writing are the general linguistic skills that the teacher should focus on working with his students. They chose to read because through all the educational levels, it is a center of attention by the teachers with the aim of elevating the quality of their learning, with specific activities for their development in the classes of language at the primary level; For its instrumental nature, for learning in other subjects and, on the other hand, it is considered important to highlight a third foundation which, at the same time, is the objective that is pursued: to offer some considerations that help to clarify the points of Contact and the distance between reading and reading. To fulfill this objective, the application of the methods was necessary: bibliographic analysis, induction-deduction and analysis-synthesis, which offer as a fundamental result, a theoretical conception of the ability to read. To explain it, the conception of the current approach for the didactics of the aforementioned language is assumed.

Key Words:

  • Reading
  • Information
  • Subproceses

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Armando Peña Rodríguez y Nora Maite Lince Acosta (2018): “Qué es leer y qué fuentes de información pueden ser leídas”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (octubre 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/10/leer-fuentes-informacion.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1810leer-fuentes-informacion


El desarrollo de la comunicación en los alumnos del nivel primario, supone el dominio de las habilidades lingüísticas básicas leer, hablar, escuchar y escribir. En los últimos años han surgido diferentes concepciones pedagógicas para su desarrollo desde las primeras edades. De ellas, la habilidad leer ha sido una de las más estudiada
Por su importancia en la vida del hombre, es objeto de estudio para explicar las mejores prácticas en su enseñanza, a partir de precisiones teóricas sobre su naturaleza.
Desde el siglo XIX José Martí expresó que “leer es trabajar”, mientras que Alfredo M. Aguayo fue más explícito a principio del siglo XX cuando incluyó en su concepto la percepción visual de la página escrita y la comprensión de lo leído. Otros especialistas como Rivero (1976), incluye procesos perceptuales (visión y audición) y la toma de conciencia acerca de lo expresado en el texto escrito.
En la actualidad, la literatura especializada recoge una lista variada de definiciones sobre la lectura, las cuales tienen sus bases en distintos enfoques que han dado origen a los llamados modelos de lectura (ascendente, descendente, interactivo y transaccional).
Con el apoyo de sofisticados ordenadores, se han estudiado a varios tipos de lectores: aprendices, estudiantes de niveles medios y superiores, individuos de diferentes profesiones y oficios, con el objetivo de obtener pautas que sustenten los modelos mencionados.
El otro elemento a considerarse refiere a las fuentes que pueden ser leídas, también estudiadas por varias ramas de la ciencia, pero que en función del objetivo de este trabajo, se tuvo en cuenta al texto escrito como soporte para transmitir informaciones.
Una idea subyacente aquí es que los encargados de poner en práctica esas concepciones son los maestros, los cuales se ven envueltos en un mar de conceptos que en muchos casos no les facilita la toma de decisiones didáctico-metodológicas para dirigir el aprendizaje de la lectura desde los primeros grados.
Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, se persigue como objetivo: ofrecer algunas consideraciones sobre el término leer con una aproximación didáctica. Se parte del criterio siguiente: el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura tiene sus inicios en la Educación Primaria y, por tanto, es allí donde se convierte en el centro de atención por el maestro, los directivos de las isntituciones escolares y la familia.
Para cumplir con este objetivo fue necesario la aplicación de los métodos: análisis bibliográfico, inducción-deducción y análisis-síntesis, los cuales ofrecen como resultado fundamental, una  aproximación teórica al término leer, más actualizado y de mucha utilidad para quienes poseen la responsabilidad de enseñar a leer y a escribir en los primeros grados.
Una de las ideas con poco tratamiento en la literatura especializada se relaciona con las semejanzas y diferencias entre lectura y leer.
Lectura: es sustantivo común que nombra a un proceso que puede ocurrir en diferentes momentos, según lo indique la forma verbal en la idea planteada, ejemplos:

  • hizo correctamente la lectura;
  • hará la lectura del documento;
  • está haciendo la lectura del informe

