El abuso del cuerpo en la estética
de los New Medias. Reflexión para una
evolución sostenible de la sexualidad
Ignacio Tejedor López
Universidad Complutense de Madrid
Resumen:
En el presente artículo se revisarán las categorías que cumple el cuerpo en las políticas estéticas contemporáneas supeditadas a la influencia de los New Media como industria de la comunicación. Dichas categorías, bajo una apariencia progresista, funcionan como estructuras normalizadoras que perpetúan valores ortodoxos en lo relativo a las políticas de identidad.
Partiendo de un estado de la cuestión donde se pensará el dominio androcentrista, se procederá al análisis y justificación de las herramientas legitimadoras. En el último apartado, para concluir, se abordarán cuatro casos concretos que demuestran la necesidad de una actitud crítica que posibilite la evolución sostenible en el terreno de las cuestiones de género.
Palabras clave: New Media, sexualidad, sexismo, androcentrismo, patriarcado.
Abstract:
This article theoretically reviews the different roles that the body represents in the current aesthetic policies under the influence of the New Media and the communications industry. These roles and categories are masked with a progressive appearance, but in fact function as normalizing structures that perpetuate orthodox values regarding identity policies.
Starting from an hypothetic situation where the domain is androcentric, we would proceed to the analysis and justification of the legitimating tools.
To conclude, four specific cases would be approached to demonstrate the need for a critical attitude that enables a sustainable evolution in the field of gender issues.
Keywords: New Media, sexuality, sexism, patriarchy, androcentrism
“Todo sistema social se dota de una estructura de control para mantener el orden moral instaurado. Un orden basado en muy diversas formas coercitivas, necesitadas de elementos ideológicos y culturales que justifiquen dicha coerción”
Orden y caos, J.M.G. Cortés
1. Introducción
En esta nuestra sociedad contemporánea predomina un dominio de la estética frente al desarrollo intelectual que caracterizó al siglo precedente. La caída de los grandes discursos humanistas, la falta de confianza en la propia sociedad o la desilusión generalizada respecto a los proyectos de futuro nos han inducido a una sociedad imperantemente hedonista. La imagen se ha impuesto sobre su contenido trascendental, los individuos en sociedad han sucumbido a la atractiva ilusión ofrecida por nuevos medios de comunicación y las redes sociales.
Con el comienzo del nuevo siglo y el triunfo de la tecnología de la información, la apariencia estética ha conquistado la esfera de lo social y con ello todos los aspectos de la vida: cuidado de la imagen personal frente al desarrollo intelectual, manejo de los recursos digitales como herramienta para la autorrepresentación, participación activa en la comunidad virtual o el cuidado de los recursos simbólicos aportados por el capitalismo cultural entre otros.
Fruto de esta evolución cultural serían las narrativas personales diseñadas por el individuo como estrategia de interrelación. Este contexto generalizado ha forzado al sujeto a cuidar su presencia en las redes sociales ante la conciencia de su poder. Las personas han pasado a ser protagonistas de su propia vida hacia el exterior y personajes en la secuencia de historias que ha pasado a ser la vida en sociedad.
Este motivo ha trasladado a la sociedad al estadio de lo digital siendo ahora el muro, espacio real que legitima, por la mirada de sus pares (amigos, seguidores), la biografía del individuo. En la búsqueda de lo público, es más protagonista aquel que más información comunica y quien mejor compone su discurso visual, condición para la implantación de una lógica narcisista de la que se hablará más adelante.
Estos dos factores, determinantes para el reconocimiento (éxito) social, son aprehendidos y actualizados diariamente por los medios de comunicación: sistema renovado a causa del repentino auge de la comunicación instantánea. Los New Media, diseñados detalladamente por los estudios de mercado y las respectivas ciencias sociales, tienen por objeto la revitalización del sistema de consumo y la reactivación de nuevas necesidades.
