Combatiente destacado en las luchas clandestinas contra la dictadura batistiana. Nace en San Cristóbal, Pinar del Río, el 5 de junio de 1922. Más tarde la familia se traslada a Artemisa, donde este cursa sus primeros estudios y posteriormente matricula en el instituto de segunda enseñanza de la provincia natal donde cursa el bachillerato. Pronto sus compañeros lo eligen presidente de la Asociación de Alumnos del instituto. Pertenecía entonces a la organización Acción Revolucionaria Guiteras. Posteriormente deja sus estudios y matricula en la Escuela de Aviación Civil. Obtiene después el empleo de inspector marítimo en el Mariel y luego como agente del buró de Actividades Enemigas. Desde esa responsabilidad acusa de malversación a un ministro del régimen de Grau. Esto trae como consecuencia que sea despedido. Retorna a Artemisa, contrae matrimonio y empieza a laborar en una bodega de la finca Villate. Algún tiempo después se desempeña como comerciante de tabacos. Al ocurrir el golpe del 10 de marzo de 1952 se entrega a la lucha revolucionaria contra la dictadura. Esta actitud lo lleva a la prisión y se ve obligado a trasladarse a La Habana. Al incrementarse el acoso policial decide tomar el camino del exilio, donde continúa su labor conspirativa. Junto a Evelio Prieto Guillaume se da a la tarea de conseguir armas para introducirlas clandestinamente en Cuba. Debido a ello es apresado y detenido por las autoridades norteamericanas que lo mantienen un tiempo en la cárcel del condado de Dade, en La Florida. Ambos luchadores posteriormente se ponen en contacto con José Antonio Echeverría y se incorporan al Directorio Revolucionario. Este participa junto a otros combatientes de la organización, en el audaz sabotaje a la agencia capitalina de venta de autos Ambar Motors, sita en Infanta y 23, donde se almacenaban carros de la policía. También toma parte en el atentado contra la casa del coronel Orlando Piedra, jefe del Buró de Investigaciones. . En los momentos en que se llevaba a cabo el asalto al Palacio Presidencial, Eduardo se encontraba en Miami. No obstante ayuda a los sobrevivientes que tuvieron que abandonar el país por la persecución policial, y comienza a crear las condiciones para traer a Cuba una expedición del Directorio Revolucionario, con vistas a la formación de un frente de lucha en las montañas del Escambray. Arriba a Cuba en una expedición, el 8 de febrero de 1958. Constituido el frente guerrillero del Escambray, Lavandero es enviado, junto con otros miembros del Directorio, a la capital, donde lo designan jefe de acción de la organización. Posteriormente cuando Faure Chomón, dirigente máximo del Directorio Revolucionario, se reincorpora a la lucha en las montañas, este lo sustituye en la responsabilidad como jefe de la organización en el llano. El 23 de junio de 1958 se encaminaba al edificio “Washington”, situado en las calles Jovellar y Soledad, cuando unos militares, que vigilaban el inmueble, le dieron el alto. Se entabla un tiroteo y este, ripostando el fuego, logra eludir temporalmente a sus perseguidores. Herido en una pierna, se refugia en una tintorería de la calle Vapor. Un delator da a conocer a la policía su paradero. Se produce un nuevo enfrentamiento donde este es nuevamente herido y posteriormente asesinado. En su cuerpo son encontradas las huellas de más de 50 proyectiles.
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