Alejandro Landaeta Salvatierra
land.salvat@gmail.com
Introducción
La transformación de los valores en precios de producción ha sido uno de los tópicos más controversiales de la teoría de Marx, hallándose todavía lejos de un consenso definitivo aun entre los propios teóricos marxistas, a más de un siglo de la publicación de los tomos II y III de El capital. 1 De allí que se le haya conocido como el “problema de la transformación”. Sin embargo, la vulgarización del sistema marxiano, promovida por la academia occidental, pretendió relegar la teoría objetiva del valor al dominio común de la economía política clásica2 , dejándola bien embalsamada para conjurar su indomable vitalidad y confinarla para siempre en el desván de curiosidades del análisis económico. Gracias a la avanzada neoliberal de fines de siglo pasado, hoy en día son contados los estudiantes y trabajadores que alcanzan algún conocimiento de la teoría de Marx. Es por eso conveniente contribuir a recobrar el hilo.
Luego del prolijo y rudo debate de las primeras décadas del siglo XX, especialmente en Alemania y Rusia, resulta evidente y significativa la baja de la atención sobre la teoría objetiva del valor y, en general, de la crítica teórica del régimen del capital. No hubo, sin embargo, una completa solución de continuidad, pues no faltaron algunos cerebros que conservaron el relevo para la posteridad. Además, la teoría objetiva recobró algún interés académico entre las décadas de los 50 y 70, como se desprende de varios trabajos notables, estimulados éstos por la publicación en inglés del artículo de Bortkiewicz sobre la transformación, realizada por Paul Sweezy en 19423 . Destaca, entre otros, el trabajo conjunto de Gérard Duménil y Duncan Foley en la década de los 80, comprendidos dentro de la llamada “Nueva Solución”, que ellos denominan Single-System Labour Theory of Value (SS-LTV), ofreciendo un interesante “paso adelante” sobre las pistas de una solución, pero sin poder desprenderse de los anclajes fetichistas del paradigma neoricardiano. En el terreno del marxismo, la indagación de los factores objetivos del auge y decadencia del modo de producción cedió preeminencia a las teorías volitivas (de orientación sociológica y política), que coparon el escenario después de la Revolución Rusa.
La declinación no parece haber sido tanto por las dificultades teóricas, sino por la misma avanzada ideológica del orden capitalista. La escuela keynesiana y sus afines retomaron los aspectos “evolutivos” del sistema económico reemplazando la ineficaz teoría del equilibrio neoclásica, pero aplicando especial cuidado por distanciarse de las inclinaciones distributivas de la economía política. Se hizo natural prescindir de la ley del valor-trabajo como el fundamento para comprender las “disfuncionalidades” del proceso económico contemporáneo. El escollo de las clases permaneció por lo tanto ausente del espectro conceptual, lo mismo antes que después de Keynes. El funcionamiento contradictorio del capitalismo terminó reducido a un problema de orden técnico, donde lo crucial es hasta qué límite puede ser intervenida la economía sin transgredir intolerablemente la regulación espontánea del mercado, todo en función del pleno empleo, consigna que los neoliberales actualizaron (más conscientemente) por la de crecimiento, a secas.
Su objeto de estudio no ha sido por lo tanto el capitalismo, ni siquiera el capital, sino la economía en abstracto, a partir de un conjunto de axiomas que poco o nada tienen que ver con la estructura funcional del capital. Como se desprende del análisis de Paul Mattick 4, los keynesianos no consiguieron distinguir entre la funcionalidad exclusiva del capital y la totalidad económica que dimana de la formación social, “alterada” por la intervención del Estado y otras externalidades. La verdadera “superación” de la escuela clásica fue desechar su carácter científico dejando la caparazón ideológica, a pesar de algunos intentos tardíos por retomar el aparato ricardiano.
