Ramón Soriano Robles
Leyd Rivera Sánchez
Ladislao Arias Margarito
Miguel Armella Villalpando
Lourdes Yáñez López
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Ramón Rivera Espinosa, Coordinador. Libro 1700: “Filosofía de la ciencia y sustentabilidad”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales (enero 2018). En línea:
//www.eumed.net/2/libros/1700/ciencia-sustentabilidad.html
ISBN-13: 978-84-17211-54-7
Introducción
La comisión Bruntland, en 1987 propuso la factibilidad de tener un mundo más justo que pudiese satisfacer nuestras necesidades y las de las generaciones venideras. A partir de este hecho numerosas iniciativas sobre desarrollo sustentable y sus prácticas han sido promovidas y llevadas a cabo bajo el nombre genérico de la “sustentabilidad”. Sin embargo, muchas veces nos enfrentamos a la cuestión de cómo saber si una práctica que iniciamos o que pretendemos mejorar es más sustentable que lo anterior. Como parte de una investigación más amplia, diseñada para evaluar la sustentabilidad del sistema de producción de chinampa, se elaboraron una serie de indicadores de sustentabilidad. En este trabajo se presenta la justificación teórico-metodológica de dichos indicadores.
Selección de indicadores de sustentabilidad
La sustentabilidad, de acuerdo con la literatura mundial, está compuesta se divide en tres dimensiones: social, económica y ambiental. La sustentabilidad económica incluye los indicadores de "margen bruto" y "equidad", mientras que la sustentabilidad social incluye los indicadores “políticas públicas”, “papel de los actores sociales”, "estrategias de vida" y "las tradiciones y la cultura" La sustentabilidad ambiental incluye los indicadores "uso de los recursos" y "mantenimiento de la base de recursos". El indicador "uso de los recursos" tiene a su vez los sub-indicadores "índice de tecnología sustentable" y "equilibrio energético". El mantenimiento de la base de recursos tuvo la sub-indicadores calidad del agua, el suelo, y la biodiversidad.
De la misma forma que investigaciones previas (Stöckle et al. 1994; Müller, 1995), este documento propone la utilización de pocos, pero significativos indicadores, que deberán reflejar los problemas locales y abordar las cuestiones más generales. Deben ser lo más fácil posible para evaluar y entender. Además, la selección de estos indicadores se vio reforzada por lo chinamperos mencionados constantemente en el curso de la investigación. El principal problema mencionado a menudo por personas fue la salinización de los suelos y la calidad del agua que entra en los canales de Xochimilco. Otros factores que se mencionaron con frecuencia son los altos precios de los insumos y los bajos precios en los mercados, así como la fuerte competencia con productos de otras regiones. De esos dos problemas, pueden derivarse muchos más. Por lo tanto, la rentabilidad del sistema, la dependencia de insumos externos, el consumo de energía y las tecnologías utilizadas por chinamperos para hacer frente a la salinización, son los problemas relacionados con los dos antes mencionados. También se menciona constantemente la conducta errónea de que las autoridades políticas de la chinampa y que muchas veces no escuchan a los investigadores. Por lo tanto, un indicador destinado a la evaluación en función de los actores sociales se consideró necesario. Por último, el indicador de la cultura fue seleccionado debido a su importancia y en particular las celebraciones de Xochimilco, descrito por Martínez (1985) como un espacio de reproducción y preservación de la cultura local. Algunos de los rasgos culturales de los Xochimilcas son su agricultura y su sentido de la colectividad. Las siguientes secciones explican la base teórica en la que cada uno de los indicadores y sub-indicadores fueron seleccionados.
Sustentabilidad económica.
