Dr. Elier Méndez Delgado
M Sc. María del Carmen Lloret Feijóo
ejmendez@fce.uclv.edu.cu
Como resultado del desarrollo tecnológico, científico, económico y además producto de la polarización de la riqueza, no vivimos como nuestros abuelos, ni siquiera como nuestros padres, y aunque en algunos aspectos vivimos mejor, en otros muchos vivimos peor.
La idea de un mundo global a lo largo de la historia posee varios siglos de existencia, sin embargo hace relativamente pocos años que cobra relevancia y vigencia esta idea producto del desarrollo de nuevas tecnologías asociadas a la comunicación y la sociedad de la información.
A partir de la década de los años setenta es cuando las economías de los distintos países iniciaron un proceso económico más interrelacionado que nunca antes, constituyendo una nueva dinámica mundial en la que los países son cada vez más dependiente; es decir, a partir de este tercer impulso de la globalización es que asistimos a la constitución de un mundo más interrelacionado. Desde entonces se habla con mayor fuerza de la globalización como un fenómeno nuevo y sin precedentes.
La "Globalización" puede verse como un proceso objetivo e histórico que aparece como resultado del propio desarrollo de la humanidad donde el desarrollo tecnológico ha ido ganado espacio en el mundo; este proceso se refiere básicamente a la creciente integración de las economías de todo el planeta, especialmente la integración que se ha dado a través del comercio y los flujos financieros. En algunos casos este término hace alusión al movimiento de los capitales y el desplazamiento de personas (mano de obra) y la transferencia de conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales.
Pueden apreciarse diferentes dimensiones de la Globalización: financiera, cultural, política, ambiental, social, etc. lo que hace ver a este proceso con un alcance más amplio; sin embargo resulta de medular importancia a los efectos de entender la trascendencia de la idea de un mundo cada vez más Global.