Leticia Sesento García *
Marisol Palmerín Cerna **
Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, México.
leticiasesentogarcia@yahoo.com.mxResumen
La educación superior proyecta un especial interés en los factores que determinan la calidad; de aquí la promoción de competencias profesionales para que los estudiantes adquieran el perfil de egreso apropiado para desarrollarse en el mercado laboral. Por tal motivo el papel del profesor reside inicialmente en percibir qué es la evaluación y su finalidad en cada momento. El objetivo de presente trabajo es analizar, la evaluación por competencias elemento para calidad educativa en el nivel superior.
La evaluación es un mecanismo transcendental en el proceso enseñanza-aprendizaje, no solamente como algo definitivo que explore la habilidad alcanzada dentro del aula; sino como un dispositivo legitimador de realimentación que admite al docente y educando a tomar prácticas de acuerdo al contexto donde se estén desarrollando; no sólo para programar el trabajo escolar y auxiliar a incrementar la calidad de la educación, también para mostrar si, los educandos han alcanzado los objetivos de aprendizaje y de la misma forma si ha evolucionado el perfil esperado. La evaluación posee en específico una parte importante del proceso educativo, no sólo por lo abstracto y complicado en alguno de los proyectos, si no por ser fragmentado viable para engrandecer la calidad en educación.
Palabras claves: Educación Superior, calidad, proceso y formativa.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Leticia Sesento García y Marisol Palmerín Cerna (2018): “La evaluación por competencias elemento para calidad educativa”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (febrero 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/02/evaluacion-calidad-educativa.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1802evaluacion-calidad-educativa
Introducción.
Desde que la UNESCO se incluyó en los países del mundo para auxiliar en los diseños curriculares bajo el enfoque por competencias, se han considerado en los diferentes subsistemas educativos esta práctica. México, no es la acepción y desde que la Secretaria de Educación Pública concibió esta orientación, se ha trabajado en promoverlo y en determinado período a demandar un esquema curricular, en cada uno de los niveles educativos.
Al establecer las competencias de manera conjunta con conocimientos, habilidades y valores, demandan que su proceso renuncie de lado la apatía del estudiante y el papel docente, es un componente transcendental en el proceso pedagógico. A partir tal aspecto, se pretende abandonar el tradicionalismo y originar en el estudiante, la creatividad y la movilización de sus aprendizajes en la resolución de problemáticas útiles para la vida social. El compromiso escolar que toma como escenario en el enfoque de competencias, corresponde ser perfilado bajo la forma integral por medio de una evaluación autentica.
En el siglo XXI, la evaluación es un contenido latente, puesto en la mesa de discusión, no obstante ciertos autores han tratado precisarla y explicarla- ya que supone se descubre colmado de argumentos. Como pedagogos con actitud crítica y reflexiva tenemos reconocida las serias limitaciones que iniciamos al considerar el desempeño de los estudiantes, pues nos discutimos ¿por qué lo saben? ¿cómo lo saben?, y ¿qué saben?, el momento de tomar medidas formulamos consideraciones esenciales, que no favorecen al proceso educativo.
Bajo esta perspectiva, en el presente trabajo analizamos La evaluación por competencias elemento para calidad educativa, se pretende articular un cambio de carácter que busca mencionar con una perspectiva sistémica, fidedigna y objetiva a los trabajos que concebimos dentro de la clase. Sin embargo se pretende detallar que cuando dialogamos sobre evaluación no describimos estrictamente la remuneración de una calificación, sino que este ejercicio rodea una inquietud profunda y reflexiva de cada uno de los nerviosismos, compromisos, gestiones de carácter periódica acontecen cuando se poseen métodos de evaluación con los estudiantes adecuadamente planeados.
Durante el desarrollo de este trabajo, nos planteamos las siguientes interrogantes: ¿por qué? y ¿para qué de la evaluación?. Y la importancia que tiene cada uno de los momentos en la evaluación para lograr la calidad en la educación superior y cómo el docente adquiere una actitud reflexiva sobre todo en la evaluación sumativa, que dé cuenta de los aprendizajes construidos por los estudiantes.
DESARROLLO.
En el tema de la evaluación, es preciso desarrollar una preocupación profunda en relación a como evaluar productos, inconvenientes, fracasos y éxitos de las personas que imprimen el proceso educativo. Es esencial que la evaluación se desempeñe en contextos, donde el docente este preparado para encontrar recursos, habilidades e instrumentos para conocer qué acontece en el tiempo para lo cual se apoya de la evaluación formativa.