Aunque la viabilidad económica es un componente esencial de un sistema agrícola sustentable, no está bien establecido cómo se puede evaluar. En un contexto amplio, la sustentabilidad es considerada por algunos economistas como la conservación del capital natural. Por lo tanto, si las prácticas agrícolas están causando la degradación del medio ambiente, impuestos u otros cargos deben incluirse en los costos de producción de la granja con el fin de mantener o incluso mejorar el capital natural. (White et al., 1994). Sin embargo, esta condición está lejos de ser reconocida y la realización de actividades que influyen en el medio ambiente aún no son aceptadas por los agentes económicos. Además, en los países en desarrollo, sería imposible para la subsistencia de pequeños agricultores pagar un impuesto ambiental.
Conway (1987) y Müller (1995) señalaron que el rendimiento de los agroecosistemas puede ser evaluado mediante el uso de sus propiedades de productividad y equidad. Aunque la productividad es un buen indicador en la medida en que proporciona una descripción de los agroecosistemas en términos de su eficiencia, que tiene que ser complementada por algún otro indicador, que refleja las situaciones en las que están inmersos los agroecosistemas. En este sentido, la dimensión productiva de la sustentabilidad implica el beneficio económico. En cualquier nivel de la jerarquía de los agroecosistemas, un agroecosistema económicamente viable ha de generar beneficios. En la actualidad, los campesinos, pequeños y medianos agricultores están inmersos en grandes sistemas económicos basados en los mercados. Esta situación hace que los productores estén sujetos a las fuerzas del mercado y, por tanto, les obliga a obtener un beneficio con el fin de lograr la reproducción social.
Por consiguiente, un requisito de la sostenibilidad de la agricultura es la existencia de beneficios económicos que son suficientes para recompensar a los productores de manera adecuada y, por tanto, mantener las operaciones (Schaller, 1993; Yunlong y Smith, 1994; White et al., 1994). El beneficio económico de una finca, granja o unidad campesina puede estimarse a través del margen bruto
Senanayake (1991) sostuvo que la relación entre el margen bruto y la sustentabilidad puede medirse a través de un grado de dependencia de insumos externos. Según él, cuanto menor sea el margen bruto, mayor es la dependencia de costosos de insumos externos. Sin embargo, esta afirmación tiene que ser comparado con la productividad del sistema, desde los más rentables los sistemas suelen ser los más altos niveles de entrada. Sin embargo, el margen bruto se utiliza en esta investigación como un indicador de la sustentabilidad, pero no en el sentido expresado por Senanayake (1991), sino términos de factor de productividad.
Margen Bruto se define como el capital que genera una empresa menos los costos variables (fertilizantes, semillas, mano de obra, etc.) El margen bruto de una empresa debe cubrir los gastos fijos (hipoteca, la depreciación de equipos, etc.) La cifra resultante se considera la ganancia o la pérdida de explotación (Barnard y Nix, 1973).
El margen bruto como indicador de la sustentabilidad tiene otros factores que deben tenerse en cuenta. En los dos sub-sistemas se considera el precio de algunas entradas, ya que se adquieren en el mercado. Sin embargo, otros insumos se obtienen de la parcela (abono verde, semillas, etc.) Sin embargo, un precio que se asigna a cada uno de esos factores de la producción tiene un valor, no importa quién lo posee (Samuelson y Nordhaus, 1985; Cramer et al., 1997). Aunque el trabajo es proporcionado por el jefe de la familia y, en ocasiones, por otros miembros de la misma, (hijos, hijas y esposas), también se contabilizan como un factor de producción. Un costo de oportunidad por día de trabajo también se consideró, ya que existen diferentes oportunidades de empleo para chinamperos a partir de la cual pueden ganar salarios similares. Otros gastos se consideran un costo de oportunidad por kilo de maíz consideradas en el caso de una unidad de producción de lácteos y un costo de oportunidad por kilo de abono orgánico (estiércol de vaca o lirio acuático).
Un coeficiente de ingresos en efectivo para gastos en efectivo es necesario con el fin de comparar la eficacia relativa de cada unidad de producción y observar su grado de dependencia de insumos externos. Los ingresos por día de la mano de obra familiar también se estiman.
Equidad.
