Yonayka Licea Suárez*
Universidad de Las Tunas, Cuba
yonayka@ult.edu.cu
Resumen
La orientación familiar se inserta en el quehacer del licenciado en Pedagogía – Psicología, por ser la familia uno de su contexto de actuación, lo cual requiere que se prepare para la organización, planificación, ejecución y control del proyecto de orientación familiar que dirigirá, con conocimientos y métodos que le permitan la caracterización de las familias y la elaboración de estrategias de intervención a desarrollar a través de la orientación familiar. El presente artículo se acerca a algunas reflexiones que refuerzan la importancia y a la vez develan la responsabilidad que adquiere la escuela para garantizar la preparación de la familia, con el propósito de lograr la educación familiar, al utilizar como vía esencial el rol del profesor. El análisis realizado conduce a afirmar que el profesional de la Pedagogía – Psicología es uno de los más cercano a las familias pues desde las escuelas puede llegar a ser quien mejor la conozca y esté más preparado para desarrollar acciones de orientación familiar sin embargo en ocasiones se presenta como contradicción que algunos de ellos no poseen la preparación científica requerida para cumplir esta labor con el rigor requerido. Se concluye que en la formación inicial pueden incorporarse más acciones que contribuyan al desarrollo habilidades para la integración de todas las influencias educativas de la comunidad en función del desarrollo integral de los estudiantes y del adecuado funcionamiento familiar.
Palabras claves: orientación familiar – familia – escuela - preparación científica.
Summary
The family orientation is inserted in the work of the graduate in Pedagogy - Psychology, since the family is one of its context of action, which requires that it be prepared for the organization, planning, execution and control of the family orientation project that it will direct, with knowledge and methods that allow the characterization of families and the development of intervention strategies to be developed through family counseling. The present work approaches some reflections that reinforce the importance and at the same time reveal the responsibility acquired by the school to guarantee the preparation of the family, with the purpose of achieving family education, by using as an essential way the role of the teacher. The analysis carried out leads to affirm that the professional of the Pedagogy - Psychology is one of the closest to the families since from the schools it can be the one who knows it better and is more prepared to develop family oriented actions, however, it is sometimes presents as a contradiction that some of them do not possess the scientific preparation required to fulfill this task with the required rigor. It is concluded that in the initial formation more actions can be incorporated that contribute to the development of skills for the integration of all the educative influences of the community in function of the integral development of the students and the adequate familiar functioning.
Key words: family orientation - family - school - scientific preparation.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Yonayka Licea Suárez (2018): “La orientación familiar en la formación inicial del licenciado en pedagogía – psicología”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (agosto 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/08/orientacion-familiar-formacion.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1808orientacion-familiar-formacion
Reforzar la preparación de la familia, como célula fundamental de la sociedad, para cultivar actitudes dignas, patrióticas, solidarias; exigir su responsabilidad primordial con la atención filial, la educación y formación de los hijos, nunca ha dejado de ser una cuestión central en la política de nuestro país.
El compromiso social de la Universidad con la orientación a la familia encuentra en la formación inicial del licenciado en Pedagogía – Psicología un campo para su concreción objetiva. Por el grado de formación y preparación de este profesional, su privilegiada relación cotidiana con escolares, adolescentes o jóvenes y con sus contextos de desarrollo: la escuela, la familia y la comunidad, así como las necesidades de elevación de la calidad educativa integral se ha reconocido la importancia en su quehacer profesional de la orientación familiar, acción históricamente atribuible a psicólogos y psiquiatras con funciones ampliamente conocidas.
La familia constituye una institución y un grupo social cuya función básica es proporcionar la educación de sus hijos. A través de todos los tiempos, su responsabilidad y encargo social han estado dirigidos hacia la formación del nuevo ciudadano, capaz de responder a las múltiples y crecientes demandas de una sociedad que se desarrolla a un ritmo acelerado.
Lo expuesto reafirma la necesidad de lograr niveles de integración adecuados entre estas dos instituciones educativas, pero en particular reafirmando que es la institución escolar la mejor preparada y por ende, responsable de alcanzar estos propósitos en función de hacer más eficientes las acciones dirigidas a la preparación de las familias.
Sin obviar la conciencia que tiene la institución escolar sobre la necesidad de llevar a cabo esta labor, aún son insuficientes las acciones desplegadas por la escuela, al no aprovechar adecuadamente, todas las fortalezas y oportunidades que se le ofrecen para el logro de un vínculo efectivo con la institución familiar en aras de garantizar su preparación para cumplir con su función educativa.