Leer: es un infinitivo que indica la acción del sujeto.
Sin embargo, ambas palabras se utilizan indistintamente para referirse a un mismo proceso, tanto en el lenguaje común como en el científico. En el ámbito escolar pueden escucharse frases como: “la lectura es una actividad muy compleja”; “leer es difícil para los niños.”
Los docentes utilizan ambas palabras en la planeación del proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua materna e incluyen leer como la habilidad que encabeza la redacción del objetivo de la clase, contextualizando su acepción a la lectura de unidades lingüísticas como palabras, frases y oraciones.
¿Qué es leer?
La respuesta a esta pregunta no era tan compleja hasta las dos primeras décadas del siglo XX. El desarrollo de la Lingüística del texto, Psicolingüística, la Psicología cognitiva y otras ciencias afines, influyeron en la clarificación actual del concepto.
El concepto leer puede ser definido desde dos puntos de vistas: en el sentido amplio y en el sentido estrecho.
¿Qué es leer en el sentido amplio?
El hombre interactúa con los objetos y fenómenos que existen en el mundo, lo cual le permite transformarlos según sus necesidades. Este proceso, que constituye la esencia de la actividad refleja del ser humano, propicia el tránsito del conocimiento empírico (nivel sensorial) al conocimiento científico (nivel racional) y la formación de códigos cuyos contenidos y formas varían según el contexto  histórico – cultural. Es por eso que ante los mismos objetos y fenómenos u otros aparentemente similares, el hombre adopta actitudes variadas, porque sus patrones de actuación están regulados por las normas, valores y costumbres desarrolladas en ese contexto. 
En este marco, el concepto leer trasciende las teorías que lo relacionan con el procesamiento de la información de un texto escrito, es decir, va más allá de la interacción del hombre con novelas, cuentos, poesías, etc. Abarca todos los tipos de relaciones entre el individuo y el medio. Desde este punto de vista, leer es percibir por cualquier vía los objetos y fenómenos del mundo, establecer sistemas de relaciones entre la información que ellos nos aportan y los conocimientos que poseemos, y adoptar una actitud ante los mismos.
Entonces, ¿qué fuentes portadoras de información pueden ser leídas según el criterio anterior?: un gesto, una mirada, un modo de caminar, un libro, la posición de un objeto, diferente a la observada en otras oportunidades, acciones sucesivas de una persona y otras.
Pero esta posición no es la de interés para la didáctica de la lectura. Si bien es cierto que a los niños hay que enseñarles a interpretar el mundo que les rodea, la intención aquí es el análisis en el sentido estrecho.
¿Qué es leer en sentido estrecho?
El español Víctor Moreno dice: “Leer no es ninguna operación aritmética consistente en sumar una serie de habilidades siguiendo un modelo jerárquico. La cosa es más compleja. La lectura es un proceso unitario y global, en el que matizar y precisar qué es lo primero y qué es lo segundo en acontecer resulta más complicado de lo que vulgarmente se piensa.” (Moreno, s.f. pp.18)
Luego hace una explicación de los modelos de lectura más divulgados en la actualidad. Esos modelos, presentados por varios autores, se basan en estudios realizados mediante el empleo de los últimos avances de la tecnología. Con el empleo de ordenadores para analizar la ejecución de la lectura, se tomaron como muestra a lectores con diferentes grados de desarrollo de sus conocimientos y habilidades: aprendices, estudiantes de niveles medios y superiores, individuos de diferentes profesiones y oficios, con el objetivo de obtener datos que permitan describir la naturaleza del acto de leer.
Los profesores cubanos Alejandro Arturo Ramos Banteurt y María Nila Blanch Milhet, (2009), plantean que “La lectura implica la contribución dinámica del conjunto de experiencias del lector, es decir, es la transformación de signos gráficos en ideas mediante operaciones mentales complejas, que precisa del que lee una interacción con el texto para que el mensaje escrito adquiera valores personalizados y contextualizados.”(Ramos, Blanch, 2009:3)
Como tipo de actividad específica, también forma parte del sistema de relaciones del ser humano con el contexto cultural que le rodea, pero con la característica de que esta relación se produce con un objeto presente (el texto escrito) y un sujeto ausente (el autor). En ella intervienen componentes personológicos y ambientales, considerados como subprocesos.
Teniendo en cuenta lo expresado anteriormente, el concepto leer se define de la forma siguiente:
LEER: es un proceso unitario de gran complejidad en el que interactúan cuatro subprocesos básicos cuando el lector establece una relación directa con un texto escrito: fisiológicos, motivacional–afectivo–volitivos, gnoseológicos y ambientales, los cuales están formados por otros de menor rango desde el punto de vista teórico, por ejemplo: los  motrices, las emociones, los sentimientos, las operaciones lógicas del pensamiento y los que ocurren en la naturaleza, la sociedad y los espacios donde se desarrolla la vida cotidiana del hombre. Véase el esquema siguiente:

Subprocesos fisiológicos:
Son los que están en la base de la actividad sensorial visual y auditiva, así como en la coordinación motora de los órganos del sistema fonoarticulatorio que intervienen en el habla.
La percepción visual y auditiva.
Como la percepción tiene una doble implicación en la lectura, una fisiológica y otra gnoseológica, se aclara que en esta parte solo se hace referencia a  la primera implicación, más adelante se explica su implicación específica como parte de los subprocesos gnoseológicos.
La percepción visual es el punto de partida en la lectura. Para los individuos con problemas en el analizador visual (débiles visuales o ciegos) existen otros soportes impresos con la técnica Braylle que permite a los lectores apoyarse en la percepción táctil, pero las consideraciones que se exponen aquí, se refieren a individuos normales  respecto a la percepción visual y auditiva.
Al leer, los movimientos oculares derecha-izquierda y arriba-abajo son el resultado de la actividad muscular del  ojo; la transformación de las imágenes de los grafemas, signos auxiliares de la escritura y otras representaciones visuales en la página impresa, se convierten en impulsos nerviosos que pasan del ojo al nervio óptico y de este al centro de análisis del cerebro, quien da “órdenes” para que lo percibido fluya provocando diversas reacciones, de la visión propiamente dicho y de carácter emocional y afectivo como resultado de la comprensión del mensaje.
Esta percepción ha sido objeto de muchos análisis en la literatura que explica los modelos teóricos del proceso de leer. Precisamente, los defensores del modelo ascendente parten de la percepción visual como primer nivel de procesamiento de la información que aparece en la página escrita.
La percepción visual está presente en las dos modalidades de la lectura: oral o en silencio.
Con respecto a la percepción auditiva, el tránsito de la imagen sonora del oído al centro de análisis de la audición en el cerebro, tiene una lógica similar a la percepción visual.
Una vez percibidas las formas gráficas de la escritura, si la lectura es oral, el individuo evoca o recuerda los fonemas correspondientes y los realiza mediante los procesos del habla, que incluye la fonación y que se explican en los párrafos siguientes. La autoaudición es inconsciente en tanto es proceso mecánico en sí mismo, sin embargo, es de mucho valor para el autocontrol de la lectura oral en lo que a la corrección se refiere como cualidad de la lectura. Si la lectura es en silencio, la relación fonema-grafema se produce mentalmente. Aunque no hay fonación propiamente dicho, los órganos más implicados en la misma (lengua, labios, velo del paladar y otros) realizan movimientos involuntarios casi imperceptibles por el lector.
Los proceso del habla en la lectura.
Hablar es una de las habilidades lingüísticas básicas. Ella comprende un complejo sistema de operaciones fisiológicas y psicológicas que caracterizan al lenguaje humano. No por gusto constituye el indicador principal que sirve a los especialistas de la medicina para establecer un diagnóstico sobre el estado de los pacientes con traumas craneanos severos. Para el maestro, conocer sus particularidades en la lectura, es de mucha importancia.
Sirven de fundamentos los criterios de Amalia Jiménez y Ernesto Figueredo Escobar y otros (1984
Ellos consideran que el sistema nervioso es el primero que actúa enviando el impulso neuromotor a través del nervio recurrente, principalmente, al diafragma y a las cuerdas vocales. A partir de ese momento, intervienen tres grupos de órganos que en conjunto, constituyen el llamado aparato de fonación
El aparato de fonación está constituido por los órganos respiratorios o cavidades infraglóticas, el órgano fonador o cavidad laríngea y los órganos articulatorios o cavidades supraglóticas.
A estos tres grupos de órganos corresponden tres momentos o etapas en la producción del sonido articulado: la  respiración, la  fonación y la  articulación.
Los órganos respiratorios o cavidades infraglóticas son: los pulmones, los  bronquios  y la  tráquea. Estos órganos intervienen en la respiración, primer momento o etapa en la realización del sonido articulado.
La respiración es el movimiento de los órganos respiratorios que permiten la entrada y salida del aire en los pulmones, mediante la  inspiración y la  espiración. Este primer momento en la producción del sonido articulado se realiza una vez que el hombre se propone comunicar algo mediante el lenguaje; y emite una orden o impulso neuromotor desde el hemisferio cerebral izquierdo (área motora o de Broca), a través del nervio recurrente, el cual tiene terminaciones en el diafragma y en las cuerdas vocales.
El impulso neuromotor al actuar sobre el diafragma determina que este oprima y contraiga los pulmones y junto con la acción de los músculos torácicos, el aire contenido en los pulmones es impulsado a través de los bronquios a la tráquea, para continuar su paso hacia los otros órganos.
Este momento de la respiración que se denomina espiración, es el más característico para la producción del sonido, tanto en español como en la mayoría de las lenguas, y resulta más prolongado y gradual que en la respiración normal.
El órgano fonador o cavidad laríngea comprende la  laringe, las  cuerdas vocales y la  epiglotis.