Conway (1987) define la equidad como la igualdad de la distribución de la productividad del agroecosistema entre los beneficiarios humanos. Según Conway (1987), una curva de Lorenz, coeficiente de Gini o algún otro índice relacionado con la equidad puede medirlo.
Templet (1995) discute si la equidad es un componente altruista o de la sostenibilidad es un componente necesario. También sugirió que la definición de equidad tiene implicaciones morales y éticas. Sin embargo, en el mismo documento Templet (1995) argumentó que la desigualdad es una necesidad de crecimiento económico. En el más puro concepto de capitalismo desigual señala que la distribución de los beneficios de la producción es una fuente de crecimiento y concentración de los ingresos. También promueve la distribución desigual del proletariado de grandes sectores de la población. A largo plazo la concentración de los ingresos es uno de los fenómenos que producen la desigualdad porque los más poderosos sectores de la población pueden comprar lo último en tecnología y lograr una ventaja económica a expensas de los demás. Por otro lado, los ingresos y la concentración de la riqueza conducen a pautas insostenibles de consumo. Por ejemplo, una gran empresa agrícola necesita más dinero para mantener la producción y ganar dinero en un nivel competitivo. Por lo tanto, la equidad no es un componente altruista de la sustentabilidad, sino un complemento a una gestión racional del medio ambiente.
Una medida común de la inequidad son las curvas de Lorenz y el coeficiente de Gini (Todaro, 1977). El índice de inequidad es el coeficiente de la zona comprendida entre la línea diagonal y la curva de Lorenz a la zona del triángulo ABC. El área total bajo el triángulo inferior es igual a 1. Que representa la desigualdad total. El más pequeño que abarca el área debajo de la línea diagonal y por encima de la curva, es la distribución de los ingresos más equitativos.
La desigualdad se expresa numéricamente utilizando el coeficiente de Gini (Todaro, 1977). Puede variar de cero (completa equidad) a uno (inequidad total). Se obtiene por la relación de la zona formada por encima de la curva y por debajo de la línea diagonal y el área total del triángulo por debajo de la línea diagonal. Ambas zonas tienen que ser calculados y, a continuación, obtener la correspondiente proporción. Aunque muchos autores mencionan en sus libros de texto el coeficiente de Gini como medida de desigualdad, ninguno de ellos presentó una fórmula para su cálculo. Por lo tanto, la zona comprendida entre la línea diagonal y la curva de Lorenz se ha calculado utilizando una cuadrícula.
Sustentabilidad social
La sustentabilidad social es probablemente la dimensión más débilmente tratada en la literatura. La mayoría de las referencias consultadas sobre la agricultura sustentable incluye en su análisis las consecuencias ambientales, productivas y económicas (por ejemplo, Pimentel et al., 1989). En muchas definiciones de la sustentabilidad social fue brevemente comentado y reconocido como necesario. Sin embargo, la forma de analizar o de evaluar se trata de un tema desatendido.
Indicadores de sustentabilidad social, tales como disponibilidad de servicios, atención médica, la disponibilidad de escuelas y carreteras y otros índices de progreso, no tienden a cambiar rápidamente con el tiempo una vez establecido. Desde esta perspectiva, una vez que un agroecosistema tiene infraestructura de apoyo sigue siendo sostenible, siempre y cuando la infraestructura se mantenga. Sin embargo, la pérdida de identidad cultural podría implicar una pérdida de conocimientos agrícolas y, por tanto, conducir a la adopción de tecnologías y prácticas insostenibles, como el uso excesivo de fertilizantes químicos, semillas mejoradas y plaguicidas.
Schaller (1993) argumentó que la sustentabilidad implica el logro de la justicia social y equidad. En este sentido, Padgitt y Peterzelka (1994) sostienen que la sustentabilidad de la agricultura es la cuestión del cambio social hacia una actitud menos consumista y menos individualistas. Sin embargo, Estos autores suponen, que lo que describieron como la sustentabilidad social en los EE. UU., se aplican, en un camino sin problemas, a otros países y situaciones. Para Girardin (1993), una sociedad sustentable es un sistema que permite una buena integración social de las personas que participan en la producción y los procesos de transformación. Sin embargo, la falta de acuerdo sobre lo que es una agricultura socialmente sustentable, es ejemplificado por el uso indiferenciado de "equidad" como un indicador económico o social de la sustentabilidad (Müller, 1995).
