Autoras:
Mara Deniz
María Agustina Ruiz
Compiladoras:
Pamela Travaglia
María Laura de la Barrera
Argentina
maradeniz_94@hotmail.com
ISBN-13: 978-84-17583-86-6
Los quehaceres psicopedagógicos han ido transformándose casi con la misma dinámica que lo ha hecho la sociedad. Los avances de esta posmodernidad, tan mencionada e interpelada desde diferentes ámbitos, también han dejado su impronta en la manera de hacer psicopedagogía hoy.
No puede pensarse en la actualidad en una psicopedagogía en relación con la educación o con la salud, es momento de borrar tanta dicotomía poco real, para entrar en planos de interacción y diálogo. Para ello, se hace necesario revisar conceptos de íntima influencia como es el de desarrollo. Hoy tenemos más herramientas, fruto de la investigación, que nos permiten entender mejor lo que éste implica.
Cuando hablamos de desarrollo, podemos retomar los planteos de Pérez y Capilla (2011) quiénes lo van a entender, desde una perspectiva neurocientífica, bajo tres principios claves: la discontinuidad, una interacción genética-ambiente y la jerarquía.
Respecto al primero, se reconoce que en el desarrollo de un sujeto se lleva a cabo un crecimiento continuo, periódicamente interrumpido por breves períodos de rápido cambio. Esto puede traducirse, por ejemplo, de manera sintética en las etapas que presenta la escuela neopiagetiana o el neuroconstructivismo: primera infancia (0-2 años), período preescolar (2-6 años), período escolar (6-12 años), adolescencia (12-20 años), donde emergen estadios de desarrollo cualitativamente diferente, con adquisiciones de competencias cognitivas nuevas que reflejan el establecimiento y refinamiento de nuevos circuitos cerebrales.
En relación con el segundo principio, los autores destacan que el desarrollo no está determinado por la genética solamente, sino que la experiencia y en general el ambiente, juegan un papel esencial. Podría afirmarse que, sobre todo en el período pre y perinatal, el desarrollo del cerebro es altamente vulnerable a determinados acontecimientos: prematurez, bajo peso al nacer, infecciones, hipoxia, que pueden dejar importantes repercusiones en el curso normal del desarrollo. Incluso el crecimiento se constituye en un proceso cuyas circunstancias estarán determinando cierta calidad de vida de una persona, su funcionalidad, sus actividades diarias, todo ello contribuyendo al modelado de su sistema nervioso.
En el tercer y último principio, se parte del concepto de heterocronicidad, para entender que la organización cerebral ocurre de manera general de lateral a medial, de rostral a caudal y de hemisferio izquierdo a derecho. Las investigaciones contribuyeron a dar a conocer que las regiones sensoriales y motoras primarias de nuestro cerebro maduran antes que las regiones asociativas y que, las estructuras más recientes, estarían en lo más alto de la jerarquía, regulando las más antiguas, entiéndase neocorteza, por sobre el cerebro reptiliano. Los avances científicos dan cuenta también de que ésta es una modalidad funcional, no excluyente de estructuras, sino sistémica e intricada.
Una vez entendida y puesta de manifiesta la importancia crucial de conocer bajo qué principios funciona el desarrollo de todo ser humano, se nos hace necesario dejar en claro porqué la perspectiva neurocientífica ha tomado peso e intenta vincularse con el quehacer psicopedagógico. Es imposible no considerar los diversos aportes en pos de comprender e intervenir mejor en los procesos que implican la cognición y el aprender.
Son precisamente las Funciones Ejecutivas las que más han sido estudiadas al menos en estos últimos diez años. Concretamente, comprenden una serie de procesos cognitivos y metacognitivos tales como: la anticipación, la elección de objetivos, la planificación, la selección de la conducta, la autorregulación, el autocontrol, la inhibición, la flexibilidad y el uso de retroalimentación, hoy se sabe que aun cuando su desarrollo comienza a edades tempranas, la complejidad de la corteza prefrontal, que sería su substrato neuroanatómico, termina de madurar en su tamaño definitivo, conexiones y mielinización a los 22- 24 años.
Por lo tanto se torna necesario comprender y estudiar estas funciones que se encuentran íntimamente ligadas con el aprendizaje, la toma de decisiones, los planes que se realizan a diario, la regulación de nuestras emociones, entre otras, todas ellas esenciales en el accionar cotidiano de los seres humanos.
Mara y Agustina han logrado integrar en este libro las dimensiones teóricas actuales más destacadas sobre las Funciones Ejecutivas y la recopilación de experiencias dentro del nivel inicial, abordando diferentes propuestas que pueden enriquecer la planificación y la tarea del docente de nivel inicial, favoreciendo al desarrollo y maduración de las Funciones Ejecutivas de los niños en pos de generar aprendizajes significativos.
Pamela Travaglia
María Laura de la Barrera.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Mara Deniz y María Agustina Ruiz (2019): “Funciones ejecutivas en niños de Nivel Inicial. Porqué y para qué favorecer su desarrollo. Aportes desde la Psicopedagogía”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (noviembre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/libros/1865/index.html