Julio Antonio Martínez Miguel
Universidad de Oriente. Facultad de Educación Infantil. Máster en Promoción de la Salud.
Angel Luis Cintra Lugones
Universidad de Oriente. Centro de Estudios de Educación Superior. Doctor en Ciencias Pedagógicas.
Resumen
La Universidad Cubana actual como institución social de indudable potencial científico debe acercar más su función desarrolladora a la realidad social de las comunidades desde el proceso de extensión universitaria, situación que conviene redimensionarse desde un vínculo participativo que brinde herramientas para la trasformación social. El estudio pretende ofrecer algunas consideraciones para la relación universidad-sociedad desde la extensión universitaria con enfoque de transformación social; para su realización se utilizaron métodos como análisis-síntesis, el hermenéutico, la observación y la entrevista. Los resultados estuvieron dirigidos a la reflexión desde los postulados científicos y la experiencia para la efectiva relación de la extensión universitaria con las comunidades.
Palabras claves: extensión universitaria, universidad, sociedad, transformación social.
Abstract
The current Cuban University as a social institution of unquestionable scientific potential must closer its developer role to the social reality of the communities from the process of University extension, situation that should be resized from a participatory link that provides tools for social transformation. The study aims to provide some considerations for the University-society relationship from the University extension with approach of social transformation; as analysis and synthesis, the hermeneutic, observation and interview methods were used for its realization. Them results were directed to the reflection from them postulates scientific and the experience for the effective relationship of the extension University with the communities.
Key words: extramural Studies-University-society - social transformation.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Julio Antonio Martínez Miguel y Angel Luis Cintra Lugones (2017): “La extensión universitaria. Una mirada desde la relación universidad-sociedad con enfoque de transformación social”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (junio 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2017/06/extension-universitaria-cuba.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1706extension-universitaria-cuba
Introducción
La Educación Superior en el escenario internacional exhibe características distintivas, entre las que se destacan: el énfasis en la formación integral, la certificación de sus procesos, la aparición de nuevos escenarios tecnológicos, la redefinición de saberes y el involucramiento en procesos económicos con gestión de empresas.
En correspondencia con lo antes expuesto, el investigador Horrutinier (2005) considera que la universidad cubana actual debe distinguirse porpreservar la cultura desde sus procesos sustantivos, la cual ha de ser desarrollada desde la investigación y extendida al entorno, es decir a toda la sociedad, como condición indispensable paradar respuestas a las demandas de este siglo, que se le ha denominado siglo del conocimiento.
Dentro de esta Universidad existe un procesoque es vital para el logro de esos propósitos: la Extensión Universitaria, la cual proporciona los vínculos con las comunidades internas y externas con formas organizativas propicias para el diseño de acciones prácticas en los entornos sociales, que fortalecen saberes mutuos en sus distintas variantes y maneras de manifestarse según el contexto.
Vale reconocer en la revisión efectuada que la ciencia ya tiene algunos resultados realizados en la dimensión formativa de la Extensión Universitaria, por investigadores como Zea (1972), Freire (1972), Tunnermann (2003), Betto (2010-2012), quienes coinciden en sus concepciones de que las Universidades, no solo deben hacer hacia la Sociedad una trasferencia de saber, sino un encuentro para el diálogo.
El proceso sustantivo de la Extensión Universitaria en Cuba, ha sido investigado por González (2002), Del Huerto (2000, 2007, 2012),González (2002), Frómeta. (2007), Alfonso (2008), Rubio (2010), Gainza (2011), Cedeño (2012), Martínez (2016),entre otros, quienes han abordado la temática desde los modelos teóricos y de gestión, la planificación estratégica, los vínculos con la sociedad, a través de proyectos comunitarios culturales, deportivos y de promoción de salud, entre otros, así como su significación para la formación de los profesionales. Estas propuestas son de consulta necesaria para la comprensión de la necesidad de redimensionar este proceso en función de la transformación social.
Los estudios revisados hacen alusión a que la relación universidad-sociedad desde la extensión universitaria presenta carencias en la sostenibilidad de encuentros de diálogo con las comunidades; se sostiene en muchos casos una postura direccional por parte de la universidad y son insuficientes las propuestas de participación popular que gesten espacios de aprendizajes en función de la transformación de sus localidades, preservando sus identidades.