Müller (1995) utiliza la jerarquía y las propiedades de los agroecosistemas para definir indicadores de sustentabilidad. En la dimensión social, a nivel de cuenca, la lista se mira amplia y tal vez confusa. Algunos de los indicadores se superponen con dos o tres de las otras dimensiones de la sustentabilidad y las jerarquías de los agroecosistemas. Müller vincula con la sostenibilidad social, la equidad, aunque no es la única manera de evaluar si un agroecosistema es socialmente sustentable. Algunos de los indicadores de la sustentabilidad social propuesto por Müller gama son de productividad de la tierra a la exposición a plaguicidas. En este sentido, la hora de elegir los indicadores, tal vez sería mejor elegir pocos, pero relevantes, un gran número dará lugar a confusión, y requerirá una cantidad de trabajo que es difícil de lograr para un pequeño equipo de investigación.
Los indicadores de sostenibilidad social utilizados en este trabajo fueron los siguientes:
1. Preservación de la cultura
2. Políticas públicas y papel de los actores sociales
3. Estrategias de vida.
Se argumenta en este trabajo que la preservación de la cultura permite a los agricultores chinamperos el éxito en la interacción con su medio ambiente natural. En el otro lado, la relación de los productores con las estructuras externas (los actores sociales representados por los organismos gubernamentales, la iglesia, los mercados exteriores, etc.) a veces tiende al conflicto y, a veces, es armonioso.
Preservación de la cultura
Senanayake (1991) sugiere que la sustentabilidad en un sentido sociocultural se refiere a la capacidad de las estructuras sociales y valores culturales que la soportan. La cultura de una comunidad incluye importantes conocimientos y sistemas de valores. Parte de ese conocimiento, incluye los sistemas agrícolas locales que se han desarrollado a través de muchos años de procedimientos de ensayo y error. A veces la etiqueta de los conocimientos indígenas (Wilken, 1987; Alcorn, 1995; Mundy y Compton, 1995), está en armonía con las condiciones ambientales locales (Wilken, 1987; Slikkerveer y Slikkerveer, 1995; Mundy y Compton, 1995). Por lo tanto, la preservación de la identidad cultural constituye un componente esencial de la sustentabilidad social, al menos, en los llamados sistemas indígenas o tradicionales de producción agrícola.
Conocimientos, creencias y costumbres son a menudo mencionados como factores que interactúan en los sistemas de producción agrícola tradicional (Slikkerveer y Slikkerveer, 1995; Radclife, et al., 1995). En este sentido, Altieri y Anderson (1986) mencionó que la estabilidad cultural depende del mantenimiento de la organización socioculturales y el contexto que ha alimentado los agroecosistemas tradicionales de generación en generación. Por lo tanto, el desarrollo rural no se puede lograr aislándolo del contexto social, y debe ser anclado en las tradiciones de la población local.
Un ejemplo de cómo las características culturales de una sociedad se relacionan con la agricultura se da por Altieri y Anderson (1986), cuando menciona que una característica de los sistemas agrícolas tradicionales son sus especies de plantas y en general la diversidad genética. Estos sistemas representan una estrategia para promover la diversidad de las dietas y fuentes de ingresos, la producción estable, de minimización de riesgos, el uso eficiente de la mano de obra, la producción intensiva con recursos limitados y el máximo rendimiento a bajos niveles de tecnología. Si una sociedad desarrolla un sistema cultural que les permite hacer frente a las condiciones ambientales locales y ser productivo, se puede lograr la reproducción social, mantener un uso racional del medio ambiente y la gestión de sus recursos de manera productiva en la medida en que mantener la bases sociales y culturales en los que el conocimiento se ha generado.