Es importante señalar que la evaluación debe responder a un ¿por qué? y a un ¿para qué? en ese sentido cobra relevancia la función y el sentido de ella, es decir que el sentido de la evaluación es considerar que tiene dos acepciones, una de carácter de clasificación y otra de carácter social de selección (SEP, 2010: 8).
Los docentes a menudeo nos planteamos los siguientes puntos: ¿Por qué y para qué evaluar? escenario y sentido de la evaluación en el nivel superior. Este mundo globalizado demanda de invenciones en la sociedad, en proporción a los conocimientos como en habilidades, prácticas de las tecnologías de información, consecuentemente el educando del nivel superior en este momento, demanda que al docente se le apoye para explicar a lo largo de su proceso de aprendizaje, al mismo tiempo de competencias, enseñanzas que le busquen llevar a cabo una vida personal y social que reestablezca sus necesidades. A partir de esta preocupación, las propuestas educativas corresponden ser distinguidas y comprometidas para brindar una educación absoluta que rebase contornos, que evolucionen más allá del cambio de conocimientos. De esta forma el trabajo dentro del aula, logrado por el docente y el estudiante auxiliará a una acción primordial para ampliar la calidad del sistema educativo, puesto que reintegra las necesidades, medios y demandas de los estudiantes y colectividad en general.
La educación superior proyecta un especial interés en los factores que determinan la calidad de aquí que el impulso de competencias profesionales. El efecto en gran medida, consiste en que los estudiantes adquieran el perfil de egreso apropiado para desarrollarse en el área laboral designada, de ahí que el papel del profesor reside primordialmente en percibir qué es la evaluación y su finalidad en cada momento.
Así pues es importante considerar la evaluación como elemento transcendental en el proceso enseñanza-aprendizaje, no solamente como algo definitivo que reconozca la habilidad alcanzada dentro del salón sino como un mecanismo legitimador y de realimentación admite que el docente y el educando tomen prácticas de acuerdo al contexto en el que se estén desarrollando; no sólo para que programe el trabajo escolar y auxiliar a incrementar la calidad de la educación, también para dejar ver si los educandos han alcanzado los objetivos de aprendizaje y ha evolucionado el perfil esperado apropiado para el desarrollo en el mercado laboral entre otras razones.
La definición de la evaluación escolar en términos de su sentido y función no ha evolucionado además como lo han experimentado otros conocimientos en la práctica educativa, en forma continua coexistiendo, debido a que se formula en relación a la obtención de una calificación sobre el conocimiento del estudiante, o acorde, a la apreciación de la información comprendida, sin embargo situamos como punto de preocupación. En correspondencia a tales términos se muestra que la evaluación de los aprendizajes adquiere sentido primordial juicio de acreditación, muy raros etapas concierne al interés de conciencia de los aprendizajes sobrepasados, el proceso de alcanzar, de descubrir, de reflexionarlos, o qué señalar del desarrollo de destrezas, habilidades y actitudes, en contexto tan concretos en el proceso enseñanza aprendizaje del estudiante. Es fundamental plantear las siguientes cuestiones ¿por qué evaluamos? probablemente se explore: “que es imperioso plantear a los educandos, a sus familiares, a los directivos, a la colectividad del nivel de aprendizaje de los educandos”. ¿Cuál será el sentido? El sentido acudiría conocer quiénes han obtenido los conocimientos para recobrar los empleos dentro de la sociedad.
Para Morán Oviedo la evaluación comprende un lapso de formación que demanda ser reflexivo de lo que inventa y cómo se forma, por tal motivo, es preciso reflexionar sobre la práctica para brindar una realimentación apropiada y de particularidad. El ¿para qué evaluamos? gira en torno al sentido de la evaluación, el objetivo de que cada estudiante asimila de forma específica. Sugiere Santos Guerra (2002) cristianizar la evaluación en un paso delicado y definitivo que se transfiera durante todo el camino al educando en el fundamento del conocimiento. Recapacita en correspondencia a la pregunta ¿para qué evaluar? Y la discusión es "Para aprender". Presumiblemente, esto es todo un proceso.