La situación antes descrita permite a los autores ofrecer algunas consideraciones para la relación universidad-sociedad desde la extensión universitaria con enfoque de transformación social.
1. LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA. CONCEPCIONES EN TORNO A LA RELACIÓN UNIVERSIDAD-SOCIEDAD.
Los distintos cónclaves internacionales de Educación Superior y Extensión Universitaria celebrados en el área en el último decenio han advertido de una realidad que debe constituirse objeto para las ciencias sociales y pedagógicas: la necesidad de reconceptualizar y redimensionar a la extensión como proceso no comprendido en toda su magnitud, con pobre potenciación de sus funciones en el marco de la comunidad universitaria y en el contexto socio-comunitario.
El investigador brasileño Betto (2012) al referirse a la extensión universitaria argumentó que esta debe llevar la universidad a la realidad política de cada país, involucrarse en los procesos sociales de los pueblos y ser capaz de extraer de ellos sus vivencias, experiencias espirituales, religiosas y lúdicas.
Lo anteriormente planteado conduce a destacar que este proceso debe acercarse más a los espacios sociales, establecer un intercambio que propicie una retroalimentación como sustento para las investigaciones de la entidad académica y que pueda devolverles herramientas que favorezcan su riqueza espiritual y su práctica social transformadora.
A tono con los nuevos tiempos, la Universidad requiere definir la visión integral de sus funciones académicas: docencia, investigación y sobre todo la extensión sobre un nuevo paradigma cuyo uno de sus mejores soportes es una comunicación oportuna como eje transformador que le permita, a través de la creación y difusión del conocimiento lograr la correspondencia entre lo que la sociedad demanda por una parte y la coherencia interna que debe reinar en la universidad, por la otra, en la búsqueda de la pertinencia social que aspira el contexto de las instituciones de educación superior, tratando de hacer compatible el discurso con la acción. (Raga, 1998).
En los últimos años se ha generado un amplio debate entre investigadores sobre los diversos modelos, conceptos o concepciones de extensión universitaria, y sobre la relación universidad-sociedad. En estas discusiones se connotan los modelos tradicionales centrados en conocimientos y saberes, con un sentido unidireccional; los economicistas sustentan su teoría en la actuación de la universidad en el mercado como empresa, con una fuerte carga productiva; y el democrático y de desarrollo integral que visualiza una universidad crítica que democratiza el saber y favorece a la sociedad desde la interactividad, pretendiendo involucrar a los actores en el crecimiento cultural para conducir la transformación social..
A consideración de los autores, hoy la tarea de la universidad trasciende las funciones tradicionales de docencia, investigación y extensión desde un marco reduccionista, por cuanto llega a influir en los modelos y las orientaciones del desarrollo económico e industrial, social y cultural de las comunidades donde se inserta, para revelar una perspectiva extensa e integradora de la extensión en el contexto universitario.
La universidad es una institución social, que corresponde al contexto de formación social históricamente determinada. El vínculo de esta institución social con la sociedad en la cual está insertada, se da de diferentes formas y con estructuras diversas, tanto al interior de la universidad como del entorno social.
Esta vinculación universidad-sociedad requiere hoy de enfoques diferentes capaces de mutar de un paradigma asistencialista a un entorno de aprendizajes mutuos. Dicha vinculación tiene además diferentes impactos: las universidades han buscado entender la manera de lograr una mayor pertinencia en su entorno social y para ello han desarrollado mecanismos de vinculación como el emprendedurismo (emprendimiento) social, encuentro de saberes, la diversificación de programas con actores y redes sociales y la innovación con las tecnologías. (Escalante, 2015).
En este sentido, la relación universidad-sociedad históricamente se ha establecido como elemento de determinación de la institucionalidad, por lo que requiere edificarse dentro del marco de una cultura determinada y alcanzar su calidad de tal manera que la universidad asuma como un gran reto y compromiso el responder a las necesidades de esa sociedad en la formación de sus profesionales como personas íntegras, profesionales eficientes y ciudadanos ejemplares.