En lo que respecta al sistema de chinampa, Jiménez-Osornio et al. (1990) señalan que las chinampas han existido desde la época prehispánica, ya que han trabajado como los participantes y los controladores internos del sistema. Día a día la vida de los chinamperos tiene que ver con el rendimiento de producción continua, prácticas religiosas y sociales que les permitan ser parte activa del sistema, haciendo los cambios necesarios para las condiciones locales y las necesidades locales.
Políticas
Las estructuras sociales dentro de un agroecosistema que está integrado también tienen su importancia en la sustentabilidad. La influencia de los actores sociales (personas e instituciones) puede alentar o desalentar el cuidado del medio ambiente
Estrategias de vida.
Estas estrategias implican la gestión de recursos tales como mano de obra, insumos agrícolas, dinero en efectivo y otros. Sin embargo, las estrategias tienen un fuerte componente cultural, ya que incluyen los intercambios recíprocos de bienes no comercializados, la mano de obra y los insumos agrícolas y de estos intercambios a menudo tienen una base en los principios morales y éticos y los valores que forman parte del complejo cultural de las comunidades, tales como Xochimilco.
Sustentabilidad ambiental
Uso de los recursos.
Los sub-indicadores del índice de la tecnología sustentable y el balance energético componen el indicador de utilización de los recursos. Se acepta en general que a fin de preservar la base de recursos y, por tanto, sustentable, un sistema agrícola tiene que ser amigable con el medioambiente. Sin embargo, el tipo de prácticas agrícolas que preserven la base de recursos no está claro. Las tecnologías utilizadas en un agroecosistema pueden ser sustentables de diferentes maneras. Las tecnologías pueden reducir, mantener o aumentar la diversidad biológica mediante el uso de semillas genéticamente seleccionadas o de los animales o utilizando el germoplasma local. Las tecnologías pueden o no contaminar el medio ambiente. Por ejemplo, si un plaguicida o cualquier producto agroquímico se abusa puede causar la contaminación. Tecnologías que dependen de la utilización de los recursos no renovables puede agotar la base de recursos en un largo plazo. Sin embargo, tecnologías que utilizan insumos renovables o el reciclado tienen un menor impacto ambiental.
Índice de tecnología sustentable
Senanayake (1991), propone un índice de sustentabilidad en el que trata de integrar todas las dimensiones de la sustentabilidad. El componente ecológico de dicho índice se hizo de manera arbitraria dando valores arbitrarios a los diferentes niveles de utilización de insumos. Según Senanyake (1991), el bajo, medio o alto uso de insumos que tienen tres valores diferentes, los cuales son: insustentable (0), sustentabilidad media (0,5) y sustentable (1). De manera similar, Senanayke asigna diferentes valores a los demás componentes de su índice de sustentabilidad. Proponemos una escala continua en lugar de la propuesta con valores discretos Senanayake.
Dalsgaard et al (1995), propusieron una serie de índices para medir la sostenibilidad ecológica basada también en medidas relativas. La propuesta de este documento para un índice de la ordenación sostenible de la tecnología se basa también en valores relativos a diferentes grados de los recursos y el uso de la tecnología. En cambio, a la propuesta de Senanayake, un valor proporcional se da a cada recurso utilizado y se basa en la construcción de un índice que puede ser representado en una escala continua de 0 a 1 o en porcentajes.
Balance energético
La energética Agrícola implica el análisis de los flujos de energía de todas las entradas y salidas en un cultivo o ganadería. La mayoría de las veces una relación insumo-producto se calcula como un indicador de la eficiencia de la producción de un producto determinado (Odend'hall, 1993). Estudios sobre la agricultura energética describen el flujo de energía de un sistema agrícola (Stanhill, 1977) y establecen los vínculos entre los diferentes componentes de los agroecosistemas y acentuando la eficiencia de la producción vinculadas entre sub-sistemas (Mishra y Ramakrishnan, 1982; Stinner et al. 1989; Sharma y Sharma, 1993; Odend'hal, 1993).