Antes de seguir adelante merece ser mencionada la influencia del capitalismo cultural como industria de lo simbólico en el nuevo sistema de la inmediatez. En los albores del S.XX han confluido dos lógicas de consumo en un excelente triunfo neoliberal. Las herramientas del capitalismo cultural, ideadas con el fin de generar unos consumidores leales al producto y diferenciados por las connotaciones que ofrece, han encajado con el engranaje de las tecnologías de la información y la comunicación. Llegado el momento en el que la plusvalía simbólica puede ser redefinida en apenas unas horas (campañas de publicidad en la red, trending topic, perfiles populares, bloggers, etc.) los ciudadanos hemos pasado a ser, en mayor o menor medida, el continuo resultado de estrategias comerciales; desde las necesidades básicas (conductas alimenticias, responsabilidad en cuestiones de salud, grupos de pertenencia, etc.) a las secundarias (hobbies, indumentaria, automóviles, vivienda, etc.). Cada uno de los segmentos vitales son hoy en día afectados por aquellos modelos ofrecidos en los Mass Media encontrando como piedra clave el cuerpo y su representación.
En el presente artículo se reflexionará sobre las categorías que cumple el cuerpo en nuestra cultura y su función para perpetuar valores ortodoxos en lo relativo a las políticas de identidad, partiendo de un estado de la cuestión donde se pensará el dominio androcentrista y concluyendo con un análisis de casos concretos para demostrar la necesidad de una actitud crítica que posibilite la evolución sostenible de las cuestiones de género.
2. Instrumentalización de la sexualidad en la estética de los New Media
En los albores del S.XXI se ha conocido un máximo desarrollo de los modos de comunicación y difusión de la información, una información sin filtros y sesgada por las grandes posibilidades de los estudios sociológicos. Todo esto ha llevado a una precisión casi personalizada de la oferta del mercado. El neoliberalismo y el capitalismo cultural han promovido a su vez los avances en los modelos de información; conduciendo sus estrategias a dichos intereses y rentabilizando aquellos recursos que siendo analizados con precisión, se han ido presentando como modas en amplios sectores de la esfera socio-económica.
Las nuevas planificaciones de mercado, junto con su necesidad de llegar a segmentos acotados, potencia el sentido global del gusto como guía para instaurar necesidades de reconocimientos entre pares y superado la mera funcionalidad del consumo.
Así, las características asignadas al producto han consolidado su forma de uso en las funciones de pareidad y alteridad: plusvalías simbólicas articuladas por distintos medios que construyen valores intrínsecos al objeto. De esta manera se convierten en signo de identificación y reconocimiento entre pares, lo que ha supuesto conductas de sociabilidad generalizadas, sustentadas por la virtualidad del producto en cuestión.
Los medios citados son utilizados para elaborar una imagen virtual del producto ofrecido que junto a la elaboración del valor simbólico asociado al objeto, está supeditado a las conductas sociales demostradas en los recorridos a través de la Web 2.0 y los recursos brindados por las nuevas incorporaciones en la telefonía móvil. Las conductas informativas, el reflejo de intereses individuales y la persistente tendencia al androcentrismo han generado una sociedad nociva que sitúa en un estado de riesgo la futura evolución de las libertades individuales, independiente a la clasificación binaria de los sexos. No solo se convierte pues en un sistema de conflictiva sostenibilidad si no que frena radicalmente los avances en las restructuraciones sociales, políticas y culturales producidos a lo largo del pasado siglo.
Este tipo de palimpsesto en el que se sitúa la cultura occidental del capitalismo tardío -cuestionada por tantos grupos periféricos, sigue consolidándose instantáneamente debido al preciso engranaje de actualización constante que es la estética mediática.
Nuestra contemporaneidad es el resultado de un siglo de ingeniería visual que ha instaurado la imagen como arma política conquistando el estatus de lo cotidiano. La peligrosidad de este artefacto transgrede los límites de la violencia en su agresividad pasiva debido a su apariencia deleitable e inofensiva, método retiniano basado en una retórica neosofista con la peligrosa cualidad de expandirse rizomáticamente.
Un impacto visual es suficiente para germinar una trascendencia de valores normativos como ha demostrado la historia de la imaginería. Es el conjunto de tales imágenes la principal consecuencia de integrar en nuestra forma de pensar e identificarnos a nosotros mismos y el mundo, y por ende, nuestra relación con él mediante una lógica de la sensación, primer estadio para la asimilación de conductas (Fig. 1).