La escuela, como institución más consolidada y organizada, dirige el proceso formativo de manera planificada, consciente y sistemática; de ahí que se sitúe en circunstancias favorables para coordinar las acciones de preparación de la família, a partir de las fortalezas que posee como institución de máxima responsabilidad social en la formación integral de la personalidad de los estudiantes.
Sobre el análisis y estudio de la problemática de la familia se inscriben muchos especialistas, entre ellos se citan por sus destacados aportes: Arés, P. (1990); Castro, PL. (1990, 1991); Monal, I (1983); Nuñez, E. (1989, 1990); Rodríguez, F. (2005); Rivero, R. (1998, 2004
Un elemento esencial a valorar en los estudios de familia, asociados fundamentalmente al cumplimiento de su función educativa, es el relacionado con las pautas de crianza familiar, aspecto de gran significación para la labor educativa; que exige por parte de los profesores, el conocimiento de cómo cada familia cumple con esta función para incidir con efectividad en la formación integral de sus hijos.
En estudios realizados sobre el tema, es evidente que la familia asume estilos educativos de crianza que no potencian la autonomía, la coherencia, la autenticidad y la conciencia crítica de los hijos; esta situación podría condicionar el surgimiento de alteraciones en el desarrollo de la personalidad como rasgos de inseguridad, dependencia, falta de confianza en sí mismos, incapacidad para evaluar y enfrentar situaciones reales, simulación, violencia, entre otros.
Los estilos educativos que se establecen en la familia están relacionados con la comunicación, los espacios, los límites, la exigencia y autoridad, la afectividad, entre otras, las cuales condicionan las conductas de todos los miembros del sistema familiar y regulan sus relaciones cotidianas. Estos estilos trascienden el plano de la familia teniendo en cuenta como en el proceso de socialización se van incorporando rasgos importantes de la personalidad, y en consecuencia se expresan en todas y cada una de las relaciones establecidas entre los individuos en todas sus esferas de relación social. De ahí la importancia de prestar atención, en este sentido, a las vías a utilizar para trabajar con las familias.
En este sentido algunas problemáticas evidencian que las familias no están preparadas para enfrentar los problemas de la educación de sus hijos, limitando la eficiencia de su función educativa y por otro lado, aunque la escuela esté consciente y dispuesta a asumir su rol en la preparación de las familias, no está adecuadamente preparada, principalmente sus profesores, para asumir sus nuevos roles y funciones.
Esta situación emplaza a la escuela hacia la búsqueda de nuevas vías que garanticen la formación de sus profesores; articulando coherentemente la relación escuela y familia mediante un sistema de influencias educativas a favor del desarrollo de la personalidad de los estudiantes. En tal sentido, la familia estará en condiciones de cumplir con eficiencia su función educativa, entendida esta como "el conjunto de acciones relacionadas entre sí que emprende la familia para lograr el desarrollo integral de los hijos en su actividad cotidiana y de comunicación familiar", en aras de la formación integral de la personalidad de sus hijos.
Todo lo anterior refuerza la importancia, y a su vez la responsabilidad que adquiere la escuela para garantizar la preparación de la familia, con el propósito de lograr la educación familiar, al utilizar como vía esencial el rol del profesor en la orientación familiar.
La necesidad de una adecuada educación en la familia, como primer agente de socialización de la personalidad de sus hijos, ha sido materia objeto de estudio y de análisis en el devenir histórico de las sociedades, preocupación que trasciende a las propias familias y repercute en la humanidad en general.
Un análisis de algunos estudios dirigidos a la solución de esta realidad refleja cómo, a pesar de los intentos realizados, dirigidos a proponer vías de preparación de éstas, los resultados obtenidos sólo han logrado, en algunos casos, la sensibilización de las familias en torno a los problemas que enfrentan, y a partir de ello se han logrado algunas expresiones aisladas en el mejoramiento del funcionamiento familiar. Una valoración de la ausencia de transformaciones esenciales en estos estudios, señala como en ninguno de los casos estuvo presente la ayuda de profesionales, los cuales sobre bases científicas fueran capaces de brindar la orientación individualizada requerida para cada uno de sus miembros.
La labor de preparación de la familia, según se ha analizado, ha de partir de una concepción objetiva para su estructuración; debe tomar en consideración todos los factores que inciden en su funcionamiento; para ello ha de plantearse la obtención del conocimiento individualizado de las problemáticas vivenciadas por las familias de los estudiantes, de ahí la necesidad de una preparación que abarque un sistema de conocimientos teóricos y metodológicos asequibles a su nível como instrumentos para conducir la educación de sus hijos y el adecuado funcionamiento familiar en función de su desarrollo integral.