La utilización agricultura energética tiene el potencial de ser un indicador de la sostenibilidad. Senanayake (1991) propuso un coeficiente de energía (salida / entrada) como una medida de la sustentabilidad. Por lo tanto, es menor proporción de energía en el sistema. Senanayake señaló que los sistemas más dependientes de insumos externos son más frágiles y, por tanto, se vuelven inestables. Una de las ventajas de la energía de sus estudios es que la unidad "moneda" no cambia con el tiempo o el espacio. La producción bruta de energía o energía de cualquier sistema de producción depende de manera crítica en el límite aprobado para el sistema, especialmente al considerar los sistemas de trabajo intensivo. (Stanhill, 1977)
Evaluaciones de energía se llevaron a cabo en el pasado con el fin de reducir los costos de producción. Sin embargo, la importancia de las evaluaciones energéticas radica en el agotamiento de recursos no renovables de energía y su efecto cada vez mayor de ambos, el medio ambiente y los costos. La parcela de la chinampa incluye tanto los insumos químicos y abonos orgánicos. La energía necesaria para la producción de abono químico se incluyó también en el equilibrio y, por lo tanto, el valor de la energía utilizada para producir la semilla mejorada. En el caso de insumos para la producción de ganado lechero, el valor energético contenido en cada producto alimenticio, y la energía invertida en la producción de ellos fue también considerado. Las partidas especiales tales como el estiércol y el maíz están marcados en la lista. En el caso de este estiércol se consideró una aportación a las parcelas y se estimó una salida para las unidades lecheras. Para las plantas de maíz, sólo su valor energético y no se consideró la energía invertida en su producción de maíz ya no es una entrada externa.
Mantenimiento de la base de recursos, la calidad del suelo
Los componentes de la calidad del suelo pueden ser físicos, químicos y biológicos. Una disminución en la calidad de uno de estos podría dar lugar a la degradación del suelo, por ejemplo, la pérdida de materia orgánica a través de la oxidación y la erosión. Pérdida de los nutrientes de las plantas a través de la acumulación de contaminantes tóxicos pueden también tener efectos adversos en la calidad del suelo. Otras causas de la degradación del suelo podrían venir de la aplicación de fertilizantes y plaguicidas y la compactación causada por el uso de maquinaria pesada. La salinización y sodificación se deben a factores tales como la utilización de aguas salinas para el riego, el desequilibrio de las tasas de evapotranspiración, precipitación, acumulación de sales por lixiviación y el uso indebido de los lodos para el riego (Gordon et al., 1996; Ball et al. 1996).
Según Billete (1996), el seguimiento de las propiedades del suelo a mediano y largo plazo es la única forma en que la magnitud y la dirección de los cambios en las propiedades del suelo pueden ser evaluadas. La vigilancia es, por tanto, un requisito fundamental para la evaluación de la sostenibilidad del suelo en respuesta a una serie de efectos inducidos por el hombre, incluidos los cambios en el medio ambiente, cambio de uso del suelo y la contaminación de los suelos.
La calidad del agua.
La calidad del agua se determina por el total de contenido de sal y por su composición iónica. El total de contenido de sal en una muestra de agua se refleja en su conductividad eléctrica. Los métodos de riego afectan la acumulación de sal en el suelo y en la planta. En ausencia de lixiviación de la diferencia entre la cantidad de agua aplicada y el agua adoptada por el cultivo dará lugar a la acumulación de sales principalmente en la zona de raíces. La falta de drenaje en una zona con un alto nivel freático dará lugar a la capilaridad de las aguas subterráneas, el aumento de la salinidad del suelo. Se ha constatado que la CE de un extracto de saturación del suelo en la ausencia de acumulación de sal de las aguas subterráneas por lo general oscila entre 2 y 10 veces mayor que la conductividad del agua aplicada. Este aumento en la concentración de sal es el resultado de la continua extracción de humedad por las raíces de las plantas y la evaporación. La presencia de sodio es considerado uno de los principales factores que rigen la calidad del agua.