Todo lenguaje, sea este visual o textual, implica una comunicación y con ello un compromiso ético con el mensaje. En la reflexión que se pretende lanzar, de la producción de imágenes mediáticas sólo cabría rescatar aquellas procedentes de la intención artística pues el interés que las motivas es, de alguna manera, altruista sin pretender la imposición autoritaria de modelos de conductas pues depende del espectador cerrar su sentido.
Partiendo de este posicionamiento cabe mencionar dos puntos clave en su argumentación: el contexto en el que se muestran, y la influencia social ejercida sobre el artista por ser un sujeto en sociedad.
El contexto. La forma de difundir una imagen, ya sea física o virtual o el conjunto que le acompaña direcciona la decodificación del mensaje (Fig.9).
La influencia social que sufre el artista como individuo en sociedad refleja la estética imperante y las tendencias culturales que por motivos biográficos interesan al creador (Fig. 10).
Una vez esbozado el panorama sociocultural, es pertinente mencionar algunos rasgos particulares para reconducir la reflexión que origina el presente artículo. A continuación se expondrán las justificaciones que permitirán abordar este conflicto retrogrado que está fortaleciendo la instrumento principal del androcentrismo: la heteronormatividad.
Pierre Bordieu analiza de manera sintética y detallada la dominación masculina en la que vivimos proporcionando razonamientos que precisan ser difundidos para evitar caer en falsas ideas de progreso. Como dice el autor (2000, p.75) , aceptar como evidentes, naturales y obvias proscripciones arbitrarias inscritas en el orden de las cosas se trasladan imperceptiblemente al orden de los cuerpos quedando estos determinados por la asimilación de las estructuras sociales ya sean en lo referente al sexo, la religión, la educación. Esos cuerpos presentados en películas, documentales, carteles publicitarios, etc. son entregados al público como un objeto al cual compararse ya sea por sus características humanas o por las identitarias. En este proceso de identificación surge una necesidad de autosuperación por parte del observador en un intento de reproducir esa imagen (ya sea de publicidad, del cine o las redes sociales).
Esas representaciones del cuerpo reifican al sujeto observador atrayéndole hacia una lógica narcisista que como dice G. Lypovestky (1986, p.71) en La era del vacío atrapa al sujeto en su propio deseo de reconocimiento cada vez menos competitivo pues trata de complacer al otro, seducirlo mediante lo estético, erótico o afectivo con la voluntad de formar parte de esa clasificación social.
Ya sean mujeres u hombres quienes entran en este circuito de desarrollo personal estético, cabe recordar en este momento que han sido las mujeres relegadas a este terreno a lo largo de la historia:
Por ello (las mujeres) se colocan del lado del aparentar, del gustar. El mundo social funciona como un mercado de los bienes simbólico dominados por la visión masculina.
Sigue:
Mientras que para los hombres la cosmética y la ropa tienden a eliminar el cuerpo a favor de signos sociales de la posición social (indumentaria, condecoraciones, uniforme, etc.), en el caso de las mujeres tiende a exaltarla y a convertirla en un signo de seducción. (Bourdieu, 2000, p.123)
Así se deduce que la inserción del sujeto varón en el campo de la apariencia estética (desde sus indumentarias hasta su presentación en sociedad), conjuga unos intereses distanciados del de la mujer. Esa seduccio﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽dad), conjuga unos intereses distanciados del de la mujer. Esa seduccires tiende a exaltarla y a convertirla en un sigón que busca el hombre entraña una acentuada aceptación por sus pares, lo que antes pudiera ser las cicatrices de guerra o los eslabones, hoy son los tatuajes y las marcas de moda por citar algunas.
Este entramado de recorridos movidos por el continuo flujo de imágenes preciosistas nos lleva a la exaltación del cuerpo en su liberación característica de nuestra sociedad. Según M. L. Esteban (2013, p. 73) , esta liberación se da a nivel referencial diferenciada de lo cotidiano, casi como disciplina que debe ser interpretada, de acuerdo con Foucault, como instrumento de poder y control social.
