Lic. Pedro A. Bruzón Sosa MSc.
Lic. Arisdorgan Diéguez Almaguer MSc.
Ing. Mario Adelfo Batista Zaldivar Dr.C
Lic. Tatiana María Velázquez Ramírez MSc.
arisdorgandieguez@gmail.com
La preparación de libros de texto para la enseñanza ha sido abordada por pocos autores y los que abordan la teoría, y metodología para la elaboración de libros complementarios para la docencia es aún menor. Se ha asumido que cualquier texto relacionado con el tema que imparte el profesor y que pueda servir de apoyo al texto básico de esa asignatura específica, puede estar recogido bajo esa categoría de: complementario, de consulta, de apoyó, de referencia, etc. Esta idea, básicamente, no está errada; en otras palabras, un docente que imparte, por ejemplo, Historia de la Religión, puede usar la Biblia, el Corán, los textos de Alán Kardec para apoyar sus clases y orientar algún trabajo independiente. Otro profesor que enseñe Demografía podrá usar los censos de Población y Viviendas que se realizaron en el periodo o etapa en que se enmarque el estudio, y así sucesivamente.
Con todo, el texto didáctico complementario, al que aquí se hace referencia, es el que es elaborado con el fin explícito de servir de consulta para determinada asignatura, es decir, el que el propio profesor o un equipo, mejor aún, confecciona con el fin expreso de servir como material suplementario a un texto básico de determinada disciplina o, incluso, de más de una materia.
La Educación ha alcanzado un nivel de desarrollo envidiable en lo que a teorías e iniciativas pedagógicas se refiere en función del proceso docente-educativo; no obstante, el número de maestros y profesores que elaboran textos complementarios propios, para que sirva como material de consulta de sus educandos puede ser muy limitado.
Escribir el texto básico de una asignatura es, generalmente, tarea de una comisión nacional perfilada al respecto, y salvo excepciones de una sola persona, pero nadie prohíbe al maestro de enseñanza primaria, o al profesor universitario de Historia Regional, por ejemplo, escribir textos de Historia Local, para insertarlos en la enseñanza de la historia patria. Tampoco nadie limita al profesor de Geografía de la enseñanza secundaria a elaborar una caracterización físico-geográfica o económico-geográfica, según sea su interés, de la localidad donde se ubica la escuela, por solo poner otro ejemplo.
No obstante, los autores reconocen, que en las pesquisas realizadas los profesores alegaron no contar con los requerimientos para confeccionar estos textos didácticos, lo que motiva, que aun cuando cuenten con la información, es decir el contenido, al elaborarlos lo hagan de forma empírica.
Un tercer factor de peso es que tampoco se aprovechan plenamente las posibilidades que ofrece la informatización para digitalizar textos de forma atractiva, pese a que el desarrollo de la ciencia y la tecnología exigen al sistema educativo una actualización constante en la búsqueda de nuevas vías para la educación. Gracias a la computación se ha llegado a la digitalización de todo tipo de información y la aparición del libro electrónico que, aunque ha tenido un sinnúmero de detractores terminará imponiéndose. El profesor debe convertirse en diseñador de contenidos formativos y elaborar textos digitales que apoyen el proceso de enseñanza aprendizaje.
Uno de los retos de la Educación es accionar con mayor frecuencia en este aspecto. Los años en que los profesores se limitaban meramente a reproducir lo que aparecía en los textos básicos escritos para la generalidad de los estudiantes de ese nivel, deben quedar atrás en un sistema de educación moderno, que exige del profesor creatividad en este aspecto. Sin embargo, las recomendaciones que se exponen en este libro, más que patrones a seguir, se limitan a sistematizar los principios, estrategias de diseño y otros aspectos básicos esgrimidos por diversos autores, así como presentar una serie de requerimientos para elaborar una síntesis histórica de una localidad.
La elaboración de textos complementarios de historia local en formato electrónico, para su vinculación con la historia nacional en cualquier tipo de enseñanza, es igualmente escasa, y muchos autores solo presentan estudios de localidades específicas y no metodologías, principios o requerimientos para su elaboración. Toda la historia localque se enseña sale de los resultados de las investigaciones locales, ya que resulta imposible desde el nivel nacional confeccionar estos textos y son los profesores quienes tienen el reto de elaborar e incorporar a la historia patria el contenido correspondiente a la localidad, para que esté presente en todo plan de estudio donde se aborde la historia nacional. La ausencia de un texto didáctico de historia local adecuadamente sistematizado dificulta que el aprendizaje de la historia se vincule con el contexto social y con la realidad del estudiante y facilita que los profesores, por falta del material para nutrirse, se conformen con tratar determinadas figuras o hechos locales de manera aislada y conviertan la historia local en una suma de ejemplos que ilustran ligeramente la historia nacional.
Los autores
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Pedro A. Bruzón Sosa, Arisdorgan Diéguez Almaguer, Mario Adelfo Batista Zaldivar, Tatiana María Velázquez Ramírez (2019): “La literatura docente complementaria para tus estudiantes. Recomendaciones para su elaboración”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (abril 2019). En línea:
https://www.eumed.net/libros/1820/index.html