Este vínculo con la sociedad, en la época actual se distingue por tres formas, en primer lugar una sensibilización o responsabilización, donde la universidad debe expresar mayor comprensión de la realidad social del contexto (problemas, naturaleza de desarrollo existencial y formas de apropiación de la realidad), así como una respuesta de activación de relaciones con otros sectores o instituciones para responder de manera integrada a estas demandas; la segunda forma se caracteriza por una interacción empática entre ambas partes que les permitan redimensionar sus procesos; como tercera forma estaría el vínculo con los mercados configurada en la comercialización de bienes y servicios a diferentes áreas o sectores de la economía.
Es necesario poder explicitar la esencialidad de las formas desde sus rasgos fundamentales, de esta manera la sensibilización o responsabilización, es comprendida como el compromiso que debe asumir la institución con las problemáticas que se presentan en las comunidades, donde es imprescindible la gestión de integrar otras instituciones para estudios que propicien la transformación de esos espacios; esa relación entre la universidad y la sociedad a su vez, debe evidenciar una identificación y reconocimiento de ambas partes, que profundice en las raíces socio culturales de los saberes identitarios; por último su encargo con el desarrollo socio-económico de las localidades y el país, a través de servicios y productos.
Por consiguiente, en los nuevos tiempos, la Universidad demanda definir la visión integral de sus funciones, esencialmente de la extensión como paradigma afianzada en la comunicación acertada como eje transformador que posibilite crear y difundir el conocimiento, para lograr una correspondencia entre la demanda social y la coherencia interna que debe primar en ella, buscando la pertinencia social que aspira el mundo actual de las instituciones de educación superior, tratando de hacer concernir el discurso con la acción.
En el escenario de cambios sociales, debiera centrarse la atención hacia el desarrollo humano, modificando el significado de la transformación en un impulso de cambios sustanciales en las instituciones sociales, en la política y en la economía, con transcendentales implicaciones para las relaciones entre grupos sociales, y para el modo de crear riquezas.
La comunidad científica que ha investigado a la extensión universitaria, al conceptualizarlo coincide en revelar dos relaciones indispensables e intrínsecas al mismo: la relación universidad-sociedad y actividad-comunicación, estableciendo el carácter dialéctico de las mismas y las relaciones de trascendencia en el análisis teórico para la consecución de los fines propuestos; entre los investigadores se destacan, González (1996), García (1998), Fernández (2000), Fernández (2002), Sánchez (2003), Del Huerto (2007), Blohm (2009); Gainza (2011), entre otros.
Para el estudio se asume la definición ofrecida por Sánchez (2003), quien considera a la Extensión Universitaria como el proceso formativo integral de promoción cultural a través de un sistema de interacciones de actividad y comunicación entre los miembros de la universidad y la sociedad para contribuir al desarrollo de ambas.
Desde esta conceptualización es posible derivar como rasgos distintivos: la transformación consciente de la sociedad con la promoción de la cultura preservada y generada en la universidad y la contribución al desarrollo de conocimientos y habilidades en la comunidad universitaria a través de la socialización de los modos de actuación.
Para una mejor comprensión del accionar de la extensión y su implicación en el desarrollo local, es imprescindible un conocimiento acertado de la promoción cultural, entendida comoun complejo movimiento social por la diversidad de sujetos y objetos que intervienen en el, precisando además, que implica un reconocimiento social a la herencia recibida de nuestros antecesores y a las nuevas creaciones de los participantes en este proceso donde todos tienen la posibilidad de sentir, imaginar y comunicar sus emociones y sus ideas y manifestarlas en sus actitudes y comportamientos de los demás (Tejeda,2001).
Por consiguiente, la Extensión Universitaria debe desarrollar una promoción cultural ajustada al contexto social concreto al que se acerca, con un diálogo participativo que exhiba los mutuos saberes y que incite a comunicar vivencias, como alternativas para una posible transformación del entorno.
La Extensión Universitaria como proyección social de resultados, se visualiza de diversas formas: extensión, cuando la universidad llega a su medio a través de disímiles programas; proyección, cuando la formación universitaria orienta hacia la sociedad y de interacción, cuando concurre en articulación objetiva con los sectores de la sociedad, esto es cuando la Universidad finalmente piensa e interpreta los problemas de la sociedad y trata de incidir en ésta mediante el aporte de soluciones a los problemas.
