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Observatorio de la Economía de VenezuelaDatos Básicos
PRODUCTO INTERNO BRUTO E INGRESO POR HABITANTE (ICM)
Venezuela, después de experimentar durante las décadas de 1960-1970 y 1970-80 tasas de crecimiento de su PIB de 6% y 4,5% respectivamente ha tenido un desempeño económico irregular tendiendo hacia el estancamiento en los últimos 25 años, reflejándose en tasas de variación del PIB muy por debajo de los promedios señalados. Durante la llamada “década perdida” para América Latina (1980-1990) la tasa de crecimiento del PIB venezolano fue negativa (-0,7%). Durante el quinquenio de 1990-1995 la tasa de crecimiento promedio experimentó un repunte de 2,8%, para luego volver a retroceder en el período 1995-2002 donde el PIB experimentó un crecimiento cercano al nulo (-0,1%). En lo que va del presente siglo el PIB venezolano ha estado sometido a significativas fluctuaciones con caídas abruptas durante los años 2002 y 2003, años marcados por la crisis política y de gobernabilidad que se presentó. A partir del año 2004 se observa una recuperación importante, apoyada en un clima político más apaciguado y en el fuerte aumento del gasto público, amparado en la tendencia favorable que ha mostrado la evolución de los precios del petróleo, principal producto exportador del país. Todo indica que el crecimiento del PIB se mantendrá durante el año 2005, aunque de una forma ralentizada con respecto al año anterior y siempre sostenido con base en el incremento del gasto público corriente, fundamentalmente por la vía de la operatividad de diversos programas sociales. El Tamaño de la economía venezolana representa, tomando los datos correspondientes a 2004, alrededor de un 5% del tamaño de la economía de América Latina y el Caribe (ALC) que tiene un PIB Global de aproximadamente 2 billones de dólares. A pesar de su escaso peso relativo, el tamaño de la economía venezolana sólo está por detrás del de México (cuyo PIB representa alrededor de 35% del PIB de ALC) del de Brasil (30% del PIB de ALC) y de Argentina (7,5% del PIB de ALC) lo cual la sitúa entre las cinco economías más grandes de la región.El Ingreso por habitante de Venezuela ha sufrido un estancamiento por espacio de 25 años, desde los años ochenta. Un análisis comparativo con España nos ilustra esta realidad. En 1981 Venezuela disfrutaba de un ingreso per cápita de 4.220 dólares, sólo un poco menor de los 5.640 dólares que su equivalente español. Las cifras del 2002 muestran que el ingreso per cápita español se ha elevado hasta los 14.430 dólares (según el método Atlas) y hasta los 20.460 dólares (según el método PPP) situando al país ibérico entre las naciones con mayor renta del mundo. Por el contrario, el ingreso por habitante venezolano para el mismo año refleja el estancamiento señalado (3.970 $ medido por el método Atlas; 5080 $ por el método PPP), representando apenas una cuarta parte del ingreso per cápita español. De la misma manera, de ser el país con el mayor ingreso por habitante de ALC en la década de los setenta, el deterioro sufrido ha supuesto que otras naciones de la región la superen en renta media (México, Uruguay, Costa Rica, Chile, Argentina) y su renta por habitante se sitúe incluso por debajo de la media para ALC (6.750 $ según método PPP).
PIB Total e Ingreso por habitante
2000
2001
2002
2003
2004
PIB (miles de mill. de $).
117,2
122,9
92,9
83,4
109,3
Ing. por hab. M. Atlas. ($)
4.100
4.580
3.970
3.470
4.020
Ing. por hab. M. PPP. ($)
6.200
6.100
5.080
4.740
Fuente: Banco Mundial
Evolución del PIB
Variación PIB (%) |
1970-80 |
1980-90 |
1990-95 |
1995-02 |
2002 |
2003 |
2004 |
2005 (e) |
4,5 |
-0,7 |
2,8 |
-0,1 |
-8,9 |
-9,2 |
12,3 |
5,5 |
Fuente: CEPAL, Banco Mundial, BBVA
Gráfico 1. Evolución del PIB de Venezuela (1995-2005)
Fuente: Latin Focus
El fluctuante desempeño del PIB venezolano durante la década 1995-2005, acompañado del fracaso en incrementar la renta per cápita tiene varias causas de las cuales se mencionan tres relevantes. 1) Desde comienzos de los años noventa la economía venezolana experimentó reformas mediante la implementación en 1989 de un programa de ajuste estructural. Este programa estaba alineado con las recomendaciones salidas del Consenso de Washington, involucrando entre otras medidas: liberación de los precios de los bienes y servicios, liberación del tipo de cambio, un programa de privatizaciones, una política de apertura comercial, reestructuración y modernización del sistema tributario y del sistema financiero. Sin embargo, la aceptabilidad de estas medidas como la estrategia adecuada dirigida a cambiar el modelo rentista petrolero por el que durante décadas se había sustentado la economía venezolana, no se correspondió con políticas sociales contundentes, que paliaran sus posibles efectos adversos, fundamentalmente sobre las clases más pobres y, por ende, con menor capacidad para proteger sus salarios reales. Con todo, programas como la apertura comercial significaron una ventaja, al dinamizar algunos sectores económicos privados, encontrando éstos nuevos mercados, lo cual se reflejó en el aumento sostenido de los flujos comerciales de bienes no petroleros, especialmente con Colombia.
2) Las políticas de ajuste no consiguieron anular la vulnerabilidad característica de la economía venezolana a los shocks externos transitorios, fundamentalmente provocados por la caída de los ingresos petroleros. Las fluctuaciones del precio del petróleo experimentadas durante el segundo quinquenio de los años noventa, demostró que se había avanzado muy poco en esta dirección, al observarse continuos déficit fiscales con el consiguiente impacto inflacionario. De hecho, el programa de reformas sufrió reveses importantes, como la paralización del proceso de privatizaciones, la vuelta a un sistema de tipo de cambio altamente regulado por el gobierno, y el retraso en la implementación de las reformas en el sistema tributario y financiero, agravado en este último caso por la crisis bancaria del año 1994. La ralentización de las reformas significó que el impulso básico de la actividad económica siguió siendo el gasto público, fundamentalmente el de tipo corriente en desmedro del gasto público en inversión. Además, el gasto público real en sectores como la educación y la salud sufrieron mermas significativas, suponiendo nuevos obstáculos al proceso de crecimiento económico. 3) Las fluctuaciones del PIB observadas en el primer quinquenio del siglo XXI, reflejan un proceso de reversión de la economía venezolana hacia una condición de fuerte dependencia del gasto público, acompañada de un modelo político y económico que rechaza las reformas, percibidas como “neoliberales” y apuntando hacia un sistema donde el gobierno impone una política altamente dirigista y regulatoria sobre la actividad económica. Si bien con la recuperación del ingreso petrolero se ha hecho énfasis en programas sociales dirigidos a cubrir necesidades de los pobres postergadas por décadas, se pone en duda la sostenibilidad del modelo. Esto es así porque paulatinamente se ha venido socavando la base que posibilitaría hacer sinergias junto con el sector privado, fundamentalmente el formado por pequeños y medianos empresarios, con el fin de mecanizar las fuerzas del crecimiento, tal como ha ocurrido en cualquier país que ha experimentado un aumento sostenido de su bienestar económico.
Observatorio de la Economía de Venezuela