La columna de aire espirado pasa de la tráquea a la laringe. Estas son un tubo corto y ancho constituido por una serie de cartílagos que envuelven las llamadas cuerdas vocales. Consideraremos en la estructura de la laringe los siguientes cartílagos: el  cricoides: cartílago inferior de la laringe que la une a la tráquea; el  tiroides: cartílago grande, en forma de quilla, que tiene en su parte anterior una prominencia llamada nuez o bocado de Adán. Este cartílago tiroides, en forma envolvente, constituye una especie de tubo que caracteriza a la laringe; en su interior y en la parte delantera, se encuentran las cuerdas vocales.
Los  aritenoides: son dos cartílagos pequeños de gran movilidad, gracias a las contracciones de los músculos aritenoides. En la parte posterior de la laringe, estos se encuentran unidos a las cuerdas vocales y les proporcionan el movimiento necesario para que se tensen o se distiendan.
En el interior de este tubo que está formado por los cuatro cartílagos descritos, se encuentran dos pares de membranas llamadas cuerdas vocales.
Las cuerdas vocales son cuatro membranas (según algunos autores: tendones, músculos o repliegues musculosos) opuestas en dos pares, a manera de labios, que se encuentran insertadas por delante al tiroides y detrás de los dos aritenoides.
Las cuerdas vocales, cuando no están tensas, dejan entre sí un espacio vacío o abertura que se llama glotis, por donde entra y sale el aire inspirado y espirado. Cuando respiramos (sin emitir sonidos) la glotis está abierta. Lo mismo sucede cuando emitimos los llamados sonidos sordos (sin que vibren las cuerdas vocales). En cambio, al emitir los sonidos sonoros, las cuerdas vocales se juntan por la contracción de los músculos aritenoides que tensan a su vez los cartílagos movibles (aritenoides) y la glotis se cierra. La presión del aire espirado al salir con fuerza por la glotis
cerrada, hace vibrar las cuerdas vocales. Estas vibraciones trasmitidas por la corriente de aire constituyen la voz o  fonación, y producen los llamados sonidos sonoros (vibración de las cuerdas vocales).
La salida de la laringe posee una válvula, llamada  epiglotis, cartílago que sirve de tapa a la abertura laríngea en el momento de la deglución. Su movimiento permite que los alimentos y la saliva pasen al esófago, e impide que puedan llegar, a través de la laringe, a los órganos respiratorios. Normalmente, cuando respiramos, la epiglotis está levantada y deja la cavidad laríngea abierta; lo mismo ocurre al emitir los sonidos.
Desde el punto de vista animal, la laringe tiene como función biológica principal, impedir la entrada de cuerpos extraños en los pulmones y facilitar el paso del aire a estos últimos. Además, sirve como una especie de caja de presión que, al permitir un perfecto cierre, hace posible regular la presión dentro del cuerpo: este cierre se produce cuando se tose y por necesidades de ciertas funciones biológicas como la defecación, el parto, etcétera.
La laringe se adaptó solamente de forma secundaria para producir la voz. Sirve como  órgano resonador o  caja de resonancia de la onda sonora que se origina en las cuerdas vocales, las cuales están contenidas dentro de este mecanismo regulador primario de la respiración.
La adaptación que hizo el hombre de la laringe, no solo se limitó a la regulación delicada de la movilidad de las cuerdas vocales, sino también, a todo el movimiento de los músculos laríngeos que producen el acortamiento del tubo, para los sonidos agudos y el alargamiento de dicho tubo para los sonidos graves.
En sentido amplio la fonación, como hemos explicado antes, es la producción del sonido articulado mediante la acción del aparato de fonación; también, en sentido más estrecho, se le conoce como el segundo momento o etapa en la producción del sonido articulado y se corresponde con el paso del aire espirado por el órgano fonador o cavidad laríngea.
Órganos articulatorios o cavidades supraglóticas
Estos órganos son los que se encargan de producir la  articulación, es decir, las modificaciones del sonido laríngeo, y de ellos depende la mayoría de los rasgos que caracterizan el sonido articulado: oral, nasal, oro nasal, vocales (medias, bajas, altas; anteriores, posteriores, centrales) y el de las consonantes (oclusivas, fricativas, bilabiales, labiodentales, etcétera).
Comprende tres cavidades que funcionan como cajas de resonancia; ellas son: la  faringe  o  resonador faríngeo, la boca o  resonador bucal y las fosas nasales o resonador nasal.
Al salir el aire de la laringe y encontrar la epiglotis levantada, pasa a la faringe. La función biológica principal de este órgano, que se encuentra en la parte superior del esófago, es la de conducir los alimentos masticados en la boca hacia el esófago, además de contribuir a la conducción del aire por la laringe, en la respiración. Secundaria-mente, la faringe interviene en la emisión de la voz o fonación como una caja de resonancia, según explicaremos más adelante. Se encuentra en una zona intermedia entre las fosas nasales y la laringe, por una parte, y el esófago, por la otra. Constituye la pared posterior de la boca (la porción que vemos al abrirla). Además de esta pared posterior, la faringe tiene paredes laterales que se pueden dividir en tres partes: rinofaringe, orofaringe y  laringofaringe, según la vecindad con las fosas nasales, la boca o la laringe, respectivamente.