Varios trabajos se refieren a la función de la extensión universitaria asociada a la comunicación, interacción, articulación, cooperación, participación, integración, entre otros, los cuales la identifican como una significativa ruta para el enriquecer los otros procesos sustantivos universitarios: la docencia y la investigación, siendo así, constituye un instrumento esencial para el cambio de visión y de acción de las universidades.
Desde esta lógica, puede proporcionar vías para interactuar con el complicado mundo exterior que precisa del tributo de una universidad activa eimplicada y que, a su vez, proporcione elementos de gran riqueza que deben ser agregados al acervo institucional como material para la investigación, la docencia y la extensión, por cuanto las universidades no son las únicas depositarias del saber dentro de la sociedad, sino son centros generadores y transmisores de saberes significativos dentro de la red social.
Para realizar su accionar este proceso sustantivo, según el Programa Nacional de Extensión Universitaria del Ministerio de Educación Superior en Cuba, cuenta con formas organizativas, destacándose las actividades, acciones y proyectos socio-comunitarios, con un carácter flexible y dialéctico, pues propiamente se interconectan y pueden estar incluidas en una misma propuesta.
En correspondencia con lo estipulado en el programa, se conforma una planeación estratégica, que debe responder a la misión de promocionar la cultura en el contexto intra y extra universitario, sin embargo por la experiencia de los investigadores, se observan tendencias a priorizar lo artístico, deportivo y recreativo, lo que induce a exponer que existe una incomprensión de la misión, al reducir la cultura a la actividad artística.
Para dilucidar las esencialidades de la relación universidad-sociedad, es necesario recurrir a los criterios de algunos investigadores; para N'Bow (1982) a la universidad, como elemento vital del vínculo educación-sociedad, le es inherente una doble función de reproducción social y de innovación, en lo que parece ser la misión esencial de la educación, esto es, asegurar la continuidad y favorecer la renovación de cada sociedad. En general, se reconoce a la universidad un papel singular como agente capaz de gestar transformaciones en la sociedad.
Por otra parte, se sostiene que “[…] la Universidad es una institución que pertenece a la sociedad, a cuyas demandas y necesidades debe responder […] no solo actúa en forma pertinente la Universidad cuando responde eficazmente a las demandas externas, sino cuando se plantea como objeto de investigación a ese entorno, entendido en el sentido más amplio posible, e incluso revierte sobre sí mismo y se toma como motivo de estudio y reflexión.”(Brovetid, 1994:32).
Sin embargo, Fuenmayor (1995) observa a la universidad como una búsqueda de equilibrio entre la coherencia interna y la correspondencia con lo que demanda el contexto, es decir, conocer cuánto se corresponde el discurso universitario con la acción.
El investigador Raga (1998) en su estudio sobre el proceso de evaluación de las universidades en España, plantea que el nuevo enfoque de la universidad debe contribuir decididamente a la solución de los problemas críticos que aquejan a la sociedad. Estos problemas, que deben percibirse a través de la identificación de necesidades sociales, económicas, tecnológicas y ambientales insatisfechas que requieren soluciones de forma inmediata, mediata y a largo plazo, involucran la participación de amplios sectores públicos y privados, y sobre todo, nuevos esfuerzos y estilos de cooperación ciudadana.
Los criterios anteriores revisten significativa trascendencia desde el presente estudio, en tanto destacan el valor de la universidad como parte activa de la sociedad, particularizando la relación dialéctica entre ellas como una vía de gestar cambios de manera recíproca.
El análisis realizado permite determinar las siguientes regularidades acerca de la relación universidad-sociedad:
En resumen, universidad y sociedad guardan estrecha relación, en la que la universidad como parte de la sociedad le corresponde solucionar sus necesidades y cultivar su herencia socio-cultural, realzando a su vez los procesos internos desde una perspectiva enriquecedora y de transformación social; en esta relación la sociedad no es un ente pasivo, sino que en ella están los actores que favorecen el cambio con sus elementos identitarios como herramientas facilitadoras de los procesos de aprendizajes.