La indiferencia terminó por ser el corolario del ataque neoclásico al edificio teórico marxiano, favorecida por el derrumbe soviético. Algunos socialistas incautos ya habían cedido a esta reacción, como el célebre John Strachey. Para muestra un botón: “la primera dificultad real –dice Strachey- es que, si tomamos como unidad de valor el tiempo de horas-hombre de trabajo socialmente necesario, no tendremos ninguna manera de expresar los cambios en la productividad del trabajo.” (El capitalismo contemporáneo, p 70. El subrayado es propio). Con esto se ve cuán difícil ha resultado y sigue resultando una comprensión honesta siquiera del ABC de la teoría de la plusvalía. Nada menos que rayando el mediodía del siglo XX seguía en pie una confusión primitiva que el propio Marx ya había señalado en Smith. El fundamento de la acumulación es precisamente el vínculo entre la ley del valor y la productividad del trabajo, asumida por Marx bajo el concepto de fuerza productiva del trabajo [Produktivkraft der Arbeit]. La idea que se hizo Strachey de la ley del valor no es de una especie distinta de la de Proudhon, denunciada en Miseria de la filosofía 109 años antes.
Ya al otro lado del Atlántico, un historiador tan exhaustivo como Schumpeter no dedicaba demasiadas líneas a estos anacronismos, pero al final puso su grano de arena: “...para nosotros, la teoría en cuestión [del valor] no es más que una construcción para fines de análisis y hay que juzgarla a la luz de consideraciones de utilidad y conveniencia analítica. Para los marxistas ortodoxos puede ser una verdad sagrada en algún reino extraempírico de ideas platónicas.” 5. ¿Consideraciones de utilidad científicas, ideológicas? La ley no es más que un facilitador cognitivo, mera especulación de la razón pura. Los fines analíticos de Schumpeter seguramente apuntaban al fin de la teoría objetiva del valor como motor explicativo del capitalismo. Paradójicamente, la idea platónica de la ley del valor reviste un contenido metafísico que no consigue ver “el valor” en el prosaico reino de los precios de mercado.
Por nuestra parte, en América Latina, la renuncia a la ley del valor-trabajo se hizo epidémica desde la embestida neoliberal (que alumbró una multitud de “apóstatas del marxismo”), dejando atrás el fructífero período de interpretación del capitalismo dependiente. Aquí ni siquiera se tomaron la molestia de razonar una crítica (¿para qué si ya tenían a la mano a los Böhm-Bawerk y a los von Hayek?).
El asunto que vino a conocerse después de Marx como problema de la transformación sigue siendo una materia fundamental para comprender la interrelación entre el plano estructural y el plano funcional del capitalismo en tanto proceso metabólico social [Gesellschaftlicher Stoffwechsel], que amerita una atención renovada desde una crítica teórica del problema en sí. Se busca, esencialmente, una crítica del tratamiento mecánico de la “transformación” tomando como eje el descubrimiento histórico de El Capital: que la regulación del sistema de valorización y distribución se basa en la enajenación del trabajo, típica del modo de producción capitalista, mediante el velo interpuesto por el ámbito de la circulación (el mercado). Es el centro del antagonismo clave del capitalismo y fundamento último de toda crisis. Tal acción obedece pues, a la conexión entre el proceso de trabajo y la distribución mediada por el régimen del salario. El re-examen del problema de la transformación nos lleva a dilucidar el nexo entre la valorización y la órbita circulatoria como “reguladora” del metabolismo social.
La propuesta que sigue es una invitación a sumar esfuerzos hacia una revitalización teórica y crítica, retomando el legado del sistema de Marx y algunos aportes marxistas y no marxistas del siglo XX. Este enfoque pretende, entre sus resultados, la confirmación de suficiencia analítica del método marxiano, a partir del cual es posible construir y proponer un modelo explicativo cerrado y homogéneo, capaz de poner de relieve la autonomía regulatoria bajo el supuesto de la reproducción simple, pre-condición para cualquier análisis de la acumulación de capital. Su estudio significa, en cierto sentido, una sección transversal, una instantánea preliminar de lo que en la realidad capitalista se caracteriza por un constante desajuste y una incorregible entropía. El postulado fundamental consiste en el carácter axial que ejerce el capital variable en el seno del proceso metabólico social, aspecto que aflora al revelar el efecto de la doctrina clásica del fondo de salarios.