Las contracciones de los músculos faríngeos sirven no solo para la deglución y como caja de resonancia, sino también sustituyen a las cuerdas vocales en casos de laringotomía (extirpación de la laringe), para producir las vibraciones de los sonidos sonoros (aunque en estos casos es más común la llamada  voz de esófago, producida por las mucosas de este órgano).
La cavidad bucal  está formada por una serie de órganos entre los cuales unos son móviles o activos como la lengua, los labios, el maxi-lar inferior y el velo del paladar; y otros, son pasivos, fijos o inmóviles como los dientes, los alvéolos y el paladar duro Esta es la cavidad más importante en la articulación. Comprende los siguientes órganos:
Paladar: es la porción superior de la boca y se encuentra dividido en dos zonas:
paladar duro u óseo: porción anterior, dura e inmóvil, que comienza detrás de los alvéolos y se divide en pre paladar, medio-paladar y pospaladar, paladar blando o velo del paladar: zona membranosa y blanda que termina en la úvula o campanilla, la cual puede realizar ciertos movimientos para cerrar el acceso del aire a las fosas nasales.
Presenta dos zonas prevelar y posvelar.
Lengua: constituye el órgano más móvil e importante entre los articulatorios. Es un músculo voluminoso que consta de tres partes: dorso, ápice y raíz. El dorso es la porción superior y en él podemos encontrar tres zonas: predorso, mediodorso y posdorso; el ápice se llama comúnmente punta, y la raíz es la región posterior por donde se inserta.
La función biológica de la lengua es contribuir al movimiento y a la insalivación del bolo alimenticio. A los efectos de la articulación, sus movimientos dividen la cavidad bucal en zonas de resonancias para la conformación de los sonidos graves o agudos. Asimismo, es la que determina la mayoría de las modificaciones de la columna del aire espirado, mediante su movimiento, (aproximándose, uniéndose, etc., a los órganos de la cavidad bucal).
Por delante de la cavidad bucal y cerrándola, encontramos los siguientes órganos articulatorios:
Alvéolos: Prominencia donde se insertan los dientes. Estas protuberancias juegan un papel importante como órganos pasivos en la articulación de ciertos sonidos llamados linguoalveolares como [s], [n], [l], [r] y [r¯].
Dientes: Limitan la parte anterior de la cavidad bucal, inmediata-mente detrás de los labios. Intervienen en la articulación de muchos sonidos (linguodentales, labiodentales, etc.). En la articulación son importantes, sobre todo, los incisivos superiores e inferiores.
Labios: permiten el cierre de la cavidad bucal en su porción anterior y externa. Por su extraordinaria movilidad pueden transformar el tamaño de la cavidad bucal y contribuir así al timbre de los sonidos. Participan en la articulación de los sonidos bilabiales y labiodentales.
Fosas nasales: aunque intervienen específicamente en la respiración, funcionan en la articulación como caja de resonancia suplementaria, a la vez que dejan pasar el aire al exterior si el velo del paladar se encuentra caído, produciéndose así los llamados sonidos nasales como [m], [n], [ ].
Entendemos como articulación a las modificaciones (resonancias, interrupciones, restricciones, etc.) del aire espirado al pasar por los órganos de articulación; y en su sentido más restringido, a la posición especial que adoptan los órganos articulatorios al producirse un sonido determinado. En este caso, la columna de aire puede presentar la vibración o no de las cuerdas vocales (sonidos sonoros o sordos, respectivamente). La articulación es el tercer momento o etapa de la producción del sonido articulado.
La fonación constituye el segundo momento o etapa de la producción del sonido; en ella, a juzgar por algunos autores que siguen un concepto más restringido del término, se produce el paso del aire espirado por los pulmones hacia las cuerdas vocales y, en contacto con estas, las hace vibrar, resultando así los sonidos llamados sonoros. Según Rafael Seco, esto no basta para producir el número suficiente de signos para la comunicación; esto es con el fin de aumentar las posibilidades expresivas, él considera necesaria la articulación, mediante la cual la voz o sonido laríngeo se somete a modificaciones de diversa índole. Nosotros agregamos que estas modificaciones ocurren tanto para el aire espirado con vibraciones de las cuerdas vocales, como sin ellas.
En la articulación se consideran diferentes aspectos, por ejemplo, los tiempos o momentos de esto, sus modos y lugares y las cavidades de resonancia.
Al producirse la articulación del sonido, pueden observarse  tres tiempos o momentos, ellos son:
Intensión: primer momento de la articulación, durante el cual los órganos articulatorios salen de su estado de reposo y realizan el movimiento requerido para producir determinado sonido.
Tensión (segundo tiempo de la articulación): los órganos mantienen la posición, por el tiempo necesario, para producir el sonido. Distensión: una vez emitido el sonido, los órganos abandonan la
posición de tensión y vuelven a su posición de reposo o se preparan para producir un nuevo sonido.
Subprocesos motivacional-afectivo-volitivos:
Al leer se conjugan valores, motivos, sentimientos y emociones cultivados en el proceso de desarrollo de la personalidad. Se ha demostrado que todo lector necesita de motivaciones que sean verdaderos móviles para leer un cuento, un texto político o una noticia. Precisamente, ella es responsable del estado de la atención como proceso cognitivo al leer. Debe existir, además, una escala de valores que denote sentimientos positivos en el ámbito del sistema sociopolítico donde se vive, tan sólida, que influyan en la transformación de los modos de actuación personal y, progresivamente, en los de otras personas. Tales componentes personológicos son reguladores de la calidad con que se ejecutan los subprocesos fisiológicos y los gnoseológicos, por lo que en buena parte, son los causantes de progresos o retrocesos en la maduración alcanzada por los lectores. 
La cubana Camila Enriques Ureña, desarrolla algunas ideas al respecto en su libro Invitación a la lectura. Destaca el papel de todos los factores que rodean al niño en la promoción del gusto por la lectura y cómo esta influencia marcará su futuro cuando sea adulto. Leer forma  representaciones del mundo exterior, sobre todo en lo que a las relaciones sociales se refiere; forma sentimientos, emociones y la necesidad de interactuar con nuevos textos.
El gusto por la lectura está incluido en los objetivos de los diferentes niveles de la educación básica cubana. Se considera que leer pasa también por las influencias del placer y el goce estético.
No es posible alcanzar altos estándares de calidad en la lectura al margen de las emociones y los sentimientos. En cualquier edad debe existir disposición, compromiso y entrega total al texto escrito cuando se lee, y esto es posible gracias al cultivo de la lectura como una necesidad espiritual desde las edades más tempranas.
La lectura es un evento de complicidad emocional-afectiva entre el autor y el lector. No se interactúa armónicamente con un texto escrito si no existen móviles  espirituales que convoquen al que  lee.
Subprocesos gnoseológicos:
Aquí se incluyen la experiencia sociocultural (competencia sociocultural), la cual desempeña un papel importante en la comprensión del texto escrito. Todo lo aprendido hasta el momento en que se concreta la lectura, es antecedente y condición previa para comprender el contenido del texto. Es lo que algunos autores denominan conocimiento previo, ampliamente estudiado por Ausubel y otros que responden a la concepción del aprendizaje significativo.
Independientemente del punto de vista adoptado, hoy se reconoce que el acervo cultural de cada lector es muy importante para que este asuma una actitud crítica y evaluativa de lo que lee. Tan relevante lo consideran algunos autores, que lo asumen como punto de partida para dar fundamento al modelo descendente de  la lectura, el cual supone una suerte de adivinación del contenido a partir del razonamiento hipotético-deductivo, que se corrobora durante y después de la lectura.
La competencial sociocultural es clave en la comunicación y la lectura es también un acto de comunicación entre el autor y el lector.
La percepción, memoria, el pensamiento, la atención y el lenguaje, son la base de todo el sistema cognitivo para procesar las informaciones, por tanto, la comprensión de la lectura depende de sus niveles de desarrollo.
En la actualidad, estos últimos son considerados los más importantes por sus implicaciones en la adquisición, conservación y utilización de los conocimientos adquiridos a través de la lectura.
No es objetivo aquí hacer una larga explicación de los procesos cognitivos mencionados, pero se considera importante hacer algunas precisiones generales con un enfoque lingüístico.
La percepción
El lector debe dominar los códigos de la lengua, pero también los que se han establecido a través del tiempo en algunas regiones, donde el uso de una misma lengua tiene características diferentes. De aquí se derivan dos ideas:
Primero, que el lector debe poseer un desarrollo adecuado de los órganos perceptivos para la lectura (vista y oído), para identificar los códigos gráficos y sonoros; y
Segundo, que debe poseer un determinado desarrollo de la abstracción, para pasar de la percepción primaria a la secundaria. Es lo que Raquel González (1989:61) denomina “percepción primaria y percepción secundaria”. Según sus puntos de vistas, en la lectura, la percepción puede concebirse en el plano abstracto y no solo en el concreto, por tanto, el lector pasa de un primer nivel de percepción en el que adquiere una idea general del texto, a un segundo nivel en el que interactúan operaciones mentales más complejas, tales como: la valoración, comparación, elaboración de inferencias y otras.
Memoria
Al leer es necesario recordar los sonidos de los grafemas, el significado de las palabras, datos de interés adquiridos en otras fuentes, etc.
La memoria semántica es clave para entender lo que se lee. Sería imposible comprender un texto si no se apela al “almacén” de informaciones acumuladas como resultado de la relación con el mundo.
Pero leer no es solo un acto individual, es también un ascenso a la praxis social, más allá de la importancia de la memoria como proceso cognitivo básico. De hecho, al leer se pasa de la memoria personal a la colectiva en tanto se crea y desarrolla la memoria histórica de ambos.
Pensamiento
Se considera que los procesos y operaciones lógicas del pensamiento son esenciales en la comprensión del concepto leer. Puede preguntarse:

  • ¿Es posible leer sin razonar sobre el contenido del texto?
  • ¿Por qué todos están de acuerdo en que al leer se desarrolla la imaginación?

Precisamente, una de las áreas en el aprendizaje de la lectura en el nivel primario, se refiere al desarrollo del pensamiento en los  niños, con tareas dirigidas intencionalmente hacia el análisis- síntesis, inducción-deducción, abstracción-concreción y todas las operaciones correspondientes, pues es sabido que ellas están en la base de la comprensión al leer.
Atención
Por su relación con los procesos afectivos, la atención al leer está supeditada a los motivos de la lectura y al objetivo de para qué se lee. No se descarta el papel que desempeñan los procesos ambientales en un mayor o menor grado de atención, pero el autocontrol, la concentración, la perseverancia para sobreponerse a factores disgregantes ayudan en los resultados finales.
La atención está relacionada con lo interesante o atractivo para el lector. En la etapa inicial para la enseñanza de la lectura, es un aspecto que se educa, se instruye, incluso se guía por el maestro, no así cuando leer es una actividad independiente sustentada en móviles personales. Momento en que la atención se autorregula.
Lenguaje
Leer implica el uso del lenguaje, tanto lingüístico como paralingüístico. En primer lugar, el lenguaje escrito usado por otro y, en segundo lugar, el propio para comunicar experiencias a partir de lo leído.
Aunque el texto sea escrito en la misma lengua que domina el lector, de hecho no es posible leer si no se conoce la lengua en que fue escrito el texto, cada autor posee un estilo personal para la construcción de los textos escritos. Entonces hay dos visiones respecto al lenguaje en cuanto al acto de leer: una como actividad lingüístico-paralingüística y otra como estilo para la construcción textual y que no es de interés en este artículo (lenguaje artístico y no artístico).
El lenguaje es interpretado aquí como la capacidad humana para comunicar sus pensamientos mediante códigos lingüísticos y paralingüísticos determinados socio históricamente. Se da por sentado el origen, evolución y desarrollo social del lenguaje articulado. El mismo es usado para crear, conservar y utilizar la información en infinidad de situaciones mediante el uso de soportes variados.
En la actualidad, a los hablantes de una lengua se le atribuyen ciertas competencias, también llamadas “dominios”, “conocimientos y habilidades” y “constructos”, que expresan lo que saben hacer para la comunicación eficiente. Ellas son las llamadas competencias lingüísticas, ligadas a la ejecución del lenguaje. Al mismo tiempo, esa ejecución se ve apoyada por todos los movimientos que se realizan por alguna parte del cuerpo (gestualidad y movimientos faciales) que complementan el contenido de la comunicación.
Esos modos concretos de expresión que adopta el lenguaje, tienen dos modalidades básicas al leer: lectura oral, muy relacionada con la lengua oral y lectura en silencio, ambas necesitas de la lengua escrita.
Subprocesos ambientales:
Mientras que lo fisiológico, motivacional, cognitivo y cultural son inherentes a los lectores en tanto forman parte de su personalidad, los subprocesos ambientales son los que ocurren exteriormente al lector. Varios investigadores han demostrado que, si bien la “maduración lectora” es importante para leer con eficiencia, esta puede ser afectada por muchos factores provenientes del entorno social y natural donde se lee. Por otra parte, el que lee, no consume contenidos del texto para sí mismo, sino que lo comparte con otros.
El medio social o contexto socio histórico donde se lee es un factor importante en la formación del lector. Varios estudios han demostrado que no basta con las potencialidades de este y las características del texto escrito, también debe considerarse que vive en sociedad, la cual tiene grados de generalidad según el punto de vista escogido, por ejemplo: familiar, grupal, comunidad sistema sociopolítico del país.
En su libro “Estructurar un aula donde se Lea y Escriba”, H. Graves se refiere a la idea anterior en una pequeña anécdota:
“Yo tenía seis años cuando mi madre nos leyó a mi hermano  y a mí un cuento sobre un abuelo que construía para sus nietos una casita en el árbol más grande de su granja. Es el primer recuerdo que tengo de un libro que me haya hecho desear que mi vida se pareciera a lo oído en sus palabras y visto en sus imágenes. Me recuerdo yendo a casa de mi abuelo y preguntándole si él nos construiría una casa como la del libro. No guardo memoria de lo que dijo, pero creo que no tuvimos la casita en el árbol.” (Donal H. Graves, 2003:12)
La experiencia de Graves no es la única, hay millones de ejemplos de personas que hoy son lo que les dejó la lectura de un libro. Por eso, puede plantearse que en la familia donde la lectura es una actividad cotidiana, los niños van creciendo con su influencia, crecen ontogenéticamente y espiritualmente, ven en la lectura un modo de aprender y recrearse, lo cual determina también el desarrollo de hábitos en la lectura.
Por otra parte, la dinámica de las relaciones interpersonales entre los miembros de la familia y grupos sociales, también influyen al leer. Donde haya incomunicación por fricciones verbales, tono de voz muy alto, escándalos o bullas, es muy difícil leer porque aparece la desconcentración.
Al leer una página escrita intervienen las vivencias y  experiencias sociohistóricas arraigadas en el acervo personal, las que generan una especie de acompañamiento que sirven de apoyo al leer. Por un lado están los conocimientos individuales adquiridos (conocimiento previo) y por otro, el medio de lectura o contexto donde se lee, los recursos o materiales de lectura disponible (variedad y calidad de textos impresos), las condiciones del lugar donde se lee, etc.
La higiene ambiental para la lectura supone: iluminación adecuada, ausencia de ruidos estridentes, comodidad en la postura para leer, que no haya interrupciones de otras personas (privacidad)