¿Para qué informar a los estudiantes de su evaluación? si nos ubicamos a reflexionar, la evaluación sirve a estos para analizar “el proceso que están siguiendo para aprender, les permite descubrir sus propias formas de aprender, además de conformar sus estrategias para mejorar sus prácticas. Lo más importante es que pueda transferir este aprendizaje a su vida cotidiana” (Morán, 2010:2). En ese sentido, Morán Oviedo concibe como referencia que la evaluación involucra un paso de formación que pretende ser reflexivo de lo que se concibe y cómo se hace, por tal motivo, es preciso reflexionar, sobre la práctica para manifestar una retroalimentación adecuada, oportuna para lograr la calidad. La evaluación, en este sentido, consigue un papel para el aprendizaje del educando, la innovación escolar, el proceso de formación y reflexión.
¿Para qué evaluamos? sentido de la evaluación. La interrogación del ¿para qué evaluamos?, indica a explorar, admitir aciertos, errores y con ello concebir cambios que corresponden introducirse en este proceso, con el objetivo de que cada educando asimila de forma propia, para ello, Santos Guerra (2002), indica que “la evaluación no es el momento final de un proceso y, aun cuando así fuera, debería convertirse en el comienzo de un nuevo proceso más rico y fundamentado” (Guerra, 2002: 7).
La evaluación posee un costo específico dentro del proceso educativo, no sólo por lo abstracto y complicado de sus proyectos, si no por ser el segmento más viable para engrandecer la calidad en educación, El nuevo modelo de evaluación en el cual se observan envolturas más determinados del proceso de enseñanza aprendizaje, centrándose en los actores del propio proceso, con una predisposición al cambio decidido, personifica una gran representación ya que reconoce las necesidades presentes, y se descubre en un decidido aumento.
Es puntual reflexionar que con una evaluación correctamente encaminada se consigue arrancar con las restricciones de la educación, manifestando que la calidad sea una variable dependiente de la realimentación desarrollada por un proceso de observaciones, exploración y tareas.
Asimismo la The Joint Committeeon Standards for Education Evaluation marca que la evaluación corresponde recobrar con una sucesión de componentes como son: la utilidad, la viabilidad exactitud y propiedad, qué significa esto, a saber:
¿Para qué se emplean estos elementos? sirve como escenario para las medidas correctivas de la práctica docente, puesto que la evaluación es una apertura de información y la realimentación que logra alcanzar dicho proceso, le ayuda a modernizar el paso educativo. Esto no establece que dicha acción recaiga totalmente en el docente sino que éste al ser el facilitador de escenarios de aprendizaje, tiene formidable huella en el éxito o frustración de los educandos, por lo que la evaluación iniciará antecedentes imprescindibles y de soporte para que el proceso de enseñanza esté consolidado.
Al entender apropiadamente el concepto de evaluación, logramos precisar que la función principal de la evaluación es de ordenación y soporte en la búsqueda para el progreso educativo, apoyando al estudiante a superar dificultades; en sí desempeña el papel de situar las disposiciones, identificar los problemas, y establecer las acciones ineludibles para regular el proceso de enseñanza aprendizaje; consigue decirse que la evaluación ofrece principalmente elementos para la innovación de una práctica.
Cabe señalar que el empleo de la evaluación no se sujeta a una sola, sino que obedeciendo al enfoque ésta se modifican, entre ellas alcanzamos enlistar: empleo de control, el papel pedagógica, el valor de resultados, la producción de información, la formación de estudiantes, entre diferentes formas, pero en lo específico, cualesquiera se hallan orientadas en optimizar la práctica educativa y con ello engrandecer el nivel de calidad en cuanto a educación.
Sin embargo, es transcendental subrayar que la evaluación es una actividad metódica que ofrece información apreciable en cuanto al proceso educativo, instituyendo una estimación apropiada a cada aspecto, enfocándose en el área cualitativa, interpretando los datos producidos y con ello mostrar una preocupación que acomode la toma de experiencias. Además la evaluación provoca a la educación, conocer el nivel de obtención de los objetivos, avance de las dificultades y el perfeccionamiento continuo para lograr la calidad.
Otros aspectos a evaluar en la formación por competencias; en general comprometen investigar habilidades de evaluación que adquieran como plataforma al desempeño, como por ejemplo, demostraciones clínicas, la elaboración de proyectos, análisis de casos contextualizados, estrategias que admitan demostrar y apreciar integralmente las competencias individuales y genéricas de los educandos.
