Dr. C (PhD). Renan García Tamayo
Profesor Titular- Universidad de Ciencia Médica de Santiago de Cuba
Profesor catedrático en universidad de Lurio Nampula Mozambique
MSC. Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott
Profesora auxiliar, en universidad de Lurio Nampula Mozambique
PhD. Sergio Latorre Artega
Profesor auxiliar. Facultad de ciencias de la salud, Universidad de Lurio Nampula Mozambique
renangarciatamayo@gmail.com
Publicado sin revisión por pares
Aun cuando lo metodológico es teórico en sí mismo, existe una diferencia esencial entre uno y otro en el conocimiento científico para la aplicación del método clínico.
Lo primero está integrado por todas las concepciones, métodos y técnicas que definen la especificidad del "cómo" indagar sobre el objeto de investigación, donde está presente tanto un aparato conceptual como uno procedimental, este es esencial para que la teoría no se hipertrofie con las elucubraciones y especulaciones del investigador, cuyo pensamiento pasa por una compleja relación con el objeto, expresada en categorías; rasgos, dimensiones, relaciones e indicadores revelados en los múltiples métodos y técnicas específicas en cada investigación individual.
Resulta imposible simplificar el objeto de investigación a fórmulas generalizadas que agoten las características específicas de cada investigación individual, las que en muchos casos contienen nuevos aspectos de carácter teórico no revelados aún por la investigación científica.
La metodología de las ciencias “exactas” y las que estudian la naturaleza se expresa a partir de principios generales y universales y de leyes de carácter “objetivo” que son resultantes de una modelación matemática y un instrumental que, a pesar de influir también sobre el objeto que estudia es, sin dudas, mucho menos personalizado que el proceso del conocimiento en las ciencias socio-humanista-asistenciales médicas y en salud. En ellas, la personalización está implícita en la propia concepción de la metodología que responde a las exigencias de su objeto de investigación, es una característica esencial de la investigación mediada por el método clínico y no una limitante conceptual de la ciencia, como muchas veces se afirma de forma sesgada.
La teoría, con relación a los instrumentos concretos de diagnóstico e investigación, sirve de base para definir el tipo de información que se pretende obtener, así como para definir los indicadores relevantes, portadores de esa información, necesaria para la elaboración teórica. Sin embargo, el instrumento no es un desprendimiento inmediato de la teoría, es el resultado de una experiencia y una elaboración del investigador a partir del nivel empírico del conocimiento.
El sentido teórico de una investigación individual mediada por el método clínico, se construye por el investigador a través de la información que dispone gracias a los diferentes instrumentos de diagnóstico empleados. La interpretación de esa información se desarrolla a partir de los datos del diagnóstico, en relación dialéctica con la cultura del investigador y la lógica científica asumida, donde existe una diferenciación cualitativa, de carácter teórico, entre el conocimiento ya existente y el nuevo conocimiento que se construye.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Renan García Tamayo, Mercedes De La Caridad Soler Lahittebignott y Sergio Latorre Artega (2018): “La investigación científica y el método clínico para la formación del profesional de la salud”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales (febrero 2018). En línea:
//www.eumed.net/2/libros/1703/investigacion-cientifica.html
La teoría aporta las categorías que permiten la abstracción del objeto real como objeto de investigación, lo que brinda el espacio conceptual para el establecimiento de nuevas alternativas, como construcción del conocimiento, que son expresión de un alto nivel de generalización y concreción teórica en la que se revela la esencia del objeto investigado y tienen potencialmente una gran posibilidad de aplicación en la praxis social.
El papel del investigador clínico es fundamental en la relación entre la teoría y la metodología, así como en la capacidad de aplicar una teoría para seguir la lógica inteligible de su objeto. M Martínez (1997:99) expresa: "Un investigador es, antes que nada, un gran 'pensador' en un área específica del saber, una persona que no cree en varitas mágicas o trucos para resolver problemas, que utiliza métodos y técnicas, pero que así mismo desconfía de ellos, que se deja llevar por una teoría de la racionalidad, pero piensa que puede también haber otra u otras”.
Una metodología es de hecho una lógica profunda y diferenciada dentro de una teoría, define el marco en que el investigador desarrolla el proceso investigativo, por otra parte, la metodología permite ser trabajada simultáneamente por distintos investigadores, lo que hace al sujeto cognoscente singular y diverso.
Sin embargo, la esencia del conocimiento está en la potencialidad del sujeto pensante para apropiarse de los aspectos relevantes y reconstruirlos teóricamente, donde la metodología, y no el método, es una concreción de la postura epistemológica y el enfoque metodológico del investigador, permitiéndole una interpretación significativa de la información relevante de que dispone para su construcción teórica, sin embargo, no es la metodología un fin en sí mismo que le confiere el valor científico a una investigación.