Ese control social del que se ha comenzado hablando en el artículo, movido por intereses económicos y simbólicos. J. Martínez Oliva (2005, p. 171) lo explica como el culto al cuerpo masculino no tanto como una transgresión de la masculinidad sino como una manera de mantener los privilegios patriarcales valorando y defendiendo lo masculino. Luchar por esa hegemonía masculina cubriendo los ámbitos de lo social que predominan en la actualidad y mostrándose entonces como un elemento vivo (la masculinidad) capaz de adaptarse al entorno con tal de no perder su dominio.
3. Perpetuación de valores heteronormativos en una apariencia cínica
Los sistemas políticos contemporáneos, en su búsqueda de un reconocimiento por parte de los ciudadanos, promulga una serie de principios en apariencia democráticos e igualitarios que despierten confianza en sus sociedades. Por otro lado, los medios de comunicación y la publicidad se esfuerzan por mostrar una estructura social basada en el bien estar interno recurriendo, entre otras formas, a la comparación con los conflictos externos dejando de lado problemas estructurales procedentes de sus respectivos legados culturales.
La visión que los medios ofrecen del entorno parece comprometida con las cuestiones de género y las libertades sexuales dando por superadas problemáticas arraigadas a las conductas una extensa mayoría.
La participación de mujeres en el campo de la política, los puestos laborales que poco a poco empiezan a cubrir, la representación del colectivo homosexual (prácticamente masculino) en programas televisivos o series en los que sus personajes parecen escapar de la estructura heterosexual no son más que anécdotas mediáticas para justificar la tolerancia, que no aceptación, de la estructura globalizada en la que nos encontramos.
Ante un escenario de características progresistas se esconden conductas sociales que demuestran la falsedad del asunto en cuestión. Las justificaciones pueden llegar desde distintos ámbitos pero en este texto se abordarán desde el campo de la estética mediática ya que se presenta en lo cotidiano pero requiere de una actitud crítica para desentramar.
Existe una opinión mayoritaria que parece creer que las libertades entre géneros son equilibras, incluso que las libertades sexuales han sido integradas en la sociedad pero esto, como muchas otras circunstancias que podrían ser abordadas en largas tesis, no está plasmado en las imágenes que se difunden constantemente ni en su estética. Siguen siendo mayoritarias las propuestas publicitarias notablemente sexistas, los contenidos vertidos en fuentes de información populares –ya sea la televisión, las plataformas digitales o los medios de comunicación tradicionales entre otros- están marcados por connotaciones discriminatorias filtradas en las maneras de entender el entorno.
Bajo la falsa superación de la diferencia de géneros, los creadores de las imágenes con las que se bombardea diariamente a la sociedad informada, se asoman construcciones identitarias procedentes de discursos reaccionarios por muy vanguardista que sea la estética que los contiene. Mujeres cuya presencia está hueca u hombres excesivamente corporizados reclaman la mirada masculina apelando al atractivo sexual.
De esta manera la sexualidad se ha transformado en una nueva construcción concluyente y estereotipada por la que calificar a un público altamente consumidor. Esa liberación por la que se luchó ha quedado relegada a un sucedáneo del género donde los valores carecen de fundamentos más allá de la propia superficialidad de los gestos. Recurso legitimado no como práctica personal (o colectiva) sino como atracción de la mirada en un intento de vanagloriar las conquistas sociales de nuestra época.
Pero en el terreno de las prácticas sociales reales, ajenas a los productos procedentes de los medios de comunicación, se han generado micropolíticas basadas en los comportamientos visibilizados en los medios. Lo que en su momentos supuso el porno para el aprendizaje de la sexualidad, hoy en día son los modelos de relaciones sexuales explícitos, abiertos a todos los públicos los que bajo una supuesta superación del género, consolidan actitudes falocéntricas.
Siendo así, los tipos de relaciones sentimentales para las que se está educando, orbitan alrededor de un sujeto empoderado de características masculinas, sea del sexo que sea, perdurando las categorías asociadas a un género e imponiendo dos tipos de sujetos: el dominante y el dominado, lo que tradicionalmente se ha asignado a lo masculino y lo femenino.
Por ello, el desarrollo que padece la sociedad exige de una actitud reflexiva e impasible capaz de discernir entre lo socialmente tolerado y la verdadera asimilación de comportamientos heteróclitos.