1.1 LA EXTENSIÓN UNIVERSITARIA, SU ACCIONAR PARA LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL.
La extensión universitaria posee una multiplicidad de líneas o dimensiones que contribuyen a revitalizar una adecuada relación con la comunidad externa en detrimento de los intereses y necesidades de los integrantes de la misma. Entre estas líneas una de las menos comprendida y que a su vez genera mayor discusión son los servicios de extensión académica, con una multiplicidad de acciones (cursos, talleres, ciclos de conferencias y debates) generadas desde las cátedras honoríficas y multidisciplinarias, las que cuentan con equipos de docentes-investigadores integrados a programas y proyectos; desde una o varias líneas definidas por interés de la universidad.
Por otro lado, existen actividades y tareas no definidas por la institución, ni ubicadas en las diversas líneas de extensión ya enunciadas, que se originan en el momento en que un integrante de la comunidad universitaria o representantes institucionales establecen una relación con el mundo-exterior; es decir, cuando un docente conoce o internaliza una problemática particular del medio y la anexa a su cátedra; cuando un investigador se interesa por una situación existente en el entorno y lo traslada a una investigación; cuando un estudiante en su práctica laboral aplica los conocimientos adquiridos en su contexto de actuación pre-profesional o cuando un egresado plantea demandas o iniciativas a la universidad originadas en su ejercicio profesional.
Estas acciones, por lo general, se hacen de manera habitual, por lo que no se registran ni se internalizan en las memorias de la universidad, sin embargo, forman parte de la complicada y valiosa interacción de la universidad en su diálogo permanente con la sociedad y sus instituciones. Sin lugar a dudas, esta dimensión de la extensión universitaria demanda una especial atención o estudio por parte de cada universidad.
En este sentido, la experiencia de los autores en la actividad extensionista, conduce a reflexionar sobre la realidad de este proceso desde las prácticas generadas en torno al vínculo con la comunidad, donde se ha generalizado materializarla en forma de intervención, y se carece de sistematización y seguimiento a las acciones proyectadas.
En el primer aspecto de reflexión, es importante tener presente la naturaleza etimológica del término, encontrándose en los diccionarios de la Lengua Española, que el vocablo intervención tiene diferentes acepciones, entre las que cuentan: acción y resultado de intervenir en un asunto, acción o actividad; operación quirúrgica; modalidad de expresión artística que toma como material el entorno sociológico y la acción de un estado u organización internacional de intervenir por la fuerza o con la amenaza de injerir en asuntos internos de otro estado.
Las definiciones presentadas conllevan a razonar que este término no es apropiado, en tanto no visualiza la naturaleza de esa relación, sustentada en el intercambio y la colaboración; desde otro punto de vista centraliza la acción en la universidad como entidad que ocupa y actúa sobre un espacio restándole significación a la comunidad como organismo social que encierra un acervo socio cultural propio.
En la Segunda Conferencia Latinoamericana de Difusión Cultural y Extensión Universitaria, celebrada en México (1972) el investigador Freire, al referirse a la extensión, plantea que se acerca más bien a una “invasión cultural”, la cual se caracteriza por basarse en una relación autoritaria donde el “invasor” o extensionista dice la palabra y los otros hombres simplemente escuchan, reducidos a meros objetos de la acción del “invasor”. Toda invasión cultural presupone la conquista, la manipulación y el mesianismo de quien invade caminos de la “domesticación”.
Desde esta mirada, el término intervención relacionado con la extensión para expresar la relación universidad-sociedad, resta significado a la intencionalidad con que se hace, pues acentúa un carácter direccional, cuando de lo que se trata es de avocar a las comunidades para encuentros dialógicos.
En las revisiones efectuadas se centra un análisis de la extensión como proceso que estimule el diálogo con las comunidades, bajo una forma de encuentros con las localidades, en este sentido, la investigadora Romero (2012) sustentada en la teoría de la educación popular sostiene que estos encuentros como proceso educativo deben tener un carácter constructivo, como una articulación crítica de los conocimientos que aportan todos los implicados en el acto, primando valores, principios de organización e intencionalidad.
Este criterio de la investigadora reviste importancia para los fines del presente estudio, en tanto, en el encuentro la universidad desempeñaría un papel de conducción del proceso con objetivos y métodos, propiciando el placer del saber y la toma de posiciones, potenciando así en la comunidad un análisis de sus relaciones internas para transformar la realidad existente.