El concebir la metodología desde estos presupuestos permite reconocer en el instrumento un inductor adecuado para la construcción del conocimiento en el proceso, pero no un medio para estandarizar sus manifestaciones, tratando de que resulten directamente comparables como resultados de una prueba de las ciencias para la naturaleza.
Los resultados de las técnicas no son linealmente comparables entre sí, la comparación, o los criterios grupales derivados de los mismos, son posibles sólo a través de la interpretación realizada por el investigador a partir de los datos ofrecidos por él. El resultado de la técnica no es una evidencia directa, ni una dimensión cuantitativa, sino un conjunto de datos relevantes que adquieren su valor interpretativo al seguir una lógica científica por el investigador.
En consecuencia, la objetividad desprovista de subjetividad y descontextualizada del complejo mundo de influencias sociales, al estilo positivista, es un mito que en los tiempos actuales se hace necesario superar en las investigaciones mediadas por el método clínico.
1.7 La diversidad en la investigación científica como una necesidad a tener en cuenta para las investigaciones mediadas por el método clínico.
A lo largo del capítulo se ha venido mencionado la diversidad de alternativas en la investigación científica, mostrando que hoy se reconoce un pluralismo metodológico y la existencia de diversos paradigmas investigativos.
Las ciencias médicas y salubrista se caracterizan no solo por utilizar, según la naturaleza de su objeto, uno o varios métodos, también por no reconocer la exclusividad de ninguno de ellos. No tiene sentido hablar del método científico o clínico único, acrítico y descontextualizado, ajeno a los sujetos que lo desarrollan y lo crean, sino de metodologías y enfoques metodológicos que conlleven a utilizar en la investigación científica varios métodos, o a establecer métodos y procedimientos particulares, según el objeto de investigación y los paradigmas investigativos, que se traducen en métodos. Los paradigmas investigativos fundamentales se clasifican en:
En este paradigma se da la realización de aquellas reglas del método que Descartes postuló en su obra “Discurso del Método”: Desde esta concepción, se trata de dividir el todo en sus elementos más simples y proceder de lo simple a lo complejo. La realidad estaría formada por hechos, con relaciones funcionales y causales, entre ellos. Al explicar estos hechos atomizados, se descubren sus relaciones, leyes y conexiones, explicándose, por generalización, la totalidad, que sería la suma de las partes.
Es una racionalidad empírico-analítica cuya finalidad es explicar, predecir y controlar la realidad objetiva. Para ello, utiliza los procesos inductivo-deductivos y su ideal es llegar a la cuantificación y formalización del conocimiento mediante el uso de procedimientos lógico-matemáticos.
Renuncia así a preguntarse por el sujeto cognoscente, para considerar la ciencia y la investigación como un sistema de proporciones y procesos, de leyes y teorías que se construyen mediante un conjunto de reglas y que pueden comprobarse, verificarse, contrastarse o falsearse en la realidad objetiva.
El avance de la ciencia se daría por el avance e incremento de las teorías o por la sustitución de aquellas que resultasen falseadas o no verificadas al descubrirse nuevos hechos que no se ajusten a la teoría.
No obstante lo anterior no se tiene un consenso sobre la propia etimología de la palabra, por lo que se hará a modo de recuento la referencia histórica a las principales acepciones que se han dado al concepto de dialéctica.
En Platón la dialéctica es un método que presupone la utilización del diálogo, para llegar a una conclusión, lo que desde el punto de vista metodológico se corresponde con lo que ha dado en denominarse método socrático. También puede considerarse a la dialéctica platónica como método de la división (N. Abbagnano 1975:315).
Por otra parte, en Platón, con la denominada “dialéctica platónica”, se constituye un método inductivo sintético, según N. Abbagnano (1975:317), así como una dialéctica como lógica de los probables que fue desarrollada por Aristóteles. Este consideró que el silogismo dialéctico no parte de premisas verdaderas sino de premisas probables, considerando que es un proceso racional o demostrativo. Aristóteles reconocía como su precursor en estas ideas a Zenón de Elea.
La dialéctica, como lógica, fue desarrollada por los estoicos, quienes la consideraron equivalente a la lógica general, diferenciándola de la retórica. Mientras que la retórica es, para ellos, la ciencia de hablar correctamente en los discursos, la dialéctica era la ciencia de discutir directamente los discursos que constaban de preguntas y respuestas.