4. Estudio de casos, discusión y conclusiones
Según el posicionamiento reflejado en las líneas anteriores queda claro entender los medios de comunicación como fuente legitimadora de categorías sociales. En este último apartado se analizarán contextos mediáticos en los que se requiere una actitud crítica por parte de la audiencia para no perpetuar legados culturales opresivos.
4. 1. El día de la mujer tratado por Alaska y Coronas
Los programas televisivos, con el interés de convertirse en líderes de audiencia en sus respectivas franjas horarias, recurren a contenidos populares siendo políticamente correctos en sus tácticas ya sea por el tema tratado o por la imagen que ofrecen. El joven programa de Televisión Española Alaska y Coronas –Show en directo sobre la vida moderna según reza su descripción- presume de vanguardista con su formato cercano y transparente, abordando temas de máxima actualidad y contando con invitados de relevancia contemporánea en su campo. Sus presentadores, Alaska y Javier Coronas, alternan la seriedad con lo cómico en un constante fluir de acciones que mantienen la atención del espectador.
Reciclando una estética característica del fin de siglo español como táctica de afinidad con las corrientes actuales, lo cierto es que convierten lo periférico en epicentro del sistema actual. El público que acude a la retrasmisión debe respetar listas de espera como si de un espectáculo cultural se tratara, alguno de ellos son personajes reconocidos en la llamada escena undergroud madrileña, atrayente para el sector cultural que cree estar en la avand gard. Este modelo de asimilación no es en absoluto novedoso pero, como se ha demostrado, funciona para un amplio espectro de la sociedad.
Se considera de especial interés el tratamiento que se hizo en este medio del controvertido día de la mujer 1, donde cabe esperar que todas sus invitadas formasen parte de la rama más favorecida de este colectivo (Loles León, Carlota Mateos, Luna Miguel o Victoria Assiego como asesora jurídica) y cuya figura entrevistada fuese Lourdes Hernández (Russian Red) aprovechando la gira de presentación de su nuevo disco Todos los hombres.
Para contextualizar esta entrevista y que no pueda parecer una conclusión parcial, citar algún momento que matizaba el tono populista de la emisión como en la presentación de la cantante (Fig. 2) en que se le tratan como un objeto, no solo físicamente sino también verbalmente por los presentadores(¡No! Me lo llevo yo), el saludo que Loles León hace a sus contertulias (¡Qué guapas sois!) o el vídeo de la sección Router 66 2 centrado en una It Girl (Chica eso).
La entrevista que se le realiza a la cantante gira en torno a su último disco dedicado a todos los hombres de su vida -tratados a modo de estrellas de Holliwood por el programa- (Fig.3). Desde las muchas perspectivas que podría haber amortiguado este argumento, la artista justifica su postura como aquellos hombres de los que se ha enamorado.
El hecho de que en un programa dedicado a la mujer en una franja horaria destinada claramente a la satisfacción del público y con el objetivo de rendir tributo a un colectivo que hoy en día sigue estando desfavorecido, la elección de una artista cuya obra presentada rinde tributo a un aspecto íntimo como sus relaciones sentimentales, no solo fomenta un estereotipo de mujer vinculado a la figura masculina, sino que tira por tierra cualquier reivindicación que haya podido hacerse por la esfera personal de la mujer.
La audiencia, entre comentarios triviales que mantienen el humor, interioriza valores por los que se lleva años luchando, en dicha situación en la que la atmósfera está protagonizada por una idea de progreso, acomoda al espectador en una posición de conquistas sociales (como se verá unos minutos después en el mismo programa).
El transcurso de la entrevista está salpicado también por visualizaciones de uno de sus videoclips en los que la joven, con atuendos sensuales, interpreta a una mujer en un dormitorio a la espera de una llamada con actitud erótica y una excesiva feminidad que roza su propia caricatura. Video sin lugar a dudas destinado a una mirada masculinizada del cuerpo de la mujer.
