Ramón Rivera Espinosa
Héctor Rueda Hernández
Liberio Victorino Ramírez
(Coordinadores)
DR. © Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural y (IISEHMER). Universidad Autónoma Chapingo, México
DR. ©Centro Iberoamericano de Investigación en educación sostenible y planificación territorial para la responsabilidad social. (México-Colombia). Tlayolotl.
Libro sometido a proceso de dictaminación por pares académicos externos de instituciones educativas universitarias Iberoamericanas.
ISBN-13: 978-84-17583-55-2
rre959@gmail.com
La práctica educativa es entendida como la conjunción de las diversas dimensiones que inciden en el quehacer educativo y el actuar responsable de los actores que participan en el proceso educativo. Considerando de manifiesto la voluntad de transformar en el trabajo cotidiano en la comunidad de aprendizaje que es construida por los actores con el fin especifico de transformar.
La relación entre la educación –y como parte de ella la práctica docente-, y la responsabilidad social siempre ha sido inherentes, aunque no siempre se manifieste de forma explícita.
Por recordar sólo a algunos de los grandes pensadores de la educación podemos citar a Antonio Gramsci, a Paulo Freire y en tiempos más recientes a Peter McLaren quienes plantearon que la función educativa en la sociedad va más allá de la alfabetización, o de la formación para el trabajo, debiendo avocarse a la formación del ciudadano y con ello a una sociedad más justa. Con planteamientos, propuestas y acciones concretas dirigidas a la concientización social, a la solución de problemas derivados de políticas económicas y educativas y a la búsqueda de la construcción de un mundo mejor.
Hoy en día, más que nunca es evidente que la educación tiene un papel fundamental no sólo en la integración de una sociedad más justa, sino incluso para la supervivencia del hombre y la vida en general en el planeta.
Situaciones tan graves que enfrentamos en la actualidad, como el cambio climático con todas sus consecuencias, la pobreza extrema de millones de ciudadanos en el mundo y la violencia social constante nos lleva a reflexionar en nuestro papel como educadores y nuestras aportaciones para su solución.
Es claro que los procesos educativos y particularmente la acción docente tienen un rol esencial en la construcción de una sociedad mejor, y en la búsqueda del reconocimiento que el hombre es uno solo con el planeta. Es por ello, por lo que todas las acciones que desarrollemos en este ámbito son bienvenidas y valoradas en su justa dimensión.
La práctica educativa y la responsabilidad social universitaria (RSU), sin duda están vinculadas e integradas en el proceso educativo, se podría decir, como funciones sustantivas de la universidad.
La práctica educativa también incide en la formación de los profesionales y en la formación de los profesores e investigadores, en el mediano y largo plazos. Son partes muy importantes de toda institución de educación superior con RSU.
Si bien no negamos que la universidad debe atender los requerimientos de formación profesional que exige el desarrollo del cualquier país o sociedad, también es cierto que la universidad no debe limitarse a esta tarea, propiciando el desarrollo de otras opciones y programas, explícitamente concebidos para atender necesidades sociales bajo un criterio de efectividad. En cuanto a la producción de conocimientos, la nueva universidad pública debiera orientarse prioritariamente a la generación de conocimientos con valor social, aunque no se niega la posibilidad de creación de conocimientos con valor económico.
En esta línea argumentativa, el concepto de práctica educativa se armoniza con el de calidad desde un sentido social que se conjuga dialécticamente con la Responsabilidad Social Universitaria (RSU). La RSU constituye un compromiso continuo de la Universidad con la ética en su actuación y en la contribución del desarrollo de las comunidades, en pro del mejoramiento de la calidad de vida de sus ciudadanos. Donde la Universidad asume cada vez mejor su rol de formación superior integral con fines éticos, donde el objetivo ha de ser la formación de profesionales competentes con principios y actitudes en su vida, donde las convicciones acerca de la naturaleza del mundo y su posible servicio a la sociedad, faciliten la articulación de las demandas de la sociedad con la universidad, garantizando una efectiva pertinencia dentro de una política de estado, donde la educación juega un papel esencial para solución de problemas que demanda la colectividad donde está inmersa la misma universidad.
Ramón Rivera Espinosa / Héctor Rueda Hernández /
Liberio Victorino Ramírez
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Ramón Rivera Espinosa, Héctor Rueda Hernández y Liberio Victorino Ramírez (Coordinadores) (2019): “Practica educativa y responsabilidad social”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (junio 2019). En línea:
https://www.eumed.net/libros/1833/index.html