MSc. Vilma Guerra Vento
DraC. Maritza Cuenca Díaz
Universidad de Ciencias Pedagógicas “José Martí”. Camagüey.
mcuenca@ucp.cm.rimed.cu
Realzar la formación del profesional de la educación, constituye un reto para la educación en Cuba, si se tiene en cuenta el importante papel, que le corresponde desempeñar en la microuniversidad, como formador de las nuevas generaciones, lo cual se sostiene en la concepción de la formación permanente de los mismos, respondiendo a las necesidades personales, prioridades y demandas sociales que incitan la actualización y perfeccionamiento de los conocimientos, habilidades y actitudes inherentes a su labor.
Para el logro de este propósito, resulta vital, que los maestros en formación y de forma particular, los tutores de los mismos, estén en condiciones de ofrecer los elementos teóricos indispensables, para transformar la práctica y aportar al desarrollo integral de los escolares que atiende.
El cumplimiento cabal del rol profesional del maestro cubano constituye un requisito indispensable para la formación del ideal de hombre a que se aspira en la sociedad, concretado en el fin de la educación, plasmado en la política educacional cubana.
La formación inicial de los estudiantes se realiza desde nuevas condiciones y exigencias, se trata de prepararlos en tiempo mínimo con los conocimientos, habilidades y valores necesarios que les permitan desarrollar eficientemente su rol en la escuela y de esta manera contribuir a solucionar los problemas profesionales de la práctica educativa.
Para lograr dicho propósito se requiere de una concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje que ofrezca desde las clases un modelo de actuación profesional y se convierta en un espacio referencial que propicie el interés y potencie los múltiples resortes afectivos motivacionales dirigidos en lo esencial, hacia la profesión pedagógica.
Se trata de dar respuesta a la contradicción existente entre el Modelo Profesional que exige el nuevo cambio educativo y la práctica pedagógica del maestro en formación, para enfrentarlo de manera eficiente a su práctica laboral. En esta relación dialéctica se explica la necesidad de aportarles desde su formación profesional, todas las influencias educativas que coadyuven a estimular su vocación pedagógica; que enriquecida a partir de nuevos descubrimientos científicos y la introducción de las tecnologías de la información científica, la participación consciente y comprometida de los mismos, permita lograr su permanencia y desarrollo creciente.
Para elevar la calidad del proceso pedagógico, se requiere que el profesor se convierta en un investigador activo dentro y fuera del aula por lo que es necesario que éste posea una actitud científica en su trabajo de forma tal que se logre la transformación de los centros de ese nivel de enseñanza. Para lograr esta transformación es necesario que los futuros docentes dominen los principales problemas que se presentan en la práctica educativa, para desde la investigación, cuyo objeto de estudio es el proceso de investigación científica vinculado a los hechos y fenómenos educativos, dar respuesta a los mismos, con el fin de elevar la calidad de los procesos que desarrolla; dentro de los cuales es importante reconocer la estimulación del desarrollo intelectual de los escolares primarios; por lo que el objetivo del presente artículo está encaminado a realizar algunas reflexiones acerca de la necesidad de una correcta formación del profesional de la educación para lograr la estimulación del desarrollo intelectual de los escolares primarios.
Palabras claves: formación, profesional, estimulación, desarrollo intelectual, escolares primarios.
Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:
Vilma Guerra Vento y Maritza Cuenca Díaz (2013): “La formación del profesional de la educación: un reto para lograr la estimulación del desarrollo intelectual de los escolares primarios”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (octubre 2013). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2013/10/escolares-primarios.html