¿Qué importancia tiene esta concepción de la habilidad leer para su enseñanza-aprendizaje?

  • como concepto de la ciencia, supone adoptar una actitud más consciente de sus implicaciones teóricas. Siendo consecuente con el análisis anterior, existen varias disciplinas científicas que sustentan la explicación de su naturaleza, por tanto, lo más recomendable es consultar todas las fuentes posibles para elevar el nivel de información;
  • permite comprender que es una habilidad unitaria compleja formada por sistemas de operaciones;
  • ayuda a los docentes para el diagnóstico de la lectura porque, al separar un subproceso específico, propicia la focalización de las posibles causas que provocan deficiencias;
  • desde el punto de vista metodológico, facilita la selección de los métodos y procedimientos que pudieran ser más efectivos en las diferentes etapas de su enseñanza-aprendizaje; y
  • como objeto de control, derivan dos líneas para los directivos: una que comprende el aprendizaje propiamente dicho y que permite establecer su estado real en un momento dado; la otra es la referida a la efectividad de las acciones docentes del maestro como parte de su preparación metodológica, científica y para la orientación a la familia y los propios niños.

 El análisis hecho hasta aquí permite expresar que:

  • es una necesidad científica la elaboración de un modelo teórico integrador respecto a la lectura y su naturaleza, donde se refleje con claridad el lugar que ocupa esta habilidad y su repercusión en el campo metodológico para dirigir el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura en la escuela primaria.
  • el especialista en didáctica de la lengua materna, (maestros, profesores, asesores y otros) no  pueden descuidar la  naturaleza compleja de esa habilidad, pues la ignorancia en tal sentido conduce a desfases éntrela teoría y la práctica. La actualización sistemática en la literatura especializada constituye el soporte principal para evitarlo.

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*Máster en Ciencias y profesor auxiliar. Universidad de Oriente. Cuba. armando@uo.edu.cu
** Máster en Ciencias de la Educación y profesora auxiliar. Universidad de Oriente. Cuba. maite.lince@uo.edu.cu

Recibido: 20/08/2018 Aceptado: 09/10/2018 Publicado: Octubre de 2018

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