Es cierto que los puntos aquí mencionados pueden ser tachados de pretenciosos. Al comenzar el capítulo se ha manifestado que el problema no residen tanto el producto sino en el conjunto de la sensación generada por la imagen general y sus contenidos que pueden llegar a resultar equívocos; esto es, simular una sociedad que ha incorporado los progresos de los que se abandera cuando respecto a su naturaleza no queda demostrado.
4. 2. El amor, imaginado por Xavier Dolán
El cine, como industria cultural, supone una fuerte maquinaria de normalización como se han demostrado en tantas investigaciones a lo largo de las últimas décadas. Se ha decidido elegir la película Les amours imaginaires 3del joven cineasta Xavier Dolán como referente de cine de autor –o así lo ha denominado la crítica- ya que tanto por su discurso 4 como por su técnica parece un ejemplo del nuevo cine.
El argumento de la película visualiza los sentimientos de una pareja de amigos enamorados de una misma persona y su incertidumbre ante la sexualidad del sujeto deseado. Con un manejo de la sensibilidad poética que caracteriza al director, los personajes se enredan en una truculenta historia de amor no recompensado. Nicolas (Fig.5), un dulce joven con rasgos angelicales (blanco, occidental y de una simpatía clara como sus ojos) embelesa a sus dos nuevos amigos alimentando sus pretensiones imaginadas. Marie 5 (Fig.5) y Francis 6 (Fig.6), grandes amigos, inician una competición que pone en riesgo su relación anteponiendo ciertos valores ante la conquista de su propio deseo.
Esta historia es introducida y acompañada a lo largo del metraje por la narración de relaciones sentimentales (Fig.7) que hacen personajes secundarios de ambos sexos, recurso que utiliza Dolán como nexo entre las secuencias de los protagonistas. Desde el comienzo, estos personajes secundarios se van alternando según el fragmento que considera apropiado el director, estrategia delicada que junto al resto de la película genera un aura sexista recurriendo a estereotipos de carácter tradicionalista.
4. 3. Creadores hipster from spain 7
Las nuevas plataformas de información libre de connotaciones políticas han proliferado en los últimos años españoles, los jóvenes recurren a este tipo de medios (lo que antes eran las revistas en papel y la que exigía una predisposición económica a sus contenidos) para conocer más sobre la cultura con la que se sienten identificados.
Estos sitios que sirven de espejo para un colectivo bastante amplio y, lo que es más importante, colectivo que por su posición económica, rango cultural y estatus social se denomina el colectivo independiente del sistema, son in-formados diariamente con artículos sobre la cultura de vanguardia. Esta información de apariencia innovadora e igualitaria está minada de signos visuales de corte masculino.
Como podemos ver en la fotografía de Manuel Cruzcastillo (Fig. 8), aún en el S.XXI seguimos situando a la mujer en el estado de musa frente a un hombre, de cierto aspecto divino descansando después de su creación. Casi el mismo gato que aparece en la fotografía podría tener más privilegios que esa pobre esfinge.
Lo cierto en este tipo de fotografías de moda, cuyo único interés es incentivar el consumo de las marcas que publicitan, lo que se construye es una ficción, una narración irreal lejana de la cotidianeidad de Cruzcastillo. Pero para unos ojos perezosos esa escena, colocada inconscientemente en su memoria, podrán servirle de idea en un futuro
También podría verse la imagen de (Fig. 9) en la que la mujer entrevistada reposa mientras ojea una revista. Su actitud, claramente ociosa, hace referencia a un imaginario que sitúa a la mujer en el campo de la trivialidad, sujeto que se entretiene en prácticas menores. La situación económica de la que presume parece ser favorable según muestra el refinado ambiente que le rodea lo que le permite tenderse su hiperfeminidad en lo que puede ser el salón de su casa.
Este modelo distorsiona la situación social que sacude nuestro país. El sector al que representa o quien puede sentirse identificado es una minoría. Para el resto de público, alimenta un estereotipo y el deseo de disfrutar esa tranquilidad representada. Así se generan una expectativas de futuro más cercanas a las de los siglos pasados que a las actuales.
4.4 La sexualidad recurrente de Abel Azcona
El campo del arte también encierra una articulación de connotaciones que si no son revisadas pueden desembocar en una perpetuación de valores irregulares en la búsqueda de un atractivo visual. Este es el caso de los artistas que recaen en los recursos simplemente sugerentes de la imagen.
