Leonardo Granato
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El contexto mundial actual revela la construcción de un nuevo orden internacional que es el escenario de la relación de diversos bloques integrados. “La regionalización y la globalización, la 'integración' hacia 'adentro' y hacia 'afuera', son una constante en crecimiento en los tiempos actuales. Hoy los espacios territoriales se estrechan, porque interior – exterior tienen 'vocación de comunicación'”.
El cierre de un ciclo que puso fin a la Guerra Fría y la determinación de un marco legal general para el comercio y desarrollo económico nos lleva a considerar la existencia de un determinado orden mundial actual claramente definido por la liberalización en materia política y económica.
En este “orden” los Estados apuntan al futuro a través de la profundización de los esquemas de integración económica, concebida ésta como la alternativa clave para que los mismos logren la dimensión regional donde ubicar y adecuar sus propios intereses.
Hoy en día, la integración sudamericana sigue constituyendo el factor fundamental para la reinserción internacional de nuestra subregión. Los principales procesos de integración latinoamericanos han surgido a partir de factores económicos, se busca la integración de los mismos al nivel regional para poder así insertarse como bloque en la economía mundo.
Si para Europa la concepción de la integración surge de un factor traumático como la guerra, en el caso latinoamericano surge a partir de la economía, como dilema de inserción internacional no resuelto. Es por ello que todo aquello relativo a la inversión extranjera necesaria al crecimiento de toda economía integrada, se presenta como un punto clave a estudiar en la problemática del Derecho de la Integración Económica.
En un sentido amplio, la Inversión Extranjera “se refiere a la toma de control de activos productivos en un país por parte de no residentes. Este concepto comprende tanto a aquella inversión que supone la creación de nuevos activos (y, por ello, alteraciones en el patrón geográfico de la actividad económica), como a la inversión que comporta cambios en el control de empresas ya establecidas”.
En este contexto, los inversores extranjeros requieren de una estabilidad política y económica razonable que garantice sus derechos de propiedad. La inestabilidad política puede crear considerable incertidumbre y riesgo para aquéllos, socavando la credibilidad de las leyes y políticas actuales. Asimismo, la estabilidad macroeconómica juega un papel crítico porque sin ella, los cambios en otras áreas tendrán un impacto limitado.
Entre los factores de mayor importancia para atraer a los inversores extranjeros encontramos la estabilidad política y económica y el marco regulatorio.