Doctora en pedagogía con una vida consagrada a la formación magisterial Nace el 21 de julio de 1911 en Cienfuegos. Inicia sus estudios primarios en la escuela local “Elisa Bowman”, regida por la iglesia metodista cienfueguera, donde la enseñanza religiosa era opcional. Su padre, de marcada tendencia anticlerical y ateísta, rasgo bastante común entre los patriotas de principios de siglo, la considera la mejor opción, dada la lamentable situación educacional en la naciente república. Desde temprana edad, adquirieron ella y sus hermanos, el hábito de la buena lectura. Esta culmina sus estudios primarios en 1925, apenas cumplidos los 13 años. En el curso escolar 1925-1926 matricula en un centro privado cienfueguero de segunda enseñanza, aunque los exámenes finales deben ser aplicados por profesores del instituto de Santa Clara. Al instaurarse la república mediatizada existían los seis institutos de segunda enseñanza creados por la Ley Española de Instrucción Pública de 1857 (La Habana, Matanzas, Puerto Príncipe y Santiago de Cuba) y la similar de 1880, que propicia la fundación de similares centros educativos en Pinar del Río y Santa Clara. Los mismos aún tenían serias insuficiencias de capacidad, organizativas, planes de estudio obsoletos y mínima matrícula. Esta cursa el primer año con notas sobresalientes. En 1926 la familia se traslada a la capital para facilitar la continuidad de estudio de sus hijos, estableciéndose en una modesta vivienda en la calle Teniente Rey, entre Bernaza y Monserrate. Matricula el segundo año en el curso escolar 1926-1927, en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Culminan sus estudios de bachillerato en 1929, con resultados excelentes. A punto de matricular en la Universidad de La Habana, en el curso escolar 1929-1930, su padre la aconseja que fuera más apropiado escoger Pedagogía, dada su condición de mujer. Cira cumple los deseos del padre, aunque no obstante decide matricular, además, la carrera de Filosofía y Letras, por la que siente entonces mayor inclinación. Logra aprobar el primer año en ambas carreras con sobresalientes resultados. En los inicios del curso escolar 1930-1931, se dicta la suspensión de clases en la Universidad de La Habana y centros de Enseñanza Media con motivo de la multiplicación de actos de repudio al machadato por el asesinato del estudiante Rafael Trejo. Esto le impide la continuación de los estudios tan satisfactoriamente iniciados. En agosto de 1941 contrae matrimonio con Gerardo Pallí López, de cuya unión nacieron dos hijos: Isidora, en 1945 y Gerardo, en 1946. Este último perdería la vida en trágico accidente, contando tan solo cinco años de edad, lo que marcó la vida de Cira. En la etapa comprendida entre los años l930 a 1933, esta trabaja como maestra primaria en la escuela “Soto”, fundada por la familia, que radica en la planta baja del nuevo hogar, sito en la calle Cristo 14, en La Habana Vieja, muy cercana al parque del propio nombre. Como maestra de historia, Cira se vincula aún más a las figuras de los maestros-patriotas conformadores de nuestra identidad cultural y nacional, como Caballero, Varela, Arango y Parreño,Saco, Luz y Mendive, entre otros; y por supuesto, a José Martí, a quien siempre se guardó y rindió especial veneración en el seno familiar. Labora también como maestra en otra escuela fundada por la familia y bautizada como “América”, en honor a la madre, sita en la nueva vivienda de San Lázaro 1008, mientras el hermano Enrique se hace cargo de la dirección de la anterior. Culminan sus estudios universitarios en el curso 1936-1937, salvo breves interrupciones, dada la convulsa coyuntura política de la época. Inicia su desempeño como profesora de letras (sin salario), en el instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, durante los cursos escolares 1938-1939 y 1939-1940. La positiva influencia de los docentes de la cátedra, con los que compartió en esa etapa, particularmente con la Dra. López, profesora de Gramática, la inclinaron definitivamente por esa especialidad. A partir del curso escolar 1940-1941 comienza a trabajar, por primera vez con sueldo, como profesora auxiliar en la Escuela Normal de Maestros de La Habana, ubicada en esa época, en la conocida como Finca Durañona, en el municipio de Marianao, cerca del Puente de la Lisa, lo que la vincula a un aspecto trascendental en la esfera educacional: la de la formación de maestros y profesores, que será la esencia de su actividad docente. El triunfo de la Revolución le hizo comprender a que las enseñanzas familiares sobre las gestas independentistas y el ideario mambí, se hacían realidad. A partir de enero de l959, continúa ejerciendo como profesora en la Escuela Formadora de Maestros (antigua Normal de La Habana). Al iniciarse la Campaña de Alfabetización, en 1961, esta tiene el firme propósito de incorporarse a la misma, como una alfabetizadora más, pero la Dra.Dulce Ma. Escalona Almeida, entonces funcionaria del Ministerio de Educación (MINED), le plantea que era necesario que se incorporase a otra tarea no menos importante: la formación emergente de nuevos profesores para la Enseñanza Media. Esta se desempeña como profesora en la Facultad de Letras de la Universidad de La Habana, desde 1962 a1964, de la que era decana la Dra. Vicentina Antuña. En mayo de l964, se incorpora al claustro del recién fundado Instituto Pedagógico “Enrique José Varona”, en sus inicios adscrito a la Universidad de La Habana. Creado por Resolución Ministerial, junto con sus similares “Frank País”, de Santiago de Cuba, y “Félix Varela”, de Santa Clara, su propósito fundamental es la formación de profesores de enseñanza media bajo nuevas concepciones revolucionarias, tanto teóricas, metodológicas como de compromiso político. La Dra. Cira Soto asume sus nuevas responsabilidades con reconocida ejemplaridad. Durante su permanencia en el Varona, hasta su jubilación, en 1976, por problemas de salud, se desempeña como jefe de departamento, ejerce la docencia, rectora investigaciones vinculadas a su especialidad, participa sistemáticamente en los planes de superación para profesores noveles, confecciona programas y planes de estudio, y cursa e imparte cursos de postgrado, tanto en el extranjero como en Cuba. En l984, por su relevante trayectoria, se le confirió el grado científico de Candidata a Doctora. Con fecha 5 de marzo de 199l, se le otorga la Categoría Especial de Profesor de Mérito del Instituto Superior Pedagógico “Enrique José Varona”, acuerdo que se hace efectivo en acto solemne el l0 de abril del propio año. Por su trayectoria y lealtad a la Revolución Cubana y a su política educacional, la Dra. Cira Soto obtuvo la Medalla por el XX Aniversario de la Revolución Cubana. Obtiene además otras condecoraciones como: La Medalla de la Alfabetización, Orden Rafael María de Mendive, La medalla “28 de septiembre” (como fundadora de los Comités de Defensa de la Revolución), La Medalla “José Tey” y la Medalla por el 250 Aniversario de la Universidad de La Habana. El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación y la Cultura (SNTEC) y la Asociación de Pedagogos de Cuba (que la reconoció como una de sus fundadoras) le otorgó a la Dra. Soto el alto honor de incluirla, al igual que a su hermana Elodia, entre “Los 100 maestros más destacados del Siglo XX”. Fallece en La Habana, en mayo del 2008.
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