El análisis realizado conduce a afirmar que el profesional más cercano a las familias es el profesor por ser quien mejor conoce y quien está más preparado para desarrollar acciones de orientación familiar en función de lograr, con mayor eficiência, la formación integral de sus estudiantes, sin embargo en ocasiones se presenta una contradicción pues algunos profesores no poseen la preparación científica requerida para cumplir esta labor con el rigor requerido, al igual que la familia.
Para dar respuesta a esta demanda, se hace necesario reflexionar sobre esta realidad educativa particular y promover transformaciones en el quehacer de la escuela, asumiendo las funciones que ha de cumplir el profesor como orientador de las familias de sus estudiantes.
La orientación familiar deviene como vía apropiada para que el profesor contribuya a la preparación de las familias en función del desarrollo pleno de la personalidad de sus hijos, conduce a abordar algunas reflexiones teóricas sobre la misma. R. Alvira (2000); P. Oliveros y Otero, J. (s/f); J. Simancas J. (s/f), entre otros, conciben la orientación familiar como un servicio de ayuda para el progreso personal de quienes integran una familia, para la mejora de la sociedad, en y desde las familias, y una ayuda relacionada con la dimensión educativa de esta, tanto en lo que se refiere a las personas que la integran como a la sociedad en la que se insertan.
P. Oliveros y Otero, J. (s/f) destacan que la orientación familiar como proceso no es una ayuda aislada y genérica, sino específica y continuada. Puede iniciarse en actividades de grupo, pero debe responder al carácter irrepetible de cada familia; tampoco debe limitarse normalmente a un solo encuentro, la ayuda orientadora ha de estar disponible para dar seguimiento a la situación familiar, facilitar la mejora de sus miembros y también es posible esperar esa ayuda de la contribución peculiar de cada familia.
J. Simancas (s/f) en sus estudios sobre la dimensión orientadora del profesor para con las familias de sus estudiantes, destaca como éste debe estar preparado, tanto en los conocimientos necesarios en torno a la familia en toda su esencia y funcionamiento como en las problemáticas específicas que afectan un crecimiento familiar saludable, en el empleo de técnicas y herramientas para dirigir las acciones de orientación familiar y en determinadas cualidades esenciales evidenciadas en el ejercicio de esta labor.
R. Alvira (2000) expresa que la orientación familiar es un arte que supone conocer muchas experiencias familiares; estudiar las realizaciones educativas y los problemas de esas familias; captar el estilo familiar en cada caso; observar su modo peculiar de convivencia, de mutua ayuda, de apertura al entorno mediante la amistad, conocer cuáles son los principales valores descubiertos, aceptados y vividos en cada familia.
La acción orientadora a la familia, por parte del profesor, ofrece una gradación de posibilidades y formas a emplear desde las escuelas de padres para tratar temas generales de extrema importancia para todas las familias en la educación de sus hijos. Entre las principales vías se encuentran los talleres grupales entre familias con problemáticas similares, entrevistas individuales para la atención a casos paticulares, entrevista grupal familiar para el análisis de la problemática específicas de una familia con la participación de todos sus miembros, y otras formas que se deriven de los objetivos a alcanzar y de la iniciativa del profesor como orientador.
Si realmente se desarrollan acciones de orientación familiar pertinentes a las necesidades de las familias, se constatará en ellas una mejor acción educativa de los padres o de otros miembros de la familia hacia los hijos y en la proyección social de la familia, lo que se traducirá en una mejor educación.
Desde el punto de vista conceptual deben distinguirse los términos: educación familiar y orientación familiar. La educación familiar es definida por varios autores, dentro de ellos se destaca la conceptualización propuesta por J. Rodríguez citado por Álvarez, L. (1994), al concebirla como: “un sistema de influencias conscientes pedagógicamente dirigidos a los padres y otros familiares cercanos, responsabilizados con la educación de los niños y adolescentes en el hogar, encaminado a elevar su preparación pedagógica y a estimular su participación activa en la formación de su descendencia”. (Álvarez, L. 1994:75)
Con respecto al concepto de orientación familiar, al igual que en el caso anterior, existen múltiples definiciones; no obstante, el concepto que ofrece, G. Casas Fernández citado por Álvarez, M. (1988), resume las características apuntadas por muchos de los autores, al definirla como: “un proceso de ayuda para la mejora personal de quienes integran la familia y para la mejora de la sociedad, en y desde la familia, fundamentalmente en todo aquello que hace referencia a la educación familiar”. (Álvarez, M. 1988:49)
La temática de la orientación familiar acumula muchos años de estudios por diversas ciencias como la psicología, la pedagogía y la sociología, fundamentalmente. Estos estudios se iniciaron en París, Francia, en la década del setenta del siglo pasado, referidos a brindar asesoría a las familias utilizando para ello las escuela de padres, lo cual condujo a la sistematización de las experiencias a la publicación de un libro titulado,L´ecale de parents de Isambert (La escuela de padres de Isambert). (En, Antonov, A. I. 1980)
Como se aprecia, el trabajo de orientación familiar debe estar dirigido a brindar ayuda en términos de orientación a las familias; ello hará posible un mayor conocimiento de ellas mismas al poder determinar sus problemas y las causas, las alternativas de solución y la necesidad de resolverlos mediante proyectos de solución, utilizar sus fortalezas y adquirir conciencia de sus limitaciones; será esencial en todo este empeño que la orientación familiar tenga un carácter procesal, sistemático y regular para poder lograr los objetivos previstos.