La confirmación de suficiencia procura resaltar la validez de las hipótesis fundamentales y sostener que, en tanto estudio de la totalidad, el sistema de Marx no muestra ninguna falencia esencial. Las distintas lecturas y tentativas de solución están estrechamente relacionadas con la dicotomía entre el fundamento genético y el lógico-funcional, fuente de los problemas de interpretación de los tomos I y III de El Capital. Así, la aparente contradicción entre valorización y distribución puede hallarse, no en la supremacía de los hechos sobre las condiciones teóricas, sino en la circunstancia de no haber agotado todas las posibilidades en la búsqueda de autonomía y homogeneidad. Por lo tanto, se debe ampliar el radio de acción explicativo del funcionamiento del régimen capitalista, así como de su accionar en el seno de la formación social. Al formular las hipótesis en un modelo de reproducción simple se entiende, desde luego, que el equilibrio es sólo un supuesto instrumental que opera a lo largo del análisis hasta la síntesis general. De este modo la regulación adquiere autonomía respecto de su propio fundamento genético.
Este trabajo se divide en seis secciones. La primera aborda el vínculo entre los procesos de valorización y distribución mediante la fijación axial del capital variable, enmarcando el análisis en el contexto histórico referencial de varios importantes aportes post-marxianos. En la perspectiva de una ruta o plan de escalamiento del ámbito de abstracción, en la segunda sección se emprende el examen del problema desde la perspectiva de la totalidad, aplicando en un primer momento la matriz marxiana de equilibrio interdepartamental y prosiguiendo con una visión crítica de aportes marxianos y neoricardianos relativamente recientes.
Estas dos primeras partes se concentran en la asimilación de la hipótesis medular, pasando luego, en la sección tercera, a un enfoque menos abstracto que vincula valores y precios con matrices cuantitativas, combinando los esquemas clásicos con los de input-output, lo que arroja importantes consecuencias interpretativas. En esa y otras secciones ha sido objetivamente necesario desarrollar varios procedimientos algebraicos como recurso para definir los vínculos fundamentales, destacando los métodos de transformación de valores en precios de producción y el de obtención de la matriz nominal o de precios de mercado. Por eso agradeceré al lector cierta indulgencia, si bien es posible dar saltos o hacer lectura tangencial sin perjuicio de aprehensión de los argumentos esenciales. A fin de proveer mayor facilidad, se inserta un apéndice con un ejemplo cuantitativo completo paso a paso, a modo de guía metodológica o complemento resumido de los enunciados formales de la tesis vertebral (apéndice 1). Podrá notarse que los procedimientos aritméticos dispuestos en matrices, con el objeto de no perder la visión de conjunto, son sencillos de seguir. En este apéndice se adicionan algunas digresiones de interés en torno al asunto de las cantidades de trabajo y de la medida de los valores.
En la sección 4 se intenta alcanzar otro peldaño a través del examen sub-agregado, que abraza una primera aproximación en los dos primeros epígrafes para formular, seguidamente, un enfoque propiamente desagregado en clases de mercancías por capital, mediante el cual se propone un modelo-síntesis del tratamiento del problema de la transformación sujeto al conjunto de hipótesis y premisas fundamentales.
Luego, limitado a un alcance exploratorio, en la sección 5 figura un planteamiento de vinculación orgánica entre el proceso sincrónico-funcional, hasta entonces circunscrito al esquema de reproducción simple, y el proceso de reproducción ampliada o de acumulación de capital. A continuación, la sección 6 toca lo relativo a los capitales no productivos en el proceso metabólico social, aspecto relacionado con el problema de la transformación a través de la distribución de la plusvalía. En dicha sección se ofrece una interpretación sobre el papel del trabajo asalariado adscrito a los capitales funcionales inherentes a la órbita de la circulación, capitales propios de los extremos del ciclo general de reproducción en las formas de mercancía y dinero.
Finalmente se insertan unas notas a modo de conclusión y un segundo apéndice con una digresión sobre la variabilidad real-nominal en el régimen mercantil simple (apéndice 3).
1 “Desde la aparición del último tomo de El Capital perdura la discusión de si pueden o deben coincidir la suma del precio con la suma del valor y la suma de la ganancia con la suma del plusvalor.” (Natalie Moszkowska, El sistema de Marx, un aporte para su construcción. Ediciones Pasado y Presente, México, p. 7. Primera edición en español: 1979. Primera edición alemana: Das marxsche system,1929. Traducción de Irene del Carril.)Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Alejandro Landaeta Salvatierra (2018): “Capital y metabolismo social. Un abordaje al problema marxiano de la transforma-ción”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (diciembre 2018). En línea:
https://www.eumed.net/libros/1801/index.html