Por otra parte, el estudioso latinoamericano Betto (2012) en el 8vo Congreso Internacional Universidad celebrado en La Habana, se refirió a la necesidad de mantener el diálogo con las masas, con la cultura popular y la religiosidad, idea que nos transporta a comprender que la transformación debe partir del propio reconocimiento y consolidación de la identidad de esas comunidades, en posibilitarle descubrir sus riquezas como herramientas factibles para el cambio y que los nuevos saberes potencien la conciencia crítica con alternativas aplicables a su realidad social.
A partir de esta lógica, se comprende que participar significa romper voluntariamente y a través de la experiencia la relación asimétrica de sumisión y dependencia integrada en el binomio sujeto-objeto.” (Fals, 1999).
Desde esta visión, trasciende la idea de entender a la participación solo como presencia o la de ser informado del proceso, pues incluye la capacidad de ejercer el criterio informado en la definición, análisis, propuesta de soluciones y ejecución de las acciones, así como su seguimiento, control y evaluación de los proyectos sociales en que las personas se involucran.
Por ende, la dinámica de la relación universidad-sociedad es comprendida como la interacción en la producción y aplicación de saberes, con una participación activa de sus miembros, donde el recurso del diálogo es el conector para discutir objetivos y proyectar acciones.
Sobre este particular, es importante tener presente lo planteado por Escalante (2015), secretario general de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (Udual), durante su conferencia en el XIII Congreso Latinoamericano de Extensión Universitaria, desarrollado en La Habana, al subrayar que en los momentos actuales ya no basta pensar que la universidad tiene que relacionarse con su entorno, si no en centrarse en qué consiste esa relación, quiénes están participando en dicho contexto y cuál es la estrategia más efectiva para imbricar entornos y actores.
Lo anteriormente expresado, conduce a repensar las estrategias diseñadas desde la universidad en función de incluir más y encontrar en este entretejido social la verdadera naturaleza de su esencia, una mezcla de actividad participativa distinguida por el diálogo.
Para descifrar la utilidad del diálogo en esta relación, es pertinente recurrir nuevamente a las ideas de Freire, al concebirlo como un encuentro amoroso de los hombres que, mediatizados por el mundo ‘lo pronuncian’, esto representa la transformación y humanización de todos’. La humanización, se encarna en la comunicación y esta es diálogo cuando en ella no hay sujetos pasivos. En la relación dialógico-comunicativa, ambos términos de la relación actúan como sujetos, ambos se expresan y pronuncian su palabra.
En este sentido, la concreción de la relación universidad- sociedad entendida como diálogo, es un encuentro de sujetos interlocutores, que buscan la significación de los significados, sólo así podrá ser verdaderamente humanista y transformadora.
Este diálogo en medio del proceso educativo de los encuentros, debe distinguirlo: su espontaneidad, carácter vivencial y reflexivo, con una intencionalidad al reconocimiento y la construcción de saberes, como soluciones prácticas a sus problemáticas sociales.
Entender la presencia de la universidad en la comunidad como encuentro, precisa otorgarle interés a la sistematización, a través de un proceso de investigación acción de las tareas que en ese sentido realiza la institución de manera que sea posible conformar el perfil de la extensión en contextos específicos y contribuir así, en el marco de principios e intencionalidad ya aceptados por ella, a participar activamente en el cambio social.
Lo anteriormente expresado, nos revela una propuesta para la atención a las tareas proyectadas, orientándose la extensión a un proceso de evaluación sistemático y de planificación de nuevas acciones en correspondencia con los resultados que afloren los encuentros.
De este análisis, merece detenimiento lo referido a la sistematización y seguimiento de las acciones planteadas desde la universidad hacia las comunidades, para lo cual según criterio de los autores, es pertinente tener presente las siguientes ideas:
¿Qué rasgos precisa el diagnóstico participativo?
Es esencial, para el que pretenda trabajar en una comunidad, hacer que los pobladores formen parten del diagnóstico, se sientan identificados y vean reflejadas sus necesidades, éste es el primer aspecto motivacional para que luego puedan involucrarse en las acciones que se planifiquen.