Torroella (1995) en sus estudios relacionados con el proceso de orientación define que, “el fin de la orientación está en total correspondencia con los fines de una educación más profunda y completa”; resume como la solución está en trabajar en función de formar una personalidad sana, eficiente y madura mediante el desarrollo intelectual de todas sus posibilidades fundamentales, para preparar al hombre para la vida, que es prepararlo para realizar tareas propias de cada edad. En estas reflexiones se pone en evidencia el carácter integral de las acciones de orientación, las que deben abarcar todas las dimensiones posibles del área en que se desarrolla, descubriendo la necesidad de poner el énfasis en la función desarrolladora de la orientación.
La orientación educacional, en particular la referida a la orientación familiar desde el contexto escolar, parte del supuesto de que el profesor tiene dentro de sus roles y funciones, el de garantizar una adecuada atención a la familia de sus estudiantes, con el propósito de contribuir desde la integración del sistema de influencias de la escuela y la familia, a la formación integral de la personalidad de las nuevas generaciones de ciudadanos.
Investigaciones desarrolladas por autores como Acosta y Díaz (1999); Casas Fernández, G (2000); Rodríguez Becerra, F (2005); Torroella (1995) realizaron propuestas de metodologías para la orientación pedagógica a las familias; en ellas constataron un mejoramiento del funcionamiento familiar y cambios en el comportamiento, tanto de las familias hacia su interior como en los estudiantes, como resultado de las influencias educativas recibidas. Estos resultados, confirman una vez más, la necesidad de preparar al profesor en la problemática de la orientación familiar brindándole los conocimientos, y desarrollando las habilidades necesarias y particulares de este tipo de labor.
El desarrollo de la orientación familiar por parte del profesor debe garantizarle a la familia la asunción de una actitud caracterizada por la comprensión mutua, la discreción, la sensibilidad, la incentivación, unido a otras habilidades comunicativas esenciales como son la escucha atenta, la ayuda incondicional desde el posicionamiento en el lugar del otro.
El reconocimiento expreso de las principales fortalezas y potencialidades que la familia tiene para cumplir con su función educativa; contribuye al desarrollo de sentimientos de respeto, confianza, ecuanimidad, control y seguridad a lograr de conjunto. Todo ello se concretará si la familia encuentra en el profesor su orientador para enfrentar las problemáticas que afecten su adecuado funcionamiento familiar.
La orientación familiar se inserta al quehacer del licenciado en Pedagogía – Psicología, por ser la familia un contexto de actuación del mismo, lo cual requiere que se prepare para la organización, planificación, ejecución y control del proyecto de orientación familiar que dirigirá, con conocimientos y métodos que le permitan la caracterización de las familias y la elaboración de estrategias de intervención a desarrollar a través de la orientación familiar.
Toda esta labor reforzará los vínculos entre la escuela y la familia, y en particular la labor del profesor en el logro de los objetivos, dirigidos estos a la educación familiar para alcanzar un mejor cumplimiento de la función educativa de esta.
El licenciado en Pedagogía - Psicología desempeña un rol fundamental para desde la institución escolar, accionar conscientemente en la preparación de las familias para el cumplimiento eficiente de su función educativa, integrando todas las influencias educativas de la comunidad en función del desarrollo integral de los estudiantes, y contribuyendo a prevenir y corregir estilos que perjudican el adecuado funcionamiento familiar.
El desarrollo de acciones de orientación familiar pertinentes a las necesidades de las familias, logrará en ellas una mejor acción educativa de los padres o de otros miembros de la familia hacia los hijos y una superior proyección social de la familia, lo que se traducirá en una mejor educación.
BIBLIOGRAFÍA