La dialéctica, como síntesis de contrarios, se expresa por G. W. Hegel, quien considera que es la ley del desarrollo del pensamiento y la esencia de la realidad misma. Las bases de la dialéctica de Hegel se reducen a tres; tesis, antítesis y síntesis. G. W. Hegel buscaba sus precedentes en Heráclito y en Proclo.
Hegel entendió la dialéctica como el autodesarrollo del concepto, como el movimiento del espíritu que se va haciendo autoconsciente a través de negaciones. Las contradicciones, la negación y la superación serían los procesos principales de su Dialéctica, cuya tesis principal sería la comprensión de lo real como una Totalidad de múltiples interrelaciones y determinaciones. Esta tesis llevaría a comprender el análisis como parte del proceso, un momento de la contradicción, ya que el objetivo sería la comprensión de la Totalidad, por medio de síntesis sucesivas. Además del reconocimiento del sujeto, la dialéctica permite dar cuenta simultáneamente de las transformaciones que se producen al conocer el objeto y las que se producen en él por la construcción del conocimiento.
La dialéctica materialista fue desarrollada por C. Marx y F. Engels. Tiene su precedente inmediato en la desarrollada por Hegel, estos autores, luego de cuestionar el carácter especulativo, idealista y mistificado de la dialéctica hegeliana, realizaron una inversión, para constituirla como una dialéctica materialista e histórica, reconocieron la validez del “Método Dialéctico Hegeliano”, el cual aplicaron para revelar las contradicciones sociales y materiales que constituyen el devenir histórico del hombre. Esto les permitió interpretar la ciencia y la investigación científica como un proceso social, determinadas social y económicamente, así como orientada a la construcción del conocimiento y a la transformación de la realidad objetiva, en interacción con la praxis social.
Para los creadores del marxismo, al considerar la realidad con un carácter primario, la dialéctica deviene en la ciencia de las leyes más generales de la naturaleza, el pensamiento y la sociedad, y es por lo que la denominan dialéctica objetiva.
En consecuencia, el “Método Dialéctico” como el método filosófico, sustentan la comprensión, explicación e interpretación de las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento y en él tiene cabida el desarrollo de todas las variantes de la dialéctica subjetiva que lo precedieron.
Ahora bien, la dialéctica es una concepción filosófica de la realidad objetiva como una totalidad concreta, frente a la cual, lo particular de los hechos, no son sino abstracciones, y determinan una lógica y un método dialéctico que permiten la construcción de una expresión de esa realidad objetiva, sustentada en sus contradicciones, a partir de las transformaciones e interacciones contradictorias de las partes de la totalidad con el todo y viceversa, que se reconstruyen en un proceso continuo.
Además, la dialéctica se ha incorporado a las otras formas de racionalidad: estructural, fenomenológica, hermenéutica e incluso, paradójicamente con la racionalidad analítica, que es de base anti-dialéctica, dándose así diversas perspectivas y corrientes.
La Hermenéutica. Dentro del paradigma dialéctico merece especial atención la hermenéutica, la cual, aunque tendrá un tratamiento posterior, requiere de una valoración preliminar.
La palabra hermenéutica viene del vocablo griego “hermeneuin” (de “hermeneus” y de “Hermes”: el mensajero de los dioses) que significa interpretar. El principio básico es que toda realidad objetiva comporta un mensaje, que es preciso interpretar, con lo que se llegaría así a una interpretación antropológica de esa realidad objetiva, cuyo eje fundamental es la relación sujeto – contexto.
Gadamer, uno de los representantes fundamentales de la hermenéutica moderna, reconoce que la hermenéutica no es un método particular más (H. Gadamer 1994), sino que ofrece, a todas las ciencias, criterios interpretativos para una “autoconciencia metodológica”, que sería su objetivo fundamental, no obstante puede concretarse en un método general de la ciencia, a partir de la identificación de un sistema de procedimientos concretos.
Esto significa que la hermenéutica penetra en la experiencia e indaga por su legitimación, en todas las investigaciones teóricas, sociales, éticas y políticas del hombre. La hermenéutica, como teoría y praxis, puede ser a la vez enfoque y método de la interpretación.
La hermenéutica se centra esencialmente en el lenguaje, en un sentido amplio, no solo verbal, como mediación en la articulación sujeto–contexto. Se trata de comprender, explicar e interpretar el sentido de la totalidad de lo real y de la praxis humana, tal como éste se revela en lo simbólico, metafórico, se trata de traer a la palabra humana el sentido de la realidad objetiva.