Hablar de Abel Azcona es hablar de transgresión (o ese es su cometido). Su trabajo altamente realista, no deja indiferente al espectador. Recurriendo a técnicas efectistas, su público queda afectado por las experiencias que propone siendo así, junto al dominio de la expresión corporal, ofrece prácticas de gran interés. Profundizando en la búsqueda de discurso que respalde su trabajo se entenderá rápidamente el valor primordial que ocupa la imagen sobre cualquier tipo de justificación que supere lo autobiográfico.
En dicho empoderamiento de la imagen se manifiesta la fuerte influencia que ejercen los recursos imperantes de los nuevos medios de comunicación (Violencia, sexualidad y corporalidad). La imagen seleccionada (Fig.10) procedente de su serie Voyeur Volume se concentran las características visuales de su trabajo: protagonismo personal, agresividad y sexualidad, ecuación idónea para el triunfo mediático de la imagen.
Todo esto podría ser anecdótico si en sus entrevistas no recalcase su heterosexualidad ya que desde esta postura, recurrir a las prácticas homosexuales delata su interés por atraer a un público predominantemente masculino. De esta manera se podría concluir que la homosexualidad para Abel Azcona es un concepto meramente estético devaluando el sufrimiento de muchos hombres y mujeres discriminados a lo largo de la historia por algo tan secundario como es la elección sexual.
Notas:
1. Alaska y J. Coronas. Entrevista a Lourdes Hernández. Programa Alaska y Coronas de Televisión Española. 05-03-14
http://www.rtve.es/alacarta/videos/alaska-y-coronas/alaska-coronas-mujeres-borde/2430575/
2. Puig, O. It Girl, de Oriol Puig. Programa Alaska y Coronas Televisión Española. 05-03-14
http://www.rtve.es/television/alaska-y-coronas/router-66/
3. Dolan, X. Les amours imaginaires, 2010
http://sentidogay.blogspot.com.es/2012/03/les-amours-imagenaires-los-amores.html
4. La película aborda el terreno de la sexualidad y las relaciones sentimentales desde un punto de vista abierto y naturalizado. (Fig.4)
5. La figura de Marie representa un tipo de mujer segura, con carácter y ansiosa por su adicción al tabaco. Ante la presencia de Nicolas si personalidad se atenúa.
6. Francis deja entrever su relación tortuosa con los chicos debido a la imposibilidad de mantener relaciones duraderas que acaban fracasando y apuntando bajo el espejo de su baño.
7. Hipsters from Spain, website http://hipstersfromspain.com, consultado el 14-04-14
Referencias:
Bourieu, P. (2000). La dominación masculina. Barcelona: Anagrama
Butler, J. (1990). El género en disputa. Madrid: Paidós.
Esteban, M. (2013). Antropología del cuerpo. Barcelona: Edicions Bellaterra
Guasch, O. (2006). Héroes, científicos, heterosexuales y gays. Barcelona: Edicions bellaterra.
Lipovetsky, G. (1986) La era del vacío. Barcelona: Anagrama.
Martínez Oliva, J (2005). El desaliento del guerrero. Murcia: Cendeac.
Prat, J. (2007). Los sentidos de la vida. Barcelona: Ecicions bellaterra.
Sáez, J. (2008). Teoría Queer y psicoanálisis Madrid: Editorial síntesis.
Material audiovisual:
Alaska y J. Coronas. Entrevista a Lourdes Hernández. Programa Alaska y Coronas de Televisión Española. 05-03-14
http://www.rtve.es/alacarta/videos/alaska-y-coronas/alaska-coronas-mujeres-borde/2430575/
Puig, O. It Girl, de Oriol Puig. Programa Alaska y Coronas Televisión Española. 05-03-14
http://www.rtve.es/television/alaska-y-coronas/router-66/
Dolan, X. Les amours imaginaires, 2010
http://sentidogay.blogspot.com.es/2012/03/les-amours-imagenaires-los-amores.html
Recursos digitales:
Hipsters from Spain, website
http://hipstersfromspain.com