pH
Según Rounseuell et al. (1996), dentro del rango normal de pH de los dos principales factores de la calidad del suelo, MO y el tipo y cantidad de cationes son 5,5 a 7,8. Grandes cantidades de MO inducen acidez, excepto cuando es contrarrestado por una alta concentración de cationes básicos. En general, los valores de pH están asociados acerca de la neutralidad con gran cantidad de calcio y algunos intercambiables de magnesio, a veces con carbonatos libres.
La capacidad de intercambio catiónico (CIC).
La capacidad de intercambio catiónico es convencionalmente expresada como el peso de los cationes que pueden ser absorbidos por 100g de sustancia. CIC se debe tanto a la arcilla y la OM que contiene un suelo. CIC de los suelos no es una constante de la propiedad, sino que varía con el pH del suelo y la concentración de iones en la solución del suelo. La CIC se mide normalmente en un nivel de pH de 7,0, la CCA de toda la tierra es una medida de la capacidad de intercambio o las cargas negativas de la arcilla y humus, expresado en miligramos equivalentes por cada 1000 gramos de suelo, es decir, meq Kg-1. La gama va desde de la CCA sobre <250 meq Kg-1 para algunos horizontes más bajos hasta> 1000 meq Kg-1 para los horizontes superiores que contienen alto porcentaje de MO, vermiculita o montmorillonita.
La salinidad del suelo
Un suelo salino se define como una "tierra que se ha modificado negativamente para el crecimiento de la mayoría de las plantas de cultivo por la presencia de sales solubles, sodio intercambiable o de ambos". La clasificación más utilizada divide a los suelos afectados por la sal en tres categorías, sobre la base de su pH, la CE del extracto de saturación, porcentaje de sodio intercambiable (PSI) y los principales valores de aniones presentes en el suelo (Na, K, Ca y Mg). Los efectos de Na en las propiedades del suelo dependen en gran medida de la cantidad de orgánicos e inorgánicos los coloides del suelo, los tipos de minerales arcillosos, las proporciones de Ca intercambiable y el equilibrio de la solución del suelo. La salinidad del suelo es causada por la presencia de los cationes Na, Ca y Mg. A veces, Ka, CO3-,-CO y NO3-pueden estar presentes, así como los aniones Cl y SO4. La salinización es un problema de suelos de las chinampas ampliamente documentado en la literatura (Aguirre, 1993). Rounseuell et al. (1996) menciona las causas que llevaron a la acumulación de sal en los suelos: la sal de origen, el transporte de agentes (agua o viento), las fuerzas motrices para solución movimiento, un balance hídrico negativo (evapotranspiración y precipitación) y la escasez de condiciones de drenaje.
En este sentido, las sales en los suelos de la chinampa son transportadas por el agua de riego. Los canales se alimentan con agua por algunas fuentes naturales y también con las aguas tratadas que se vierte en los canales. Esta agua con tratamiento secundario es rica en sales tales como Na, Ca, K, etc. El problema de la salinización del suelo en las chinampas se destaca por la capacidad de drenaje de suelos de la chinampa, que es medio. La acumulación de sal es también aumentó en la estación seca debido a los altos índices de evapo-transpiración.
Conductividad eléctrica
La relación entre el crecimiento de los cultivos y de conductividad eléctrica (CE) del extracto de saturación para una variedad de cultivos ha sido revisado por Ahn, (1993).) (Cuadro 1).
CE
dsm-1 a 25 ºC Respuesta de cultivos
0 – 2 Efectos casi insignificante
2 – 4 Rendimientos de los cultivos muy sensibles y restringidos
4 - 8 Rendimiento de la mayoría de los cultivos restringido
8 -16 Cultivos tolerantes rendimiento satisfactorio
Fuente: Ahn, 1993.