Para E. Husserl, el filósofo ha de superar las posiciones naturalistas y psicologistas mediante la contemplación de las “esencias” de los objetos o procesos, que pueden ser identificadas de acuerdo a las leyes que expresan la dinámica y transformación de los objetos, en la imaginación. Admitió que la conciencia está permanentemente dirigida hacia las realidades concretas, lo que llamó “intencionalidad”.
La conciencia, además, posee estructuras ideales invariables, que llamó “significados”, que determinan hacia qué objeto se dirige la conciencia de los sujetos en cada instante dado. Según E. Husserl, la labor del fenomenólogo, consiste en el examen sistemático de los tipos y de las formas de experiencia intencional y la reducción de las estructuras a las intenciones elementales, lo que debe revelar la naturaleza de lo psíquico y hacer comprender el ser del alma.
En efecto, para E. Husserl la fenomenología consistía en partir de la intuición, de lo originario, de lo dado, de una reducción, que consistía en llegar a la intuición de las esencias, a las cosas mismas, que se captarían como ‘fenómenos’, es decir: como lo que se muestra a sí mismo.
Esa tesis Husserliana, apoyada fundamentalmente en la intuición, además de orientar y replantear los métodos de algunas de las ciencias sociales y humanísticas, como la psicología, la sociología y la antropología entre otras, debe ser fundamentalmente un método del saber filosófico, que hoy se vincula estrechamente con la racionalidad hermenéutica.
Se plantea la interpretación y transformación de la subjetividad, esto es, los procesos de la subjetividad de los hombres en sus diferentes y complejas manifestaciones.
Al investigar lo relacionado con la construcción de los sentidos cognitivos, valorativos o praxiológicos orientados a la realidad objetiva y que tienen su origen en ésta, en cierto modo permite hablar de un método fenomenológico, que algunos reducen a la simple descripción de fenómenos o a ser un primer momento en la construcción del conocimiento.
El pensamiento estructural parte de la noción de estructura, entendida a veces como una expresión o modelo del objeto o como la realidad objetiva misma. A pesar de las diversas acepciones y usos que han tenido los términos sistema y estructura, hay casi un acuerdo en entenderla, por lo menos, como una totalidad o sistema de partes, con una cohesión interna que hace que la posición y las relaciones específicas entre ellas definan el carácter de esa estructura (la totalidad es más que la suma de las partes).
Dicha estructura posee además leyes y reglas propias de constitución y de transformación. Algunos estructuralistas han insistido más en el aspecto sincrónico y estático de la estructura y otros en lo diacrónico y dinámico, pero casi todos coinciden en entender la estructura como un sistema autorregulado.
La investigación a través del método sistémico estructural consiste en construir modelos con las características básicas de la noción de estructura, para interpretar la totalidad, procesos e interacciones de la realidad objetiva como estructura y revelar en ella las partes, sus interacciones y, sobre todo, las reglas, regularidades y leyes de constitución y transformación.
Dentro de esta diversidad de paradigmas se encierran múltiples teorías que despliegan epistemológicamente todo el quehacer investigativo. Si bien, no se pretende agotar toda esta diversidad, en los capítulos siguientes se tratarán fundamentalmente las teorías comprendidas en los Paradigmas Dialéctico y Sistémico, como dos intentos metodológicos para la formación de investigadores en ciencias socio-humanista-asistencial en salud y su aplicación al método clínico.
Hasta aquí, no reconocer la existencia de los paradigmas mencionados, para la formación científica investigativa del profesional de la salud y el medico mediado por el método clínico, así como para la formación asistencial, docente y gerencial desde una posición humanística cultural, sería negar toda posibilidad de desarrollo a las ciencias médicas y de la salud en cualquier aspecto, no obstante su irreconocimiento ya ha provocado en el contexto donde se han desarrollado los autores de este texto cierto estancamiento cuando muchos han pensado ser poseedor de la última palabra o verdad absoluta, manifestaciones detectadas en las labores de los profesionales de la salud (docentes, asistenciales, científico-investigativa y gerenciales).
Desde el punto de vista docente el no considerar la existencia de diferentes paradigmas ha reducido en múltiples oportunidades los procesos pedagógicos y didáctico, asistencialmente ha dificultado la atención espiritual del individuo, la familia y la sociedad en sentido general, por otro lado la ciencia y la investigación mediada por el método clínico se ha visto limitado al solo tener como científico aquello que se sustenta en las complejas formulas matemática y estadísticas, así como con la identificación de variable dependiente e independiente, nominales, variable cuantitativa y cualitativa, todo lo cual ha estancado el genuino desarrollo de las ciencia médicas y de la salud.
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Recibido: Noviembre 2017 Aceptado: Enero 2018 Publicado: Febrero 2018