La evaluación de los aprendizajes es una de las trabajos de enorme complejidad que desenvuelven los docentes, en proporción con el proceso que demuestran conocimientos que consiguen sellar expectaciones sobre los beneficios de aprendizaje de los educandos que constituyen los docentes, de la igual forma este proceso cierra como consecuencia de imprimir especulaciones sobre los efectos de aprendizaje de los educandos.
Al percibir en la evaluación aprendizaje estrechamente es reconocida, si se admiten ser reflexivos las emociones que encierra, la forma en que se enseña y la relacionan los estudiantes, cuentan con efectos múltiples, los instrumentos que logran en favor de la introducción, separación y, sobre todo, investigar honestamente si se muestra la capacidad de organizar de cualesquier estudiante.
En esta etapa se, insiste en el costo del propósito de la evaluación en el aula para optimar el aprendizaje y trabajo de los estudiantes mediante la creación audaz de atractivas ambientes para aprender, a partir de los efectos que aquéllos consiguen en cada una de las evaluaciones que se manifiestan durante un ciclo escolar. Asimismo se manifiesta renunciar el papel sancionador, para conseguir la forma claramente sumativa de la evaluación de aprendizajes, por uno más interesado en recapacitar; por qué los estudiantes se equivocan o adquieren fracasos para que, una vez exploradas los inicios, investiguen ayudarlos a superarlas.
En el aula es necesario conducir conocimientos; tanto el docente como educandos conozcan fortalezas, debilidades, oportunidades. Por tal motivo es importante alcanzar los momentos de la evaluación:
Evaluación inicial o diagnóstica: es la evaluación que se efectúa al inicio del proceso educativo (ciclo escolar, curso materia, clase y tema, etc.), es la etapa en que dejar ver la composición en el aula, conocemos las otras particularidades, contextos de nuestros educandos, diferenciamos multiplicidades y las necesidades educativas detectadas, tratamos de resolver habilidades para pretender favorecerlas.
Evaluación formativa o de proceso: este tipo de evaluación se consigue durante todo el proceso educativo, es tal vez la que efectuamos los docentes con mayor periodicidad, es el segmento fundamental, se origina durante todo el proceso educativo. Este tipo de evaluación formativa requiere un mínimo de análisis sobre los métodos de interactividad entre profesores, educandos y contenidos. Su propósito es realimentar el proceso enseñanza-aprendizaje, optimar y el carácter orientador.
Evaluación final o sumativa: Es la evaluación que se efectúa al concluir el proceso educativo, está encaminada a equilibrar el resultado de la competencia y corresponderá ajustarse a los exigencias de contenidos, núcleo básico declarativo (saber), núcleo procedimental (saber hacer) y núcleo actitudinal (saber ser y saber convivir). Consigue ser manejada para acreditar un aprendizaje. Corresponde reconocer comprobar el grado de éxito y categorías de los datos.
No solamente permite referenciar a los educandos y sus aprendizajes, asimismo se propone a las profesores los conocimientos de evaluación y la oportunidad de optimizar la enseñanza, al establecer a las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes. En este sentido, la evaluación de igual forma es un instrumento para optimar la práctica docente y mejorar la calidad en el proceso enseñanza aprendizaje. Un elemento importante en el proceso enseñanza aprendizaje es la evaluación formativa.
Elementos del enfoque formativo
Es importante destacar que el objeto de estudio más complejo de evaluar es el progreso del ser humano, al tener la capacidad invariable de aprender, evolucionar, atender y cambiar, por lo que estimar en el terreno educativo, es señalar, en el aprendizaje tradicional las personas, se torna en trabajos con una complejidad gradual.
En el plano de la evaluación educativa; constituye un proyecto metódico a través del cual se condensa la información de carácter sistemática y rigurosa, para conocer e imaginar la valía de un objeto pedagógico definitivo: las instrucciones de los estudiantes, la práctica de los docentes, el nivel de autoridad del currículo y sus características; los esquemas pedagógicos del orden estatal y federal, el servicio de las instituciones, con plataforma en lineamientos precisos que establecen la toma de providencias encaminadas a auxiliar, optimizar y reconciliar el ejercicio educativo.
La evolución formativa y sus principales actores
El docente en el aula es el agente a evaluar los aprendizajes de los estudiantes. De tal forma que él proyecta y lleva métodos de evaluación en otros contextos y con varias intenciones y trayectorias para el refuerzo del resultado de los aprendizajes de sus estudiantes. Desde el enfoque formativo, coexisten tres formas en las que el docente consigue realizar la evaluación: la interna, la externa y la participativa (Nirenberg et al., 2003).