Análisis de la diversidad biológica.
La diversidad biológica desempeña un papel importante para los ecosistemas y los agroecosistemas, ya que los recursos biológicos que les rodea (plantas, animales, bacterias y hongos) contribuir de muchas maneras a su estabilidad. Estas contribuciones consisten en interacciones alelopáticas, la polinización, descomposición de desechos, la protección de las plantas y cultivos de las plagas y enfermedades (Pimentel et al., 1989, Huston, 1994).
Aunque hay más acuerdo sobre los conceptos de la diversidad biológica y las estrategias para su evaluación y conservación, el concepto de la diversidad biológica de los sistemas agrícolas ha sido poco explorado y las estrategias para su evaluación y conservación no están bien definidas. Aunque la biodiversidad es considerada como un componente esencial de la sustentabilidad de la agricultura (Senanayake, 1991; McNeely y Norgaard, 1992; Schaller, 1993; Yunglong y Smith, 1994 Dalsgaard et al., 1995), la frontera entre la diversidad biológica de los ecosistemas y los agroecosistemas sigue siendo poco clara. Por lo tanto, es necesario en primer lugar para diferenciar entre la diversidad biológica de los ecosistemas y agroecosistemas.
La diversidad biológica.
La diversidad biológica se entiende como la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente incluyendo terrestres, marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de que forman parte, comprende la diversidad dentro de especies, entre las especies y los ecosistemas (McNeely et al., 1990)
Con el fin de preservar la biodiversidad, son dos cuestiones de gran importancia. Una de ellas es una comunidad basada en la conservación de las áreas protegidas y el desarrollo participativo. El segundo es la utilización sostenible de la diversidad biológica y la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de recursos genéticos (Furze et al., 1996).
Según las Naciones Unidas (WCED, 1994), el uso sustentable mediante la utilización de componentes de la diversidad biológica de un modo y a un ritmo que no conduzca a la disminución a largo plazo de la diversidad biológica, con lo cual se mantienen las posibilidades de ésta de satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras. Incluye la preservación de la biodiversidad in situ las prácticas que impliquen el desempeño de las actividades productivas (agricultura, silvicultura, turismo, etc.), de tal manera que contribuyan a conservar la diversidad biológica.
La evaluación de la diversidad biológica tiene algunas dificultades porque no hay un índice de fiabilidad o la metodología desarrollada para tal fin. Huston, (1994) propuso el de Shannon y Simpson, los índices de diversidad biológica de las especies. Su evaluación depende de la abundancia relativa conteo del número de especies en un lugar determinado. Sin embargo, diferentes cuestiones siguen sin respuesta cuando se usa el índice de Shannon. Qué es exactamente lo que debe vigilarse. ¿Distribución y abundancia de determinadas especies? ¿Cambios en la estructura de los ecosistemas?, ¿La composición de las especies?, ¿La distribución y el área de las diferentes clases de uso de la tierra?, ¿Hábitats?, ¿biotopos?, ¿los ecosistemas? Por otra parte, Shannon y Simpson No tienen en cuenta los índices la diversidad dentro de la misma especie.
Economistas agrícolas proponer dar un valor monetario a la diversidad biológica. El principal argumento para esta valoración es que es necesario demostrar a los gobiernos y la toma de decisiones en términos económicos, la contribución que los recursos biológicos del país el desarrollo social y económico. Incluso parcial de valoración en términos monetarios de los beneficios de la conservación de los recursos biológicos puede proporcionar, como mínimo, un límite inferior para la gama completa de beneficios y demostrar que la conservación puede producir un beneficio en términos que son significativos para las cuentas nacionales (UICN, 1980). Dado que la biodiversidad tiene ética, los valores sociales y económicos, otras variables como estéticos, éticos, culturales y científicas, no son a menudo parte de la valoración económica propuesta.
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Recibido: Enero 2018 Aceptado: Enero 2018 Publicado: Enero 2018