Se asumen las características del diagnóstico participativo esbozadas por las autoras Romero y Hernández (2012), resaltando por interés del estudio actual los siguientes rasgos:
Al hacer referencia a los ámbitos de participación, el individual irá dirigido a los sujetos claves de la comunidad, dígase líderes formales o no, por su parte el grupal se determina de acuerdo al género, edades, preferencias o creencias y en el caso del comunitario se aplica en las reuniones abiertas.
El carácter dialéctico de la comunidad como organismo social particular, explica que los conocimientos que se arrojan no sean del todo acabados, por lo que le imprime una nueva cualidad al diagnóstico, que es su carácter sistemático, derivado de que las acciones que se introducen suelen generar nuevas carestías, lo que permite considerar que se tengan que añadir nuevas tareas de investigación.
Otro de los aspectos de observancia dentro de los encuentros con la comunidad, es la planeación de acciones, ellas se han de concebir desde las discusiones diagnósticas, en este momento los participantes por la universidad, sólo se han de visualizar como conductores del proceso, coadyuvando a extraer las causales y orientar la elaboración de acciones por los decisores comunitarios, en correspondencia con las fortalezas y las intencionalidades ya declaradas con anterioridad.
Las reuniones de análisis de la efectividad de las acciones se desarrollan por puntos, presentadas las evidencias por los responsables de ambas partes, quienes deben destacar los criterios de los pobladores, el nivel de impacto y las debilidades observadas en la ejecución, imponiéndose trazar nuevas acciones derivadas de las insuficiencias encontradas.
Estas nociones ratifican la responsabilidad de la universidad de democratizar el conocimiento, desde una mirada de transformación social y de agente de desarrollo comunitario. Su función en este sentido, sería difundir el conocimiento como promotora de los valores socio-culturales de la localidad y de formar una conciencia crítica, adquiriendo un rol cultural y de apoyo social para promover la participación, el respeto a la diversidad cultural y la prestación de servicios básicos como alternativa dirigida a sectores vulnerables.
En ese escenario de cambios sociales, las universidades deben estar orientadas al desarrollo humano transformador, definido como un impulso de cambios sustanciales en los organismos sociales, su política y economía, con notables repercusiones en las relaciones intergeneracionales como una perspectiva de crear riquezas.
Se entiende por acción transformadora de la universidad, desde la extensión universitaria, al bien público que garantiza accesibilidad de todos al saber con una marcada intencionalidad de eliminar impedimentos y vulnerabilidades locales, que propicie una autonomía de poder para modificar todos los aspectos que no están correctamente ubicados, con un enfoque de orientación hacia las necesidades o complejidades sociales, prestando especial atención a la evaluación del impacto humano dentro de la universidad en la sociedad..
De acuerdo con los planteamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) elemento sustancial para la conveniente contribución de las instituciones de educación superior para impactar de manera efectiva en el desarrollo humano y social, son sus aportaciones a la sustentabilidad con la cual dicho desarrollo debiera alcanzarse al interior de las universidades en cada una de sus funciones sustantivas, a través de la aplicación de prácticas razonables, así como hacia el exterior en su colaboración con las entidades locales y los gobiernos, a fin de llevar a cabo acciones, políticas y proyectos vinculados al desarrollo sostenible.
Lo hasta aquí analizado, evidencia la factibilidad de la transformación social desde la relación universidad-sociedad por medio de la extensión universitaria como perspectiva de contextualizar la institución educativa al proyecto de desarrollo económico y social actual cubano.
Conclusiones
Las consideraciones ofrecidas en torno a la relación universidad-sociedad desde la extensión universitaria con enfoque de transformación social, posibilitan redimensionar el papel de la extensión universitaria como proceso articulador de lo académico y lo investigativo en función de promocionar y retroalimentar saberes con el medio exterior.
Enfatizar en que la extensión debería ser la mejor expresión de una integración creativa Universidad-Sociedad, haciendo de esta función el vehículo para el accionar universitario, el hilo conductor de la transformación social, con lo cual adquieren sus proyectos socio comunitarios una extraordinaria relevancia en el quehacer de las instituciones de educación superior.
La función social de la Universidad, como proceso sociocultural en el que intiman directamente ella y el sistema social, matizado por una sucesión de cambioscoyunturales y contingencias, no es más que el resultado de la participación directa entre la Universidad y los procesos sociales en contextos históricos específicos como es la comunidad.
Bibliografía
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