La interna se representa el docente evalúa a los estudiantes del grupo que atiende en un ciclo escolar, puesto que tiene un comprensión minucioso del contexto y las escenarios en las que florecen los aprendizajes de los alumnos. Este conocimiento favorece la reflexión y el autoanálisis para la contextualización y aplicación de sus estrategias de enseñanza y de evaluación, con el fin de establecer las congruencias que admitan a los estudiantes optimizar su aprendizaje.
La evaluación participativa es donde el docente evalúa diferentes actores educativos, como sus alumnos, colegas o directivos. Esta forma de evaluar admite constituir compromisos y convenios entre los implicados, ya que se originan mediante la intervención de todos y, por tanto, los cambios son posibles. De tal forma que la evaluación se reconcilia en un medio común para optimar el aprendizaje, lo cual involucra que se establezcan convenios y se intervengan reflexiones de evaluación para que todos alcancen corregir sus aprendizajes.
REFLEXIONES FINALES.
Para estar al tanto en el resultado del proceso pedagógico mejorado en el aula, es preciso partir de una planeación, propia que manifieste los propósitos o intenciones, las estrategias de enseñanza y aprendizaje, los recursos y medios didácticos y en último lugar las etapas y modelos de evaluación que se formalizaran durante el trayecto escolar.
En este trabajo analizamos la evaluación, puesto que sabemos que es uno de los ejercicios que más compromiso nos cuesta a los docentes de llevar a cabo. Partimos de reflexionar que tenemos que darnos cuenta de nuestro rol, ya que no debemos desistir del sobre el papel de facilitador y habilitador del conocimiento.
En relación a la evaluación, estamos inclinados que es un fragmento primordial en el proceso de enseñanza aprendizaje; equivalente que al ser entendida y e intervenida adecuadamente se aproxima en el motor que sacude el ejercicio de un docente y los estudiantes, por lo cual marcamos proporción a estudiantes como docente son colaboradoras de la evaluación. De esta forma se advierten responsabilidades, de igual modo se actúan con fines y en efecto se correspondiera reconocer el progreso educativo erradicando como situación evaluaciones y experiencias antecedentes.
La evaluación actual se ha reformado gracias a la ejecución de nuevas y numerosas formas de trabajo, lo que ha reconocido componer sucesos relaciones sociales, pedagógicas, curriculares, procedimentales, instrumentales, y todas aquellas acciones que reconozcan el fortalecimiento de los seres humano adentro del ámbito educativo. Lo que hace que el proceso de enseñanza y aprendizaje logre un nuevo significado, adquiriendo conformar como un proceso eficiente.
Finalizamos que la autoevaluación es el mejor método de evaluación, dado que el maestro tiene una perspectiva amplia de auto-reflexión sobre su forma de enseñar, sus relaciones con los estudiantes, la adecuación del tema a cada grupo, etcétera; por supuesto deberá ser una reflexión sincera, analítica y objetiva. También es cierto que la autoevaluación puede presentar algunas limitantes, por lo que se requiere realizarla sobre un cuestionario guía.
Referencias
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Morín, E. (2000). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO.
Nirenberg, O., J. Brawerman y V. Ruiz (2003), Evaluar para la transformación. Innovaciones en la evaluación de programas y proyectos sociales, Barcelona, Paidós.
Reforma Integral de la Educación Media Superior (2007) La creación de un Sistema Nacional de Bachillerato en un marco de diversidad. SEP
Ruiz, M. (2008). La evaluación de competencias. Universidad Autónoma de Nuevo León.
Morán, O. P. “Hacia una Evaluación Cualitativa en el Aula.” En Revista Reencuentro, abril, No. 48, México, Universidad Autónoma Metropolitana.
Santos, G.M. A. (2002). “Una flecha en la diana. La evaluación como aprendizaje”. En Andalucía educativa, diciembre, No. 34, Universidad de Malaga.
Shepard, L. A. (2008), La evaluación en el aula, México, INEE. Disponible en www.inee.edu.mx/images/stories/Publicaciones/Otros_textos/Aula/Completo/evaluacionaulacompletoa.pdf
Secretaría de Educación Pública (2010). Lineamientos de evaluación docente (evaluación del desempeño docente bajo el enfoque de competencias). Secretaría de Educación Pública: México.
York, Adison-Wiley Longman
*Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo leticiasesentogarcia@yahoo.com.mx